Autor Tema: 'Twelve' [Relato Corto NO Pokemon]  (Leído 1482 veces)

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LèViolè

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'Twelve' [Relato Corto NO Pokemon]
« en: 02 de Junio de 2014, 07:50:05 am »
Bueno, además de taggear, me gusta leer y escribir, sobretodo ésto último, y aquí os dejo un relato que escribí hace unas semanas y tuvo buena aceptación entre mis allegados, también tengo relatos en verso, y otro mas en prosa, y, cuando tenga otro rato escribiré otro relato mas, del cual tengo ya pensado la idea principal, si gusta éste colocaré lo demás que tengo, y ahora, sin más dilación os dejo con el relato:



'Me llamo Thin, bueno, en realidad no me llamo así, es solo un pequeño sobrenombre que arrastro desde bien temprano,
mas bien, desde que tengo razón de ser. Mi verdadero nombre es Marshall, pero debido a mi delgadez -supongo que
por mi mala genética-, el año que cumplía 5 años a mi tío Joseph no se le ocurrío otra cosa con la que sorprenderme
que con un bombín horroroso al grito de: "¡Adelante Marshy, pruébate el bombín, anda hijo no seas tímido, pruébatelo
y dale una alegría a tu tío, Thin!".- Ahora que lo pienso, puede que fuera sin maldad, total el tío Joseph arrastraba
2 divorcios y un puñado de depresiones a cada cual peor en la que le recetaban mas y mas pastillas para la
depresión, o, como lo llamaba mamá, 'la medicina del tete'. No fue un mal tío, creo, que hasta le cogí cariño, y,
gracias a él, hasta soy reconocido con un pseudónimo, pues mis amigos ya no recuerdan mi verdadero nombre.

No sé muy bien cómo empezar a contarte esto pero, yo, antes era como tú, como mi tío, como mamá, como todas aquellas
personas que se olvidaron lo que es la felicidad, o, mejor dicho, dónde reside ella. La sociedad en la que vivimos
nos exige unas normas de comportamiento, de comunicación, unas leyes que rigen lo que está bien y lo que está mal,
independientemente de lo que tú realmente opines o dejes de opinar, nos exigen desde pequeños estudiar, unos estudios
mínimos, para seguir hacia unos estudios con una cultura general, para continuar hacia una carrera a la que nos
queramos dedicar, y todo eso para acabar por desempeñar un trabajo para mantener ésta sociedad, que, como dije, nos
exige y exige, pero, ¿qué nos da?. Realmente, la sociedad, ¿qué te da?. Yo no vi jamás a nadie darme un 'buenos días'
por la calle si no nos conocíamos de antemano, o si no era dependiente de un establecimiento al que pudiera ser
su futuro cliente, tampoco vi a un policía intentar defenderme o escucharme si la llamada de urgencia era de una mujer
de una edad avanzada, -puesto que como dije, ya hay unas normas establecidas que rigen lo que es bueno y malo-, y claro,
ya se sabe que ante la duda, tiremos de prejuicios y demos por malo al maldito niño rapado. Tampoco vi una sociedad que
quisiera escuchar lo que este niño rapado tenía que decir, y como yo, millones, pero que por frustradas ocasiones, tuvimos
que callar. Hasta qué punto llegó esta sociedad al declive tan abrumador, como para acabar por exasperar al chico mas
sosegado de la calle del 12. Siempre fui alguien muy callado, y, por consiguiente alguien reacio a burlarme de los demás
o hablar mas de la cuenta, por lo que también se me conocía en el barrio por Shy-12 (o shy-twelve). Tanto es así, que
desde que tengo memoria, no recuerdo una sola vez que mis cuerdas vocales dieran una intensidad superior a la potencia a
la que chirría un grillo de montaña en la oscuridad, pero, todo tiene sus límites, y, el mío, pronto sería sobrepasado.

Martes, 07:47 am, suena mi móvil, sonando, como de costumbre Em, con la canción de Stan, recordándome que hasta una simple
canción puede hacerte ver la vida de diferente manera, real o inventado, qué mas da, el mensaje sigue ahí, intacto. Con los
primeros rayos de sol que acarician mi desnutrida cara, resoplo e intento erguirme para, asearme y terminar de vestirme.
8:08 am, casi sin tiempo a desayunar, cojo un par de tostadas del plato y echo pies en polvorosa hacia la calle, no sin
antes oír de fondo a mamá decirme "¿y mis dos besos?". Tras el suplicio de tener una madre cariñosa a la par que acosadora,
echo cuenta de que tendré que coger la ruta mas corta hacia el instituto, cosa, que no me hacía mucha gracia, pues el
recinto en el cual estudiaba, estaba posicionado geográficamente en uno de los peores barrios de mi poca transitada ciudad.
Puesto que no soy un alumno ejemplar y pensando en el odioso sermón de mamá cada vez que le llamaban por mis retrasos,
decido ir a trote por el barrio marginal, llamémosle 313. (Si te preguntas por qué nuestros barrios se denominaban por
simples números, la respuesta es bien sencilla, el número correspondía al número total de viviendas que había en ese barrio,
de ese modo, yo vivía en un "barrio" de 12 viviendas, mientras que el peor barrio estaba constituido por 313, en la que,
si fuera nuevo en esta ciudad, y me explicaran esto, me creería que todos sus vecinos son familia, puesto que todos
padecen de la misma cara de retrasado).

Casi llegado a mi destino, recorriendo los últimos 3 callejones para salir hacia el barrio 57 y poder respirar el aire
limpio y desenfadado y no la mugre que se desprendía del 313, escuché llamadas de auxilio desde la zona este del barrio que
intentaba dejar atrás. Llegados a este punto, quiero hacer un inciso en que, un segundo, un simple segundo tarde de
reacción, supone un cambio brusco en los acontecimientos futuros, cambiando así todo tu destino, por lo que es importante
recordar que, este momento del día es demasiado importante como para que lo olvides, no sin antes contarte que, como dije,
no era un chico de estar siempre en líos, pero alguna movidita tuve por segun qué barrio me moviera, y bueno, eso ayudó a
que mi capacidad de reacción fuera mas rápida que la de cualquier otro chico de mi edad con un "currículum" limpio y sin
antecedentes. A la milésima que escuché aquel grito de socorro, me lancé derecho hacia el portal del East Side del 313 cual
marinero que escucha a su sirena cantarle en los mares donde Homero embarcó a Ulises para perderse durante años. En efecto,
lo que mis ojos vislumbraron a menos de 10 metros, fue un chico de corta edad, -unos 11 años- amenazando a una pobre chica
de mediana edad con el utensilio imprescindible de aquel barrio, llamado navaja, para los del 313, "navajia". Hay que
reconocer que movía aquella navajia con la maestría a la que Don Quijote combatía a los gigantes, o  a la velocidad a la
que tu padre te metía una hostia sino hacías caso cuando te pasabas de listillo. Por fortuna para aquella chica, (o mala
fortuna para mi) conocía al chico en cuestión, uno de 7 hermanos, estaba entre los "grandes", ya que 3 de sus hermanos
estaban entre los 4-8 años, y los otros comprendían de 18-23 años sin contarle. Y digo grandes porque él también era
encargado de llevar "comida" a casa, ya fuera con dinero, ropa u objetos, o, por qué no decirlo, cobre. Me gustaría que a
partir de aquí no me juzgues, intenté ayudar, y debía ponerme a su nivel.

-¡'Se xaxico ahí to sislaooor!- (ante la estupefacción de Xaxe, proseguí hablando)

-¿Qué haces aquí sislando a una jamba to apretaica cuando los lavativas del curso de arte están de excursión en el parque
de los quemaos?- (lo llamában así porque la gente que iba, tenía que estar muy "quemada" de donde vivía o quedaba, como para
pisar por allí, ya que era un parquecillo en pleno centro del barrio 313. Bueno, eso y que en fin de año si pillaban algún
mendigo le prendían fuego para festejar, eso sí, durante un minutillo, eran cabrones pero tenían su corazón).

-¡¿Qué 'ise primo?! ¿en seiro tan pallí? ¡Aaaaaay jambico ueeeeno, no chamuyes de lo que diques achivé, ¿eh payo?-
Básicamente, el calorro éste me dijo que no dijera nada de lo que vi hoy, y, así hice.

-Disde yescotría- Me dijo el xaxe mientras se iba

-Disde cayicó- le contesté, a lo que solo supuso que el gitano se fuera riendo de mí, ya que no tenía aún muy controlada
la jerga.

Tras ésta inverosímil conversación, vi como, con pasos aletargantes y algo bruscos, la chica se aproximaba hacia mi, como
si aún no entendiera que el verdadero peligro se fue riendo y con olor a oso panda sudado.

-Gr..gracias, no.. no sabía qué hacer- Me dijo.

-No te preocupes, es normal, no pareces de aquí, eres lentr... perdona, ¿eres alemana? Lo digo por las facciones de tu cara
y el pelo rubio casi albino que tienes- respondí.

-No, no, jeje, soy española, pero llevaba tiempo sin venir a mi ciudad natal, no la recordaba tan.. destruida-.

-No sé desde cuándo estarás sin venir por aquí, pero te aseguro que esto lleva así desde que yo tengo memoria-.

-Bueno, realmente llevaba bastante sin venir, por razones familiares tuve que volverme para acá y bueno, ver todo tan,
desolado, hace que añore mi infancia-.

-Y dime- prosiguió.

-¿Cómo puedo pagarte por lo que acabas de hacer por mi?-.

Yo, ni corto ni perezoso, y viendo que me iba a comer una broncaza del copón de mi madre por volver a retrasarme en mis
horarios de estudio, estuve por decirle que un servicio sin pagar habría estado genial, pero no, recordé cierta película
muy buena que se merecía llevarla a cabo realidad, por lo que, tras cinco segundos de silencio, rompí el luto.

-Cadena de favores-.

-¿Perdona?-. Replicó.

-Cadena de favores. Debes seguir la cadena, yo te acabo de hacer un favor, por lo que me quedan dos por hacer, tú ahora
debes hacer otros tres favores, pero, ten en cuenta que solo valen favores que sean altruistas, por lo que favores, en los
que busques un beneficio propio o que sean ridiculamente mas "echar una mano", no cuentan, debes intentar esforzarte por los
demás, como yo hoy, me preocupé de tí.

Después de unos 10 minutos más de conversación puramente banal en el que me dijo su nombre -Alana-, proseguí mi camino hacia
el instituto. Como bien supuse, lo que me esperaba allí no era mas que el director O'high con la jefa de estudios Mery Ann,
inmóviles, serios, y con cara de pocos amigos. Respiré hondo, di dos pasos, volví mi esperpéntica cabeza hacia atrás, vi
que estaba desierta mi retaguardia, tragué saliva como buenamente pude y, me acerqué a ellos.

-Buenos días Mr. O'High, Mrs. Mery Ann- saludé.

-Buenos días serían a las 8:15 am, Marshall, no puedes pretender venir veinte minutos más tarde y que no pase nada, mas
en tu caso, que sabes que estás vigilado por asuntos sociales chiquillo.- replicó el director.

-Si, tiene usted razón señor director, pero verá, no pud..-

-¡Marshall!. ¡Tira ya para arriba a clase y deja de perder tiempo de estudio!.- me cortó Mery Ann.

Con la cabeza baja, asentí, pedí permiso para pasar, y proseguí mi camino hacia mi aula. Ya en el aula, todo seguía como
un día cualquiera mas, cuán equivocado estaba cuando el reloj dieran las 14:00.

Mi mesa, aunque nueva, yacía llena de lo que me gustaba llamar shitstorm, o mas comunmente, 'tormenta de mierda' de la
que salía de mi cabeza y en la que mi mesa, era mi lugar de trabajo que llenaba con cualquier cosa que de mi mente saliera.
Las paredes del aula, aunque impregnadas del agua de las tuberías que por ellas pasaban, mantenían ese color carne tan
bonito como sofocante, no era un color que me llamara mucho la atención, mas bien lo veía algo cutre, pero quedaba bien.
 
Mis compañeros, qué decir de ellos, si hablara de sus puestos de trabajo sería mucho mas sencillo y bonito que tener que
describirlos. Estaba 'la Yoli', que era como la hierba pero infinita, se rulaba de amigo en amigo para dejarte con la boca
seca, desgastado y con hambre, -a su defensa diré que si no fuera por ella, la mitad de los de mi barrio seguirían siendo
vírgenes.- A su derecha se encontraba Paulo, un inmigrante con cara de mono y.. cuerpo de mono, creo que venía del otro lado
del charco, pero tampoco es que le prestara mucha atención el día que vino nuevo a clase.

Un puesto por detrás de éstos dos especímenes, teníamos a Prince y a Sahg, un par de hermanos tan raritos como sus nombres,
-cuando hablábamos de ellos lo abrevíabamos a "PriSa".- Eran muy estudiosos, de los mejores de clase. Atrás de estos dos, y,
justo a mi derecha, se encontraba un calorro del barrio 313, llamado Jonathan, apodado como "Er Jonnhy" y actual pareja de
'la hierba infinita'. Habían 5 compañeros mas de clase, pero no sabía ni de ellos, ni tampoco hacía por querer saberlo.

Tras tres horas largas sobre la historia contemporánea y la trascendencia de las guerras mundiales sobre nuestros días,
llegó la hora del recreo, 11:02 marcaba mi reloj casio, cuando fui sorprendido en las vallas del patio por el Xaxe y su
hermano mayor del que su mote desconocía.

-Ese es el payo que mangue buló.- replicaba Xaxe.

Ante mi asombro por ver que sabían de la existencia de un instituto, y de que consiguieron llegar hasta el, no pude mas que
quedarme callado y esperar a los siguientes acontecimientos.

-¡Aaaay mar payico, has mentirío a mi hermanico, verál cuando salga tu primo!.- prosiguió el hermano mayor.

Acostumbrado a sus amenazas, me giré sin mediar palabra hacia mi clase, con intención de comerme tranquilamente el bocata
que mi santa madre me había preparado la noche anterior, y proseguir con lo que me quedaba de mañana. Las demás horas
pasaron sin pena ni gloria, no hubo nada de diferente o inusual, Jonathan y Yoli mandándose cartitas de amor mientras que
Jonathan escupía en la cartera de Sahg, Paulo debatiendo junto al profesor sobre las idiosincracias de las que formamos
parte en nuestra sociedad, y los demás chicos atendiendo como buenamente podían. Por mi parte, me limité a escuchar, ver
y escribir en mi mesa todo lo que me venía a la mente cual Mozart en plena fase de composición.

Llegaron las ansiadas 14:00, mi placentera libertad, por fin, o eso es lo que me creí, pues apenas a unos 40 metros de
distancia, un poco mas apartado de la puerta principal, se encontraban Xaxe y su hermano, esperándome como dijeron en mi
descanso a mitad de mañana. Sin abrir la boca, y sin echarles un rápido vistazo, llegué hasta su altura, y, continué el
camino para llegar a mi casa. Farfullando en jerga caló, me seguían como a unos 5 pies de distancia, ambos hermanos y cada
vez con el ambiente mas tenso y enfadado, proseguía sin parar, cada vez algo mas rápido, para ver si así lograba
despistarlos. Al torcer una esquina, corrí unos 50 metros en sprint, paré en seco, miré hacia atrás y vi que me encontraba
solo en aquella calle sacada de Silent Hill. Cogí algo de aire, inspiré bien hondo, expiré todo y continué.

4 minutos mas tarde, casi a 5 calles de mi ansiado barrio, pude oír a Xaxe gritar, -¡Acana, acana!- (ahora, ahora), tras
el segundo que escuché replicar esto a Xaxe, y el segundo siguiente a que me intenté poner a correr, noté como si mi riñón
reventara de dolor, como si mis pulmones estuvieran llenandose de algo mas espeso que el agua y como si mi fuerza vital
escapara por mi boca como antiguamente se creía que el alma escapaba de nuestros inertes cuerpos.

¿Te has parado a pensar alguna vez lo efímera que es la vida?. ¿La rapidez con la que se disipan sueños, esperanzas
o alegrías?. ¿Recuerdas la longevidad con la que vivíamos cuando éramos pequeños?. ¿El tiempo que había que esperar
para cumplir años, que llegara Navidad, las vacaciones, y demás momentos del año tan mágicos para nuestra temprana
edad?. ¿Has pensado por un momento que la capacidad de la reacción que tomamos del tiempo aun cuando somos pequeños
a cuando crecemos va sistemáticamente en decrecimiento?.

Yo jamás llegué nunca a tener un sueño en concreto, pues nunca nadie me preguntó ni se preocupó en hacerlo, ni tampoco tuve
ganas de profundizar en ello, nunca conseguí sonreír de felicidad, pues nunca tuve esas ganas sistemáticas de hacerlo, y
tampoco tenía sueños de esperanzas o de mi futuro en particular, tampoco me preocupé de demostrar cuánto apreciaba a mamá
o a tío Joseph cuando tuve oportunidad, ni si quiera fui capaz de entablar amistad con ninguna chica, ni de completar mi
cadena de favores, simplemente no tuve ocasión de ver la verdadera felicidad que esconde nuestra existencia en esos
pequeños momentos que creemos aburridos o ridículos, no entendí nunca por qué se llora en las bodas siendo ese momento de
júbilo para la pareja, o por qué se llora tanto cuando alguien muere, cuando en vida todos pasábamos, no entiendo por qué
gente con tanto tiempo vivido no es capaz de intentar ser mejores personas con su gente y de demostrar que la felicidad
está en donde quieras que tú esté, no hacen falta riquezas ni posiciones sociales, solamente recoge lo que tu veas mas
importante, y dale esa riqueza sentimental, ríe con ella, échala de menos y si puedes, éxpandela para que todos gozemos,
pero sobre todo, dá ejemplo de lo que quieres recibir en vida, y verás, como la sociedad, te corresponderá.

En mi caso, la sociedad no me dio nada, no pude demostrar mi fuerza, ni mis opiniones, ni si quiera pude servir como
alguien de provecho trabajando, lo único que intenté hacer en vida, fue vivir, y fue lo que la sociedad me acabó quitando'.



ultra magic

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Re:'Twelve' [Relato Corto NO Pokemon]
« Respuesta #1 en: 02 de Junio de 2014, 07:51:17 am »
muy largo, ya lo leerle luego. :xD
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lo he empalado, le he arrancado el corazón, lo he desmembrado, lo he bañado en ácido, le he hecho crecer un árbol en el interior de su cuerpo y le he lanzado una explosión a 50 mil millones de grados centígrados

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Re:'Twelve' [Relato Corto NO Pokemon]
« Respuesta #2 en: 02 de Junio de 2014, 07:51:51 am »
muy largo, ya lo leerle luego. :xD

Pues te ahorras el comentario hasta que lo leas, ¿no crees?
haber si me muero

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Re:'Twelve' [Relato Corto NO Pokemon]
« Respuesta #3 en: 02 de Junio de 2014, 09:17:44 am »
This is... sad. El relato desde el inicio tiene un aura de melancolía. Quiero decir: el vocabulario que usas, la forma en la que expresas al protagonista. Es vacío, desesperanzado. I like it, le da el toque que buscabas.

Pero no me gusta mucho la forma en la que se desarrolla la historia. Aunque está bien, es lógica y no es difícil imaginar lo que ocurre, todo va muy rápido. Es como si intentaras narrar un día entero en una línea. Resumes todo para que quepa.

El final es muy forzado. Que no le des tanta atención a la muerte propiamente está bien, pero la reflexión es un poco... repentina.

LèViolè

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Re:'Twelve' [Relato Corto NO Pokemon]
« Respuesta #4 en: 02 de Junio de 2014, 09:31:40 am »
This is... sad. El relato desde el inicio tiene un aura de melancolía. Quiero decir: el vocabulario que usas, la forma en la que expresas al protagonista. Es vacío, desesperanzado. I like it, le da el toque que buscabas.

Pero no me gusta mucho la forma en la que se desarrolla la historia. Aunque está bien, es lógica y no es difícil imaginar lo que ocurre, todo va muy rápido. Es como si intentaras narrar un día entero en una línea. Resumes todo para que quepa.

El final es muy forzado. Que no le des tanta atención a la muerte propiamente está bien, pero la reflexión es un poco... repentina.

Si, lo hice algo rapido el final, pero porque lo escribi una noche llena de kenke y no tenia ganas de seguir escribiendo el relato, la cosa es que mientras se entienda el mensaje que quiero transmitir me vale, gracias por la opinion, en el proximo que haga intentare desarrollarlo mas, la cosa es que al ser cortos no quiero alargarme de mas, u know what i say xd

Pedro's

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Re:'Twelve' [Relato Corto NO Pokemon]
« Respuesta #5 en: 02 de Junio de 2014, 07:47:50 pm »
Ya te lo dije cuando me lo mostraste, es épico.

Luispako

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Re:'Twelve' [Relato Corto NO Pokemon]
« Respuesta #6 en: 08 de Junio de 2014, 06:36:54 am »
Parece largo pero leyéndolo se hace bastante corto, eso está bien. Me gusta el tono que le das y lo que quieres transmitir, a ver si posteas otro :D

LèViolè

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Re:'Twelve' [Relato Corto NO Pokemon]
« Respuesta #7 en: 08 de Junio de 2014, 08:29:55 am »
Parece largo pero leyéndolo se hace bastante corto, eso está bien. Me gusta el tono que le das y lo que quieres transmitir, a ver si posteas otro :D

Muchas gracias, en estos dias deberia ponerme a escribir y dejarme las tags si, luego saco otro par de threads con los otros relatos que me quedan, son mas cortetes que este jaja