Capítulo 13
...Asi que comenzamos a leer aquella carta
Informe de daños al Gremio Experto.
Siento no haber podido responder anteriormente. De alguna manera que no logro comprender, los Pokémon con los que me cruzo en mis viajes son más violentos de lo que antes eran. Se comportan de una manera extraña, como si no supieran que hacen y solo quisieran cazar y comer todo lo que encontrasen. Los caminos hoy en día son muy peligrosos si uno no va bien armado.
A lo que iba. El informe ha ido bien, pero la base The Saviors nos ha estado informando de sus pasados ataques por el extraño comportamiento de los Pokémon, cuentan además, que uno de sus miembros incluso no ha podido contener la locura y se ha escapado incendiando parte de la base. No ha habido ningún daño importante, pero andan en busca de ese miembro ahora mismo para hacer que vuelva en sí.
Las demás bases están bien, no ha parecido haber ningún ataque importante, pero si que ha parecido que les han atacado al menos un poco. Dalozfer está cansadísimo de tener que ordenar reconstruir alguna parte del Subgremio según me ha dicho.
Es recomendable aplazar la expedición al Pico Oniris. Ese sitio es gigantesco y algunas partes son inexpugnables. Si pasamos mucho tiempo fuera del Gremio con estos ataques, será una pérdida enorme para el Gremio, nos costará caro. El tesoro puede esperar.
Fin del informe
Mustal
Mimi: Pues vaya carta...
Coton: ¿A qué te refieres?
Mimi: No sé... hemos robado a un miembro del Gremio Experto, ¿no te parece peligroso eso? Si ésto llega a los oídos del Agente Magnezone, tendremos que huir de la ciudad. Es posible que nos estén buscando ahora mismo.
Garu: Tenemos el escondite, y las calles de Ciudad Urbe son estrechas y llenas de callejones. No te preocupes, Mimi, siempre y cuando no realicemos un macrorrobo ni nos vean, estaremos a salvo.
Mimi: No te creas... Magnezone ya nos conoce. Sabe quienes somos. Con solo ver una persona dormida y tumbada por la calle, tenga o no la cara pintada, sabrá que es obra nuestra.
Además, el único sitio cercano a Ciudad Urbe es la Aldea Tesoro, no hay ni una sola aldea cerca de la ciudad salvo esa. Y ahí ya hemos estado.
Me acordé de nuestra supuesta estancia en la Aldea Tesoro. Habíamos pagado en una cafetería por entrar, donde los batidos estaban deliciosos, y a todos aquellos presentes les dejamos un dulce sabor de boca. Salimos a hacer nuestro típico espectáculo de siempre, hasta que todos estuvieron mirándonos sorprendidos y complacidos.
Comencé a cantar, y todos de repente adormecieron, cogimos rápidamente una y cada una de las pertenencias de los presentes, nos llevamos unas cuantas provisiones de la cafetería, y aquel día partimos a Ciudad Urbe.
Garu: No nos podemos quedar en la Aldea Tesoro una vez más. Ahí nos conocen del robo que hicimos en la Cafetería Spinda, y además hay un Gremio de Exploradores justo al lado.
Coton: Si Magnezone es rápido, ya habrá enviado su informe a la Aldea y al Gremio de Wigglypuff, no nos recibirán con buen humor, seguro.
Los tres asentimos.
Mimi: Si nos quedamos mucho tiempo en Ciudad Urbe terminaran descubriéndonos. Solo podemos irnos y desear que la suerte nos ayude en los caminos.
Garu: ¡Esperad! Según la carta, hay un gran tesoro en el Pico Oniris ese. Además, hace poco escuché una leyenda sobre ese supuesto tesoro. Es un cuento que se va difundiendo por los caminos, que explica como anteriormente ese tesoro estaba guardado en la montaña, y que mucha gente había intentado conseguirlo.
Compraron botes y caravelas, era gente adinerada o gente sin moneda alguna. Todos partieron a aquel pico con el fin de conseguir la fortuna que tanto habían deseado, pero todos fueron rechazados, y caídos en el intento.
Garu: Ese es un fragmento de lo poco que logré oír.
Nos quedamos en silencio. No había alternativa, teníamos que irnos de Ciudad Urbe sí o sí.
Abrí el mapamundi que siempre teníamos guardado en el escondite, una gran sensación de dolor y desesperación me invadió. El Pico Oniris quedaba a leguas y leguas de viaje. El propio cuento lo decía: Pero todos fueron rechazados y caídos en el intento.
Por suerte, unas cuantas aldeas quedaban en ese larguísimo camino. El agente Magnezone era rápido, pero no tanto como para que su noticia se expandiese por todo el mundo tan rápido, y además, no se iba a imaginar que saliésemos de la ciudad y recorriéramos tantas leguas, la noticia solo iría a los pueblos cercanos.
Mimi: ¿Cuando partiremos?
Garu: Podríamos partir en unos días. Las provisiones se nos terminan, y la aldea más cercana es la Pradera Destello, que nos queda lejos. Dame un tiempo para "pasearme" por las calles, y tendremos la bolsa llena. Coton, tú también debes colaborar, necesito manos ágiles y alguien que entretenga a los ciudadanos.
Coton asintió. Todos asentimos. En unos días, íbamos a irnos en busca de algo de lo que había perecido mucha gente en el intento, pero nosotros íbamos, sin importarnos como acabase eso.