Autor Tema: [Fanfic] Golden Sun  (Leído 2056 veces)

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[Fanfic] Golden Sun
« en: 21 de Agosto de 2009, 03:55:54 am »
Por ELANTIGUOGUARDIAN.

Bueno, a pesar de que llevo un libro con 42 pags, voi a comenzar otro. Esto en el word son 7, sin portada actual.
Lo acabo de escribir, fijaros si me gustó el juego, que me acuerdo de todos ciudades, nombres, xD, y si no a mirar guías,xDD.

Empezemos por el prólogo.

Golden Sun.
Libro Primero.

Prólogo.

“¡Hans! ¡Hans! ¡Despierta!”

Una voz gritaba en el umbral. Entonces, un niño se revolvía inquieto en la cama.

“¡Hans! ¡Rápido cariño, despierta!”

Una mujer agitó al niño hasta arrebatarlo de las fauces del sueño. El niño, extrañado, preguntó que sucedía.

“La tormenta. El Mt. Alept está desatando su poder. Rápido. Vamos al centro de la aldea, es el único lugar donde estaremos seguros.”

El niño acompañó a la mujer y salieron de la casa. Era un mediocre construcción de dos pisos, con el techo de paja, y bastantes bibliotecas llenas de libros. Una cocina, y algunos barriles para guardar cosas.

Al salir, un hombre llegaba corriendo hacia ellos.

“¡Dora! ¡Hans! ¡Soy Frank!”

“Cariño, ¿que haces aquí?-Preguntó la mujer.

“No hay tiempo para explicaciones. He de ir y atender a los heridos. Dora, asegúrate de que tu y Hans llegáis sanos y salvos a la plaza. Hans, toma esto, puede ser peligroso.”

El hombre tendió una espada corta al chico. Este la tomó y la desenvainó.

“Frank…iré contigo…Hans ya es mayor y sabe cuidarse el solito. ¿Verdad?

El joven asintió.

“Bueno Dora, no hay tiempo para discutir, sígueme. Hans, has de descender por estas escaleras para llegar a la plaza-dijo Frank señalando las escaleras.”

Entonces, Frank y Dora corrieron hasta desaparecer de la vista de Hans.

Hans era chico alto, bueno, de estatura media-alta, de pelo moreno y delgado, con unos ojos marrones muy profundos.

Hans se dirigió hacia el sur en dirección a las escaleras, pero varias rocas taparon el camino.

“Qué voy a hacer ahora…”-Pensó el joven.

Entonces, se dispuso a dirigirse al norte, en dirección al puente, que atravesaba el río que nacía del Mt. Alept, el cuál caía en una grotesca catarata. Al avanzar un poco, escuchó gritos cerca de la casa del alcade.

“¡Aiiii! ¡Como pesa la condenada! ¡Vamos, muévete un poco!”

Hans se acercó cuidadosamente. Pudo observar que era Garet, su amigo de la infancia.

Garet era un chico alto, robusto, pelirrojo, con una mirada ardiente llena de alegría, que tenía catorce años, al igual que Hans.

“¿Se puede saber que sucede, Garet?”-Preguntó Hans-“Rápido, vamos al centro de la aldea.”

“¿Me estás diciendo que deje todos mis tesoros para salvar mi vida?”

Hans asintió.

“Quizás tengas razón. Sí, decidido, vamos a la plaza, esto estará aquí cuando volvamos.”

Los dos jóvenes de dirigieron al centro de la aldea.
Al llegar al puente, pudieron ver como los sabios de la aldea retenían una gran roca proveniente de la montaña.

Poco después, una vez pasado el obstáculo del puente, se encontraron con que la valla que impedía a los monstruos de las cavernas entrar en la cueva estaba rota.

Siguieron avanzando, hasta que dos monstruos azules les cerraron el paso.

“Son bichos”-Dijo Garet desenvainando su espada-“No son muy duros.”

Uno se acercó a Garet, que acabó ensartado por su espada.

El otro golpeó con su tridente a Hans, que consiguió parar la estocada con su espada, para tumbar al ser de una patada y atravesarle el corazón.

Los jóvenes siguieron avanzando. Se toparon con más bichos, murciélagos y otros seres extraños.

Exhaustos, llegaron a la casa de Félix y Nadia.
Nadia era una amiga de la infancia de los jóvenes, y Félix su hermano mayor.

Nadia era pelirroja, de estatura media, con unos ojos rojos vivarachos, y hermosa. Su pelo acababa con una sencilla coleta.

Mientras, Félix era alto, fuerte y tenía el pelo castaño, a la par que sus ojos. Tenía una melena que le caía por los hombros.

Al acercarse, pudieron ver un hombre agarrado a un palo en el río, con los padres de Félix y los de Hans intentado rescatarlo.

Pero no les quedaba Psinergía.

La Psinergía es el poder mágico de todas las cosas. El elemento con el que estaban hechos. La magia elemental.

De repente, la madre de Hans, Dora, se acercó a ellos.

Era bajita, de pelo marrón y los mismos ojos que su hijo. Era bastante delgada.

“¡Hans! ¡Garet! ¡Necesitamos ayuda! ¡No nos queda Psinergía para salvar a Félix! ¡Rápido, ir a buscar a alguien a la plaza y volver!”

Los jóvenes obedecieron sin rechistar, pero entonces apareció Nadia. Tenía los ojos llorosos. Dora la envió junto a Hans y Garet.

Estos se dirigieron al centro de la aldea. Tardaron bastante poco en llegar.

En el centro de la aldea estaban la posada, el mercado, y en centro una extraña piedra rodeada de agua.

Los jóvenes se acercaron y vieron al Sabio del pueblo. Al exponerle su problema, este les envió junto con un hombre que acababa de reponer su psinergía tocando la piedra mágica, la piedra psinérgica.

Al llegar junto a Dora, un estruendo sacudió el cielo. Los sabios no podían mantener la roca y esta se desprendió.

Los presentes se dispusieron a protegerse. Los padres de Nadia y el de Hans no tuvieron tiempo. Todo fue muy rápido.

Momentos después, todo había pasado.

Dora y Nadia estaban llorando. El enviado tenía el pié enfrascado en el lodo del río, y Garet con la mirada perdida.

Hans se dispuso a ir a pedir ayuda.

Entonces, escuchó una conversación.

“No sabíamos que el Mt. Alept iba a desatar tanto poder.”

“Tienes razón, Menardi. Somos los únicos supervivientes de nuestro grupo. Y en esta aldea, Tale, cosas peores seguro que han sucedido. Y no hemos cumplido nuestro objetivo.”

Entonces, un grito rompió el silencio.

“¡Hans! ¡Espera! ¡Yo también voy! ¡En estos momentos los hombres debemos mantenernos unidos!”

Era Garet. Hans le mostró con signos que se callara.

“Pero, ¿por qué, Hans? ¿Qué sucede?”-Contestó Garet.

“Así que teníamos compañía. ¿Estabais escuchando, verdad?”

Una mujer portadora de una guadaña, de tez pálido, y un pelo de color rojo extraño apareció ante ellos Era de estatura media y delgada, con una capa ancha y armadura plateada.

A su lado, se encontraba un hombre pálido con el pelo azulado brillante, alto y fuerte, con capa y espada, portando una armadura de plata.

Ambos estaban rodeados de un aura de misterio.

“¿Quiénes sois? ¿Qué queréis?”-Dijo Garet.

“No nos vengas con esas, mocoso insolente.”-Dijo la mujer.

“Debéis de olvidar, chicos. Y os podemos ayudar.”-Intervino el misterioso hombre.

Repentinamente, el hombre levantó una mano, la cuál tenía una bola de fuego, pronunció unas palabras en bajo y cientos de bolas de fuego de tamaño similar salieron de ella y golpearon a los jóvenes, haciéndolos perder el conocimiento.
« Última modificación: 17 de Septiembre de 2009, 10:47:56 pm por Mewone »



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Re: Golden Sun
« Respuesta #1 en: 21 de Agosto de 2009, 03:56:07 am »
Capitulo 1: Tres años después…

“Bueno, ahora voy a buscar a Garet y después a por Hans.”-Pensó Nadia.

Ya habían pasado tres largos años tras la catástrofe.

Nadia había estado llorando larga y tendidamente distante los dos primeros. Fue acogida por una señora del pueblo, a la que su hija se la había muerto al nacer.

La antigua casa de Nadia estaba atrancada y nadie podía entrar. Esto fue desde el día de la tormenta, por la furia desatada.

Paso tras paso, Nadia se acercó a la casa de Garet. Su abuelo era el Anciano del pueblo, además del Alcalde.

Tenía la casa más grande de la aldea, aunque en composición era como todas las demás, antigua y de paja.

Algunos dicen que cuando el ser humano acampó en puso los cimientos de esas mismas casas, y que el poder mágico del Mt. Alept impide que se derrumben.

Aunque solo son leyendas.

“¡Kiaaa!”-Gritó una voz a lo lejos.

Era Garet. Estaba detrás de la casa.

Nadia se acercó al lugar.

“Garet, ¿aún estás practicando?”

“Debo de hacerlo. Sino nunca seré fuerte. ¡Kiaaa!”

Garet estaba intentando mover una roca de gran tamaño mediante la Psinergía.

Ahora Garet era un chico de 17 años, alto y robusto. Pelirrojo y con unos ojos vivarachos.

Nadia era igual que antes, solo que había perdido la alegría de sus ojos.

“¿Sigues pensando en ellos?”-Preguntó Garet.

“Tenemos que ir a por Hans, no tengo tiempo para tonterías. Hemos de escalar el Mt. Alept.”

“No son tonterías, y lo sabes.”

“¡Vamos! ¡Me voy sino me sigues!”

“Bueno…si tu lo dices…”

Garet y Nadia se encaminaron hacia la casa de Hans.

Al llegar, Hans estaba en el tejado, arreglándolo. Subieron las escaleras.

“Hola señora. Hola Hans.”-Dijo Nadia.

“No me llames señora, Nadia, llámame Dora. Bienvenida.”

“Hola gente.”-Dijo Garet al subir.

“Anda, si Garet también ha venido. Bueno Hans, ¿ha donde pensáis ir hoy?”

“Ha estudiar la alquimia, mamá.”

En eso, Garet se tropezó y casi se cae. Dora fue a ayudarle, pero pareció que se había caido.

“¡Señora!”

“¡Mamá!”

Entonces, subió. Se había agarrado.

“Bueno, por los pelos.”-Dijo- “Ahora dime, Hans, ¿ha donde os dirigís? No puedes engañarme, eres como tu padre.”

“Nos dirigimos a escalar el Mt. Alepth, señora. Kraden nos acompañará. Dice que es importante para nuestra formación.”-Intervino Nadia.

“Bueno Hans, puedes irte con ellos, pero no os metáis en líos. Ya acabaré yo de arreglar esto.”

Los jóvenes se dirigieron hacia la casa de Kraden.

Kraden era un sabio. Estudiaba la alquimia. Hacía pocos años que había llegado al pueblo. Tendría sobre sesenta años. A pesar de la edad, tenía una constitución fuerte, y medía cerca de un metro setenta.

Al acercarse a la casa, se detuvieron. Dos personas muy pálidas y bastante misteriosas les cerraron el camino. Uno tenía el pelo azulado, era alto, y tenía una lujosa capa que ocultaba una armadura. La otra, una mujer, era más baja, de estatura media y delgada, con armadura y capa similares, solo que tenía la capa roja como su pelo.

“¿Vais a algún sitio?”-Dijo la mujer.

“Nos dirigíamos a la casa de Kraden hasta que nos lo habéis impedido, desconocidos.”-Dijo Garet.

“Entonces, Menardi, dejémosles ir. Nuestra cita ya ha termido.”

“Podéis ir, pero rápido. No nos hagáis cambias de opinión.”

Los jóvenes subieron las escaleras que llevaban a la casa de Kraden.

“Parecían ladrones. ¿Habrán hecho algo a Kraden?”-Dijo Hans.

Entonces corrieron para asegurarse.