General > Literatura y Fan Fiction

[Relato] Caminando sobre cristales

(1/1)

Yawarakai Iku:
Caminando sobre cristales
Mi primer memoria, la primera sensación que recuerdo desde que soy consciente de mi mismo, es el estar caminando sobre un suelo lleno de cristales rotos; ventanas rotas, botellas, vasos, todo lo que se pueda considerar como un trozo de cristal puntiagudo, filoso y cortante inunda el camino frente a mi desde que tengo uso de la razón.

Sinceramente, nunca se me pasó por la cabeza alguna idea que no fuera el seguir caminando, siempre adelante. El hecho de pensar, de imaginar que en algún momento dejaría de pisar cristales y que el suelo se convertiría en un suave y bello campo verde se convirtió en mi motor, en mi motivación a seguir.

He pasado varios años ya caminando sobre los cristales, me he acostumbrado al dolor del vidrio cortando mi piel, del punzante dolor de los cachos encajándose en las plantas de mis pies. Al inicio vagué por el camino sin rumbo, como si fuera la cosa más natural del mundo. En verdad, nunca había conocido otra emoción fuera del dolor producido por los cristales, por lo que se volvió hábito y mi mente, habiéndose ajustado al constante dolor, se tomo el lujo de desvariar, de imaginar, de soñar.

Naturalmente, lo primero que imaginé fue como sería el final del camino. Sin embargo, mis dudas y miedos al respecto me llevaron a creer que sería mejor pensar en otro tiempo, en como sería el camino después de los cristales, pero antes del fin. Sin embargo, así como nunca acepté otra idea diferente al seguir caminando, nunca llegue a aceptar la posibilidad de que el camino esté lleno de cristales hasta el final, la sola imagen de ello me pareció ridícula y terrorífica, pero aparté estos miedos y dudas de mi mente consciente y los encerré tras la puerta imaginaria de mi subconsciente.

Estos miedos, estas ideas, siempre perduraron, más no hacían más que tocar esa puerta ocasionalmente, ruido que ahogue mentalmente bañándome en pensamientos más positivos, sueños a futuros más razonables y cálidos. Una de las primeras imágenes positivas que llegue a concebir fue una cama, imaginé una cama suave, cálida y cómoda. Una cama que me arrullaría antes de dormir, que me permitiría descansar cuando no pudiera más, que consolaría cuando el dolor provocado por mis heridas superara mi límite, imagine esta cama y comencé a apuntar a un futuro donde tendría una.

No tenía nunca descanso de los cristales, las heridas que los mismos provocaban volvían a abrirse incluso si llegaban a cerrarse y me herían sin importar como los pisará, con que fuerza o velocidad. Con el paso del tiempo, los cristales se volvieron más abundantes, más filosos, más cortantes y junto a esto, la imagen de la cama se convirtió en un sueño constante. Durante las noches frías, ahogado en mi llanto y soledad, me acurrucaba en los cristales, debido a que no tenía donde dormir tranquilamente, ni quien me consolara al llorar de dolor.

Conforme pasaban los años los cristales siguieron variando en cantidad y filo, a veces más, a veces menos, pero siempre ahí. Llegué a pensar que nunca tendría una cama, que nunca tendría descanso y los golpes a la puerta de mi mente se volvieron más y más fuertes, tronando, aullando, gritando.

Muchas noches no lograba soportar más, llegaba a mi límite y deseaba parar, nunca quise dejar de caminar, pero tampoco dejé de desear que desaparecieran los cristales. Una vez me recuperaba de mis quiebres por el dolor me paraba y continuaba el camino, siempre pensando a futuro, que los cristales desaparecerían de mi vista, que tendría mi cama.

Fue entonces que un día la vi, a lo lejos, a mitad del camino...una cama, una bella y suave cama esperando a por mi, en cuanto la vislumbré emprendí carrera para llegar lo más rápido posible, el dolor de mis heridas no me importaban ya, quería llegar a la cama, quería recostarme a llorar y cobijarme entre sus mantas, quería poder llorar y suspirar en paz, sabiendo que esa noche podía dormir tranquilamente, sin cristales punzándome los talones.

Entonces llegué a la cama, salte sobre ella y dí el mayor suspiro que había dado nunca, el primer suspiro de alivio, de paz. Tras la efusión inicial me dispuse a desahogarme, lloré hasta dormir varias noches sobre la cama, sin avanzar, sin continuar con mi travesía, pero estaba bien, porque sabía que una vez curará las heridas que ya no recordaba que dolieran tanto, una vez llorará todo lo que sufrí durante tantos años, una vez durmiera en verdadera paz desde que tengo uso de razón, podría continuar con mi viaje.

Y así pase varios meses sobre la cama, las heridas provocadas por los cristales eran bastante más profundas de lo que creía en un principio y las ganas de llorar eran mucho más grandes de lo que creía que en verdad retenía. Con el paso del tiempo, la felicidad me invadió, por fin había encontrado una cama, una que podría llevarme y con la que podría descansar cuando me acercara a mi límite, una que haría más ligera mi carga por este arduo camino lleno de cristales rotos.

Pero...justo cuando me decidí a levantarme y continuar, con la fantasiosa idea de llevarme la cama conmigo esta desapareció justo debajo de mí, arrojándome nuevamente al frío y cortante suelo de cristales. Confundido, me levanté y la busque, deseando, rogando, que fuera un mal sueño, una pesadilla. Pero lo era, una pesadilla en vida, una de la cual no podía despertar, la cama había desaparecido y con ella, mi cordura.

Pasó un horrible año, había decidido a levantarme y continuar, pero por algún motivo desde la desaparición de la cama los cristales se volvieron más abundantes que antes, además de mucho más grandes y filosos. En este horroroso año de desesperación sucumbí a mi propia debilidad varias veces, rogando por el regreso de la cama que me había sido arrebatada, pero conforme pasaba el tiempo mi desesperación aumentaba, junto a la cantidad de cristales en mi camino.

Tras este año, mi mente se tranquilizó y la cama pasó a ser un muy bello, pero lejano recuerdo, de igual manera, los cristales volvieron a su tamaño y cantidad habitual, por lo que la carga se volvió soportable. Sin embargo, la imagen de la cama volvió a atormentarme varias veces en mis sueños y junto a esto, los golpes tras la puerta se hicieron más y más frecuentes.

Ha pasado ya un buen tiempo desde aquello y tanto mi cuerpo como mi mente se adaptaron nuevamente a mi situación, permitiéndome soñar nuevamente, sin embargo, la cama nunca dejó de atormentar mi memoria, la memoria de algo hermoso y maravilloso que no duró lo suficiente.

Sin embargo, hace poco algo cambió en mí, para mal. Donde antes se encontraba la idea de la cama, de volver a encontrarla o de incluso hallar una mucho mejor, se encontraba duda, que llenaba mi mente y mi corazón. Podía recrear la imagen de la cama y sueños que tenía para el futuro, pero no eran los mismos, no me llenaban igual, comencé a creer que no volverían a pasar.

Para mi desgracia, antes de poder darme cuenta, la cama se había convertido en mi motivación a seguir, en mi sueño a alcanzar, en mi futuro. Pero ahora ya ni siquiera eso tenía, esa motivación, esa llama que alimentaba mi motor se estaba extinguiendo y los golpes en esa puerta, en la cual guardo todos esos temores, se han convertido en patadas, en gritos, en aullidos desgarradores y atentan con romper esa débil barrera para inundar mi mente.

Actualmente, sigo caminando, continuo avanzando, eso no ha cambiado. Lo que me ha abandonado es la motivación, mi sueño, una vez probado un trozo de aquello que anhelé, se convirtió en mi obsesión y ahora que lo he perdido por tanto tiempo he comenzado a dudar. He comenzado a pensar que no volverá a ocurrir ese milagro, que no volveré a encontrar una cama, que no la merezco, que este es mi destino.

No sé por cuanto tiempo podré continuar así, pisando cristales, deteniendo la puerta, reteniendo todos esos temores que amenazan con inundar mi corazón. La cama dejó vacío en el recinto de mis sueños, de mis anhelos y hasta he comenzado a desear no haberla encontrado nunca, no haber probado aquello que no merezco, no haber vivido el sueño que tuve en mis momentos de ocio.

El final del camino aún esta lejos, lo sé, pero no puedo más que temer por mi bienestar después de lo acontecido, de mi cuerpo, de mi mente. No sé como llenaré ese vacío donde se encontraban mis sueños, el cual mi mente se rehúsa a volver a llenar. No sé como superaré esos recuerdos, que se han convertido en lamentos. No sé como olvidaré esos sueños, que ahora se manifiestan en pesadillas.

Solo una cosa no ha cambiado, que nunca dejaré, y que nunca abandonaré que sin importar que suceda, que sueñe, que viva o que encuentre. Nunca dejaré de avanzar, de seguir adelante, muy a mi pesar.

Nunca dejaré de caminar sobre cristales.


Hola, aquí Moge, este es el primer relato serio que escribo en mucho tiempo ya. Hace tiempo que deje mi forma infantil de centrar mis relatos y ahora solamente suelo hacerlos cuando tengo algo que expresar que no puedo plasmar directamente en palabras.

Lo he escrito en una tanda, y se nota, pero no puedo estar más contento, porque en verdad me he dado cuenta de que esta es la forma del arte en la que en verdad puedo expresarme en total libertad, y aunque mi estilo sea muy fugaz, metafórico y algo denso, no puedo estar más contento con plasmar mis sentimientos de esta manera.

Espero de corazón que algún lector disfrute de esta lectura, nada me haría sentir más satisfecho fuera de escribirla. Eso es todo, muchas gracias y sientanse libres de comentar, responderé con gusto. Un saludo.

-Sapphire-:
Ponte zapatos :p

Siempre he pensado que no hay mejor manera de expresar lo que a veces cuesta decir, a través del arte, en este caso la escritura. Hace tiempo que no me atrapaba un relato extenso, a pesar de ser una trama simple, no he podido dejarlo, tuve que leerlo hasta el final y de verdad lo he disfrutado mucho. Imagino que es una forma metafórica de expresar el camino de la vida, aunque igual no tiene por qué, pero prefiero creer que sí, al menos veo varios elementos que pueden tomarse como parte del trajín diario.

Y no veo nada de malo en expresar todo de una. Si la motivación viene, hay que dejarla fluir y no cortarla.

Por cierto, ¿piensas continuarlo o es un relato de una sola tanda?

Yawarakai Iku:

--- Cita de: -Sapphire- en 25 de Noviembre de 2017, 12:32:30 am ---Ponte zapatos :p

Siempre he pensado que no hay mejor manera de expresar lo que a veces cuesta decir, a través del arte, en este caso la escritura. Hace tiempo que no me atrapaba un relato extenso, a pesar de ser una trama simple, no he podido dejarlo, tuve que leerlo hasta el final y de verdad lo he disfrutado mucho. Imagino que es una forma metafórica de expresar el camino de la vida, aunque igual no tiene por qué, pero prefiero creer que sí, al menos veo varios elementos que pueden tomarse como parte del trajín diario.

Y no veo nada de malo en expresar todo de una. Si la motivación viene, hay que dejarla fluir y no cortarla.

Por cierto, ¿piensas continuarlo o es un relato de una sola tanda?

--- Fin de la cita ---

Muchas gracias por tu comentario sapphy <3, aprecio y me da mucho gusto que disfrutaras del relato.

Y no, dudo mucho hacerle continuación a priori, esto debido a que es un relato algo personal que surgio de la necesidad de expresar como me sentia en ese momento. Así que continuarlo seria forzarlo, tal vez a futuro realize una continuación si me vuelvo a ver en la necesidad.

Entropía:
👏👏👏👏👏👏👏👏Está muy bien, pero los aplausos no son por la calidad del relato (Supuestamente son aplausos, pero lo dudo), sino porque me alegro de la verdadera razón del mismo y que hayas descubierto una forma en la que poder expresarte como tu has dicho, con total libertad, cuando no tienes otra manera.

Espero que se haya arreglado esa sensación que tenías mientras lo escribías y que lo próximo que publiques sea caminando entre algodones.

a.vader:
Buen relato, amigo, espero que por fin las niñas de tu salón dejen de gritar AAAAAAAAAAAaaa y huir al verte

Navegación

[0] Índice de Mensajes

Ir a la versión completa