Foros Pokexperto

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Breve introducción: el fanfic "Pokécidio" está formalmente cancelado, con poca probabilidad de ser publicado -en general, ya se terminó de redactar y las ilustraciones habían sido terminadas casi en su totalidad, pero un pequeño inconveniente orilló a la nada difícil y sí muy cómoda decisión de su abandono-

Para tener algo que ofrecer, aquí está este desperdicio fic lleno de felicidad, amor, respeto, tolerancia y carcajadas de lo bonito que es ir por el mundo cuando se tiene alguna alma caritativa para apoyarnos en todo momento y lugar.

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"Por ello, queridos amigos, pido un aplauso para nuestra amiga Mónica. No sólo ha superado sus problemas, sino que ahora hará trabajo voluntario para convertir a otros a nuestra causa" Decía el director de la institución aquel agradable día.
Monica se puso de pie para recibir su merecidísima ovación.

¿Por qué decimos "merecidísima"? Ah, la razón es más bien simple. Como muchos habitantes de Kanuckistán -¡Jum!- es decir, Canadá, Mónica había estado en una situación riesgosa alguna vez en su vida. A diferencia de muchos habitantes de Kanu... Canadá, Mónica había tratado de romper la crisma de su profesora particular de piano con una llave inglesa. No ocurrió mayor desgracia, pero sus padres, alarmados por que la chica inteligente y , digamos, popular entre los muchachos de su cul de sac fuera a convertirse en algún basket case, pensaron en someterla a un riguroso escrutinio por parte de una señora bajita de gafas y con tupé.

Lo más raro del caso, contrario a lo que algunos insolentes puedan insinuar, no es que la terapeuta Ms. Gullot no conservara su cabellera o sus dientes verdaderos, sino que era miembro activo de una organización de esas que abundan para hacer la vida mejor. Sí, ¿Qué sería de todos sin ellos? Pues como decíamos, la señorita Gullot usaba su muy escaso tiempo libre en ayudar al aparato de propaganda de una organización, como tantas que hay, llamada Abrazo a abrazo.

¿Qué hacían los de Abrazo a abrazo? ¡Hacer honor a su nombre, claro! además de proponerse la noble tarea de construir un mundo mejor y una cultura de paz para el siglo XXI. Ayudando a todos a mejorar su perspectiva de la vida, no mediante crueles e inhumanos castigos corporales, sarcasmos o demás cosas arcaicas. No. El método de elección era hacer todos amigos, lo desearan o no.

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Mónica era exactamente lo que se llama chic  -No, chick no, por favor- Y como toda chica chic contaba con varios recursos a su disposición en la pesada tarea de ayudar al prójimo lo pida o no. Una buena presentación es necesaria en todo lugar, y ello lo sabía nuestra heroína. ¿Existe algo que diga más "¡Hola personitas del mundo!" que una rubia de cabello corto y risa fácil? No, no lo hemos encontrado aún, ni aún en la palabra "astrágalo".

Pero decíamos que Mónica recibía su reconocimiento de Abrazo a abrazo, noble unión de fieles discípulos de Dale Carnegie y Víctor Frankl que hacía banquetes y donaciones para causas de caridad. Todos eran de conducta intachable, como lo era Mónica ahora.

El director se llamaba Hugo Burdi. ¿Y a quién le importa? Lo importante fue que entregó a nuestra rubia de cabello corto su pin que la acreditaba como embajadora de la amistad. ¡Ahora ella era libre de su pasado de agresión y locura! ¿No merece ello alguna celebración?

—¡Gracias!, ¡Gracias!. ¡Amigos míos! -Se limitó a decir ante el público de desdichados que aún no lograban arrancar de sus perturbadas mentes sus odios irracionales.

—Ahora que Mónica ha aprendido a ver la vida de forma optimista, démosle una invitación para participar en nuestro programa "Amigo secreto", algo que ayudará a los internos del reformatorio Richard Buttler a salir adelante y reintegrarse a la sociedad como seres productivos, satisfechos e íntegros. ¿Qué dices, Mónica, aceptas ayudar a algún pobre desdichado a ser como nosotros?

—¡Sí! Acepto con gusto. Ya quiero ver sus lindas caritas y colmarlos de amor.

Mientras tanto, en el reformatorio Richard Buttler los guardas discutían si debían incluir en el programa "Amigo secreto" al reo del número 90.

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—¿Deberíamos permitir que el monstruo del número 90 sea parte de esto? Los fondos del estado no cubren las lesiones que puedan causar los internos.  -Dijo un guarda al monitor.

—El desperdicio de carne que llegó de Saskatoon -Añadió el guarda Ned, célebre por no tener la oreja izquierda- debería regresar a Saskatoon. Es idiota creer que por ser aún un menor no tenga el calibre para ser una carga.

—¿Cuándo llegaron los fastidiosos de esa estúpida ONG? Siempre se quejan de que los mocosos viven hacinados, que la comida es mala, que las cucarachas y las ratas...

—¡Otro escándalo y terminaríamos en la calle! ¿Qué ha dicho la dirección al respecto?

—Las horas extra -siguió el guarda Ned- Las horas extra ya no se pagan como antes. Cuando estaba en Manitoba, las cosas eran diferentes. Ahora, aquí en Crackpoth, no podemos dejar salir de confinamiento solitario al 90, es peligroso en extremo.

—¿Qué ha hecho ése? No luce peligroso en absoluto.

—Incendio, robo, falsificación de tarjetas de crédito, palizas en partidos de hockey, venta ilegal de explosivos, tráfico de una especie exótica de aves llamadas pitohui encapuchado, mostrar el dedo corazón por más de diez minutos a ancianas e infantes, cortar la lengua de un nerd y abofetear a un médico.

—¡Pero aquí tenemos especímenes aún peores!

—No, nada supera al 90. ¿Saben como perdió Ned su oreja?

—Bueno... pero confío en que con el programa "Amigo secreto" lograremos lavar nuestra imagen ante las ONGs, el estado y la sociedad. Es prioridad hacer de ese... ¿Cómo se llama?

—G.Anglio. Todos los internos le llaman "Ganglio".

—Sí. Lo que sea. Lograr hacer de Ganglio un corderito significará que ya no tendremos que negociar horas extra con el sindicato y que podremos seguir aporreando a los internos sin sufrir otro golpe de esos hippies come-flores.

Ajeno a todas estas charlas estaba un viejo acquittance de nuestra heroína. Llamémoslo Felton. Otros lo llamaban "Punching bag", "Pooh-Booh", etc. antes de darle una paliza y cobrarle una cuantiosa cuota de protección para el fondo "Dejen vivir a Felton hasta fin de curso". Pero Felton era buen chaval, con buenas notas y una sola amiga, Mónica. Tan buen amigo era nuestro Felton que siempre pensaba en ella. ¿Cómo llamar al acto de estrujarse el cerebro? -sabemos dónde está el cerebro masculino, ¿no?- durante varios minutos pensando en nuestra amiga. Y en otras cosas de nuestra amiga.

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Del centro de Crackpoth al reformatorio apenas hay media hora, justo como el viaje a Crackpath y Crackpipe. Poco importan las distancias y los tiempos cuando se cuenta con amigos como el buen Felton y la mejor amiga de Mónica, Martha.
Ambos se habían inscrito en Abrazo a abrazo por razones distintas: para Martha el servicio era una buena tarjeta de presentación. La fraternidad universitaria Pi-Ji-Rho (ΠΧΡ) era la élite estudiantil de toda Crackpoth, y Martha no se quedaría atrás en el feliz porvenir universitario: uno de los requerimientos de ingreso de Pi-Ji-Rho era el trabajo voluntario, no importaba que fuera con maleantes juveniles.
Felton en cambio seguía los pasos de Mónica para... err... bueno, nos figuramos que algo bueno.

Extrañamente, un acquittance muy cercano -sentimentalmente, y algunas veces físicamente- a nuestra chic heroína no la seguía en su valiente decisión de ayudar a los que menos lo quieren. Se llamaba Irving. Sí, Irving. Era parecido a Felton, pero más alto, y las chicas no hacían la expresión "¡Ewwh!" cuando las invitaba a salir. Todo lo contrario, suspiraban y casi caían al suelo. ¿Tendría que ver en algo que se parecía en todo a una estrella de cine? ¿O la colonia que usaba? Nada de Irving estaba out.

Tenía, además, carnet de conducir, mientras que Felton tenía que ser llevado por su madre cuando no montaba su bicicleta, o cuando los gamberros no lo ataban como un ciervo al automóvil y lo sacaban a pasear. Viéndolo bien, Felton también estaba in, sólo que nadie se atrevía a decirlo.

El trío de valientes y desinteresados llegó a una sala donde los internos habían dejado su obsequio para sus amigos secretos en unas cajas donde había escrito un número, el de su celda.

Para Martha habían dejado una patata con un alfiler clavado. Para Felton, un par de cordones. Y para Mónica no había nada. ¿Quién hubiera imaginado que el reo asignado a nuestra rubia heroína era el del número 90? ¿Lo habrían imaginado ustedes? ¿Quién lo hubiera sospechado?

"Pobrecillo." -Decía Mónica. -"Debe estar lastimado de tal forma que el contacto social le causa dolor".

El guarda Ned se encogió de hombros y precisó: "No, el contacto social o asocial con él causa dolor a los demás."

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Los tres honorables justos partieron a la cadena de fast food reconocida por todos y todo cuanto tiene aliento en Crackpoth: La cabaña del coronel Kahane, célebre por la receta secreta de falafel, totalmente oculta del público, pero triunfante en el negocio. Ningún otro comercio, ni el de Mad Man Pizza podía contra el genio y las patentes del fallecido coronel Kahane. 

"¿Cuánto vale la libertad del número 90?" Preguntó nuestra rubia heroína mientras miraba su falafel especial doble con triple aderezo.

"No lo sabría decir" Contestó Martha con la boca llena de ensalada de pimientos con mostaza.

Y tenía razón Mónica en sentir total y absoluta lástima por un ser que era su inferior en todos los aspectos imaginables. Seguramente en el confinamiento no podía salir a tomar aire, ni ver la luz del sol, ni salir a la psicina, ni al mall ni nada de lo que hace la gente normal y sana. ¿Tendrá que ver con el tiempo en la cola para pagar las letras de la tarjeta de crédito el que alguien sea normal o no?

Felton, por su parte, agradecía que el número 90, un tal "Ganglio", decidiera no tomar parte en todo esto. La idea de que cualquier otro hombre, aún un reo, hacía nacer en él los instintos guerreros de sus ancestros, los hombres civeta. Sí, los hombres civeta, miembros de un clan guerrero de la edad de piedra que combatían hasta morir en las planicies donde los rinocerontes lanudos pastaban.
Una sola gota de la noble sangre de los hombres civeta había llegado hasta las venas de Felton, dándole el espíritu de toda la raza. Y la llamada sonaba siempre adentro de la cabeza de nuestro amigo cuando aparecía otro hombre entre él y su amada Mónica.

La conversación no duró mucho cuando los gritos de las chicas que también merendaban en el comercio del coronel Kahane llenaron el aire... había llegado nadie más que el mismísimo Irving, a paso lento mientras guardaba sus finos anteojos de marca Lucci.

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Y entonces la pequeña Paco había estado siempre esperando que su madre terminara de leer el libro que... ¡Un momento! Ésa es la historia equivocada. Ahora sigamos con este bodrio.

Decíamos que a Felton lo habían ignorado por Irving. ¡No! Sólo fue Mónica, porqué en ese momento preciso entraron tres conocidos suyos. Uno de ellos era conocido suyo por sus puños, y se llamaba Algrenon. No, no es como se cree. Aclarad vuestras mentecillas de todo pensamiento impuro. Algrenon era muy buen amigo de nuestro buen Felton, tan bueno que le permitía recibir diario una ducha en una fuente cercana al parquecillo local. Nada más.

El otro se llamaba Albaric. También era muy buena persona. Sí, sólo el mesmo Chazz Bono podría aparecer como "El hombre del año" en la reconocida revista si Alberic pudiera competir en tan magno y trascendente certamen. Es de sabios equivocarse, sin embargo.

Y el tercero era.. el tiempo ha sepultado su nombre. ¿Alguien tiene inconveniente alguno en que sea "Jasper"? Sólo podemos deducir que era ése, pues a veces sus amigos lo decían sin el prefijo "Ja" y agregando una letra "M" al final....

Mientras nuestra chic heroína corría a los brazos de su querido Irving, nuestro buen Felton fue escoltado a las afueras del sitio dónde se vendía nada más que falafel y recibió un trato muy cortés: se le permitió tomar asiento en un arbusto y entre todos sus amigos limpiaron el polvo de su rostro con golpecillos rapidos. Y le sentó bien, pues su rostro pálido ahora adquirió un color escarlata, en algunas partes de un lindo tono casi púrpura. En todo caso, mucho mejor que al natural.

¿Así que tú eres de esos ñoños que van al reformatorio a abrazar criminales? pidió muy amablemente Jasper, al que llamaban a veces de ésa otra forma.

Tal vez sólo entienda de abrazos el muchacho Agregó Albaric. Le daremos uno.

¿Y bien, poobah? dijo Algrenon. ¿Sabes algo de quienes están ahí?

Más muerto que vivo por la indecible dicha nuestro buen tipo les contó con pelos y señales la situación. Cuando contó lo del "Número 90", Jasper, el chico que a veces llamaban de ésa forma, se mostró vivamente alterado.

¡Ganglio! ¡Ganglio! ¡Ése monstruo! El mismo Ganglio que dejó a mi querido primo y su pandilla en estado de coma desde hace tres años... ¡Está vivo! ¡No puede ser!

En este fic los Pokémon son exactamente como los conocemos. Los que son muy diferentes son los humanos. Algunos no quieren a los Pokémon. Otros les son indiferentes y otros tienen ideas raras.

He tratado de que no sea obligado leer otro fic que hay páginas atrás. (http://www.pokexperto.net/foros/index.php?topic=12178.0) pueden hacerlo para comprender mejor algunas cosas, pero no es indispensable. No es una secuela, pero bueno. Es mucho más corto, palabra.

Algunas cutre-ilustraciones no son exactamente de los acontecimientos, sino "abstracciones" de las ideas.

Dicho lo anterior, empieza. No olviden sus tomates cuando pasen por el tema de los comentarios.

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Yara llegó acompañada de su hermana menor, Ondina, a la dirección que indicaba la carta. “¿Por qué esta carta?”-Se preguntaban ambas.  Habían oído hablar de que algunos de sus camaradas recibían una carta sin remitente. Los más osados partieron, en parejas, en contra de la orden dada por el mismo Profesor Gobios, al lugar que se indicaba en la carta. Ninguno había vuelto a ser visto. Se sospechaba era una trampa por parte de viejos conocidos…

Claro, Yara, siendo Yara, era bastante más rebelde que sus compañeros. Ondina se negó al principio, pero terminó por dejarse convencer, como siempre hacía.  Ambas partieron a un punto indicado: un café de Aquarretiro, en una mesa apartada de la entrada.

—Debe ser una misión muy riesgosa. -Murmuró Yara-

—O es una trampa. ¡Sigo sin fiarme, Yara!- susurró su hermana menor.- ¡Mejor vámonos, los Staraptor aún no regresan a su nido y podremos volar en ellos.

—¿Sabes que no tienes amigos precisamente por tu actitud? –Respondió burlonamente Yara-  Era algo que no podía contestar su hermana menor. Siempre pasaba toda su vida rodeada de Pokémon. Y, como es bien sabido, no siempre se puede hablar con algo que usualmente sólo sabe decir su nombre.

Lo primero que vieron fue un hombre en impermeable, con una barba falsa y lentes oscuros.  Llevaba un sombrero ancho bajo el cual se adivinaba una inmensa melena rubia.

—¿Contraseña, niña de anteojos? –Rugió el hombre de impermeable.

—“La suma de las partes es igual al cuadrado del todo” –respondió tímidamente y a trompicones Ondina.

—¿Contraseña, tú, niña grande?

—Ah.. este.. uh.. es..

—“Entre más grande, más pesado. A más peso, más área.” –volvió a responder su hermana menor, que se había tomado la molestia en memorizar ambas contraseñas.

—¡Vale! Lean esto. Nada hay más que explicar.

Ambas tomaron una carpeta en la que había cientos de hojas. Nada más ver un documento inmenso que decía “Informe desclasificado 61-D”, Yara lo tomó y a la fuerza lo puso en manos de su hermana menor. “Toma, diviértete leyendo todo eso”. Ella se limitó a leer una especie de carta, escrita a mano.
Leyó en voz baja cada palabra del documento, el cual decía:

Mis padres ya no quieren saber nada de nada. Han tirado a la basura mis medallas, mis fotos con otros entrenadores y las cintas que ponía en mis Pokémon. Hablando de mis Pokés, me olbigaron a liberarlos a todos y los han echado a la calle.

Absolutamente todos ¡No es justo!. Bueno, no todos. Kirlia sigue en el pórtico de mi casa. A veces papá le grita palabras que me han prohibido usar. No se quiere ir. A veces hace cosas raras, se tira al suelo y chilla. Otras veces sólo deja caer lágrimas. A veces yo lo hago, cuando recuerdo lo mejor que he vivido como entrenador, las batallas, las victorias, las derrotas, mi primera medalla… todo se ha ido a la porra. Y encima, tengo que usar un tonto sombrero con una ridícula hélice en la punta y escuchar los aburridísimos discursos de un gritón que se llama Josú Rinoy que no deja de decir que los Pokémon son malos, que Arceus no existe y que los humanos somos superiores y debemos alejarnos de ellos.

No entiendo nada. ¿Por qué hace eso? Mis padre mismo era un buen entrenador y muy amigo de un criador, el señor Glotón. Por cierto, el mismo señor Glotón fue el primero de la calle en empezar con toda esta tontería. Todos lo llaman ahora “Reverendo Glotón”. Antes venía a casa con una tarta de ciruela y todos comíamos. ¡El comía más que nadie! Siempre estaba feliz y sonriente. Su mejor amigo era un Bellossom que le seguía a todas partes. Le había puesto una boina militar. Él había sido soldado y siempre contaba sus anécdotas del entrenamiento.
Desapareció por unos meses. Le echábamos de menos en casa. Regresó sin su Bellossom y hecho un cascarrabias. Ya no dejaba a los chavales pasar cerca de su césped, el cual está muy marchito y lleno de basura. Antes se esmeraba en cuidarlo.

Me voy a fugar de casa. No soporto más todo. Kirlia sigue ahí, sin moverse. No ha comido ni se ha refugiado de la lluvia, el sol o el viento. Está muy débil. Iremos juntos a algún centro Pokémon para partir lejos. Ojala mis padres lo entendieran.

Gaspar.

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Se abre este espacio para comentarios.
Calma, será mucho menos soporífera de lo que suelen ser mis escritos.

7:00 .
Recién pago el alquiler. Aquí son gente muy buena. Creo.  Me asignan el 9. Luce muy bien, sí señor, muy acogedor.

7:30.
Doy una vueltecilla por el pasillo. Quiero conocer a mis vecinos. Nada hay tan hermoso como la amistad. Todos en el mundo existen para ser amigos de alguien, de eso estoy totalmente convencido.
8:00.
En el 13 vive un chaval muy simpático. Voy a tocar a su puerta. Me abre. Me presento como Octavio “el del 9”. Le digo que soy un experto en el mundillo de los ordenadores y los móviles.  Le cuento que mi padre trabaja en un cybercafé muy popular en estos lares.
Le narro un problemilla mío con la mudanza. Me escucha muy atento. ¡Qué cordial! Se presenta como “Rodo”. Incluso me invita a pasar a su apartamento.  ¡Qué bueno es saber ganar amigos!
Rodo tiene bastantes cosas: heladera, televisor de plasma, horno eléctrico, un ordenador ibook, una Wii…. El dinero no le falta, creo.
Platicamos acerca del clima y de las chicas que se pueden ver por aquí. Creo que ya ha bebido bastante el amigo Rodo.  Me cuenta que su ibook tiene un fallo y no es como antes. Ni tardo ni perezoso me ofrezco para solucionarlo, por una módica cantidad. Acepta y me confía su ibook.
9:00.
Tocan en la puerta del amigo Rodo. Es un viejo conocido, le dicen Fito. Rodo le cuenta quién soy yo y que hago. Fito se queda pensativo. “Tengo un problema con mi iphone desde que descargué esa aplicación extraña. ¿Podrías verlo?”. Acepto. Por una cantidad modesta ahora tendré trabajo que hacer. Me acompañan a mi vacío apartamento para verme trabajar.
Tengo experiencia en el ramo, así que no me ha sido difícil saber lo que ocurre. Pero me tardaría mucho tiempo. Les digo a mis nuevos amigos que al día siguiente lo tendrían todo solucionado.
10:00
Llega esta chica, creo que se llama Ana. No es muy guapa ella. Mis amigos le cuentan mi problema con la mudanza y ella, encantada, me presta una pequeña suma. También me pregunta si puedo ver su ordenador Alienware. Muy buen ordenador, como nuevo. No veo lo que pueda fallar. Ana acepta que lo guarde en mi apartamento junto a las cosas de Fito y Rodo. ¡Ya está decidido, ahora tengo una buena amiga!
10:20.
Fito y Rodo me hacen una invitación al cine. Acepto de buana gana. ¡Qué amigos! Ya sabía yo que ganar amigos es de vital importancia en el mundo. De momento vamos en el convertible de Rodo. Me pregunto qué oficio tendrán en su familia, que parece un playboy a sus cortos veinte y algo años.
11:00.
Nada mal el filme, pero algo largo. Y tengo cosas que atender en mi apartmento.  Les ruego me dejen ir. Aceptan.
1:00
El trayecto es muy largo. Debo de tomar varios taxis. Llego a mi apartamento. Creo que Fito y Rodo bien podrían echarme una mano, pero lo haré solo.
2:00.
Haré un trabajito en la red local del edificio. Ummm.. para ser un servicio incluído en el alquiler no está mal, pero puede mejorar.
Cambio la ruta: ahota todo tráfico en la red entra y sale por una IP nueva. Bien, eso está hecho.
3:00.
¡Oh no! Debo de irme ya.  Debo ser rápido. Veamos… mmmm… Rodo tenía todo. Creo que no extrañará esa videoconsola ni el televisor. Mi amigo estará feliz de compartir su destilado de grano. Dinero no le falta al pijo, tomo una partecilla de lo que tenía bajo el jarrón.
3:30.
Tomo el móvil de Fito y los ordenadores de Ana y Rodo para cargar con ellos en un saco de lona. Me marcho. ¡Ay! Me duele despedirme de mis amigos. Los voy a extrañar. Al menos tengo de ellos unos recuerdos. No, me duele ver el televisor, la videoconsola, el móvil y lo demás. ¡Mejor será venderlos en el local! Así conservo lo mejor en el corazón.
4:00.
Bien dicen que la amistad vale más que el oro. ¡Qué bueno es saber ganar amigos! ¿Quién será mi nuevo amigo ahora?

Puede sonar tópico, pero la verdad es que muchas veces uno termina creando de forma voluntaria o involuntaria cosas muy vistas, muy ridículas, muy rebuscadas o simplemente malas.
No existe "receta", vale, pero ¿Qué método prefieren usar cuando escriben? ¿Sólo plasman lo que la inspiración les dicta de buenas a primeras -escriben conforme se les ocurre la trama-? ¿O usan "bosquejos" para revisar una y otra vez? ¿Algún método estilo Italo Calvino, Propp u otros poco convencionales para dar pie al problema de la historia?

No sabía que existiera tal cosa: un juego de Pokémon para otra consola además de las de Nintendo.
Este en cuestion salió para Sega Pico -un producto muy regional de Japón, según parece-.

Cometarios sobre la grotesca extensión, la peculiar redacción y el estilo lamentable aquí: http://www.pokexperto.net/foros/index.php?topic=12179.0

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-¡Esto es una bomba! Este documento desclasificado habla de muchos eventos de la  S.H.S.
-¿Ese grupo de dementes? ¿Qué tiene que ver eso con nuestra agencia de información?
-Mucho, camarada, mucho. Aquí tenemos la declaración de un agente de nuestros competidores, tú sabes, esos canallas de SHOOT.  La colaboración que mantenían con el gobierno hasta su reciente disolución esos mal paridos es clave en el lío ese de la desaparición de rangers, aventureros y demás fauna humana en diversos puntos de Oblivia.  Por otra parte, cuando lo leas, verás que la S.H.S jamás fue lo que aparentó ser.
-Si tanto insistes, déjame ver el informe. Espero que valga la pena.

En mi opinión torcida y equívoca sería esta:

Esta no está del todo mal, pero conforme pasan los minutos se pone rara 

¿O ustedes han escuchado peores?