CAPÍTULO XI
Cuestión de orgullo
Profesor fue caminando junto a Anthony por el extraño páramo, cuando por el paisaje se comenzaron a ver piedras, más tarde columnas partidas por la mitad y por último casas antiguas en ruinas. El agua que rodeaba sus pies desapareció, y unas nubes oscurecieron el entorno.
-Vaya, nos va a caer una gorda –comentó Profesor.
-¿Verdaderamente te importa el tiempo, cuando estamos en una guerra predicha hace milenios, en la que nos jugamos la vida y luchamos contra el destino? –Anthony no cambió la expresión de su rostro. Parecía que no tenía realmente sentimientos, y de hecho hasta él mismo lo dudaba.
Profesor permaneció callado. Por tres veces tomó aire para preguntar a dónde iban realmente, y dos de las veces se detuvo, mientras que la otra apenas logró articular un gemido ahogado. Toda su arrogancia e ironía flaqueaba cuando veía al que era su supuesto tutor, el cual sabía de buena tinta que era poderoso.
De repente, una voz se escuchó a lo lejos. No parecía que fuese una conversación, porque siempre se escuchaba la misma voz. Puede que sea uno que se haya vuelto loco al entrar aquí, pensó Profesor. Bueno, ya no soy el único.
Pero cuando la voz se tornó en un gemido de dolor, los dos guerreros se escondieron. Anthony, al descubrir quién era, supo que debería dejar luchar a su protegido si no quería una larga y absurda discusión que les haría perder su bien más preciado: el tiempo.
-Ve.
Profesor se quedó pasmado al descubrir que su férreo tutor le dejaba luchar sin oposición alguna. De todas formas, le dirigió unas palabras que quería soltar, ya le dejara o no.
-Espero que comprendas que se trata de una cuestión de orgullo.
Dicho esto, se levantó y fue con paso tranquilo a la batalla que tanto esperaba.
***
Cronos no se quiso ni volver.
-Oh, ¿no te di la última vez lo suficiente?
-Creo que tienes la respuesta detrás tuyo.
-Que te den -dicho esto, Cronos decidió invocar un Viento Aciago para irse, pero tras unos segundos de vuelo, un golpe horrible en la espalda le tiró al suelo. Cómo no había caído. Persecución.
-Creo que esto lo vamos a arreglar como hombres, guerrero "superior".
-Como quieras. ¡Garra Umbría!
Los dos guerreros lucharon durante casi una hora. Su terrible batalla parecía casi una danza. Aunque Profesor no era ni mucho menos tan temible guerrero como Cronos, una extraña energía le rodeaba. Cronos no tardó en descubrir que se trataba del odioso hechizo Juego Sucio. Casi nunca lo usaba, ya que como ténebro, tenía tal repertorio de hechizos y tan pulida técnica de batalla que apenas le hacía falta.
***
Cuando AngelFS descubrió a aquel extraño con capa luchando contra su anterior rival, no pudo impedir que su cuerpo se lanzase a la batalla.
***
Nsuprem se levantó. Estaba dando fuerzas a su compañero eléctreo con Danza Dragón cuando comenzó a discutir con una extraña voz en su cabeza y fue noqueada por una Bola Sombra. Cuando vio a su amigo y a un extranjero luchando contra el temible adversario ténebro, no dudó un instante y reanudó su danza.
***
Ariston se encaminó a la batalla con paso lento. Resultaba inconcebible que un estúpido guerrerucho furioso hubiese derrotado a tan noble caballero. Por lo cual, decidió apoyar a su defensor, un caballerucho que por ahora le había sido útil.
***
La batalla era terrible. El eléctreo y el sínistro luchaban encarnizadamente apoyados por el poder de un dragón. Los otros dos guerreros, temibles otrora, luchaban de manera muy igualada. En el fondo de uno de ellos había vergüenza causada por la impotencia ante dos estúpidos peones de la guerra. En el otro residía un sentimiento de duda e incluso pensó en volver a inmolarse mediante Legado, aunque sabía que ponía en peligro el plan de su maestro.
***
-Sabes que él es el elegido para recibir el mensaje, ¿no?
Anthony agitó la cabeza en signo de asentimiento.
-No puedes dejar que se purifique así luchando contra los de su propio bando. Cuando sepa la Verdad no podrá aceptarlo.
Anthony dudó.
-Da igual -su rostro cambió levemente de expresión, a una más tensa-. Es su destino.
***
Una luz estalló en el centro de la batalla y todos se protegieron la vista, anque Cronos, Profesor y Anthony con una mueca de dolor surcando su rostro. Entonces algo increíble ocurrió.
***
Profesor abrió los ojos, y descubrió que no había nadie. Se volvió donde Anthony estaba antes, y descubrió que aún estaba allí.
-¿Qué ha pasado?
-Ha sido el Creador. Ha multiplicado este fragmento de su realidad y ha distribuido a cada uno de los guerreros en uno.
-Mierda -Profesor blasfemó durante unos minutos más y dijo-. Tengo que matar a ese hijo de perra y a su amiguito el armadura dorada.
-Tienes mucho que aprender.
-No hay mejor tutor que una espada movida por el orgullo.
Anthony sonrió. En su corazón habitaba la oscuridad.
***
El eléctreo comenzó a dar saltos y a buscar a sus enemigos, pero sólo encontró a Nsuprem, aún cubriéndose los ojos.
-Ya ha pasado. Puedes abrir los ojos.
Pero Nsuprem lo que intentaba era retornar su rostro a su estado normal, ya que con el repentino susto, sus ojos se habían tornado en los de su forma de Wyvern, y unas escamas salpicaron sus mejillas. Por suerte, logró hacerlas desaparecer. Aún no era el momento de mostrar a su amigo su verdadera identidad.
-Lo siento, creía que me había cegado -La drácona esbozó una sonrisa.
-Debo encontrar a esos tipos y pegarles na paliza. Y a ese hombre de capa y darle las gracias. Y a Pokey y hacerle muchas preguntas. Y debo salir de aquí. ¡Jo, hay tanto que hacer! -Nsuprem soltó una risita. El pequeño monólogo de su compañero le había recordado al de un niño de 5 años.
-Bueno, pues si tienes que hacer tantas cosas, ¡Pongámonos en marcha! -Nsuprem se levantó y acompañó al eléctreo hacia ninguna parte- Eh, ¡no vayas tan deprisa!
***
Tanto Ariston como Cronos, en sus respectivos planos, recuperaron la compostura cuando la luz se apagó. Ambos comprendieron lo que había pasado, y se marcharon, sabiendo que poca pelea iba a acontecer allí. Ariston volvió al lugar en el que estaba cuando se encontró con el eléctreo, unos metros más allá de donde sucedió la batalla. Cronos decidió apresurarse e intentar solucionar el terrible problema en el que se veía involucrado. Primero estaba el idiota. Luego, su víctima. Y por último, su tutor Xehanort. Debía matar a dos de ellos para poder ser libre al fin.
La pregunta era:
¿Cuáles?
Así termina esta primera parte de la pequeña novela a la que he querido llamar Destino. Gracias a todos por soportarla. Descansaré un poco de la saga antes de comenzar con el segundo tomo. Repito, gracias a todos los que la han seguido con dedicación y paciencia, muuuuuuucha paciencia .
Nos veremos pronto.
Siento que este capítulo haya sido tan tediosamente largo. No quería dividirlo porque, realmente, todo tiene relación entre sí.
P.D.: Hay epílogo, así que que nadie se baje del carro equisduá.