POKÉMON GOLD SERVER
USER: Scyther8
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LOGIN 7 – CIUDAD MALVA
El combo infalible
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Ciudad Malva era una ciudad instalada en medio de una inmensidad de árboles que juntos formaban un gran bosque no accesible. Y se podría decir que, para ser pequeña, tenía de todo. Su centro pokémon, lugar predilecto para entrenadores, su tienda pokémon, ideal para repostar en todos los enseres necesarios para continuar con la aventura, varias casas, así como negocios que no aparecían en los juegos para la consola portátil de nintendo, y finalmente, la Torre Bellsprout y el gimnasio. La torre, se encontraba más allá del lago que había en la ciudad, y estaba conectada con la ciudad por un fuerte puente.
La ciudad, desde los primeros días de apertura del servidor, había estado bastante habitada, quizás por el hecho de que, en llegar a la ciudad y entregar la pluma al ayudante del profesor Elm, este te decía que tenías que volver a pueblo primavera para enseñársela al profesor, y este a cambio te regalaba un huevo pokémon y más dinero como recompensa.
Entre eso, y el inicio del evento del viernes, la gente había decidido quedarse cerca de Malva hasta ese día. Aunque en realidad era más culpa del sistema de citas para conseguir derrotar al líder del gimnasio y conseguir la medalla (no lo hacías al momento, sino que cogías turno, y te daban un día y una hora en la que tenías que presentarte para combatir contra el líder).
En los foros, desde el sábado, pocos eran los temas que no hablasen del evento, y ya eran centenares las personas que habían superado la misión del señor pokémon y obtenido su pluma. Muchos otros habían vuelto a viajar a Pueblo Primavera para recibir su huevo.
Entre otras cosas, eso había hecho que apareciese un fuerte sentimiento de comunidad. La gente estaba animada, y no paraba de ir de un lugar para otro, haciendo alianzas entre grupos, y moviéndose de grupo, todo preparándose para el evento.
Los moderadores, a su vez, habían dicho ya que el día antes del inicio del evento, habría el primer mantenimiento, para prepararlo todo para el evento.
“TIENE UN MENSAJE NUEVO”
Scyther observó la pantalla que acababa de aparecer delante suyo. Apretó encima suya, liberando una especie de carta:
“De: Tallulah001
Asunto: Rancio
Dicen que se puede luchar contra el líder de ciudad Malva en parejas. Yo aún no tengo mi turno, y tu si lo tienes. No tengo ganas de esperarme a la semana que viene para seguir avanzando. ¿Hacemos una partida doble contra el líder? Dicen que da más experiencia y un loco de la estrategia como tu lo disfrutará”
Él la leyó dos veces. Y recordó que así era. Y también recordaba que le faltaban unas tres horas para iniciar su participación. Raudamente, abrió el canal de mensaje rápido y tecleó una respuesta.
“De: Scyther8
Asunto: RE: Rancio
Hasta donde yo sé, tu no eres mi pareja. Pero si lo dices por el hecho de que se puede luchar en un 2 vs 2, por mi vale. A todo esto... ¿Dónde estás?”
Terminó la respuesta, cerró la ventana, y siguió andando. Quería ir un momento a la ruta 32 a entrenar a sus pokémon, pero, por lo que parecía, el hecho de que hablase por el foro a menudo, hacía que, cada dos por tres se encontrase con alguien que conocía. La última en encontrarse, no hacía mucho había sido Queen, o como su avatar decía “IceQueen55”, la que actualmente era la que llevaba más mensajes en el tablero de foro oficial, seguido por poco por HapFace99, el marroquí que siempre estaba en todos lados, fuese en el foro, como en el juego.
A Queen se la había encontrado no hacía mucho sentada en un bar de ciudad malva. Sí, en este juego habían bares y restaurantes. Algo que le parecía absurdo, pero que parecía que a la gente le había gracia, aunque a él no, más que nada por el hecho de que era una mala manera de matar todos los intentos de quedadas en el mundo real.
Pero aún y así, allí estaba ella. Deslumbrante como siempre, tomándose un refresco.
“No hay bebidas alcohólicas. Con eso te lo digo todo. ¡Estoy indignada” le había espetado ella, a modo de cortar el hielo, mientras él pasaba por allí sin ni siquiera hacerle caso.
El resultado había sido media hora de charla sobre el sábado. Queen afirmaba que Vana no llegaría al final de la ruta, pues Crys quería enfrentarse a él.
“Yo creo que le hace tilín” Dijo Scyther, aunque la respuesta de Queen fue contundente.
“No me hagas reírme. Se odian” Comentó Queen.
“No, ella le odia. Él sólo odia el lag. Está como obsesionado. No, perdón, disculpa, ahora odia a los sudamericanos. Dicen que son el lastre del servidor. Yo no le haría caso, está majara” Comentó él.
“Y se habla con Ani...” Comentó ella
“Dice que ella es decente. No lo hace por racismo. Simplemente cada día odia algo. El viernes seguro que le coge otra locura de las suyas. Ya te lo he dicho, está loco”
“Y aún y así, sigue siendo tu compañero de party. One ya se ha ido de la party por lo que me han dicho, ¿No?” Dijo ella.
Y era verdad, One no había estado jugando con nosotros ni un rato que había decidido pasarse al mundo de los “pro”, montarse una party con gente de alto nivel, con intención de hacerse un gremio en cuanto hubiese la oportunidad. Los rumores decían que en Ciudad Trigal había la casa de gremios, y que allí se podían formar por fin los “teams” (que era como se llamaban en el juego). Era un cabrón. Le gustaba jugar competitivamente, y no le gustó que quisieran dedicarle un día a perseguir Rattata por ruta 31 (bajo las carcajadas de Hap, Ani y Tallulah, la cual fue la primera vez que Scyther la vio reírse) para otra cosa diferente a comparar naturalezas y estadísticas de combate.
“Sí, bueno. Eso parece. Pero supongo que Hap se apuntará a nuestra party para el sábado. Ani ya ha dicho que ella no participará, y Smacks se ha apuntado a la party de One. Es una pena que Ani no quiera participar, pero dice que ese día tienen un evento allá en sus tierras. De manga y anime, y esas cosas. Pero que ya le contaremos como ha ido” Comentó Scyther.
“Supongo que la gente sigue teniendo vida social, no como nosotros, ¿No?” Comentó Queen.
“Yo tengo vida social. De hecho, somos los que más tenemos. Otra cosa será fuera de este cacharro. Pero tenerla, la tenemos” Le contestó Scyther.
Un sonido y una pantalla le hizo volver al mundo “real”. Sus conversaciones con Queen siempre acababan derivando en una extraña mezcla de retórica metafísica y chorradas adolescentes. La pantalla que había aparecido delante suyo, mientras seguía andando hacía su destino por las calles de ciudad malva, era la contestación de Tallulah.
“De: Tallulah001
Asunto: RE: RE:Rancio
Creo que detrás tuyo”
Scyther se giró, y vio la cara de amargada de Tallulah. Bueno, no era exactamente amargada, sino más bien una mezcla de tristeza y tedio. Como si le diese igual todo, aunque, por primera vez, a veces la veía sonreír, como en el caso de los Rattata. Al final, acabaron todos capturando un ejemplar de ellos. Ella le enseñó una pokéball.
“¿Cuando dices que tenemos nuestro turno? ¿Lo has informado ya?” Comentó Tallulah, como si lo que le dijera tuviese que cumplirse.
“El lunes te dije, textualmente “Voy a pillarme turno para el miércoles, ¿Te pillo a ti?” a lo que tu me dijiste, ni corta ni perezosa “Paso de la liga pokémon”. Qué pasa, ¿Qué no te dejan entrar en la cueva unión sin la medalla Céfiro?” Le dijo Scyther con tono de reproche.
“Exacto. Si ya lo sabes, ¿Porqué me preguntas? Y quiero entrar en la cueva, así que, dejame jugar contigo. ¿A que fuiste tu quien me habló cuando nadie te lo pidió? Pues a aguantarse” Le comentó la chica de forma borde, mientras le enseñaba su pokéball.
Scyther suspiró y abrió un panel. Con unos ajustes, cambió las opciones del combate que iba a tener lugar en algo más de dos horas y media a combate doble, y entonces saltó la limitación de 3 pokémon.
“Vale, sólo podemos llevar un máximo cada uno de tres pokémon en el combate. Me acabas de joder la estrategia” Le reprochó, mientras apretaba en “guardar cambios”. Al mirarla de reojo, vio que ella sonreía, algo que no estaba acostumbrado a ver.
“Aquí el viciado de los combos y la estrategia eres tu. Tenemos dos horas para buscar esos combos” Comentó la chica, mientras seguía enseñándole su pokéball.
“¿Porqué estás todo el rato enseñándome una pokéball?” Comentó Scyther como si no viniese a cuento, mientras ella sonreía aún más.
“Nuestra clave del éxito, por supuesto” Comentó ella, mientras le acercaba de forma violenta la pokéball a la cara, como si quisiera estampársela en cualquier momento.
“¿Qué has capturado? ¿Una oveja eléctrica?” Comentó como si no fuese con él. “Mareep no aprende Impactrueno hasta el nivel 8”
“Para tu información, un Flaffy ya lleva ese ataque. Y tiene carga.” Comentó Tallulah, mientras le ponía en los morros la pokéball. “Adóralo. ¡Es adorable! ¡Debes adorarlo! ¡Nos dará la medalla!”
Ese tono que usaba, mostraba claramente que estaba intentando hacer una broma. Pero el hecho de que ella, que había sido tan seca unos días antes, hubiese evolucionado a uno de sus pokémon, y que le hiciese una broma, le resultó muy gracioso. Hasta tal punto de que empezó a carcajearse de forma violenta, de esas en que te caes al suelo por la presión que provocan en tu cabeza esas carcajadas.
“¿Quién eres tu y que has hecho con Tally?” Comentó Scyther, mientras se rascaba la cabeza, entre carcajadas y se levantaba.
“¿Tally? ¿Me llamas así en tu interior? ¿Soy algún tipo de amor no correspondido?” Comentó ella, mientras lo miraba con ojos intimidatorios, y abría la boca con expresión de mofa, pero sin dejar de lado su seriedad.
La había conocido un sábado. Había hablado con ella un domingo. Se había apuntado a una aventura el lunes. Había recorrido con ella todas las rutas el martes. Y aquí estaban, el miércoles, uno frente a otro. La terca y distante Tallulah parecía haber roto una capa de su barrera que la separaba del resto de la gente. O eso le parecía.
“Coño, ¡No!” Comentó él, mientras se levantaba, mostrando una pokéball. “Vamos a probar el poder de tu oveja. Espero que la hayas entrenado duramente”
“¿Estás esquivando el tema? Eso es muy propio de las chicas” Comentó ella, que parecía decidida a molestarle.
“Mmmm... no. Si quieres, lo discutimos luego. Pero ahora, yo creo que estaría bien probar nuestras estrategias, decidir que pokémon usaremos contra el bot de Pegaso y probar como lucha tu oveja” Comentó Scyther mientras sacaba dos pokéball.
“¿Usarás tu combo?” Comentó ella, mientras liberaba de su prisión esférica a su pokémon. Un Flaffy apareció en frente suyo, de espaldas a ella, liberando un gruñido que especificaba que especie era.
“Por supuesto” Comentó Scyther mientras un Bayleef y un Pidgeotto aparecían en el campo. El Pidgeotto se puso delante suyo, y el Bayleef se puso en una posición de retaguardia.
Rapidamente, las manos de Scyther empezaron a moverse con rapidez entre los teclados de sus dos pokémon, incluso de forma más rápida que los de Tallulah.
“Los entrenadores virtuales no te dan ventaja, Tallu” Comentó Scyther, mientras su Bayleef lanzaba un hoja afilada, y su Pidgeotto lanzaba un ataque arena a la vez, formando una pantalla de arena alrededor del escenario de combate de Tallulah.
“Lo sé. Me lo enseñaste.” Comentó ella mientras su Flaffy usaba Carga, emitiendo chispazos alrededor suyo.
“No te sirve de nada si bajo tu precisión”
“Impactrueno puede aguantar dos ataques arena de tu pollo chamuscado” Comentó ella mientras tocaba rápidamente en el panel de ataques de su pokémon “¿Tu crees que lo servirán en el Pollo Campero cuando lo debiliten?”
“¿A mi Pidgeotto? Sólo si los camperos del Call of Duty van allí. No hay nada mejor que ser el alimento de las estrellas del youtube” Comentó él con una sonrisa.
Su Bayleef acababa de usar Polvo Veneno, y su Pidgeotto estaba realizando un ataque ciclón que, para su sorpresa, acabó golpeándose a si mismo, como si fuese por producto de un estado de confusión. Rápidamente, un ataque eléctrico hizo que su barra de energía se vaciase por completo.
“Veo que conoces la tienda” Comentó ella, mientras la arena causada por el ataque arena impedía que pudiese ver lo que pasaba alrededor de la misma. “Y también veo que sigues usando la misma estrategia que cuando los Metapod. Mal por ti”
“¿Uh?” Sólo pudo espetar Scyther, mientras observaba como la barra de energía, encima del panel de ataque de su Bayleef disminuía sin razón aparente. “¿Cómo?”
Y cuando fue a realizar un movimiento con su pokémon de planta, se dio cuenta de que no había realizado su movimiento anterior, y que, en esos momentos, había un elemento extraño en el campo de juego. Más exactamente un pokémon. Un murciélago azul que acababa de lanzarse contra su Bayleef y le había realizado un ataque mordisco, provocando que su pokémon volviese a saltar el indicador de que acababa de retroceder. Para su sorpresa, se dio cuenta de que había perdido. Y no tan sólo eso, sino que había actuado de forma prepotente.
“Creo que alguien se creía que iba a seguir usando la misma estrategia que el sábado” Dijo la chica, mientras la arena se despejaba y mostraba que estaba controlando dos pokémon a la vez. Justo como él.
“Touché...” Dijo Scyther, mientras mostraba una expresión parecida a la excitación. Acababa de recibir una lección. Él, que se creía que su combo era mortal después de sus aventuras en los últimos días, acababa de sufrir un encuentro desafortunado. “Has mejorado mucho”
“En parte gracias a ti. He aprendido que esto es un juego, y que no puedo jugar como si fueran realmente mis pokémon. Realmente creía que eran mis pokémon.” Comentó Tallulah con una sonrisa.
“Son tus pokémon” Le dijo él, mientras recogía sus pokémon y le sonreía. “Por supuesto que lo son. Son tuyos y debes de cuidarlos como se debe. El hecho de que sean tan sólo datos no significa nada. El vínculo sigue existiendo. Son parte de ti. Te ayudarán en tu aventura. Tu posición no estaba errada. Pero es un poco de todo. Tienes que aprender a ser fuerte, y que tus compañeros sean lo suficientemente fuertes para ayudarte en tu aventura. Pero no por eso tienes que tratarlos como si simplemente fueran herramientas. Al fin y al cabo, ¿No es esto todo cuanto soñábamos”
Ella se lo quedó mirando. Acababa de recibir una lección. Recordaba su primer encuentro con él. Acababa de llegar no hacía mucho, y le daba la sensación de que iba a aburrirse con el juego. Era todo como en el juego portátil, pero con un montón de gente que no quería saber nada de nadie. Todos pasaban de ella. Como siempre había sido. Y él se puso a verla y la ayudó. Y rápidamente la unió a su grupo de amistades, aunque a ella le costó abrirse. De hecho, aún le costaba. Y aún le costaría. Pero lo que era verdad, es que había encontrado en él a un compañero de aventuras.
“Todo el mundo los usa como si fueran simplemente datos. Algo que usar para ser el más fuerte del servidor... yo no quería que fuese así” Comentó ella, mientras se sentaba al lado de un árbol. Él la acompañó, sentándose en un árbol colindante, y mirándola.
“Pueden ser las dos cosas. Y por cierto, nos queda bastante tiempo, ¿Te parece bien si descansamos un poco y disfrutamos del ambiente de la misma forma en que lo hicimos el lunes?” Dijo él sacándole la lengua. “Por cierto, me has sorprendido mucho con el Zubat. ¿Cómo se te ha ocurrido?”
“Me lo hicieron ayer mientras entrenaba. Era un grupo de avatares vestidos de negro. Una chica dijo que le apetecía luchar contra mi, y yo le dije que sí. Dijo que era una partida de uno contra uno, pero sin que me diese cuenta, atacó a mi pokémon por la espalda. Al principio era muy amable, pero luego de sacar “su arma secreta” cambió completamente de personalidad... debilitó a mis pokémon y me robó todo lo que llevaba encima, excepto los pokémon” Comentó ella bajando la cabeza. Parecía como si estuviese confesando algo que le había hecho daño.
Scyther se levantó violentamente del árbol. Ella no levantaba la cabeza, como si le hubiesen quitado todo aquello que tenía.
“¿Cómo? ¿Todo?” Dijo él, recordando que Tallulah era de las que le gustaba ir por todos los rincones, encontrando los más diversos objetos y coleccionarlos, así como tener siempre una dispensa llena de pociones, pokéball y todo lo necesario para ser un buen entrenador. “¿Por esto me has dicho de jugar contigo?”
“Sí... supongo que sí. Quería enseñarte que soy fuerte. Ayer me dijeron que era débil. Jugué con Chikorita y Pidgey. Jugué con tu combo. Y lo destrozaron. Y era verdad... era un combo malo...”
“No era malo. Sigue sin serlo. Lo único es que te engañaron. Realmente, veo que irán apareciendo combos más fuertes, y ese combo que me has enseñado... es muy fuerte. Pero no tenían que haberte robado las cosas. ¿Por eso quieres ir en un dos contra dos? ¿Para tener dinero para recuperar tus cosas? Sabes que puedo ayudarte” Dijo él, mientras abría un panel de intercambio, y empezaba a añadir cosas para dárselas a ella.
Pero ella las rechazó.
“Puedo valerme por mi misma. Ya me he encargado de recuperar una cantidad considerable de mi menú de objetos. Y no, te he mandado el mensaje porque me apetecía jugar contigo contra el líder. Y bueno... quizás necesitaba reírme un poco...” Dijo mientras su voz se apagaba.
Scyther no la oyó bien, pero sus últimas palabras parecían decir algo como “... otra vez”.
“Bueno... en este caso, te tendré que hacer caso. Tendré que mejorar mi combo, y guardarme un as bajo la manga, como tu Zubat. Así que... ¿Has conseguido tu propio combo, no?” Comentó él viendo que era lo que su amiga necesitaba.
“Creo que más bien, he aprendido del combo que me realizaron” Dijo ella, mientras cerraba los ojos, y su avatar emulaba la respiración forzada de alguien que suspira.
“Bueno, tomátelo con que has aprendido. Y te tomas más en serio el juego. Así todo será más divertido.” Le dijo Scyther dándole la mano para que se levantase. “Supongo que ya no puedo decirte que te vengas al evento de este fin de semana, pero si puedo pedirte que te apuntes al siguiente paso que monten”
“Bueno, quizás ya estaré en Ciudad Azalea” Le dijo ella, levantándose del suelo. “Pero si me mandas un mensaje pidiéndomelo... y me coges en un día bueno, quizás sí...”
Scyther miró el reloj, y vio que quedaba una hora y media. Observó a su amiga.
“¿Nos vamos ya de nuevo a Malva? Quiero pasar por el centro pokémon. Y creo que podemos ganar.” Comentó él.
“¿No me digas que ahora el gran Scyther, segundón de la quest del señor Pokémon y perseguidor de Rattata ahora tiene miedo de un bot? Porque podría no creérmelo” Comentó Tallulah.
“Muy gracioso Tally. ¿Puedo llamarte Tally?” Comentó Scyther con media sonrisa, mientras desprendía un poco de timidez e inseguridad en cada sílaba.
“¿No lo dirás en serio, no?” Comentó ella, mientras se adelantaba.
Al hacerlo, tuvo un flashback de la misma chica hace apenas unos días, cuando parecía que no quería integrarse en el juego, y al verla tan adentrada, no pudo sino sonreír. Al fin y al cabo, ese lugar era como una puerta de escape para todos.
“Eh... claro que no. Era... ¡Era una broma!” Dijo él, mientras atrapaba su paso.
Mientras atravesaban la entrada de Ciudad Malva, tuvieron el privilegio de ver como los avatares iban andando de un lado a otro, todo bajo la mirada atenta de la gigantesca torre que se movía claramente como si se tratase de un Bellsprout, la cual se observaba en la lejanía. Cerca de su lugar, habían dos chicos de acento latino enfrentándose en un combate pokémon, mientras otros cuatro se dedicaban a decirles que se volviesen a su casa, pues sus habilidades dejaban que desear.
Algo más lejos, había uno que decía que tenía un truco para conseguir a Mewtwo, y otros dos que ofrecían un objeto que, de usarse el viernes, haría que apareciese Ho-Oh. Eran los típicos timadores que habían en todos los servidores, que unido a cuatro que iban gritando la manera de entrar en la torre bellsprout, hacían que la estancia fuera un poco más desagradable para los presentes. Por alguna razón, a la cual Vana llamaba “Ley del Noob Hoygan”, la edad del principiante hacía que fuera propenso a ser molesto para aquellos que intentaban jugar de forma normal al juego.
“A ver... señor mío” Dijo una voz. Scyther sintió curiosidad de dicha voz, y acabó viendo como un avatar masculino, un avatar la mar de curioso, se acercaba al avatar que ofrecía la venida de Mewtwo.
Era un avatar extraño. No era un avatar común. Tenía el pelo rubio, con cabello por delante, de forma en que parecía que parte de su ojo derecho quedaba atrapado por esa parte del pelo. Corto por detrás, y de punta, en una imitación de un estilo de pelo más anime del que estaba acostumbrado, ese avatar tenía la piel clara, y vestía una bufanda rojiblanca.
Una gabardina negra debajo de la cual llevaba una camiseta blanca y unos pantalones tejanos conformaban la apariencia del avatar. Su curiosidad le llevo a observar que datos tenía encima suyo, y observó una especie de medalla que nunca había visto. Era una especie de estrella dorada con un circulo atravesándola.
“Esta es su tercera amonestación, como bien ya sabe. Se lo dije hace dos días. Y creo que quedó claro en su día. Usted me dijo que no volvería a intentar timar a la gente. Y más a sabiendas que no está programada la salida de Mewtwo en este servidor de momento, a no ser que sea en un evento de pago” Dijo el avatar cuyo nombre era “Ikari”, y a su lado aparecía esa estrella. “Mucho me temo que se ha ganado una expulsión de un mes del servidor”
Acto seguido el chico desapareció, sin que pudiese ese decir nada al respeto.
“Eso... ¿Eso era un moderador?” Murmuró Scyther a Tallulah. Ella asintió con la cabeza.
“Sigan haciendo sus quehaceres, señores y señoras. Y recuerden cumplir las normas” Dijo el moderador, mientras seguía andando hacía los dos avatares que decían poder encontrar a Ho-Oh, y les expulsaba también del servidor con un leve movimiento de su mano derecha. Todo eso mientras su izquierda se mantenía dentro del bolsillo de su gabardina.
Luego se giró hacía Scyther y Tallulah, poniendo cara de circunstancias el primero.
“¿Señorita Tallulah001?” Dijo él girándose hacía ella, mientras levantaba su mano derecha, abriendo un menú. La forma con la que cerraba los ojos, mostraba que estaba siendo amable.
“¿Sí?” Dijo ella, algo preocupada, aunque sabiendo que venía a continuación.
“Es bueno verla. He analizado su caso. El de la desaparición de objetos de su inventario. No es el único caso, y su descripción de los acontecimientos es parecida a otros casos similares. Iba a responderle más tarde, pero es más fácil hacerlo al haberla visto. Estamos investigándolo apropiadamente, pero no podemos devolverle sus objetos anteriores pues aún no hemos realizado una copia de seguridad de su información. Eso ocurrirá mañana, con el primer mantenimiento.” Dijo el avatar, manteniendo una posición de completa serenidad y de cordialidad, siendo serio a la vez. “De la misma forma, le insto a informarme de cualquier cosa que pueda suceder. Ya sea por mensaje, o a mi mismo si me encuentra por aquí. El equipo de moderación tiene una oficina en cada ciudad, y siempre nos encontrará a cualquiera de nosotros allí mismo a su disposición”
Sólo terminar eso, hizo una leve reverencia, y siguió andando calle abajo. Scyther no pudo contenerse de mirarle andar calle abajo. Bien parecía que creyese que el servidor era su propiedad, o algo así, pues andaba como si estuviese en su casa. De hecho, era un jugador al que le pagaban por jugar, algo que a muchos de bien seguro les gustaría.
“¿Qué ha dicho? ¿Qué no es un caso aislado?” Le preguntó Scyther, rememorando lo que le acababa de decir Ikari.
“Eso parece... es que, fue extraño. Después de perder, observé como mis objetos desaparecían, al mismo rato en que mi cuerpo se trasportaba al centro pokémon más cercano. Y eso, según el moderador, no debería ser así. Simplemente debería desaparecer el 20% de mi dinero” Comentó ella.
“Bueno, pero ya lo están investigando, así que no habría que preocuparse mucho, ¿No crees? Si ellos no pueden que son los que mantienen el servidor, mal vamos” Comentó Scyther, mientras los dos seguían su caminata.
No muy lejos de allí, en su caminata hacía el gimnasio, se encontraron con Queen, sentaba en una silla de un bar, mientras se tomaba una taza de algo que parecía café, y tecleaba en un teclado que parecía haber aparecido de la nada. Al preguntarle sobre que hacía, les contestó que estaba comentando en el foro, y que Hap estaba “flipado” como siempre, y que debería dedicarle más rato al juego que al foro.
“Yo creo que quien pasa más tiempo en el juego eres tu” Le respondió Scyther
Su charla básicamente se tradujo en un intercambio de información de lo que acababa de pasar con el moderador, y ella sonrío diciendo que ella ya conocía a Ikari, y que era un partidazo.
“Creo que a los moderadores les dan un shinny de pokémon de inicio. Ikari tiene toda la pinta de llevar un shinny. Fijo que lo lleva.”
Lo divertido del juego era la distribución de la gente. Había gente que simplemente jugaba, y otros como Queen, que vivían en el juego. Se informaba, investigaba y lo publicaba todo en el foro. A la vez, estaba en todos lados y en ninguno. De hecho, no la había visto nunca en otro sitio que no fuese esa cafetería.
“Dicen que cuando se consigue la medalla de un pueblo, si tienes suficiente dinero, puedes alquilar un piso y decorarlo a tu gusto. Realmente, disfrutan esos cabrones. Y oh, no sé si lo habéis visto, pero hay una tienda para personalizar avatars con objetos normales. Los puedes comprar con dinero del juego. Aunque a mi me gusta más los diseños exclusivos, que quieres que te diga” Dijo Queen. Era el tipo de chica que hablaba y hablaba, estaba segura de si misma, y quería saberlo todo. “Y a todo esto, ¿Quién es la chica que te acompaña? ¿Ya has abandonado al majara y al flipado?”
“No, no. El viernes nos iremos los tres a la torre. Lo único es que durante la semana cada uno tenemos horario distinto. Yo estudio por la mañana, y Hap trabaja por la tarde. Y Vana... bueno, no sé que hará” Le dijo Scyther, mirando en su lista de amigos, y observando que Vana estaba conectado. “Pues está conectado. Bueno, sea como sea, vamos un poco por libre a veces. Aunque el lunes y ayer estuvimos dando una vuelta.”
“Tengo ganas de ver el evento de las ruinas alfa. ¿Sabes que no se puede pasar, no?” Comentó Queen, mientras se acercaba el avatar masculino que iba en el grupo de la chica. Al fijarse en su avatar, pudo observar su nombre “GreenPlayer70”.
El avatar venía a decirle que era hora de irse, a lo que ella respondió afirmativamente. Aprovecharon ese momento para mirar la hora, y al observar que ya iba quedando poco para la hora de su enfrentamiento contra el líder de gimnasio, decidieron despedirse y seguir hacía delante.
La ciudad estaba llena. Gente parada en bares y restaurantes, muchos de ellos hablando del evento del viernes, y otros haciendo planes para esa tarde, sin recordar que, realmente, quedaba mucho aún por explorar de Johto, y que tan sólo habían visto la punta del iceberg. Eso le hacía ponerse impaciente por seguir adelante, y sabía que para seguir adelante, tenía que ganar al líder.
Un poco más adelante se encontraron a One y Smacks y Ani, pues parecía que ese día iban a ir juntos en grupo a la ruta 32. “Hay pokémon más fuertes, y si nos encontramos un enjambre nos lo pasaremos chachi” Dijo Smacks.
Finalmente, luego de un rato de andar, llegaron al gimnasio. Quedaban cinco minutos, por lo que podían empezar a llenar los paneles de entrada en el gimnasio, y esperar dentro a que saliese el jugador que se estuviese enfrentando en ese momento al líder.
La puerta de cristal mostraba su interior con claridad. Era un mostrador normal, con dos estatuas de Rhydon a cada lado. En uno de esos lados, había un NPC que detectó quienes eran, y les abrió la puerta, dejándoles entrar en el lugar.
“Bienvenidos al gimnasio de Ciudad Malva, el líder está preparándose para su enfrentamiento contra vosotros. Para ello, seleccionar cada uno tres pokémon con los que queréis enfrentaros al líder” Dijo el NPC con voz tranquila.
Scyther observó a su compañera, y seleccionó a su Bayleef (en su recorrido habían pasado por el centro pokémon, por supuesto), su Pidgeotto y decidió seleccionar un Geodude que había capturado no hacía mucho, y que había estado entrenando para el gimnasio.
“¿Ya estás?” Le preguntó Scyther, mientras la miraba con una sonrisa.
Era una buena chica. No sabía porque razón parecía algo lejana, como si tuviese miedo de acercarse a la gente, pero, por otra parte, parecía que por fin se lo pasaba bien. Ella titubeó un momento, lo miró, y afirmó con la cabeza.
“Muy bien, pues si son tan amables, pueden pasar a la sala del líder” Les dijo el NPC.
Una puerta más atrás se abrió, mostrando una sala donde había un puente y un gran agujero en medio. Los dos decidieron que tenían que atravesar el puente para llegar al otro extremo, lugar en el cual, un avatar de pelo azul y vestido con un traje japonés tradicional les esperaba impaciente.
“Soy Pegaso, líder del gimnasio de Ciudad Malva. ¡Y soy aquel que determinará si sois lo suficiente buenos como para tener el emblema de mi ciudad. De mi gimnasio! ¡Sea así pues! ¡Empecemos nuestra batalla!” Gritó él, intentando poner énfasis en sus frases. Suficiente énfasis para que pareciese que su personaje era real, y no un ente virtual sin inteligencia artificial.