¿Que cómo entró Pokémon en mi vida? Lo cierto es que ni lo recuerdo, pues prácticamente siempre ha estado a mi alrededor.
Corría el año 1999-2000, la primera generación acababa de llegar a Europa y todos estaban revolucionados con el boom de Pokémon. Por mi parte, era un crío de apenas 3-4 años que, ajeno a eso, se enganchó a una serie sobre un chaval de Pueblo Paleta que emprendía aventuras para convertirse en Maestro Pokémon. Entre eso y coleccionar tazos, durante varios años disfruté de una pequeña parte de lo que ofrecía esta saga, ajeno totalmente a la existencia de los videojuegos.
Ya en el año 2004, con la tercera generación en auge, empecé a indagar un poco más y me acabé enterando de que había videojuegos de Pokémon, y decidí que debía jugarlos. Coincidió con la época en la que estaban a punto de salir RojoFuego y VerdeHoja, y al saber que estos son remakes de las primeras ediciones pensé que serían los juegos perfectos para empezar. El 6 de enero de 2005, día de Reyes (ya que lo había pedido como regalo de Navidad) fue cuando de verdad entré en la saga Pokémon con una Game Boy Advance SP y el VerdeHoja, todo lo anterior había sido una (un poco larga) introducción.
A este juego le siguieron el Zafiro y el Esmeralda, los cuales disfruté como un crío (oh wait, si era un crío
). Sin embargo, con el Diamante vino el bajón. No importa cuánto lo juegue, jamás ha conseguido engancharme tanto como el resto de la saga, y eso hizo que dejara un poco aparcada la saga principal durante esa generación, perdiéndome Platino y HGSS. Sin embargo no era capaz de dejar el vicio, y en ese tiempo me rejugué la tercera generación, y aproveché mi recién conseguido ordenador para jugar las dos primeras generaciones, aparte de pasarme en la DS la magistral saga Mundo Misterioso.
Llegó la quinta generación, y con ella mis ganas de volver a los nuevos juegos de la saga principal. No me arrepentí de mi decisión, el Negro ha sido la única vez que he disfrutado tanto como en la tercera generación, y el Blanco 2 sencillamente se acabó consagrando (y aún es) como mi juego favorito. A partir de ahí he seguido con el Y y el Zafiro Alfa, y tras pillarme emuladores de DS recuperar lo perdido con Platino y HeartGold, y así hasta el día de hoy.