Alejandro Magno (356 a.C.-323 a.C.), el Rey de los Conquistadores, la persona que impulsó la cultura griega fuera de los estados griegos, la única persona hasta la fecha que ha logrado conquistar Irak e Irán. Rey de Macedonia y de la Liga Helénica, Faraón de Egipto, y Shahanshah de Persia.
Hijo de Filipo II, recibió la mejor de las educaciones en aquella época bajo la tutela de Aristóteles quien le inculcó el amor por la cultura griega (Alejandro se sabía de memoria los poemas homéricos y dormía con
La Iliada bajo la almohada). Con la muerte de Filipo, los estados griegos conspiraron contra Macedonia pensando en que Alejandro era débil, pero éste logró véncerles y someter toda Grecia.
A continuación, Alejandro se lanzó a por el Imperio Persa. Entro en Asia Menor (Turquía) e hizo una parada en Troya para honrar al héroe Aquiles. Pronto se enfrentaría a los persas en su primera batalla, la de Gránico, en la cual venció. Luego llegó a la ciudad de Gordión, donde se hallaba un carro atado fuertemente a un nudo del cual decía un oráculo que aquel que lograse desatar el nudo, conquistaría Asia. Alejandro no deshizo el nudo, sino que con un golpe de su espada lo partió, y acto seguido sonó una tormenta, entendiéndose la señal de que Zeus le había dado su aprobación.
En la Batalla de Issos, Alejandro derrotó al rey persa Darío III, que huyó. La familia de Dario fue capturada, pero Alejandro los trató con gran cortesía diciéndoles que no tenía nada contra Darío, solo luchaba contra él para conquistar Asia. Conquistó Fenicia fácilmente excepto Tiro, al cual sometió un asedio de seis meses.
Acto seguido llegó a Egipto, donde lo recibieron muy bien y lo nombraron faraón en el año 332 a.C. Un año después, fundó la ciudad de Alejandría con motivos económicos (la apertura de una ruta comercial en el mar Egeo) como políticos (la creación de una ciudad griega en Egipto). A Alejandro le asombró la cultura egipcia, y tenemos testimonios de que se empapó llegando a hacerle sacrificios al dios Amón con indumentarias egipcias.
Con Anatolia y el Levante Mediterraneo bajo su control, venció en la Batalla de Gaugamela y su control se extendió por Mesopotamia llegando a Babilonia. Al año siguiente entró en Persia conquistando la capital de Darío, Susa. Desde ahí llegó a Persépolis, la capital del imperio, la cual conquistó (y quemó su palacio en una fiesta algo descontrolada). Luego se encontraron a Darío muerto por sus súbditos; Alejandro honró a su rival y enemigo y prometió vengarle de sus asesinos. Alejandro dejó el Imperio Persa bajo manos persas; él tenía la intención de globalizar su imperio y permitir y mezclar todas las culturas que había en el.
Alejandro se fue ahora a Asia Central e intentó conquistar la India llegando hasta el Valle del Indo donde se apoderó de elefantes para su ejército. Sin embargo, tras muchas batallas, su ejército estaba cansado y se amotinó, convenciendo a Alejandro de que lo mejor era regresar.
Alejandro era un gran amante de las artes además de saber de la gran importancia de la publicidad. Intentó armonizar las mezclas de la cultura griega y persa casándose él y 80 oficiales con mujeres persas, aceptando a soldados persas en su ejército, y adoptando el título persa de Rey de Reyes.
Finalmente, en el año 323 a.C., murió en Babilonia, al parecer por enfermedad. El gran Imperio Macedónico no pudo permanecer unificado y se dividió en tres facciones: el imperio ptoleomático en Egipto, el seléucida en Persia y Mesopotamia, y el antigónico en Grecia y Turquía.
Alejandro había conquistado casi todo el mundo conocido por aquel entonces (Roma todavía no era un poder). Alejandro dejó un testamento en el que se vio cuales serían sus siguientes planes: conquistar Arabia, conquistar Cártago, Iberia y la península itálica y hacerse con el control del Mar Mediterráneo (básicamente lo que la República Romana conseguiría en el siguiente siglo; ¿que hubiera pasado si Alejandro hubiera seguido vivo? ¿Lo habría logrado?). También quería que se mezclasen poblaciones de Europa y Asia para unir los lazos de amistad.
También conocido como el de los dos cuernos (por llevar cuernos de carnero simbolizando a Zeus y a Amón) o bajo el nombre persa de Iskandar, Alejandro dejó un profundo legado, siendo el ídolo de muchos romanos como Julio Cesar, que lloró bajo la presencia de una estatua suya en Hispania. Se convirtió en un pilar de la cultura helenística y romana.
Por último dejo un mapa de la zona de influencia de la cultura greco-romana, cuyo primer estandarte fue Alejandro.