CAPÍTULO 7
El viaje de vuelta a Ciudad Azafrán fue deprimente. En apenas unas horas, habían pasado de tener pistas concluyentes sobre el robo a no tener ni pistas ni a uno de sus principales apoyos en su búsqueda. Tras llegar a la estación de tren, se dirigieron a sus respectivas casas, quedando antes en verse en Silph por la mañana del día siguiente.
Tanto Rudio como Lem llegaron a tiempo, y viendo que Searcher se retrasaba, entraron al edificio de Silph a intentar recuperar los datos del detector. Cuando llevaban un rato allí, la joven apareció con cara de satisfacción.
- Hola chicos, ¿alguna novedad?
- Pues no, – contestó Rudio – llevamos un rato intentando recuperar los datos del detector pero no hay manera…
- Pues creo que tengo la solución aquí mismo. – Searcher sacó una Pokéball y se la dio a Rudio – Es un regalito por tu esfuerzo, acabo de conseguirlo del casino de Azulona.
Rudio cogió la Pokéball y la abrió. De ella, salió un Pokémon rosa y celeste con forma de pato, pero de cuerpo anguloso y cara inexpresiva.
- ¡Es un Porygon! – dijo Lem sorprendido – Es el primer Pokémon artificial, lo crearon aquí en Silph, pero hace unos años escaparon unos cuantos ejemplares y dejaron de crearlos. He oído que los capturan en una isla perdida para venderlos en el Casino por una suma ingente de fichas…
- Pues si rubito, así que – Searcher se giró hacia Rudio - no es un regalo que debas desaprovechar. Conéctalo al detector, a ver si puede ayudarnos a recuperar los datos.
Rudio y Lem conectaron a Porygon al detector, y tras indicarle lo que debía hacer, el Pokémon se iluminó y comenzó a emitir pitidos intermitentes.
- ¿No decían que en este estado, mirarlo causa ataques epilépticos? – preguntó Rudio a Lem.
- Que va, fue un bulo que inventó una organización ecologista para boicotear su venta. Mira, parece que ha acabado.
Porygon dejó de brillar y miró a Rudio dando un pequeño brinco. Los jóvenes revisaron el detector en busca de algún resultado.
- Bueno, - comenzó a hablar Lem – parece que Porygon ha sido capaz de recuperar los datos que obtuvimos en Crómlech, pero nada más.
- Entonces, ¿qué es lo que podemos hacer? – preguntó Searcher.
- Podemos intentar rastrear la energía a lo largo de las regiones cercanas desde Silph – contestó Rudio – pero de una manera superficial…
- Bueno, algo es algo. Manos a la obra – dijo Searcher.
Tras realizar los ajustes y prepararlo todo, conectaron el detector a las antenas de Silph y éste comenzó a buscar. Tras unos minutos, se iluminó un punto en el mapa de las regiones.
- A ver… - comenzó a hablar Lem – Tenemos una señal viene del oeste de Teselia.
- Eso eeees… Mmmm… Hay una cueva con electricidad por esa zona, ¿no? – dudaba Searcher.
- Si – contestó Lem – creo que se llama Cueva Electrorroca.
- Bueno, el nombre es lo de menos, - dijo Searcher con tono secante - lo importante es que tenemos nuevo destino. Esta tarde pillamos el tren, así que preparaos. Os veo luego.
La policía salió de Silph, seguida de Lem y Rudio, que fueron a sus casas dando un paseo.
- ¿Ves como no te quita ojo? Hasta te ha regalado un Pokémon…
- Si, bueno… No sé, alguien tendría que quedarse a Porygon. Es un poco raro todo. Yo sigo pensando que más que gustarle yo, es que tú le caes tan mal que parece que yo le gusto – dijo Rudio con tono guasón.
- Si si, ríete, pero tenemos razón los dos. Solo digo que quizás deberías intentar hablar más con ella… Si se portase conmigo como lo hace contigo, igual hasta me gustaba.
- No sé ni si me gusta. Apenas sabemos nada de ella…
- Cierto… Va, si, dejémonos de comidas de tarro. Hasta luego Rudio.
- Si, en un rato nos vemos.
Tras volver a preparar sus petates, los tres se presentaron en la estación de Azafrán para tomar el tren hasta Ciudad Mayólica en Teselia. Llegaron de noche, pudiendo admirar la iluminación de sus pintorescos edificios deportivos y de la gran noria.
Tras hacer noche allí, siguieron su camino hacia el oeste, a la Ruta 5 y el gran Puente Fayenza, llegando finalmente a Ciudad Fayenza, donde pararon a descansar y comer. Retomaron el camino hacia la Ruta 6, cruzándola y llegando finalmente a la Cueva Electroroca. Dentro, toda la cueva radiaba un bello brillo azul eléctrico, y se veían flotando sobre el suelo desde pequeños cristalitos hasta enormes piedras cristalinas, todas emitiendo ese intenso color azul.
- ¡Jajajajajaja! Mirad vuestro pelo – exclamó Lem.
El pelo de los tres chicos se había electrificado, abombándose. Searcher se ponía las manos en la cabeza con mal gesto.
- No te tapes, que no te queda tan mal esa permanente – bromeó Rudio.
- Juuummmm… - Searcher lanzó una mirada fría a Rudio, y camino tras una roca para ocultarse.
- Joder, hasta ahora solo me miraba así a mí – dijo Lem.
- Pues si… Espero que no se haya enfadado…
Searcher salió detrás de la roca con un gorro puesto, y miró brevemente a los chicos, haciendo un gesto hosco con la cabeza para indicar que continuasen adentrándose en la cueva.
Ninguno de los tres tomó la palabra, el único que hacía algo era Lem, que encabezando el grupo usaba el detector para buscar el lugar donde la energía fuera más potente. Tras bajar a la parte inferior de la cueva, el detector dejó de funcionar un momento y se apagó para volver a encenderse solo.
- ¿Qué pasa? – preguntó Rudio a Lem.
- Se está reiniciando, no sé por qué… Oh… ¡Oh! ¡Ha recuperado los datos! Pero… Espera… ¡Detecta a alguien con un poder similar al ladrón aquí abajo!
- Eso debe ser lo que ha hecho que recupere los datos – dijo Rudio.
- Silencio chicos, - dijo Searcher – hay alguien ahí delante… Acerquémonos con sigilo.
Tras caminar unos metros, se ocultaron detrás de unas rocas y se asomaron para ver a dos hombres hablando. A uno de ellos lo reconocieron rápido, era el secuestrador del profesor Dwinoc, que se había quitado el casco. Tenía la cara alargada, nariz puntiaguda, una cresta rubia y una perilla zigzagueante del mismo color.
La persona con la que hablaba tenía también un traje extraño de colores rojo y aguamarina, parecido al del secuestrador, pero la parte superior tenía forma de chaqueta. Era bajito, engominado y repeinado, y de cara redonda, con ojos pequeños, nariz aplastada y bigote fino. Los jóvenes atendieron a su conversación.
- Anda que dejaros ver por los mismos niñatos… Si yo fuera el jefe, os habría dado un escarmiento tanto a ti como a Earthman – decía el bajito.
- Jejejeje… Pero no lo eres, “Gran” Timinio.
- ¿Quieres acabar de cargador de móviles, Zapman? No me toques las narices. Vamos, coge un trozo de la gran roca.
- Jejejeje… Va. Puño Trueno.
El hombre del traje amarillo creó sobre un puño una esfera amarilla que emitía chispazos y golpeó la gran roca con fuerza, arrancando varios pedazos. El golpe fue tan fuerte que se desprendieron del techo varias rocas, cayendo algunas sobre los chicos que se ocultaban, con lo que hicieron ruido.
- ¡¿Quién anda ahí?! – gritó el hombre pequeño.
Los tres salieron de detrás de las rocas, adelantándose Searcher para hablar.
- ¡Quedáis detenidos en nombre de la Interpol!
- Jejejeje… Son los mocosos que se cruzaron en nuestro camino.
- Lo suponía. Niñatos, más vale que os quitéis de nuestro camino si no queréis salir escaldados.
- ¡El único que va a salir escaldado aquí vas a ser tú! – Seacher sacó una Pokéball y a un bello Kirlia de ella.
- Niña estúpida, vas a averiguar lo que le pasa a los que se cruzan en el camino del Gran Timinio del Equipo ADN – Timinio sacó a Ledian.
Ledian se lanzó hacia Kirlia con Ultrapuño, golpeándolo fuerte, pero sin mucha efectividad. Kirlia devolvió el golpe con Hoja Mágica, con un resultado similar. Ambos Pokémon se estaban tanteando. Esta vez, Ledian ejecutó un Golpe Aéreo que hizo bastante daño a Kirlia, que respondió rápido con un Beso Drenaje que le hizo recuperarse. Ledian usó Viento Plata, pero Kirlia dio un grácil salto para esquivarlo y usar Confusión. Esta vez, el ataque hizo bastante daño a Ledian, que quedó confuso en suelo. Kirlia usó por última vez Confusión, empujando a Ledian contra unas rocas, quedando fuera de combate.
- Vaya… Eres fuerte chiquilla… ¡Zapman, entreténlos mientras preparo un regalito!
- Jejejeje… Allá voy.
Zapman saltó sobre los chicos con un Puño Trueno, teniendo éstos que apartarse para esquivarlo. Rudio cayó golpeándose la cabeza con el suelo, quedando algo mareado. Lem se adelantó para protegerlo.
- Si vas a luchar como un Pokémon, tendremos que defendernos igual. ¡Sal, Magneton!
Magneton usó una Bomba Sónica contra Zapman, que cayó de espaldas. Se levantó con cara de enfado.
- Jejejeje… ¿Crees que puedes ganarme? ¡AHORA VERÁS!
Zapman empezó a brillar, creando un poderoso Rayo que golpeó fuertemente a Magneton, que quedó atontado en el suelo.
- Jejejeje… Ahí va eso… ¡Electrocañón!
- ¡Cuidado, Magneton! – gritó Lem.
El ataque dio de lleno a Magneton. Salió volando contra la gran roca de la sala, quedándose pegado con la gran descarga que había sufrido. De repente, la piedra empezó a emitir chispas y a brillar. Magneton cayó al suelo, soltando gran cantidad de chispas, seguido de un potente brillo que lo envolvió. Al desaparecer la luz, se veía un Pokémon mucho mayor, los tres cuerpos de Magnezon se habían unido, formando a Magnezone.
- Jejejeje… Parece que a tu Magneton le ha venido bien el calambrazo… ¡Ahí va otro!
- ¡Ahora verás! – respondió Lem decidio.
Zapman lanzó otro Electrocañón, pero Magnezone lo esquivó fácilmente, respondiendo con una Bomba Imán que golpeó fuerte a Zapman, dejándolo tirado en el suelo. Antes de levantarse, Magnezone lanzó un Triataque que quemó partes del traje de Zapman, dejándolo inutilizado.
- Jeje… Je… Je… Eres fuerte…
- Y más aún que puedo serlo. ¡Rendíos! – dijo Lem.
Timinio se puso delante de Zapman, entre los jóvenes y él.
- Eres patético Zapman. Derrotado por un simple ex-Líder de Gimnasio… Tendré que ser yo el que acabe con ellos.
- ¿Acabar? – dijo Seacher extrañada – Te he derrotado, no os queda manera de resistirios.
- Eso es lo que TÚ te crees, monina. ¡Terratemblor!
Los chicos cayeron al suelo, cuando intentaban levantarse, Timinio lanzó un Rayo Hielo, congelando el suelo y sus pies, dejándolos inmovilizados.
- ¡¿Cómo puedes hacer ataques de dos tipos?! ¡Ni siquiera tienes un traje como el suyo! – dijo Rudio extrañado.
- ¿Y a vosotros qué os importa eso? Que sepas que esta vez os vais a librar porque tengo que llevarme cuanto antes a este inútil para que arreglen su TSAPE, pero si vuelvo a cruzarme con vosotros, me encargaré de que la siguiente molestia que causéis sea a los que tengan que cavar vuestra tumba. ¡Adiós, mocosos!
Timinio ayudó a Zapman a levantarse, y ambos salieron rápidamente de la cueva. Dentro, Rudio sacó a Bagon que derritió el hielo de sus pies con unas Ascuas.
- ¡Maldita sea, no damos ni una! – se quejaba Searcher.
- Bueno, eso no es del todo correcto Searcher, – dijo Lem – he podido registrar la energía del enano ese, y ahora el detector marca en el mapa la dirección exacta que tenemos que tomar para encontrar a alguien con esos poderes.
- ¡Genial! – exclamó Rudio – Volvamos a Ciudad Fayenza para descansar y dar con ellos. Por cierto, ¿estáis bien?
- Si – exclamaron los otros dos al unísono.
- Me alegro. La verdad es que habéis luchado genial… Yo debería haber hecho más… – se lamentaba Rudio mientras caminaban hacia la salida de la cueva.
- No te preocupes, no estabas para combates – le consoló Lem.
- Cierto, la próxima vez dejaré que seas tú el que les patee el culo – dijo Searcher guiñando un ojo.
- Gracias… Va, ¡vamos a prepararnos para darles para el pelo a esos personajes!