¡Atención! El contenido de este post ha sido obtenido del Internete y por tanto puede no ser del todo cierto o adecuado. ¡Pero a quién le importa, te será útil o gracioso si comúnmente lidias con alguno!En la jerga de Internet, un trol o troll describe a una persona que publica mensajes provocadores, irrelevantes o fuera de tema en una comunidad en línea, como un foro de discusión, sala de chat o blog, con la principal intención de molestar o provocar una respuesta emocional en los usuarios y lectores, con fines diversos y de diversión o, de otra manera, alterar la conversación normal en un tema de discusión, logrando que los mismos usuarios se enfaden y se enfrenten entre sí. El trol puede crear mensajes con diferente tipo de contenido como groserías, ofensas, mentiras difíciles de detectar, con la intención de confundir y ocasionar sentimientos encontrados en los demás.
Aunque originalmente el término sólo se refería a la práctica en sí y no a la persona, un desplazamiento metonímico posterior ha hecho que también se aplique a las personas que presuntamente incurren en ese tipo de prácticas. Su origen etimológico más probable evoca la idea de «morder el anzuelo» o «morder el anzuelo mucho más» (trol es un tipo de pesca en inglés).
Lo que un Troll busca es incordiar y levantar la polémica. Es en muchos casos la
versión cutre del “macarra de barrio” que incapaz de adaptarse a una sociedad libre y plural la toma contra todos sin motivo.
“Mira la que he liado” se dicen a sí mismos satisfechos y se escabullen por la puerta de atrás después de una de sus actuaciones.
En general el Troll sabe poco del tema del que habla, o cree que sabe mucho cuando la realidad sus "conocimientos" son erróneos. Muchas de las veces ni si quiera le interesa. Tiene ademas un manejo de un vocabulario limitado, y de ahí que insulte, vacile, grite, amenace y pierda los papeles quedando en evidencia tras sus intervenciones, mientras él cree haberse gastado una jugada inteligente. Por esto aunque tengamos buena intención no tiene sentido “seguirles el rollo”.
Es difícil conocer las causas de este tipo de comportamientos.
Pongamos un ejemplo real.
Leyendo mi timeline de Twitter encontré un tuit en el que se tachaba de “Represora” a una política. El tuit apuntaba a un post en un blog en el que hablaban de lo malísima que era esta política (no es importante el fondo). Pero se usaban expresiones poco afortunadas sobre ella. Esto creo que no era necesario, sea el color de la política en cuestión el que sea.
Tras leer el post hice un comentario al tuit de forma educada. Pensaba yo que las redes sociales están precisamente para fomentar el dialogo pero, lo que pasó, es que el escritor del post me respondió con un exabrupto. Era evidente que se trataba de un troll. Bastaba fijarse en el lenguaje. Así que lo deje pasar evitando así una discusión que a nadie le habría aportado nada interesante, más que al propio troll.
¿Que razones tiene un Troll para ser así?Esta es una de las cosas que debemos entender para no responder a un Troll.
No sabemos cuáles son sus razones porque igual no tiene ninguna, o la lista podría ser tan larga que no quepa en este post. Pero hay algunas posibilidades que pueden ser acertadas:
- Problemas de índole psicológico.
- Mala educación.
- Hemorroides que les agrian el carácter.
- La estupidez humana que no tiene limites.
- Disfunción eréctil.
- Le hacen bullying y decide desahogarse en Internet aprovechando el anonimato y seguridad de la red.
- Porque le da la gana.
- Una mezcla de varias de las anteriores.
- Otras diferentes y más graves.
- En el Señor de los Anillos iba con Sauron.
- Fue violado por un Nazgûl.
Como veis, el abanico es tan amplio que nunca acertaríamos y al final de la discusión sólo molestaríamos a otros que tienen cosas mejores que hacer, perderíamos tiempo, ancho de banda, reputación on-line y sobre todo, el Troll seguiría igual.
Así que en situaciones similares os recomiendo encarecidamente la aplicación de un viejo remedio castellano:
“A palabras necias, oídos sordos” y después “Cada mochuelo a su olivo” y sin molestar a los demás.
O en caso de que os aburráis mucho en ese momento, podéis intentar hacerle entrar en razón o incluso seguirle un poco la corriente para darle un poco de su propia medicina, a poder ser de forma más inteligente a la suya, pero ¡cuidado!, corréis el riesgo de perder el tiempo e incluso, en casos extremos, transformaros en trolls. No obstante, los efectos cesan a medianoche, cuando te entre el sueño y te des cuenta de que mañana tienes que madrugar. Todo sería más fácil si David el Gnomo no la hubiera palmado en los 90, pero así es la vida.