Con esta historia (casi real y yo fui el prota
), gané en 2007 el premio de relatos cortos navideños de colegios de la Coruña. Espero que os guste y si alguien la quiere usar como historia para una clase o concurso ( que no esté patrocinado por el Corte Inglés, que lo uso; aún no lo llevé a la sgae) XD
Perdido en Navidad.
Ya casi estabamos a 25 de diciembre, y mí padre y yo decidimos ir al bosque de Artes a por un pino para adornar.
Artes era el pueblo donde mí padre nacío y se críó, por lo tanto, sabía por donde empezar la búsqueda.
Los dos llevabamos palas, unas botas altas “para atravesar la densa capa de nieve “ y unos abrigos.
El camino estaba nevado, y para ampliar la búsqueda, decidimos separanós. Cogí un silbato para avisar que había encontrado algo. Y así, empecé la caminata.
Yo fui al antiguo castro, para ver si había algo allí. Me subí a la piedra más alta, pero por desgracia, resbalé de la inmensa piedra, caí en unos grandes matorrales, me di un golpe en la cabeza y me quedé en un estado de shock.
Pasadas unas horas, me desperté cerca de un río helado, que me pareció el río de Noví. Aún así, no sabía dónde estaba, pero supuse que había caído ladera abajo, y a lo mejor me pareció subir, además no tenía el silbato y más perdido imposible. El camino era muy empinado y empezó a nevar.
Ya cansado y dolido encontré una casita abandonada y en mal estado. Estaba llena de telarañas y con muchos ratones. Por una ventana vieja y carcomida, ví una estrella fugaz, entonces pedí un deseo:”Que encuentre el camino de vuelta, por favor “. Más tarde, me quedé dormido en una esquina que parecía la zona con menos telarañas y gastada de la antigua vivienda.
Al despertarme, aún temprano, decidí salir de allí y encontrar un camino. En un gran árbol, ví un cartel ya oxidado en el que ponía: “Vedado de caza” En ese momento, recordé que mí padre un día me enseñó dónde empezaba. Ahí fue cuando pensé en atravesarlo pero tenía miedo de los animales salvajes y lo bordeé, pero al poco tiempo me topé con el río de Noví, más lleno que nunca, así que lo único que pude hacer fue atravesar el vedado.
Unos kilómetros más lejos, mí padre encontró mí silbato en los matorrales y llorando continuo la búsqueda con los vecinos, con mi madre, mi hermano pequeño, mi abuelo y un amigo llamado Jaime.
Yo seguía mí camino sin ningún peligro, salvo por la gran capa de nieve y la caídas. Al encontrar el final me sentí orgulloso y como si la estrella me hubiera concedido el deseo, ví unas huellas muy recientes, al seguirlas, llegué a una parte alta del castro. Tras un corto descanso, seguí otra vez las huellas. Una hora después, me tope otra vez con esa estúpida e inmensa piedra. Ya sin fuerzas y sin poder contener el dolor, caí y empecé a llorar. Por suerte, mí padre al oír mis sollosos, me encontró y me llevo hasta la casa de Artes.
Más tarde, al despertarme, le conté todo lo sucedido a los vecinos a mi madre, a mi hermano y por supuesto, a mi padre. Al día siguiente, celebramos la navidad y lo más importante, JUNTOS.
Firmado: YO
Bien que les parece para un chaval que tenia 13 años.
Por cierto, cuando me pasó en la vida real, no me arrastró el río, sino que caí rodando y tarde solo 7 horas en encontrar el camino otra vez al castro. (La casa del bosque si que la encontré de verdad)
Perdido en navidad
No era una gran Navidad ni había tenido nada en especial. De hecho podía decirse que era la peor, aburrida, demasiado. Padres gritando por cualquier cosa, estrés por los regalos típicos que se dan por estas fechas, comilonas que parece que sólo se hacen porqué sí, sin ningún significado. Simplemente era una fecha con un falso "sentido navideño" que se supone que acerca a la familia, pero... realmente ¿la acerca o la separa?. Porque esta sólo parecía hacer mellar a mi familia. Abuelo, tía, padre, madre, primos... sólo discusiones, pero hay que reunirse porque es la magía de la Navidad. Pero realmente, creo que hay algo que todos nos preguntamos:
¿Que es el sentido de la Navidad?. Un mensaje que parece que cada uno tiene una respuesta... pero realmente, ¿tiene alguno?. Para muchos es la época de expresar el amor de unos con otros, pero en mi caso, como dije anteriormente, parecía ser un mensaje falso al que hay que poner buena cara como si ya por ser 25 de Diciembre, se iba a resolver sólo engañándonos por un número. Seguramente para muchos no tiene sentido, pero para mí si tiene un resultado mágico, y esto lo descubriría esa noche.
Ya casi estábamos a veinticinco de Diciembre, tras haber tenido la típica riña entre mi familia y yo la encarnizada lucha con mi hermano para eligir que canal de la tele queríamos ver, que si concursos, dibujos, una película... mi padre decidió que debíamos de olvidar las costumbres consumistas que tanto hace mellar la sociedad y que debíamos buscar un pino entre nosotros para adornar y que así al menos la Navidad fuese distinta. Y lo más importante, que fuese con nuestros esfuerzos y hacerlo Juntos, ya que la unión, es lo que de verdad hace a una familia y a uno felices, y no una simple fecha, y así era lo que él quería enseñarme.
Estábamos en pleno bosque de Artes, me imagino que pocos han oido hablar de ellos, pero para mí es especial. Ese bosque de hadas, donde estás ahí con tu primer amor aunque sean chiquilladas, a donde vas corriendo cuando quieres alejarte de todo y estar sólo, donde vas corriendo con los amigos para jugar, donde por la noche después de una fiesta vas a perderte con tus primos. No sé decirlo, es ese lugar especial que hay en las películas, que sólo realmente existe si tú quieres, y parece que este tenía la magía suficiente para hacer lo que parecía una pesadilla, con el paso de los tiempos fuese ese lugar. Pues aquí estábamos mi padre y yo, cada uno con sus palas buscando un árbol el cual adornar y donde dejar los regalos, y como mi padre se conocia el bosque como la palma de una mano, ya que para él es su verdadero hogar, decidió ir por un camino para empezar nuestra búsqueda.
Como en cualquier aventura navideña, el bosque estaba precioso. Pese a sus frondoso árboles, su gélido aire que hace que la brisa golpee tu cara como un beso, las rosas cubiertas del rocío, los caminos nevados... en fin, era una combinación de un color blanco y verde, marrón y gris... navideño. Estuvimos un gran rato andando hacia lo alto de la montaña haciendo lo que parecia un paseo militar, cada uno armado con sus palas, botas altas y unos abrigos. En un momento, cansado de la chapa que me daba mi padre sobre la importancia de la familia y que pese a todas las peleas, nos quería y teníamos que estar juntos porque éramos lo más importante unos para otros, para alejarme de la charla decidí que era buena idea separarse para ampliar la búsqueda pese a que mi padre no quería dejarme sólo, pero cedió separarnos unos instantes a ver si así dejaba de quejarme. Me dio una navaja la cual tenia un silbato y me dijo: "-Si pasa algo, no dudes en silbar e iré". "Sí, claro, lo que quiero es estar sólo, como que voy a avisar si me pierdo, ojalá" pensé para mí. Así que así empecé la caminata por los caminitos.
Llegué a mi sitio favorito donde tantas veces había estado. Casi en el bico de la montaña, donde podía ver a lo lejos mi ciudad, el lago de artes, los pueblecitos, y arriba, sólo nuves. Estaba ya en el castro, ya que era un sitio relajante y bonito. Me subí a la piedra más alta, para poder contemplar el paisaje entero y sentirme sólo arriba, como diciendo que aquí estoy yo y sólo yo. Desgraciadamente (o no), gracias a la nieve y la escarcha, resbalé en la inmensa piedra, caí dando tumbos en unos matorrales montaña abajo, y me di un golpe en la cabeza, consiguiendo así que me quedase inconsciente mientras que descendía montaña abajo, y que, con suerte, no me hiciera más daño.
Pasadas unas horas, realmente no sé cuantas, desperté cerca del lago helado. Creí reconocer que era el río de Noví, aquel donde mi madre me decía que se bañaban de pequeños. Aún así, no sabía bien donde estaba. Bendita ignorancia que sólo recuerdas lo que dicen pero pasas de saber las cosas después. Algo seguro tenía, había caido ladera abajo, y lo mejor era subir. Aunque primero busqué mi silbato y... exacto, no estaba. Estaba perdido, estaba nevando, la tierra escarchada, y el camino cuesta arriba, demasiado como para poder subir fácilmente. En medio del bosque como en una película de terror.
Caminé mucho tiempo, pero tenía hambre, estaba pálido, frío, dolido por los golpes llevados en la caída, y parecía que no era capaz de encontrar el camino de vuelta. Estaba en la nada. De repente, cuando ya las piernas me flaqueaba, parecia que la suerte me sonreia, y que sádica sonrisa la verdad. Había vislumbrado lo que parecía una casita abandonada, sacada de un cuento. La casa por así decirlo, era pequeña, de una planta, un comedor unido a la cocina, un dormitorio, y lo que parecia ser un lavado, apestoso y mugriento, pero lavado. No fue muy difícil entrar por la puerta ya hecha unos trasgos, simplemente un empujón y dentro, un sitio perfecto para aquellos que quieren realizar una ouija o quieren pasar una noche de Hallowen. Era ya de noche y no podía más, me eché sobre el suelo y gracias a dios había una manta llena de polvo y telas de araña, la sacudí y la eché por encima. Mientras tenia los ojos entrecerrados del cansancio, por la ventana vieja y carcomida, vi una estrella fugaz, y como tanto me había enseñado de pequeño, hay que pedir un deseo: "Que encuentre el camino de vuelta. No quiero estar sólo, quiero a mi familia". Tras decir esto, ideas no dejaban de brotar de mi cabeza: ¿Por qué? ¿Por qué lo primero en que pienso es en ellos y no en mí?. Fácil la respuesta, quizás el sentido de la Navidad es ese, estar con los que realmente te quieren y tú quieres, ¿quién sinó va a quererte más que a ti mismo?, lo más importante son ellos, al fin y al cabo, son los que quedan cuando estás mal y si has de querer a alguien, son a ellos. No dejaba de ver a mi madre riñéndome por algo que hice mal, a mi hermano y a mí peleándonos pero disfrutando chinchándonos, a mi tía ayudándome con los deberes, mi padre llevándome en los hombros mientras veía las estrellas, mi abuelo señalando un río diciéndome a donde desemboca y que hacía de joven en él, mi abuela diciéndome que sea feliz que es lo más importante... ellos son en realidad lo verdaderamente importante, lo que da sentido a una vida. No son una familia, son tu vida, mi vida, y tenía que pasar esto para que me diese cuenta, esta es la magía de la Navidad. Volver.
Apenas dormí, era muy temprano, ya por fin el día 25 del que tanto se hablaba, y quería hablar de él, de lo que significaba, quería verlos, así que pese a estar destrozado, salí de ahí rápidamente para encontrar un camino. Parecia que todos los árboles son iguales, como espejos, pero en uno pude ver un cartel: "Vedado de caza". Sí, por fin sabía que estaba en la dirección correcta. Quedándome ya pocas fuerzas, empecé a correr, dándome igual los animales salvajes que pudiera haber, la escacha y las rocas, el difícil camino es fácil si el objetivo es importante, y corrí atravesándolo... pero me volví a topar con el río de Noví... otra vez, ¿ese era lo que el destino realmente quería?, "Debo seguir" pensé, y así fue, continué.
Unos kilómetros más lejos, ya por la madrugada, mi padre con los ojos húmedos, encontró mi silbato en las matorrales. No era el único buscándome, muchos vecinos, mi madre, mi abuelo, amigos de la familia, todos estaban buscándome pese a tener a sus seres queridos esperando en casa.
Mi camino seguía, cada vez más arriba, y finalmente, encontré el camino al castro, y sintiéndome orgulloso, como si la estrella me hubiera concedido el deseo, vi unas recientes huellas, y al seguirlas, llegué casi cerca del castro. Tras andar un poco más, no pude continuar, las piernas me fallaban, el dolor, el hambre, el frío... era todo demasiado para mí, y cai rendido sobre la mullida niveve.
Afortunadamente, al cabo de un rato. Alguien me encontró: mi padre. Me agarró y zarandeó mientras caían lágrimas. Me desperté y dije:
-¿Papá?, ¿he llegado a casa?.
-Siempre que tú estés, estaremos en nuestro hogar.
Quizás ese era el sentido de la Navidad. Al menos para mí es ese. Estar con los tuyos, realmente sólo en los momentos difíciles podrás apreciar lo más importantes, a quien querer y quien lo merece, y lo más importante, estar juntos.
