Por desgracia, voy a tener problemas para ello. Estoy de vacaciones con mi familia hasta este domingo y no tengo capacidad de seguir colaborando asiduamente. Sin embargo, sé a qué se refiere la pista.
Hace mucho, mucho tiempo, en un país muy lejano vivía un monstruo sin nombre. El monstruo deseaba un nombre, y lo deseaba tanto que apenas podía pensar en nada más.
Un buen día, el monstruo emprendió un viaje para buscar el nombre que tanto anhelaba. Pero el mundo es demasiado grande, y, por ello, el monstruo decidió dividirse en dos. Una mitad se fue al este. Y la otra, hacia el oeste. La mitad del monstruo que había ido hacia el este encontró pronto una aldea.
"Oye, herrero, quiero que me des tu nombre", lanzó el monstruo.
"¿Pero qué tonterías dices? No pienso dártelo", replicó el herrero, incrédulo.
"Si me das tu nombre, me introduciré en tu cuerpo y te otorgaré toda la fuerza que te falta", prometió el monstruo.
"¿En serio? Bueno, pues si de veras vas a hacerme más fuerte, adelante, es tuyo", respondió el herrero.
Entonces, el monstruo se introdujo en el cuerpo del hombre. A partir de ese momento, el monstruo se convirtió en Otto el herrero. Otto era el más fuerte de la aldea. Sin embargo, un día...
"Mírame... mírame... ¡Mira qué grande se ha hecho el monstruo en mi interior!"
Grush, grussh, ñam, ñam, gruupmf, grupmf... ¡plaf!
El monstruo, que tenía mucha hambre, se había ido comiendo al herrero por dentro hasta acabar con él. Y así fue como se quedó otra vez sin nombre.
Al poco tiempo lo intentó de nuevo con un zapatero llamado Hans, pero...
Grush, grussh, ñam, ñam, gruupmf, grupmf... ¡plaf!
Al comérselo, volvió a quedarse sin nombre.
Lo intentó también con un cazador llamado Thomas, pero...
Grush, grussh, ñam, ñam, gruupmf, grupmf... ¡plaf!
Como era de esperar, se lo comió también, y volvió a quedarse sin nombre.
Al final, el monstruo decidió buscar un nombre en el interior del castillo.
"Si me das tu nombre, pequeño, yo te haré fuerte como un roble", le dijo el monstruo al príncipe del castillo.
"Si logras que me recupere y me haces un niño sano y fuerte, mi nombre es tuyo", replicó el príncipe enfermo.
Y así fue como el monstruo se introdujo en el interior del príncipe. Y éste se curó milagrosamente.
El rey estaba de lo más contento.
"¡El príncipe se ha curado! ¡El príncipe se ha curado!", se regocijaron todos.
Al monstruó le gustó el nombre del príncipe. Y la vida en el castillo le gustó también. Por eso, y aunque se moría de hambre, hizo esfuerzos por contenerse. Un día tras otro, cuando el hambre le acechaba, el monstruo se contenía y esperaba paciente a que pasara.
Pero un día el hambre era tan acuciante que el monstruo no pudo más.
"¡Mírame, mírame, mira qué grande se ha hecho el monstruo en mi interior!"
Y entonces se comió al rey y a toda la corte de una sentada.
Grush, grussh, ñam, ñam, gruupmf, grupmf... ¡plaf!
Un día, el principito huérfano se encontró a la otra mitad del monstruo que había ido al oeste.
"Ya tengo nombre, ¿sabes? Un nombre muy bonito."
Le dijo el monstruo del oeste al príncipe: "¿Para qué sirve un nombre? Sin nombre también se puede ser feliz. Míranos a nosotros. Somos monstruos sin nombre."
Y con estas palabras, el monstruo del este se comió al del oeste...
"Cuando por fin había conseguido un nombre... no tengo a nadie que me llame para recordármelo... con lo bonito que es mi nombre... Johan..."
Hace mucho, mucho tiempo, en un país muy lejano vivía un monstruo sin nombre. El monstruo deseaba un nombre, y lo deseaba tanto que apenas podía pensar en nada más.
Un buen día, el monstruo emprendió un viaje para buscar el nombre que tanto anhelaba. Pero el mundo es demasiado grande, y, por ello, el monstruo decidió dividirse en dos. Una mitad se fue al este. Y la otra, hacia el oeste. La mitad del monstruo que había ido hacia el este encontró pronto una aldea.
"Oye, herrero, quiero que me des tu nombre", lanzó el monstruo.
"¿Pero qué tonterías dices? No pienso dártelo", replicó el herrero, incrédulo.
"Si me das tu nombre, me introduciré en tu cuerpo y te otorgaré toda la fuerza que te falta", prometió el monstruo.
"¿En serio? Bueno, pues si de veras vas a hacerme más fuerte, adelante, es tuyo", respondió el herrero.
Entonces, el monstruo se introdujo en el cuerpo del hombre. A partir de ese momento, el monstruo se convirtió en Otto el herrero. Otto era el más fuerte de la aldea. Sin embargo, un día...
"Mírame... mírame... ¡Mira qué grande se ha hecho el monstruo en mi interior!"
Grush, grussh, ñam, ñam, gruupmf, grupmf... ¡plaf!
El monstruo, que tenía mucha hambre, se había ido comiendo al herrero por dentro hasta acabar con él. Y así fue como se quedó otra vez sin nombre.
Al poco tiempo lo intentó de nuevo con un zapatero llamado Hans, pero...
Grush, grussh, ñam, ñam, gruupmf, grupmf... ¡plaf!
Al comérselo, volvió a quedarse sin nombre.
Lo intentó también con un cazador llamado Thomas, pero...
Grush, grussh, ñam, ñam, gruupmf, grupmf... ¡plaf!
Como era de esperar, se lo comió también, y volvió a quedarse sin nombre.
Al final, el monstruo decidió buscar un nombre en el interior del castillo.
"Si me das tu nombre, pequeño, yo te haré fuerte como un roble", le dijo el monstruo al príncipe del castillo.
"Si logras que me recupere y me haces un niño sano y fuerte, mi nombre es tuyo", replicó el príncipe enfermo.
Y así fue como el monstruo se introdujo en el interior del príncipe. Y éste se curó milagrosamente.
El rey estaba de lo más contento.
"¡El príncipe se ha curado! ¡El príncipe se ha curado!", se regocijaron todos.
Al monstruó le gustó el nombre del príncipe. Y la vida en el castillo le gustó también. Por eso, y aunque se moría de hambre, hizo esfuerzos por contenerse. Un día tras otro, cuando el hambre le acechaba, el monstruo se contenía y esperaba paciente a que pasara.
Pero un día el hambre era tan acuciante que el monstruo no pudo más.
"¡Mírame, mírame, mira qué grande se ha hecho el monstruo en mi interior!"
Y entonces se comió al rey y a toda la corte de una sentada.
Grush, grussh, ñam, ñam, gruupmf, grupmf... ¡plaf!
Un día, el principito huérfano se encontró a la otra mitad del monstruo que había ido al oeste.
"Ya tengo nombre, ¿sabes? Un nombre muy bonito."
Le dijo el monstruo del oeste al príncipe: "¿Para qué sirve un nombre? Sin nombre también se puede ser feliz. Míranos a nosotros. Somos monstruos sin nombre."
Y con estas palabras, el monstruo del este se comió al del oeste...
"Cuando por fin había conseguido un nombre... no tengo a nadie que me llame para recordármelo... con lo bonito que es mi nombre... Johan..."
Extracto de una seriaza de intriga, MONSTER. Hay una review mía sobre él en el subforo de anime y manga al alcance de todos, sin ir demasiado hondo, los más apuntados por esta pista son Gooses, Hathar muy cogido por pinzas y Vader.
El primero comentó en el tema y confirmó haberla terminado, el segundo porque Irieru también posteó y si se investiga su tumblr se menciona que es novia de Hathar, y el tercero 1. Gooses le posteó un fragmento del cuento en el OOT, por lo que lo conoce (al contrario de Ace Attorney no hay mucha gente aquí que conozca Monster) 2. por las letras en alemán. La serie se ambienta en Alemania, sí, pero el libro está editado en checo dentro de ella, lo que me da a entender que el autor de la pista conoce Monster tan sólo superficialmente, y 3. Porque su personalidad es a la que más se puede asociar el monstruo del cuento, ya que es un friki rolero sin amigos (?)
Me abstengo a votar por la pista. La de Spolker me parece bien, pero me atrevo a proclamar que con esta pista la lista de sospechosos se reduce a los 3 que mencioné anteriormente. Podría optimizarse, pero si hay manera de ello, ahora mismo no caigo.