Se oyen quejas y gruñidos de los miembros de la clase debido a la disconformidad del resultado. Y más sin saber lo que ha sido de Rose.
Bellatrix incluso parece divertirse con el revuelo que ha levantado. La miro fijamente mientras baja del terreno de combate y, en cuanto se cruzan nuestras miradas, su risa desaparece. Pero no tarda demasiado en volver a sonreír con prepotencia cuando se da cuenta de que Axel, la observa con desdén.
Se une de nuevo al resto de su panda de amigas que, precisamente por su vestimenta tan gótica, su forma de reír tan estridente y esa forma de gritar mientras hablan, desapercibidas, no pasan.
Leyéndole los labios, puedo adivinar que dice algo así como “¿Habéis visto? Nadie sabe qué ha pasado. Apuesto a que en media de la noche, podría llevármelos a todos y nadie lo notaría.”, a lo que contestan con una amplia carcajada lo bastante estridente para que Jäger se vea obligado a imponer orden.
¿Qué se cree esa niña? Estar en este simulador solo potencia tus capacidades. Es un arma de doble filo inclusive. Si bien es cierto que te enseña qué tipo de emociones desempeñan qué habilidades y hasta donde llega tu capacidad, el no controlarte puede dar conocimiento al resto de la clase sobre tu capacidad y habilidades. Además, también delata que eres capaz de usar magia de manera asidua o que sabes qué emociones la impulsa. Van de profesionales y aun no saben a qué se enfrentan. Patéticos. Patéticos todos y cada uno de ellos.
− ¡Ya vale! −corta Jäger –. Os recuerdo que seguimos en clase.
Se vuelve a hacer el silencio. Un misterioso silencio, pues Jáger abre un panel de control digital desplazando su dedo índice en el aire de arriba a abajo y tras un click, teletransporta a un alumno de la clase B a la nuestra. Supongo que estarían con la instructora auxiliar en otra sala.
Un hombre de pelo corto y castaño muy alto. Corpulento y con unas facciones muy toscas aparece y se dirige a la zona de combate. Lleva una chaqueta negra. Así que esto puede pintar divertido.
− Bien. Christa Strova contra Steven Hoffman. Venga, rapidito.
Steven Hoffman es el primer clasificado de este inicio de curso. Bueno, el primero contra la tercera. Aunque después de lo de Aulria, creo que puedo considerarme la segunda. Sea como fuere, tampoco es algo que resulte orientativo si tengo en cuenta que me prohibieron mostrar todas mis habilidades hasta que llegase el momento oportuno. Pero hoy me siento un poco alterada. Estoy cansada de esperar a que aparezca la persona que mis padres llevan esperando tantos años. Es más, ¿quién me asegura que viviré para ver su nacimiento? Estoy cansada de este falso mundo. De esta falsa historia y de esta estúpida mentira. Es hora de que conozcan a la mejor SMA de Khinna.
Me dispongo a caminar para subir al terreno de combate cuando una mano temblorosa, pero de intenciones nobles, se sitúa sobre mi hombro izquierdo. Me giro y veo que es una de las amigas de Axel. Dahna creo que se llama. Por su chaqueta blanca, quedan claras sus capacidades. Tan ridículas que casi me hacer sonreír internamente. Realmente hay algo que va mal en este sistema.
− Mucha suerte, Christa –dice sonrojada.
− Gracias, supongo. Pero mejor guárdatela. La necesitarás para sobrevivir estos dos primeros años.
Dahna quita su mano de mi hombro y veo como solloza un poco de los nervios. ¿De verdad se puede ser tan débil y llorica? Tenía entendido que era alegre. Quizás se sienta afectada por lo que acaba de presenciar en el combate anterior. En cualquier caso, yo no pienso contenerme solo por no asustarla.
Subo al campo de batalla y observo como Jäger me mira fijamente y Steven se ríe.
− Otra mujer? Demasiadas mujeres hay este año. A este paso no encontraré a nadie aceptable.
Se hace el silencio. Realmente prefiero no pensar en nada. No es mi estilo, no es mi mayor habilidad. Mente fría, movimientos rápidos y sutiles, autocontrol... eso es lo que me define. Y así debe ser mi estilo de combate.
− Bueno, empezad –ordena Jáger.
Me quedo quieta y veo como Steven se queda mirándome, esperando la mínima señal de guardia baja para atacar. Su chaqueta negra ya me da una pista. Mientras que él, pobre ilusio, no sabe lo que se le avecina. Precisamente porque de mí, solo conoce mi chaqueta azul.
La tensión resulta tan asfixiante que ni siquiera el aire podría fluir con tranquilidad. Tampoco tengo todo el día, asi que finjo que me relajo para que él haga su ataque.
En un visto y no visto, desaparece. Chaqueta negra... desaparece... esta claro. Ha hecho lo mismo que Bellatrix. No es mala idea, si fuera una novata. Pero de poco le va a servir hacer uso de los agujeros de gusano. Eso solo demuestra que, fuera de esta simulación, aun no sabe usar magia. Eso es magia de bajo nivel.
Dejo preparada mi trampa. Enfrío la piel de mi cuerpo para crear una réplica y poder evaporarme a mi misma por dentro y salir de ese cascarón helado con mi forma. Tan fría como el hielo y tan sútil como el aire. Me espero a unos metros de distancia a que aparezca de nuevo par intentar atacarme. Curioso, porque aparece en medio del aire, por encima de la cabeza de mi réplica de hielo para atravesarla con una daga de sombras, creada con su mano izquierda.
Su cara de incredulidad es fascinante. Decido materializarme para que pueda verme. Pero no, no me apetece atacar aun. Quiero probar bien de que es capaz.
Vuelve a desaparecer. Creo que no sabe que el aire me dice dónde va a aparecer. Me espero al último momento, en el que decide aparecer por mi espalda, para dejar que todo mi cuerpo se vuelva agua, con el fin de evadir de nuevo su ataque. Le veo tenso y frustrado. ¿Será que no sabe qué pretendo? Pues yo estoy empezando a divertirme solo de ver su cara.
− Strova, déjese de jueguecitos estúpidos. La clase esta a punto de terminar y aun tenemos que hacer un combate más –grita Jäger–. Quiero que le enseñe a la clase el poder de una SMA. Que vean cuál es su objetivo a alcanzar.
− Espero entonces que estes preparado para asumir las consecuencias, Jäger. Y sabes a lo que me refiero, ¿verdad? Soy rango S, por lo que tengo licencia para matar. Y supongo que sabes que la
Valkyrja, lo hace, aun si se trata de una simulación.
La clase entera estalla en un grito de pánico. Sí, acaban de descubrir mi identidad como agente del gobierno. El miembro más temido del ejército del rey. Me he ganado el nombre de Valkyrja, no solo por mi nacionalidad, si no por mis habilidades y crueldad a la hora de cumplir órdenes y completar objetivos. Y, honestamente, me da igual que la gente me tema. O incluso que me odie. Este mundo, en esencia, es odioso. Si todos supieran la verdad...
Jáger se queda con la cabeza agachada. Ni siquiera él tiene autoridad contra mí. Podrá comandar a la guardia civil, pero la guardia del rey queda muy por encima de eso.
Incluso Steven queda claramente sorprendido. Pero, al mirarle a los ojos, decide finjir.
− Vaya, así que encima de ser atractiva, eres fuerte. Bueno, cuando terminen las clases, podremos hablar... y algo más. No todas captan mi atención así –afirma de una manera prepotente.
− Y no todos me dan tanto asco.
Ya no tengo porque seguir ocultándome. Es hora de enseñar mi Herejía y el resto de mis habilidades. Despliego mis alas. Las frías y oscuras alas de la Valkyrja de Khinna. Alas de cristal negro, para sorpresa de muchos. Y no rígidas, como muchos piensan.
Como siempre, el tiempo se altera y produce una fría ventisca al desatar todo mi poder. Todos se encogen, muertos de frío. Pero hay uno en particular que, al parecer, ha quedado seriamente dañado. Axel, cómo no.
− ¿Qué te pasa, Axel? ¿Enfermo? –pregunto con ironía.
Noto como se tensa su musculatura y como masculla algo intentando hablar pese al frío. Su cuerpo parece paralizado, y eso que solamente ha sido un pequeño soplo de aire gélido. Es raro pero parece que tiene fobia al frío. O quizás al agua, si hago una extensión. O puede que a las dos cosas. ¿Pero no debería ser capaz de calentarse a sí mismo? Su elemento es el fuego. Es un chico muy raro.
Steven retrocede con temor, pero ha llegado mi hora de atacar.
− Dime, tú que parece que entiendes tanto de mujeres. ¿Sabes lo que se siente cuando una mujer desea destrozarte desde dentro?
Steven se queda descolocado ante mi pregunta. Pero ahora es mi turno de dar rienda suelta a mis prohibidas emociones. Me impulso con mis alas para acercarme a él antes de que pueda defenderse o reaccionar. Me acerco por detrás y le acaricio la cara, el cuello, el pecho...
No tarda en darme un codazo para apartarme. Pero ya es demasiado tarde.
− ¿Sabías que la gran mayoría de la composición del cuerpo humano es agua? Dime... ¿qué pasaría si congelo el agua de tu interior?
Steven gruñe y se abalanza sobre mí, creando otra daga de sombras con su mano izquierda. Pero no tardo en calentar mi cuerpo, convirtiéndome , de nuevo, en vapor. Me acerco por detrás y le susurro al oído, su destino.
− Ichirin no hana."
Entonces, esos microscópicos cristales de hielo que incrusté dentro de él a través del contacto por todo su cuerpo, empiezan a florecer. La clase, de nuevo, vuelve a gritar mientras que, del interior de ese niño prepotente, surgen espinas de hielo que le atraviesa por varios lados, los brazos, las piernas, el estómago... e incluso le sale una por la boca. Esto sí empieza a ser divertido.
Oigo cómo apenas puede gritar de dolor debido a la espina de hielo de su boca. Bueno, quien dice espina... dice “trozo de hielo puntiagudo de metro y medio”. Así que, y para que no me pongan mala nota... bueno, recojo mis pequeñas espinas, para que pueda gritar con más fuerza y tranquilidad. Me esta empezando a caer bien el chico este. No es fácil hacerme reír pero él lo esta consiguiendo. ¿O será que yo soy muy cruel? No importa.
De nuevo, vuelve a jugar con el espacio tiempo para recuperarse de sus heridas. Bueno, eso ya tiene más mérito. Pero creo que ya es hora de ir acabando con esto. Y, honestamente, no me gusta la gente que se resiste a morir. Así que si resistirse es lo que quiere, le liberaré eternamente de tanto dolor y sufrimiento.
Espero el momento oportuno en el que termina de sanar sus heridas pero aun tiene la guardia baja para lanzarme a por él. Esta vez de frente, para agarrarle mejor. Pongo mis pechos en su cara, le aprieto con las manos, su cabeza contra ellos y con mis alas, mantengo sus brazos, pegados a su cuerpo.
− Weib Flügel.*
Como si de una delicada y fría flor se tratase, su cuerpo empieza a ser rodeado de un par de pétalos de cristal que se entrelazan entre sí, creando un caparazón. Salgo antes de cerrarlo del todo y observo desde fuera a un desangrado muchacho arrodillado. A ver si es capaz de salir de ahí por la rendija que he dejado al descubierto. O eso, o muere congelado en dos minutos.
Jäger no quiere esperarse. Sí, esta claro el resultado. Pero no me va a decir cuándo debo parar.
− Bien, el combate termina...
− ¡¡Cállate!! –le espeto –. Cuando esto termine, no necesitarás ni anunciar el resultado. ¿No estas aquí para valorar a la siguiente generación e instruirla? Entonces quédate ahí callado a observar.
De nuevo, aquí la que manda, soy yo. Así que Jäger se limita a callar y retroceder unos pasos, quedándose como un mero espectador más.
Empiezo a contar los segundos que faltan hasta que su cuerpo perezca. ¿Conseguirá salir? El aire me susurra sus esfuerzos por conseguirlo. ¿Se lo habré puesto demasiado difícil? Bueno, de ser así, no hubiera sobrevivido demasiado en la guerra actual contra Minska. Pues como se demuestra en mi sangre, desde que era pequeña, la gente de Minska tiene dotes especiales para el combate.
Bueno, faltan treinta segundos. Me siento a ver como, una vez más, he fallado al poner a prueba a alguien. No, no es él quien busco.
Diez segundos. Bueno, ha sido divertido mientras ha durado.
Aparto un segundo la mirada para levantarme del suelo. Pero al volver a mirarle, todo el cristal se había vuelto negro. Espero para ver a qué se debe y veo que Steven ha conseguido convertir todo su cuerpo en sombra para salir de ahí.
Bueno, no suelo mostrar mis emociones, pero le aplaudo. Esto sí tiene mérito. Aunque él ya me mira con odio. Y pensar que hace unos momentos quería ligar...
− Ya es hora de poner fin a esto, bruja –me dice.
− ¿¡Bruja!? Ahora sí que la has liado, chaval. Ahora te enseñaré lo que es una bruja.
Creo en mi mano derecha un pequeño agujero de gusano, que interconecto con un corazón. Él, al verlo, se toca el pecho muerto de miedo.Supongo que no sabe de dónde ha salido. En mi mano izquierda, creo otro agujero de gusano para traer otro corazón. Al ver el segundo, queda extrañado.
− ¿No sabes lo qué es? Vamos a jugar a un juego. Aquí tengo dos corazones. Uno es el mío y otro es el tuyo. Ambos del mundo real. La prueba es sencilla. Con una de esas dagas de sombras que haces, debes acertar a perforar uno de los dos. Ya sabes lo que conlleva perforarlo, ¿no? Uno de los dos, morirá.
− ¿Eres tonta? Sé perfectamente cuál es el mío. Tan creída que has cavado tu propia tumba.
Lanza, sin dudarlo, unas dagas hechas con sombras contra el corazón de mi mano izquierda. Y no ha elegido mal. Es cierto que ser mujer me pone en desventaja en este juego, ya que el corazón femenino tiene un tamaño menor al masculino pero, como juego mío que es, siempre hay una solución positiva.
No sé si es capaz de controlar la dirección de sus sombras, como hace Bellatrix. Así que me espero al último momento... para intercambiar, a través de los agujeros de gusano, los corazones. Solo llega a abrir los ojos de la sorpresa antes de que sus propias dagas atraviesen su corazón.
Me acerco mientras deja de respirar y le doy un beso en la mejilla.
− Gracias por jugar conmigo. Que tengas una dulce muerte.
Bajo del terreno de combate. Todo es silencio. La gente se va apartando de mi camino. Veo cómo Axel ya se ha recuperado. Interesante esa reacción. Le mantendré vigilado. Dahna me mira con miedo. Bueno, es normal. Me quedo parada de cara al terreno de combate para ver el siguiente combate y todos se alejan disimuladamente de mí. No hay problema. No es la primera vez que la gente opta por alejarse de mí.
Agacho la mirada, como si no me importase lo que pasa a mi alrededor, esperando al siguiente combate. Por detrás, Axel me agarra del brazo y se pone delante mío, con la mirada fija en mis ojos.
− Después tenemos que hablar −dice seriamente.
− En el caso de que yo también tenga algo que hablar, querrás decir.
Nos quedamos mirando fijamente unos segundos, hasta que Jäger se digna a pronunciar el nombre de los dos siguientes aspirantes.
− ¡Venga! los siguientes: Axel Wladen y Paul Schidler –dice Jäger gritando.
Axel se queda mirando a Jäger. Me suelta y, con cara de seriedad, se dirige hacia el terreno de combate. Por detrás, le sigue Schidler, su rival.
Paul Schidler... Si no recuerdo mal, el séptimo en las pruebas. Chaqueta marrón, alto y rubio, con el pelo corto por los lados y largo por arriba para poder peinárselo hacia atrás. ¿Cuánto debe medir? ¿Un metro ochenta y cinco? le saca unos diez centímetros a Axel. Aunque claro, si resulta ser un crío engreído, ser más alto puede hacer más dura su caída.
Miro a mi izquierda, donde esta Dahna abrazando un objeto envuelto en tela.
− ¿Y eso? –le pregunto.
− ¡Ah! Ehm... no sé bien lo que es. Es de Axel, creo que es un regalo de Aulria por su cumpleaños. Me lo ha dado para que se lo cuide mientras combate. Pero la verdad es que pesa bastante –afirma.
− Déjamelo tocar.
Insegura, me cede el objeto. Cuando lo observo, Aprecio su tamaño alargado y sus extremos. Más o menos por la mitad, le doy unos suaves golpecitos con los nudillos para comprobar el material. Parece... una mezcla de acero. Pero suena grave, como si su composición tuviese otros materiales. Juraría que es una espada. Pero las espadas no pesan tanto, ni tienen esa anchura. Y aun menos, ese ruido.
Axel y Paul estan empezando a subir a la arena de combate. Le devuelvo la espada o lo que sea a dahna, que hace un ademán de sobreesfuerzo al volver a cogerla, y me dedico a ver la batalla.
− Tu amigo no tiene un panorama bonito –le digo a Dahna.
− Bueno, yo confío en él. Lo tiene más fácil que yo, que no tengo ninguna habilidad destacable –responde triste.
− Hace años, no sé exactamente cuántos, había un chico de chaqueta blanca que llego a la guarda real. El chico no podía usar mágia. O no sabía, no recuerdo. Pero se especializó en el combate cuerpo a cuerpo y en armas de corto y largo alcance. Y mediante su ingenio y destreza, consiguí hacerse un hueco.
− Y... ¿crees que...?
− Bueno, ya empiezan –la interrumpo.
Ambos suben y se quedan frente a frente mirándose a los ojos. Axel en el lado izquierdo y Paul, en el derecho. Jäger se ríe levemente y sube al borde del campo en la parte opuesta a la que estamos los alumnos, para dar comienzo al último combate de la clase.
Axel empieza a correr contra Paul y le intenta soltar un puñetazo. Así, sin más. Ni siquiera envuelto en llamas. Obviamente, Paul lo esquiva con tranquilidad, pero axel sigue intentándolo. Como todo el combate sea así, esto va a ser muy, con mayúsculas, en negrita y subrayado, aburrido.
Dahna abraza fuerte el objeto que le dio Axel antes de subir y mirando a Axel, noto como se enfada consigo mismo por el penoso espectaculo que esta dando, a lo que Paul contesta con risa y burla.
− Bueno, chavalín. Ya has descubierto a lo que no te tienes que dedicar. Pensaba que serías fuerte. Te pasabas todo el día defendiendo a tu novia ¿no?
− ¡Tienes prohibido hablar de ella!
Creo que es el sentimiento hacia ella lo que le da fuerza. Pura espontaneidad quizás. Vuelve a arremeter contra Paul, esta vez usando fuego. Aunque Paul vuelve a esquivarlo con total tranquilidad.
− Bueno, voy a enseñarte a usar magia, chavalín.
Paul recubre todo su cuerpo de rocas. Como si fuera una armadura. Pero aun así, es bastante rápido. Lo suficiente para contraatacar y darle un duro, durísimo golpe a Axel, que queda tendido en el suelo semi inconsciente.
− ¿Ya hemos terminado? Pues vale, otro idiota más que no tendría que vivir en esta época.
Paul se quita su armadura y se queda de pie, esperando a que Jäger anuncie el final. Se le oye a Axel toser y veo como escupe un poco de sangre.
Pues sí, parece que el chaval, con todo lo enérgico que era, se ha quedado en nada. Pero Jäger le obliga a seguir peleando.
− Wladen, te quiero de pie. Schidler, ¿qué haces parado? Esto cuenta para nota.
Paul mira un momento a Jäger y se dirige a darle el golpe de gracia a Axel. Es una pena, creo que el chaval podría haberme caido bien pese a lo tonto que parece. Me gustan los chicos con agallas. Pero con unas agallas de verdad. No solo palabrería barata.
− Pues nada, mira que pensaba que valdrías la pena. En fin, ya encontrarás a otra chica tan inútil como tú. No te desanimes –comenta−. Aunque si esto fuera una batalla en el mundo real, ya estarías de vuelta con ella.
Axel gruñe una y otra vez. Cada vez más fuerte. Intenta levantarse. Paul, crea una especie de pirámide con rocas y la sitúa en el aire, encima de axel, para luego dejarla caer sobre él.
− ¡Entierro prematuro!
La pirámide empieza a caer sobre él. Este si parece ya el final. Yo solo puedo quedarme mirando el movimiento de la pirámide, mientras, con eco, escucho a Dahna hablarle a gritos a Axel.
− Piensa en Aulria, Axel. Ella es tu fuego.
Pero la pirámide cae sobre él, haciendo un ruido sorde que hace temblar todo el suelo y lo llena todo de polvo.
No se ve nada, pero tampoco hay nada que ver. Solo intuyo como ha acabado Axel. Lo más sorprendente, y ni eso, es oír a Dahna gritar hasta que desaparece el polvo.
− ¿Te quieres calmar? Es un simulador –le grito.
− No es eso. Es que no se dónde ha ido a parar lo que Axel me dio. Ha desaparecido con una luz.
− ¿Eres tonta? –le digo irritada−. ¿Ese es tu problema ahora?
Ella parece ignorarme. ¿Qué narices se cree? La veo mirando fijamente la pirámide. Y poco a poco su cara empieza a cambiar del llanto al asombro mezclado con sonrisa.
− Christa, ¿qué significa que la roca se este poniendo roja?
− Pues que se esta calen... Espera, ¿sigue vivo?
Me dedico a mirar también la pirámide, que ya brilla de lo roja que esta. Poco a poco empieza a fundirse, dando paso a la figura humana de su interior, que no es ni más ni menos que Axel. Pero le pasa algo raro.
En sus brazos se ven llamas negras. Y esta sosteniendo la Espada que tenia Dahna. Pero esta vez, sin el trapo. Una espada forzada en acero en el centro y de roca volcánica en el filo y la punta. En el centro, parece que hay un dibujo grabado. Un dibujo que me suena... y bastante.
Cuatro cometas quue rodean una flor de cuatro pétalos. Cada una con un elemento. Cada petalo posee un elemento de la naturaleza. Pero todos unidos en su báse por un núcleo con el elemento aire. Y dependiendo del dibujo, indica un tipo de herejía.
Herejía... ¿Será que este chico es capaz también?. Los cometas colisionan en la parte izquierda del dibujo. Protección. A ver... el pétalo superior tiene el símbolo de la tierra. El pétalo inferior tiene el signo de ña Oscuridad y el de la izquierda..,fuego.
No creo que pueda ser él a quien estoy buscando. Esto es de locos. Esa espada tiene que haber acabado en su poder porque... porque Aulria no sabía su significado y se la regaló. No hay más.
Axel empieza a caminar enseñando los dientes y gruñendo cual vestia. Pero envuelta en llamas negras. Paul da unos pasos hacia atrás, pero Axel le ataca a distancia, acertando esta vez.
Llamas negras. Axel ya ha ganado. O... ¿quizás no? Porque parece fuera de sí.
Se abalanza sobre Paul para asestarle un espadazo pero queda bloqueado por una coraza de rocas, que modifica inmediatamente su forma para contratacar. Paul indeciso sobre cómo actuar. Y Axel cada vez más enfadado. Esto puede tener consecuencias graves. Sobretodo para Axel.
Axel pega un puñetazo al suelo y acaba rompiendo la arena de combate. Clava la espada en el suelo y sitúa sus dos manos sobre ña empuñadura. La espada empieza a desaparecer. Se convierte en tierra y rocas y se adhiere al cuerpo de Axel. Parece que la espada tiene vida propia, pues empieza a avanzar hasta recubrirle todo el cuerpo, como hizo Paul al principio del combate.
Paul va corriendo a pegarle con sus puños envueltos en rocas, pero no consigue nada. Salvo que la armadura rocosa de Axel vuelva a calentarse, lo que ocasiona que Paul decida alejarse, expectante.
La coraza de roca empieza a romperse, dando paso a un ser completamente abominable. Ya no es Axel. Ni siquiera tiene su cara. Es... ¿Un gólem? Un golem con magma en su interior. Increíble. Desprende un aura realmente abrasadora e inquietante.
Paul empieza a retroceder mientras mira el suelo que pisa esa enorme mole de magma. Lo que pisa, lo funde. ¿Cómo va a luchar el elemento tierra contra algo así? Paul esta completamente anulado.
Miro a Jäger, que parece que se ha dado cuenta, pero le hago un gesto para que no intevenga. Tengo que descubrir si el chico este es quien busco o solamente se le ha ido la olla. Aunque no conozco ningun tipo de mágia que permita copiar las habilidades del rival.
El gólem se lanza directo a por Paul, que vuelve a recogerse en una coraza rocosa que le dura nada y menos, pues nada más ser tocada, se funde, llegando hasta el chico. Mirarle a los ojos debe ser aterrador. Ya no distingo dónde termina el sudor del muchacho y empiezan las lágrimas de temor.
Las grietas del gólem por donde se ve la lava, empiezan a oscurecerse, creando nuevamente llamas negras. Todos estan realmente asustados. Incluso yo estoy inquieta. ¿Como se puede llegar a esto? El gólem lanza a Paul contra la verja elertrificada en los límites del área mientras pronuncia sus primeras palabras.
− Magna Meteora
Una roca incendiaria es lanzada desde su puño izquierdo en busca de aquel chico que fue lanzado. Paul se da contra la verja y recibe una descarga eléctrica. Descarga que no le dio tiempo a disfrutar, pues cuando llega la roca que lanzó el gólem, Paul se ve completamente aplastado. Tan aplastado que la roca consigue romper la verja y llevarse por delanta a Paul y un par de kilómetros en línea recta de jungla.
Retumba por doquier el grito, gruñido o lo que sea del gólem, que sale nuevamente en búsqueda de Paul, seguido de nosotros, que no podemos hacer otra cosa si no correr e intentar salvar al chico antes de que muera en la vida real por una subida o baja extrema del pulso del corazón.
Llegamos a donde la roca ha detenido su curso, aunque sigue sin apagarse. Y vemos a un gólem que vuelve a tener la lava de siempre.
− Christa... No voy a preguntarte lo obvio, porque sé quien es. Pero, ¿qué sígnifica en realidad ese cambio? –pregunta Dahna sin aire entre el susto y correr.
− Su elemento es el fuego, ¿no? Sin embargo creo que ha desarrollado el uso de otro elemento: Oscuridad. Su forma actual, Es lo que hay dentro de él cuando su entusiasmo, energía y espontaneidad, se junta con el elemento de Aulria, el ser al que más quiere, y la Oscuridad oscasionada por su pérdida. Es humano aun. Pero es... desgarrador.
− ¿Humano? ¿Qué le ves de humano a ese bicho? –pregunta irónicamente Bellatrix, que nos seguía por detrás.
− ¿Ves sus llamas? Pues esas son sus emociones. Amarillo: Iluminar. Naranja: Guiar. Rojo: Proteger. Negro: Destruir.
Axel vuelve a agarrar a Paul del suelo. Jäger interviene para tratar de qe le suelte, pero un poco de magma que salta a su cara, le deja fuera de combate. Axel tira a Paul por los aires. Y a continuación, salta hasta ponerse por encima de él.
− Supernova –gruñe.
Con ambos brazos recogidos como si fueran un martillo, le da un tremendo golpe en el pecho a Paul, que sale lanzado de nuevo hacia la tierra envuelto en llamas. Como un cometa.
− ¡Todos al suelo! –grito.
No dudan en hacerme caso y se agachan todos. Lo siento por Paul, pero no podemos hacer nada por él. Cuando cae, el suelo tiembla tanto que se resquebraja. Miro hacia arriba y veo como una inmensa bola de fuego cae a toda velocidad para aplastar a Paul. Es Axel. Esta vez el ataque es él mismo. Me alejo cuanto puedo del lugar del impacto y cuando cae, el temblor me hace saltar un metro o dos del suelo, cayendo de espaldas.
Todo es humo y cenizas. Huele a quemado y solo se escucha el sonido de las rocas cayéndose y de la tierra resquebrajándose. Quedo un poco ensordecida por el ruido de la colisión y no se ve nada. Solo una gran llama que imagino que será el punto de impacto.
Intento mover el agua del interior de mi cuerpo para estabilizarlo y recuperar el oído. Y lo primero que escucho al oirlo es: “esto se viene abajo”.
¿Esto se viene abajo? No logro entenderlo. Hasta que la tierra de mi alrededor se cae, dando espacio a la oscuridad digital. El lugar donde terminan los límites creados por el hombre y donde, si caes, no regresas. Porque no hay manera de recuperarte. Así que.. parece que todos moriremos.
Jäger empieza a cerrar forzosamente, y con esfuerzo, todas las conexiones. Observo, tras todo el panorama, una vez que la oscuridad digita lse ha tragado todo el polvo, como ha quedado un cráter grandísimo en la zona del impacto. Y como el cuerpo de Paul no esta. O bien ha sido desintegrado por la presión a la que ha sido sometido o ha sido ya desconectado.
Axel ha vuelto a la normalidad pero esta tendido en el suelo, y Jäger no le ha visto. Desplego mis alas y voy a por él de inmediato. Esta a unos cientos de metros pero espero llegar antes de que caiga al vacío. Los segundos esos en los que tardo en llegar, quedarán siempre en mi memoria. Bellatrix cayendo. El otro amigo que siempre acompañaba a Dahna y Axel, también. Y más personas cuyo rostro no memoricé.
Vuelo lo más deprisa que puedo hacia él pero la tierra se rompe y cae al vacío. Le persigo antes de que desaparezca y logro cogerle.
− Jäger, ¡idiota! ¿Qué haces? ¡Desconecta!
Parece que me escucha y nos desconectamos los tres al mismo tiempo. Una auténtica pesadilla.
Cuando vuelvo en mí, salgo de mi cápsula y veo a Rose llorando y aterrorizada. Ella, que fue mandada de vuelta al mundo real por el agujero de gusano de Bellatrix, ha presenciado lo más desagradable.
Steven, mi oponente, muerto dentro de la cápsula. Su cristal esta manchado de sangre. Supongo que de lo que escupió al atravesarse su propio corazón. Paul... casi no puede verse de toda la sangre que hay en su cápsula. Conforme recobramos todos un poco el sentido, decidimos sacarles. Paul tiene todos los huesos rotos. Sus ojos, ya no son lo que eran... debido a la presión a la que ha sido sometido. Y su boca, aun babea sangre. Realmente escalofriante.
Me dirijo a la cápsula de Axel para atenderle y aun no ha recuperado el conocimiento. Pero no parece estar muerto. Le cojo y me lo echo a la espalda. Mientras salimos con los cadáveres y con Rose entre lágrimas, la gente empieza a hablar.
− ¡El hombre de magma!
− ¿Hombre? Es un bicho.
− ¿No era un gólem?
− Qué harán con él ahora?
Decido ignorarlos. Me siento muy preocupada por él. Increíblemente. Nunca pensé que sentiría esto...
− Magmor –digo en voz alta−. El Guerrero de Magma se llama Magmor. Y será sometido a juicio con posible pena de muerte por amenaza social.
- Ichirin no hana: Flor solitaria, en japonés.