Realmente, las nuevas tecnologías no tendrían porque destruir la interacción humana. Lo que ocurre es que, a causa de varios factores que luego explicaré, estamos cambiando la forma en la que interactuamos. Esto en sí tampoco es malo, pero como todo, tiene sus pros y sus contras.
El primer factor por el que está cambiando el modo del que nos relacionamos es el más "instintivo". Cada persona tiene una zona de seguridad, y para interactuar con el medio que le rodea, suele ser necesario que salga de ella. Hago hincapié en lo de SUELE porque con las nuevas tecnologías esto no pasa, lo cual puede ser un arma de doble filo. Puede estar bien para una persona que no sepa relacionarse bien por problemas físicos, psicológicos o, como en mi caso, por malas experiencias previas. Pero a la vez, puede pasar que asimile esa FORMA de interacción sea la única en la que pueda hacerlo, lo cual, a los ojos de otras personas, convierte a esa persona en un "ermitaño 2.0"
El segundo factor, aunque es similar al primero, no es exactamente igual, y es el anonimato que proporciona el uso "indebido" de estas tecnologías. Como he dicho antes, cada uno tiene una zona de seguridad, y cuanto más cerca se esté del "núcleo" de dicha zona, más "invulnerable" solemos sentirnos. Si a esto le añadimos que en la mayoría de las redes sociales, los medios de "control" son insuficientes a la hora de "paliar" problemas tales como el acoso, el chantaje, la suplantación de personas, etc, ¿qué ocurre?, que nuestro "ego de invulnerabilidad" es prácticamente infinito, y sentimos que cada uno de nuestros actos no acarrearán ninguna responsabilidad, lo que es peligrosísimo bajo mi punto de vista.
El último factor, aunque no por ello menos importante, es el desfase entre el ritmo en el que crecen las nuevas tecnologías y el ritmo en el que nos adaptamos a ellas y aprendemos a usarlas de forma "correcta y funcional". Sé que lo que acabo de decir es lo más obvio del mundo, pero tiene su importancia por una razón: al principio, como no sabemos como utilizarlas correctamente, vamos "a la deriva tecnológica", sin un rumbo marcado y dejando que, de alguna forma, sea la tecnología la que nos controle y no nosotros a ella. Cuando por fin logramos adaptarnos, sacan una "actualización" que hace que volvamos a empezar y entremos en un bucle infinito, en el que cuanto más mayores seamos, más "desfasados" estaremos, ya sea porque tardamos más en "tomar el control", porque la tecnología se actualice más rápido o por ambas cosas.
¿Tiene solución esto? Sí y no. Podemos poner freno a los factores que hacen que nos convirtamos en "ermitaños 2.0" para intentar cohesionar las interacciones "humanas" con las "tecnológicas" de forma que se complementen la una a la otra, pero el "salto evolutivo" es innegable e imparable