Antes de impacientarse, me gustaría que se concediera un mínimo de cordialidad.
Ayer ya dije que lo trataré con Melkor, pero, al contrario de lo que se suele pensar, tenemos vidas y trabajos. No puedo dar con él a los dos minutos.
De momento, cierro. Y por favor: sed pacientes. Nadie morirá por tener su cuenta abierta.