Capítulo 19: “La Comunidad de Entrenadores Venezolanos”
Delante de Larry, William y Natasha se extendió un área de entrenamiento al puro estilo asiático. Lo peculiar de este lugar era que el Sensei se podía observar al entrar, desde lo más alto del edificio y, la única forma para alcanzarlo consistía en escalar y saltar leños colocados verticalmente en todo el establecimiento.
Natasha debía esperar abajo mientras los muchachos llevaban el reto. William estaba algo nervioso, nunca había sido amigo de las alturas. Larry fue el primero en escalar ubicándose en la parte superior del leño. Luego, lentamente, escaló William a un leño próximo al de su compañero. De un momento a otro Larry saltó al leño que estaba al frente suyo a unos paso –cabe destacar que estaban a varios metros de altura – y aterrizó en el mismo.
William estaba paralizado, su miedo a las alturas le estaba ganando. El Sensei les indicó desde las alturas que debían subir junto con un Pokémon. Larry escogió a Quilava, mientras que William, aún afectado por el miedo, escogió a Shyer. Larry siguió avanzando, pero William seguía en el primer leño. Sin darse cuenta, un ataque impactó en la base de madera a la que Larry iba a saltar. De la nada, dos personas vestidas de ninjas saltaron frente a Larry.
-Retadores del Dojo… prepárense para la batalla… -Dijo un ninja.
También aparecieron un Zubat y un Meditite, William registró al último:
“Meditite, pokémon meditador. Tipo Lucha y Psíquico. Se entrena en la profundidad de las montañas. Cuando aumenta su poder espiritual con meditación, levita”.
-Meditite… Poder Oculto… -Ordenó un ninja.
El Pokémon cruzó las piernas, centro las manos frente a su pecho y empezó a levitar. En seguida, varias esferas luminosas giraban en torno a él. Meditite arrojó el ataque hacia Larry, pero, este último lo esquivó saltando a otro leño.
-¡¿Por qué los atacan?! –Exclamó Natasha.
-¡Las reglas del Dojo son claras! Su integridad física se ve comprometida al aceptar el reto…
-Explicó el Sensei desde su posición.
William decidió saltar por primera vez, ya que Larry iba a requerir de su apoyo. Logró aterrizar, aunque tambaleó un poco. Shyer acompañaba a William fielmente y se colocó frente a él esperando órdenes.
-¡Shyer, ataque de ala a Meditite! –Indicó William.
Shyer se impulsó velozmente hacia el contrincante, pero Zubat se interpuso en el camino:
-¡Zubat, supersónico! –Comandó un ninja.
Ondas sonoras muy agudas afectaron a Shyer, generando que este se confundiera y empezara a revolotear por todo el lugar sin orientación alguna. Larry reaccionó ante la distracción del oponente frente al alocado Shyer y comandó:
-¡Quilava, Nitrocarga!
Quilava se cubrió de llamas y se abalanzó hacia los dos Pokémon rivales; impactándoles contra una de las bases de madera. Los ninjas se retiraron y, luego de calmar a Shyer, los jóvenes prosiguieron escalando y saltando los leños. En el camino se encontraron varias parejas de ninjas que los atacaron sin piedad, pero, ya con William adaptado al ambiente, lograron derrotarlos sin problemas.
Al final arribaron en la base donde estaba el Sensei. Esta última tenía el grosor suficiente para un campo de batalla. El Sensei saltó a donde estaban los muchachos y dijo:
-Parece que tenemos dos retadores muy hábiles… ¡Veamos qué es lo que saben hace!
Shyer y Quilava saltaron al frente y el Sensei arrojó a sus pokémon: Un Ledian y un Scyther.
William registró a ambos:
“Ledian, pokémon cinco estrellas. Tipo Bicho y volador. Cuando parpadean las estrellas en el cielo nocturno, se mece desprendiendo un polvo brillante”.
“Scyther, pokémon mantis. Tipo Bicho y Volador. Destroza a su presa con las guadañas que tiene. No es común que use las alas para volar”.
-Aunque… este Scyther fue entrenado para combatir en las alturas… -Señaló el Sensei.
-¡Ya se acabó la lección de biología! ¡Quilava, Nitrocarga! –Ordenó Larry.
Quilava se abalanzó rodeado por llamas abrazadoras pero tanto Ledian como Scyther esquivaron al pokémon.
-Nada puede equipararse a la velocidad de estos dos pokémon… -Dijo el Sensei -¡Scyther, corte furia!
Scyther se acercó velozmente a Quilava y empezó a asestar diversos zarpazos en él.
-Mientras más recibas, más fuerte será… ¡Más fuerte será la furia! ¡Scyther utiliza tu ira en Quilava! –Exclamó el Sensei.
-¡No te dejaré, Shyer, ataque ala! –Comandó William.
Shyer se dirigió con agilidad hacia Scyther, pero Ledian apareció repentinamente y golpeó a Shyer con sus puños.
-¡Ledian, excelente golpe cometa! –Dijo el Sensei –El trabajo y cooperación de mis pokémon es lo que les ganará, ¡Scyther acaba con Quilava, ataque ala!
Scyther voló por encima de Quilava y se abalanzó ferozmente hacia este último.
-¡Quilava, Nitrocarga! –Ordenó Larry.
Quilava saltó cubierto de fuego en dirección a Scyther. Ambos impactaron y aterrizaron en el campo, los dos muy heridos.
-¡Ledian, agilidad! –Ordenó el Sensei.
Repentinamente, Ledian empezó a desplazarse más rápido.
-¡Ledian, golpe cometa, acaba con Quilava! ¡Scyther, ve usando agilidad igualmente! –Comandó el Sensei a sus pokémon.
William reaccionó al instante y ordenó a Shyer:
-¡Niebla!
El campo de batalla se sumergió en una densa niebla. El Sensei conocía perfectamente los efectos de reinicio de estadísticas de ese ataque, frustrando así su estrategia. La estrategia consistía en someter a sus contrincantes con sus ataques múltiples en virtud de su velocidad aumentada por la agilidad. Sus discípulos lo denominaban como: “Paliza del bosque”.
-¡Aun así, tu compañero pierde su bono de velocidad! –Declaró el Sensei.
-¡Puede ser pero, Scyther está acabado! –Dijo William -¡Shyer, finta!
Shyer golpeó a Scyther, debilitándolo como resultado.
-Finta es un ataque que nunca falla… ¡aunque esté la niebla presente! –Explicó William.
Automáticamente finalizada la explicación, Quilava surgió de la niebla arrojando a Ledian con su Nitrocarga, debilitándolo igualmente.
-Veo que tienen mucho talento para el combate… -Dijo el Sensei perplejo –Tienen el honor de decir que han vencido a este Dojo.
Luego de la batalla el Sensei bajó con los muchachos a donde estaba Natasha. Les felicitó la muchacha a los ganadores por su victoria. El Sensei le entregó un certificado a cada joven y les despidió diciéndoles:
-No dejen de entrenar, lo que alcanzaron acá, más que una victoria, fue un nuevo aprendizaje. Recuerden que la cooperación es la que nos convierte en una sociedad, una sociedad que cada día llegará más lejos. ¡Suerte en su viaje jóvenes promesas!
Luego de salir del Dojo, los chicos decidieron descansar en el Centro Pokémon. Los muchachos concluyeron que partirían de la ciudad en la mañana. Al llegar a Centro, dejaron sus pokémon para que se recuperasen. Larry les comentó a los muchachos que se iba a quedar unos días más en Maracay, explicó que tenía asuntos que resolver en la ciudad.
Natasha igualmente aprovechó para decirle a William que había pedido un taxi para la mañana, este los llevaría al Consejo, ciudad donde está el gimnasio más próximo y donde se realizará un concurso pokémon al cual, obviamente, Natasha ingresará.
-Es verdad… me parece extraño que no haya gimnasio aquí en Maracay, en teoría debería, ya que es la capital del estado. –Argumentó Larry.
-Eso es una historia interesante, ¿Desean escucharla? –Dijo el alcalde que los muchachos rescataron que se aproximó a ellos.
Los muchachos aceptaron, por ende, el alcalde procedió a sentarse con ellos y comenzó:
“Hace unos años, el gimnasio del Estado Aragua estaba ubicado en su capital, como normalmente ocurre en casi toda Venezuela. El líder del gimnasio era un veterano que participó en la Segunda Guerra Mundial. Era conocido como uno de los líderes más fuertes del país y grandes cantidades de retadores venían a la ciudad para obtener una medalla, tal valiosa como si ganaran la liga Pokémon Venezolana. Un día, un joven retador apareció en la entrada del gimnasio, buscando retar al líder, como ocurre normalmente en nuestro sistema. Este joven era un prodigio, derrotó al líder sin ninguna baja en su equipo, pero cabe destacar que este retador estaba especializado en un único tipo, que de por sí, era débil ante el tipo de Pokémon que usaba el líder. El líder se vio sumamente humillado y se convirtió en el hazmerreír de toda la comunidad de entrenadores venezolanos. Decidió retirarse y hasta hace dos años, no había gimnasio en el Estado. Un día cualquiera llegó un joven que aspiraba a ser el líder de gimnasio pidiendo mi concesión, yo le negué la posibilidad porque el lugar donde pernotaba el gimnasio estaba ocupado por el Dojo. Él me explicó que podían usar una propiedad de su familia que estaba en el Consejo para llevar el gimnasio y por supuesto que accedí”.
-Vaya… pero aún tengo dudas… -Dijo Larry -¿Qué pasó con el muchacho que derrotó al líder?
-Actualmente es el presidente de la Liga Pokémon Venezolana y por consiguiente, es un líder de gimnasio –respondió el alcalde.
-¿Qué tipo de pokémon usaba el líder y el muchacho? –Preguntó William.
-El líder empleaba tipo luchadores, su gimnasio era un centro de enseñanza de artes marciales, el líder formaba parte de una familia de asiáticos que desearon traer su cultura al país. El joven prodigioso usaba tipo Acero.
-¿Dónde está el antiguo líder? –Preguntó Natasha.
-Falleció hace unos años, más bien, se quitó la vida… -Dijo el alcalde con una lágrima en el rostro –Fuimos grandes amigos, desde la infancia… si hubiese sido alcalde en el momento…
El alcalde empezó a llorar y los jóvenes apenados lo consolaron. Después de un rato, el político se excusó por su comportamiento, normalmente se deprimía al recordar a su amigo. Esa noche los jóvenes no durmieron muy plácidamente, pensar en todo lo ocurrido y lo fría que es la comunidad de entrenadores del país los inquietaban. William pensaba que ellos podrían cambiar esa situación.
A la mañana siguiente, los muchachos se despidieron de Larry y montaron su taxi rumbo al Consejo, Larry les gritó desde lejos:
-¡Adiós Natasha! ¡Adiós William! ¡Pronto tendremos otra batalla!
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