Autor Tema: [Relato] Aqualung  (Leído 705 veces)

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lugia777

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[Relato] Aqualung
« en: 06 de Julio de 2014, 08:23:25 am »
Buenas a todos. Llevaba mucho tiempo sin postear nada, simplemente visitando esta página de vez en cuando hasta que un día me metí en el foro de literatura y me acordé de un relato que había escrito hacía ya tiempo, y se me ocurrió ponerlo aquí para ver que os parece. Agradecería cualquier opinión al respecto y críticas constructivas sobre como mejorar.

El título está sacado de una canción de Jethro Tull, la cual me inspiró a escribir este relato.



Aqualung


Aquel desgraciado hombre se levantó por primera vez en el día para estirar las piernas y no olvidarse de cómo se caminaba. Recogió su sombrero marrón de la acera y contó las monedas que había en él. Tres dólares y sesenta y cinco centavos. Alzó la cabeza para orientarse, más por costumbre que por necesidad. Conocía las calles de la ciudad, que había sido su hogar durante cuarenta largos años, de memoria.

Recorrió las callejuelas con pasos cortos, encorvado y mirando siempre al suelo, en busca de algo útil que recoger. Chocó un par de veces con personas que iban en la dirección opuesta, incluso una le derribó y le tumbó en el suelo. No le importaba caer, pero solo se levantaba por necesidad. Si por él fuera se quedaría tumbado el resto de su vida, boca arriba y con los ojos cerrados. Al cabo de media hora llegó al bar, y ordenó un vaso del vino más barato.

-   ¿Quiere algo más? – preguntó el camarero inquisitivamente.
-   No…- murmuró Jules, contando el dinero que le sobraba.
-   Pues termínese ese vaso y lárguese de aquí, que espanta a la clientela – concluyó amenazante el camarero.

Bebió de un trago el vino y volvió a su rutina. Al salir, sus cansados ojos se fijaron en un papel blanco de forma rectangular con cinco números impresos. No sabía lo que era, pero lo guardó en su sucia chaqueta de cuero por si acaso.

Al día siguiente volvió al bar, pues no tenía nada mejor que hacer. Pidió su habitual vaso de vino, pero cuando se dispuso a pagar se dio cuenta de que había perdido el dinero que guardaba en sus bolsillos. Sabía lo que pasaba si no pagaba, así que probó suerte enseñando el papel que había encontrado el día anterior. Al camarero le brillaron los ojos de la codicia, y dijo con voz temblorosa:

-   A esta invita la casa – dijo sirviéndole un trago de whiskey.

Jules se limitó a bebérselo, sorprendido. El camarero continuó:

-   ¿Y qué piensa hacer el señor con tanto dinero?
-   ¿Qué? ¿Cómo? – respondió, aún más sorprendido.
-   Nada, olvídelo – dijo sirviéndole otro vaso más de whiskey.

Durante toda la tarde y toda la noche estuvo el camarero interrogándole sobre aquel papel. Y a él se unieron no pocos hombres de traje, que le trataron de señor, cosa que jamás le había ocurrido. Bebió y bebió, y más y más gente vino a adularle. Algunos le hablaban de negocios, otros sobre una supuesta amistad que habían forjado con el paso de los años. Trataron de convencerle todos de que le prestasen el papel mágico, pero Jules en vez de números, veía escrita allí la palabra felicidad, con letras grandes y caligrafía fina. Volvió de madrugada al puente, a duras penas, a refugiarse de la lluvia y dormir. Se acostó boca abajo, cubriendo con su cuerpo el billete.

Durmió hasta tarde. Sobre las doce de la mañana la luz le despertó. Con una inusual sonrisa se dirigió de nuevo al bar. Entró, y vio a un hombre sentado en una mesa, rodeado por cuatro policías. La mirada del hombre se fijó en Jules y su cara se volvió repentinamente roja.

-   ¡Ese es! ¡Ese es el miserable ladrón que me robó anoche mientras charlábamos! – increpó el hombre furibundo, apuntando a Jules.

Jules se rascó el cabeza, extrañado, porque no recordaba tal cosa. En cuestión de segundos, los cuatro agentes le rodearon y le golpearon, haciéndole caer al suelo, donde le siguieron golpeando. Quedó inconsciente el pobre vagabundo, y los agentes le colocaron las esposas y lo llevaron a rastras a la comisaría. Mientras, aquel hombre aprovechó para quitarle el billete del bolsillo interior de su chaqueta, y corrió como alma que lleva el diablo, dando botes de alegría.

No le interrogaron, simplemente le encerraron en un oscuro calabozo, sin comer ni beber. Al día siguiente, los policías recogieron a Jules todavía dormido y lo lanzaron a la calle. Confuso y con la cabeza dándole vueltas, fue como buenamente pudo hasta debajo del puente, y se tiró de espaldas al suelo. Y allí se quedó tumbado el resto de su vida, boca arriba y con los ojos cerrados.



kimera252587

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Re:[Relato] Aqualung
« Respuesta #1 en: 06 de Julio de 2014, 08:58:25 am »
No se si se puede opinar aquí, de todas maneras allá voy.

Un relato bastante gris, parece extraído de la típica película americana. Creo que quieres transmitir algo con esta historia, aunque todavía no he descubierto el que, pero sinceramente me ha gustado bastante.

Me parece que el relato ya ha acabado, así que enhorabuena, está bastante bien.