DÍA 2 – LA AVENTURA EN EL RÍO
Pichu se despertó con la luz del amanecer que se colaba entre los árboles del bosque. Tras un par de minutos se incorporó perezosamente y bostezó estirando los brazos. Luego recogió unas cuantas bayas de los árboles y, de la manera que pudo, se preparó un zumo de bayas como desayuno. Poco después se puso en marcha para proseguir con su ruta.
Tras un par de horas caminando, llegó al río que debía cruzar antes de salir del Bosque Amarillo, pero había un problema, y era que alguien había cortado las cuerdas del puente colgante por el que debía pasar, impidiendo así el paso a través de éste al otro lado del río.
Pichu empezó a caminar río arriba, donde según sus mapas había otro puente a una media hora de camino.
Según avanzaba se fue fijando en el ambiente en torno al río. Krabbys y Kinglers de agua dulce se encontraban entre las rocas cercanas a la orilla. De vez en cuando algún otro Pokémon asomaba a la superficie del agua: Barboachs, Remoraids, Mantykes e incluso algún Mantine. Entre las hierbas, arbustos y árboles vivían otras especies típicas de bosques, y por el cielo pasaban Pidgeys y Taillows de vez en cuando, y, además del sonido del río y de los Pokémon, se podía oír el estruendo de una cascada a lo lejos.
Poco antes de llegar al segundo puente, Pichu vio de lejos un Oddish tendido en el suelo. Pichu se acercó corriendo y vio que estaba malherido. Rápidamente sacó de su mochila una baya Zidra, se la dio y Oddish poco a poco fue mejorando su estado de salud. Se incorporó lentamente y le agradeció amablemente a Pichu su ayuda prestada:
– Sin ti no sé que hubiera sido de mí – le dijo.
– Tranquilo, cualquiera hubiera hecho lo mismo en mi lugar.
Oddish bajo la mirada:
– No, realmente no todos por aquí hubieran hecho lo mismo – dijo.
– ¿A qué te refieres? – preguntó Pichu.
– Lamentablemente por aquí vive una banda compuesta de cinco malvados Pinsir que se dedican a hacer males al resto de Pokémon de la zona.
– ¿Fueron ellos los que te hicieron daño? – se interesó Pichu.
– Sí, bueno no, realmente sólo fue su líder. Le dije que dejara de molestar al resto de Pokémon y me dijo que lo haría si le vencía en combate. Como era de esperar perdí, y esos Pinsir continúan haciendo fechorías por la zona.
– ¡Yo les daré su merecido! – intervino Pichu – Derrotaré al líder y tendrán que dejar de molestar o irse a otro sitio. ¡Se van a enterar de lo que es un Pichu enfadado! – finalizó.
– ¿De verdad harás eso por nosotros?
– ¿Nosotros? – se sorprendió Pichu – ¿Quiénes más están afectados?
– Todos los Pokémon terrestres de la zona, te llevaré con ellos para presentártelos y comunicarles lo que vas a hacer por nosotros.
– De acuerdo, llévame con ellos.
Oddish y Pichu se pusieron de camino hacia el refugio en el que vivían los Pokémon del bosque.
– Comeremos y les comunicaré a todos lo que has hecho por mí y lo que vas a hacer – dijo Oddish – luego, si te parece bien, buscaremos a los Pinsir y les propondremos el combate.
– Perfecto – concluyó Pichu.
– A todo esto, ¿qué hacías tú por aquí?
– Pues estaba atravesando el bosque cuando al llegar al río e intentar cruzarlo vi que habían cortado las cuerdas del puente, así que me dirigía río arriba en busca de otro cuando me encontré contigo herido en el suelo.
– Eso ha sido obra de los Pinsir, cortaron todos los puentes cercanos con el fin de que no huyéramos, aunque fue en vano, pues nunca abandonaríamos nuestros hogares y menos para cedérselos a unos malvados Pinsir. Pero no te preocupes – prosiguió – cuando todo esto acabe te llevaré con unos Lotad que viven en la cascada que se encuentra más adelante, ellos te cruzarán al otro lado del río.
Al poco tiempo llegaron a un claro en el Bosque. Alrededor de éste, entre los árboles, se encontraban los hogares de todos los Pokémon de la zona. Oddish condujo a Pichu hasta el árbol donde vivía. Preparó la comida de ambos y la degustaron conversando alegremente.
[…]
Al terminar Oddish llamó a todos los Pokémon que se encontraban en el claro del bosque y les anunció que Pichu le había ayudado tras el combate con el Pinsir e iba a desafiarle para que se fueran del lugar.
Durante unos segundos se oyó un murmullo entre los Pokémon, seguidamente, un sonoro aplauso salió de sus manos, alas, pies, patas etc. Y de entre la multitud salió una voz:
– ¿Y si no lo consigue?
– Lo conseguiré – respondió Pichu decidido.
Al terminar la reunión, Oddish y Pichu se pusieron de camino hacia el lugar donde solían gamberrear los Pinsir, pero ellos salieron a su encuentro poco antes de llegar:
– ¿Qué queréis? – resonó la voz del líder de los Pinsir – ¡Marchaos de nuestro territorio!
– Hemos venido a haceros una propuesta – intervino Oddish – se trata de un combate contra ti, y si pierdes os marcharéis de aquí para siempre.
– Pero no te había machacado ya esta misma mañana? – dijo el Pinsir con tono burlón.
– El combate será contra mí – intervino Pichu decidido.
– ¿Contra ti? ¡Pero si no eres más que un pequeño peluche!
– En ese caso no tendrás ningún problema en combatir conmigo.
– De acuerdo, – aceptó el Pinsir – pero con una condición, si te gano yo a ti me traerás 100 bayas Lichi.
– Y si yo gano, a ti y a tus amigos no se os volverá a ver el pelo por aquí nunca jamás.
– Pero Pichu – intervino Oddish – podrías tardar meses en reunir las bayas.
– No te preocupes – le dijo Pichu – le venceré.
– El combate se realizará mañana a primera hora, en el claro del bosque – finalizó el Pinsir.
Luego los cinco Pinsir se marcharon celebrando anticipadamente su victoria. Pichu y Oddish volvieron al claro: Oddish, preocupado; Pichu, confiado.
Llegaron y se fueron a dormir. Una vez tumbados, Pichu le dijo a Oddish:
– Tengo un plan para la batalla, no te preocupes, no tiene ninguna oportunidad.
Al poco estaban los dos durmiendo tranquilamente con los sueños mirando hacia el combate.