Sueño
El aire frio soplaba esa mañana de Enero, el cielo estaba completamente nublado y Gato se encontraba subiendo las escaleras de tan extraña edificación, las escaleras eran peldaños pegados al exterior del alto edificio, que lo rodeaban en una espiral, trato de mirar hacia abajo pero el hecho de no poder distinguir la distancia entre él y el suelo casi lo hace vomitar, por lo que no volvió a intentarlo, bajar era una idea aún más estúpida, ya que los escalones se caían después de subir por estos, mas no antes, por lo que no había prisas.
Miro hacia arriba, ya casi legaba, ¿Cómo llego ahí? No lo recordaba, la última vez que tomo conciencia ya estaba subiendo por las escaleras, pero no desde el inicio, como si las hubiera escalado mientras dormía, no llevaba más de 5 minutos escalando y su mirada ya distinguía el borde del techo, no estaba asustado, era obvio que esto era un sueño, ¿Verdad?
Su pie descalzo piso el techo, y después el otro, entonces gato observo como el último escalón caía al infinito abismo, subió la mirada e investigo el techo con esta, Gato vislumbró a una persona, parada al borde opuesto, se acercó lentamente a ella, era un joven, parecía tener unos veintipocos.
-¿Quién eres? – Preguntó Gato.
-Solo soy alguien, pero eso me basta, ¿Y tú? ¿Quién eres? – Respondió aquel tipo, sin volearse siquiera.
-¿Yo? También soy alguien, creo, tengo un nombre, mas ahora mismo no lo recuerdo.
-Eso es normal, eso suele pasar en los sueños, ¿Qué tal si te llamo Gato?
-¿Gato? Me suena que me hayan llamado así, pero no soy ningún gato, aunque no negare que me agrada el animal. – Dijo Gato, confuso, el hecho de no recordar su nombre y tener un mote tan extraño solo hacía que el sueño fuera más misterioso de lo que ya era.
-Ser un Gato no es para nada malo, es igual de maravilloso que ser un humano, o ser alguien ¿Acaso hay alguna diferencia? No creo que sea problema llamarte Gato, aunque no seas uno.
Entonces Gato alzo su pata y la lamio, no entendía a que se refería el extraño con tanta vuelta de tema, mas no comprendía en si el concepto de ser humano y ser “alguien” ¿Qué no el ser un humano te convertía en alguien? ¿En una persona?
-¿No se supone que si eres un humano ya eres alguien? –Preguntó Gato.
-Por supuesto. –Dijo el extraño, mientras se acomodaba la corbata –Pero pregúntate, siendo un gato, ¿Eres alguien?
El viento soplo más fuerte, gato se lamio la otra pata y trato de preguntarle al extraño lo miso que él le había dicho.
-Miau… ¿Miau, miau?
-Maullando es más difícil comprenderte…El ser un gato también te convierte en alguien, pero, ¿Qué es ser alguien? Que tiene de importante ser alguien… ¿Si todos lo son?
-…-Intento decir Gato, pero lo más que logro fue que sus pétalos se agitaran levemente.
-Si… también incluye a las plantas, todo ser vivo, puede considerarse como “alguien” y si, ser alguien es importante…e increíble. –Dijo el extraño tras acomodarse su sombrero de paja.
-¿Por qué? –La voz de Gato sonó, mas no tenía forma corpórea.
-No tienes cuerpo, más aun hablas, existes, eres alguien, algo que está vivo. ¿Quieres saber que es no ser “alguien”?
-¿Ser nadie? –Gato volvía a tener cuerpo, parado tras de esa persona, vistiendo sus pijamas.
-No puedes ser nadie, porque nadie es NADA, y la nada…es esto
Todo se volvió negro, ya no había edificio, ni sujeto misterioso, ni gato, lo único que Gato podría soñar en ver era un negro infinito, mas no veía, porque no pensaba, no sentí, no razonaba…era…Nada.
-Y ahora lo sabes, ser alguien es simplemente no ser nada- Dijo el bebe, cuya voz sonaba cuando mordía su chupón.
-Entonces… ¿Cuál es el caso del término “ser alguien”?
-Ustedes suelen usar ese término erróneamente, darle “importancia” al que o porque, pero lo que deben comprender es que ser alguien, lo significa todo, eres alguien y debes agradecer por ello…-Dijo el extraño, dándose la vuelta y entregando un regalo a Gato.
-¿Qué quieres que haga con esto?
-Guárdalo en tu mente y en tu corazón, nunca olvides que debes agradecer que eres alguien, no por tener un puesto, ser blanco, o negro, un humano o un gato, agradece porque existes, solo quiero que nunca olvides que en realidad a diario vives un hecho mágico, un regalo…El hecho de ser alguien.
Entonces, el hombre saltó.