Autor Tema: [Fic] La llama dorada  (Leído 1601 veces)

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Pacochef

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[Fic] La llama dorada
« en: 19 de Septiembre de 2017, 05:37:58 am »
Bienvenidos a mi nuevo proyecto, un fic/posible libro llamado La llama dorada. Llega para revolucionar el drama y la ciencia ficción (?). Nah, es más un pequeño proyecto mío que espero terminar, de verdad, y ver como acaba. Tengo bastantes personajes y roles pensados y asignados, pero si lo pedís en el tema de comentarios, podría incluíros (sobre todo si tengo relación con vosotros xD).

Aclarar que este tema es solo de lectura. Todas vuestras opiniones, al tema de comentarios.

Os dejo con un pequeño prólogo:



Han pasado 15 años y todavía veo las cenizas flotar como el primer día.

Apenas queda nada. Edificios, campos, flores... vida... humanos... no sólo aquí, en todo el planeta. Todo se ha consumido. Todo fue devorado por la tormenta de fuego y ceniza que nos golpeó de improvisto, y que redujo nuestro mundo a la nada. Prácticamente. Porque nosotros seguimos aquí. Se supone que seguimos aquí. ¿Deberíamos seguir aquí? Nadie lo sabe. La madre naturaleza es caprichosa. Puede que en un año, diez, cien, miles de ellos, ya no sigamos con vida. Puede que mañana no sigamos con vida. Todo por los caprichos del interior terrestre, por los ríos ardientes que corren bajo nuestras piernas, nuestras casas, nuestras... ¿tierras? ¿Son nuestras siquiera? Supongo que da igual... mañana todo seguirá dando igual, yo seguiré igual, este asco de planeta y humanidad seguirán igual. ¿Qué más da una vida más o una vida menos? Ya se han perdido millones. No habrá diferencia.

Puede que sea un poco pesimista, pero es así. Seguro que alguna vez has pensado igual, tú que me estás escuchando. Tú que aún sigues con vida para contar como es nuestro mundo ahora. Sí, he dicho nuestro, aunque no nos pertenece. Pero a veces hay que ver las cosas desde otro punto de vista. Como si de verdad pudiéramos tener algo en lo que creer, como si aún nos pudiéramos poner en pie una vez más, como si cada vida importara de verdad. Porque eso puede marcar la diferencia.

¿Y bien? ¿Hay o no hay opción? ¿Somos o no somos quién para cambiar nuestro destino? ¿Cómo lo ves tú?

¿...yo? Bien, te responderé primero. Yo sólo veo una cosa. Sólo veo que el fuego, la desolación, y sobre todo las cenizas, siguen flotando en el aire como el primer día.




Soy lesbiana.

Pacochef

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Re:[Fic] La llama dorada
« Respuesta #1 en: 09 de Octubre de 2017, 06:34:30 am »
Capítulo 1

¿Nombre? Fran. Paco para los amigos. ¿Edad? 17 años. ¿Residencia? Xpertia, Zona Este 2. ¿Aspecto físico? Piel blanca, pelo oscuro, en ocasiones vello facial. Ojos medio marrones, medio amarillos, medio vedes. Estatura media… bueno, media-baja. Eso es lo único que alguien debe saber de mí. Así me presento siempre, y creo que es lo primero que hay que hacer en todo tipo de situaciones desconocidas, para poder crear una pequeña imagen de mí. Pero tal vez en esta ocasión hagan falta más datos, porque entre todas las presentaciones y explicaciones que una persona puede dar, probablemente esta sea la más difícil. Cualquier ser humano que se pusiese en mi lugar, debería empezar de alguna manera, y dar datos que nos acerquen a comprender un poco más el contexto general. Por ejemplo, que soy huérfano desde los 2 años sería algo a tener en cuenta si hablamos de madurez. Que soy la persona más sentimental y sensible del mundo también tiene su importancia para que entiendas cómo veo todo lo que ocurre y puede llegar a pasar. Que soy estudiante de Geología y Arqueología es fundamental si quieres saber cuál es mi objetivo en la vida y cuál puede ser mi papel en este mundo. Que mi infancia fue una mierda como el 99% de las de mis compañeros y de toda la gente de mi edad que sigue con vida es algo obvio. Y sobre todo debo decir, que día a día me dedico a ver cenizas cayendo del cielo.

Probablemente más de una cosa de este monólogo llame la atención. Si lo piensas, mi manera de hablar, de presentarme, las expresiones que utilizo, son bastante extrañas. Todo es muy extraño en este mundo estos días. Para aclarar las cosas, me gusta ir directo al grano, para así evitar confusiones. Esta vida ya es lo suficientemente confusa de por sí para que aún encima venga alguien como yo a contarte algo dando más rodeos de los que debería. Algo que también quiero destacar antes de continuar es que soy una persona bastante privilegiada por poder estudiar lo que estudio, pues mi clase de Geología es la única que existe en nuestra ciudad-estado, y por consiguiente, la única en el mundo. Por ser, soy un afortunado por seguir con vida, llegar a mi edad, superar todos los problemas que han ido apareciendo, y poder comer varias veces al día. ¿Por qué hablo de todo esto? ¿Por qué hablo de la única escuela en el mundo? ¿Por qué hablo de la gente que sigue con vida o de cenizas?

Tiene una explicación lógica: la raza humana, la humanidad, como la quieras llamar… está prácticamente extinta, al igual que la mayoría de seres vivos, y de la misma forma que gran parte de la superficie terrestre se encuentra quemada, sumergida en lava solidificada, desértica, o hay un jodido volcán en el lugar donde antes había una ciudad de 10 millones de habitantes. ¿Bastante razonable, no? La verdad es que es una putada importante. Pero una vez te acostumbras no está tan mal, excepto cuando llegan cenizas de cualquier parte gracias a una tormenta, aparece algún temblor suelto que destruye alguna zona, se abren unas grietas de magma al azar por las cuales se pierden vidas humanas o animales, o surgen nuevos volcanes y alguna erupción espontánea altera nuestra ya de por sí lamentable rutina. La actividad terrestre, sobre todo la volcánica, lleva unos cuantos años bastante inestable. 15 para ser exactos.

Fue todo muy rápido. E impredecible. Un día, la vida era normal. Al día siguiente, la vida era una lucha de supervivencia. Vivíamos felices en aquel lugar que llamábamos “Tierra”. Ahora la llamo infierno. Si antes era el “Planeta azul”, ahora es rojo, marrón, o negro. Tienes varios tonos en la paleta de colores para escoger. Todo se tiñó de esos colores tan solo unas horas después de que comenzara la catástrofe.

Personalmente, yo no lo recuerdo muy bien. Apenas tenía 2 años, no era más que un criajo sin pelo aún en la cara y con el cuerpo a medio desarrollar. Pocas cosas recuerdo de ese día, salvo los rostros de mis padres. Los recuerdo luminosos y alegres, pero también horrorizados ante la catástrofe. Es de las pocas cosas que recuerdo de esa etapa de mi vida: las caras de mis padres. El resto, lo sé todo de oídas…

Ni los mejores vulcanólogos, geólogos, sismógrafos, y a saber cuántos expertos más, fueron capaces de verlo. Dicen los pocos que quedan vivos, que fue lo más extraño que vieron en su vida. En pocos segundos se pasó de la calma a la tempestad. No fueron sólo los terremotos, lo que en un principio más se temía, y lo que más rápido se vio venir. Pobres ilusos.

Las erupciones. Los volcanes emergentes. Los ríos y las columnas de lava. Todo salido de ninguna parte, y a la vez, de todos los terrenos existentes. La actividad magmática descontrolada totalmente. Un infierno de fuego, rocas ardiendo, barrancos hirvientes, nubes tóxicas y mortales, humo y ceniza por los cielos. Un cóctel perfecto. Parece un escenario sacado del centro de la Tierra, pero se vivió en el mismo suelo que pisamos. Podría no haber sido para tanto, podría haber afectado solo a los puntos calientes, a los límites de las placas… eso hubiera sido lo normal. La actividad de ese tipo es habitual en ese tipo de zonas, y algún movimiento extraño de las placas podría haber creado alguna situación anómala… pero no tuvimos esa suerte. Fue mucho más allá de lo que antes llamaríamos zonas inestables. No hubo parte del planeta que se librara.

Los volcanes aparecieron en todas partes. En el interior, en zonas de costa, en áreas polares, entre los sistemas montañosos, en los desiertos. Ciudades enteras sumergidas en lava. Campos masacrados por la lluvia de cenizas y los continuos incendios. Mares enteros y regiones oceánicas evaporadas. Montañas y selvas engullidas entre temblores bajo tierra. Explosiones y ríos ardientes en toda la superficie terrestre. Miles de millones de vidas humanas perdidas. Millones de especies animales extintas. El planeta se había consumido con las llamas. En un principio, se pensó que al igual que nosotros, podían existir otros supervivientes, otras zonas habitables donde poder expandirnos de nuevo, donde poder comenzar nuevas vidas. Negativo. Tras 5 años utilizando los pocos transportes que quedaban, rastreando el globo de arriba abajo, se comprobó que no quedaba absolutamente nada. Solo destrucción, algunos grupos muy pequeños de supervivientes y algún animal intentando adaptarse. El resto, un rastro de muerte y olor a quemado. La nuestra es la única población importante en el que llamábamos “Planeta Azul”. Y por si fuera poco, los volcanes siguieron apareciendo. Sigue el descontrol en la Tierra y, de momento, no parece que vaya a parar ni que nosotros podamos hacer algo para evitarlo.

Nadie conoce el origen de la catástrofe, el cómo y el porqué de todo esto. Nadie se atreve a proponer una teoría, pues todas irían en contra de la comprensión humana y de la lógica. Todas esas ideas propondrían algo sobrenatural, algo que escapa al entendimiento humano. Y nadie quiere que esa sea la realidad. Si no podemos siquiera entender el origen, no hablemos siquiera de predecir qué pasará o cómo lo podremos evitar. Pero la verdad, es que no hay muchas más opciones. No hay precedentes históricos, no hay nadie con vida o sin ella que haya visto algo así, desafía todo lo que sabemos de nuestro planeta, y esa información es algo irrefutable. Tuvo que haber algo más, algo que se obviamos y que aún no entendemos, que originó el cataclismo que acabó con nuestras vidas.

Por eso mismo estoy estudiando Geología y le doy tanta importancia al hecho de que aún exista en este mundo gente dispuesta a estudiarla. Quiero comprender que está pasando, ayudar a descubrir cómo ocurrió todo esto, cómo se pudo perder todo en un solo día. Cómo me quedé sin familia, sin un pasado que recordar felizmente, y sin un futuro que ahora mismo parece una utopía. Por qué la Tierra nos hizo esto.

La verdad es que, como dije antes, soy un privilegiado. Tengo muchísima suerte de poder estar donde estoy, y más teniendo en cuenta de dónde vengo. Afronto cada día de clase con una sonrisa, hasta que algún imbécil intenta borrármela. Supongo que a pesar de la situación en la que vivimos, los adolescentes siguen comportándose como tal. No quiero ni imaginar cómo serán los institutos de secundaria del Norte y del Centro. Allí es a dónde van a formarse todos los jóvenes de más de 12 años de Xpertia, para luego cursar estudios superiores y acceder a puestos de trabajo de mayor o menos importancia. Al fin y al cabo, si hay algo bueno de esta situación, es que ahora todos y cada uno de nosotros somos importantes por algún motivo. Aquellos que enseñan, que limpian nuestras calles, que investigan, que imparten justicia, y sobre todo, nuestros médicos… todos tienen una función importante y sin la cual la vida sería terriblemente difícil. La destrucción nos ha unido y nos ha enseñado a valorar lo que tenemos en nuestras manos: el futuro de la raza humana. Aun así, y como humanos que somos, sigue habiendo errores en nuestros comportamientos. Algunos más importantes que otros. Por ejemplo, los comportamientos adolescentes pueden considerarse un error si lo vemos objetivamente. La chulería, el ‘ser mejor que los demás’, y todas esas chorradas hormonales por las que pasamos. Pero sigue siendo algo totalmente humano. Otro error sería mi pereza. A veces, me quedo divagando, pensando en chorradas sin importancia cuando debería prestar atención a otras. De hecho, ahora mismo en clas…

-   A ver bello durmiente, que teoría filosófica quieres compartir hoy con nosotros.

Mierda. Si hay algo peor que las jodidas erupciones, es la vergüenza que se puede llegar a sentir en estos momentos. Y más si tu profesora es tu madre adoptiva, por así decirlo.

Supongo que… a pesar de que casi todo el mundo está muerto, todavía nos queda algo de humanidad, vergüenza que sentir… y sentimientos. Esperemos que eso nunca muera.


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Re:[Fic] La llama dorada
« Respuesta #2 en: 18 de Enero de 2018, 06:26:47 am »
Capítulo 2

-   ¿No me has escuchado? Cuéntanos, ¿qué te ronda por la cabeza?

“Mierda, busca algo para salir del paso…”. En la pizarra había un dibujo que ilustraba la posible existencia de la astenosfera (una capa semifundida sobre la cual se moverían las placas tectónicas). ¿Qué estábamos comentando de eso…?
-   Sí, uh… creo que lo que se produce en la astenosfera son movimientos lentos que explican la deriva continental…
-   …
-   Vale, Fran, gracias por parafrasear mis palabras de ayer. Estábamos hablando sobre las dudas sobre la existencia de dicha capa, pero no está mal ese recordatorio para mentes lentas como la tuya.

Buena cagada. Las risas de la clase acompañaban perfectamente al tono rojizo que había adquirido mi cara. Lo peor no es la humillación en clase, las risas, y todo ese rollo; no, la putada será después al salir de clase o en casa, escuchar la bronca que irremediablemente me caerá. Pero bueno, qué se le va a hacer. Es lo que tiene ser un inútil con la cabeza en otro planeta.

-   En fin, tras esta pequeña interrupción… ¡callaos ya, coño! – Carla sabía imponerse bastante bien. Nos tiene a todos bien adiestrados, como a monos de feria; un solo grito y todo queda en silencio – Gracias chicos. Como iba diciendo, desde hace más de medio siglo, empezaron a surgir dudas sobre la existencia de la astenosfera, proponiéndose un sistema en donde la corteza se moviera solidariamente con el manto subyacente hasta el núcleo terrestre. Esta teoría tampoco se considera “cierta” debido a la falta de datos, pues en ningún momento antes o después de la catástrofe se ha llegado a obtener información que confirm…

La explicación fue interrumpida por una alarma. No, no había ningún incendio, terremoto u otro motivo posiblemente mortal. En esta escuela son tan tacaños (o ahorradores, según como lo quieras ver) que utilizan el mismo sonido para avisar del final de las clases y para avisar de una emergencia. Un sonido continuado, fin de la jornada. Intervalos cortos de sonido, posible fin de tu existencia, corre por tu vid;, pero de forma ordenada, eso sí. El mejor momento del día es cuando la puñetera alarma empieza a sonar, y no sabes cuánto va a durar haciéndolo, lo cual produce unos segundos de tensión en los que no sabes si preparar las piernas, guardar tus cosas o rezar a cualquier Dios o entidad divina. Pero como en esta ocasión se prolongó durante unos 15 segundos sin interrupción, creo que podemos recoger nuestra mierda e irnos a casa tranquilos. Nada más cerrar mi bolsa, noté como algún gracioso o graciosa me daba una buena colleja. No sé por qué me sorprende a estas alturas…

-   Eres un genio, ¿sabes? Creo que la próxima voy a tener una grabadora a mano por si formulas la teoría que explique todo y salve nuestro culo de una vez por todas – dijo una voz burlona entre risas.
-   Vaya, increíble. Es acojonante como cada vez que abres la boca sueltas una gilipollez cada vez más grande. De hecho, me sorprende que incluso seas capaz de formar una oración completa teniendo en cuenta las capacidades mentales que demuestras día a día.
-   Repite eso. Ten huevos a repetirlo.
-   Retrasado. Mental.

En el aula se produjo un extraño silencio. Normalmente, nadie le decía nada a la cara a Charz, el autor de la colleja y probablemente una de las personas menos inteligentes de la ciudad. No entiendo cómo pudo siquiera sobrevivir. Lo único que sé es que es el “matón graciosillo” de la clase. La única persona que le toca la moral, por mutuo acuerdo, soy yo. Es costumbre que se produzcan situaciones de tensión en las que parece que el ambiente vaya a arder, en los que me limito a mirar su esquelético cuerpo y su escasez de pelo. Debe de creerse que el rapado le hace amenazador, pero a lo único que debe provocar es temor a muerte por ahogamiento de risa.

Pero esta vez era distinto. Mis palabras habían sido bastante más duras de lo habitual, y la situación podría no acabar nada bien.

-   Puto enano acróbata de mierda, vas a desear volver a la carpa.

Nada más escuchar esas palabras salir de su boca, dejé de ver con claridad. Las habría pronunciado mientras me miraba con desprecio, e hizo el gesto de escupirme al acabar, pero eso daba igual. Había cruzado una línea roja. Mi pasado es un tema demasiado sensible para mí.

No sé muy bien qué pasó en los siguientes 30 segundos. Recuerdo acercarme a él, tirarlo al suelo, agarrarle el cuello, golpearme, gritar con rabia, mis compañeros intentando separarme… caos, cosas por el suelo, sangre… hasta que noté que unos brazos me separaban y me abrazaban. Todavía estaba gritando maldiciones sin siquiera pensar en mis palabras.

-   PUTA ESCORIA. MUÉRETE. NO MERECES VIVIR, NI SIQUIERA EN ESTA MIERDA DE MUNDO.
Cuando recobré la razón, tenía lágrimas en los ojos. Carla me abrazaba y me susurraba que me tranquilizara. Charz estaba sentado en el suelo sangrando por la nariz y por la boca, sujetándose a un pupitre manchado. El resto de compañeros me miraban horrorizados por lo que acababa de pasar. Algunos de ellos, con lástima. Otros, con pánico y cara de pocos amigos. Daba igual. Sólo quería consuelo, olvidarlo todo, no hablar, no pensar… poco después escuché la voz de Carla.

-   Quiero que os vayáis a casa ahora mismo. Olvidaos de este asunto, y tranquilizaos. Os voy a dar descanso mañana, creo que todos lo necesitamos. Os veo en dos días. Y Charz… ve a limpiarte y vete también. Eso sí, el jueves te quiero ver en mi despacho a las 8 en punto. Sin falta. ¿Entendido?
-   Sí señora… ugh…

Charz seguía sangrando y se levantó ayudado por dos compañeros, quejándose lastimosamente. Pocos segundos después, toda la clase estaba vacía, con excepción de Carla y de mí, que seguía en sus brazos.

-   Iba… iba a matarlo… dejé de ser yo mismo… nunca me habían insultado con eso de esta manera.
-   Lo sé, y en parte te entiendo. Lo solucionaré con él. Pero no puedes dejar que algo así te afecte tanto. – Carla suspiró mientras me acariciaba el pelo. Era una mujer alta, de metro ochenta, y de delicado tacto. Estar junto a ella era maravilloso. Transmitía tranquilidad con sólo un gesto y una mirada de ojos color miel. – Tienes que dejar ese pasado atrás, hacerte invulnerable a él. Es muy duro, lo sé, pero no podemos dejar que las emociones nos controlen de esa forma…
-   No puedo evitarlo, no para de perseguirme. A veces aún pienso que estoy en la cuerda floja, que caigo, y cuando despierto vuelvo a ver las paredes grises… es jodidamente horrible y no puedo más.
-   Encontraremos una forma de que acaben esas pesadillas. Te lo prometo. No permitiré que vuelvas a estar en un lugar así. Nadie te volverá a tratar mal mi niño.

No pude evitar sonrojarme. Cada vez que decía eso, me sentía en efecto como un niño. Querido, protegido… Carla apenas tenía 30 años, pero la veía mucho más joven, y más anciana al mismo tiempo. Era la hermana más comprensiva, la madre más cariñosa, y la abuela más sabia que nunca podría llegar a tener. Le debía la vida a la persona que me encontró hace ya 5 años, muerto de hambre y maltratado. Nunca olvidaré su mirada de ternura y sus palabras de cariño en esos primeros días, esos días en los que cambió mi vida.

-   Por el momento… vámonos a casa a relajarnos, ¿vale? Por lo que se ha visto en clase, te hace falta dormir. Y a ver qué hacemos con esas manchas en la camiseta, desastriño.
-   Uy… es cierto… esperemos que tenga salvación. – asentí con una sonrisa mientras me despegaba de sus brazos. Tenía razón, ahora tocaba un rato de tranquilidad. Al menos me libré de la bronca.

Ambos salimos de la escuela. El olor a quemado nos llegó nada más salir de ella. Podría decirse que prácticamente es el único olor natural que conozco. Observé lo que antes debía ser un parque que rodeaba la escuela. Apenas quedaba algún árbol con vida, y algo de césped. El resto de vegetación había muerto bajo una capa de cenizas. La verdad es que la suerte de esta región había sido mayúscula. Sin erupciones, luz solar, menor zona del planeta afectada por las cenizas. Toda esa serie de coincidencias había permitido la supervivencia. La comunidad científica (o lo que queda de ella) está segura de que atravesando alguna de las zonas inaccesibles sin explorar del planeta, se podría llegar a otras regiones con vegetación que permiten la emisión de oxígeno, y sobre todo, la existencia de vida. Pero a menor escala. Como ya mencioné… todo sigue siendo una mierda.

Atravesamos el parque y atravesamos la calle principal de la Zona Este. En esta parte de la ciudad se congregaron la mayoría de instalaciones dedicadas a la investigación, como el Instituto Central de Física, situado en el corazón del sector. También gran parte de la población residía en los altos edificios que delimitaban la calle principal, y en los barrios que esta dividía. Tras 10 minutos, giramos a la derecha y tras dejar atrás varios edificios residenciales, llegamos a una zona de edificios más bajos y residencias unifamiliares. Entre ellas la nuestra. Una casa de dos plantas, pintada de azul celeste y de tejado blanco. Tras un muro de ladrillos y una verja negra, un pequeño patio con césped artificial daba paso a la vivienda. La única casa en la que quería estar. Lo único a lo que podía llamar hogar.

Entramos en casa. Deje los zapatos en el suelo de madera del recibidor y subí a mi habitación. Paredes verdes llenas de fotografías y recortes de periódicos entre otras cosas. Típico de adolescente. Me quité la camiseta para observarla. Manchas granates de sangre seca donde antes había un extraño dibujo (una esfera dividida por dos mitades, roja la superior y blanca la inferior, con una pequeña esfera y un punto en el medio; a saber que significaba, a lo mejor una marca del pasado) y en la claridad blanca del resto de la prenda. “Esperemos que tenga salvación como dijo Carla…”

Justo en ese momento sonó el teléfono del salón. Carla había entrado en el baño así que bajé a cogerlo. Las llamadas telefónicas podían ser clave en el mundo en el que vivimos. Llegué al salón y me pegué el auricular a la oreja.

-   Esto, buenos d…
-   Páseme con la señorita Eagan, por favor.

“Carla”, pensé. Debía ser urgente.

-   Espere, ahora mismo está al teléfono.

Fui corriendo al baño. La puerta estaba cerrada.

-   ¿Carla? Te necesitan al teléfono. Creo que es muy urgente.
-   ¿Quién es? – respondió tras la puerta.
-   Ni idea, no me han dejado ni preguntar…
-   Aish…

Salió del baño a medio vestir y atravesó el pasillo. Nada más llegar al salón se puso al teléfono.

-   ¿Sí? (…) Oh, es usted señor Vader. Espere un momento… - Carla conectó el altavoz mientras me hacía señas de que escuchara con atención. – Ahora sí, dígame.
-   Carla, tenemos problemas. Hemos detectado algo en el centro. Hay actividad en la Tierra. Necesitamos que vengas.

La que era mi madre adoptiva me miró con preocupación antes de responder. ¿Actividad en la Tierra? ¿Qué significa eso exactamente?

-   ¿Qué? Vale, de acuerdo, en seguida estoy allí. Esto… ¿se trata de algo grave?
-   …no debería comentártelo por aquí pero… creo que sí. Es mucho más de lo que habíamos registrado últimamente. Creemos que…

El tal Vader hizo una pequeña pausa. Era como si… tuviera miedo de decir lo que iba a continuación.

-   Creemos que hay más de cien mil vidas en peligro.


Soy lesbiana.