Sé que no vas a leer esto y tampoco lo deseo, porque me he prometido no volver a molestarte.
Pero he de decir que no puedo soportar más el peso del tiempo, no puedo resistir sabiendo que cada segundo equivale a un lustro, que cada minuto equivale a un siglo, que cada hora equivale a un milenio... y que ni diez eones equivalen a un día sin ti. Porque no puedo vivir sin un calor que acelere el tiempo y que aleje esta eterna soledad de mí, sin una sonrisa que me permita levantarme, una caricia que me permita respirar, un abrazo que me deje soñar... un beso que me haga vivir.
Sé que no debo exigir nada y me alegro de no haberlo hecho, más he de decirte; sí, a ti, que eres la razón de mis desvelos. Porque eres tú a quien quiero y deseo, no. A quien amo con todo mi ser y por quien se desvive mi alma. Y creo con vehemencia que el hecho de no ser mi amor correspondido fue, es y será el castigo de Eros por haber dicho mil y una veces que no me alcanzaría con sus flechas, por menospreciar su labor y pasión al tejer los corazones. Mas rezaba al menos porque este veneno no fuese eterno. Pero parece que no puedo librarme de la maldición que es tu belleza.
No me queda más que engañarme diciéndome que no llegaríamos a florecer porque los que quiero no te quieren a ti, porque no tienes la libertad que yo tengo, porque no nos conocemos realmente... porque somos en última instancia distintos. Puede que sea verdad que no estemos destinados, que hasta nuestra amistad haya sido un espejismo, que los roces fuesen confusiones y las sonrisas disculpas. Pero me niego a creer eso, me niego a creer que hayamos sido una mentira, me niego a creer que nunca te hayas planteado, aunque fuese por un instante: "¿En serio estoy empezando a querer a alguien tan idiota?"
Puede que sea una excusa, un engaño más, el hecho de no resignarme y admitir que nunca hemos sido más que el humo destinado a disiparse con la primera sonrisa del verano. Que no fui más para ti que lo primero que llegaron a alcanzar tus finas manos. Que solo fui la única flor sin espinas que llegaste a oler.
Mas quiero que sepas que lloraré ríos y mares antes de eliminar esos momentos, porque te quiero. Te quiero no solo por ser tú, por tu belleza, por tu calidez, por tu inteligencia, por tu forma de ser. Te quiero aún más por tenderme la mano y prometerme que no cambiarás pese a no sentir lo que yo. Por todo esto lloraré antes de enviarnos, antes de enviar a Nosotros, al Hades que es el olvido.
Pero llegará el momento en el que deba hacerlo.
Con este relato quise no solo volver a escribir algo para postear aquí, si no volver a escribir algo de temática amorosa sin llegar a la idealización absoluta de
Adiós o al matiz siniestro de
Meu amor. E intentando crear una historia más realista y con la que resulte más fácil indentificarse. Para esto último he evitado darle un lugar a la historia o personificar al receptor de este mensaje y expresar todo de una forma cercana.
Espero que os hay gustado du^_^ub