Capítulo 4: El de fría alma
Era una nueva mañana, ya había pasado un día desde que Firo había capturado a Leif y las cosas no habían mejorado mucho desde que este accedió casi a la mala a acompañar al cazador.
Habían pasado la noche durmiendo en una plaza por lo que las caras de incomodidad por haberse acostado en cemento no se esperaron en hacerse notar, sus movimientos eran lentos y no se sabía quién de los dos era más irritable.
― ¡Como odio las plazas!¡Ese maldito rocío siempre me deja mal! ―Gruñia el Charmeleon quien por sus escamas se notaba había sido mojado por las gotas mañaneras
―Y yo te odio a tí―Comentó el geco acompañado de un bostezo
― ¡¿Que haces afuera de la Poké Ball?!
― ¿Tengo que estar todo el día dentro de esa cosa?
― ¡Claro! No puedes salir así cómo así, este es tu nuevo hogar
―Pues parece casa comunitaria, es increible que entre ese Garchomp y la Gardevoir se hayan bebido como quince cervezas cada uno
― ¿Cerveza?... ¡¿De dónde la sacaron esos dos?!
Los dos reptiles seguían discutiendo por la situación interior de la esfera, si había algo que a Firo le molestaba es que sus Pokémon montaran fiesta porque sí, especialmente Taro y Ziel quienes eran los que misteriosamente hacían entrar alcohol al objeto y si bien nunca le daban a los menores de edad, eso no era excusa para que terminaran totalmente ebrios los dos, aunque generalmente era el Garchomp quien poseía menos resistencia a las bebidas y caía antes que la hada.
Mientras los integrantes del Flare Heart caminaban por el pueblo para desayunar o comprar suministros que no fueran el ya mencionado líquido, un extraño Pokémon los observaba, su forma recordaba a la de un zorro negro con una gigantesca melena de color borgoña decorada con una esfera celeste al igual que sus rasgados ojos.
Estuvo unos cuantos minutos escuchando hasta que como un espectro desapareció entre la multitud, nadie se había percatado que ese extraño ser se encontraba ahí.
Descansando en otro sector de aquel pueblo, concretamente en un árbol, se encontraba un Pokémon de anfibia apariencia, podría decirse una rana de color celeste salvo por su cabeza y espalda que eran azules, además poseía una especie de bufanda creada a partir de muchas burbujas blancas al igual que sus palmeados dedos.
― ¿Donde estabas Kibo? ―Preguntó el Frogadier sin abrir ninguno de sus ojos
De la nada y como si se hubiera teletransportado, el enigmático Zoroark apareció debajo del árbol. Al parecer estaba algo contento con lo que había encontrado pues una sonrisa maliciosa se dibujaba en su rostro.
―Solo te estaba buscando algún oponente bueno, ya sabes, hay muchos fracasados que quieren ser cazadores y no te llegan ni a los talones
―Cuánta confianza me tienes
―Debo tenerla, después de todo eres mi cazador, por cierto, encontré un rival
―Dejame adivinar, ¿es aquel que estuviste vigilando desde ayer apenas entró al bosque? Sabes que Bestoj te estuvo buscando por horas hasta que se cansó y casi incineró a los tipos que derrotamos ayer de la furia
―Ese dragón solo sabe cuatro cosas: Pelear, hablar, comer y dormir, más no pensar, bien, ¿En que iba?, bueno, ese cazador está aquí
―¿Y me tiene que interesar por?
―Él venció al jefe de los tipos que los atacaron, así que supongo será un oponente algo digno
Con solo esas palabras el anfibio bajó de la rama dando un salto para ponerse en marcha sin esperar a su compañero, al parecer el bicho de una buena pelea había alcanzado a picarle.
―No sabes como detesto que me dejes atrás siempre―Murmuró el zorro
Un gigantesco Onix caía en mitad del pueblo, este poseía quemaduras en todo su cuerpo y diversos golpes. Frente a él se encontraba Firo junto a un gran Pokémon parecido a una mezcla entre perro y tigre quien lucía confiado por lo que al parecer había sido una buena batalla.
―M-Me rindo―Dijo la serpiente quien trató de reincorporarse al combate pero solo pudo caer
― ¡Bien hecho Tigris!
―Te dije que lo solucionaría rápido
―Genial, esta ya es la batalla número siete ¿Nos podemos ir? ―Dijo Leif quien lucía una cara de aburrimiento extrema mientras se encontraba acostado en una banca y comía una galleta
― ¿Estás bromeando? Estoy de racha, no puedo perder, hasta ayer estaba en el puesto 151, estoy seguro de que si sigo así puedo escalar más puestos
― ¿Puestos?
―Los cazadores estamos en un ranking, el sueño de todo cazador es pertenecer a los doce reyes y especialmente tener el codiciado primer puesto que no ha sido soltado en diez años por el único, por Hao Garuda de los Wing Guardians
―Ustedes tienen cosas muy aburridas ¿Para que quieren un primer puesto imaginario? ―Dijo el geco quien buscaba alguna galleta que quedara en la bolsa sin éxito alguno
―Parece que Leif aún no se acostumbra mucho a estar en el equipo―Comentó el Arcanine con una gota nerviosa recorriendo su cabeza
―Dejalo, ya se acostumbrara, por cierto, muchas gracias Tigris, si necesito de tu ayuda te volveré a llamar
―De acuerdo―Afirmó el híbrido felido-cánido para ser guardado en la esfera
― ¡¿Algún otro cazador que quiera enfrentarme?! ¡No teman! ¡No los morderé pero les advierto que mis puños no son cosa fácil! ―Vociferó el Charmeleon al público
Al ver la demostración de fuerza del varano, varios Pokémon retrocedieron, no querían al parecer salir lastimados o simplemente eran cazadores muy nuevos que aún no tenían la confianza necesaria.
De pronto, de entre la multitud salió el Frogadier acompañado del Zoroark, ambos callados pero se notaba que no eran oponentes ordinarios, es más, parecía que el anfibio estaba a un nivel muy superior que cualquiera de los presentes incluido Firo.
Con un hábil movimiento el tipo agua sacó de un bolso de viaje color blanco con una marca parecida a cuatro olas formando un torbellino un extraño aparato eléctronico de color azul con azul marino cuya forma se asemejaba a una tableta digital. Prendió la pantalla y la colocó en frente del varano
―Soy Kaeru Shimada, cazador del Shadow Abyss, acepto tu desafío
Con una sonrisa de confianza por un nuevo combate, de su bolso Firo sacó un aparato similar al de su rival, con la única diferencia de que este era de color rojo con naranja, además lo colocó de forma similar al de su oponente.
―Firo, Firo Volcano del Flare Heart, espero tengamos una gran batalla
Al ver a los dos Pokémon, varios espectadores comenzaron a hablar entre ellos, sobre quién ganaría, Firo era un completo desconocido pero ya los había dejado impresionados mientras que Kaeru si bien era un cazador reservado, ya tenía ojos puestos en él como un novato promesa.
El primero en sacar a uno de sus Pokémon fue el Frogadier quien rápidamente sacó su Poké Ball de su bufanda de espuma para arrojarla al suelo soltando así un brillo rojo que al instante cubrió una gran área del terreno.
El Pokémon que el tipo agua había mandado a combatir era un gran dragón celeste de cuello largo y alas rojas, su vientre poseía una estructura ósea y su cara de pocos amigos era algo que se hacía notar incluso sin falta del estruendoso rugido que dio apenas terminó su invocación.
― ¡Si me tiraste nuevamente con basuras te juro que te voy a matar! ¡¿Me oíste Kaeru?! ―Exclamó el Salamence con rabia ante su cazador
―Lo que digas, ahora concéntrate en pelear Bestoj
“Un Salamence, creo que Ziel podría funcionar pero… una pelea de dragones nunca está de más”― ¡Ve Taro! ―Anunció el tipo fuego lanzando así su esfera
De la bola se materializó una vez más el dragón tiburón quien también hizo gala de su fuerza con un gran rugido, seguido de eso conectó una mirada asesina con el volador quien solo pudo gruñir de la ira.
―Esto es un rival de categoría, no sabes como me voy a divertir rompiendote los huesos―Comentaba el Salamence
―Creo que alguien no tuvo una buena infancia, ¿Que? ¿Acaso te tuvieron atado desde que eras un Bagon? ―Dijo el Garchomp buscando el provocar a su rival logrando su cometido
―Bestoj usa…―Trató de ordenar el Frogadier antes de ser interrumpido por su dragón
― ¡Golpe aéreo!
Con furia, el Salamence se abalanzó a por el Garchomp volando a una velocidad de vértigo la cual por la distancia entre ambos tuvo que ser elevada para aumentar la potencia del golpe y lanzarse en picada contra su rival.
― ¡Taro no podrás esquivar ese ataque! ¡Detenlo con todas tus fuerzas y luego contraataca!
―Entendido
Concentrando toda su fuerza en sus brazos y piernas Taro recibió todo el golpe dado por su rival quien solo seguía avanzando, provocando así que el dragón terrestre retrocediera unos centímetros mientras trataba de no ser empujado por el Salamence.
De pronto, cuando el volador ya estaba tratando de zafarse de la atadura, el terráqueo lo afirmó aún más del cuello y azotó contra el suelo logrando así que con un rebote volviera a su posición inicial.
― ¡M-Maldito! ¡Te voy a acabar!
―Idiota, escúchame antes de actuar
― ¡Tú cállate! ¡Esta es mi batalla! ¡Haré lo que yo quiera no te tengo que escuchar! ¡Pulso dragón!
―Haz lo que quieras
― ¡Esquivalo!
Un potente disparo de energía dracónica salió de la boca del aéreo con dirección al Garchomp quien de un salto logró esquivar el ataque situándose ahora en el aire.
Una sonrisa de malicia al estilo Raditz se creó en la cara de Bestoj quien alzó su mirada al tiburón quien por obvias razones se encontraba indefenso.
―Ahora eres mío ¡Pulso dragón!
Nuevamente el ataque energético fue disparado, impactando de lleno a Taro quien solo trató de defenderse cruzando sus brazos, el resultado fue una explosión de grandes proporciones que cubrió toda la zona.
― ¡Te dije que me dejaras esto! ―Dijo el Salamence quien veía a su cazador de reojo
―T-Taro perdió...―Balbuceaba Leif atónito por quien se suponía no conocía el sabor de la derrota
―No, Taro no es tan fácil de derrotar
De la nube de humo salió cual torpedo aquel Garchomp recién atacado, sus aletas destellaban unos rayos violáceos en conjunto a un aura del mismo color que le entregaba un toque más afilado a estas.
― ¡Golpe bis!
Tomando por sorpresa al dragón volador, Taro golpeó dos veces a este en su vientre, ambos golpes con sus afilados brazos, derribando al Salamence en un instante.
Con dificultad Bestoj se repuso a la batalla mientras que el tiburón recuperaba algo de terreno, un poco de sangre caía de la boca de ambos pero mientras el tipo tierra lucía entusiasmado, el tipo volador solo se enrabiaba más y más.
―N-No, no es posible, te dí directamente, yo, yo ¡Te mataré!
― ¡Detente! ―Ordenó Kaeru sin éxito alguno
― ¡Hiperrayo!
― ¡Taro!
― ¡Roca afilada!
El Salamence disparó de su boca un potente y destructivo rayo de energía color anaranjado el cual emitía un zumbido estremecedor. El Garchomp por su parte para terminar con todo de un solo golpe enterró con gran fuerza ambos brazos provocando así que diversas y afiladas rocas brotaran del suelo.
A medida que salían a luz, las rocas eran más grandes y filosas irrumpiendo así el destructivo ataque siendo la última y aquella que parecía más cortante la que salió debajo de Bestoj dándole de lleno en el abdomen y provocando un golpe critico que terminó por derrotarlo.
―Ocupar hiperrayo fue lo más estúpido que pudiste haber hecho, sabes que en tí es un ataque lento además te atreviste a desobedecerme, te merecías el haber sido derrotado, me das vergüenza―Comentaba el Frogadier mientras guardaba a su dragón en la esfera
―Bien señor serio, con esto voy ganando por una victoria, ¿Que dices? ¿Seguimos?―Preguntó un animado Firo
El silencio de Kaeru no se hizo esperar, dio un paso antes de ser interrumpido por el brazo de su Zoroark quien sin verlo comenzaba a avanzar para el combate.
―Déjame esto a mí, en una pelea no necesitas solo fuerza, necesitas cerebro, cosa que Bestoj no posee
―Más te vale no hacer de nuevo el ridículo
― ¡Oye Leif! ¡¿No quieres pelear?! ―Preguntó el contento varano mientras guardaba a su Pokémon
En vez de recibir una respuesta, el tipo fuego se encontró con la extraña sorpresa de que el Grovyle se había quedado dormido generando una boba burbuja de moco en uno de sus orificios nasales.
―Bien, creo que eso es un no, entonces ¡Andros yo te elijo!
De la esférica del Flare Heart salió esta vez un Pokémon de la misma altura que el reptil rojo. Su apariencia era algo extraña pues era una especie de halcón luchador pues poseía brazos y sus alas parecían más una capa además que sus patas no servían para ser un ave rapaz, eran más parecidas a unas botas amarillas.
―Estoy listo―Dijo el Hawlucha estirándose un poco antes de comenzar
―Esto será fácil―Comentó Kibo mientras alzaba su brazo derecho y sonreía de siniestra forma