Capítulo 83
...Y nos pusimos a leer aquel extraño cuaderno de proyectos.
Vi que Zaos estaba leyendo para sí mismo, y por la expresión de su cara, de manera rápida y atente. Giré la cabeza hacia el cuaderno y me puse a leer yo también, pero no lograba concentrarme, veía las letras borrosas por mucho que entrecerrase los ojos.
Comenzaba a marearme y las letras perdían color, a su vez todo a mi alrededor iba desapareciendo.
-Mustal, ¿estás bien? -Me preguntó mi espada.
Todo a mi alrededor desapareció y caí en seco al suelo de la estancia. Noté como Zaos se precipitaba ante mi y dejaba el cuaderno en el suelo. La cabeza me presionaba como si una enorme fuerza me aplastara, me dolía mucho. Solo entonces, oí una voz, y con ella, vi imágenes.
- ¡Estúpido!¡Te dije que les mataras a uno y cada uno de ellos. -Oí el sonido del fuego disparado -¿Qué pretendes hacer ahora que te han descubierto?
La figura a la que se dirigía parecía reírse.
-Señor... solo estoy jugando un poco, aún no han descubierto ni una ínfima parte de mi poder. He dado un paso importante deshaciéndome de la chica. Habría seguido jugando, pero ya sospechaban de mí, no podía permitirme que me pillasen desprevenido.
Otra llamarada sonó. Las imágenes comenzaban a cobrar forma y color, y vi que era él, el encapuchado hablando aquella extraña copia de mí, entonces... "Tula está ¿desaparecida?" pensé con un sentimiento de miedo.
-Aún así debiste haberlos derrotado a la primera oportunidad, sigue contigo la tarea de derrotarlos, pero esta vez te llevarás compañeros.
-Señor... ¿Quiere que me lleve al trío? -dijo con inseguridad mi "yo falso"
-No, no están a la altura de una tarea tan simple, a ellos los necesito aún, llévate a Vicky o al melenas
-¿Tengo nombre, sabes? -dijo una sombra en la oscuridad
- Cállate estúpido, o te castigaré por tal osadía -se dirigió a mi de nuevo- partirás de nuevo en breves, llévate a alguien.
De repente, noté como si un viento me diera en la cara, un viento muy fuerte, vi como una sombra surgía de una especie de tornado, arrastrando con estas otras dos personas. La primera persona debía de ser una chica de una edad mayor a la mía, con un pelo de un tono rubio, arrastrando con ella a dos personas que eran... no, no podía ser, eran... Star y NaziYuri.
Éstos miraron a la rubia, después al encapuchado, y después a mi otro yo. Sus caras parecían asombradas y a la vez tristes.
Solo ahí, la estancia comenzó a desaparecer, y delante de mi vista veía a Zaos dándome en la cara. Me sentía muy cansado.
-No puedes seguir así, llevas tirado en el suelo con los ojos en blanco un buen rato. -Me dijo.
Le conté a Zaos lo que había visto.
-Tu propio ser te está consumiendo -dijo con preocupación- Mientras que esa maldita copia siga viva seguirás viéndote a ti mismo, y eso no tiene pinta de ser nada bueno.
-Has llegado a leer algo de ese cuaderno?
-No, en cuanto caíste al suelo no parabas de moverte con los ojos en blanco, pensaba que ibas a morir.
Toqué el acero de la espada para relajarme, estaba muy preocupado por lo ocurrido. El acero estaba caliente, daba gusto pasar el dedo por la rojiza hoja. Me recordaba a un acero muy peculiar, como si fuera casi imposible de romper.
Me haces cosquillas...-Dijo con diversión, cambió de tema de repente y me dijo con atrevimiento- me aburre que me llames "espada" como si fuera tan peculiar, ¿no me dijiste que me ibas a poner un nombre? -Me dijo algo enojada.
Tenía razón, a mi también me aburría tener una espada sin nombre. Se me pasaron miles de nombres por la cabeza, pero me decanté por uno.
-Valyria.