AQUÍ ESTÁN LAS VOTACIONES.Recordad los premios:
1er Puesto:Cinta de Literatura
2º Puesto: Dibujo a vuestra elección hecho por la magnifiquísima
Vero.
Relato ICuenta una leyenda que durante un baile de fin de curso de la escuela secundaría de Tryc Mail,un joven solitario poseído por una depresión de enormes dimensiones asesino a sus compañeros,esta es su historia,es la historia de Laobid Lebezub.Un joven atormentado por su compañeros de una manera despiadada recibió la visita de un hombre vestido de un color rojizo,y un negro como el de un cuervo,este hombre llamado Nasta le aseguro al joven Laobid que tenía la manera de acabar con los que le atormentaban,el joven interesado por ellos le pidió al hombre que prosiguiera,el hombre le contó que solo tenían que hacer un pacto,en el que Laobid le cedía su vida entera a Nasta en Pos de hallar su venganza tan deseada,Laobid no creía en este tipo de cosas por eso acepto pensando en que no perdería nada,se equivocaba claramente,ya que cuando confirmo tal trato este hombre le aferró del cuello y extrajo de el una especie de humo azul,Laobid corrió despavorido a su casa,se encerró en el cuarto.
Pasaron lo días,hasta que la casa de Laobid ardió en llamas,Como la vela de una calabaza en Halloween,se encontraron en el lugar los cuerpos de sus padres,ni rastro del joven Laobid,semanas después se encontró el cuerpo del joven ahorcado y con la cabeza a medió arrancar. Junto a el una nota en la que ponía que el pacto comenzaba,pasaron los meses y varias casas ardieron por la avenida en la que vivía Laobid,con el tiempo dejaron de arder,hasta un día,el día de la muerte de Laobid,a se me había olvidado,Laobid murió el día de Halloween.
Durante las respectiva fiesta,una de las tumbas del cementerio empezó a abrirse y de allí salio un cuerpo con la cabeza medio arrancar chorreando pus y con gusanos devorándole su cuerpo carbonizado,este cuerpo muerto se puso rumbo a la fiesta de halloween del pueblo,allí se le rendía un homenaje y todo la escuela se hallaba allí,incluso los jóvenes que maltrataban al ya muerto Laobid,Fue una ceremonia un tanto rara ya que el único que hablo fue un tal Nasta,el hombre solo dijo:¨Todos los que han hecho sufrir a esta pobre alma recibirán su castigo muy pronto¨ y así fue,según el discurso acabo una gran explosión se produjo en la celebración,la gente corría despavorida a la salida y allí se encontraba el Kamikaze cuerpo de Laobid,la gente se paró en seco,el hedor era indecible,la gente vomitaba y se lamentaba,después de eso el cuerpo exploto en mil pedazos dejando una ráfaga delante de el toda la gente que haya había fue calcinada por el fuego,llantos,carne despegándose de sus respectivos cuerpos y gritos de dolor,fue una sinfonía duradera hasta que el ultimo cuerpo termino calcinándose después de eso,Nasta dejo caer una nota en la que ponía:¨Pacto Sellado¨,después el silencio de los grillos se hizo eco del lugar.
¿Qué como se yo eso?,es muy sencillo,yo soy Nasta y tu alma sera la próxima [/center][/font]
Relato IIHola, mi nombre no os lo puedo decir por razones de seguridad, pero sí el de mi hermana era María, comencemos...
Un buen día de Halloween todo estaba tranquilo, yo estaba en casa con mi hermana jugando al Parchís antes de la cena, mis padres estaban preparando todo para después salir a una fiesta y María se iba a quedar cuidándome...
(Avanzamos en el tiempo)
La cena era estupenda, cigalas, carne, bollitos, ¡hmmm delicioso! Pero algo pasaba María estaba muy rara últimamente... Mi madre le preguntó, ''¿qué te pasa?'' pero ella decía que tan solo era un dolor de tripas.. Al poco rato de cenar se tomó una pastillita y yo la veía mejorando...
Cuando mis padres se fueron a su fiesta María me dijo de subir al desván y subimos, mientras yo estaba preparando las sillas ella estaba haciendo algo raro, le preguntaba, ''¿qué es eso tata?'' Pero.. no me quería responder, solo decía, ''tenemos que jugar, ¿vale?'' Y yo aceptaba era un juego eso mola bastante.. Pasaron unos 30 minutos y comenzamos a jugar era un tablero de madera muy bien realizado, mi hermana es una artista en esto, algún día seguiría sus pasos.. María colocó el dedo en un vaso de cristal y yo hice lo mismo, comenzamos a hacer preguntas pero.. no pasaba nada, hasta qué después de 3 horas jugando el vaso se movió y comenzó a escribir por sí solo decía... ''María, María, no debiste llamarme'' Yo tenía mucho miedo y comencé a llorar mientras que mi tata siguió jugando sola, y el vaso decía... ''Esta noche desaparecerás por completo, despídete de tu familia antes de dormir'' Yo grité de repente, María se quedó en blanco y le sangraba el dedo... ''Tata, ¿qué te pasa? ¡Tata!'' Gritaba y lloraba desconsoladamente pero.. Ella jamás respondía...
Pasó un rato, ya no miraba el reloj, me importaba más la salud de mi tata, ella me dijo ''hermanita, lo siento mucho pero ha llegado mi hora, mañana no estaré aquí'' Yo no podía escucharla bien estaba llorando mientras me hablaba y yo le dije ''tata, siempre estaremos juntas te lo prometo'' El vaso se rompió de repente y me bajó corriendo a mi cuarto para dormirme solo me dió un beso de despedida...
Al día siguiente ella no estaba en la casa, mi madre parecía como que cuando le decía su nombre no me entendía, ''¿Quién es ella?'' me decía.. Y nadie la recordaba, las fotos estaban pero.. Nadie hacía mención de ella, lo curioso es que el mismo año ella salió graduada en el instituto, ''¿cómo es eso posible?'' decía yo...
Ahora que ya han pasado varios años, María ronda por la casa y todo el mundo la ve.. No sé que es eso sinceramente pero.. Me siento muy mal por lo que pasó, jamás podré olvidar aquella noche, desde ese día cada año, cada día de esa fecha yo vuelvo a repetir el proceso que hizo mi hermana antes de desaparecer porque la quiero y quiero que vuelva a estar conmigo...
Mientras escribía esta historia miré a la ventana, todo oscuro un cuervo se posó en el respaldo y no sé como ni el por qué apareció el reflejo de mi hermana en el espejo que tengo justo detrás escribiendo en letras de sangre ''No debiste contar esta historia, todo el que lo lea quedará atrapado como yo algún día... Te quiero hermanita... Nunca lo olvides''
¡Fín!
Relato IIILa noche cayó rápidamente y eso suponía algo malo,la vuelta de los vampiros,la vuelta de mi verdadero yo.Las historias de que los vampíros mueren con una exposición al sol,son todas falsas,lo que pasa realmente es que perdemos poder,y nos convertimos en personas normales,una mutación de nuestra especie para clamufarse entre humanos.Desde hace poco tiempo,esto de ser vampiro me horroriza,he visto a muchas personas pedir piedad,y he dejado de llevarme vidas,le he cogido pánico a la sangre,pero por la noche,eso cambia.Intento controlarme y tener una conversación como:
-Hola,¿qué tal?
-Bien,¿cómo te va a tí...?-Son las últimas palabras que oigo de ese amigo/a con el que he compartido tanto.
Me odio a mí mismo,no sé si debería existir,por eso mismo,he contratado a un profesional para acabar conmigo,ya que yo no me puedo controlar,que me controle otro.La noche anterior maté a más personas de las que nunca imaginé,todo por culpa de esta maldición,pasada genéticamente por otro vampiro,con el que saldé cuentas.Hace unos días,mientras paseaba por la calle un Cuervo me atacó,sabe que no soy normal,y creo que me vigila desde entonces.Se acerca un día al que los humanos llaman Hallowen,yo antes lo celebraba,haciendo agujeritos en las Calabazas.Llegué al lugar donde habíamos acordado mi muerte,por la noche,cuando era más poderoso,aún así,se mostraba vacilante:
-Vas a morir,chupasangre-Dijo.
-No te confíes,la confianza lleva al fracaso-Dije intentando controlarme.
-Eres único en tu especie,me da pena acabar contigo,pero sigues siendo un chupasangre-Dijo.
Empezó con su estrategia,sacó una pistola del calibre 45 inmanejable para la mayoría de las personas.Hizo dos disparos,los dos en mis rodillas,caí al suelo y sacó una cruz,se puso detrás mía y dijo:
-Muere en nombre de Dios
Al escuchar esas palabras me volví loco,no era yo,era el vampiro que residía en mí,sólo con las manos,me valí para matarlo en poco tiempo,bueno,más bien tarde poco tiempo en hacerlo sufrir.Tras regenerarse mis rodillas me levanté,sólo se escuchaba el sonido de los grillos,y susurrando me dije a mí mismo:
-Esta maldición nucan acabará.
Relato IV29 de octubreSe acerca halloween, y aún no tengo nada preparado. Quizá debería hacer una fiesta, solo que dudo que mamá me dejara.
- Mamá, nadie de clase tiene planes para halloween, ¿podría hacer una fiesta?
- Claro, ¿dónde hija mía?
Tras un rato pensando, decidí que sería mejor hacerlo aquí en casa. Estoy bastante ilusionada, aun que ahora habría que organizarlo todo.
30 de octubreMañana es la fiesta, ya he repartido las invitaciones. Tengo que hacer la compra; calabazas, platos, comida, chuches, decorativos, etc. Espero que valga la pena…
31 de octubre¡Hoy es el día! Ya están todos los invitados, faltan solo 5 personas.
-Tia, ¿has visto el cuervo ese que hay?
-¿Qué cuervo? – pregunté extrañada.
-Uno de afuera, me miraba extraño.
Ni idea de que cuervo era. Pasé del tema y seguí en la fiesta.
Ya son las 9 de la mañana, será mejor dormirme. Afuera se escucha aún el sonido de los grillos. Que raro, el sol aún no ha salido. Sigue siendo de noche.
J*der, unos ruidos me molestan. No quiero encender la luz y levantarme, estoy bastante cansada. El ruido sigue, ¿qué c*ño pasa? Por suerte, he logrado caer en un profundo sueño.
1 de noviembre… me he despertado … llena de sangre. No, no es la regla. Los ruidos procedentes de anoche se debía a un psicópata de la fiesta. Me creía que era una broma, pero no es así. Todo el salón lleno de sangre. Y el aspecto ha cambiado. Ahora hay cuadros y esculturas de muertos. El salón, parece viejo. Como si hubiera trascurrido 100 años. ¿Todo esto ha sido un sueño? Dudo que no. Parece como si me hubiera quedado dormida todo mi tiempo.
Relato VTítulo:
AdvertenciaAquel fin de semana, José y sus padres se habían ido a su casa de las afueras, aprovechando el puente de todos los Santos. Esa noche, sus padres se habían ido a ver a unos amigos suyos. A José no le importaba quedarse solo, ya que la casa le encantaba.
La noche era muy tranquila, tanto que se oían los grillos del campo. José seguía en el ordenador hasta que le dio hambre. Le habían dejado una crema de calabaza para cenar, pero se quedó con hambre, y se hizo un bocata. José volvió al ordenador, mientras se comía el bocata, hasta que un enorme rayo cayó al lado de la casa. La luz se había ido. Cogió su DS, porque el móvil estaba sin batería, y fue a intentar arreglar lo de la luz. Pero se había ido del todo. Como no le quedaba mucha batería en la DS, fue a la cocina a por unas velas. También abrió las ventanas para ver si entraba algo de luz, pero las farolas estaban apagadas, había Luna Nueva y todo estaba cubierto por una espesa niebla. No había ni un alma en la calle. Otro rayo cayó cerca. José saltó hacia atrás.
Esto empieza a ser un poco raro; dijo José.
Estaba solo en aquella casa, a oscuras e incomunicado, ya que el fijo era un teléfono inalámbrico.
Volvió a asomarse por la ventana, esperando ver a alguien, pero lo único que vió fue la bandada de cuervos más grande que había visto nunca. Se quedó unos instantes observándolos inmóviles, hasta que salieron todos volando en una jauría de graznidos.
-Esto empieza a ser un poco tétrico, dijo José, cada vez más pálido.
Mientras volvía al comedor, a intentar tranquilizarse, oyó un ruido muy extraño, procedente del piso de arriba. José, se dirigió a las escaleras, hasta que un rayo más potente aún cayó al lado de la casa, el cual iluminó la casa durante unos instantes. José se quedo completamente blanco, al observar que en todas las paredes de la casa, había aparecido un mensaje, escrito en letras sangrientas:
¡TE LO ADVERTIMOS!
Tan sólo lo vió un segundo, pero es como si lo hubiera visto una hora. Aterrado, José huyó escaleras abajo, e intentó escapar por la puerta, pero todas las puertas y ventanas habían sido selladas. Cogió lo primero que encontró entre la oscuridad que le pudiera valer como arma, y se dirigió hacia las escaleras, con una mezcla de terror, valor y desesperación. Mientras subía, el ruido que oyó antes se repetía con más intensidad. Al llegar arriba, intentado huir hacia la buhardilla, notó como si una sombra le acechaba. Fue a tientas hacia la buhardilla, hasta que se cayó al suelo; era como si le hubiesen agarrado de las piernas. José, aterrado, no supo que hacer. Empezó a ser arrastrado, hasta que sintió un intenso dolor en las piernas.
Una extraña bestia le estaba destrozando las piernas, desgarrándolas poco a poco. Mientras José se retorcía de dolor, empezaba a formar un charco con su propia sangre, tan sólo pudo decir -¡No quiero morir!- pero la bestia continuaba con su carnicería. Ese monstruo le estaba haciendo trizas poco a poco las piernas. Entre terribles sufrimientos, y con sus últimas fuerzas, José gritó:
¿Que he hecho mal, por qué he de morir, ¡POR QUÉÉÉ!?
La bestia continuaba seccionando y desgarrando el cuerpo de aquel chico.
Justo antes de morir, Otro rayo cayó, y en su último suspiro, pudo ver a aquella bestia, como le cortaba la cabeza.
A la mañana siguiente, cuando sus padres regresaron, lo único que encontraron de su hijo, fue un río de sangre en las escaleras. En el piso de arriba, sólo encontraron los restos de su hijo, trozos de cadáver destrozados, arrancados, desgarrados. Lo único intacto que quedó de José fue su cabeza, la cual aún reflejaba aquella expresión de sufrimiento, y la imagen de aquella bestia, grabada en sus retinas.
Relato VI-¿Fantasma? No te lo crees ni tú. Te has currado el disfraz, lo reconozco. El sonido de grillos, la retroiluminación espectral, la fecha, la avenida oscura... Pero, si crees que eso me va a asustar, estás equivocado.
-Crees que sabes muchas cosas, pequeña mortal. Te encierras en tus libros y tu obcecación. Y, realmente, no sabes nada.
-Demuéstramelo. Demuéstrame que eres un no-muerto. Demuéstramelo... científicamente.
Sara torció el gesto. Ante ella, aquel embustero -porque no podía ser otra cosa- contorsionó la cara en una mueca horrible. ¿Cuántos días habría pasado ante el espejo practicando eso? Casi parecía una calabaza de esas cutres de Halloween... la chica recordó cómo unos compañeros de su clase habían llegado al instituto contando cosas horribles sobre mansiones encantadas. Crédulos.
-Demostrar, demostrar. No tengo tiempo para eso. Si habéis sustituido dioses y demonios en un altar por palabras y números que nadie entiende y todo el mundo afirma que sí por miedo a que le consideren ignorante, eso no es mi problema.
-Aquí el único ignorante eres tú -se echó la trenza hacia atrás con ademán retador.
Una risa de barítono llegó a sus oídos.
-No puedo darte las pruebas que afirmas... pero puedo darte la posibilidad de que lo experimentes por ti misma. Ya he hablado contigo suficiente... suficiente para tenerte en mis garras.
Una mano sorprendentemente corpórea para alguien que afirmaba ser un ser sobrenatural -por supuesto, era mentira- salió de entre los plegues de una capa gris. Impactó en -datos, hechos científicos, comprobables- el mediastino. Sonó el graznido de un cuervo.
Después, todo fue silencio.
Las dos figuras frente a frente, la figura masculina retirando la mano. La boca de Bea abriéndose para hablar.
-Nadie se dará cuenta del cambio.
La niebla llenó el callejón y un grito agudo de desesperación se confundió con el sonido de un vaso al romperse en una casa vecina.
-Jo, tío, pues no nos funcionó esto de la ouija.
Relato VIIImprudente de niño me decían, pero yo ningún caso les hacía
"No salgas al bosque si no es de día, y de rojo jamás te vistas"
“No son más que habladurías, yo no creo en esas tonterías”
Necio de mí, que de sangre vestía, y con paso firme al bosque iba
Al entrar al bosque se acabó mi valentía y empezó la lenta agonía
Caí en una gruta sombría al huir de unas sombras que me perseguían
Luego oí el eco de unas macabras risas, que se jactaban de mi desdicha;
Apareció ente mí una adorable muñequita, que me dijo con ironía:
“Sígueme y deja atrás tu melancolía, que jugaremos en la noche fría”
Mientras íbamos donde me hospedaría, un negro cuervo nos hizo compañía
En la casa había calabazas rojizas, y en ellas unas velas se consumían
Un miedo irracional me invadía, quise huir pero las piernas no me respondían
Cerró la puerta una suave brisa, una puerta que jamás se abriría
Después escuché una vocecilla que decía: “No saldrás de aquí con vida”
Una mueca en su cara la muñeca tenía, y en su mano una afilada cuchilla
Sentí un cuchillo que sobre mí se cernía, y supe que no volvería a ver la luz del día
De mi cuello manó una sangre tibia, del mismo color que los labios de mi asesina
Entonando una dulce melodía vino la muerte y se llevó mi alma maldita
Lo último que pude oír fue el sonido de los grillos en la lejanía
Me enterró en una tumba vacía, y luego partió para continuar su cacería
Relato VIII El ruido de grillos cesó. Tiré la calabaza, con la vela de su interior aún encendida, al suelo. Estaba completamente helado.
Poco a poco, logré mover mis músculos, esperando que no notase mi movimiento. Un paso... y otro...
El sonido gutural que brotó de su garganta me volvió a paralizar por completo. No pude medir el tiempo que estuve quieto, pero fue mucho más del que mi paciencia puede aguantar. Por suerte, el pánico evitaba que saliese corriendo.
Seguía quieto...
Y decidí dar otro paso. Y uno más, siempre rígido, como una rama de árbol mecida por el viento contra su voluntad. Lentamente...
Mi espalda chocó contra algo, algo que con el miedo no logré identificar.
Y eso superó mis límites.
Solté un puntapié a la calabaza en llamas, haciendo que chocase en las fauces de aquel monstruo. Tras ello salí corriendo y me alejé de aquel lugar.
Las llamas de la calabaza formaron una barahúnda roja tras de mí.
Pero sabía que aún me estaba persiguiendo.
Salí corriendo, presa del terror. Caí varias veces, y me choqué otras tantas, pero mi cuerpo, como poseído por un demonio, se levantaba y volvía a salir corriendo, como si no tuviese límites. Mi pecho estaba cada vez más oprimido. Cada vez respiraba más y más rápido. Cada vez me sentía más y más lejos de mi cuerpo.
Fue entonces cuando me paré por completo. Mis rodillas chocaron contra el suelo. Mis manos intentaron sostenerme, pero las heridas que tenía en ellas se resintieron y di de bruces con la mandíbula en la tierra. Mi ropa estaba rasgada, tanto como mi cuerpo y mi vida. Apenas lograba respirar, y cada vez que lograba dar una bocanada escupía sangre. Mi espíritu intentaba escapar de mi cuerpo, que ya no podía más. Intenté gritar, pero solo brotó un torrente de líquido, que ni siquiera pude reconocer. Entonces fue cuando pensé que tal vez no me estaba persiguiendo nadie más que mi propio miedo.
Mis ojos se cerraron, vislumbrando a duras penas el infierno que había causado.
Después, todo negro...
Relato IXLa mayoría de los niños pequeños conocen la fiesta de Hallowen como el simple de hecho de ir de casa en casa a pedir caramelos (a veces algo más), creyéndose con pleno derecho a destrozar las casas ajenas en caso de que no te den nada. En América, la gente decora sus casas con calabazas, murciélagos,... y van tan felices. Pues bien, ahora voy narrar, desde la historia de un niño celta, el verdadero origen de esta "fiesta"...
"El sacerdote jefe insitía con violencia al llamar a la puerta. Mamá estaba refugiada en el desván mientras mi padre había ido a esa extraña celebración que hacen con gallinas muertas y con gatos negros. Nunca me ha gustado este día. Mi madre siempre llora cuando entran esos sacerdotes y la llevan al cuarto. cada año se llevan a uno de mis hermanos y no vuelven. No se dónde se los llevarán, pero les hecho de menos. Mamá me ha dicho que si consigue entrar que huya al bosque. Ahora ya sólo quedo yo.
Los sacerdotes consiguieron derribar la puerta. El jefe me miró con una sonrisa demoníaca mientras se dirigía hacia a mi y me dijo "Hola, pequeño" . Conseguí huir a tiempo. Desde la penumbra del bosque se escuchaban a coro el sonido de los grillos con los chillidos de dolor de las mujeres de la aldea y el llanto de los bebés. Sentía que el corazón me estallaba mientras notaba cómo el aliento helado de los perros me producían escalofríos. Uno de los perros me derribo al tiempo que un sacerdote me ataba de pies y manos y me cargaba al hombro, como si fuese un saco. Me llevaron hasta la aldea y me sacaron al centro del círculo formado por monjes encapuchados, que venían a por mí.
El terror que sentía, aumentó cuando pude observar a los cuervos posados sobre los postes de la plaza, aguardando el momento en que acabasen conmigo para devorarme. De entre todos pude distinguir el zurrón de mi padre. Mi padre estaba ahí. Fue el primero en agarrarme y me miró fijamente a los ojos. Sus ojos miraban al infinito, como si estuviese poseído. No era el mismo. ¿Qué diablos le habían hecho?. "Papá sácame de aquí" grité desesperado, pero sus manos me agarraron con más fuerza. La respiración se me cortaba y me desmallé. Me desperté, tumbado sobre la mesa central mientras papá sostenía aquella enorme piedra. Mientras me hacía a la idea de que aquel era mi fin, pensaba porque la gente debía experimentar ese terror cada año y porque los sacerdotes celebraban esa fiesta, pues ¿quién podía celebrar semejante "fiesta"? La piedra se acercaba velozmente hacia mi cara y en mi último aliento, desesperadamente, suspiré "Papá..." "
Relato XEra medianoche. El sonido de los grillos y los agudos aullidos de los lobos, provenientes de la montaña, me dejaban pálido. Justo cuando iba a tocar el timbre de aquella casa, la puerta se abrió sola. No había nada en particular. Solamente una calabaza, un par de cuervos y demás decorativos de esos. Comprobé que en el pasillo no había nadie y decidí investigar esa terrorífica casucha. Miré en el cuarto, en el cual había una televisión encendida y un rastro de sangre. Me asomé al sillón y encontré un cuerpo. La piel pálida y la mirada perdida del cadáver mostraban que había fallecido. Tragué saliva y cuando quise darme la vuelta topé con un armario.. un tanto peculiar. Tenía una pequeña lámpara. Era muy antiguo y tenía bastante polvo. Pero me fijé en algo más. El armario tenía unas manchas sangrientas que recorrían el armario hasta el tercer cajón. Cerré las cortinas de la habitación y la puerta. Registré de arriba a abajo el cajón pero... nada. Sólo unos archivadores vacíos y un par de hojas en sucio. Encendí la lamparilla que había encima de el mueble y abrí la ventana. Si alguien se fijase en la ventana, con suerte encontrarían el cuerpo. Me dirigí a la puerta e intenté abrirla, pero no pude. De pronto, caí al suelo y me posé sobre mi rodilla. Oía una voz gritar pidiendo socorro. Pero no era momento de eso. Me levanté con pocas fuerzas y cogí el palillo de mi teléfono móvil y acto seguido, conseguí abrir la puerta. Bajé embalado las escaleras y recorrí el pasillo. Pero algo no iba bien. Aparecí delante de la puerta del cuarto. Di dos pasos hacia atrás y me tropecé con un trozo de madera que se encontraba en el suelo. Miré al techo y vi una mancha negra. Me cayó encima una gota y deduje que eran goteras, no obstante, me empezaron a caer cientos de gotas y empecé a asustarme. Me levanté sigilosamente y corrí hacia el ático. cerré la puerta y puse una barra de metal para que no entrase nadie. Empecé a oír unos gritos de desesperación, igual que antes, pero esta vez de niño pequeño. Vi que venían del otro lado de la pared. El único objeto de la habitación era la barra de metal que bloqueaba la puerta. La cogí y derrumbé el muro. Pero era tarde. El brazo de aquella cosa había atravesado el cuerpo de la madre. Los jugos gástricos y la sangre predominaban en la habitación. En una esquina, había un hombre con un cuchillo cortando al pequeño en tres notables trozos: cabeza, torso y piernas. Era tal festival de sangre que apenas podía respirar cómodamente. El hombre, me lanzó una mirada sádica, como si me quisiese desmembrar. Intenté escapar, pero por el otro lado apareció el otro problema. La cosa con el brazo puntiagudo. Casi me muero al gritar de esa manera. Por un momento me di por muerto, pero observé la ventana. Era el momento de escapar. Me tiré al suelo y me fui deslizando por el parqué. La ropa se me iba cayendo. Cuando alcancé la pared, noté algo en mis pies. Era el brazo de aquel hombre que me agarró. Intenté ahuyentarlo con mi mano, pero solo conseguí que me cortase el pie. Al menos, me soltó. Me tiré por la ventana y choqué contra el suelo. Sufrí una pequeña conmoción y heridas leves, pero continué la fuga de la casa. Llegué cojeando a la valla y abrí la puerta de la valla. Me notaba mal, enfermo. Me estaba desangrando. Miré mi pie o lo que quedaba de él y tan sólo pude ver la cantidad de sangre que derramaba. Me desmayé al ver los huesos, músculos y demás derrochando sangre. Pero por suerte sigo viviendo. Por suerte.
Relato XI- Mejor empezad la historia desde el principio – Nos dijo el psicólogo.
Mi novia seguía llorando en la consulta, ella parece que lo habia estado pasando peor que yo e incluso se intentó suicidar.
Entonces, le conté la historia al psicólogo, intentando contener por un momento las lágrimas de ese traumático momento, que todavía nos atormentaba:
Como otras tardes de otoño, mi novia y yo estábamos hablando, y más que hablando, en un banco del parque, cuando de repente me dijo:
- Mira esa niña llevamos aquí sobre 2 horas y ni siquiera se ha movido del sitio. Tampoco nadie se ha acercado a ella, deberíamos hacer algo, quizás le ha pasado algo malo. - Dijo ella.
A mi también me pareció extraño, con lo que nos acercamos. Era una niña que tenia sobre 5 ó 6 años y un tanto pálida y ropa un poco sucia. Mientras íbamos hacia ella, escuchamos sonidos de grillos, ya que era casi de noche.
- Hola guapa, ¿te pasa algo? - Le preguntó mi novia.
- Estoy muerta – Le respondió.
Nos quedamos bastante extrañados, mi novia le volvió a preguntar, obteniendo la misma respuesta. Entonces, yo le pregunté:
- ¿Cuál es tu nombre?
- El que pondrá en mi lápida – Contestó la menor.
- ¿Dónde están tus padres? - Le pregunté.
- Todavía no saben nada – Contestó.
Los dos, extrañados, decidimos llevar a la niña a la comisaría más cercana, para que pudieran encontrar a sus padres, ya que se hacía de noche y podía ser peligroso.
- ¿Quieres venir con nosotros? , Intentaremos encontrar a tus padres para que te lleven a casa – Le dije.
- Mi casa ahora será un lugar cerrado con muertos, cipreses, flores y gente velando y llorando. - Contestó.
Entonces intentamos alejarnos un poco a ver si nos seguía, cosa que si hizo pero lentamente y con ritmo pausado.
Antes de salir del parque vimos unos cuantos cuervos saliendo de los árboles del parque hacia fuera de él. No se porque, pero me vino a la mente cuervos picoteando una calabaza con aspecto de cara infantil.
Después fuimos yendo hacia la comisaría con la niña siguiendonos, aunque ella era un poco pesada, aproximadamente cada dos minutos, decía, “Estoy muerta”, curiosamente, nadie la miraba extrañado.
Durante el camino, tuvimos que pasar otro paso de cebra más de toda la ciudad. Entonces, cuando estábamos llegando mi novia y yo a la acera y la niña nos seguía lentamente, la niña dijo “Estoy muerta”, y yo harto, le dije:
- ¡Callate! -
La niña, dejó de andar hacia la acera, resbaló hacia atrás, y de repente, pasó un camión rápidamente y la atropelló.
No podía creerme lo que habia pasado, mi novia se quedó conmocionada, y, a continuación vimos el cuerpo de la niña ensangrentado en la carretera.
El psicologo parecía que intentaba asimilar lo que le había contado, mientras en mi cabeza y seguramente en la de mi novia, retumbaba otra vez su floja voz, “Estoy muerta”
TENÉIS 6 DÍAS PARA VOTAR, A PARTIR DE HOY, HASTA EL DOMINGO 20.VOTACIONESRelato I:
Relato II:
Relato III: X
Relato IV:
Relato V: X
Relato VI: X
Relato VII: XX -M- XX
Relato VIII: XX
Relato IX:
Relato X: X
Relato XI: XXXXXXX
Yo voto al VII, que me ha parecido original. eue
