Pues eso. Dani Rovira y demás gente malagueña a la que sigo me lo notificaron el Twitter. Básicamente, es un fifty-fifty, es decir, parte de culpa la tiene la víctima, al no estar atento a la carroza, pero también hay parte de culpa para los padres, o los familiares, o la gente que estuviera vigilando al niño, ya que al ser joven, no dependería tanto de sí mismo para recapacitar la acción que realiza. Esos signos de poca atención suelen llegar a ser muy peligrosos, y en este caso, lo ha sido tanto que ha acabado en desgracia. Descanse en paz.