Autor Tema: [Votaciones]I Concurso de Relatos PxP 2012  (Leído 12036 veces)

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[Votaciones]I Concurso de Relatos PxP 2012
« en: 19 de Enero de 2012, 01:37:32 am »
¡Damas y caballeros!
¡Niños y niñas!
¡Pasen y vean, las votaciones del concurso de relatos están aquí y nada más que aquí!
¿Quién ganará la preciada Cinta?


Señoras y señores, antes de comenzar a ver los relatos, rogamos lean y prometan acatar una serie de reglas,




Reglas de las votaciones

1)Se pide a todos los votantes que se lean los relatos, para votar con total imparcialidad. El encargado del concurso se ha asegurado de estructurarlos y corregirlos para hacerlos legibles sin alterarlos, aunque apenas ha hecho falta.

2)Sólo se admite un voto por cuenta, y los participantes no pueden votarse a sí mismos. El antiguo sistema de menciones no se usará, en caso de empate al final de las votaciones se votará para despempatar durante unos días de prórroga.

3)Las votaciones durarán desde hoy (18 de Enero), hasta el miércoles próximo (25 de Enero). En caso de empate, la prórroga se organizará desde el día previamente mencionado hasta el sábado 29 de Enero.

4)Al votar a un relato, se deberán especificar las razones por las que votas a dicho relato. No vale decir sólo "Me gusta", "Me parece guay" o "HOYGA KE PRECIHOSO RRELATO HEL DE VANVI".

5)El ganador será premiado con una Cinta Historia, y el que quede en segundo lugar, podrá pedirme una quimera con las características que quiera (sólo fusión de sprites, aunque pueden ser de cualquier videojuego, no sólo Pokémon)

Y sin más dilación, ¡Pasemos a los relatos!




1
No podía ser. ¿Por que tenía que haber nevado esa madrugada? ¿Por que tenía que haber llegado el invierno, con lo poco que le gustaba? Y si no, prueba de ello es el accidente que había tenido Colgadencio a causa del hielo formado en la carretera.

Era una de las primeras mañanas de invierno. La niebla indicaba que iba a hacer sol esa tarde, pero la mañana era fría, y la madrugada había sido heladora. Las plantas no parecían verdes, sino blancas, y no era nieve, era hielo.

Colgadencio cogió el coche y se dirigió al trabajo, como tenía que hacer todas las mañanas desde que tuvo la suerte de encontrar un buen trabajo. Pero como todo tiene sus contras, este se localizaba a 25 kilómetros, unos 10 minutos en coche. Menos si no hay tráfico. Pero esa no fue su mañana.

Colgadencio vio que llegaba tarde y pisó mas fuerte el acelerador. Con poca visibilidad, iba adelantando a todos los coches en la autovía. Con la velocidad, se pasó del desvío y tuvo que salir en el siguiente para dar toda la vuelta. Sabía que en la zona urbana no podía ir muy rápido, pero aún así, aceleró para llegar a tiempo. Por desgracia, el camión que estaba metiéndose al cruce no era una ilusión. Colgadencio se chocó de lleno, no pudo frenar a causa del hielo que había en la carretera.

Colgadencia sobrevivió y, despues de que viniese la grúa y cubrir los papeles del seguro, habló con el jefe. Le quedaba 1 semana para recibir las vacaciones de Navidad, así que el jefe le dejó descansar ya. No había empezado muy bien la Navidad para Colgadencio, y, en general, el invierno.

Esperaba que a partir de ahora fuese mejor todo. La época que mas le gustaba a Colgadencio, no empezaba como el habría deseado. Lo que deseó en ese instante fue que todo fuera para mejor, y no empeorase.

Yo tambien rezo al cielo, pues mi camión ha quedado en un muy mal estado y las reparaciones no son baratas. Espero que el seguro me ampare.




2
Era una fría mañana de Diciembre. Florencio degustaba un batido de radiador para entrar en calor mientras esperaba a sus amigos, Rosalindo y Cultura Mesopotámica. Mientras daba un largo sorbo a su batido, Florencio echó un vistazo al cielo. Siempre le subía el ánimo contemplar a las teteras que volaban libremente en él. Lo que más le levantaba la moral era buscar a aquellas con el pitorro más pequeño y reírse de ellas.

Entonces, alguien llamó a la puerta. Florencio abrió sin más pensando que serían sus amigos, pero en su lugar halló a hombre que vestía un bello sujetador deportivo de color rosa. El hombre sin mediar palabra le escupió una gran bola de pelo, la cual dejó fuera de combate al joven. "Esto pasa por no pagar tus deudas" dijo el  desconocido.

El misterioso hombre se disponía a marcharse tras el atroz crimen cuando repentinamente llegaron Rosalindo y Cultura Mesopotámica. Asombrados al encontrar a su amigo inconsciente bajo una bola de pelo, no duraron en hacer frente al hombre. Sin embargo, su poder era demasiado escaso. El misterioso desconocido se quitó fácilmente de encima a los dos jóvenes regurgitando su propio pelo.

Y así, con los tres muchachos derrotados, el señor con sujetador deportivo rosado se disponía a marcharse. Sin embargo, Cultura Mesopotámica, que aún tenía fuerzas para hablar le formuló unas preguntas.

-¿Q-Quien eres? ¿Por qué has venido?

El hombre se dignó a contestar.

-Soy un sicario a sueldo. Las teteras me pagaron para exterminar a tu amigo, era un mal hombre. Mi nombre es... ¡Invierno!

Finalmente Cultura Mesopotámica entendió que Invierno era un enviado de los cielos para impartir justicia en el mundo. El joven lloró tras darse cuenta de lo equivocado que estaba al intentar detener a un hombre tan bueno. Finalmente, Invierno le dió la espalda y caminó hacia el exterior, pero fue repentinamente interrumpido por Cultura Mesopotámica, quien aún tenía algo que decir.

-Ese sujetador deportivo... Es precioso.

Invierno se detuvo unos instantes tras oír esas palabras. El hombre esbozó una sonrisa de colegiala mientras se ponía colorado, pero no miró atrás. Finalmente reanudó su marcha y se fué para siempre.



3
El Árbol Kyue

-¡Por fin! El invierno ya llegó, podré usar el nuevo trineo que fabricó papá. Mañana tengo pensado llamar a Laura, a ver si se anima a deslizarse por la nieve conmigo.

Al día siguiente, Diego fué a llamar a Laura, pero nadie contestó a la puerta. Diego no se extrañó mucho, pues Laura, en esos primeros días de invierno, iba muchas veces al monte. Así que fue a buscarla.

La encontró en un árbol muy especial para ellos.

-Hola Diego, verás, mi abuelo me contó hace una semana que éste árbol, en el que hemos estado muchas veces, es el árbol Kyue, que da unos frutos mágicos.
No son mágicos, pero son llamados así porque curan la mayoría de las enfermedades. El caso es que... mi abuelo... -Laura se puso a llorar.

-¡Laura! ¿Qué pasa? -preguntó Diego con temor.

-Él está muy enfermo, y los médicos dicen que no sobrevivirá más de unas pocas semanas... -dijo Laura, entre sollozos.

-No... puede ser...

-Diego, ¡se está muriendo!

Poca gente creerá en este árbol, pero, ¿qué más puedo hacer? Dime, ¿me ayudarás a que el árbol Kyue dé frutos? -preguntó Laura, con una mirada cargada de esperanza.

-Claro. Pero... ¿cómo va a dar frutos un árbol en invierno?

-Mi abuelo dijo que hay que buscar una flor llamada Galanthus nivalis, ''Campanilla de invierno''. Es común encontrarlas entre la nieve, agrupadas.

-¿Esas son las flores que has estado buscando estos días?

-Sí, y he encontrado unas cuantas. Pero no hay más por esta zona. Hay en la orilla del río que hay al sur, pero es muy peligroso bajar por ahí.

-No te preocupes, con mi trineo podremos bajar. ¡Vamos!

-Así que bajaron por la ladera de la montaña, gracias al trineo, y cogieron esas flores tan especiales. Luego, volvieron al árbol Kyue y depositaron las flores en un hueco que tenía el árbol, y se fueron.

Tres días después, volvieron, y vieron que el árbol tenía unos pocos frutos. Cogieron uno, fueron a casa de Laura, que vivía con su abuelo, y le dieron el fruto. Éste, después de tragárselo, de repente saltó de la cama y abrazó a su nieta.

-Siempre os agradeceré esto, y seguro que el árbol Kyue también os lo agradecerá.

FIN




4

Se escucha el frío viento pasar...

A lo lejos, en la montaña, una temerosa joven sale de su aislada casa, hacia el nevado paisaje y se pone a gritar...

De nuevo vuelves, otra vez.

¿Pero ahora, que buscas?

Frío invierno, ¿Que obtienes con esto?

Te llevaste a quien más quería, ¿Con ello qué pretendías?

Una breve pausa, seguida otra vez, del frío viento pasar, la chica rompió a llorar, pero no dejó de gritar...

¡RESPÓNDEME!

Ya veo que no, prefieres no decir nada.

¿Es que todo esto lo haces para demostrar tu poder?

Lo único que consigues es dejar todas las cosas... heladas.

La chica debido al frío se sentía agotada y mareada, pero hacía como si no se viera afectada...

Ya veo, después de todo, esto de nada va a servir.

No importa, me quedaré aquí a ver si puedes contra mí.

Puesto que con lo que me has hecho sufrir.

Me es indiferente vivir, o por contra, morir.

La joven cae a la nieve víctima del extremo frío invernal.

Finalmente, la joven cometió la absurda temeridad.

Y es así, como el invierno se lleva a alguien más.

De nuevo, se escucha el frío viento pasar...





5

El primer invierno de Terepaima

Me llamo Terepaima, y soy miembro de la tribu de los Paí Tavyterá del Amazonas. En nuestra selva, el invierno no existe. Los períodos de monzón se suceden con períodos despejados. Pocas noches son frías, y apenas necesitamos vestimentas con la que proteger nuestro cuerpo del frío.

Un día, mientras navegaba con mi canoa por uno de los muchos afluentes del Amazonas, unos hombres blancos me capturaron. Dijeron algo que no podía entender entonces. Parecían alegres. Me subieron en una de sus máquinas; estaba bien atado. Trajeron mis herramientas conmigo, así como mis parcas vestimentas, sobre las que pusieron una manta gruesa. Fue un viaje largo y agotador.

Al llegar a nuestro destino, no había más selva. En su lugar, una selva de personas, máquinas y edificios ensordecían mis oídos y me provocaban una gran confusión. Pero eso duró poco: mis captores me llevaron a un lugar con muchos animales desconocidos. Como a ellos, me metieron en una jaula. Con mis herramientas.

La gente se pasaba a curiosear. Los niños me señalaban con el dedo: unos con interés, otros con desprecio. Algunos con pena. Una parada más entre los osos y los elefantes.

Pero lo peor no fueron las personas, ni la jaula, ni la rancia comida que me daban. Fue la inactividad. El frío. Las hojas de los árboles caían marchitas iluminadas por la trémula luz del sol que nada calentaba. Los pájaros del cielo huían de la zona buscando lugares más cálidos.

Pero yo, abandonado en mi jaula, sin más actividad que ir de un lado a otro, notaba cómo las personas aparecían cada vez más abrigadas a verme. Mis captores también dispusieron de un cobertizo y gruesas mantas para protegerme del frío.

A las hojas marchitas les sucedieron las lluvias. A las lluvias, el granizo. Y, por fin, la nieve. Una densa manta de agua blanca fabricada con el frío del invierno. Lo suficientemente densa como para cogerla con las manos. Pero tan fría como para soltarla inmediatamente.

Ese fue mi primer invierno en Minnesota. Era 1923. Han pasado muchos años desde entonces. Pocos meses más tarde, unos jóvenes de tez oscura me liberaron por la noche. Me acogieron y me enseñaron inglés. Me dieron una nueva vida. Un nuevo verano en una selva distinta.

Pero nunca olvidaré aquel invierno de 1923.




6

-Nunca he sido capaz de entenderlo... ¿por qué lo hiciste?

El fuego crepitaba en la chimenea encendida en uno de los extremos de la pequeña estancia. En el lado opuesto, un hombre con el rostro surcado de arrugas yacía sobre la cama la cabeza apoyada sobre unas almohadas descoloridas. Fijó los ojos en el techo mientras esperaba una respuesta.

La figura que le acompañaba recorrió la habitación lentamente antes de volverse a mirarlo.

-Cometí el error de pensar que los humanos podían gobernarse a sí mismos con el poder de los dioses.
-Y, sin embargo, quisiste que fuéramos nosotros mismos quienes lo arregláramos...
-Lo contrario habría sido peor.

Ilariel observó al anciano. Pocas personas reconocerían en él, ahora, a Almirel Hadyahin, el artífice de acabar con una de las más grandes guerras que habían asolado aquel planeta, y a quien finalmente se había debido la instauración de la dinastía Taref, que estaba, por fin, solucionando todos aquellos problemas que llevaban siglos sin resolverse...

Los mismos siglos que ella llevaba ocupándose de las mil y una plegarias que le girigían en otros universos.

-Ser un poder primigenio no es fácil, Almirel. Cuando... cuando los otros que nacieron conmigo se vieron sobrepasados y optaron por el olvido, yo nunca me había preocupado por los seres inteligentes. Pero no podía darles la espalda. Creí que dar parte de mis poderes a humanos nobles y justos garantizaría la estabilidad de algunos sitios mientras yo estaba en otros, pero...
-Ilariel...

Ella se dio la vuelta. Él no podía comprenderla.

-En su momento pareció una buena idea. Ahora veo que fue una estupidez. Venir a vivir con vosotros, cuando volví a este universo y vi lo que pasaba, cuando leí que en los corazones de algunos de vosotros existía la convicción de que esto estaba terriblemente mal... Me ayudó a entender muchas cosas.

Unas toses desde la cama, más agudas que otras veces, cortaron cualquier intento de respuesta. Se inclinó a su lado y le sujetó la cabeza.

-¿Qué va a pasar... ahora?
-Todo está bien... y yo he aprendido la lección. Los protegeré a todos... sin errores.
-¿Y... yo?
-No estás solo... para toda la eternidad.

Sus ojos se cerraron y ambas figuras se desvanecieron de la vista. Un copo de nieve cayó. Y otro. Había llegado el invierno.




7


El cigarrillo se debatió en un torrente de humo y cenizas antes de sucumbir al frío suelo nevado. El rostro del llamado en clave Oswell, curtido por el frío de aquella primera semana de invierno, se estremeció. Su arma le pesaba en la espalda tanto o más que la bala en su hombro. Si tan solo tuviese una forma de aliviar ambas cargas…

Enfrente había nada. Tras de sí dejaba nada. A ambos lados, nada. Malditos rusos, maldito comunismo. Malditos compatriotas, maldito capitalismo. Maldita Guerra Fría. Oh, sí, todo el mundo puede hablar de Guerra Fría. Oh, qué terror, bombas nucleares escondidas hasta en el lavabo de la Casa Blanca. Arrebújense en sus cálidas sábanas, empáticos ciudadanos. Mientras, nuestros parias militantes irán a por los rusos para llenarse mutuamente el culo de balas.

Qué fácil era hablar de guerra cuando estás en el Pentágono o en el Kremlin. Sería divertido darle a los gerifaltes mundiales una Kalashnikov y ponerlos en medio de la tundra, a ver qué hacían. A ver qué decían de la Guerra Fría, qué discurso soltaban.

Oswell deseaba que hubiese una patrulla de soviéticos a la que sortear y un matorral escarchado por el gélido abrazo invernal en el que esconderse para asaltarles y fundirles a balazos. Al menos esa parte de la guerra era divertida. Pero no, su huida le había llevado a tierra de nadie. Herido de guerra, con un arma en la espalda (no se desharía de ella, era importante tenerla por si en aquel páramo ignoto había alguien a quien balear) y con su reserva inagotable de cigarrillos, los que se apagaban con sorprendente facilidad en el frío ruso terriblemente acentuado en aquel principio de invierno.

Gruñó algo indescifrable al darse cuenta de que se había consumido el fuego del cigarro. Sacó su mechero y se sentó en el suelo, previendo una larga y tortuosa lucha contra el frío glacial para encender otro cigarrillo. Al chocar su trasero con el suelo, sintió frío, pero no era tan malo como se podría imaginar. Más frío sintió en el momento en el que la bala de su hombro le perforó la carne. Esa sí que era una cosa fría, no la puñetera guerra que se inventan los “dirigentes” del mundo.

Se levantó para seguir dirigiéndose a la mierda, chocando el cigarrillo contra sus labios barbados, con la incertidumbre de no saber si era el último.




8

Había llegado el invierno a las ciudades, las casas y calles se teñían de blanco y de alegría. Las blancas calles estaban repletas de gente disfrutando del ambiente navideño, pero eso no pasaba en Puertamar.
Los habitantes de Puertamar se encontraban malhumorados y tristes. Las calles estaban desiertas. La gente estaba en sus casas, bajo el calor de la chimenea.

Álex estaba contemplando el hipnótico movimiento de las llamas de la chimenea de su casa, mientras que escuchaba a su hermana pequeña jugar con sus muñecas. Debería estar saliendo con amigos en las vacaciones navideñas, pero se encontraba en su casa, sin entender porqué las calles de Puertamar estaban lúgubres y vacías.
No podía ser el frío, en Puertamar normalmente hacía calor, pensó. Entonces se dio cuenta de una cosa, no había rastro de ese típico ambiente navideño porque el invierno no había llegado a Puertamar, ni con el, las Navidades. 

 No se lo podía creer, “que tontería, estamos a 4 de enero, es imposible que no haya invierno” se decía, pero por cada vez que lo pensaba, más se le ocurrían cosas razonables. Entonces se le ocurrió una idea, y salió de su casa.

 Álex les contó su idea a los vecinos del barrio, algunos aceptaron, otros se negaron a pagar un poco. Cuando ya se había recorrido todas las casas del barrio, y del barrio vecino, se fue a ver al alcalde.
Se dirigió al ayuntamiento, eran las 20:00 y ya había anochecido, entró y le pidió al guardia que si podía ver al alcalde, pero el guardia se negó, diciéndole que no le iba a dejar pasar, se escapó del guardia, subió las escaleras y abrió la puerta con el guardia ya casi detrás de él. Ahí estaba el alcalde, que lo miró con un tono pálido en la cara. Le contó su idea, y el alcalde vio las firmas y los cheques de dinero, lo miró sorprendido, y dijo: “Me parece increíble ver que has reunido tanto, tendré que aceptar tu petición.”

Al día siguiente, el alcalde convocó a todos los vecinos de la pequeña ciudad en la plaza mayor, Álex estaba entre la multitud junto a su familia, y vio que del balcón salían tres hombres con sacos de regalos, repartiéndolos a cada familia de Puertamar, y Álex vio que uno de esos tres le guiñó un ojo.
El invierno había llegado a Puertamar.




9

Los tres conocidos se encontraban dentro de la inmensa biblioteca, que otrora fue un magnífico palacio. Sentado en una mesa, ojeando un viejo libro de ilustraciones de máquinas de movimiento perpetuo se encontraba un joven que aparentaba tener sobre los 25 años de edad, su tez broncínea arrancaba brillos a las arañas de cristal que iluminaban la estancia, de los tres, era el más atlético, fruto de largas jornadas de ejercicio al aire libre. Sus ojos se movían con avidez entre las distintas imágenes y sus correspondientes instrucciones para el montaje.

Entre las monstruosamente altas estanterías se encontraba una joven de no más de 20 años, su larga melena azabache caía sobre su espalda y se mecía en una alegre danza mientras la joven se detenía delante de distintos estantes ojeando gruesos volúmenes acerca de botánica. Adornaba su cabeza una cinta azul añil que hacía juego con su pálida piel. La muchacha se movía con mucha elegancia, parecía que se movía bailando en lugar de caminando, mientras, iba cogiendo y dejando volúmenes, sin detenerse más del tiempo necesario para hacer los cambios, como si si ella se parase no conseguiría volver a ponerse en movimiento.

El último individuo rondaba la treintena y estaba sentado mirando con añoranza a través de un ventanal, sentado sobre una silla sencilla. Sus facciones eran puntiagudas y proporcionadas para ser las de un hombre, resaltaban los grandes aros de oro que llevaba en sus orejas, más aún con un pelo castaño corto. Sus labios estaban pintados de un agradable color grisáceo, que claramente chocaba con su tez morena. Portaba un atuendo que consistía en unos pantalones y una camisa ceñidos, cubiertos por un manto de color cobre. Su vista permanecía perdida en la oscuridad que se cernía en el exterior de la biblioteca mientras se enfriaba el contenido de una delicada taza que había en una pequeña mesilla de finas patas, adornada con motivos florales.

Mientras los tres conocidos continuaban con sus menesteres, llegó un hombre de avanzada edad, vestido íntegramente de una túnica de color blanco con una pequeña boina negra , a la entrada de la biblioteca, lugar en el que los eruditos le detuvieron y le preguntaron acerca de lo que necesitaba de su santuario del conocimiento. La respuesta pareció satisfacer a los eruditos, puesto que le permitieron la entrada. Al llegar a la espaciosa estancia en la que se encontraban los 3 curiosos personajes sólo dijo una frase:

- Él no puede venir aún, ciertos asuntos requieren de su presencia.

Los otros tres no prestaron mucha atención al recién llegado, al parecer no les extrañó el contenido del mensaje. Sólo el hombre que estaba junto al ventanal reaccionó, hizo llamar a un erudito y solicitó otra taza de té caliente.




10

Mi hermano me despertó, alterado. Intenté decirle que se fuera, pero solo articulé una especie de gruñido, imposible de entender. Me retiró las sábanas y al instante noté el frío. Abrí los ojos vagamente, cegado por la luz, para volver a taparme y acertarle con el cojín en su cabeza. Pero no se fue. En cuanto volví a cerrar los ojos noté sobre mi cara el agua helada y me levanté a toda prisa para atizarle, cuando me señaló la ventana y dijo:

-Mira, está nevando.

En efecto, estaba nevando. El primer día de invierno y nevaba. Acerqué una silla a la ventana para observar cómo los copos se deslizaban suavemente por mi ventana y cómo se acumulaban sobre el suelo. "¿Por qué a la gente le gusta algo tan frío, que provoca tantos accidentes y muertes?", pensé.

-Te voy a meter un bolazo en toda la cara-me advirtió mi hermano, evadiéndome de mis pensamientos.
-¿Eso antes o después de que te haga comer toda la nieve del barrio?-. contesté, sonriendo.
-Ni en tus sueños.

Pero ese no era el plan que tenía para aquella tarde.

Había quedado con Clara, con la que había entablado amistad hace un par de semanas, y con unos amigos suyos. No acostumbraba a salir, era distante, hasta que la conocí. Me empezaba a gustar.

Llegó la tarde y me encontré con Clara y me presentó a sus amigos.
-Hola Sergio-me saludó- Estos son Mario, Alberto e Inés.

Les saludé y nos dirigimos a nuestro destino.

El plan que tenían era pasarse la tarde en un local, bebiendo alcohol, algo habitual entre adolescentes. A mi no me gustaba demasiado, por lo que no bebí, y Clara también decidió no hacerlo.

Me sentía a gusto, teniendo a Clara cerca. Era como si estuviese en otro planeta, alejado de la realidad. Constantemente la lanzaba miradas furtivas, y aunque no lo viese, tenía la impresión de que ella hacía lo mismo.

Pusieron música y Mario e Inés empezaron a bailar.

Una luz de esperanza se encendió en mi interior cuando Clara me invitó a bailar. Bailamos durante casi toda la tarde. Empezó a sonar "Always" de Bon Jovi y ella me abrazó. Se me erizó el pelo, nos miramos fijamente a los ojos. Sus ojos verdes me hacían estremecer. Se inclinó hacia mi y el tiempo se congeló cuando sus labios rozaron los míos, el universo se detuvo para mí. Una cálida sensación inundó todas y cada una de mis células. Fue entonces cuando supe que jamás olvidaría ese día y aún menos, ese beso.

Aquel día comenzaba el invierno, pero para mí, era el comiezo de algo más que una amistad.




11

Era el 22 de Diciembre, día en que en nuestra ciudad daban las vacaciones de invierno. Yo era un joven que todavía estudiaba. Salí a jugar con los chavales, pero cuando fui a buscarlos no estaban. Sus respectivas madres dijeron que hacía ya un rato que se habían puesto en marcha hacia la plaza del pueblo.

Cuando pasaba los callejones hacía fresco, temblaba de frío. Vi de repente pasar a un vagabundo en la bocacalle del callejón, a punto de salir. Pero no fui muy afortunado, me vio el a mi primero. Intenté escapar, pero el me gritó:

-¿Eres Christian? ¿Christian Cage?- al oír ese comentario me quedé de piedra.

¿Cómo sabía mi nombre? Luego, pálido asentí con la cabeza. El ensalivó y prosiguió:

- Tengo malas noticias chico. Tu padre ha muerto.

Le miré a los ojos, una lágrima le estaba saliendo... Mi padre era soldado, le enviaron a la guerra y no sabíamos nada de él desde hacía seis años. Es más, yo no lo conocí casi en persona. Pero ese "vagabundo" se quitó la camisa y apareció con un uniforme. Me saludó y se marchó. No me lo creía. Las ganas que tenía de las vacaciones y ahora las pocas que tengo de vivir.

-Lo siento- se puso la gorra y me acompañó a casa.

Cuando el hombre estaba manteniendo una conversación con mi madre miré un papel que sobresalía del bolsillo de ese soldado. Sigilosamente, se lo quité sin llamar su atención y comencé a leer:

"21 de Diciembre de 1940, base central
Hoy, me han encomendado una misión muy por encima de todo el ejército. Me han dicho entre elegir la guerra, que cuando acabase si seguía vivo por fin vería a mi hijo; o simular mi muerte y entregar regalos por el Sr. Noël, fallecido ayer. Tomé la segunda decisión, es muy dura porque no veré a mi hijo, pero habré sido recordado".


La volví a dejar en el bolsillo Y me fui a la cama con los aviones de guerra que pasaban.

El día 24 de Diciembre, me levanté y fui al salón, donde se encontraba un señor llorando viendo una foto mía. Le dije:

-Bienvenido a casa, papá.




12

Jullae avanzaba pesadamente bajo el grueso manto de nieve que había empezado a caer.

-La llegada del invierno- se dijo.

Pronto llegó a su destino: El valle de los lobos. Según le habían dicho, la única forma de recuperar su corazón era invocando al gran lobo en la primera noche de invierno.

Y allí estaba él, un hombre sin corazón, luchando por sobrevivir a la ventisca, en un terreno hostil. Llevaba caminando horas, sin ver más que un páramo helado. “Este frío del carajo…” y entonces los vio, estaban mirándole fijamente, como si fueran de piedra, los lobos.

Sabía que no debería atacarle si no les dirigía la mirada, si no sentía pánico no le atacarían. Sentir, eso es algo que dejó de hacer hace mucho tiempo, cuando perdió su corazón por salvar lo que más amaba, Cintia.

Y así, maldiciendo para sus adentros llegó a la choza donde le dijeron que debería hospedarse, no había nada, ni nadie, cuatro paredes de madera y dos sillas. El viento silbaba por las rendijas, provocando en Jullae un frío que le atenazaba las extremidades. “A ver si recupero pronto lo que es mío y puedo volver… con ella.”

Oyó un crujido y el techo se desprendió, automáticamente sacó su sable dispuesto a defenderse de cualquier amenaza.

- ¡Hola! –Dijo el intruso, un joven no mucho mayor que él - ¡Qué haces aquí!

- Eres tú… Me envía Mae, tú debes de ser Sho…

-¡El que viste y calza!, ¿Qué quieres recuperar tú?

- Eh…
- ¡No me lo digas! ¡Algún tesoro!

- No la verdad es que…

- Ah, avaro. Tranquilo, no te iba a pedir ni una moneda.

Y Jullae, cansado de aquel tipo dijo:

- ¿Tienes algo de comer? Estoy hambriento

- No, pero mañana podemos salir a cazar…

Y así, fue, a la madrugada del día siguiente se fueron a la cueva de un gran oso, Entre ambas lograron matarlo, pero durante el combate Jullae fue herido gravemente.

- No sé si sobreviviré hasta que llegue al oráculo…

Y el oráculo llegó, Jullae estaba muriendo esa noche, y lo último que pudo hacer con vida fue dedicar su pensamiento a Cintia, y deseó con todas sus fuerzas que recuperara la vida.

Cintia se despertó sobresaltada, había vivido todo lo que le había pasado a su prometido. Sabía que si vivía era gracias a él. Y no puedo evitar derramar una lágrima.




13

El viento soplaba con fuerza y la nieve se acumulaba en el alféizar de la ventana. Definitivamente, el invierno había llegado. Una sonrisa se dibujó en mi cara al instante.

-Alice, sé lo que estás pensando y, creéme, no es buena idea, aún no-Mauro, el tabernero, siempre se estaba preocupando por mí-. Deberías esperar un poco, sé paciente, perfecciona tu técnica. Enfrétate a él más preparada.
-No, ya lo he decidido, estoy lista. Mañana a primera hora me pondré en camino.

Aquí el invierno no solo suponía viento, frío y nieve. Con la llegada del invierno también venía la temporada de monstruos en la tundra. Unos meses atrás me habían ascendido a Cazadora de Rango Superior y la mejor manera de demostrar que me lo merecía era derrotando yo sola a un monstruo fuerte y grande, un monstruo como el Barioth.
Me había pasado mucho tiempo entrenando y mejorando. Tenía una armadura resistente y una buena arma. Pero aún así iba a ser muy difícil.

Todavía era de noche. Ya me había puesto la armadura. Repasé todo lo que había metido en la bolsa otra vez. Cogí el arma, y me puse en marcha. Se hizo de día mientras llegaba. El frío me helaba hasta los huesos, pero había traído bebidas calientes. El Baritoh no podía estar lejos, ya había entrado en su zona de caza.

Escuché unos ruidos detrás de mí. Enseguida estaba en guardia con mi espada preparada. Peo solo eran unos Popos que pasaban corriendo. Solo eran unos herbívoros, no me iban a atacar. Volví a guardar el arma, no podía poner me nerviosa. Tenía que tener los cinco sentidos puestos en... ¿¡Cómo había dejado pasar algo como esto!? Me puse rápidamente a correr en la dirección de la que venían los Popos. Estos animales eran demasiado tranquilos como para que se pusieran a correr sin motivo, estaba claro que algo los tenía que haber asustado.

Venían de la zona cercana a la cueva oscura. No tuve que mirar mucho, estaba ahí delante. Tenía agarrado a un Popo bajo una de sus grandes zarpas. Su afinado olfato le hizo levantar la cabeza. Entonces me miró fijamente. Yo desenvainé y le mantuve la mirada. Dejó el cadáver a un lado y se colocó frente a mí. Rugió enseñándome sus enormes colmillos color ámbar. No había llegado aquí para echarme atrás en el último momento.

-Que empiece la batalla.




14

- Hace frío, ¿eh? El invierno está al llegar. Brrr – Intentó entablar conversación con su amigo.
- ¿A qué has venido? – Las lágrimas recorrían lentamente sus rosadas mejillas.
- Sabes que te ayudaré en lo que pueda.
- Disculpa mi brusquedad, desde que me dejó no me apetece otra cosa que sentarme aquí y recordarla. Sus ojos, su sonrisa, su cabello,...
- No has de vivir siempre con recuerdos de antaño. ¿Sabes que puedes enmendar tu error?

Él giró la cabeza, con una tenue esperanza brillando en su semblante.

- ¿De veras así lo crees? Lo que hice... ni yo mismo comprendo porqué hice aquello.
- Aprendes de los errores. Si ahora te quedas en esta orilla del río, sin mirar hacia delante ni buscarla no habrás aprendido nada de la experiencia. Ciertos recuerdos reconfortan, pero no son más que retazos del espejismo llamado pasado.

Él cavilaba mirando fijamente el agua que discurría y serpenteaba por el valle.

- ¿Tienes alguna certeza de que ella me perdone y nos amemos como ayer?
- No, ninguna. Hay más dudas que certidumbres. Sin embargo te aconsejo intentarlo. Te equivocarías si te arrepintieses de no haberla seguido mientras que es ya un logro el haberte decidido a ir tras ella.

Él se palpaba el pecho, el dolor que sentía era agotador.

- La idea de perderla para siempre...
- No consigues nada con esa actitud. Levántate, amigo, levanta y fija tu vista en el horizonte. Cruza el río con premura y ve tras ella. Si algún día te sientes culpable de algo ha de ser de haberte quedado a remolonear por aquí, nunca de si te perdona o no. ¡Vamos!

Lo agarró del brazo y lo empujó en dirección al puente.

- ¡No sé qué decir! Siempre me ayudas sin esperar nada a cambio. – Gritó, empezando a correr, aún con lágrimas en los ojos y sus piernas temblando por el frío y las horas sentado.
- Lo hago sin ese objetivo. ¡Adelante! ¡En el preciso instante que estés junto a ella, despejada ya toda duda, mírala a los ojos y di que la amas!

...

Cuando desapareció en el horizonte ella se echó a llorar amargamente, maldiciéndose, perdida ya toda esperanza de poder confesarle sus verdaderos sentimientos.




15
DESCALIFICADO

Autor: Poker
Razón: Pedir votos por mensaje privado para ganar de manera injusta y parcial







Aquí se llevará el recuento de votos. Se votará al igual que en ediciones previas, para evitar recurrir a las encuestas, porque en ellas un missclick es incorregible.

1:
2:
3:
4:II
5:
6:I
7:II
8:I
9:III
10:IIIIIII
11:
12:
13:I
14:II
15:IIII



Agradezco a todos los participantes haber ayudado a tomar forma a este concurso, ha habido muchísimos más participantes de los que esperaba. Mi más sincero agradecimiento :D


Sin más dilación, ¡suerte a todos!
« Última modificación: 29 de Enero de 2012, 10:12:23 pm por CPU »




-Anthony-

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Re:[Votaciones]I Concurso de Relatos PxP 2012
« Respuesta #1 en: 19 de Enero de 2012, 01:42:55 am »
Que feo eres, no has puesto el mío.

Luego edito con el voto xD



CPU

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Re:[Votaciones]I Concurso de Relatos PxP 2012
« Respuesta #2 en: 19 de Enero de 2012, 01:44:58 am »
Que feo eres, no has puesto el mío.

Luego edito con el voto xD
Owo, lo pongo ahora mismo xD
Si a alguien más se le ha extraviado el relato que lo diga a.a


-Anthony-

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Re:[Votaciones]I Concurso de Relatos PxP 2012
« Respuesta #3 en: 19 de Enero de 2012, 01:47:06 am »
Owo, lo pongo ahora mismo xD
Si a alguien más se le ha extraviado el relato que lo diga a.a

Oh, pensaba que no lo habrías admitido por ser random e_E



Mustal

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Re:[Votaciones]I Concurso de Relatos PxP 2012
« Respuesta #4 en: 19 de Enero de 2012, 02:03:48 am »
Ufff... hay tantos por votar...  :rolleyes:, me gustan dos o tres...  pero elijo el 13 .

Me parece original e interesante, y además engancha el tema cuando lo lees, enhorabuena a quien lo hizo.

« Última modificación: 19 de Enero de 2012, 02:07:17 am por Mustal »
haber si me muero

~Carlos

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Re:[Votaciones]I Concurso de Relatos PxP 2012
« Respuesta #5 en: 19 de Enero de 2012, 02:05:27 am »
Voto por el relato nº 10

Me ha gustado por el tipo de palabras que ha usado, y por la historia que cuenta.
También por la expresión, y por la referencia al amor.

Spoiler: Catching Fire • mostrar


{Behind the aura}


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Poker

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Re:[Votaciones]I Concurso de Relatos PxP 2012
« Respuesta #6 en: 19 de Enero de 2012, 02:06:03 am »
 El mio se extravio JUM

CPU

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Re:[Votaciones]I Concurso de Relatos PxP 2012
« Respuesta #7 en: 19 de Enero de 2012, 02:20:38 am »
El mio se extravio JUM
Ya lo pongo, ya e.e
No hace falta ponerlo aquí y luego mandarme un MP e.e


Ryuk

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Re:[Votaciones]I Concurso de Relatos PxP 2012
« Respuesta #8 en: 19 de Enero de 2012, 02:34:36 am »
Me parece que el 10 será mi votación. Muy currado zi, zi.

Poker

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Re:[Votaciones]I Concurso de Relatos PxP 2012
« Respuesta #9 en: 19 de Enero de 2012, 02:48:08 am »
 Sorry por el MP.

 Yo voto al numero 8 , se ajusta muy bien al tema sobre el que trata

 Competecia muy buena, ni de coña gano lel

Seiryū

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Re:[Votaciones]I Concurso de Relatos PxP 2012
« Respuesta #10 en: 19 de Enero de 2012, 02:59:43 am »
Omg voto por el 15 t.t es tope triste pero bueh xD :ph43r:

Zaos

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Re:[Votaciones]I Concurso de Relatos PxP 2012
« Respuesta #11 en: 19 de Enero de 2012, 03:11:46 am »
Yo tambien voto por el 15, aunque es bastante tragico y tal, se ajusta bastante a la realidad y lo que podrian sentir personas que estan en la misma situacion que Jack

Ghaddar

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Re:[Votaciones]I Concurso de Relatos PxP 2012
« Respuesta #12 en: 19 de Enero de 2012, 05:10:32 am »
Voto por el número 9. Es el que más ganas me ha dejado de leer lo que sigue. La descripción de cada personaje es amplia pero precisa, sin recargarlo demasiado. El único diálogo que hay le otorga bastante misterio al relato que incita a leer más.

Los demás en mi opinión son bastante sosos en general, con la excepción de los relatos 5 y 7. Si no estuviera el 9 lo tendría difícil para elegir.


The deconstruction and reassembly of cultural tropes from other periods is analogous to the feeling of hesitant nostalgia the generation who grew up in those eras now feel. We're left with a lot of broken Nintendo consoles, trashed CRTs and old computer vaporware..technology which at the time made up our entire world but now makes little coherent sense. The melancholy this invokes is reflected in the way this music is produced, including the cultural context surrounding it. What was once shiny black plastic is now sun-bleached and brittle, the consumption moved on elsewhere and we're left with hazy memories, more like a feeling or an aesthetic than past reality. In this way the music parodies consumerist culture and highlights our states of transient interest and trends. That is vaporwave.

diamancero

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Re:[Votaciones]I Concurso de Relatos PxP 2012
« Respuesta #13 en: 19 de Enero de 2012, 06:00:12 am »
Mi más sincera enhorabuena a el escritor del relato Nº10 y el del Nº13. Me ha gustado bastante el tema y demás...

Mi voto va para el Nº10. (que conste quue si pudiera votar dos los votaría a los dos ^__^)

(el Nº7 me ha gustado mucho el vocabulario y su mala hostia a los que no saben que es la guerra fría)



Vicky

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Re:[Votaciones]I Concurso de Relatos PxP 2012
« Respuesta #14 en: 19 de Enero de 2012, 07:12:45 am »
Que triste es el 15...

Pero esta bastante bien.



Mi voto va para el Nº10 , te engancha y me parece muy bonito :333

El 4 tambien me ha gustado bastante.

machamp

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Re:[Votaciones]I Concurso de Relatos PxP 2012
« Respuesta #15 en: 19 de Enero de 2012, 07:33:26 am »
Sorry por el MP.

 Yo voto al numero 8 , se ajusta muy bien al tema sobre el que trata

 Competecia muy buena, ni de coña gano lel

Me descojono con este comentario.

Ah, y que cierto es eso de la competencia.

Ya ganaré (o intentaré ganar) el próximo xD.

Voto el 6 , me gusta mucho su historia y además como introduce al invierno despues de esa historia tan... ¿celestial?

Invictus

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Re:[Votaciones]I Concurso de Relatos PxP 2012
« Respuesta #16 en: 19 de Enero de 2012, 07:34:26 am »
¿Cuándo cierran las votaciones?

jorgeelmejor12

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Re:[Votaciones]I Concurso de Relatos PxP 2012
« Respuesta #17 en: 19 de Enero de 2012, 07:59:44 am »
VOTO A LA NUMERO 4


Porque me ha resultado mas entretenido leerla y era muy bonita la historia.
(۞_۞)Mangekyō Sharindong(۞_۞)


Tu avatar ha sido retirado por superar el peso máximo permitido. Por favor, revisa las normas.

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Re:[Votaciones]I Concurso de Relatos PxP 2012
« Respuesta #18 en: 19 de Enero de 2012, 08:52:05 pm »
Voto al 10 , es el que me ha gustado mas leer .

Gueass

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Re:[Votaciones]I Concurso de Relatos PxP 2012
« Respuesta #19 en: 20 de Enero de 2012, 01:09:23 am »
Voto al 15 me gusta las historias tristes.