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Mensajes - Gibb

Páginas: [1] 2
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Literatura y Fan Fiction / Re:[Fanfic] Recuerdos de una mentira
« en: 30 de Septiembre de 2012, 07:44:51 pm »
Decimosexto capítulo publicado

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Literatura y Fan Fiction / Re:Si vis pace, para bellum
« en: 29 de Septiembre de 2012, 08:36:38 am »
Me gustó mucho~ La forma en la que narras todo es impecable. La historia está muy bien, interesante, aunque un poco extraña. Me parece raro que, en el fondo del mar, se puede oír una lira, pero bueno~
Gracias por comentar. Bueno, que puedo decir, si vamos a plantear la verosimilitud del relato yo me pensaría primero la existencia de sirenas que el sonido de un arpa bajo el agua  :ph43r:

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Fan Art / Re:☆ Taller de Firmas de Vicky, Lowo & Swampy ☆
« en: 29 de Septiembre de 2012, 08:21:55 am »
Muchas gracias. Me gustó, es bonita, sencilla, como la pedí, muy contento con el trabajo.

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Fan Art / Re:☆ Taller de Firmas de Vicky, Lowo & Swampy ☆
« en: 29 de Septiembre de 2012, 06:06:15 am »
Quería hacer un pedido. Una firma para este foro del tamaño que quieran siempre que les parezca. Que la firma sea sencilla y sin muchos C4 bailando y un mogollón de texturas, que sea simple y bonita. No tiene por que aparecer mi nick en la firma, hacer ahí como queráis.

Gracias, y felicidades por un taller tan atestado de gente

Aquí el render
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Literatura y Fan Fiction / Si vis pace, para bellum
« en: 29 de Septiembre de 2012, 06:03:10 am »
Ahí tenéis un relato corto. Quiero críticas, comentarios, pero sobretodo críticas, no os cortéis si os parece una bazofia.

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Amimitl era un pequeño pueblo pesquero situado en la costa este de la bota. Todos los hombres vivían de la pesca, de eso y de los intercambios del pescado, claro. Gracias a eso, Amimitl, era conocido en Italia por su buen pescado y su actividad comercial. Su posición también favorecía los intercambios, pues era de las pocas regiones que no se encontraban sitiadas por montes y cordilleras. Los pueblerinos acostumbrábamos siempre a pescar solos, con nuestra caña de pescar y nuestro taburete, todo era sencillo así, aunque solo diera para la subsistencia y poco más, vivíamos felices. Todo se complicó con el paso del tiempo y la mecanización de la pesca, así como la modernización de los métodos pesqueros. Esto, causó, que el pueblo, que era de los pocos de la época que podía comerciar de forma rentable con pescado fresco, aun llevándose una parte para ellos mismos, tuviera que adaptarse a los tiempos, y cambiar el bote por un barco en condiciones, ya con un motor potente incorporado. Ahí la cosa se complicó. Tardamos mucho en entender cómo utilizar esos aparatos, y cómo manejar un barco también. Cuando aprendimos, algo se interpuso en nuestro camino a reconvertir nuestro mercado de nuevo. Los bancos de peces, que siempre habían ocupado nuestras orillas a horas del día exactas y semanas concretas, ahora desaparecían, dando paso a terribles tormentas veraniegas.

Un día, mientras yo pescaba de noche, algo se clavó a mi anzuelo. Tiré de ello fuertemente, si era un pez, era enorme, sin embargo, no parecía que el pez hiciera ademán de movimiento por librarse del anzuelo, como todos los peces, si no más bien parecía un peso muerto. Mi caña se doblaba a cada tirón que le propinaba, tratando de mantener la cuerda tensa. Escuché el crujir de la madera de cerezo, y me dije que me diera más prisa si no quería romperla. Pude ver como una sombra se elevaba del fondo, y luego escuchar un objeto levantarse contra el agua. Rápidamente lo desenganché del anzuelo una vez conseguí subirlo a tierra. La silueta era parecida a la de un instrumento. Me aparté hacia un lado, para que uno de los faroles sobre mí iluminase a duras penas el objeto. Sus cuerdas eran como hebras de oro, líneas translucidas que apenas eran visibles por un ojo viejo como el mío. De vez en cuando, las cuerdas brillaban en tonos dorados frente a la luz. El cuerpo tenía forma de la herradura de los caballos, y en medio de la herradura, se situaban las finas tiras musicales. Me pregunté donde podría tener la caja de resonancia, y luego, toqué las cuerdas con curiosidad. El sonido resultó reconfortante, y el sentimiento de ensoñación me pidió volver a tocarla. Tiin... ese sonido se esparcía por la mar, causando un efecto de eco maravilloso, revoloteando en el aire, y luego por debajo del agua, para perderse en las profundidades del Mediterráneo. La coloqué entre mis brazos. Era verdaderamente pequeña para lo que eran las arpas de nuestra época, y sumamente sencilla, hasta un inglés ignorante encontraría la forma de tocarla sin romper la magia del instrumento. Pasé las yemas de los dedos por los hilillos, levantándolos a la vez que los posaba, alternando una mano con la otra ¡Era fantástico! Como los cuentos que las abuelas contaban sobre el dios de la pesca, Amimitl, quien dio nombre a nuestra villa. Cuando terminé la última nota, esta se repitió, como hacía la primera vez, aunque esta vez algo no estaba bien. Era como si debajo del agua las notas volvieran a ascender. Parpadeé incrédulo a lo que mis oídos escuchaban, ahora no eran notas sin concordancia y ritmo como las mías, ahora lo que salía del agua eran notas agrupadas en armonía, lo que las hacía parecer más aterradoras que encantadas. Cogí mi caña y el arpa y volví a zancadas hasta mi casa.

A la mañana siguiente “La fé”, un barco pesquero famoso en Amimitl, llegó a puerto sin su tripulación. No podíamos imaginar donde podía esconderse a tantos marineros en medio de agua salada. Registraron el barco, y lo único que encontraron fueron sus objetos personales y algo de comida. Se habían desvanecido sin dejar rastro alguno.

Dos días después, un muchacho que se encontraba pescando junto al muro, cayó a la mar, perdiéndose en el agua. Un amigo suyo afirmó que se lanzó por voluntad propia, que de pronto se levantó y se lanzó al agua. No volvió a salir. Buscaron el cuerpo, y toda búsqueda fue en vano. Sin embargo, después de que una semana de escasez de peces asolara nuestras costas, llegaron a nuestra playa los cuerpos de los marineros perdidos, y el del chico. No habían sido golpeados, ni tenían cortes, ni les habían envenenado, simplemente se ahogaron tragando agua salada. Toda su cara estaba arrugada y marcada con el signo inconfundible de la muerte. A los civiles no nos dejaron acercarnos mucho, pero al ver los cadáveres grises y tumbados sobre la arena en gesto de paz eterna pude fijarme en sus labios. Los labios de los marineros y el del chico parecían estar acusadamente más arrugados que cualquier parte del cuerpo, mucho más que el rostro, y tenían un aspecto mucho más… deshidratado, como si una sanguijuela les hubiera chupado el color y luego hubiera comido su carne. Estaban completamente consumidos para el poco tiempo que hacía que habían muerto.

Mi nieta me invitó a darme una vuelta en su nuevo barco “La amapola” lo había bautizado. Era un barco bonito y grande, de tamaño medio para lo que eran nuestros navíos, de un blanco bien lustrado, dibujado sobre él las letras del nombre del barco, en uno de sus laterales, no logré fijarme cual. Partimos a mar abierto, alejándonos de la costa, pudiendo ver únicamente azul infinito, aquel azul marino que tanto me había gustado de niño y tanto había aprendido a temer con los años.

Para nuestra suerte, los peces nadaban con viveza por nuestras aguas, lo que indicaba la ausencia de las tormentas que minaran la moral de los pescadores. La tripulación de La amapola, constituida por tres hombres fuertes y mi nieta, echaron la red al agua, y se levantaron unos cuantos kilos de pescado respetables. Los camarotes estaban situados bajo la cubierta, eran pequeños, pero la cama era confortable, y la espalda no dolía al apoyarla sobre el colchón.

De noche, no pude resistir la tentación de tocar unas notas de aquella arpa maravillosa que había encontrado pescando. Las tirillas doradas temblaron al contacto, resonando suavemente por todo el barco, acariciando mis oídos y el navío entero. Esta vez, las notas no se repitieron, no emergió una composición distinta del mar en respuesta a la mía. Al cabo de un rato, oí un tintineo, un sonido discordante, casi como un chillido. Cuando me di cuenta, las olas ya golpeaban el barco de un lado a otro. Lara se levantó junto a su tripulación y subieron a cubierta. Mi nieta comenzó a gritar órdenes, y sus marineros las respondían, asintiendo y llevando a cabo sus tareas. Me vestí y subí yo también. El agua me golpeó la cara y el cuerpo, lanzándome contra la puerta de los camarotes. Volví a subir a trompicones. Llovía con fuerza sobre nosotros, si no clareaba pronto, tan solo el agua de lluvia nos hundiría. Busqué a mi nieta con la mirada, la encontré y me acerqué a ella. Antes de poder tocarla, una ola la arrastró hacia las oscuras aguas, perdiéndola en su fuerza y negrura. Grité ayuda, no obstante, el único marinero que quedaba a bordo le pareció buena idea lanzarse a nadar un poco. Reconocí una silueta femenina en el mar, y corría hacia ella hasta el borde del barco. Le ofrecí mi mano. La silueta negra no pareció querer aceptarla, y hasta casi pude distinguir una sombra de risa en su rostro oscuro. Al final se acercó, yo le extendí más la mano, y ella me agarró por el brazo, llevándome hacia ella. Pataleé en el agua, no obstante, ella me sostuvo, y no me dejó ahogarme, ni que me hundiera, era como si a ella le resultara fácil flotar. Puso una de sus manos detrás de mi cuello y me besó en los labios. Sus labios eran salados, casi tanto como la mar, finos y firmes. No comprendí la situación, y pronto caí presa de un sueño incipiente. Un canto resonaba en mis oídos ¿Era latín? No lo sabría decir bien… solo sabía que era muy relajante, y me dejó flotar por unos momentos en pensamientos de tranquilidad y paz. Todo eso se hizo pedazos en cuanto mi cabeza se sumergió en las aguas, junto a la de la mujer, que aferraba su boca a la mía. La luz de luna se introdujo entre las negras nubes para dar paso a algo de claridad grisácea. Abrí los ojos bajo el agua, dando patadas y tratando de separarme de la mujer. Ahora, gracias a la luna, podía ver de verdad como era aquella silueta. No tenía piernas ¡Tenía cola, cola de pez! Cada vez notaba como si me faltara aire, pero ya había estado en situaciones bajo el agua, y ese sentimiento no era natural. Era como si me chuparan el oxígeno de los pulmones. Poco a poco la preocupación se convirtió en un cosquilleo en la cabeza y un regusto dulce en la boca. Ella se separó de mí. Mi cabeza ya no podía sujetarse por mi cuello, me faltaban las fuerzas, y, al mirar hacia atrás pude verlas ¡Eran miles de ellas! ¡Miles de criaturas con cuerpo de mujer y cola de pez! Entrecerré los ojos, sin poder dar crédito a lo que veía, de todas formas, ya había muerto. El canto volvió a mis oídos, pero esta vez no poseía ni una pizca de armonía, era agresivo y amenazante-Si vis pace, para bellum- Todas ellas me miraron, yo les devolví la mirada. Ya no eran hermosas. Ahora, ante mis viejos ojos, estaban formadas por una piel blanca y arrugada, de nariz más arrugada metida hacia dentro del rostro. Me dieron náuseas momentáneas. Vi las arpas que sostenían entre sus manos. Supe que nunca debí quedarme con nada que la mar ofreciera que no fuera pescado-Si quieres paz, prepárate para la guerra-Repetí, moviendo lentamente los labios, sintiendo una calma infinita recorrer el cuerpo.

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Literatura y Fan Fiction / Re:[Fanfic] Recuerdos de una mentira
« en: 27 de Septiembre de 2012, 07:13:20 am »
He ordenado los capítulos en el primer post y en este para que se puedan leer mejor. He hecho cambios en la narración y trama, no muy graves pero detectables. El proximo capítulo estará listo pronto.

Spoiler del décimo al decimosexto
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Décimo capítulo

Se sentía demasiada tranquilidad en los túneles. Las carretas no corrían de un lado a otro, las ratas parecían haber desaparecido, y no habían vuelto a mandar a nadie más a explorar, supuse que se debería a que Skye y yo aniquilábamos a cada grupo de exploradores y mineros que se atrevía a adentrarse en las minas en busca de algo de hierro o carbón. Todo ese silencio me gustaba, y Skye demostraba lo mismo lamiendo mi brazo. Pensé que podría comer alguna seta si tenía suerte, la carne de las ratas no era apetitosa, y tampoco aportaba muchos nutrientes. Por un largo rato me limité a observar la roca mientras acariciaba a Skye, eso hasta que mi estómago reclamó su comida. Skye siempre me acompañaba a todas partes, excepto cuando decidía cazar alguna alimaña, o cuando olía ratas cerca, siempre volvía con el hocico ensangrentado y traía entre sus colmillos unas piezas de carne irreconocibles, esa carne era para mí, nunca me había fallado a la hora del alimento, era como si ella lo oliera en mi “Será por los terribles rugidos de mi estómago… seré humano, pero mi barriga es como la de un animal” me decía siempre en mis conversaciones conmigo mismo.

Un gran estruendo puso en pie a Skye y me desgarró los sensibles oídos. El suelo se alzó con un ligero temblor, varias rocas se desprendieron del techo y algunos escombros cayeron sobre mi cabeza. Me levanté con un gesto brusco y descuidado que casi me lleva contra el suelo de nuevo. Skye ya corría en la oscuridad cuando yo me levanté, podía reconocer por donde corría con solo oírle, pero entonces mis oídos estaban un poco entumecidos y me costó seguirle la pista. Escuché sus gruñidos y me di más prisa. Me estaba llevando directo a las Minas del hierro, allí tenía algunas provisiones, con algo de fruta robada y un poco de queso, si no hubiera encontrado nada que me interesara habría decidido comerme eso.

Skye se alzaba alto al lado de una chica en el suelo. A primera vista parecía inconsciente. Llevaba consigo puesto el uniforme masculino de las escuelas, algo extraño, porque nunca me habría atrevido a decir que se parecía a un hombre. Su rostro reflejaba una piel firme y suave, y su larga cabellera le caía a cascadas por la espalda en destellos rojizos, si trataba de hacerse pasar por un hombre, iba por el mal camino. La cogí entre los dos brazos, apoyando su cabeza en mi brazo mientras levantaba su espalda y dejaba que las piernas se mecieran hacia el otro lado. La apoyé contra una roca lisa-Skye, lame sus heridas-Ella aceptó en cuanto rasqué detrás de la oreja a la que no podía llegar con sus patas. Mis ropas eran unos harapos sin ningún uso, arañados, sucios y manchados con sangre y azufre, así que busqué en el hueco en la roca algo que la protegiera del frío. Yo no sentía mucho frío a menudo, y cuando lo sentía me acurrucaba contra el pelaje de Skye, pero recuerdo que mi primer día en los túneles, además del más difícil, fue el más frío. Encontré un viejo trozo de fino cuero que valdría como para arroparla. Tapé desde sus piernas hasta la cintura. Pensé en pedirle a Skye que se acercara a ella y le diera calor, sin embargo, ella solo hacía eso si confiaba en la persona, y aquella era una desconocida.

-Oye…-Oí una voz que me llamaba, y por un momento sentí como si fuera mi hermana, hacía tanto que no veía a nadie de mi familia que poco a poco he ido perdiendo su recuerdo. No era nadie conocido. La chica estaba ya despierta-Vete de aquí. Si ya has descansado lárgate-Me levanté hincando una rodilla en el suelo, Skye se levantó conmigo y pude oír sus dientes rechinando-¿Es un lobo?
-No. Es un ratonero
-No conozco ningún animal que se llame así, al menos no que tenga cuatro patas
-Es parecido a un lobo, pero los ratoneros podrían oler ratas a kilómetros, y matarlas con facilidad-La chica se sentó en el suelo. Pude ver que traía una espada en la funda de la espalda, incluso su resplandor. Skye lo vio también y tuve que darle un toque en el cuello para que se calmara-¿Y que hace un hombre aquí? Esto está abandonado
-No tengo ganas de hablar
-¡Claro que si! Vamos ¿Cuánto hace que no hablabas con un humano? Debías estar volviéndote loco
-Un poco, si
-Yo acabé aquí porque ando buscando un amigo ¿Y tu?-Medité un segundo, pensé que encontraría consuelo en compartir mi historia con alguien más, de alguna forma tenía razón, hacía demasiado tiempo que no hablaba con un humano, siempre que los encontrábamos los asesinábamos. Nunca mataría a nadie que no estuviera armado y en guardia-Me llamo Leonel, hijo ilegítimo de la familia Forjaoscura. Mi padre me tuvo con una puta, o una verdulera, no lo recuerdo bien, y decidió que estaría bien sentarme a su lado en su casa, pero a su esposa no le parecía lo mismo. La reina me abandonó en los túneles a espaldas de mi padre, mientras dormía. Vagué por los túneles, yo tenía doce años entonces, hasta que encontré a Skye. Cuando lo encontré casi me arranca la cabeza, pero decidió que le serviría mejor de otra forma que muerto, y ahora somos compañeros de caza. He pasado años aquí, supongo que muchos…-Ella miró hacia el suelo y pareció pensar-¿Y por qué no sales de aquí? El camino de vuelta es fácil, el nivel siete está cerca, y creo que el seis también…
-¿Qué diría la gente si viera a alguien como yo? Además de Skye. La gente no permitiría un ratonero en la ciudad, y no puedo dejarla aquí, ella viene conmigo
-Ya pensaremos en eso cuando estemos en el nivel seis. Tengo que llegar rápido allí, y tú te mueves mejor que yo en la oscuridad. Mi candelabro se ha roto, guíame y pensaré en alguna forma de meterte en la ciudad-Me gustaba la idea de estar rodeado de personas y no roca, y algo de comida, comida de verdad, de la que comía junto a mi padre. Eso me recordó que me moría de hambre-Acepto-Dije al instante

Undécimo capítulo

-¡Venga ya! ¿En que ciudad se considera robar una fruta un delito?-Corrían detrás de mí unos… veinte guardias reales, si robar es tan grave, no me quiero ni imaginar lo que harán con los que envenenan a un rey. Tragué saliva y continué corriendo entre la multitud. Parecía que era día de mercado, y yo había cogido una manzana, pero estaba tan rodeada de guardias que fue inevitable que me vieran. Me di a la fuga, y desde entonces he seguido corriendo, no llevaba mucho tiempo corriendo pero empezaba a cansarme de jugar al pilla-pilla con imbéciles de capas blancas.

Vi que la puerta de una casa estaba abierta, entré en ella, subí las escaleras de madera y abrí una trampilla que daba al tejado-Si el viejo bigotes salta entre tejados yo también ¿Verdad?-No lo veía muy claro, bigotes era un experto en huir de cualquier lugar o situación, siempre con facilidad exquisita, yo era una novata comparada con el. Ya podía oír a los soldados subir las escaleras, no había opción. Me separaban unos seis metros de distancia, era un auténtico reto, nunca había saltado tanto. Retrocedí unos pasos y di el salto justo en el borde del techo. Por unos momentos volé por el impulso de mis piernas, pero pronto caí a apenas un metro del otro tejado. Salieron mis dos dagas de las sueltas mangas de mi túnica de cuero, las lancé y se clavaron contra la pared, planté las puntas de los pies en las empuñaduras de ambas y salté otra vez hacia arriba. Me agarré al borde y me subí poco a poco, arrastrándome para alcanzar el techo. Una mano se tendió a ayudarme y yo me agarré a ella. Ya arriba pude ver a un hombre de unos treinta y dos años, de barba creciente y morena, se notaba que hacía tiempo que no se la afeitaba. Sus ojos eran simples y negros, su gesto no podía ser más serio e impasible. Vestía las ropas de Ejecutor y dos fundas cruzadas en su espalda, yo no solía llevar conmigo las ropas de ejecutor porque me parecía que la fama de los Ejecutores haría que toda la ciudad se echara encima, aunque Caldero piensa que un verdadero miembro no es visto nunca y que no importan sus ropas-No pienses que te debo una por ayudarme-Le espeté, mientras seguía corriendo por el techo. Él se unió a mí y me alcanzó-La próxima vez te ofreceré mi guadaña en vez de la mano
-Reza porque no te mate por impertinencia
-Y tu duerme con tus cuchillitos bajo la almohada, niña-Se llamaba Roy. En el Trazo lo llaman “Roy Tres dados” por su afición a los juegos de azar. Hacía mucho que no lo veía, siempre andaba de recado en recado, un día en el nivel tres para asesinar un comandante importante y otro en el dos para silenciar a algún obispo de la corte del Papa. No solían ordenar tareas tan difíciles, porque muchas de ellas resultan muy peligrosas y, además, si el Papa te caza intentando hacer algo similar te torturará hasta que no te quede sangre que vomitar, y al final, cantarás, independientemente de quién seas. Por eso nadie más que él y otros tres ejecutores podían llevar a cabo un trabajo así, porque Bigotes no quiere que el Papa tenga información sobre los movimientos del Trazo, y mucho menos de los Forjaoscura que avanzaban con su ejército de dos mil hombres junto a los Boighle hacia Dulcean. El Trazo era una organización de asesinos neutral, cualquier recado lo llevaría a cabo, no guardaba lealtad a nadie, pero cuando Bigotes en persona decide hacer un trabajo todo el Trazo sigue las inclinaciones que adapte el viejo Bigotes para el recado, y entonces era la de facilitar el avance del ejército desde La Fragua.
-¿Cómo te ha ido? ¿Mataste a Gareón?
-Si. Cuando me fui ya estaba rodando por los suelos como un loco
-¿Sabes algo de la Reina?-Preguntó, mirándome por primera vez desde que me ayudó. Saltamos a otro tejado fácilmente y descendimos hacia un tenderete para perdernos entre la multitud-Vaga por los suburbios en busca de información sobre los asesinos que iban a matar a su marido, en estos momentos estará llorando desconsoladamente junto su cama-Roy giró la cara y continuó caminando-¿Pasa algo?-Pregunté, viendo como se rascaba la barbilla en busca de su barba-¿Te importa?-Dijo al final-Si. Esta es mi misión, cualquier detalle ya puedes escupirlo
-Alexander Everblue ¿Lo conoces?-Pensé un minuto, él era el que estaba en la cocina con las doncellas, al Everblue que puse en fuga para que nadie pudiera verme echar el veneno y que, de paso, le robé el suyo-Lo vi en la mansión
-Él es el señor legítimo de estas tierras, si la Reina lo encuentra lo nombrará Rey. Su anterior esposo, Arón Everblue, era su sangre, hasta que murió. Así que no dudará en nombrarle, después de todo el Príncipe Edward falleció hará una semana, y no le quedan más hijos varones. A Caldero no le gustará que acabes con un rey para que venga otro-Dijo Roy, evitando a un borracho-Mataré al chico-Respondí al ver por donde iba-Pero no me gusta trabajar sin recibir dinero a cambio-No me apetecía algo que no me aportara oro, y no es que anduviera suelta de dinero precisamente

Entramos en “El lobo tuerto”, una taberna de los barrios bajos de Dulcean. Saludé a Maggs, la tabernera rechoncha siempre sucia. Ella le hizo un gesto de atención a Roy, pero la ignoró. Bajamos por unas escaleras de caracol escondidas por una trampilla bajo una mesa, en la esquina de la taberna. Aquello de allí abajo era el Trazo, no, era uno de los muchos campamentos del Trazo. Todos los campamentos estaban conectados mediante túneles bajo las ciudades, que llevaban de un nivel a otro, y, de alguna forma, eran seguros.
Cada campamento estaba repleto de Ejecutores que buscaban vender objetos extraños y preciosos que recibían como recompensa de sus trabajos (además de la cantidad de oro correspondiente, por supuesto) Ese día no cabían más puestos de venta en el campamento. En ellos se podían ver desde libros de magia negra hasta piedras volcánicas, todo a un precio asequible, lo que causaba que se comprara casi cualquier cosa por pocas monedas de oro. Y allí, en el medio de todo, se alzaba imponente el Torreón del Segador, una torre alta y gris, de roca basta y ventanales a un lado y a otro. Los límites del campamento estaban marcados por los túneles, cuatro en total. Uno llevaba a Zea, el campamento de La Fragua. Otro a Dea, la construcción gigantesca bajo el nivel cuatro. El último te dejaba justo debajo del nivel dos, se llamaba Tea. Había un último túnel que, según contaban las viejas, te llevaba a la superficie arrasada del planeta. Bigotes intentó atravesarlo para confirmar la verdad sobre el planeta, pero volvió al campamento al borde de la muerte y sin un brazo, es increíble que haya pisado el infierno y ahora sonría como lo hace un niño.

Entramos en el Torreón. El primer salón era circular y tenía escaleras de caracol en sus dos esquinas que te llevaban a las habitaciones de los Segadores y a la de Caldero. No hizo falta que subiéramos para ver a Caldero-Te dejo aquí, niña. No mueras antes de que me asesines-Roy se alejó a zancadas hacia una mesa donde unos hombres jugaban al tablero-¡Pequeña! ¡¿Lo mataste?!-Gritó Caldero mientras se acercaba. Su nombre precedía a su estómago, su panza era tres veces su cabeza, y no tenía una cabeza pequeña. Sus ojos eran grises y siempre rojizos de no dormir, él era quien llevaba el papeleo de Gea, y al parecer no se dormía en ese trabajo. Casi no tenía pelo exceptuando la barba blanca y espesa que cubría hasta su boca-Si-Respondí, calmada-¡Pues ahora vete y mata al Everblue antes de que sea Rey y un ejército de guardias reales se le echen encima!-Me dio un fuerte golpe en la cabeza que casi me hace llorar y luego me empujó hasta la puerta-¡Un día te mataré a ti!-Grité, furiosa.

Duodécimo capítulo

-Alexander Everblue, como legítimo heredero de Dulcean, te cedo el trono de regente y protector del reino-Pronunció la Reina. Sus palabras resonaron en toda la sala del trono, a oídos de muchas personas ricas y pobres-Nunca seré rey de nada-Respondí, lo suficiente alto para que todos allí lo oyeran-Por favor, necesitamos a un rey, todos te necesitan-Sus óvalos verdes se clavaron en mi, me sentía incómodo ante ellos, era como si pudiera desnudarme con la mirada-¡Alteza!-Gritó Catherine, entrando a zancadas por la puerta. Me cogió de un brazo y me llevó a unos pasos de la Reina-¿Qué haces? La Reina en persona te está ofreciendo el trono ¿Todavía te chupas el dedo?
-No voy a reinar sobre nada, que se queden su corona-Ella me abofeteó-Te necesito aquí, como rey. Así podrás estar mucho más cerca del Papa y podrás preguntarle lo que necesites. Ya me encargaré de que el ejercito de los Forjasombra y los Boighle espere hasta que resuelvas lo tuyo
-¿Y eso a ti en qué te beneficia?-Pregunté, llevándome la mano a la mejilla colorada-Tendremos el control de un nivel más. No tendremos que perder soldados en batalla para llevarnos Dulcean y, además, conseguiremos el ejército de tu ciudad para ayudarnos con el nivel cinco hasta llegar al Papa. Una vez resuelvas tus asuntos con el Papa ya note será de utilidad. Lo único que pido es que hagas de Rey, no tienes porque “reinar”, con sentarte en el trono nos bastará-Lo pensé un momento-¿La Reina lo sabe?
-No-Me di la vuelta y me dirigí a la Reina-Espera ¿Qué piensas hacer?-Replicó Catherine-Decírselo
-¡Estás loco! El Rey era fiel al Papa, y por tanto, la Reina también
-Me da igual, tiene que saberlo
-Esos recuerdos te han alterado la mente ¿Recuerdas lo que harían contigo si supieran lo que hay bajo tu bufanda?-No respondí, si el Papa lo supiera me mataría, como bien me recordaba siempre que podía Catherine-Lo que tu digas…-Me moví lento y pausado, no había sentido el peso de las miradas de toda esa gente en mi hasta ese momento. Me acerqué más y me senté en el trono-Continua…-Murmuré. Lina lo escuchó y procedió con los juramentos de protección del pueblo y reinado. Cuando acabó toda la gente se desperdigó y desapareció en un instante-Se celebrará un banquete en tu honor, Alteza-Me dijo Lina, retirándose con una ligera reverencia. Catherine se acercó al trono-Ahora ya estarás cómodo
-Es el asiento más incómodo que se ha forjado-Maldije, moviéndome en el sitio, inquieto-Vete a ponerte guapo. Nos vemos en la comida-Se fue por la puerta principal, después, claro está, de hacer la reverencia obligatoria.

Ya era de noche y la ciudad se volvió más oscura aún. Me obligaron a llevar la vestimenta de Rey. La capa era roja a motas blancas con incrustaciones de rubíes auténticos. La seda dorada se me pegaba al cuerpo causando y la corona me pesaba en la cabeza-Diosa…-Suspiré. Nunca había pensado ser alguien importante, o alguien de una familia importante… me habría gustado abofetear a mi padre si hubiera tenido la oportunidad-Mi señor, se reclama su presencia en el salón del banquete, la señora Catherine insiste en que se de prisa-Dijo una de las sirvientas, sus ojos aún rezumaban odio-Si, diles que ahora voy-Cerró la puerta y yo me di la vuelta para mirar por la ventana. Entonces oí un golpe seco, y seguido, algo que se caía sobre el suelo. Fui hacia la puerta, pero estaba trancada. Escuché el siseo de un objeto metálico contra el aire y luego lo sentí en la carne de la columna. El puñal se retorció en mi espalda y luego fue extraído. Podía ver su cara, era aquella criada que me causo problemas en la cocina del palacio. Todo era su culpa, si no hubiera matado a Gareón entonces yo hubiera seguido siendo un simple Condenado-Maldita seas…-Llegué a pronunciar, apoyando mi peso en una rodilla-Recibiré una buena pieza de oro por matar un Rey, te lo agradezco
-¿Morir?-Vi el gesto de perplejidad en su rostro. La piedra incrustada en la daga de mi mano ya brillaba intensamente. Todo estalló envuelto en resplandor azul, al principio, y luego la luz se volvió blanca, hasta que no sentí nada.
Pensé en qué haría en esos momentos el estúpido de Yugo, le dije que la cuidara, era un estúpido, cierto, pero una buena persona, mejor de lo que yo nunca fui. Me pregunté si María sería mi madre, me reconfortaba haber recordado el nombre de mi madre muerta, haberlo olvidado siempre me encogía el corazón. Sentí muchas cosas, entre ellas rabia por no haber podido encontrar al Papa ni a mi padre, que según decía Catherine, seguía vivo en alguna parte de los túneles. No había resuelto mis dudas sobre mis ardores de cabeza y los “recuerdos” de doscientos años de vida de mi padre. Supongo que sentí lo que cualquier chico de aquella edad en un momento así, de verdad había pensado en morir, pero luego recordé algo.

La luz repentina dañó mis ojos. Las praderas eran verdes, no grises y sin vida, como la roca. En aquel momento me sentía algo desconcertado, sin embargo, no se debía a lo extraño de la situación, era más un sentimiento de modorra después de una larga siesta. Miré mis pantalones, no eran negros, ni un atuendo de rey, eran de color ocre claro. Llevaba una camisa blanca y muy fina, casi transparentaba. Reposé la cabeza sobre la hierba, aliviado por algún motivo, cuando debería estar muerto-¡Buu!-El rostro de Magdalena apareció frente al mío e hizo que diera un pequeño salto en el sitio-No hagas eso-Repliqué, levantándome y limpiando algo de hierba en mis piernas-Jiji, eres muy asustadizo
-Lo que tú digas…
-Mañana cumplirás dieciocho años, ya he pensado un regalo-Noté como se eleva el color rosado en sus mejillas-¿A sí? Venga dímelo-Nunca me había fijado tanto en ella, nunca la había mirado tanto tiempo de seguido, nunca había profundizado tanto en sus ojos, ni en los de ninguna persona. Me acerqué poco a poco y posé mi mano en su cintura, luego nos besamos, y cuando había terminado ella me pidió otro. No recuerdo por qué lo hice, me sentía muy atraído por ella, pero nunca de esa manera, siempre había sido como una hermana para mi, no algo como… eso.

Decimotercero capítulo

Leonel caminaba delante de mí, junto a su ratonero, Skye. Parecía orientarse muy bien en la oscuridad, yo me golpeé varias veces en la espinilla donde él lo esquivaba con un gesto. Le pedí la mano para no chocar contra más rocas, y de vez en cuando me decía hacia donde girar. De pronto se paró, yo choqué contra su espalda y maldije-Calla-Me dijo, mientras giraba la cabeza de un lado a otro-¿Qué?-Pregunté, inquieta por no haber percibido nada-No es peligrosa-Murmuró Leonel. Escuché unas pisadas y el susurro del viento contra las piedras. Una figura apareció envuelta en oscuridad, pero por su figura pude determinar que… era una mujer. El brillo de sus ojos en la oscuridad me recordó mucho al de los gatos, pero menos exagerado, sin embargo, pude distinguir el ámbar en ellos-¿Quiénes sois?-Preguntó la sombra, asustada, le temblaba la voz-¿Quién eres tu?-Respondió Leonel, muy bruscamente y acercándose mientras a la chica. Supuse que podría tener dieciséis años. Me adelanté a Leonel y me interpuse entre el y ella-Yo me llamo Magdalena ¿Cuál es tu nombre?
-Celeste…-Dijo bajando la cabeza-No tengas miedo, yo estoy más asustada que tu, este sitio está plagado de monstruos, pero no te preocupes, Leonel nos protegerá ¿Si?-Leonel se encogió de hombros y miró hacia otro lado-¿De verdad?-Sus ojos parecieron clavarse en mi, era como una niña, una niña inocente y atrapada en un túnel ¿Cómo había llegado allí?-¿Por qué estas aquí?
-Mi padre… me dejó… aquí
-¿Desde cuando estás aquí?-Pregunté, mirándola sin poder creerlo ¿Qué clase de padre hace algo así?-No lo sé… recuerdo que… me trajeron cuando… medía lo que el palo de mi escoba-Dijo al final, después de muchos titubeos y tartamudeos. A pesar de la oscuridad podía ver como temblaba-¿Tienes frío?
-Un poco
-Leonel, préstale tu chaqueta-La “chaqueta” de Leonel no podía definirse como un abrigo, pero era mejor que nada-Dale la tuya-Me espetó-Son los hombres los que prestan sus abrigos a las doncellas- Bufé, me quité la mía y se la ceñí a los hombros para que no pasara mucho más frío-Pues te vienes con nosotros-Al decirlo, Leonel me miró con desaprobación, aunque luego pareció no importarle. Continuamos caminando a ciegas, al menos yo, ellos parecían desenvolverse bien. Me agarré fuertemente a la mano de Celeste para permanecer firme al paso. Andamos durante lo que me parecieron horas, entrando por más túneles, cada vez más estrechos, hasta llegar a un ensanche del terreno. Suspiré al ver que no tendríamos que atravesar más espacios pequeños, me ponían los pelos de punta-¡Mirar!-Dije, señalando una luz en la distancia. Estaba segura de que era luz artificial y no otra de esas piedras explosivas. Me alejé de ellos y caminé a trompicones hacia la hendidura en la roca. Allí dentro había una mesa de roble, sobre ella una jeringuilla y un libro, o un diario. Observé la jeringuilla, todavía contenía algo del líquido violáceo. Todo se veía más claro ahora gracias a la luz de aquel candelabro que alguien habría dejado encendido recientemente. Abrí el diario de notas y comencé a leerlo:
“18-9-2025
Alfred Bacco
El Papa ha iniciado el estudio de las rocas en los túneles, y nos la ha cedido a nosotros. Ha descubierto un nuevo tipo de piedra que se sublima al contacto con el hierro, creando un gas que, en contacto con el oxígeno, se vuelve líquido. Todo esto lo hemos aprendido del Papa, es increíble los conocimientos que ha almacenado en su cabeza. También nos ha enseñado un material llamado pólvora, que explota en contacto del fuego, y ha inventado el solo armas que disparan la pólvora a distancia, no lo entiendo bien, pero es como si fuera todo muy futurista. Lo que quería decir es que las piedras que nos prestó son extremadamente raras. Según el, después de la explosión que destruyó la superficie, se crearon estas rocas. Una de ellas brilla al contacto con la piel humana, y solo la humana, creo que tiene algo que ver con las huellas dactilares, y luego explota. A lo que quería llegar, que me voy por los caminos de la Diosa, es que el Papa nos ha dado a su hija, y eso no es todo ¡Nos ha pedido que la utilicemos como sujeto de pruebas! El insistió tanto que no pudimos negarnos, después de todo él tiene el poder.

Machacamos la Minolita (Piedra que reacciona con el hierro) y la introducimos en el cuerpo de la chica. Como esperábamos, el hierro de su sangre reaccionó y convirtió el sólido en gaseoso, el gas no escapó de su cuerpo, ni le reventó las venas, tan solo fluyó con la sangre y se hizo con ella, hasta que llegó al sistema central. Cuando un poco del gas alcanzó la columna vertebral, este subió hasta llegar a la médula, o eso supusimos cuando vimos cómo un trozo de piel de la zona se cristalizaba.

Trasladamos la investigación al nivel dos, donde el Papa nos prestó sus aparatos para ver a través de la piel. El cristal mostraba incrustaciones de si mismo, su tono violáceo permitía ver tu rostro reflejado. Luego pudimos ver como el gas llegaba hasta sus pulmones y se convertía en líquido, pensamos que moriría, sin embargo, el líquido se comportó de la misma forma que el gas, solo que este causó una cristalización mayor de todo su brazo izquierdo, y ahora hasta sus dedos son cristales. Ella puede mover el brazo sin problemas, dice que le pesa más, pero que puede moverlo como antes, hasta las articulaciones no se han visto afectadas. Lo más sorprendente es que hemos descubierto que la actividad de su sangre afecta a la Minolita de su cuerpo, y le causa brotes de cristalización por todo el cuerpo, poco a poco. Hemos probado a que haga ejercicio, y la alteración y velocidad de circulación de su sangre activa el líquido.

Yo pienso de esta manera: El gas de la columna controla el líquido de su interior, y el líquido reactiva el sólido de su brazo. La Minolita parece estar relacionada con aquella piedra que explota, porque la rápida circulación de su sangre causa que su brazo entre en ebullición. Es como si desprendiera un gas parecido al sudor, pero este produce calor, lo que nos lleva a que su brazo es un “generador de terremotos” como dijo el Papa. Si una mano humana toca ese brazo, la mano que lo ha tocado recibirá un golpe de calor que la hará retroceder. No hemos probado, no obstante, suponemos que si… solo si sus pulsaciones suben lo suficiente… puede que entonces su brazo sea de verdad un “generador de explosiones” como sugerí yo al Papa.

Entonces, el Papa quiso ver a su hija, se la llevamos, pero ella escapó de alguna manera. La investigación “Superhumano” queda cerrada.”
Todo eso era horrible, sabía que el Papa no era una buena persona, pero no que diera a su hija como conejo de pruebas. Entonces vi otro librillo de notas. La primera página hablaba de ratones, y de como el Papa les había dado orden de empezar “Soldado” otra investigación. No pude leer más, las demás páginas habían sido arrancadas-¿Qué ocurre?-Preguntó Leonel. Me dirigí a Celeste y levanté la manga de su chaqueta para ver su brazo. Al instante me quemé, un dolor me recorrió el cuerpo de abajo a arriba-¿Eres la hija del Papa?-Pregunté, mirando aquellos ojos gatunos.

Decimocuarto capítulo

Toda mi vida había huido, y eso no iba a cambiar. Tenía conmigo los papeles que demostraban la corrupción del Papa, y no solo eso, también contenían datos sobre un atentado contra el Consejo Llorón. Debía hacerles llegar esos documentos aunque me costará la vida, después de todo, qué importaba la vida de un Condenado. Es asqueroso que el Papa haya engañado así a la población, la vida de un Condenado es muy importante, él lo sabe bien-¡Eh tu, vuelve aquí!-Veinte capas blancas me perseguían, si, me tomé la molestia de contarlos, ya que los matarían si no me atrapaban, no estaría bien dejarles sin alguna oportunidad de jugar.

El complejo de donde robé los documentos y por el que escapé es en realidad una especie de búnker bajo tierra. Todo lo que había allí no pertenecía a esa época, armas de fuego, construcciones de acero cromado y paredes de metal reforzadas para aguantar la fuerza de una apisonadora, por suerte, los capas blancas no poseían esas armas. El suelo sonaba con el inconfundible sonido de las placas metálicas a cada paso, retumbando por toda la base, no me gustaba como había acabado todo ¡Por la diosa, qué fácil es robar con un suelo de madera de roble a tus pies! Giré una esquina y esquivé a dos batas negras, uno de ellos cayó al suelo cuando lo empujé, y el otro ayudó a su amigo a levantarse mientras el caído maldecía. Luego pude escuchar más maldiciones cuando los guardias pasaron a través de ellos, no pude evitar esbozar una sonrisa. Encontré un ascensor con la vista, muy lejos, al final de aquel pasillo infinito, la verdad es que me estaba cansando de correr. Cada vez estaba más cerca del ascensor, tanto que casi podía olerlo ¡Fuera de servicio! Fuera de servicio… podía escuchar a metros de distancia la basta risotada del Papa. Me di media vuelta, no había salida, ningún camino alternativo. Los guardias estaban ya demasiado cerca como para buscar alguna bifurcación en aquel pasillo, estaba completamente atrapado-¡Jajaja!-El que parecía el líder, o el más osado, se echó a reír y luego dejó de hacerlo para toser, como si se hubiera atragantado-¡Maldito seas, Roy, llevaré esos papeles y tu cabeza frente al Papa! Estoy seguro de que me recompensará con un ascenso… o tal vez con dinero…-Dijo, frunciendo el ceño mientras me miraba-¡Ja! Su cabeza es mía, no eres ni nuestro jefe ni nuestro amigo ¡Ese oro me pertenece a mí!
-Mira quién habla ¿Qué tal si te rajo el cuello a ti?-Dijo otro de los soldados en el montón-¡Jajaja! El hijo de un carnicero nos sale con esas. Yo pertenezco a la casa del oeste ¿Quién te crees que eres para llevarte mi oro?-Replicó un hombre fuerte y robusto, adelantándose dos pasos para que todos lo vieran. Su nariz recordaba mucho a la de las brujas en los cuentos de chiquillos, hasta tenía una verruga. Su cara no era muy agraciada tampoco, poseía profundos rasgos de caballo, que hacían parecerle algo así como un caballo y un castor-Seré el hijo de un carnicero ¡Pero tu cara es más fea que el culo de una puta!-La carcajada fue general, y el hombre grande se tiró sobre el otro, repartiendo puños hasta a compañeros que no lo merecían-¡Eh!-Todos comenzaron a golpearse entre ellos, hasta el punto de pelear con sus guadañas. Pensé que sería mi oportunidad de escapar, y me equivoqué al pensarlo. Todos ellos ocupaban el pasillo entero, sería muy grande, si, pero ellos eran veinte y necesitaban algo de espacio para pelear.
Observé que los ánimos empezaban a calmarse. Miré al techo por casualidad, y encontré una rejilla de ventilación. Desenfundé ambas guadañas, las que siempre había tenido conmigo, forjadas de acero negro y tan grandes como yo, constituidas por un filo ondulado lo suficiente grande para abarcar la cadera de un hombre muy gordo. Las coloqué hacia atrás y corrí una vez más en dirección a la multitud. Me impulsé en el pecho de un hombre, pisé unas cuantas cabezas, di un gran salto pisando la cara de un soldado y enganché ambos filos de mis guadañas entre las rejas. Tiré de una de ellas y me agarré a una placa del techo mal colocada por la que cabía mi mano, me sostuve en la placa y dejé caer la rejilla y una de las guadañas hacia abajo. Metí la única arma que me quedaba por la rejilla y la enganché en el interior del conducto, me sostuve en el aire sujetando la empuñadura de mi arma con ambas manos, y luego me lancé al interior del conducto. Una vez dentro escuché sus maldiciones, y me encargué de revisar que los papeles estuvieran aún en el cinturón-¡Vuelve aquí!-Gritaron algunos capas blancas mientras me alejaba a gatas por los conductos.

Llevaba algún trecho gateado, no sabía bien a donde me dirigía, creía ir correcto. Me había aprendido el mapa de aquella base de memoria, aun así no estaba muy convencido. Se suponía que debía llegar al patio trasero, mi misión ahora era escapar, aunque… la presencia del Papa en la base me inquietaba, decían que ese hombre trataba con artes oscuras. No tenía miedo de demonios ni de maldiciones, ya me había encomendado al demonio más de una vez para salir con vida de situaciones peores.

Por fin encontré una salida, se suponía que daba al patio. Cuando salí pude comprobarlo, en efecto era el patio trasero, rodeado con varios guardias que me apuntaban con sus armas de fuego. En medio de ellos se encontraba el Papa, ataviado con sus ropajes de seda dorada, aún con la corona sobre la cabeza. La papada le caía por todo el cuello (me pregunté si tendría algo que ver con el título religioso) y apenas le quedaban dos pelos canosos sobre la calva brillante y aceitada-Roy tres dados… no, mejor dicho, el quinto Condenado-Pronunció el Papa, con aquel tono grave y soberbio que siempre lo había caracterizado. Una sonrisa orgullosa y burlona a la vez le bailaba en los labios. Dos guardias me cogieron y me empujaron al suelo, tiraron hacia un lado mi guadaña y me dieron dos patadas en la espalda. Miré a los ojos de aquel viejo al que llaman “Su Santidad” ¿Cómo podía sobrevivir tanto un hombre? No es que él hubiera llevado una dieta saludable, su barriga le delataba-Quitarle los documentos del cinturón y traérmelos-Un hombre de capa negra hizo lo que le habían ordenado, entregándole los papeles que podrían significar su muerte. Los ojeó un segundo y luego me dirigió la mirada, su sonrisa no había cambiado hasta ese momento, me sacaba de quicio-Te has tomado muchas molestias para llegar hasta aquí, aunque, me habría gustado que te hubiera traído contigo a Everblue, ese tipo no me causa más que problemas-Esa chica, Tanda, se había ido en misión de encargarse del chico, pero… todo salió mal, Tanda ha desaparecido, y el Everblue también, todos en el Trazo pensábamos que estaban muertos ¿Puede ser que su padre siguiera…? Era una locura, había visto como perdía un brazo en frente de mí-Ambos está muertos…-Dije, sin poder creer lo que había dicho, la duda había hecho mella en mi-Vaya, si puedes hablar. Bien, te diré que John sigue vivo, ese hombre es muy duro, y muy estúpido, es algo así como un salvaje sin cerebro-El Papa frunció el ceño y suspiró, sin dejar que desapareciera la burla de sus labios-Ha descubierto la forma de utilizar la Minolita como yo, desconozco su propósito, y temo que avance tanto en la materia como yo. De todas formas, ya soy imparable, hasta el Consejo llorón desconoce de lo que soy capaz ahora-Dio media vuelta y les hizo un gesto a sus hombres que pronto entendí-Entendido-Respondió el soldado, golpeándome con la culata del arma en la barbilla. Me apuntó con su arma. Después de tantas situaciones semejantes no poseía temor, lo había perdido ya hace mucho, aunque no negaré que no me habría gustado morir.

Noté el reflejo de una luz en mi ojo, miré de reojo en dirección a la tenue luz. Encontré a un soldado con un arma, desde la altura, situado en uno de los torreones, apuntando en mi dirección. Pronto lo reconocí, era John, John Everblue.

Decimoquinto capítulo

El cielo sobre Monnont era azul, las nubes era iguales que la espuma del mar, pero parecían más espesas. En el centro de Monnont, en medio de la Plaza de la trucha, se alzaba, imponente, una grandiosa catedral, la llamábamos “La fé”. El edificio era rectangular y se ensanchaba a ambos lados. Una gran cruz blanca adornaba el tejado en pica de la catedral. A cada lado podían verse los vidrios lechosos, que por dentro cobraban vida de unos mosaicos de infinitos colores y formas. Las puertas de La fé estaban siempre abiertas a cualquiera que rindiera culto a la diosa de las nubes, mi padre y yo solíamos encaminarnos a la iglesia cada sábado, junto a la pequeña Michelle.

Al final de la Plaza de la trucha se encontraba el mar, azul como el cielo que refleja, puro como las gentes del pueblo. Monnont tenía playa, una playa muy pequeña, apenas visible desde lejos, pero una al fin y al cabo. Más que bañistas, eran las parejas las que visitaban aquel trozo de arena. Junto a la playa se hallaba el puerto, y por encima de él, en un risco muy alto, se había erigido ya hacía mucho tiempo un faro, que aun se tenía en uso. Por el día el faro se apagaba, y por la noche brillaba junto a la luna, por suerte, el haz de luz no impedía ver las estrellas del cielo, y en el pueblo se había prohibido utilizar luces artificiales en horario nocturno, así todo el mundo que lo quisiera podría disfrutar de la estrellas.

A las afueras del pueblo vivía una pequeña familia, los Everblue, yo, mi padre y mi hermana. Mi madre se había ido de expedición a un pueblo que se encontraba entre las cordilleras llamadas “Nudillo”. Nuestra casa era pequeña, muy acogedora y caliente por las noches, nunca había necesitado una sábana a la hora de dormir-Alex, Alex ¿Te ayudo con la madera?-Me dijo Michelle. Yo tuve que mirar hacia abajo, apenas tenía ocho años y no había crecido mucho-No te preocupes, llevaré esto al viejo Froy y luego podré jugar contigo-Le revolví un poco el pelo y me encaminé a la plaza-¡No es justo! ¡Solo quiero ayudar!-Replicó mi hermana, que tenía que correr cuando yo solo andaba-Vale-Le di el tronco más pequeño que encontré en el montón que llevaba en brazos, no era diminuto… solo esperaba que no se clavara una astilla. Michelle botó de alegría. La miré un momento: su pelo era rubio, como el de su madre, sus ojos grises y simples, como los míos y los de mi padre. Mi madre nos había dejado una nota donde decía como debíamos vestir a Michelle, no obstante, ella se negó a que la vistieran, y ella misma decidió su ropa, por lo cual, en esos momentos llevaba un calcetín de un color diferente al otro.

Llegamos a la plaza de la trucha y encontramos a Froy dentro de su casa, golpeando con su martillo un trozo de acero caliente. Le saludé y el hizo lo mismo, dejó lo que estaba haciendo para saludarnos-¿Has oído lo de la sirena, chico?-Preguntó Froy, con un gesto de preocupación estampado en la frente-¿Sirena? Si, el otro día mi hermana leyó un libro sobre ellas-Apenas había terminado la frase Michelle empezó a hablar-¡Son chicas con colas que enamoraban a los marineros, y, y, que tienen ecamas y nada rápido!
-Michelle, no pronuncies frases tan largas, siempre te lías…-Le dije, sin poder evitar esbozar una ligera sonrisa-¡Jajaja! ¡La pequeña todavía no es una mujer!-Señaló Froy, llevándosela a los hombros-Froy… conseguirás que te destroce la espalda-Apenas me escuchó-¡Vamos a volar!-Froy comenzó a correr en círculos despacito, mi hermana no hacía más que decir “más rápido, más rápido” y reír. Qué aburridos habrían sido mis días sin ella-Te dejo a mi hermana, os lo pasáis muy bien y yo tengo cosas que hacer-Abrí la puerta y me fui. Busqué el horizonte del mar con la mirada, pronto la encontré. Debía ir al puerto y notificar a Falco que mi padre tenía pensado alquilar un barco, él necesitaba que se lo fueran preparando, y yo daría la orden con veinte monedas en la mano. En cuanto salí de la plaza de la trucha fue fácil ver el puerto, realmente no hacía falta, todo estaba señalizado, pero verlo me tranquilizaba.

Cuando pasaba por los campos de cultivo vi al clan de las ancianas arando el terreno, y algunas ya recolectando patatas ¡Maldita sea! Parece como si siempre fuera época de patatas… no buscaba viejas de todas formas, rápidamente aparté la vista, si me hubiera visto me lo mencionaría y yo tendría que tragarme mi orgullo. Noté como algo se echaba contra mi espalda, no, era alguien, luego me abrazó. No sabía quien era, traté de mirar, pero sus manos me taparon los ojos, ya estaba claro quién era-¿Me buscabas?-Cuando pude ver de nuevo lo único que vi fue el rostro de Magdalena muy cerca. Me alejé medio paso y la miré incrédulo-¿De verdad no sabes simplemente saludar?
-No
-Podrías intentarlo-Le dije, observando las patatas que traía en la cesta de mimbre-Vi que me buscabas y quise sorprenderte ¿No te alegras de haberme encontrado?-Sonrió y me miró detenidamente-Si…-Hay estaba, si tenía orgullo lo perdí en esa afirmación-Vamos a la playa-Mencionó Magdalena-No puedo, tengo que dar la orden de que…-Magdalena frunció el ceño, algo que solía hacer cuando se molestaba, o cuando aparentaba estar molesta. Me agarró del brazo y apoyó la cabeza en mi hombro, haciéndome caminar hacia delante-Cumples dieciocho años y yo tengo diecinueve, hoy quiero pasar más tiempo contigo…-La miré, sentí que su mejilla estaba caliente al tacto con mi hombro-Vale, iremos a la playa-Dije por fin, sonriendo ambos.

Decimosexto capítulo

Incluso en mis sueños existen las guerras. Aquel día lo aprendí
-¿Alex? ¿Estás bien?-Magdalena había fruncido el ceño y sus labios marcaban un signo de preocupación que siempre me hacía reír. En ese momento no me sentía con ganas de reír, pero tampoco quería preocuparla, se suponía que ese era nuestro momento, maldito sea mi padre y sus supersticiones
-¿Para que te necesitara tu padre?-La miré bien. Ambos estábamos tumbados en la arena, y ella me observaba desde abajo, con la cabeza recostada en mi vientre. Ya había oscurecido, las estrellas iluminaban nuestro cielo, y la luna bailaba con ellas. Las olas del mar subían y bajaban, causando un sonido adormecedor
-No importa-Dije, observando el agua subir y bajar. Ella me seguí mirando, con el ceño relajado, pero aún algo seria. Acaricié una mejilla y le di un suave beso, luego continué jugando con su pelo, acariciando con delicadeza las hebras finas-¿Estás seguro que no importa?
-Totalmente
-Mentira-Replicó, dejando escapar un leve suspiro
-¿Qué?
-Me estás mintiendo-Repitió, incorporándose. El vestido de seda verde se le había llenado de arena
-Te dije que hoy no valían las mentiras, ni los recuerdos ¿Tan difícil es?-La voz le patinó en la última sílaba. La miré de nuevo ¿Qué iba a hacer? Era verdad que le prometí no mentir, pero ya lo había hecho, qué más daba mentirle de nuevo. Volví la vista hacia el mar, no estaba bien, podría estar toda la noche si no le contaba lo que mi padre
-Te lo diré-pronuncié, con gesto rígido y serio, no podía mostrar signos de broma-pero ven aquí, necesito que me escuches claramente-Le hice un gesto para que se acercara. Ella asintió y se recostó junto a mi, cabeza con cabeza. Sus mejillas seguían calientes, eso me preocupaba
-Dímelo-Exigió, con la voz de una niña. Me aclaré la garganta y volvía mirar su cara. A la luz de la luna su piel era más blanca, y sus labios más rojos. Su barbilla era redondeada, y una de sus pequeñas orejas le asomaba entre la melena rojiza, a mis ojos era preciosa-Un ejército… se acerca aquí
-¿Por qué?-Preguntó, alarmada, volviendo a levantarse. Yo también me incorporé esta vez, con más calma, no quería que mi angustia fuera la suya-Por mí, vienen a buscarme con su ejército
-No lo entiendo…-Sus ojos se veían acuosos, y reflejaban lo salado del mar
-¿Por qué?-Volvió a preguntar “Porque se me acaba el tiempo” pensé, sabiendo bien que el lugar de un Condenado no eran sus sueños
-Tengo una llave-En cierto modo no era mentira, bien pensado
-¿Para que quieren una llave?-Cada vez le temblaba más la voz, tenía miedo que se le cortara para siempre. Llevé su cabeza contra mí, y luego acabamos otra vez sobre la arena, pero era ella quien jugueteaba con mi coleta esta vez. No volvimos a hablar durante un buen rato, solo hasta que sus lágrimas dejaron de correr por mi frente es que volvimos a hablar
-¿Por qué la trenza? ¿No es más sencillo para un hombre cortarse el pelo?-Preguntó, con la voz aclarada. Ella sabía el significado, yo también, aunque supongo que esta “ella” no lo sabría de verdad
-Para diferenciarme de los demás…-Como ya sabía, en Neo todos teníamos los mismos ojos, el mismo color de pelo, o parecido, rubio, plateado, gris, y ojos negros o grises
-No necesitas eso para diferenciarte de nadie-Otra vez, no sabía que contestar, y ella estaba esperando una respuesta. Ni recuerdos ni mentiras…
-Eso pensaba-Respondí, buscando una verdadera respuesta en el océano. Me miró dubitativa, y algo enfadada, supongo que para ella eso contaría como una mentira
-Mi madre creía que necesitaba diferenciarme de los otros chicos. Cuando salíamos de las escuelas ella me esperaba frente a la puerta, pero muchas veces no me veía entre tanta gente similar. Así que decidió no cortarme el pelo como a los demás chicos, y dejarlo largo hasta poder hacer una trenza que me diferenciara-Terminé, volviendo a notar el calor que emitía la mejilla de Magdalena, iba a decirle que se levantara para comprobar el calor de su frente cuando continuó hablando
-Todos… tenemos diferentes rasgos, eso… no tiene sentido-Su voz se pausaba cada vez más, y una cuerda bocal le bailaba con discordancia. Sostuve la cabeza de Magdalena mientras la apoyaba contra una roca lisa. Sus párpados estaban ya adormecidos, ligeramente abiertos, y de su boca soltó hollines, creando vapor al salir de ella en la noche gélida. Le tomé la temperatura de la frente con una mano. Ardía, debía tener mucho calor, estaba enferma.


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Literatura y Fan Fiction / Re:[Comentarios] Desires
« en: 15 de Septiembre de 2012, 09:38:29 am »
(Perdón por no haber publicado directamente aquí, mil disculpas) Me gusta mucho como escribes, tus descripciones son muy exactas y bonitas, el vocabulario es extenso y el tema emocionante. La trama me incita a seguir leyendo, ya los tengo todos leídos, y debo reconocer que es de lo mejor que he visto por aquí. Me molesta mucho que nadie haya comentado aquí, después de todo, es un subforo de literatura, y esto Sí es literatura. Solo puedo decir que has cometido algún fallo ortográfico, pero son muy puntuales... Yo te animo a que lo continúes, lo haces muy bien, me has entretenido mucho, y puedo decirte que no has empeorado, en esto nunca se empeora.

~¡Ánimo!~

8
Literatura y Fan Fiction / Re:[comentarios]Los Salvadores Demoniacos
« en: 15 de Septiembre de 2012, 08:50:01 am »
Me leí el tercero... revisa las faltas de ortografía, hay muchas. La acción no me... emocionó mucho, como debería hacer la acción, era todo muy predecible. Ahora, en serio ¿Carga un ataque? ¿Va a lanzar una onda vital o algo así? Como sea, la última frase que dices "por toda la ciudad y "po" toda la gente que matasteis" me mató, molaría que el protagonista sea un habitante de un país donde la gente habllez asíz. Seguiré leyendo como la desarrollas, pero, por favor, revisa las faltas

9
Literatura y Fan Fiction / Re:[comentarios]Los Salvadores Demoniacos
« en: 11 de Septiembre de 2012, 11:46:03 pm »
Si eso en el siguiente cap hago que el personaje recuerde los buenos momentos que paso a su lado o algo así
El Fic es tuyo, hazlo como quieras

10
Literatura y Fan Fiction / Re:[Fanfic] Recuerdos de una mentira
« en: 11 de Septiembre de 2012, 11:37:53 pm »
Comento para decir que no existe tema de comentarios para este Fic (Por si alguien dudaba) y que, a la larga, no recibir comentarios hará que no lo siga posteando, en todo caso me iría a otro foro.

Saludos

11
Literatura y Fan Fiction / Re:[comentarios]Los Salvadores Demoniacos
« en: 11 de Septiembre de 2012, 11:22:13 pm »
La trama ha cobrado forma, una extraña forma, pero una, al fin y al cabo. Un consejo: si pretendías que el lector se sintiera identificado con el personaje, no hagas que maten a su madre sin haberla descrito, sin que el personaje haya interactuado ni una sola vez con ella, porque así al lector no le importa que la maten, tiene que sufrir experiencias para que duela su muerte. Revisa los signos de puntuación y las comas... en este subforo también hay un tema sobre las reglas de puntuación.

12
Literatura y Fan Fiction / Re:[C]El ultimo Trueno
« en: 11 de Septiembre de 2012, 11:08:24 pm »
Seré sincero, no me gustó. Hay bastantes faltas de ortografía intercaladas en la narración. Donde debería haber comas no las hay, y donde no debería haberlas las hay. No me gusta nada que se trate un Fanfic como un guión de teatro. Los diálogos son muy informales como "hey!" que en español sería "¡Hey!" No sé si seré yo... pero me da la sensación de que cambias del pasado al presente en algunas frases, es conocido por muchos que, en ocasiones, se utiliza dicho recurso para intensificar la acción de la narración, pero donde tu lo usas es un fallo.
¿Cortada? Mira a ver si se puede utilizar donde tú la usas.

Me pareció que la trama tenía poca sustancia, no parece ocurrir nada interesante, sorprendente, misterioso...
Te recomiendo que leas la guía de Fanfics del subforo, te ayudará mucho.
Espero que mi comentario te sirva de algo, veré como lo desarrollas.

13
Literatura y Fan Fiction / Re:[comentarios]Los Salvadores Demoniacos
« en: 11 de Septiembre de 2012, 11:09:40 am »
En primer lugar, tienes unas cuantas faltas de ortografía.
En "ni si quiera" lo correcto sería un "ni siquiera". Después de "pero ella veía algo que los demás no veían a simple vista," allí donde hay una coma debería haber un punto, por ortografía y para que el relato (Fanfic... como quiera llamarlo) sea más ameno.
No repitas palabras. Reutilizas muy de seguido la palabra huéspedes, y de una manera que suena repetitiva, si algo gusta en un escrito es el esteticismo, busca siempre algún sinónimo, son muy importantes en la escritura. Los mismo se le aplica a tus "pero" que podrían ser cambiados fácilmente por un "sin embargo" o un "no obstante". Ten mucho cuidado con los signos de puntuación, donde debería haber puntos hay comas, como donde: "pero "ella" veía algo que los demás no veían a simple vista ," la última coma sería un punto. Y otra vez en: "Esa noche en una de las habitaciones ,dormía un joven de al menos 14 años , era rubio y parecía bastante sano ,bueno el caso era que esa noche ella se mostraría al joven." en la última de las comas ocuparía su lugar un punto.
Si dices que "de repente las ventanas se abrieron de golpe" puedes omitir "de golpe" o "de repente" porque ambas cosas significan parecido y no son de utilidad juntas.
"De repente las ventanas se abrieron de golpe y empezó a entrar una espesa niebla grisácea .El joven se despertó y se quedó paralizado por una extraña presencia, entre la niebla se empezó a ver una figura que parecía una persona, pero no tenía pies, estaba flotando en el aire.También llevaba una guadaña, y tenia unos brillantes ojos rojos."
Sobre la trama tengo que decir que era muy predecible y no me sorprendió. Tampoco me gustó que no dieras muchos detalles de la escena, y que no hubiera apenas descripciones del entorno, más que una niebla y una muerte sin pies. Me pareció muy mal que le dijeras directamente al lector que ella era la Muerte, tan solo podrías haberlo dejado en "ella" y que el lector pensara un poco, solo un poco, hasta el próximo que publicases.
Yo soy partidario de que las novelas (Fanfic en este caso) empiecen con una gran intensidad y tu te quedes como ¿What? sin poder entender nada, y con el paso de las hojas digas "Aaaaaaah claaaaarooo..." No siempre es bueno, todos tienen su manera de comenzar, en general lo importante es saber desarrollar la trama, confío en que mi crítica te sirva para algo, y espero con entusiasmo la continuación  :ook:

PD: Léete la super-guía de Fanfics de este subforo, el chaval que la hizo se la curró, puede que te sirva de algo también

14
Literatura y Fan Fiction / Re:[Relato] Fragilidad.
« en: 10 de Septiembre de 2012, 08:26:44 pm »
Está bien escrito y es interesante. Es un relato curioso y la persona que lo lea interpretará una cosa distinta (supongo...) está bien creada la relación entre las almas y la muerte. Pero no me gusta que anuncies a la muerte, después de cómo lo habías hecho, identificar a la Muerte le quita algo de interés. Para que entiendas lo que quiero decir podrías leer, "La máscara de la muerte roja" de Edgar Allan Poe, donde se trata de algo parecido, pero mejor establecidas las relaciones de las creencias barrocas sobre ese tema.

Una cosa más. A veces, las palabras no tienen por que ser correctas, con sonar estéticas para conseguir un efecto te puede valer.

Espero más de ti  :ook:

15
Literatura y Fan Fiction / Re:[Relato sin final] Una noche oscura.
« en: 06 de Septiembre de 2012, 08:17:04 pm »
Gracias a los dos por comentar.

@Gibb: Este relato iba a ser al principio el prólogo de un Fic, una narración que sucede al principio de la historia, así que muchas insinuaciones no ibas a tener.
En cuanto a lo de los mercenarios, te digo que no eran mercenarios lo que salieron de las sombras y despedazaron a Alan... El relato/prólogo era de género más o menos fantasía  .-.
Tampoco es que dijera que fueran mercenarios, dije que "si" fueran mercenarios. Si era un prólogo me parece bien, ya te comenté que me pareció una buena narración, y perdón pero soy muy escéptico :ph43r:

16
Literatura y Fan Fiction / Re:[Comentarios] Apocalipsis Pokémon
« en: 06 de Septiembre de 2012, 07:31:21 pm »
MUY bien narrado, de lo mejor que he visto por este foro con diferencia. Hay algunos fallos y... ¿me ha parecido que hablabas en latino? No sé, serán cosas mías.
La historia desde luego es original con lo que respecta al tema principal (Oh, un pareado) la idea de Pokémon podría haber estado mucho mejor explotada por sus creadores, tanto en anime como en sus juegos, si la trama hubiera sido algo parecido a esto, más verosímil, más interesante y emocionante, y menos... estúpida.

Espero que sepas continuarlo como lo haces hasta ahora, se espera el siguiente  :sisisi:

17
Literatura y Fan Fiction / Re:[Relato sin final] Una noche oscura.
« en: 06 de Septiembre de 2012, 07:20:53 pm »
Bien narrado. Vi un fallo en que pasaste de tercera a primera persona sin sentido, todo lo demás está genial. No hay nada que le de sentido al final, ni una insinuación, o, al menos, no capté ninguna en el relato. Alan era un pez gordo, así que sería objetivo de algún mercenario, si no hubieras descrito a las sombras como seres encorvados y de brazos hasta el suelo habría algo de sentido en su presencia. Si es un "Relato sin final" como dices, espero el siguiente o el final  :ook:

18
Literatura y Fan Fiction / Re:[Fanfic] Cruzada subterránea
« en: 04 de Septiembre de 2012, 07:29:06 am »
He terminado de leerme todos los capitulos, la historia a ido mejorando mucho, me he quedado con la intriga, ¿qué tendrá de especial el everblue ese..???

Pero si que ha sido un poco dificil de leer, los diálogos son un poco confusos, a veces en la misma linea hablan más de una persona, pero bueno se intuye quien habla cada vez.

Y entonces ¿Quien es el verdadero protagonista?, se supone que es el chico (Alex, si no me equivoco), pero esque como tambien usas narrador en 1ª persona cuando cuentas la historia de la chica pues confunde un poco.

Por lo demás bastante bien.
Me flipa que alguien tenga los cojones tan cuadrados para leer todo eso xD (Perdona la expresión) Si, los diálogos ya me lo habían comentado, puede ser confuso leerlos si no eres el que los escribe.
No hay protagonista, hay protagonistas, unos cuantos que no han intervenido y algunos que si y todavía no narré.

Pues eso, gracias por comentar y has demostrado que eres un hombre :ph43r:

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Literatura y Fan Fiction / Re:[Comentarios] El Jernial
« en: 03 de Septiembre de 2012, 09:32:10 pm »
Me gustaron aun más las descripciones, y yo de niño ojalá supiera fabricar bombas de humo, una pena...
Espero el siguiente

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Literatura y Fan Fiction / Re:[Comentarios] Pxp: Return
« en: 02 de Septiembre de 2012, 06:39:27 am »
Ya la conocia... La oi en la radio por la mañana.
¡¿En la radio?! Sorprendente... no hay manera de escuchar buena música en la radio hoy en día, es todo pop comercial, electro y rock español ¿Te acuerdas de la emisora?

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