Foros Pokexperto

General => Literatura y Fan Fiction => Mensaje iniciado por: Ray_the_Hedgehog en 21 de Abril de 2013, 06:32:21 pm

Título: [Historia] El Hobbit: De Vuelta A La Batalla
Publicado por: Ray_the_Hedgehog en 21 de Abril de 2013, 06:32:21 pm
Buenos/as días/noches. Esta historia me la he tenido que inventar para el colegio, y quiero saber qué opinan.
Nota: A los que hayan visto la película o leído el libro les resultará más fácil de entender.
Spoiler: mostrar

El Hobbit
De Vuelta A La Batalla

___________________________________________________________ ______________________________
Antes de leer, seguro que muchos se habrán preguntado esto: ¿Por qué salió Bilbo Bolsón a la aventura? A esa pregunta yo les puedo responder, se fue porque no tendría ninguna otra oportunidad como esa.
También, por si curiosidad tienen algunos, El Hobbit se ha dividido en una trilogía (al igual que El Señor De Los Anillos) y las partes son: 1ª El Hobbit: Un viaje inesperado, 2ª El Hobbit: La desolación de Smaug y la 3ª y última El Hobbit: Partida y regreso (Al menos eso me salían en la traducción). La 2ª parte se estrenará en los cines el 13 de diciembre mientras que la 3ª parte el día 18 de junio de 2012. AVISO: Puede tener cosas que no salgan en la película, también conocidos como “spoilers” o avances, tan sólo para los que no se hayan leído el libro.
Espero que disfruten de la historia
___________________________________________________________ _______________________________
Un par de años después de la muerte del dragón Smaug y de la derrota de los orcos, todo fue más tranquilo, pues el primo de Thorin, Dain hijo de Nain, había retomado el reino, ya que Thorin Escudo de Roble murió en la batalla. Bilbo Bolsón no salió más de aventura, pero los demás hobbits de allá tardaron en volver a aceptarlo, pues ellos eran pacíficos y no tenían aventura alguna.
Una mañana tranquila de primavera, Bilbo estaba sentado en el banco que tenía delante de su casa, fumando una gran pipa y tirando anillos de humo, esto le recordaba a aquella mañana en la que Gandalf le pidió que se uniera a aquella aventura, y estuvo un buen rato recordando aquellos tiempos, hasta que al fin pensó:--“Esto resulta demasiado raro, espero no encontrarme de nuevo a Gandalf frente a mi casa para ofrecerme una aventura”—Luego de un rato pensando, fue a recoger el correo que había en el buzón, y se llevó una gran sorpresa, había una carta de Gandalf, y el mago no suele escribir muchas. Con esto, Bilbo entró pensativo a su agujero-hobbit y se sentó en su sillón abriendo la carta con curiosidad y un mal presentimiento. En aquella carta ponía:
”Amigo Bilbo Bolsón, espero que aún me recuerdes, soy Gandalf y necesito una vez más tu ayuda. Esta vez es por los orcos, eso es, han vuelto y piensan atacar el reino de Dain junto con los trasgos, por eso él me pidió que te mandara esta carta, ya que salvaste a los enanos de Thorin de muchos apuros. Tranquilo, esta vez el sendero no es tan peligroso como antes, pero lo más peligroso ahora son los trasgos y orcos, pues han venido de muchos lugares distintos con unos wargos muy peligrosos y armas mortales. Supongo que seguirán enfadados por la derrota en aquella batalla y por la muerte del Gran Trasgo. Espero que no tardes mucho en decidirte, por cierto, esta tarde iré a tu agujero-hobbit, así que prepara algo de té y pastelitos. Saludos, señor Bolsón.
Fdo.: Gandalf, el mago”
Bilbo no se lo podía creer, pero tenía otra aventura por delante, mas no sabía qué hacer, estuvo así un rato, pensando, hasta que se acordó de que tenía que preparar la mesa para cuando fuera Gandalf. Después de eso, se sentó en el sillón, muy confundido y pensativo: --“¿Otra aventura más? ¿No cree que ya tuve bastante con la última? Aún así, no sé exactamente qué hacer, será mejor que me coma un pastelito para despejar la mente”—Eso es lo que hacía Bilbo siempre que tenía que pensar en algo difícil.
Ya por la tarde llegó Gandalf, al que el hobbit saludó con un “¡Buenos días!”, en tono bromista, y el mago le respondió lo mismo, solo que con una risa grave. Los dos se sentaron a la mesa y se pusieron a charlar sobre el asunto, así que Gandalf se lo explicó todo:
--Verás, amigo, me llegaron noticias de Dain, que me decía que los orcos, acompañados de los trasgos, iban a regresar para tomar Erebor y el oro que allí hay.
--¿Y por qué me piden a mí que les ayude? Tan solo soy un hobbit que no quiere tener más aventuras.
--Porque sacaste a la compañía de Thorin, que en paz descanse, de muchos apuros, y además tienes un anillo mágico que te permite hacerte invisible.
--No quiero volver a usar ese anillo, ¡imagínate si Gollum lo está buscando y me lo encuentro en el camino!—dijo Bilbo en tono malhumorado.
--Amigo, ese monstruo seguirá en su cueva apestosa. De hecho, yo iré contigo, así que no tendrás nada que temer.
--Igual que nos ayudaste con las arañas, los elfos y los hombres del Lago. —Susurró en tono irónico.
--Esta vez te acompañaré hasta el final, además, iremos con los otros 10 enanos de la compañía que quedaron: Balin, Dwalin, Dori, Nori, Ori, Óin, Glóin, Bifur, Bofur y Bombur.
--¡A vuestro servicio, señor Bolsón!—Dijeron los enanos haciendo una reverencia.
El hobbit seguía sin saber qué hacer. Después de quedarse la mesa vacía:--¿Ganaré algo a cambio?—Dijo Bilbo en tono de negociación, pues él sabía mucho de negociaciones. El mago le dijo, con total seguridad:--Algunas joyas y algo de oro. —El hobbit se quedó pensando un rato. “Venga, Bilbo, no seas tonto, sabes que puedes correr muchos peligros luchando y por los caminos, se está mejor en tu agujero-hobbit comiendo pastelitos y bebiendo té, que en un bosque perdido donde sólo puedes comer cram (cram es una especie de bizcocho, pero muy duro y no esponjoso) y beber agua de un río, y a veces ni siquiera eso. Aunque algo de joyas y oro tampoco está tan mal y tampoco está mal ganarse aún más respeto, pero quizás los demás hobbits te expulsen”. Tardó un buen rato en pensarlo, hasta que al final dijo:-- ¿Qué probabilidades tengo de salir vivo? —
--Saldrás vivo, créeme.
—Vale, acepto.
--¡Muy bien! Pues saldremos mañana a las 11, espero que estés despierto.
--¡Hasta mañana entonces!
Aquella noche, Bilbo durmió como un tronco a pesar de lo de la aventura, pues sabía que tenía que estar bien descansado para la mañana siguiente. El hobbit se despertó como una rosa (por así decirlo), al mismo levantarse de su cama fue a desayunar y sacó un poco de huevos y panceta, por si iba a ser la última vez que los iba a comer. A las 11 en punto de la mañana, los enanos y el mago fueron a buscarle para poder emprender el viaje, junto con ellos había unos 12 caballos jóvenes y fuertes, e incluso el de Bilbo. Cogieron provisiones, espadas y ropa de repuesto (por si alguno caía a un río) con esto, marcharon de nuevo a la Montaña Solitaria. Entonces, después de unos 18 minutos de viaje, al hobbit le picaba la curiosidad de cuál iba a ser el camino que seguirían esta vez:--Gandalf, ¿cuál será el camino que sigamos?—El mago cogió un mapa y señaló los caminos con el dedo:--Primero iremos hacia estas montañas llamadas Montañas Verdes, pues allí hay mucha vegetación y animales, además de ser un camino alternativo a casa de Beorn, que es donde iremos después, luego cruzaremos el Bosque Negro, que ya no es tan peligroso como antes, después iremos con los elfos, seguro que nos echan una mano y luego a Esgaroth, la Ciudad del Lago, luego aquí y hasta llegar a Erebor.—Eso de “luego ahí” lo dijo con tono algo preocupado:--¿Qué pasa por ese camino?
--Te pueden ocurrir muchas cosas por ahí, se llama Camino Oscuro, se dice que por ahí ocurren muchas desgracias como que haya tormenta y te caiga un rayo, que se desprenda una roca y te dé en la cabeza, cosas así.—Esto lo dijo Bifur, y luego Bilbo se desmayó, justo como cuando el enano le dijo, aquella vez cuando leía el contrato, que pensaran en “un horno ardiente con alas”.—Lo has vuelto a hacer, Bifur, gracias por tu ayuda.—Le regañó Gandalf.—Perdón.
Después del desmayo, cuando Bilbo se recuperó, siguieron y llegaron pronto a las Montañas Verdes, ese sitio era maravilloso, había plantas, hierba y árboles hasta donde alcanzaba la vista y también muchos animales. El mago recogía plantas que servían para curar heridas y los demás descansaban de vez en cuando sentados en aquella hierba cómoda, no pinchaba ni había insectos entre ella.
Al caer la noche, la luna brillaba con una fuerte luz blanca en aquel lugar, tan fuerte que se podía ver todo perfectamente. Los enanos, Gandalf y Bilbo, se acomodaron en la hierba blanda como un colchón, aquel sitio era maravilloso, tan cómodo era que se quedaron dormidos en un abrir y cerrar de ojos, pero Bilbo tuvo pesadillas con los trasgos, orcos y wargos, por lo que no durmió muy bien. A la mañana siguiente, desayunaron y siguieron su camino, esta vez adentrándose en un gran pasto donde habitaban ciervos que pastaban plácidamente, así que no los molestaron. Continuaron avanzando por esas montañas tan maravillosas, aunque las subidas eran muy duras y tenían que descansar de vez en cuando. Ya caída la tarde, pararon un rato a descansar a la sombra de un gran árbol, donde allí charlaron sobre el asunto:--¿Habrá trolls por el camino?—Preguntó Bombur, que aún tenía miedo de si se lo comerían, pues él era el más gordo de todos, Gandalf le respondió:--Tranquilo, estos caminos están libres de trolls. —Aún había más dudas como: “¿No habrá revivido de nuevo Azog?” “¿Estás seguro de que los wargos no nos harán otra emboscada?” “¿Están cerca los enemigos?” “¿Es el camino muy difícil de recorrer?” El mago respondió a todo eso y les dio más información:--Azog ya no revivirá ni volverá a este mundo. Por aquí no hay wargo alguno y los enemigos están aún lejos, pero será mejor estar atentos a cualquier sonido. Este camino es más seguro que el anterior, excepto por el Camino Oscuro. Según sé, el enemigo aún está lejos de Erebor y por este lugar no hay ninguno y ningún troll se atreverá a acercarse por aquí.—Entonces Bilbo sacó su espada que esta vez no brillaba y dijo:--Mi espada también puede sernos de ayuda, ya que si se acerca algún orco o trasgo brillará con una luz azul.
--¡Excelente idea, señor Bolsón! Si que nos será de ayuda, y cuando visitemos a los elfos, esperemos que también nos ayuden en algo.
Después del descanso, volvieron a partir hasta que cayó la noche, tan apacible como la anterior y ya estaban muy cerca de la casa de Beorn, además de que vieron sus huellas, pero estaría transformado en oso. Esa noche todos durmieron tranquilos, también había una brisa agradable y un olor a hierbabuena delicioso que hacía la noche más agradable aún. Ya por la mañana, cuando todos despertaron, siguieron un corto trecho hacia la casa de Beorn, que estaba allí esperándoles. Entraron a la cabaña y estaba igual como la recordaban, solo que esta vez no estaban tan molidos de cansancio como hace unos años.
--¡Bienvenidos!—Dijo Beorn al verlos, pero luego cambió la expresión a una cara algo más triste. —Que pena que no sean tantos como antes, que Fíli, Kili y Thorin hijo de Thrain hijo de Thror descansen en paz.
--Sí, fue una pérdida muy triste. —Dijo Gandalf con una cara algo triste también. En eso, los enanos se pusieron tristes también, y Bilbo se restregaba los ojos porque alguna que otra lágrima se le escapaba. Pasando de la tristeza, Beorn les invitó a que pasaran unos días allí y también a que comieran pastelitos de miel.
Después de la comida, Glóin y Bombur se quedaron adormilados, Beorn les preguntó cosas y también se dirigió al hobbit diciéndole:--Señor Bilbo Bolsón, Gandalf me ha informado de todos los apuros de los que sacaste a los enanos, al final has resultado ser un gran guerrero y saqueador.—Eso de saqueador lo dijo en tono bromista, y con esas palabras, Bilbo se sintió algo alagado:--Lo malo es que no pude hacer nada en la guerra y me oculté por miedo.—Dijo bajando un poco la cabeza.
--Oh, no pasa nada, además de que ya hiciste bastante por ellos.
--Ya... Pero quisiera haber hecho algo por Thorin, Fíli y Kili...—Esto lo dijo algo triste, y unas lágrimas le salieron de los ojos.
--No te pongas triste ni llores, todos pudimos haber evitado tantas desgracias.
--Pero si no les hubiera entregado la Piedra del Arca a los elfos y los hombres del lago, Thorin no habría enfurecido tanto.
--Todos cometemos errores, no pasa nada. —Lo consoló Balin, el más viejo de los enanos.
--Bueno, bueno, dejémonos ya de charlas y descansemos un poco más hoy, pues por estos lugares cae la noche más pronto, ¡hasta mañana!—Y eso fue lo que dijo Gandalf, quien bien sabía. Y así fue, dentro de unos pocos minutos el sol ya se escondió y la luna apareció, mas esta vez no brillaba tanto como los otros días.
Dentro de 4 días, se despidieron de Beorn y siguieron su camino para llegar al reino de los elfos del bosque. Allí los caminos fueron más accidentados, pues estaban llenos de piedras y ramas tiradas por el suelo, estaban a punto de entrar al Bosque Negro, donde tuvieron aquel terrible encuentro con las arañas del que Bilbo los salvó con su espada y su habilidad junto con su gran vista, así que ya no sería tan malo como antes, o eso pensaban. Avanzaron entre la negrura del bosque, oscuro tanto de día como de noche y casi todos perdieron la noción de tiempo. Tuvieron que dejar los caballos cuando el camino empeoraba más, porque tropezarían con las piedras, ramas, agujeros, etc., aunque ellos también cayeron muchas veces y se lastimaron algo las manos y las piernas. Las noches allí se hacían eternas (como ya dije antes, todo era muy oscuro), de hecho, era tan oscuro que casi ni siquiera el hobbit podía ver claro en aquella oscuridad total. Algunas noches no podían dormir, se oían ruidos muy raros que no eran grillos, hasta que una de esas “noches eternas” fueron a ver qué pasaba, suerte que Gandalf podría dar algo de luz con su bastón. Bilbo, que como ya dije, tiene muy buena vista, lo mandaron el primero en ir a investigar, y se enfadó un poco. Vio algo como una lombriz, así que pensó:--“Oh no, ahora lombrices no, ya tuve bastante con las arañas. Pero, un momento, eso no parece una lombriz, parece más... ¡UN GUSANO DE SEDA!”—Con esto, Bilbo se sobresaltó y se cayó, pues en aquella época los gusanos de seda era peligrosos y también muy venenosos, aparte de tejer también trampas de seda duras y pegajosas para atrapar sus presas, así que el pequeño hobbit, corriendo asustado, fue rápido a decírselo al mago y los enanos, y al llegar se tropezó y se dio con una piedra en la cabeza, por lo que perdió el conocimiento un rato. Al despertarse, vio a Gandalf y Nori a su lado, y el enano le preguntó:--¿Qué es lo que has visto para venir corriendo de esa manera?
--U-U-U-U...—Estuvo tartamudeando un rato, hasta que al final dijo:--Un... ¡gusano de seda!
Al decir eso, todos los enanos, e incluso Gandalf, dieron un gran salto, hasta que el mago dijo:--Vale, vale, hay que calmarse, pues los gusanos de seda pueden oírnos y venir a por nosotros. Aunque no sé si podremos dormir tranquilos, necesitamos un vigía. —Dicho eso, todos miraron a Bilbo, el que muy molesto, dijo:--¿Por qué siempre tengo que ser yo? Si tan sólo me queréis para vigilar y salvaros de peligros, buscaros a otro, ya estoy harto, siempre tenéis que depender de mí.—Esa fue la primera vez que vieron muy molesto a Bilbo, y Gandalf le dijo:--Oh, no te pongas así, esta vez no vigilaras toda la noche, nos iremos turnando.—Esto no alegró nada al hobbit, el cual pensaba:--“¿Tan solo pueden depender de mi porque soy más ágil que ellos, tengo una muy buena vista y tenga un anillo mágico? Sabía que no debí aceptar esta otra “invitación”, fuiste tonto Bilbo Bolsón y ahora te tocará vigilar toda la noche, y seguro que pasa como hace un par de años con las arañas y tú los tendrás que sacar de apuros.” Con todo eso, el hobbit estaba muy enojado. Esa noche no pasó nada, por lo que el pobre Bilbo enfureció aún más “he vigilado toda la noche para nada, mientras los enanos y Gandalf descansaban, siempre me toca el trabajo más duro” pensó, realmente enfadado y sobre todo cansado, estaba tan cansado que sólo se comió dos de los pastelitos de miel que Beorn les regaló y luego durmió antes de que los demás partieran. Los demás tardaron mucho en irse porque estuvieron hablando de los gusanos y a Bilbo le dio algo de tiempo a dormir bien, pero no se le pasó el enfado y Gandalf le despertó diciéndole:--¡Buenos días, señor Bolsón dormilón!—Esto lo dijo en tono burlón y todos los enanos soltaron una carcajada, y al pobre Bilbo se le puso la cara roja como a un tomate, enfureciéndolo aún más, este les respondió de una mala manera para ser un hobbit:--¡Si vosotros hubierais estado toda la noche vigilando sin que ocurriera nada alrededor mientras los otros dormían, también os habríais dormido después del desayuno! ¿Os pensáis que yo tan sólo valgo para eso? ¡Pues no! Después de todas las cosas de las que os he salvado, ¿así me lo pagáis?—Al decir esto, todos se quedaron perplejos, pues nunca habían oído a Bilbo hablar así, entonces Gandalf intentó tranquilizarlo dándole 2 pastelitos de miel y un poco de té, pero solo consiguió que bajara un poco el enfurecimiento, no tranquilizándolo del todo, así que continuaron con su camino en aquel bosque en el que se sentían inseguros. Entonces, vieron muchos gusanos de seda juntos y se estremecieron, mas no hablaron ni gritaron ni saltaron para que no les atacasen y siguieron andando sigilosamente, todos cogidos de la mano para no perderse, hasta que encontraron algo que no vieron la primera vez que pasaron por allí en un par años, había como una cabaña de hojas muy duras pegadas con seda, así que se acercaron a observar, pero justo cuando se acercaron a un paso, algo los llevó dentro de la cabaña y luego perdieron la conciencia, quedándose inertes en el suelo un buen rato, pero, un momento, ¿dónde estaba Bilbo? Estaban los 10 enanos y el mago, pero el hobbit no estaba en ninguna parte, claro que Bilbo fue astuto y no se acercó allí y se puso el anillo pensando: “No me fío mucho de esa cabaña, es muy sospechosa, mejor me pongo el anillo y no me acerco” Y al ver que sus amigos eran arrastrados dentro de esa cabaña, se sobresaltó otra vez, pensando: “Ahora qué voy a hacer... Siempre les pasa lo mismo, siempre tienen que depender de mi y el anillo para todo, pero tengo que salvarlos” Así que Bilbo fue solo a ayudarlos y sacarlos de allí. Al entrar en ese sitio, Bilbo supo al instante que era una “guarida” (por así decirlo) de gusanos de seda, pues todo cubierto de seda estaba y tenían a los enanos y también a Gandalf atrapados en una gran tela de seda donde estaban los gusanos para comérselos y justo al lado de Bombur (el que empezarían a comérselo porque es él más gordo) estaba el que sería el “gusano rey” porque era el más grande de todos y más espeluznante, os describiré cómo eran aquellos gusanos: eran de un color verde oliva muy claro y tenían muchos ojos, 8 o 7, estos ojos eran de un color amarillo muy brillante y los de aquel gusano gigante eran de un color rubí (porque le brillaban como estas piedras preciosas), tenían unas patas finas que sólo alargaban cuando se iban a comer a su presa, aparte de ser muy pegajosas y húmedas como sus cuerpos, en la boca tenían pequeños dientes afilados como cuchillos que les servían para hacer la seda más dura y darle buena forma a esta y triturar a sus presas.
El pequeño hobbit no era nada para ese gusano, cuando entonces recordó que tenía junto a él la espada con la que mató a las arañas, también recordó que para distraerlas improvisó una canción, así que pensó en inventarse otra (más bien, le cambió algo la letra a la que usó con las arañas), e iba cantando por ese lugar oscuro y húmedo (con el anillo puesto, claro):
¡Venenoso! ¡Venenoso!
¡Intenta atraparme si puedes!
¿Acaso no puedes verme
con tus ojos de color rubí?
¿Acaso no puedes cogerme
con tus patitas húmedas y pegajosas?
¡Fofo! ¡Fofo!
¡Jamás podrás alcanzarme
con ese cuerpo tan gordo!
¡No me ves porque soy invisible a tus ojos!
¡Ni me sientes porque soy insensible para tus patas asquerosas!
La canción no era muy buena, pero de algo sirvió. Entonces, Bilbo enfureció al gusano y mandó a los otros que fueran a por él, aunque no lo vieran porque el anillo puesto tenía y no sabían que el hobbit tenía un as en la manga, o mejor dicho, una espada en el bolsillo, entonces atacó a los gusanos con audacia y valentía con su habilidad con la espada, aquellos bichos asquerosos salían volando por todas partes con los golpes de la espada y sin que se dieran cuenta el hobbit ya había cortado su seda y salvado a Gandalf y a los enanos antes de que se los comieran y se unieron a la batalla, mas no tuvieron que hacer mucho porque el mago sacó su bastón y le dio con gran fuerza al suelo (allí fue cuando Bilbo el anillo se quitó y los sacó a todos de ahí), haciendo que saltaran llamas sobre los gusanos quemándolos y escaparon sanos y salvos de ese agujero.
Después de salvarse de los gusanos, Bilbo y los demás siguieron caminando hasta ver un lugar en el que la luz pálida y tenue de la luna atravesaba las hojas. —Ya estamos cerca, seguro que mañana llegamos allí. —El mago tenía razón, por la tarde del día siguiente, ya habían llegado al reino de los elfos del Bosque, donde los recibieron con cantos y danzas y los llevaron hasta el Rey Elfo, el cual se alegró mucho de verlos, sobre todo al hobbit. Prepararon un gran festín donde había muchísima comida, donde charlaron sobre la batalla, y Gandalf le preguntó al Rey:--¿Tienes noticias de cómo le va a Dain?
--Sí, le va todo muy bien, de hecho, también enterraron a Fíli y Kili con Thorin Escudo de Roble, y a la tumba de Thorin se le han añadido muchas joyas y oro en su memoria. —Dicho esto, Bilbo no pudo evitar que se le escapara una lágrima, pues cada vez que oía hablar de Fíli, Kili o Thorin, se sentía muy triste, ya que eran sus amigos, e incluso Thorin Escudo de Roble era su amigo. Luego, el Rey Elfo se dirigió a Bilbo:--Y bien, señor Bilbo Bolsón, me han contado que ganaste un anillo mágico en la “batalla de acertijos” contra Gollum hace unos años, seguro que fue muy duro hacerle frente. —Bilbo le respondió, otra vez sintiéndose alagado:--Pues sí, ahora que lo dices fue algo difícil, pero él también era muy listo. Después de aquel festín, los elfos les ofrecieron camas para dormir y durmieron perfectamente esa noche, sin ningún tipo de molestia.
Al día siguiente, también desayunaron muy bien, comieron bizcocho, pastelitos de semillas, de miel y de muchas frutas, también panceta y huevos, lo que le encantó a Bilbo. Por la tarde, todos se despidieron de los elfos para llegar más tarde a Esgaroth.
Unas horas más tarde después de abandonar el Reino de los Elfos, los enanos, el hobbit y el mago ya habían llegado al Río Rápido, que les conduciría hasta Esgaroth, donde Bardo les esperaba. El Río Rápido es algo peligroso, como su nombre indica, es un río que se mueve a mucha velocidad, pero esta vez no lo cruzarían con barriles como la última vez, si no que con barcas, pues había 6 barcas justas para los 12 (dos irían en una misma barca). Gandalf y Bilbo se pusieron en la misma barca y hablaron de muchas cosas por el camino, hasta que llegaron a un lugar en el que había un puente y el camino del río empeoraba desde allí. Lo único que pudieron hacer fue ir a una orilla, coger las barcas (que pesaban mucho, ya que tenían ahí todos los bultos) e ir a la otra parte del río, y Gandalf les advirtió:--Ahora tenéis que tener mucho cuidado, el camino del río empeora aquí, así que será mejor que os agarréis fuerte a las barcas.—En esto, Bilbo se preocupó y todos los días se arrepentía de haber vuelto a salir de aventuras y se decía a si mismo: “Bilbo has sido muy tonto por no haberte quedado en tu cómodo agujero-hobbit” Se decía esto días tras día, después de todo, era de “Bolsón Cerrado”. Ya emprendieron el viaje en barca y Bilbo sólo en las primeras curvas ya se mareaba, de lo que Gandalf se dio cuenta, y le dijo:--Tranquilo, señor Bolsón, ya sé que a usted no le gustan mucho las curvas ni ir rápido, pero tienes que tranquilizarte o será peor. —De acuerdo, Gandalf. —Cuando dijo esto, el pobre hobbit estaba muy mareado y la cara se le empezaba a poner verde, pues tenía ganas de “echarlo todo”. Pasaron así un día entero y el hobbit y los enanos durmieron muy mal, pues Bombur, Bofur y Óin también se habían mareado mucho y Bilbo casi se cae al agua en una gran curva, pues metió la cabeza en el río por accidente y se resfrió, y le dijo al mago:--Me ha basado como la búltima vez.—Pues cuando dijo eso estaba muy mal y no hablaba muy bien, además de que estornudaba constantemente y muchas veces sentía mucho frío aunque hiciera un calor insoportable. Al fin llegaron a Esgaroth, de lo que todos se sintieron aliviados, no más viaje en barca por el Río Rápido. Allá en la playa que había allí, donde acababa el Lago Largo, Bardo les esperaba y les saludó:--¡Hola, amigos viajeros! Vaya, parece que el pequeño hobbit se ha resfriado.
--Bienes razón, ¡AAAAAAACHÍS!—El pobre Bilbo estaba muy, muy resfriado, por lo que tuvo que pasar unos días en cama hasta que se recuperase, y todos los días tenía que comer sopa o algo caliente, pero eso no le molestó mucho, ya que comía carne caliente y a veces algún que otro pastelito. Cuando se recuperó, todos fueron a ver desde un mirador que tenían en la ciudad, desde el que se podía divisar hasta el pico de la Montaña Solitaria, ¡ya estaban muy cerca!
A la mañana siguiente de ese día, desayunaron y se despidieron de Bardo y continuaron hasta la Montaña Solitaria o Erebor, como prefieran llamarlo. Ahora tenían que recorrer el Camino Oscuro algo peligroso.
Ese camino era de un color marrón, como de hierba quemada, era un camino recto, sin árboles, esa era la muestra de lo que Smaug hizo con el reino. Allí también estaba Roac, el viejo cuervo y les contó noticias de cómo iba el nuevo reino, este les dijo que iba muy bien, Dain gobernaba muy bien e incluso encontraron más oro, plata, cobre y joyas, todos allí vivían muy felices, pero los trasgos llegarían de un momento a otro. Bilbo tenía un mal presentimiento de que les iba a atacar algo, y estuvo algo preocupado mientras los enanos cantaban una canción más o menos como esta:
Al dragón ya no tenemos que temer
pues muerto está.
Y los trasgos y orcos no serán nada,
preparados estamos.
Ganaremos algo más de oro y plata
y comeremos como reyes.
El Río Rápido no tendremos que cruzar,
el Bosque Negro miedo ya no nos da,
volveremos a casa sanos y salvos pues en
la batalla venceremos.
Tenemos a Bolsón de nuestro lado
con su anillo mágico y su gran habilidad,
¡de nada nos tenemos que preocupar!
Esa parte volvió a poner molesto al hobbit, ya estaba bastante harto de que lo usaran y que dependieran de él, de su habilidad y su anillo, sobre todo de su anillo. Al cabo de horas, ya se podía divisar Erebor y Bilbo seguía teniendo esa extraña sensación.
El cielo se volvió oscuro y era por la tarde, aún no había llegado el anochecer, lo que les extrañó mucho y una vez más, Bilbo y su gran vista los advirtieron y gritó:--¡Murciélagos! ¡Son murciélagos!—Así era, los murciélagos oscurecieron el día y eran muchos, por lo que Roac se fue volando todo lo rápido que pudo al reino a pedir ayuda, pero Gandalf le dijo que ayuda no necesitarían, así que el hobbit pensó “¡Este mago está loco! ¡No podremos ni con la mitad de ellos! Además de que sus gritos son muy agudos y espeluznantes” En eso llevaba mucha razón, pues los murciélagos emitían un sonido muy desagradable. Todos sacaron sus espadas y armas, y la de Bilbo brillaba de un color azul pálido y volvió a gritar:--¡Los enemigos están cerca! ¡Tenemos que darnos prisa!—Y eso fue lo que hicieron los enanos no hicieron mucho, a Bilbo con sólo sacar su espada le invadía un espíritu guerrero que le impulsaba a atacar ferozmente a cualquier enemigo y acabó con ellos rápido (pues aparte de ser Bolsón, tenía una parte Tuk), aparte de que cada vez la espada brillaba más, pero hubo un momento en el que dejó de brillar y continuaron el camino más tranquilos, aunque corriendo.
Al fin llegaron al reino y Bilbo vio que la Montaña Solitaria ahora era un gran castillo reformado y a su alrededor había muchas casas y edificios y enanos. Dain les esperaba a las puertas del castillo y les invitó a pasar allí todo tiempo cuanto quisieran. Al entrar, ya era de noche y cenaron mucho, ya que había pasteles de todo tipo (no pastelitos, pasteles que allí eran enormemente más grandes), pan, uno de los mejores quesos, jamón, panceta, chuletas, filetes, vino, té, fruta, cordero, pollo, huevos... e incluso muchas más cosas y nada más cenar, todos a la cama se fueron bien llenos y durmieron como troncos, pero Bilbo tuvo un sueño en el que aparecía Thorin, y fue más o menos así:
“En el sueño...
--Hobbit, hobbit despierta.
--¿Eh? ¿Ya es por la mañana?
--Soy yo, Thorin Escudo de Roble. —Al oír esto, Bilbo se asombró.--¡¿Thorin?! Pero si tú estás enterrado bajo el castillo y no aquí con nosotros...—Bilbo no pudo evitar que alguna lágrima se le escapara.
--Esto es solo un sueño, pero yo he venido desde la tumba aquí para presenciar la batalla junto con Fíli y Kili y decirte algo.
--¿Qué? ¿Qué soy un maldito traidor por darle la Piedra del Arca a otros?—Dijo esto dando un golpe en el suelo y arrodillándose bajando la cabeza.
--No, supongo que estaba poseído por la avaricia de tener el oro. Por lo que veo has mejorado mucho tanto luchando como observando como corriendo... es decir, me has impresionado bastante, en pocas palabras, eres el mejor hobbit que ha existido en todo el mundo, así que no pierdas la esperanza y gana la batalla, yo observaré y os animaré. —Con estas palabras, Bilbo empezó a llorar, aunque no mucho.--¿En serio? Lo malo, es que los hobbits de La Comarca no me aceptarán por ir de aventuras, pues allí son pacíficos y tranquilos y no salen de aventura ni hacen cosas inesperadas... Seguro que ellos opinan que soy el hobbit más raro de todos...—Bilbo volvió a dar otro golpe en el suelo, pero esta vez con el pie (antes ya se había levantado).
--Pero siempre serás digno de respeto entre los enanos, los elfos y los hombres del lago, e incluso en los orcos y trasgos, quizá teman y salgan huyendo. Pero aquí ya se acabó mi tiempo y he de marchar con mi padre y mi abuelo, hasta siempre, señor Bilbo Bolsón. —Ahora Bilbo sí rompió a llorar y también se despidió de Thorin.--¡Hasta siempre, Thorin Escudo de Roble!—Cuando dijo esto, él se quedó en el sueño llorando arrodillado en el suelo y dando golpes con el puño, y también fuera del sueño lloraba, pero no tanto como dentro. Empezó a hablar solo en el sueño. —Thorin tiene razón, no debo perder la esperanza y seguro que ganaré en la batalla y haré algo más que quedarme sentado con el anillo puesto y mirando sin hacer nada, sacaré mi espada y estoy seguro de que brillará más fuerte que nunca. —Dicho esto, el sueño se acabó, pero aún no se despertó y no era por la mañana aún.”
A la mañana siguiente, Bilbo estaba decidido a ganar cuando los orcos y trasgos llegaran, y antes de irse con los demás a desayunar, sacó la espada que estaba brillando aún más que la tarde de ayer, por lo que se preocupó y se apresuró. Ya todos sentados a la mesa, el hobbit se levantó de la silla y dijo:--Los enemigos están muy cerca.—Todos se sorprendieron, y Dain le preguntó que cómo sabía eso y sacó la espada:--Esta espada élfica brilla de color azul cuando algún trasgo u orco se acerca, y ahora brilla más que ayer por la tarde cuando los murciélagos nos atacaron.—Gandalf también se levantó y dijo:--Tenemos que prepararnos, pues tarde o temprano nos atacarán los orcos y los trasgos, así que desayunen rápido.—Así fue, todos se fueron a coger armaduras y armas para la lucha que cada vez estaba más cerca, pero Bilbo fue antes a donde estaban las tumbas de Thorin, Fíli y Kili para despedirse:--Vosotros 3 fuisteis valientes y no temisteis a la muerte como muchos otros, espero que estéis bien allá con otros enanos, elfos y hombres del lago que murieron, y sobre todo con Thrain y Thror.—Ahí tampoco pudo evitar que alguna lagrimilla se le escapara de los ojos.—Ahora los trasgos y los orcos se acercan más y más y debo marchar, si muero, me veré pronto con vosotros y si salgo vivo, volveré aquí un día más para veros.—Dicho esto, el hobbit se marchó corriendo y su espada que ahora brillaba más azul que nunca “Están cerca, he de ir rápido allí” pensó.
Ya salieron de allí y oyeron los gritos de los trasgos y orcos y los aullidos de los wargos. Había más de dos mil enanos allí preparados para la lucha (pues habían dos mil orcos y trasgos, mil de cada especie) y el hobbit decidido estaba “No temeré a la muerte, esta vez tan sólo usaré el anillo no para ocultarme, si no para asestar golpes críticos a los enemigos”. Los trasgos y los orcos montados en wargos ya se veían, ahora no tenían ningún jefe ni rey, pero igual les deba, iban a vengarse de los enanos una vez más y esta vez a ganar, pero será mejor que lean lo que pasó en batalla para saber quién ganó.
Aquella batalla fue terrible, los enanos atacaron ferozmente a los enemigos, pero Bilbo fue quizás el que más trabajo hizo, él fue el que primero asestó unos golpes majestuosos a los wargos con su espada a la que aquella luz daba mucho más poder, muchos de esas bestias cayeron hasta caer todas y dejar a los orcos y trasgos sin nada sobre que montar y el mago, que en ese momento cerca del hobbit estaba, le dijo:--¡Buen trabajo, guerrero Bolsón! ¡Parece ser que no eras tan débil como muchos creían!—El mago siguió dándoles muy fuertes golpes y los enanos cansados estaban y el único que parecía aún en plena forma, adivinen, ¡era Bilbo Bolsón! Para ser de “Bolsón Cerrado” manejar la espada se le daba muy bien, y eso que acabó con todos los wargos, aún estaba en pie, con algunas heridas, pero él seguía y seguía, algo le impulsaba a luchar aunque no quisiera, en un momento dado, les dijo a todos:--Dejadme a mí esto, yo puedo con todos, pueden descansar si quieren.
--¡Pero, señor Bolsón, no podemos dejarle así solo!—Gritaron los 10 enanos que iban con él, pero Bilbo insistía:--Tranquilos, yo no temo a nada y con unos simples golpes de espada, acabaré con ellos. —Esto lo dijo con toda la valentía que tenía dentro, aunque se decía a si mismo “Bilbo, no estés tan seguro de ti mismo. Aunque algo hay que intentar y tú pareces el único que está sin un rasguño o herida, y ya hemos derrotado a unos 419. Pero, qué me está pasando, yo no soy así, algo me impulsa a luchar.”--¡Marchaos!—En ese momento, el hobbit sintió como que una voz le llamaba, esta vez no era ningún enano que allí estaba, sino Fíli y Kili y le dijeron (al menos en sus pensamientos):”--Bilbo, tienes que seguir luchando por todos, ahora mismo, el espíritu guerrero de los enanos te empuja a acabar con todos ellos y eso has de hacer, tú solo, al menos hasta que los demás descansen.”
--¡De acuerdo, hobbit guerrero!—Esto se lo dijo Gandalf, que ya sabía lo que iba a pasar.--¡Rápido, será mejor que hagamos caso a Bilbo, él puede con todos, seguro estoy!
Al hobbit le dieron muchos golpes, pero este los resistió todos. Cuando Bilbo movía la espada, se sentía con más capacidades de ganar, además de que todos los trasgos intentaban evitar sus golpes, mas no podían porque iba demasiado rápido.--¡Esto va por los enanos!—En ese momento blandió la espada y mató de unos golpes a 97 trasgos.--¡Esto por los elfos!—De otros golpes muy bien dados, mató a 80 orcos.--¡Esto por los hombres del lago y por los demás!—Muchos más golpes de aquel filo temible acabaron con 126 trasgos y orcos, ahora ya quedaban unos 1278, aunque Bilbo seguía sin cansarse y su espada brillaba de un azul que deslumbraba y cegaba a los enemigos y gracias a esto, acabó con 294 más en un abrir y cerrar de ojos y se puso a cantar:
¡Cansado aún no estoy!
¿Os atrevéis a venir todavía?
¡En ese caso, una canción cantaré
para que este filo acabe con todos de una vez!
¡Sufrid bestias, sufrid!
¡Bilbo Bolsón a llegado para
acabar con vosotros y Erebor salvar!
¡Mi espada brilla más que nunca,
pues derrotar a todos quiere!
¡Huid, huid de mi, cobardes!
¡En el nombre de Thorin y los demás que
murieron, a todos derrotaré sin miedo alguno!
¡Aunque un Bolsón sea, temor a nada tengo!
Es cierto que en un agujero-hobbit bien se está,
¡pero yo a por venganza he venido y a todos
los que murieron vengar!
Antes seguro no estaba, de si venir a luchar,
ahora ya sé que hice bien, pues
en muchas cosas mejoré.
¡Gritad trasgos, gritad orcos!
¿Os atrevéis aún a atacar un reino
conmigo defendiendo?
¿Acaso creéis que cansado estoy?
¡Pues muy equivocados todos estáis!
La canción duró mucho más, pero prefiero que sigáis sabiendo cómo iba la batalla. Los orcos llevaban mazos para duros golpes dar y mandar a enanos por encima de la montaña (esta última cosa no la hicieron), mientras que los trasgos con los puños daban y piedras muy pesadas lanzaban (ninguna le dio a los enanos en la cabeza, por suerte), Bilbo ya jadeaba un poco del cansancio y algo dolorido estaba, pero para como estaba en esos momentos no era nada, pues ya había derrotado a otros 282 trasgos y orcos más y aún le quedaban 996, así que, cuando todos los enanos y el mago estaban descansados, dio la señal:--¡Ya pueden salir a luchar si quieren!—Por supuesto, todos salieron a ayudarle y se quedaron muy sorprendidos con lo que hizo, así que sacaron todos sus mejores espadas y unos grandes golpes a los orcos y trasgos asestaron acabando con 400 más en 31 minutos más o menos. Aprovechando eso el hobbit que ya estaba un poco cansado, se sentó en una roca, observando y descansando un poco y fue a por una taza de té y descasó unos 16 minutos. Cuando ya quedaban unos 215 enemigos, les volvió a pedir que descansaran, y cuando lo dijo, el anillo lanzo y en el dedo se lo puso, haciéndose invisible y matando a 130, luego, los 10 enanos que le acompañaron, se le unieron en batalla y acabaron con los 85 que quedaban. Después de eso, todos sorprendidos a Bilbo aplaudieron, y Dain le dijo:--Yo, Dain hijo de Nain y primo de Thorin hijo de Thrain hijo de Thror, te otorgo el título al más valiente, fuerte, hábil e inteligente de todos.
--No fue nada, tan solo hice lo que creía conveniente.
--Oh, pero los títulos no son nada para compensarte, es más, te otorgaré oro y joyas.
--Tampoco fue para tanto, pero gracias y recuerde, ¡Bilbo Bolsón siempre a su servicio!
--¡Dain y todo el reino al vuestro! Aunque a lo mejor no lo necesita por el buen guerrero que es.
Ese mismo día, un gran banquete celebraron en nombre de Bilbo y se quedaron allí a dormir una noche más, hasta que Gandalf y el hobbit marcharon y esta vez volvieron por otro camino más seguro. Estuvieron hablando de eso todo el tiempo:--Gandalf, me pasaba algo para luchar de esa manera, porque yo no quería seguir y seguía, además de que los fantasmas de Thorin, Fíli y Kili me hablaron.
--Mi amigo Bolsón, sus espíritus estaban dentro de ti y por eso luchabas así, querían venganza.
--Así que fue eso lo que querían decir Fíli y Kili… Igualmente, sigo sin entender el por qué tengo siempre corazonadas de que nos van a atacar, y eso es exactamente lo que siento ahora mismo.
--Quizás sea verdad, debemos de tener cuidado. —Al decir esto, algo pasó rápido por allí, tan sólo se veía su sombra y los dos se asustaron. Dentro de unos minutos, oyeron algo como el sonido del agua y fueron a ver, y detrás de unos árboles, había una gran cascada que detrás tenía una cueva. –Este lugar me suena de algo…--Dijo Bilbo, pensativo. –Entremos a ver. —Dicho esto, pasaron por detrás del agua y salieron algo empapados, el hobbit tenía razón, ese sitio le parecía muy familiar, era una cueva oscura, con rocas, justo como la cueva de…-- ¡Gollum!—Gritó Bilbo, suerte que nada ni nadie le oyó, excepto Gandalf, que intentó tranquilizarle. –Tranquilo, si aparece, yo te protegeré. –Demasiado tarde, Gollum ya estaba detrás del hobbit:--Mira a quien tenemos aquí, mi tesoro.
--¡Atrás!—Dijo Bilbo, sacando la espada, igual que hace unos años. –Tú tienes algo que nos pertenece, Bolsón. —Dicho esto, se puso detrás de Bilbo. –Yo no tengo nada que te pertenezca.
--Oh, sí que lo tienes, hobbit, ¡tienes nuestro tesoro!
--¡Tú, bicho asqueroso, será mejor que te apartes!—Dijo Gandalf posando su bastón en el suelo dando un gran golpe. --¡Bilbo, sal de aquí, yo me encargo de él!
¡Vale!—Bilbo salió sano y salvo, y Gandalf ahuyentó a Gollum dando luz con su bastón. --¿Estás bien?—Le preguntó al hobbit. –Sí, eso creo.
--Veo que Gollum no te ha olvidado, sigamos con nuestro camino, ya queda poco.
Siguieron así un par de días hasta llegar a La Comarca, a casa de Bilbo, además de que todos le recibieron bien y no le expulsaron de allí ni nada, cosa que él no entendía, y Gandalf le explicó:--Verás, amigo Bolsón, ellos ya saben todo de tus aventuras y ahora te admiran. —Dicho esto, el hobbit se sorprendió e invitó al mago a pasar allí la noche, pues cuando llegaron ya era tarde. A la mañana siguiente, se despidió de Gandalf:--¡Hasta luego! ¡Ya sabes que si necesitas ayuda, aquí me tienes!
--¡Te aseguro que si encuentro otra aventura, vendré a buscarte! ¡Hasta luego, señor Bilbo Bolsón!

FIN
[/spoiler]
Espero que haya sido de su agrado.