El Monero
Prólogo
Las palomas me parecen unas criaturas tan fascinantes, una opinión contraria a la mayoría de la gente que las odia y que incluso busca como exterminarlas, dichas personas son tan estúpidas como para estacionar su carro bajo un árbol, es justo como si tu mayor temor fuera ir a prisión y fueras directamente a la comisaria después de haber asaltado una tienda de abarrotes, bueno, tal vez exagero mucho, el punto es que me gustan las palomas.
Son unos animales tan sencillos, viven en las grandes y pequeñas ciudades de este gran mundo, alimentándose de las sobras de las personas y de las pestes que son tan desprevenidas como para asomar la cabeza en un mal momento, son como todos los animales, no tienen porque pensar, solo son guiadas por su instinto de supervivencia: comer, beber, reproducirse, cosas simples de animales, no tienen porque preocuparse por estúpidas cuentas de banco o sobre el horrible trabajo que tienen, incluso algunas son juguetonas, de vez en cuando bailan por un cacho de carne cuando me pillan comiendo en la calle.
Incluso me hacen creer que son mas listas de lo que pensamos, que entre ellas se burlan de nuestras estúpidas, aburridas y complicadas vidas, mientras nos observan desde las alturas, a veces me gustaría...-¿Te vas a tomar eso? ¿O seguirás soñando con palomas? -Me preguntó la muy entrometida Verónica, tratando de quitarme la bebida- Si quieres dámela y sigue con tus fantasías.
-Ya quisieras -Le repliqué, mientras bebía de mi whisky- ¿Cómo sabias que pensaba en palomas?
-La última vez que te quedaste a dormir murmurabas sobre ello entre sueños, jijijiji -Se burló- De hecho bromeaba, ¿En serio estabas pensando en palomas justo ahora?
-Cállate, no indagues más.
-Ooooh, pero que malo eres, lo olvidare si me invitas otra copa.
-Lo olvidaras porque te lo he pedido, ahora mismo no puedo pagarte nada.
-Me lo has ordenado, otra vez estas de mal humor ¿No quisieras ir a bailar un rato? Tal vez te anime.
-No estoy de ánimos para animarme ahora, te hablare mañana.
Me levanto de la silla, es verdad que no tengo ánimos de nada y solo quiero ir a dormir, mañana debo presentar un boceto al editor y ya es tarde. Mientras me dirijo a la puerta de la cantina observo como Verónica corre para bloquearme la puerta.-Solo usas pleonasmos cuando estas molesto...y no puedo decirles a mis niños que mi novio es un gruñón color verde que utiliza expresiones como "ánimos para animarme" o "salir para afuera"
-Tampoco deberías decirles a tus niños que su maestra de literatura pasa todos los fines de semana metida en una cantina haciendo referencias a superhéroes de historieta.
-¿Ves? ¿Qué te cuesta hacer tus bromas sin gracia?...Me preocupas Arturo, poco a poco estas convirtiéndote en un gruñón, un gruñón feo y deprimido.
-Tal vez me deprimo porque me dices feo, solo estoy cansado, no te preocupes por ello -Dije mientras intentaba quitarla de mi camino.
-No me quitare hasta que me prometas que iremos a cenar como habíamos quedado.
-Ya te lo había prometido, mañana iremos a cenar a ese nuevo restaurante chino, ¿No?
-Si, y no es chino, es japonés, sirven unos sushis empanizados para morirse y unas croquetas de cangrejo que quiero probar.
-Es igual, todos los orientales tienen ojos estirados, además eso ultimo sonó a comida de perro ¿No será que están tratando de engordarte, mi perrita? -Pregunte, fingiendo preocupación.
-Pues esta perrita no va a ladrar hasta que me lo prometas.
-Va, te prometo que iremos a cenar mañana, ahora ladra.
-Wuf -Ladró, para luego hacerse a un lado.
Le doy un beso de despedida y salgo rápidamente por la puerta, a veces quisiera tener un carro para llevarla a su casa, pero ella misma sabe que no tengo el dinero para ello, mientras tanto yo camino directo a mi apartamento, que no esta a mas de 2 cuadras.
El edificio donde se encuentra mi apartamento no abarca ni media cuadra, tiene 2 plantas, 2 apartamentos por cada una, tengo la suerte de que el dueño del lugar es anciano amable, se apiada de las pobres almas desamparadas y les cobra barato, incluso nos perdona rentas atrasadas, aunque no estoy muy seguro de que si las perdona o se les olvida, a veces el pobre anciano no recuerda la dirección del lugar cuando toca venir a cobrar.
Subo las escaleras, mi apartamento esta en la segunda planta, al extremo alejado de las escaleras, llego a mi puerta y utilizo la llave, ya dentro me quito el chaleco y lo tiro sobre el sillón junto con el sombrero, mientras me desabrocho la camisa noto una luz proveniente de mi recamara, me acerco y abro la puerta...diablos, he dejado la lamparilla del escritorio encendida.
No es tan malo, ¿Cuánta luz puede gastar una lámpara de escritorio? Antes de apagarla noto que esta alumbrando el boceto que tengo preparado para el periódico de mañana, le llamo boceto porque no esta remarcado y faltan detalles, en si el dibujo es simple, un político obeso que come frituras mientras defeca dinero, esta parodiando al mismo político que recientemente propuso un incremento en el precio de la comida chatarra.
Apago la lamparilla y me tumbo en la cama, estoy exhausto de hacer nada, literalmente, mi vida en si la vivo por vivirla y me canso de ella misma por ser tan monótona y estúpida, ahora mismo solo quiero dormirme para recuperar esas valiosas horas de sueño que me ha quitado el día.
Y con un poco de suerte, jamás despertare. Cierro los ojos.