Tomar alcohol no es nada que te aporte más de lo que te perjudica, es cierto.
Pero también hay que saber diferenciar entre el consumo moderado e incluso escaso y el consumo excesivo (que puede llegar a la intoxicación etílita).
¿Por qué lo digo?
Porque en el primer caso -consumo moderado o escaso- es equiparable a muchos otros tipos de consumiciones. Refrescos de cola, fritos, cierto tipo de bollería... Todos estos productos que, aunque no están clasificados como droga suave, son también dañinos para nuestro cuerpo por sus altos contenidos en azúcares, colesterol y similares, a costa de nada más allá de un gusto que nos durará, a lo sumo, unas pocas horas.
Yo también considero que el consumo desmesurado de alcohol es grotesco (no bebo ni tengo intención de ello: no me llama la atención lo más mínimo), pero en pequeñas cantidades me parece bien.
Me parece tan inteligente el que se toma una Coca-Cola fresquita como el que se toma una cerveza.