Sobre las polémicas y la tecnología para el arbitraje, os cuento:
En la Premier, se lleva usando un par de temporadas el ojo de halcón única y exclusivamente para una decisión de gol o no gol. Solo ha corregido una decisión del árbitro en lo que lleva puesto y no ha pasado nada. Por fortuna, los árbitros asistentes están muy bien entrenados y solo ha sido necesario su uso para conceder un gol en todo este tiempo.
Para el fuera de juego sería más complicado ya que no solo hay que valorar la posición sino también la influencia (i.e. interfencia con el juego activo) y la mejor vista posible es la del árbitro asistente que sigue la línea. En ocasiones se cometen errores al valorar la posición (jugadas en las que la defensa está saliendo, por ejemplo), y no vería mal que ciertas decisiones pudieran subsanarse con la ayuda del vídeo.
Para los penaltis se vienen usando los árbitros asistentes adicionales en las competiciones internacionales de la UEFA y tienen un efecto más disuasorio que de otro tipo. Su presencia previene la toma de decisiones difíciles ya que los defensas agarran menos. Pocos penaltis han sancionado estos. En la Champions se arbitra de otra manera y, bajo mi punto de vista, es mejor el arbitraje de nuestra liga profesional.
No vería mal el uso del vídeo siempre y cuando este fuera razonable y no pudiera perjudicar la fluidez del juego. Me explico: en rugby se designa a un árbitro de TV, que es un árbitro de la misma categoría que el que actúa de principal y tiene a su disposición todas las cámaras del campo. En caso de disconformidad con una decisión del árbitro, el entrenador del equipo puede reclamar en los siguientes instantes (creo que eran 30 segundos) y el árbitro de TV es quien da la razón al entrenador solo en caso de que el árbitro haya cometido un error material manifiesto. Vamos, en el fútbol esto viene a ser que haya pitado un penalti 3 metros fuera del área, o haya quedado sin sancionar una clara agresión, vamos, pifias mayores. Si el entrenador falla en su reclamación, no puede volver a reclamar en todo el partido. Así tienen que estar muy seguros de lo que hacen.
El cuarto árbitro tiene unas funciones bien definidas para controlar las áreas técnicas, así que no debería ser la persona que se dedique a estas labores, más que nada porque está dentro del partido y una decisión negativa acabará con mucha presión para él, y NUNCA es buena idea presionar al cuarto árbitro. Es el camino más fácil a los vestuarios.
Problemas que plantea esto: sería jodidamente caro y depende, por supuesto, de que los periodos se puedan alargar por espacio de 3 o 4 minutos. Parar el ritmo del partido puede beneficiar mucho a equipos que gasten su reclamación solo para reposicionarse y respirar en los minutos finales.