
Parece que esta noche nadie ha intentado ninguna tontería contra mi
regia persona. Una lástima, en el fondo. Mi
Lamento de Viuda lleva mucho tiempo sin probar sangre, y está sedienta de ella… ¿No hay acaso más bella visión que la de una hoja bañada en sangre? Y más siendo de traidores que no han acudido a jurar lealtad a su Rey; que son muchos, al parecer. ¿Verdad, Maestre?

¡En efecto, Alteza! Pero gracias a confidencias de nuestros leales súbditos estamos redactando una lista muy nutrida de nombres que deben de ser ajusticiados. ¡Sería mejor que confesaseis vuestros execrables crímenes y apelaseis a la misericordia de nuestro benevolente Rey!

Mi Maestre tiene el don de la palabra… Importante es la noticia que he de anunciaros, caballeros, y es que
tengo informes contrastados del Detective. En ellos se deja sin lugar a dudas que
el Heredero no es nada más y nada menos que Nero Spomenka. Es un hecho constatado, como que cielo es azul, que el león siempre paga sus deudas y que yo soy el médico.

¡Heredero!¡Spomenka!¡Muerte!

¿Tenéis algo que decir en vuestra defensa, Spomenka? No, es evidente que no. Podemos ir debatiendo como queréis morir después de pudriros un rato en los calabozos. En cualquier caso, nuestro escurridizo amigo puede recurrir a
Magia dorada, intercambio de cuerpos; por lo que aunque salga votado no vamos a poder encerrarle este turno.
Debemos de encontrar al patán plebeyo de su mayordomo y ahorcarlo con la máxima presteza.
Ahora pasemos a algo más mundano, como pedir testimonios. Yo también, al igual que el caballero Richards Miller, estoy intrigado por sus acompañantes señor Douglas W. Zardson.
Cuéntenos, ¿quiénes le han acompañado las escasas veces que habéis salido del salón de invitados?Off: Intentaré ampliar con mis hipótesis de que pasó la noche anterior más tarde, si puedo. El mundo real se me come.