MENÚ GO UNITE SLEEP ESCARLATA / PÚRPURA LEYENDAS POKÉDEX MOVEDEX
Λ H V

 

Pokéxperto
122

««« Volver a Fiction

Beren

Conocí a mi entrenador hace mucho tiempo, cuando aún no era más que un recién nacido, alegre, confiado, orgulloso de ser el estandarte del equipo. Pasamos muchas aventuras juntos, siempre me llevaba con él, siempre salía a luchar, contra lo que fuera, no importaba, mi entrenador confiaba en mí por encima de cualquier obstáculo. Superamos diversos gimnasios donde me enfrenté a poderosos entrenadores, pero que no fueron más que un mero trámite para mí, derrotamos a algunos equipos de villanos que pretendían algo solamente reservado a mi inmenso poder, conquistar el mundo. Poco a poco mi capacidad de batalla se iba incrementando, los niveles iban pasando como una rápida brisa, los Pokémon salvajes y los demás humanos ya no eran rival para mí. Tras la Liga Pokémon, mi hambre de victoria no se había saciado aún, quería más, quería legendarios. No sólo los derroté fácilmente, sino que le di la oportunidad a mi valedor de capturarlos.

Craso error. Repentinamente tuve que compartir mi protagonismo con esas engreídas y prepotentes criaturas. Sin embargo, mi mayor poder hizo que siguiera siendo el líder del equipo, luchaba, atacaba, pateaba, quemaba, ganaba. Mi experiencia rozaba límites insospechados, no sabía cuándo podía parar de subirla.

Y un día, de repente, todo acabó.

No sé cómo ocurrió, pero pasó. Repentinamente había perdido todo interés para mi entrenador, para mi amigo, para mi propia sangre, żcómo, siendo el Pokémon más poderoso del planeta, se había atrevido semejante desagradecido a dejarme de lado?, żcómo, a mí, el fruto de toda su dedicación, el origen de todos sus éxitos? Mientras me ardía la mente con semejantes injusticias tenía que soportar, indignado, cómo esos legendarios engreídos, sin valor, habían acaparado mi puesto, ˇun puesto que me pertenecía! Les juré odio eterno, un odio que aún me corroe las entrańas, pero que es incomparablemente menor que el ODIO que siento por mi entrenador. Él me abandonó, apenas si se digna a echarme un vistazo, no soy más que uno más en su carrera, del montón.

Se puede decir que a partir de aquél momento me encontraba en una cárcel. No hacía más que pasarme el día allí, sentado, dormitando, sońando en los viejos momentos de dulce victoria y rojo poder, maquinando, las más de las veces, mi eterna venganza contra ese malnacido, contra sus otros Pokémon, irónicamente ahora en mi misma situación, contra el mundo, por haberme dejado desplazado. De vez en cuando se pasaba por mi habitáculo, me pasaba una mirada fría y rápida por encima mío, como si no le importase, como si no sirviera para nada. Cada vez le veía con nuevas criaturas, pobres, ilusas criaturas, objeto del entretenimiento casual que para él se había convertido su antigua pasión del entrenamiento, que probablemente acabarían en esta misma situación de olvido. Pero jamás llegaré a perdonarlas por haberme suplantado, ˇa mí, el Origen!

Sin embargo, no quedó allí. Veía cómo su método había cambiado, ya no entrenaba como antes, ahora entrenaba de una manera muy extrańa, hacía poner un montón de huevos que analizaba profundamente, mucho más de lo que a mí jamás me analizó, y luego luchaba sólo contra una especie de Pokémon durante largas jornadas, para luego entrenar la experiencia de manera rápida, como si ese Pokémon ya no le importase nada. Eso me alegró en un principio, al fin y al cabo, mi felicidad había durado más, pero pronto me di cuenta de mi error. Esos Pokémon, en vez de ser dejados de lado como me pasó a mí, eran utilizados en batalla frecuentemente, ˇy a mí ni siquiera me miraba! Pronto dejé de saber a quién odiaba más, si a él, a ellos, o a mí mismo. No era nada, no era nadie, no era. Pronto ya dejé de pensar, dormitaba, sin interés alguno por la vida. Mi entrenador terminó perdiendo el interés por el entrenamiento continuo. Supongo que se aburriría de usarnos como meros objetos. No me da pena.

ˇY pensar que yo fui el estandarte de su equipo!

Dedicado a Beren, mi Blaziken, para que vea que no me olvido de él.

Revisado el 5 de julio de 2008 a las 00:02

 

Riolu