Ciudad Porcelana era el brillo que iluminaba la oscuridad de la noche, una luz que no se apagaba, fuese la hora que fuera. Las calles, como las venas de un ser humano, estaban llenas del flujo constante de personas. El ritmo de vida era incluso más ajetreado que en Malvalona. Si por algo era famosa era por la capacidad de poder vivir la vida las 24 horas del día. En un mundo en que las personas no necesitaran dormir aquella sería la ciudad ideal. Personas, pokémon, coches, nada se detenía allí. Sus muchas galerías de arte permanecían abiertas cada minuto del año, alguna incluso organizaban distintas exposiciones en la mañana y en la noche. Un hilo musical diferente definía cada calle, hilado por distintos artistas, algunos junto a sus pokémon, dando personalidades distintas a calles que se cruzaban entre sí.
Y a pesar de aquel ritmo, de aquella vida, había alguien que parecía estar parado en el tiempo. Se trataba de un joven y derrotado genio de la investigación marítima pokémon, Celsius.
El muchacho andaba al lado de Luso como si de su sombra se tratase. Sus ojos se mantenían agachados, sin luz, llenos de desilusión. Totalmente al contrario de su compañero, que parecía treméndamente excitado por el hecho de haber obtenido información jugosa del grupo al que debía investigar. Luso tenía en mente un lugar concreto al que ir, una exposición donde hablaban de los pokémon de tipo Bicho. Sabía que si esperaba por allí dando una vuelta se acabaría encontrando con la persona que necesitaba.
A las pocas horas, una joven con una coleta y un chico de cabello largo entraron por la puerta. Se trataba nada más y nada menos que de Ertia y Kredan. Luso sabía a la perfección que llegarían a ese edificio. Los cuatro salieron discretamente sin demasiados rodeos. En un pequeño parque por el centro de la ciudad entablaron la conversación que tanto esperaban.
E – Supongo que ha sido cosa tuya, no es así, Luso?
L – Obviamente! Y ha salido redondo. Aunque lo que os he de contar es un tanto rebuscado, así que mejor vayamos a hospedarnos a algún lado.
K – Oye Celsius, estás bien? - Denotó fácilmente que su amigo no estaba muy animado.
C – Claro... - No dijo nada más, simplemente se marcharon todos a un hotel.
Encontraron, un poco apartado del bullicio de la gran ciudad, un buen lugar donde quedarse. Aquella vez pidieron dos habitaciones dobles. Luso y Ertia volverían a ir juntos y Kredan volvería a estar con Celsius.
Los miembros del equipo se reunieron en una de las habitaciones y decidieron charlar sobre lo ocurrido en el Crucero. Luso les explicó a todos que el crucero entero lo organizaba Power Savers, con el fin de encontrar a clientes potenciales. También les explicó que por aquel motivo decidió delatar a Kredan y Ertia, manteniendo a Celsius como investigador a su lado. Aprovechó para explicarles lo sucedido durante el torneo, el enfrentamiento con Kyogre.
K – Eso explica las turbulencias tan graves que vivimos en el barco pesquero...! Ese niño... Hay algo en el que me perturba! - Parecía algo afectado, pero mucho menos que anteriormente.
L – Lo último que hice fue engañar a PS. Les dije que, cuando os encontráramos os mentiríamos, y que os contaríamos que a nosotros también nos estuvieron persiguiendo pero pudimos huír. Les prometí que os metería de lleno en su base para que os capturasen y hicieran con vosotros lo que quisieran.
K – Esta bien, eso nos asegura llegar a su base, que esta...?
L – En Ciudad Caolín.
E – Que extraño, tengo entendido que no queda demasiado que ver en esa ciudad...
L – Lo cierto es que, por alguna razón han conseguido que esa ciudad conocida como la ciudad intemporal, se vuelva un lugar de ocio para los entrenadores... En cualquier caso hemos de verlo con nuestros propios ojos.
K – Entonces, mañana ponemos rumbo a Ciudad Caolín?
L – No tan rápido melenas, no pareces conocer demasiado esta región.
E – Tan ingenuo como de costumbre...
K – Hace apenas unas horas no sabías lo que hacían los pescadores... - Dejó caer.
L – El centro de Tesselia es conocido por una cosa concreta. Se dice que es un “Nexo”.
K – Que se supone que es eso?
E – Un Nexo es un lugar que pertenece a una dimensión diferente, o algo por el estilo. Muchos científicos lo han intentado estudiar, pero lo más que se logró en su época dorada fue extraer de él pokémon que habían soñado algunos niños. He oído que algunos mostraban características especiales como movimientos y habilidades que no deberían conocer esos pokémon. - Se le veía un poco emocionada.
L – El caso... es que no podemos pasar a través de la región, hay que rodear por completo y si te paras a pensar mi excusa no tendría sentido si llegamos al día siguiente a su laboratorio...
K – Es cierto, sería raro...
L – Nos dividiremos de nuevo como hasta ahora. Kredan y Celsius, os iréis juntos, quiero que tardéis por lo menos un par de semanas en llegar. Ertia y yo tardaremos un poco menos, tomando diferentes rutas, como si hubiésemos dedicado medio mes aproximadamente en encontrar su centro de mando.
E – Me parece bien, prefiero tener a alguien como tu a mi lado.
K – Yo sin duda aprecio la compañía de un amigo. No es así Celsius? - Levantó su mano esperando que su fiel compañero la chocara.
C – Yo paso. No pienso ir a ningún lado.
L – Como dices? - Puso su mano en el bolsillo.
C – Que no pienso hacer lo que digas. Estoy harto de esto. Volveré a Hoenn en el próximo barco que vaya, no quiero seguir haciendo el imbécil, poniendo en peligro mi vida. Bastante tengo con mi profesión como para preocuparme de una mafia.
Kredan lo miró fijamente. Miró la cara de su amigo, recordó las palabras sobre aquello que había sucedido en el Crucero. Recordó lo que les sucedió prácticamente al conocerse. Aquella experiencia cuando fueron brutalmente derrotados en medio del océano.
K – Nos vamos. Si queréis algo ya tenéis mi contacto en vuestros dispositivos.
Agarró a Celsius y se marcharon a su habitación.
Al llegar Celsius no dudó en ir a sentarse en su cama. Kredan se sentó a su lado.
K – Celsius... - Puso una mano sobre su hombro.
C – No tengo ganas de seguir, sinceramente. No creo que valga para esto. No se me dan bien los combates. Que voy a hacer en un percal como la base de unos tíos que se dedican a vender pokémon modificados. Deben tener armas, no creo que duden en matar a personas...
K – Ríndete entonces. Aunque lo hagas, yo iré hasta allí. Si personas como esas tienen a mi hermana, por que se yo que motivo, entonces iré. Aunque solo haya un uno por ciento de probabilidades de salir con vida. Jamás le pediría a un amigo que pusiera su vida en juego por algo que deseo yo. Jamás.
C – Lo se... - Iba a seguir hablando pero su amigo le cortó.
K – Pero por favor, no digas que no sirves para nada. Si lo dejas, hazlo porque tienes miedo, porque no quieres arriesgarte. Pero no lo hagas porque crees que no eres capaz de hacer nada.
C – Ya lo has oído no?! No he dejado de perder, Raida ni siquiera me miró a los ojos cuando megaevolucionó! Y Lapras... lo quiero mucho, pero no creo que sirva para pelear...
K – No todo el mundo es capaz de soportar una responsabilidad tan grande como la de aprender de las derrotas. Lo que tienes ante ti ahora mismo, Celsius, es un montón de posibilidades. Tienes un libro entero, lleno hasta reventar de páginas en blanco y las páginas en blanco dan miedo. Dan mucho miedo... Por eso, has de estar preparado para escribir en ellas.
C – Deja las parafernalias. Soy un paquete y no hay nada más.
K – Entonces, consideras que los campeones de liga simplemente capturaron a sus pokémon y se proclamaron campeones sin más, no? Crees que no les derrotaron jamás. Que nunca han probado el sabor de la derrota.
C – No digo eso... Es solo que...
K – Es exactamente lo que pretendes. No hace nada que te has planteado ver este mundo como algo más que ruinas que explorar. Hasta hace poco, tu pokémon Lapras solo era un medio de transporte.
C – Y un amigo!
K – Te has parado a pensar en cuantas veces lo has sacado de la pokéball desde que tienes a Raida?!
Celsius se detuvo por un instante. Rebobinó sus recuerdos y se dio cuenta de que, desde que había capturado a Raida, había dado de lado por completo a Lapras.
K – Dime, confiarías en mi palabra incluso si te encierro en una habitación durante meses sin decirte nada? Además justo después de conocer a alguien nuevo?
Las palabras de Kredan golpeaban no solo los tímpanos de aquel investigador, si no también su cerebro. Quizá incluso iban más allá, pues Celsius sintió como todas aquellas palabras golpeaban su pecho. Resonaban en su alma, en su interior, como si todo ese tiempo hubiese estado ciego, y de repente alguien hubiese encendido una pequeña cerilla.
C – Tienes razón... Lapras... En que momento he dejado de verlo como un amigo? Como he podido dejar de lado a mi mejor amigo... Hemos pasado tanto tiempo juntos, y yo lo he encerrado, sin más, solo porque me había cegado mi investigación.
K – Es normal que a Lapras le costara reaccionar durante una batalla con todo el tiempo que llevaba dentro de su pokéball... El tema de Raida, es probable que recaiga más peso en ti de lo que crees...
C – A que te refieres? - Su voz sonaba calmada y expectante.
K – Pokémon y entrenador, quieras o no, durante un combate tu depositas tu confianza en sus capacidades, y ellos han de hacer lo mismo contigo.
C – Es lógico.
K – Hay una ley no escrita, habla sobre el balance de poder entre pokémon y entrenador. Dice algo así como: “ Un pokémon poderoso creerá más en su juicio que en el de su entrenador”. Mi padre siempre me decía algo parecido. Básicamente, tu pokémon sigue tus ordenes porque cree que eres tan fuerte o más que él.
C – Pero no quiero ser un tirano.
K – No te equivoques, no se trata de imponer tus ideales. Se trata de hacer que tus ideales merezcan tanto la pena como para seguirlos. Entre personas pasa lo mismo, el fuerte tiende a menospreciar la opinión del débil. Pero alguien que inspira confianza suele tener a muchas personas que le siguen sin necesidad de cuestionar su fuerza.
C – Quieres decir que Raida consideró que yo no estaba a la altura de su poder?
K – Exactamente eso. Sabes, mi padre me dijo que hace tiempo los entrenadores les demostraban su poder a sus pokémon obteniendo medallas. Con el tiempo obviamente se demostró lo innecesario que era.
C – Igualmente... - Dudó.
K – Como te he dicho, no necesito que vengas conmigo a ningún lado, simplemente no quiero que menosprecies tu potencial. Estoy seguro de que serías capaz de cosas increíbles si dedicaras más tiempo a entrenar. Obviamente no es tu trabajo. Pero cuando vuelvas a Hoenn no olvides lo que te he dicho.
C – Claro... Supongo que cuando vuelva me dedicaré a perfilar mis habilidades. Así lograré investigar la megaevolución con información más fiel.
K – Me alegra oír eso, ahora descansemos. Mañana nos espera un día duro.
Celsius se quedó perplejo. Otras veces Kredan se había comportado más ansioso con el tema de descubrir quien se llevó a su hermana y apreció su ayuda. Pero parecía diferente. La persona con la que había hablado aquella noche no parecía la misma, y a pesar de llevar pocos días separados daba la sensación de que habían pasado meses desde la última vez que se vieron.
Cuando Kredan se durmió, él decidió salir de la habitación, y subió a la terraza del hotel. Al salir había algunas personas, sobretodo parejas expresando su amor. Pero tuvo la oportunidad de encontrar un pequeño rincón algo más apartado. Se asomó, reposando sus brazos sobre la barandilla de metal, observando la luz que emitía la ciudad. Llevaba horas allí, pero era complicado acostumbrarse a aquel lugar. Era como si la ciudad no pudiese descansar. Por alguna razón, se le metió una idea en la cabeza.
Al cabo de unos cuantos minutos bajó a su habitación, despertó a su amigo y le hizo subir a la terraza.
K – Dios mio, que quieres? Son las 4 de la mañana... - Sus ojos entreabiertos aún no percibían nada extraño.
En unos segundos cayó. La ciudad se había quedado completamente sin luz. La oscuridad inundaba el lugar. Miles de negocios iban a perder dinero, incluso se habían producido algunos incidentes menores en las carreteras. Pero extrañamente el ambiente se sentía mucho mejor que hacía un rato.
K – Que ha pasado? - Aún se quitaba legañas de los ojos.
C – Digamos que alguien ha provocado un cortocircuito...
K – Que has hecho que!
C – Baja la voz desgraciado! Que me decapitarán si me descubren!
K – Se puede saber por que has hecho eso? - Susurró.
C – La verdad, tenía la sensación de que la ciudad necesitaba descansar. Dudo que consigan arreglar el desastre antes del amanecer. Así que digamos que, durante unas horas, la ciudad podrá dormir.
Kredan miró al cielo, la sombra de Noivern se acercaba a través de las estrellas, bajo la única luz de la noche, la de la Luna. Respiró profundamente y sonrió.
K – La verdad es que siento como si ahora pudiese descansar por un largo tiempo. - Suspiró.
C – Verdad?
El silencio se hizo durante unos instantes. Tan solo se oía el aleteo de Noivern que parecía feliz de estar en medio de aquella oscura ciudad, donde no tenía que ocultarse. Celsius miró a Kredan. Se quedó unos segundo observando a la persona que tenía delante. Inevitablemente recordó el día en que se conocieron. La noche era tan negra como aquella y la luna tan brillante. Aunque su primer contacto duró unos segundos, antes de que él cayera inconsciente, fue uno de los momentos más importantes de su vida hasta el momento.
C – Sabes, he estado dando vueltas a lo que me has dicho.
K – Vas a venir conmigo, verdad? - Se giró con una sonrisa.
C – Me preocupa que te pase algo allí, y no soy el tipo de persona que abandonaría a un amigo sabiendo que se va de cabeza al peligro.
K – Lo se. - Volvió a observar al pokémon de su hermana.
C – También creo que puedo llegar a hacer más de lo que he hecho hasta ahora. A pesar de que siento que ya he vivido una situación similar a esta... creo que es algo que ha de suceder.
K – Caer para poder levantarte más fuerte, no?
C – Exacto! Si me he caído cien veces para conseguir algo, solo significa que lo que consiga tendrá un mayor valor. - Levantó su mano.
K – De aquí en adelante las cosas van a ir de mal en peor. Lo sabes, no? Aunque intente no decirlo, necesito tu fuerza. No solo porque estoy seguro de que te volverás un entrenador excelente y que tienes un pokémon que puede megaevolucionar, si no porque eres mi amigo, y tu apoyo es tan importante como tu fuerza en sí misma. - Levantó su mano.
Los dos chocaron sus manos y acto seguido, sin pensar, cerraron sus puños y los chocaron.
La noche siguió durante escasas dos horas y media. A las seis y media el Sol había salido para iluminar la ajetreada vida de todo el mundo. Los chicos fueron al restaurante del hotel para desayunar, allí se cruzaron a Luso y Ertia.
K – Nos vamos. Saldremos hoy en dirección Ciudad Mayólica.
E – Perfecto. Nosotros nos quedaremos por aquí un tiempo más. Tengo interés por algunos museos de los alrededores. Total, sabiendo donde hay que ir no hay problema en disfrutar de unas cortas vacaciones.
L – Exacto. Por lo que veo al final has convencido al joven genio investigador para que siga con esta locura, no es así, Celsius?
C – No soy ningún genio. Soy una persona igual que tu, con mis debilidades y mis fortalezas. Y estás loco si crees que voy a abandonar a mi amigo a su suerte con un enfermo mental como tu.
L – Uuuuuh, eso me ha dolido amigo, aunque tenga el pelo verde tengo sentimientos. - Sonrió.
K – Nos vemos dentro de medio mes en Ciudad Caolín. - Se levantó, junto a su amigo.
E – Oye Kredan... - Dudó.
K – Dime.
E – Nada, déjalo. Intenta parecer importante cuando vayas por ahí.
K – Tu intenta mentir menos. - Se marchó para evitar obtener una regañina.
Celsius y Kredan se dirigían a Ciudad Mayólica. Con esperanzas y una determinación renovada. Los dos jóvenes estaban dispuestos a dar todo lo que tenían para alcanzar sus metas. Aún cuando sus piernas temblaran, ambos se mantendrían firmes.
Mientras tanto, en una pequeña isla, fuera de los mapas del mundo, una chica peleaba por sus sueños, bajo la atenta mirada de su maestra.