Este es un tema que da para hablar largo y tendido sobre él, aunque yo hubiera intentado proyectarlo de una forma quizá más compleja y elaborada. No creo que ninguna pregunta por sí sola vaya a darle respuesta.
Pokémon, como nombre y no como franquicia de videojuegos, hace tiempo que pasó a formar parte de la propia cultura popular, así como lo hicieron otros fenómenos mediáticos de similar calibre, traspasando el medio al que por origen pertenecían y propagándose a una velocidad pasmosa abarcando todo tipo de público y medio. Hoy en día es muy difícil encontrar a alguien -omitamos países tercermundistas por razones evidentes- que no sepa qué es Pokémon, quién es Pikachu, quién es Mario Bros. o quién es "El Comecocos" (Pacman), por citar otras figuras icónicas que deben su origen a la industria del videojuego pero que consiguieron calar en la sociedad.
Cuando hablamos de la influencia de Pokémon en la sociedad actual y en la vida cotidiana -en nuestro día a día-, es importante remarcar a qué tipo de influencia nos estamos refiriendo. Pokémon no ha cambiado el mundo, si ese es el sentido que quiere dársele. La sociedad actual está muy contextualizada e irá cambiando con el paso de los años a raíz de otra serie de acontecimientos, como siempre ha sido; Pokémon no tiene nada que hacer ahí como no lo tiene ningún otro producto. Ahora, si nos estamos refiriendo a si Pokémon ha sido capaz de "crear escuela", la respuesta la conocemos todos.
Pokémon es una de las franquicias más populares y prolíficas que ha visto jamás la industria del videojuego, y cuenta con un impacto social infinitamente superior al de cualquier otra -salvo algunas excepciones como las que cité anteriormente-, incluso si venden más juegos que ella. El pelotazo que pegó en su día le ha permitido arrastrar tras de sí un mundo de ingresos venido de la mano de todo tipo de merchandising, juegos, películas, etcétera. Ha fidelizado un público capaz de asegurar ventas generación tras generación, y puede permitirse seguir vendiendo una borricada -más o menos- por muchos años que pasen. Pronto, en el año 2016, tendrá el honor de ser una de las pocas franquicias existentes que han llegado a su vigésimo aniversario no sólo con vida, sino con un lanzamiento contínuo de entregas y demostrando más que buena salud -decaigan las ventas a veces más, a veces menos, ya quisieran el resto de sagas vender la barbaridad que vende Pokémon-.
No hay lugar para el dramatismo; tendremos Pokémon para rato. Y ésta es, sin ningún tipo de duda, una de las sagas más influyentes -socialmente- de toda la historia de los videojuegos.