Bueno, de entre 4 relatos se van a aelejir 3 de los que vosotros voteis y eos serán los finalistas.
Los relatos:
Microrrelato 1:Hace ya tanto tiempo que no la veo…
¿Cuándo llegará? ¿Estoy bien? Ufff…
Aún recuerdo su calor, su sonrisa… Qué dulce… Cada vez que me... No sé por qué, pero ya no me molesta tanto el frío.
Está empezando a nevar… Normal: hace rato miré al cielo y un copo de nieve se me posó en la nariz.
Mis manos no paran de temblar: ¿Esto le gustará? ¿O será demasiado infantil?
Qué lata. Odio la Navidad. Siempre la misma historia.
Ya empiezo a sudar, nada más recordar sus palabras. Que dos palabras tan tontas me hagan palpitar así… Estaba mejor solo. ¿O quizá no? ¿Y si…? Definitivamente, odio la Navidad. Demasiado complicada.
Pero es que... Cuando la miro... El tiempo se detiene.
¡Ahí está! No puede ser, no… Me castañean los dientes… ¡Hola! (ahí está, con su sonrisa dulce, su mirada tranquilizadora, su calma… El tiempo se vuelve a parar. Ojalá siga parado siempre...).
Le di mi regalo. Sonrió, y me lo devolvió, exactamente lo mismo.
Lo mismo que me dijo que me perturbó tanto: “te quiero”.
Me está empezando a gustar la Navidad. Siempre la misma historia.
Microrrelato 2:EL DESEO DE NATALIA-Mamá, ¿Santa Claus llegará este año?
-Sí, cariño, sí…
Natalia era una niña muy joven, de unos 7 años, que padecía cáncer, sus días de vida estaban contados, y su madre ya no sabía que hacer.
-¿Y tú qué crees que me regalará?
-No lo sé, cariño.
-A mí me encantaría que nevara, nunca he visto la nieve, y siempre he querido verla.
La madre de Natalia salió de la habitación del hospital, llorando. Entonces vino su hermano, que la sacó fuera del hospital a dar una vuelta.
-Tete… ¿Tú crees que Santa Claus nos regalará nieve este año?
-Si tú lo crees, pasará. Cierra los ojos, y desea bien fuerte que pase.
Hoy era el último día de vida de Natalia, pronosticado por los médicos, y sus padres no podían sostener sus lágrimas al estar con ella. Al día siguiente los médicos tenían pensado hacerle un análisis para ver como había progresado el cáncer. Comenzaba a oscurecer, y se acababa el día, ya pronto llegaba el siguiente día, el día de Navidad.
-Natalia, vamos para adentro, que comienza a hacer frío.
-¡Tete! ¡Un copo de nieve se me posó en la nariz! ¡Está nevando! ¡Santa Claus ha cumplido mi deseo!
-Sí. ¿Qué suerte no?
Al día siguiente Natalia se recuperó milagrosamente, los médicos se sorprendieron extrañados al ver que el cáncer se había desvanecido mágicamente.
-Es la magia de la Navidad. ^^ -Dijo su hermano.
Microrrelato 3:Dejé a mi mente divagar. Ya no sentía los músculos agarrotados. Ni el pertinaz dolor de espalda. Ni siquiera el terrible viento azotándome. Los pensamientos enfocados en mi única hermana ya fallecida.
Mi hermanita fue quién me convenció de huir de la guerra, hacia tierras del norte. Parecía muy decidida a hacer algo que yo desconocía. No insistí, pues su dulce sonrisa y enérgico ánimo me hacían olvidar las preguntas. Nunca me mostró un ápice de tristeza o desesperación. Hasta que la enfermedad le asestó un golpe mortal. Apenas llegó viva al segundo día. Ya en el lecho de muerte me susurró una última petición. Debía buscar a un lobo blanco. Y luego, ¿qué?
Volví de mis reflexiones a la realidad para acabar topándome de frente con él. Era el gran lobo blanco que ella mencionó. Una voz grave resonó en mi cabeza.
- Tu hermana ofreció su vida para parar esta absurda guerra. Los dioses podemos parecer crueles pero cumplimos nuestras promesas. Vuelve a casa, alguien te espera.
Y allí, en el porche de nuestra casa, estaba esperándome mi hermanita con una gran sonrisa de oreja a oreja.
Un copo de nieve se me posó en la nariz. Comenzaba a nevar. No había mejor manera de que empezara la Navidad.
Microrrelato 4:
Microrrelato 4:Jo jo jo, y próspero año viejo
Warren Clearby tomó un sorbo de la taza de chocolate caliente que humeaba sobre su mesa de trabajo, si es que aquello era propiamente su trabajo. Colaborador de la policía de Rhode Island y gran amante de los desafíos intelectuales, Warren demostraba en aquel momento una imagen poco frecuente al estar mirando por la ventana como si nada.
-Warren ¿te vienes? -le preguntó un agente que se estaba poniendo un enorme abrigo- Te perderás los cuartos de la plaza si sigues ahí
-Iré luego Jimmy, pásatelo bien con Susan
Asintió con la cabeza y se marchó con paso ligero. Warren se quedo en la misma posición durante la siguiente media hora, como si estuviera atado al sitio, sin moverse cuando empezaron los cuartos. Pasaron dos minutos y llegó el momento de las doce campanadas.
Según sonaban, unas pequeñas motas blancas descendían del cielo hasta llegar a la altura del campanario. A la séptima campanada fueron totalmente perceptibles y muchos que estaban alrededor de la plaza se quedaron con las uvas en la mano y la boca abierta ante aquel inusual fenómeno.
Warren se levantó entonces y fue a abrir la ventana. Al instante un copo de nieve se le posó en la nariz y lo cogió con un dedo. Lo miró fijamente un momento y tras una leve sonrisa se marchó con la sensación de que había sido un año completo.
VOTACIONES:
M.1:
M.2: ~ ~
M.3: ~ ~ ~
M.4: ~ ~ ~ ~
Bueno, pues a votar se ha dicho. ^^