Autor Tema: Alas Rotas [OriginalFic]  (Leído 9503 veces)

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Kredan

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Re:Alas Rotas [OriginalFic]
« Respuesta #20 en: 02 de Diciembre de 2015, 08:58:30 pm »
Capítulo 49: Sin luz

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Aquello era sin duda una piedra activadora, además estaba pulida y lista para el uso. Pero porque una piedra tan rara como aquella estaba dentro de la estructura ósea de la cabeza de una persona, tapada con una túnica y encerrada en una habitación que pocas personas habrían visto.

A – No se que decir al respecto... - No dejaba de pensar que lo que iban a hacer estaba mal.

G – Como ya te he dicho, no creo que echen de menos la piedra si nos la llevamos. - Arrancó el cráneo de la columna y se lo guardó en la pequeña mochila.

A – En fin... donde dices que puede haber más piedras?

G – Miremos los demás cuerpos, quizás tengamos piedras para dar y vender...

A Ataloc no le hacía demasiada gracia la idea, pero por otro lado les solucionaba el problema directamente. Gerdenor destapó los esqueletos, el esqueleto del centro era el de un niño de a penas doce años, y efectivamente todos tenían piedras activadoras incrustadas en su cuerpo, menos uno de ellos, que tenía la piedra tirada debajo.

A – Al menos deja la del niño donde está...

G – Si...

El jefe de reparaciones y el entrenador tenían lo que querían. Al obtenerlo ambos supieron que era hora de salir de allí. Al final habían pasado medio día entre trayecto y búsqueda. Al salir ambos decidieron dejar la puerta abierta por completo, por si necesitaban bajar de nuevo, evitar algunos problemas.

Al salir del laboratorio los dos pensaron en sentar sus cansados cuerpos en la plaza que había más cerca. Las máscaras los incomodaban, lo que habían visto en aquellas ruinas los atormentaba y sus piernas estaban ya agarrotadas. La plaza era el lugar más seguro, pues no tenía tanto riesgo de que cayeran escombros.
Los pokémon fantasma que habían visto la anterior vez seguían merodeando por el lugar, unos pocos Shuppet se les acercaron curiosos, Rotom se puso a jugar con ellos.

A – No sabías nada de lo que había allí dentro? Ni siquiera te suena haber oído algo al respecto?

G – Ya te he dicho que no... Pero mi padre probablemente sepa algo... Se retiró hace un año, dejando el puesto de jefe a mi disposición... Quizás si lo fuera a ver...

A – Donde esta ahora? - Preguntó incorporándose.

G – Vive en ciudad Arrecípolis, pero hace tiempo que no se nada de él. No tiene nada para comunicarse, dice que no le hacen falta tantas chorradas...

A – Por cierto, cuando salgamos de aquí me gustaría darte mi... - Antes de terminar de hablar entró en un profundo sueño.


Ataloc se había quedado dormido, pero él no era consciente de ello. De repente se encontró a si mismo en la que parecía ciudad Malvalona, pero en la que estaba en aquel momento. No entendía nada, él trataba de hablar pero de su boca no salía ningún sonido.
En la ciudad la noche estaba iluminada tan solo por la luz de las farolas que mantenían en orden a la oscuridad. Un hombre, cuyo rostro no podía distinguir, llevaba consigo a un grupo de personas vestidas con capuchas. Eran sin duda las personas que había visto en aquella sala.
Ataloc se acercó y entró en el laboratorio junto a todo aquel desfile de personajes. Cuando entró vio a quien los llevaba golpeándolos con una vara de metal hasta dejarlos tumbados a todos.
Ataloc se enfurecía más y más con aquellas imágenes, pero sabía que por alguna razón debía verlas. Junto a otra persona el hombre arrastró a los “prisioneros” hasta la sala donde habían estado. El hombre cargaba consigo una especie de máquina similar a un arma. Dentro una luz brillaba, y se lo acercaba a los cuerpos de los “prisioneros”.
Ataloc no sabía muy bien que pasaba, pero a pesar de sentirse en un sueño, los gritos agónicos de aquellas personas le desgarraban por dentro. Para mayor desgracia sabía que no podía hacer nada.

Cuando llegó el turno del niño pequeño Ataloc intentó apartar la mirada, pero por un instante pudo ver la cara del chiquillo. Sus ojos estaban llenos de dolor, de ira, de impotencia. Ataloc no pudo evitar mirar a los ojos a aquella niña, cuyos hermosos ojos se llenaban de sentimientos tan horribles que la hacían parecer una bestia salvaje a punto de desbocarse.

Justo en aquel momento el cuerpo de Ataloc fue arrastrado fuera del laboratorio, un Dusclops perdido daba vueltas alrededor del laboratorio. El pokémon denotaba tristeza, parecía ir en busca de alguien. Seguramente lo que buscaba era a su entrenador, por eso Ataloc se le acercó, pero el pokémon no le veía.
De repente los gritos de la pequeña niña que había visto escasos segundos antes llenaban el lugar, Dusclops parecía haber oído el grito y se dirigió dentro del laboratorio. Ataloc no pudo evitar volver de nuevo, a pesar de haber sido arrastrado fuera segundos antes. Al llegar, la puerta de la sala donde se oían los gritos ya estaba cerrada, tan solo se oían los desgarradores gritos de aquella niña y el llanto de su pokémon que no podía entrar a ayudarla.


Después de presenciar aquello Ataloc despertó, seguía sentado en el banco, pero frente a él se encontraba el Dusknoir de hacía rato.


A – Lo entiendo... - Dijo compadeciendo al pokémon.

El pokémon parecía satisfecho, por haber podido contar su historia a alguien, pero a la vez estaba triste. Ataloc se levantó, sacó de su bolsa una OcasoBall y se la mostró a Dusknoir.

A – Entiendo como te sientes... Pero ya no hay nada que puedas hacer... No se que es lo que has hecho antes, pero estoy seguro de que su alma ahora descansa en paz. Estar aquí solo te hará caer en la misma oscuridad una y otra vez. Dime, quieres acompañarme? - Extendió la mano en la que llevaba la Ocasoball.

Dusknoir se giró, miró a su alrededor, miró el laboratorio y volteó de nuevo hacia  Ataloc. El pokémon había decidido algo, quería tener siempre a su dueña en su memoria, pero quería agradecer a la persona que le había ayudado a que el alma de su dueña descansara en paz. Así pues el pokémon extendió su mano y Ataloc la tocó con la Ocasoball.
No hace falta decir que la captura fue un éxito, la pokéball desapareció y se envió directamente al sistema de almacenamiento pues Ataloc ya contaba con seis pokémon en aquel momento.

Por otro lado Gerdenor también se había dormido y fue tarea del joven entrenador el despertarlo. Parecía que él también había tenido un extraño sueño. El caso es que ambos tenían ganas de volver al exterior para disfrutar de la luz del Sol.

El camino de vuelta fue algo más silencioso, ninguno de los dos habló de nada en concreto y pronto llegaron a la salida. Ataloc guardó a Rotom en su pokéball y se dirigió al taller de Gerdenor junto a este. Por mucho que les hubiera gustado no pudieron ver el Sol ni unos minutos, porque cuando lograron salir ya era completamente de noche...   


Kredan

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Re:Alas Rotas [OriginalFic]
« Respuesta #21 en: 02 de Diciembre de 2015, 08:59:04 pm »
Capítulo 50: Llamada y salto

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Gerdenor sacó de su bolsillo la llave que abría la persiana metálica del taller. Ataloc parecía dispuesto a ayudar a abrir aquella enorme persiana pero Gerdenor lo hizo por sí mismo como si de  levantar papel se tratara.

A – Dios! Haz más ruido y despertemos a toda la ciudad! - Exclamó susurrando.

G – No es que me importe demasiado. Pero hay bastante gente por la calle.

Y es que bien mirado en las calles seguía el movimiento. Mucho menor que por las mañanas, pero la gente seguía yendo y viniendo, de trabajos, de bares, de actividades menos legales. Y para alguien como Ataloc que no estaba acostumbrado a trasnochar era algo extraño. Las noches que él conocía eran en general tranquilas y silenciosas.

Al entrar en el taller dejaron todo lo que habían cogido de aquel lugar. Gerdenor fue a por un tentempié a la sala de comidas del taller, donde normalmente el personal desayunaba y comía, era una habitación bastante pequeña y muy minimalista, con tan solo una mesa, unas pocas sillas, un microondas y una nevera.

Al volver con Ataloc este estaba sujetando la piedra que no estaba dentro del esqueleto de ninguna persona.

G – Prepararé es para que la uses. - Dijo acercándose y ofreciendo unas palomitas saladas.

A – Oh! Si... Gracias...

G – Hay unas cuantas más, te daré otra para que te la lleves, por si a caso pasa cualquier cosa que tengas otra. O si alguna vez pasas hambre la puedes vender! JAJAJA.

Ataloc se rió a pesar de la situación. Tenían sobre la mesa partes de la gente que había sufrido terribles maltratos y que seguro habían sido sometidas a horribles experimentos. No se sentía cómodo sabiendo que se llevaba las piedras que habían servido para aquellas atrocidades.

G – Dime, donde quieres que coloque la piedra?

A – Donde podría ser?

G – Donde quieras, un brazalete, un colgante, unos pendientes, una cinta...

A – La verdad es que me motiva más el tema del brazalete... - Sonaba como un niño que quería lucir como algún tipo de héroe.

G – JAJA. Ok, entendido pues, un brazalete.

Gerdenor le pidió tiempo hasta el mediodía, por lo tanto Ataloc volvió al sitio donde se hospedaba y durmió a pierna suelta hasta más o menos el mediodía.

El taller estaba en pleno bullicio y la gente iba y venía con más frecuencia de lo normal, aunque Ataloc lo ignoraba.
Gerdenor no podía atenderle en aquel momento y le tocó de nuevo esperar sentado sin mucho que hacer. Al cabo de unos pocos minutos el jefe de reparaciones ya estaba a su disposición y traía con él un hermoso y deslumbrante brazal, de color rojo metalizado con algunas líneas que se asemejaban al fuego de un color que degradaba del granate al naranja y al amarillo. En el centro del brazal y rodeada de un encaje dorado con forma de Sol estaba la piedra activadora.

A – Wow! Es una maravilla, sin duda es hermoso.

G – JAJAJA. Ahórrate los halagos, serán dos millones de pokedollares. - Su cara se volvió seria y miraba fijamente a Ataloc.

A – En serio! Oh dios, es demasiado caro...

G – JAJAJAJA. Es broma hombre! Ya te dije que si ibas a por ella te la ganabas! Prueba a ver si es de tu tamaño. - Sus carcajadas llenaban el lugar.

A – Por un momento pensaba que me arruinaba... - Colocó la pulsera en su mano izquierda, supo que iba perfecta tras oír un pequeño chasquido al cerrar ambos lados.

G – Perfecto! Y en esta caja tienes la otra, no la pierdas, o si pero no pierdas la que llevas! JAJA.

A – No creo que llegue a entenderte... Muchas gracias por todo. Me gustaría pagar aunque sea invitando a la comida de hoy, que te parece venir a las dos del mediodía al restaurante que hay cerca del gimnasio? - Se levantó y se preparó para salir.

G – Claro! A las dos estaré allí!


Como era de esperar a las dos Ataloc ya esperaba a que Gerdenor apareciera en el restaurante, pero no lo hizo hasta las dos y media.

G – Hola! Verás es que...

A – Da igual, vamos a entrar. - No le dejó terminar la frase, pues sabía que no había remedio.

El lugar no era especialmente lujoso ni tampoco era un restaurante de mala madre. Se sentaron en una de las mesas individuales que quedaba pegada a una pared. Pidieron las bebidas y más tarde, tras consultar la carta, el menú.

Durante la comida hablaron de distintas cosas. Parecía que Ataloc quería preguntar algunas cosas a Gerdenor.

A – Dime, donde se supone que había más piedras activadoras si no era allí?

G – Verás, mi padre me enseñó que en aquel laboratorio había algunas piedras sin pulir en algún lado, pero no lo recuerdo muy bien... Aunque sin duda lo que encontramos nos ha ahorrado algunos pasos...

A – Ya... Me sigo preguntando que les hicieron a esas personas...

G – Yo también. Y por alguna razón siento que debería saber más sobre ello...

A – A que te refieres?

G – No se, he ido más de una vez a aquel sitio, mi padre ha vivido siempre aquí y yo he nacido en esta ciudad... Me siento engañado...

A – Bueno. Cambiando de tema, sabes donde podría encontrar una megapiedra?

G – Vas al grano eh! JAJA. Me gusta. Pero no, no tengo la menor de las ideas.

A – Ah... Me lo imaginaba... Y no sabes de alguien que nos pueda decir donde?

G – Nos? Bueno como sea, deja que piense... Hombre, hay alguien pero no se si sabrá algo...

A – Quien?

G – Se trata de un amigo que ha conseguido una hace poco. Podría llamarlo y ver que me dice pero no aseguro nada.

A – Por mi perfecto! Por cierto añade mi numero de contacto a tu pokenav.

Gerdenor añadió el numero de Ataloc y viceversa. Ya iban por los postres cuando el grandullón hizo la llamada a su amigo.
El pokenav sonó un par de veces, poco después se detuvo, como si le hubiesen colgado.

G – Quizás no quiere hablar conmigo? - Se preocupó.

Y antes de que alguien pudiera decir algo más el pokenav de Gerdenor sonó.

G – Hombre! Pensaba que me odiabas o algo! JAJA.

C – No tengo mucho tiempo para hablar, si puedes ir rápido mejor. - Al otro lado de la llamada se encontraba Celsius.

G – Que pasa? Bueno da igual, sabes donde podría conseguir una megapiedra?

C – Que?! Para eso me llamas? No se en el mercado negro? En algunas ruinas antiguas, en cuevas inhóspitas, porque me preguntas eso de repente?! - Parecía nervioso y hablaba todo el tiempo en voz baja.

G – Se puede saber donde estas? Parece que estés en un funeral.

C – Será el mio si no cuelgo pronto! Porque no preguntas en el laboratorio, diles que vas de mi parte o algo, si me preguntan les confirmaré! Te dejo! - Colgó rápidamente.


A – Ha habido suerte? - Esperaba que no.

G – Bueno, puedo preguntar en el laboratorio a su nombre, vamos.

Ataloc pagó la cuenta y se marcharon. Se dirigieron directamente al laboratorio, donde hablaron con Tir y le explicaron el caso. Pero tampoco parecía muy dispuesto a soltar información. Lo único que les dijo es que las ruinas distribuidas por el océano de Hoenn solían albergar muchos secretos.

Después de eso se marcharon y fueron al taller de reparaciones. Se sentaron en una pequeña oficina y hablaron sobre el siguiente paso que iban a hacer.

G – Te seré sincero, no tengo ni idea de donde puedes ir.

A – Lo se. Oye, donde queda Arrecípolis? Por mera curiosidad...

G – En el este de Hoenn, esta situado en medio del océano... - Cayó en la cuenta.

A – Quizás podríamos ir a Arrecípolis, tu para preguntar a tu padre sobre lo que vimos y yo puedo buscar por algún lado alguna megapiedra...

G – Quien te ha dicho que me voy a ir de aquí? Soy el jefe de este taller!

A – Pero no te pica la curiosidad, el saber que se oculta tras aquello que ni tu padre te ha dicho?

Gerdenor suspiró, se inclinó en la silla y respiró hondo.

G – La verdad es que desde que vi a Celsius y su amigo tan entusiasmados con lo de la megaevolución me he planteado que hago yo aquí...

A – Todos tenemos que vivir aventuras no crees? - Dijo con un tono interesado.

G – Oye, pues si! Me voy a ir de aquí, soy el jefe y puedo coger vacaciones cuando quiera! JAJAJA. Me tomaré un descanso y me pasaré a ver a la familia.

A – Jaja! Me alegra oírlo, supongo que nuestra meta ahora es ir a Arrecípolis!

Y así, de la forma más extraña y sencilla empezó la aventura conjunta de ambos. Poco se imaginaban lo que les esperaba en el camino, seguramente no lo hubiesen emprendido si lo supieran, pero esa es la magia de la incertidumbre, que mueve los corazones de las personas a arriesgar su comodidad. Y eso se aplicaba también a Celsius, si hubiese sabido a lo que le llevaría aquel concurso probablemente no se hubiera apuntado jamás.
Durante el tiempo en el que Ataloc y Gerdenor habían conseguido la piedra activadora, Celsius y Kredan se habían visto envueltos en una locura aún mayor. En una locura digna de una novela policíaca.


Kredan

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Re:Alas Rotas [OriginalFic]
« Respuesta #22 en: 02 de Diciembre de 2015, 08:59:48 pm »
Capítulo 51: El lujo sin brillo
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La calmada música clásica sonaba por todo el salón. Kredan, Celsius y Ertia se encontraban sentados en una de las mesas más cercanas al enorme ventanal, que prácticamente presidía aquel espacioso lugar. El joven investigador acababa de volver del baño, su cabeza sudorosa esclarecía sin mucho esfuerzo el miedo que tenía en el cuerpo. A decir verdad el rostro de Kredan no era mucho mejor. A pesar de eso actuaban con normalidad, a pesar de llevar unas indumentarias que no eran en absoluto de su estilo. Ambos vestían formalmente, Celsius con un negro y impoluto esmoquin, una corbata roja con rayas que cruzaban en diagonal de color granate, a conjunto un pantalón negro y unos mocasines del mismo color. Por su lado Kredan llevaba el pelo recogido con una coleta dejando libre el flequillo que se abría por el centro de su frente y enmarcaba su cara por ambos lados. Llevaba una camisa blanca de manga larga, aunque se las había recogido para comer, combinado con un pantalón de color gris oscuro y rematado con un calzado formal de color negro. Ertia lucía un peinado arreglado, llevaba la coleta a un lado de la cabeza adornada por un tocado color blanco con algunas plumas. Llevaba un vestido largo de color azul celeste muy claro y unos zapatos con un pequeño tacón de color blanco, encima de los zapatos llevaba un lazo azul celeste acorde a su vestido.

K - Se puede saber quien era? - Susurró acercándose a su amigo.

C - Gerdenor, se ha puesto a preguntar por megapiedras, no se que le ha dado...

K - Solo falta que aborde el barco y nos llame a gritos... o dios, lo he pasado mal.

E - Se puede saber de que habláis? La comida se va a enfriar... - Los miró punzante.

El lugar era espectacular, se trataba del crucero batalla el cual habían abordado hacía apenas un día. Los chicos se encontraban allí en su viaje hacia Tesselia, pero por alguna razón las cosas habían cambiado de rumbo dentro de su ruta. Y es que ninguno de los dos contaba con empezar una misión de infiltración cuando pensaban en subir a aquel gran barco. Los sucesos que habían sucedido después del Gran Concurso les habían terminado llevando a una situación bastante singular.

E - Mirad, por ahí viene Luso. - Decía girando su cabeza hacia un chico que vestía de forma similar a la de Kredan, pero con el cabello de un color verde radiante.

L - Como lo lleváis chicos? Estáis más tranquilos? - Sonrió mientras se sentaba.

K - Estoy algo mejor, pero dime, como vamos a proceder? - Agachó la cabeza y la acercó al chico.

L - No querrás que me ponga a contarte toda esta historia delante de todo el mundo, no crees que eres muy impaciente? Oh! Habéis probado esto?! Está delicioso!

C - Cierto Kredan, estás muy ansioso, deberías controlarte. - Lo miró con seriedad.

K - Deberías controlar tu los nervios... Sudas como si fueras de cabeza a la muerte...

E - Dicho esto, sigamos como si nada pasara por favor...

La comida continuó sin muchos cambios hasta que llegó la hora de servir los postres. En ese momento un hombre vestido de gala lleno de adornos brillantes de todos los tipos apareció en medio del salón.

- Muy buenos días a todos, señoras y señores! Espero que estén disfrutando del crucero tanto como se merecen! Pero esperen... aún no han probado la especialidad de este barco, no es así?! Correcto, el torneo especial del crucero, solo apto para aquellos que quieran sacar a la luz el potencial de sus pokémon, para aquellos que quieren mostrar sus increíbles habilidades de batalla, solo para los más atrevidos! Pero esto es el crucero batalla! Todos los que aquí se encuentran están dispuestos a pelear y ganar suculentos premios, no es así?!

" La multitud vio su moral aumentada hasta el más allá y gritaron como bestias afirmando dichas aclaraciones "

- El evento principal será esta misma noche, empezaremos a las 20:30 y finalizará cuando todas las batallas hayan concluido! Muchas gracias señoras y señores!

K - Wow, menudo show...

E - Ese es de quien tenemos sospechas...

L - No parece mal tipo, no? - Sonrió.

C - No se como nos hemos metido en todo esto... Aunque de buenas a primeras tendríamos que pelear de todas formas...

L - Como sea, hasta las ocho y media no podremos empezar, yo iré a dar una vuelta por el barco, Ertia acompáñame para que no me vuelva a perder por favor, jiji. - Luso y Ertia se marcharon a inspeccionar el navío.

C - Volvamos a nuestra habitación. Allí podemos hablar con tranquilidad.

K - Lo prefiero.

Kredan y Celsius se dirigieron al camerino de Celsius, ya que quedaba justo al lado del de Kredan. Por el camino pudieron ver a las personas que iban de un lado para otro del barco, todos tenían aspecto de tener prestigio en algún ámbito del mundo. Podían reconocer a algunos espeleólogos, científicos y famosos de todos los tipos. De camino a la segunda planta, donde se encontraban sus aposentos, se cruzaron con Jenvi, él no pareció darse cuenta, parecía absorto en sus pensamientos, los chicos prefirieron pasar desapercibidos.

Al llegar a su destino cerraron con llave la puerta y se sentaron, uno frente al otro, con una pequeña mesa de cristal decorada con algunas flores y bayas. Allí empezaron a hablar sobre lo que hacían en aquel crucero y el porqué habían acabado de aquella forma.

Kredan

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Re:Alas Rotas [OriginalFic]
« Respuesta #23 en: 23 de Diciembre de 2015, 01:03:49 am »
Capítulo 52: Motivos.
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Sentados dentro de la habitación Celsius y Kredan repasaban lo que se suponía que debían hacer.

C - Se puede saber como siempre termino metido en este tipo de locuras?! Voy a llorar maldita sea! - Se puso las manos sobre la cabeza.

K - Creo que exageras... - Dijo tocando el hombro de su amigo.

C - Déjame! No se porque termino accediendo a todo lo que a ti se te antoja! Esto es muy serio... Que pasará si nos pillan?!

K - No tiene un porque pasar nada! Ertia y Luso vienen con nosotros, ellos son profesionales.

C - Da igual como me lo pintes, jamás debí aceptar ayudar a ninguna organización rara a descubrir los trapos sucios de una mafia! A nadie en su sano juicio se le ocurriría! - Se levantó de la silla nervioso.

K - Tranquilo, por favor... Si te pones así será peligroso de verdad. - Lo intentaba tranquilizar sin éxito.


A pesar de sus esfuerzos Kredan era incapaz de relajar a Celsius, y era de lo más normal. Dos días antes Kredan confundió a Ertia con una tramposa capaz de hacer cualquier cosa por ganar en el concurso. Pero lo que sucedió fue lo siguiente:
Dos días antes...

E – Te has dado cuenta?! - Su rostro se llenó de alegría y corrió hacia el chico.

K – Que?! Un momento qué pasa aquí?

E - Como que qué pasa aquí? Tu también has visto que el pokémon de Jenvi era distinto, no? - Su sonrisa poco a poco desaparecía.

K - Si, claro... Soy un Conocedor pokémon y a pesar de mi rango he podido ver claramente que el pokémon era distinto.

E - Solo un conocedor? De verdad solo eres eso? - Parecía algo abatida.

K - Que iba a ser si no? Mago? - Kredan se quedó pensativo por un momento.

E - Si no tienes nada más que decir vete, no me interesa la gente ordinaria. - Su mirada fría atravesó al muchacho.

K - Espera... Tu si tienes algo diferente al resto, no es así? Tienes algún tipo de habilidad... Pero cual?

Ertia se asombró, parecía que, a pesar de no poseer ninguna facultad especial, el chico que tenía delante sabía más cosas de lo que una persona ordinaria sabría.

E - Que sabes tu de eso? - Su postura era amenazante.

K - He conocido a más personas que tienen habilidades extraordinarias, incluyendo mi hermana.

E - ... Como puedes decirlo tan tranquilo?

K - No le veo el problema, si tu tienes algún tipo de habilidad quizás no deberías participar en eventos públicos de gran escala...

E - Porqué lo dices?

K - A mi hermana la ha secuestrado algún tipo de organización peligrosa... No se que clase de capacidad puedas tener tu, pero si se vuelve algo fácil de detectar tendrás problemas... - Kredan la miró fijamente.

Justo en aquel momento Ertia agarró de la mano a Kredan y empezó a correr. Kredan la siguió por inercia. Le pregunto varias veces que hacía o donde lo llevaba pero ella no respondió. Al poco rato llegaron a las afueras de ciudad Calagua, donde se encontraba un chico que vestía una sudadera blanca, llevaba la capucha puesta, unos pantalones anchos de color azul marino y unas botas de montaña negras. Cuando se acercaron más Kredan se percató de la presencia de Celsius, que estaba allí junto a aquel chico.

E - Luso! Quien es ese!

L - Vaya! Parece que es el compañero de tu nuevo amigo! Jaja - Se levantó de la piedra en la que estaba sentado.

K - Celsius que haces aquí?

C - Este tipo me ha amenazado, decía que si no le seguía hasta aquí su banda iría a por ti... Pensaba que lo decía en serio, sobretodo cuando me ha amenazado con un cuchillo...

K - Qué?! Se puede saber que está pasando aquí?

E - Te presento a Luso, mi compañero, y bueno Luso, este es Kredan. De camino a aquí me ha dicho su nombre y el de Celsius, aunque a Celsius lo recordaba del concurso.

L - Un placer Kredan! Dime que os trae por aquí, tu amigo no a querido hablar conmigo sobre ello.

K - Busco a la organización que se llevó a mi hermana! Ella tenía una habilidad especial y estoy seguro de que alguien se la llevó por eso!

L - Wow, tu sinceridad da bastante miedo chaval! - Dijo guardando lo que llevaba en la mano.

E - Y le creo, pudo ver que Glalie había sido modificado.

C - Modificado? - Dijo interrumpiendo a Ertia.

E - Exacto... Si os cuento más tendréis que comprometeros a ayudarnos.

K - A que te refieres?

L - Nosotros somos la organización que secuestró a tu hermana!

Kredan giró su cara bruscamente, sus ojos se había abierto completamente y apretaba con fuerza su mandíbula, su fuerte respiración se pudo oír por todo el lugar, estaba dispuesto a hacer alguna locura, pero justo antes:

L - Jajaja! Tu cara da miedo! Como vamos a ser nosotros! Que mal te tomas las bromas! - Se acercó a él.

Kredan se acercó rápidamente y lo agarró por el cuello de la sudadera, lo miró fijamente a los ojos que permanecían burlescos. Los ojos de Kredan eran los de alguien dispuesto a acabar con lo que tenía delante. Pero Celsius lo apartó y lo tranquilizó.

E - Eres idiota, siempre provocando a la gente, no se te puede explicar nada, idiota... - La cara de Ertia era neutra.

C - Relájate Kredan! Te dejas llevar demasiado!

Luso se quitó la capucha dejando ver así su cabello color verde. Era parecido al color de pelo de Tir, pero algo más pálido. Sus ojos, ahora al descubierto, brillaban de color azul celeste.

L - No he mentido, somos una organización, nos llamamos Revolución Negativa, RN para los amigos. Somos un grupo lleno de "raritos" que se dedica a acabar con las injusticias en nuestro mundo!

E - "Raritos" dice... Todos nosotros somos personas con alguna capacidad especial, como podría ser tu hermana o yo.

K - Y que capacidad tenéis?

L - Leer la mente~

C - En serio? - Preguntó incrédulo.

L - Claro, te lo demostraré, estás pensando en adquirir un nuevo peine! Jaja. - Parecía no cansarse de hacer chistes desagradables.

E - Dejadlo... Mi habilidad ha sido nombrada como "Estadística", para resumir mucho tengo la capacidad de ver exactamente los valores de cada pokémon. Como sabréis los profesionales y los científicos de más alto nivel han hablado ya muchas veces de las capacidades máximas de cada pokémon. Pues yo puedo ver cuales son exactamente las capacidades actuales de cada pokémon, incluso puedo saber en lo que nació bueno, puedo detectar que tipo de poder oculto tienen los pokémon y puedo ver cuanto más pueden crecer en cada uno de los ámbitos conocidos.

C - Increíble! Eso no te da una seria ventaja en una batalla?!

E - Obviamente sí, es por eso que... Da igual...

L - La cuestión es que ahora que sabéis todo esto nos tenéis que ayudar! Que bien! - Sonrió malicioso.

Kredan

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Re:Alas Rotas [OriginalFic]
« Respuesta #24 en: 23 de Diciembre de 2015, 09:50:05 pm »
Capítulo 53: Propósitos
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Los chicos seguían a las afueras de ciudad Calagua, escuchaban perplejos aquello que les contaban y Celsius temía lo peor.

K – Que se supone que hacéis aquí de todas formas? - Aún estaba algo molesto.

C – Ni lo sueñes! No pienso meterme en esta mierda Kredan! Si crees que me voy a enrolar en una aventura con el primer tipo que se ríe de mi y me amenaza con un arma blanca estás muy equivocado!

K – No te pediría jamás que me acompañaras. - Le miró con tristeza.

L – Quizás tú no, pero yo si te lo pediré. No podemos dejar que vayáis por ahí con tanta información, como entenderás no puedo confiar en que vas a estar callado! - Sonrió.

C – De que coño vas... No tengo razones para ir hablando sobre todas estas locuras con nadie.

L – Ya claro, incluso siendo un investigador no? - Ertia lo miró seria.

C – Como sabes eso? - Su cara de preocupación lo delataba.

L – Es un secreto~. Te lo contaré cuando nos ayudes. De todas formas nosotros también íbamos al crucero batalla.

Kredan no salía de su asombro, como sabía todo eso, quizás a Celsius se le escapó algo cuando lo amenazaron. De todas formas lo que de verdad le importaba era que clase de negocios los había llevado hasta allí.

K – Déjate de estupideces... Cuéntame que es lo que vais a hacer y como podríamos nosotros ayudar.

E – Claro, pero mejor hablemos de esto en otro lugar. Que os parece la posada donde nos hospedamos? - Su rostro seguía inexpresivo.

K – Claro vamos. Celsius... Ven con nosotros...

C – Pero...

K – Por favor... - Parecía preocupado.

L – Eso es! Ven con nosotros Celsius~ - Se colocó la capucha y andó al lado de Ertia.

Pronto los cuatro habían llegado a la posada donde Luso y Ertia se hospedaban, que no era otro que “El nido de Wingull”. Parecía que los dos grupos habían elegido el mismo lugar para pasar la noche.

K – Nos hubiésemos terminado cruzando...

L – Que coincidencia tan agradable no?

C – Seguro...

E – Si no os importa empezaré a explicar el plan. - Hablaba como si Celsius y Kredan ya formaran parte del equipo.


Ertia les explicó que habían llegado a ciudad Calagua persiguiendo el rastro de una sociedad criminal que hacía relativamente poco que existía. Se hacían llamar PowerSavers. Al inicio eran tan solo un equipo de científicos de un renombre considerable. Se dice que las tres personas que lo fundaron eran científicos de las más altas esferas, pero que sus pensamientos y ideas los habían llevado a la locura y habían sido apartados del mundo de la ciencia profesional. El grupo se dedicaba plenamente a investigar las capacidades de los pokémon, y su afán por “crear” la perfección en los pokémon los llevó a iniciar un camino oscuro con la ingeniería genética.

Los chicos estaban estupefactos. Se empezaron a hacer a la idea de lo que les iban a explicar a continuación.

Aquel grupo de científicos fue creciendo poco a poco, hasta que encontraron una forma de financiación que les aportaba ingresos bastante más potentes. La “venta” de sus servicios. Aquellos investigadores empezaron a ofrecer a entrenadores profesionales, a personas que dependían de sus pokémon, sus servicios. Por una gran suma de dinero ellos modificaban genéticamente a sus pokémon. Ahí es donde RN entraba. El grupo de Ertia y Luso fue enviado a Hoenn para investigar a una persona en concreto, un coordinador que había ganado los últimos concursos con el mismo pokémon, superando todo tipo de adversidades de una forma increíble. Se trataba de Jenvi. Él y su Glalie siempre tenían duelos ajustados con Sandey y su salamence Yabu, pero en los últimos concursos Jenvi no dejaba de ganar una y otra vez. Por las características de Jenvi como profesional de los concursos, se le marcó como objeto de investigación.

E – Es por eso que lo seguimos por todo Hoenn, en cada batalla analicé a su Glalie, a pesar de eso los cambios fueron mínimos, así que decidí meterme en el último concurso que tenía en Hoenn para forzarlo a que hiciera lo que ya sabíamos que iba a pasar. - Lo explicaba como si leyera una lista de datos.

K – Pero Jenvi es un gran entrenador. La batalla que tuvo con Sandey fue muy justa y si no fuera por sus rápidos reflejos en la batalla y su estratégia no hubiese podido vencer...

L – Si, sus habilidades son las de un profesional, eso nadie lo va a negar. Pero en el mundo de las competiciones a este nivel se gana y se pierde mucho dinero, fama, reputación... Si tienes el dinero para asegurar una victoria lo pagarás, así es este mundo enfermo. - Parecía distraído.

C – Y ahora queréis tomar el crucero batalla? - Dudó.

E – Así es. Nuestra otra misión era infiltrarnos en el crucero batalla. El timing era perfecto, pues sale justo después de este concurso.

C – A que te refieres con infiltraros?

E – El crucero batalla es un nido de profesionales de los combates pokémon. Las probabilidades de que alguien relacionado con los PowerSavers esté dentro buscando clientes potenciales son prácticamente del cien por cien.

K – Tiene sentido...

L – Y por lo que parece vosotros dos también vais en ese lujoso crucero~! - Se mostró irónico.
C – Fue un regalo de parte de una persona importante. Vamos a Tesselia para entrenar... Por si pasa algo peligroso otra vez...

E – Algo peligroso? Explícate.

K – Seguro que conocéis el incidente de hace poco en Azuliza. Nos vimos envueltos en todo aquello y recayó sobre nosotros demasiada responsabilidad...

L – Cuenta m...

E – Suficiente. Como sea si nos queréis ayudar tenéis que aparentar un poco más de nivel. Mañana por la mañana compraremos ropa adecuada para la infiltración. Al menos vuestros oficios son reales como el mio. - Detuvo a su compañero.

C – A si? A que te dedicas?

E – Soy conocedora. Rango S.

K – Claro! Tienes la misma edad que yo! En mi promoción a parte de nombrarme clase C especial escuché de una chica de Tesselia que obtuvo el rango S con trece años! Eras tu! - Parecía alegrarse.

E – Clase C especial? No había oído nada de ello. Pero bueno, suena importante al menos. Celsius tu eres un investigador, no es así?

C – Exacto, soy uno de los más jóvenes en estudiar la megaevolución. Ahora mismo estoy en ello. - Sacó la cinta donde llevaba la megapiedra, la llevó guardada durante el concurso.

L – Uooooh! Entonces puedes hacer megaevolucionar a uno de tus pokémon?! Muéstramelo! - sus ojos brillaban como si de un niño pequeño se tratara.

C – Por ahora nada. Necesito evolucionar a mi Raida para probar la megaevolución... Por eso lo he estado usando constantemente estos últimos días. Tengo ganas de que evolucione pronto para empezar a estudiar los efectos de la megaevolución. Estoy seguro de que tendré bastante con lo que entretenerme!

E – Excelente. Lleva eso en la muñeca.

C – No voy a ser tu cebo personal... - Vio las intenciones de la chica.

E – Si llevas eso, yo muestro mi licencia y si se creen que Luso es un entrenador de la élite del gobierno las cosas irán sobre ruedas. Tu intenta parecer más importante, con suerte alguien vendrá a por ti... - Miró a Kredan fríamente.

K – Si claro...

Después de explicar todo el plan los chicos fueron a su propia habitación, de camino le dieron las buenas noches al posadero de la enorme peca en la cabeza.

Ambos estaban muy cansados pero tenían muchas preocupaciones. Kredan sentía que con esto se iba a acercar a la verdad sobre las personas que se llevaron a su hermana. Quien sabe si los PowerSavers fueron los que la habían secuestrado, y a saber para que. Por su lado, Celsius, no podía dejar de dar vueltas a si todo aquello estaba bien. Recordar los sucesos en Azuliza lo atormentaban, aquellas personas que murieron por que él tomo aquella decisión. Lo que realmente le daba miedo no era destapar una organización ni nada por el estilo, eso casi ni se lo podía creer, lo que le daba miedo era tener que decidir sobre la vida de alguien una vez más.

A pesar de lo cansados que estaban, los dos tardaron un par de horas en dormir. Y la mañana llegó demasiado pronto para ambos.

Kredan

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Re:Alas Rotas [OriginalFic]
« Respuesta #25 en: 31 de Diciembre de 2015, 06:56:36 pm »
Capítulo 54: Actualidad

Spoiler: mostrar

El Sol brillaba radiante en el horizonte, dibujando una linea de luz deslumbrante en el basto océano. Celsius y Kredan se prepararon para salir, no hablaron demasiado. Celsius seguía pensando en toda aquella locura, pero por otro lado sabía que para su amigo todo aquello podría llegar a ser tan importante como para él la megaevolución. Por su lado Kredan estaba nervioso, algo emocionado y a la vez preocupado. Hacía ya un tiempo que buscaba a su hermana y este podía ser el primer paso en firme para encontrarla. A pesar de eso entendía lo que le estaba pidiendo a Celsius. La realidad era que Kredan contaba con continuar por su cuenta en el caso de encontrar algo como aquello, pero para su desgracia su amigo había quedado totalmente inmerso en el asunto. Ambos salieron por la puerta, dispuestos a hacer aquello que habían hablado la noche anterior, y lo harían a pesar de todas las dudas que tenían.
Al salir se cruzaron con sus nuevos compañeros de viaje, los cuatro fueron a desayunar a una cafetería cerca de allí. El resto de la mañana lo dedicaron a encontrar ropa adecuada para el nivel social que se llevaba dentro del crucero. Ertia los aconsejó y los acabó vistiendo ella misma.

Entrada la tarde los cuatro embarcaron en el majestuoso Crucero Batalla. A pesar de estar advertidos, Kredan y Celsius no sabían a lo que se enfrentarían allí...


Al día siguiente estuvieron analizando a las personas hasta la hora de la comida. Los comentarios de Ertia llevaron a Celsius al descontrol y aquello era el motivo de la disputa que había en el camerino de los chicos.


K – Como sea! Ahora no hay vuelta atrás! Lo siento por meterte en estas mierdas! - Se volvió a sentar en su silla.

C – No importa... A fin de cuentas somos amigos, no? - Se dio cuenta de que su amigo estaba igual de nervioso que él.


Al anochecer tendría comienzo el torneo que daba nombre a aquel crucero. Los chicos estaban algo nerviosos, sabían que debían dar espectáculo si querían llamar la atención de alguno de los invitados que tuviese relación con los PowerSavers. Así pues decidieron pasar el resto de la tarde comentando lo que iban a hacer. Que pokémon usar, que movimientos realizar. También hablaron sobre contra que tipo de personas tendrían que pelear. Una vez se habían relajado empezaron a preguntarse que clase de premio iban a dar en aquel torneo. Siendo un crucero de lujo para personas que vienen de las altas esferas debía ser algo caro.

Al acercarse la noche se retransmitió un mensaje por la megafonía del barco:

“A todos los pasajeros, si desean participar en el torneo vengan a inscribirse en el salón de actos principal situado en la segunda planta, muchas gracias por su atención, el capitán les desea un feliz viaje y unas felices batallas”.

Los chicos salieron del camerino y se dirigieron al salón de actos. Un montón de gente se encontraba en la misma sala, el lugar era inmenso. El suelo estaba hecho de madera y las decoraciones de todo el lugar tenían un tono dorado y de cristal. Era el lujo en su máxima expresión. Unos cuantos camareros iban de aquí para allá con bandejas llenas de canapés y bebidas. La música clásica seguía acompañando la velada. El ambiente en general no desagradaba a los chicos, siempre y cuando no recordaran por que estaban allí.

K – Es todo bastante pretencioso. Pero he de admitir que el piano y el violín son mis instrumentos favoritos! - Miraba alrededor.

C – Yo la verdad es que he estado en algunos sitios así. Desde que trabajo en el laboratorio algunas veces he participado en cenas de este tipo.


Todo el mundo iba bien vestido en general. Ertia había acertado con los atuendos que les había elegido. Llevaban algunos recambios para pasar todo el viaje.
Ya en la mesa de inscripciones, la joven compañera de viaje que los había metido en todo aquello estaba inscribiéndose. Para ello había una enorme mesa, llena de asientos donde poder sentarse, tomar algún brebaje y hacer la inscripción con tranquilidad.

Al terminar ella la inscripción, fue el turno de Celsius. Kredan lo esperó para ser el siguiente. Ertia se paró a hablar con él.

E – Que tal está Celsius? - Le preguntó acercando su boca al oído de Kredan.

K – Mejor, hemos hablado un rato, está más tranquilo ahora... - Miró el suelo.

E – Sabes que no podemos dejar a nadie fuera de esto ahora.

K – Claro... Igualmente fue el quien aceptó ayudarme hace un tiempo... Supongo que las cosas han sucedido en muy poco tiempo.

E – No os podéis retirar ahora. Solo quiero que lo recordéis. Estoy segura de que después de... Bueno da igual, parece que es tu turno. - Saludó a Celsius.

Kredan se fue a rellenar su inscripción. Al sentarse le hicieron algunas preguntas, tales como su nombre, edad, estatura, peso, profesión, etc...
Mientras tanto Ertia y Celsius hablaban en su espalda algo alejados de la multitud que se empezaba a aglomerar en la mesa.

Las batallas se harán en la cubierta superior, tome este pase para cuando llegue el momento.

K – Gracias. - Agarró la tarjeta y se fue.

Los tres ya reunidos decidieron ir a dar una vuelta por el crucero. Aún no habían visitado gran parte de aquel lugar. Además aún quedaba un rato para que empezaran las peleas.

C – Donde está Luso?

E – Sigue inspeccionando el lugar, siempre le ha gustado hacer de detective...

K – Participará en la batalla?

E – No. Dedicará ese tiempo a investigar a las personas que vean el combate. No se si lo sabéis pero se va a dividir todo en cuatro bloques de dieciséis participantes.

C – No será que tiene miedo a perder contra mi? - Bromeó.

E – La verdad es que nunca le he visto pelear, es más, no se ni siquiera que clase de pokémon lleva.

K – De verdad?! Cuanto tiempo llevas trabajando con él? - Preguntó intrigado.

E – Años? Llevo unos cuantos meses, no hace ni medio año.

C – Wow. Parecía como si llevarais una vida como equipo...

E – Como sea. Será mejor que nos vayamos a la parte de arriba, con lo que hemos andado nos queda un buen trozo de vuelta.


Ya dispuestos a pelear, el grupo tomó el camino al terreno de batalla. Un camino que solo llevaba en una dirección.

Kredan

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Re:Alas Rotas [OriginalFic]
« Respuesta #26 en: 25 de Enero de 2016, 09:08:06 am »
Capítulo 55: Alta Mar


Spoiler: mostrar

El tiempo había pasado, Ertia, Celsius y Kredan estaban en aquella enorme superficie que ya estaba lista para que las batallas empezaran. A causa de la gran cantidad de personas inscritas el torneo se dividía en cuatro bloques, uno de los bloques tenía que pelear dentro de una sala que normalmente se usaba para bailes y eventos de ese estilo. Celsius y Ertia peleaban al aire libre, Kredan estaba en el que tenía que entrar dentro.

K – Os veo luego. - Dijo yendo en dirección a su campo de batalla.

E – Intenta destacar cuando pelees.

C – Suerte! - Chocó su mano con la de su compañero antes de que partiera. Kredan le devolvió los ánimos con la mirada.


En la pared que quedaba justo detrás de los tres campos de batalla exteriores se abrió un enorme agujero del que aparecía una pantalla completamente plana. En ella el presentador que habían visto al mediodía empezaba el espectáculo.

P – Queridísimo publico, damas y caballeros, gente de todas las regiones, el torneo del crucero batalla va a dar su comienzo! Yo vuestro presentador, llamado El Presentador, os dará el mejor espectáculo, siempre dejando en manos de nuestros participantes el plato principal. Espero que os guste la comida con condimento, porqué la noche de hoy promete combates del más alto nivel!


< Que nombre más idiota > Pensó Ertia, que se preparaba para dar una función llamativa.
Celsius estaba algo nervioso, se encontraba en el mismo bloque que Ertia y sabía de buena mano que no iba a ser fácil vencer.

P – Como sabrán durante la noche de hoy podrán disfrutar de las ocho primeras batallas de cada bloque. La siguiente ronda empezará mañana por la mañana y seguirán hasta la gran final, que culminará con la última noche de este maravilloso viaje!

El presentador del evento siguió hablando, hasta llegar al punto que a todos importaba, los emparejamientos. En la primera ronda Ertia y Celsius no se iban a enfrentar, lo que alentó a Celsius. Por otro lado el rival de Kredan si era alguien a quien conocía.


P – El último combate del bloque D será de Kredan contra Jenvi! Y sin más dilación: QUE EMPIECE EL SHOW!

Celsius se enfrentaba el primero en su bloque. Su rival era un hombre de frondoso bigote, de aspecto refinado. Vestía tan galán como hablaba. Su nombre era Crisol, y su pokémon era nada más y nada menos que un Milotic. Celsius sabía que pokémon iba a elegir, tenía en mente la megaevolución y nada le iba a detener en alcanzar esa meta. Así pues sacó a Raida de su pokéball.

El pequeño y verdoso pokémon estaba listo para la batalla. Celsius sabía que tenía las de ganar, además notaba que desde que estaba con Kredan las batallas se le iban dando cada vez mejor. Sentía que la experiencia en el concurso lo había vuelto un mejor entrenador y confiaba en sus posibilidades más que nunca.

La batalla dio comienzo en cuanto ambos contendientes estaban listos. Las normas eran sencillas, un solo pokémon por persona. La pelea terminaba cuando uno de los dos pokémon no podía más o cuando uno de los entrenadores se rindiera.

La delantera en la batalla la tomó Celsius, su primer movimiento fue rápido y claro, Rayo a toda potencia contra su rival. Milotic no pudo reaccionar a tiempo y recibió el impacto directo, su cuerpo mostraba indicios de que el ataque había sido muy efectivo. Pero su entrenador confiaba en su pokémon, justo después de aquello Milotic usó Recuperación, sanando así sus heridas. Crisol siguió esta vez mandando a su pokémon a atacar, usando Hidrobomba. Celsius tenía en mente las palabras de Kredan, había aprendido lo importante que era para Raida mantenerse fuera del alcance de cualquier ataque, pues un golpe limpio le podría causar grandes daños. Raida reaccionó en milésimas al grito de su entrenador que le pedía que esquivara a la derecha. Celsius había ido más allá y le había mandado de nuevo la orden de Rayo. Milotic lo recibía de nuevo, y se volvía a recuperar.

< No saldré de este bucle, es cuestión de tiempo que uno de sus movimientos alcance a Raida. > Pensó Celsius. Y como un relámpago, la respuesta a aquella batalla aparecía en su mente.

Raida esquivó de nuevo, pero esta vez se acercó veloz hacia el rival, justo después usó Chispazo, golpeando a su rival de nuevo, pero esta vez con menos potencia. Raida retrocedió mientras Milotic usaba recuperación, y antes de que le diera tiempo de lanzar Hidrobomba ya estaba lanzando Rayo. El pokémon de Crisol estaba muy malherido, pero podía seguir recuperando su salud una y otra vez. Pero justo cuando iba a lanzar de nuevo el Recuperación su cuerpo quedó completamente paralizado. Celsius sabía que las probabilidades de que eso pasara iban a ser altas y no dudó en dar el golpe de gracia con Rayo. Ganando así su primera batalla.

P – Señoras y señores tenemos por fin el resultado del combate del bloque A, que ha sido el último en ganar a su oponente! Felicidades Celsius!

C - ¿Como, el último? - Se sorprendió, mientras guardaba a Raida en su pokéball.

E – Vas tarde, el resto de bloques ya han empezado su segunda batalla. Así no vas a conseguir destacar nada... En fin...

C – Entonces, la batalla de Kredan, como ha quedado?!

E – Tan poco confías en tu amigo? Ha sido el primero en vencer, tendría que verlo con los ojos, pero estoy segura de que Jenvi habrá modificado de nuevo a su pokémon y eso lo ha llevado a la derrota.

Kredan que había acabado la batalla salía de la sala donde se encontraba y se iba a ver a su amigo y a su nueva compañera. Encontró rápidamente la cabeza de Celsius y pasaron el resto del evento juntos.

La segunda batalla fue casi tan rápida como la primera y al llegar a la tercera Ertia apalizó a su rival con Scolipede. Tanto Kredan como Ertia estaban en la mira de todo el mundo por el tipo de batalla que habían realizado. No era común ver una forma de pelear tan violenta en gente de esa categoría social.

Kredan

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Re:Alas Rotas [OriginalFic]
« Respuesta #27 en: 29 de Febrero de 2016, 07:47:55 am »
Capítulo 56: Elegancia cero

Spoiler: mostrar

Tras terminar la primera ronda, Ertia, Kredan y Celsius se pasearon por el lugar. Habían podido ver las batallas del mismo bloque que Celsius y Ertia y en ninguna parecía haber alguien que destacara tanto como para pensar que podía ser de Power Savers.

E – Puede que estemos enfocando la búsqueda mal... No he visto a nadie que sea especialmente espectacular...

K – Si yo quisiera reclutar a profesionales les daría una dosis de poder, para que tengan algo que desear...

C – Ya, quizás están ocultando su verdadero potencial... - Decía sin equivocarse demasiado.


Algo decepcionados, los chicos se separaron de Ertia para ir a su camerino, ella se dirigió al suyo, donde se suponía que le esperaba Luso.
De camino a allí:

C – Oye... ¿No te incomoda ir con este trajecito?

K - ¿Sinceramente? Mucho. Aunque cuando estudié para ser conocedor nos hacían llevar uniformes a todos lo estudiantes. Así que lo puedo soportar. Aunque he de decir que echo de menos llevar mis estupendos bolsillos llenos de cosas.

C – Ya, tu y tus bolsillos.

K – Por suerte la mayoría de objetos que necesito caben por aquí y por allá. - Dijo señalando los bolsillos de su traje.

C – Es increíble que tengas la capacidad de llenar hasta un traje formal... En fin, mañana será otro día, por la mañana tenemos que dar lo mejor de nosotros mismos. ¿Crees que tenemos posibilidad de ganar el premio gordo?

K – Bueno, por ahora Ertia es la persona que me parece más peligrosa, así que supongo que al menos uno de nosotros lo hará. - Sonrió.

Celsius siguió pensando cuales iban a ser sus estrategias en las próximas batallas, incluso se imaginó su batalla contra Ertia. Poco a poco ganaba confianza en sus dotes, y se sentía más cerca de alcanzar sus metas. Por otro lado Kredan parecía algo distraído.

La mañana llegó y con ello el comienzo de la segunda ronda de batallas.
Los tres campos exteriores estaban bañados por la luz del Sol, que cada vez era más y más cálida, y acariciaba la piel tanto de contendientes como de espectadores. En medio de los tres campos se alzaba un pilar con tres pantallas, en ellas se encontraba el brillante presentador del torneo El Presentador:

P – ¡Hombres y mujeres de todos los lugares, buenos días y grandes batallas vivan hoy! ¡Demos comienzo sin esperar a la segunda ronda de nuestro fabuloso torneo!

E – ¿Como se puede ser tan ruidoso? - Decía con cara de no haber dormido demasiado.

C - ¡La verdad es que yo estoy bastante motivado! Espero con ansia la batalla de hoy.


El primer enfrentamiento del bloque era obviamente el de Celsius, que esta vez se enfrentaba a la hija de la familia Crisol. Su nombre era Solina, un nombre extremadamente trabajado por parte de sus padres. Solina sacó de su pokéball a Cherrim. El pokémon estaba envuelto en un capullo, pero al entrar en contacto con la luz del Sol sus pétalos se abrieron haciendo gala de un hermoso color rosa. Por su lado, Celsius sacó de nuevo a Raida.
< Puedo ganar fácilmente > Pensó, teniendo en mente una nueva estrategia que ideó la noche anterior.


En el momento en que ambos pokémon y entrenadores estuvieron listos, dio comienzo la batalla.

Antes de poder lanzar tan siquiera su primer movimiento Solina ya había puesto en marcha su estrategia. Cherrim lanzó Brillo Mágico, del cuerpo del pokémon emanó una intensa luz blanca que se expandió hasta golpear a Raida, que no tenía lugar donde escapar.

S – Juego con ventaja, chicarrón. - Dijo vacilando al joven investigador.

Celsius tan siquiera escuchó lo que le decía, su mente estaba al cien por cien en la batalla. Esperaba a que Raida recuperara la compostura y el campo de visión. Pero en ese momento Cherrim no estaba en ningún lugar.

C – ¡Arriba! - Gritó, cuando ya era demasiado tarde.

Cherrim lanzó Drenadoras, que impactaron en la parte superior del morro del pokémon, atrapando su morro. Aún así fue capaz de propinar un Chispazo, en varias direcciones que impactó contra el pokémon rival, sin surtir demasiado efecto.

S - ¡Ya he ganado! ¡JAJAJA! - La muchacha, de apenas diez años parecía poseída por el mismísimo Giratina.

Cherrim se iba recuperando del daño que había recibido con la energía que le absorbía a Raida mediante las drenadoras. Aún así, Raida no parecía rendirse. Celsius lo sabía, y esperó por aquello que todo el tiempo había tenido en mente.

Cherrim se había alejado y su entrenadora le ordenó lanzar el más poderoso de sus ataques, Rayo Solar. La esfera de energía se acumuló rápidamente gracias a la intensa luz solar que brillaba aquel día, y el pokémon lanzó rápidamente el potente haz de luz, que era compacto e intenso. Celsius confiaba en su pokémon y en su gran velocidad, y esperó al momento exacto antes del impacto del movimiento del rival para decirle a Raida que esquivara. El rayo logró alcanzar parcialmente a Raida, que había saltado a un lado, se tambaleó y rápidamente se recuperó. Se acercó todo lo que pudo a Cherrim y aprovechó que acababa de lanzar su movimiento para ejecutar un golpe fulminante:

C - ¡Ahora, Lanzallamas! - Gritó, sudando.

La boca de Raida se llenaba de las más calurosas llamas, hasta desbordar, quemando las raíces del Drenadoras, permitiendo que Raida abriera su pequeña boca. De ella salió un torrente de llamas tres veces más grande que su cuerpo, que impactaron de lleno en Cherrim.
< ¡Ya está! > Pensó Celsius. Pero se equivocaba. Cherrim seguía en pie y Raida apenas acababa de lanzar su movimiento.

S - ¡ Maldito desgraciado, Cherrim, MATA A ESE POKÉMON, MÁTALO! - Gritó desesperada.

La cara de Cherrim, normalmente dulce, lucía terrorífica. El pokémon cargó de nuevo Rayo Solar y lo lanzó sin un segundo de respiro.

C - ¡Raida! ¡Vuelve a usar Lanzallamas, no dejes de lanzarlo, por favor! - Gritó desesperado.

Las palabras de su entrenador llegaron a sus oídos, Raida aún sin haber recuperado de todo la compostura, decidió ejecutar de nuevo un Lanzallamas, que chocaba de pleno con el Rayo Solar de Cherrim. Pero a pesar de la ventaja de tipos, el poder de Raida no era suficiente. Su fuego era superado por un Rayo Solar que lo atravesaba sin dificultad alguna.
Raida era un pokémon testarudo, valiente y sobretodo sacrificado, notaba lo importante que era para su entrenador vencer aquel combate, sabía que se había esforzado. Recordó la noche anterior durante la cual Celsius se esforzó horas y horas en enseñarle el movimiento, igual que lo hizo cuando se prepararon para el concurso, con el movimiento Chispazo. Recordó como su entrenador recopilaba información de un lado y de otro a toda velocidad y como se entusiasmaba al mostrarle como debía ejecutar los nuevos movimientos. Recordó su batalla en el lugar donde vivía, el pokémon sintió dentro de su cuerpo toda la energía que su entrenador había puesto en él, su esperanza. Y como siempre había hecho, no se rindió.

Raida siguió aumentando la intensidad de su movimiento, Celsius gritaba casi como si fuera el mismo quien lanzara el movimiento. Parecía que la potencia aumentaba cada vez más y más, poco a poco ofrecía resistencia al movimiento de su rival.

S - ¡VAMOS, ACABA CON ÉL DE UNA VEZ, O ES QUE NO PUEDES NI HACER ESO! - Gritaba como una energúmena.

Pero Raida no se daba por vencido, hasta que igualó la fuerza del movimiento de su rival. Y fue entonces, cuando su cuerpo empezó a brillar. Brilló intensamente, quizás incluso más que la luz del Sol que brindaba calor a todos en el barco aquel día. Su cuerpo creció, hasta volverse azul y amarillo, hasta lograr evolucionar en Manectric.

C – ¿¡Eso es!? - No creía lo que veía.

La potencia del movimiento de Raida se vio bruscamente incrementada, sobrepasando en un momento la de su rival. El Lanzallamas de Raida impactó con más potencia que nunca sobre Cherrim, dejándolo fuera de combate.

Celsius corrió hacia su pokémon y este le saltó directo a los brazos. Estaba algo magullado, pero no dudo en lamer la cara de su entrenador, las caras de ambos estaban llenas de felicidad. A diferencia de la de su rival, que se veía llena de odio.

Después de tanto esfuerzo, Raida por fin logró evolucionar.

Kredan

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Re:Alas Rotas [OriginalFic]
« Respuesta #28 en: 02 de Marzo de 2016, 07:53:34 am »
Capítulo 57: Suposiciones

Spoiler: mostrar


Celsius celebró la victoria tanto como pudo hasta que lo echaron del campo de batalla para dar paso a la pelea de Ertia.

E – Nada mal, pero compórtate. - Le dijo al pasar por su lado.


A pesar de eso el joven seguía eufórico, por fin había logrado aquello que tanto deseaba, obtener un pokémon capaz de megaevolucionar. Vio sus estudios e investigaciones impulsadas después de tanto tiempo estancadas. Ni siquiera prestó atención a la batalla que tenía delante de sus ojos, aunque se imaginaba el resultado.

¿? - Ha sido una gran batalla, la verdad, pero mi pokémon tenía ventaja sobre el tuyo. - El joven extendió la mano, pero la derrotada Ertia no quiso devolverle la cordialidad.

E – No me vengas con chorradas. Si no logro mis objetivos no es un buen combate. - La chica se fue, dejando a su contrincante con la mano alzada para nadie.


El chico se marchó en dirección contraria a Ertia, pero se cruzó con alguien interesado en sus habilidades. No tardó en mantener una larga conversación, de la cual aún no sabríamos nada.

K – Vaya, vaya, mira quien a sido derrotada. - Se pavoneó de su victoria en su bloque.

E – Callate, señor rango C, no entiendes la situación. - Se fue sin decir más a su habitación.

K – Madre mía, quizás me he pasado... Pero eso es lo de menos. ¿Dónde está el futuro campeón del torneo? - Kredan se giró entusiasmado hacia Celsius y Raida.

Raida se abalanzó sobre Kredan. Parecía saber lo contento que estaba él también con su evolución. Los dos chicos y el pokémon disfrutaron de la mañana yendo de un lado a otro del barco, dando saltos de alegría. Al cabo de unas cuantas horas decidieron ir a comer.

C – Dime, has logrado vencer a tu rival de nuevo? - Dijo mientras devoraba como si no hubiese comido en décadas.

K – Si, no ha sido difícil, de nuevo he tenido ventaja de tipo y mi rival no conocía bien a mi pokémon. Además yo si sabia más o menos por donde iría él. He ganado rápido, pero con la de gente que había he decidido ver tu batalla desde una de las pantallas. Me he emocionado cuando Raida ha evolucionado. - Comía más tranquilo que su amigo.

C – La verdad es que tengo ganas de intentar la megaevolución. ¿Como crees que será?

K – No lo se, pero yo le daría tiempo a Raida para que se acostumbre a sus nuevas capacidades.

C - ¿Tu crees? Confío en su potencial, estoy seguro de que lo hará genial cuando megaevolucione.


Mientras ambos charlaban acerca del siguiente paso que iban a dar, las pantallas que estaban repartidas por todos lados retransmitieron la cara de el brillante presentador de las batallas, El Presentador.

P – Damas y caballeros, profesionales de todas las regiones, nos acercamos cada vez más al auje de nuestro torneo, en las batallas de hoy nuestros participantes han mostrado increíbles movimientos, tácticas capaces de vencer a cualquier rival que se les oponga, incluso hemos visto evolucionar a uno de los pokémon participantes. ¡Pero las batallas se volverán cada vez más intensas! Y eso es lo que todos queremos. A partir de las seis de la tarde empezaremos las batallas de la siguiente ronda, espero desde lo más profundo de mi brillante corazón que disfrutéis los siguientes combates.


Las pantallas se apagaron súbitamente.

K – Hay que ver, que pesado es.

C – Yo he de admitir que me gusta que vayan haciendo este tipo de introducciones. Tengo ganas de seguir batallando. Con la megaevolución tengo una buena oportunidad de vencer.

K – Ahora que lo mencionas, aunque no lo hayas hecho... Ertia ha perdido su batalla, no he visto quien era su rival porque cuando ha acabado tu batalla he ido de cabeza ha verte, pero si le ha derrotado debe ser un entrenador poderoso.

C – Si, recuerdo que su nombre empezaba por L, Lu... algo, no se, creo que ha usado un pokémon de tipo volador. Ertia estaba en desventaja, si no hubiese vencido.

K – No estoy tan seguro...

C – Como sea, después de comer iré a la habitación, necesito reorganizar mis tácticas. Aunque cuando me toque pelear contra aquel tipo no tendré tantos problemas, a fin de cuentas usa un pokémon volador.


K – Yo creo que me iré a dar una vuelta, no tengo mucho que planear. Simplemente hay que luchar y ya. - Se levantó y se marchó.


Aún quedaban dos horas para que la siguiente ronda se sucediera, pero no fueron horas vacías. Pues antes de darse cuenta las cosas se habían salido de control en un pequeño sector del barco.

Ertia se encontraba en su habitación cuando le llegó una notificación, diciendo que podía pasar a recoger a Scolipede en la sala de recuperación. Sin dudar ni un segundo la joven se puso en marcha. Allí, en aquella sala toda ambientada a modo de centro pokémon, se encontraba el personal, entre ellos un par de enfermeras Joy. Ertia se acercó al mostrador, le enseñó el mensaje en su dispositivo móvil y la enfermera le devolvió a su pokémon. Al salir de la sala decidió volver a su habitación. Pero de camino a allí, en medio de un pasillo poco concurrido, encontró de frente a un hombre vestido de negro con gafas de sol, justo detrás otro se había colocado. Ertia imaginaba que las cosas se habían torcido de alguna forma y no dudó en pelear. Sacó a su recién curado Scolipede, mientras que cada uno de los hombres sacaron un Growlithe. Sin previo aviso, los dos pokémon lanzaron su Lanzallamas por el suelo, Ertia se agarró a su Scolipede, este se puso a salvo clavando su ponzoñosa cola en el techo, manteniendo a su entrenadora a salvo.

E – Veo que sois poco habladores. - Ejecutó un movimiento.

La chica, subida sobre su pokémon, empezó la batalla. Para evitar el fuego, Scolipede empezó a rodar en el aire, clavando y soltando su cola del techo, hasta llegar al rival que tenía delante, golpeándolo con su propia fuerza sumada a la fuerza centrífuga que había ganado al desplazarse. Growlithe y su entrenador salieron volando hasta la pared de enfrente. Scolipede que poseía la habilidad Impulso, se hacía cada vez más y más veloz.

E – Vamos a salir de aquí, rápido. Nos reuniremos con Luso en la parte superior. - Dijo mientras llamaba a su compañero.

Mientras huía pensaba como le podrían haber detectado como espía. Y a medida que escapaba notaba como más y más personas iban tras ellas.

< ¡Mierda! No contesta la llamada... ¿Quizás? No, no creo que... > Se iba poniendo cada vez más nerviosa.

Cuando al final logró llegar a la parte superior, se vio envuelta de perseguidores y de personas inocentes. No tenía donde ir, no había esperanza para aquella huida.
Pero de repente, por el lado derecho del barco se escuchaba a montones de personas gritando cosas como “ ¡Atraparlo!” “¡Que no escape!”.


E – ¡Lus...!

Para sorpresa de Ertia, la persona a la que perseguían no era su compañero Luso, si no Kredan, que parecía haber sufrido el mismo destino que ella.
Antes de que se diera cuenta tenía encima a la gente que creía que eran malas personas y a los guardias que probablemente los habían descubierto. Para dar tiempo a Kredan, Scolipede se lanzó a pelear contra sus perseguidores. Se llevó de una sentada a tres o cuatro pokémon, pero pronto lo acribillaron con todo tipo de movimientos.

E - ¡¿ Se puede saber que ha pasado ?! - Gritó mientras metía dentro de la pokéball a su malherido pokémon.

K – No lo se, pero vamos a salir de aquí ahora. - El muchacho silbó.


La sombra de un gran pokémon se proyectó sobre la zona donde se encontraban. Entonces el Noivern de Kredan aterrizó sobre aquel lugar, provocando incluso que el barco se moviera un poco, su presencia intimidó a la gente del barco, que empezó a correr despavorida. El pokémon lanzó un oscuro Vendaval, cuya presión dejó incapacitados a todos los demás pokémon durante unos instantes. Los justos para que Kredan y Ertia se subieran a su lomo y salieran de allí volando.


Mientras tanto, Celsius estaba terminando las preparaciones para su siguiente batalla.

Kredan

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Re:Alas Rotas [OriginalFic]
« Respuesta #29 en: 24 de Marzo de 2016, 10:07:39 am »
Capítulo 58: Viejos trucos


Spoiler: mostrar

Celsius se había pasado todo el tiempo que le quedaba antes de su batalla en su camerino, preparando su siguiente batalla. Aunque se sentía bastante seguro de sus posibilidades. En la batalla contra Ertia, su siguiente rival había usado un pokémon volador, y esperaba que así fuera en la que tendría contra él.
Lejos de equivocarse preparó y diseñó sus estrategias con Raida, pues era el pokémon con el que enfrentaría a su rival. Y una vez listo y dada la hora, salió de su camerino y se dispuso a ganar la siguiente ronda.

Al llegar, el público ya estaba expectante, le sorprendió no ver a Ertia por allí, aunque pensó que quizás seguía molesta por la derrota. Y en cuanto a Kredan, no tubo tiempo a pensar nada, pues las grandiosas pantallas anunciaron su retirada del torneo. El Presentador simplemente dijo que el muchacho había abandonado la batalla, sin dar demasiados detalles. La gente murmuró y Celsius se acabó enterando de lo sucedido. Pero antes de poder poner el grito en el aire, apareció Luso.

L – Hombre! Mi fiel compañero Celsius! - Le saludo, con una sonrisa de lado a lado.

C – Oye! Que le ha pasado a Kredan y a Ertia, sabes algo? - Sospechaba de él.

L – Que agudo eres... Se nota que eres "el grandioso Celsius, genio entre los genios".

C – Déjate de tonterías, dime que les ha pasado. - Estaba molesto, sabía que se reía de el.

L – Tranquilo hombre! Te lo explicaré con pelos y señales, de todas formas tu batalla tardará aún un poco. - Tras decir eso, El Presentador apareció de nuevo en pantalla.

"Señoras y señores, lamentamos mucho las molestias, pero las batallas que se debían suceder hoy se verán pospuestas a mañana por la tarde."

Se armó un buen revuelo al aplazar el evento principal, pero al poco tiempo la gente ya se había separado y tenía una nueva ocupación. Para algo era un lujoso crucero lleno de entretenimiento para humanos y pokémon.
Luso se llevó a Celsius a su camerino. La maleta de Luso aún estaba intacta, no parecía haber entrado en ningún momento a aquel lugar. Ambos se sentaron alrededor de la pequeña mesita que había en todos los camerinos.

L – He vendido a Ertia y Kredan. - Dijo de forma natural.

C – Que has hecho que?!

L – Los he vendido, he dedicado todo mi tiempo a obtener la información que necesitaba, he encontrado a la persona de Power Savers que hay infiltrada en este crucero.

C – En serio, y quien es?

L – Bueno, digamos que no existe nadie "infiltrado".

C – Entonces?

L – Si el crucero es tuyo, es complicado infiltrarte. El dueño de este barco es parte de Power Savers. Utiliza el crucero para encontrar a personas interesadas en los servicios que su grupo puede proporcionar.

C – Claro, es el lugar perfecto para tener fondos, no vas a poner tan solo a algunas personas que encuentren carnada, te encargarás de ser dueño de un lugar como este lleno de personas potenciales para el negocio. - Concluyó.

L – Ding,Dong! Acertaste. El Presentador, concrétamente, es la persona que lleva todo el negocio durante los viajes. Lo he descubierto esta mañana temprano y he ido a hablar con él directamente. Pero es obvio que no te vas a ganar la confianza de nadie solo delatándolo. Para ganar su confianza le he dicho que tanto tu como yo nos habíamos infiltrado en la policía internacional para conseguir información de su grupo. Después de saber que ellos eran de PS he contactado lo antes posible con ellos y para que me creyeran les he dicho que nuestros compañeros Ertia y Kredan estaban con nosotros para desmantelar su organización. Obviamente han mandado a unas pocas personas a atacarles para ver como reaccionaban y parece que Kredan ha llamado a su Noivern para que los sacara a él y a Ertia del barco volando. Lo que les ha confirmado que realmente se traían algo entre manos.

C – Y porqué no nos has vendido a Kredan y a mi? A fin de cuentas Ertia es tu compañera desde hace más tiempo...

L – Ertia no es científica ni puede usar la megaevolución. Desde mi punto de vista, eres un cliente con mucho más potencial que una conocedora que ya tiene el rango S.

< Lo tiene todo calculado... Si me paro a pensarlo desde ese punto, realmente yo soy alguien que tiene mucho más que ganar que no Ertia... > Pensó Celsius.

L – Veo que lo entiendes, lo siguiente que haremos es demostrar que puedes megaevolucionar a tu pokémon, que por lo que sé ahora ya es un Manectric. Nos viene de perlas. Así que por ahora descansa. Cuando el crucero llegue a Tesselia El Presentador nos llevara ante el dueño del crucero para que nos lleve a uno de los laboratorios de Power Savers. Ten eso presente.

C – Si... No me parece bien que hayas vendido a nuestros amigos, pero no puedo decir que sea un mal plan... Iré a mi camerino si no te importa.

L – Claro! Espero que tengas una buena batalla mañana! - sonrió.

Celsius no podía decir si realmente Luso era alguien en quien confiar o una persona perversa. Pero sin duda hacía su trabajo, y mejor de lo que otros podrían hacerlo.
Pasó lo que le quedaba de día sin mucho que hacer. Simplemente repasó con Raida lo que ya habían planeado y miró su dispositivo móvil varias veces por si Kredan se comunicaba con él. No hizo ninguna llamada por si a caso.
Aunque no tenía nada que hacer tardó muchas horas en dormir. Se quedó dando vueltas en su cama, escuchando al gentío festejar y las olas romper contra el casco del barco.

Cuando despertó ya era la hora de comer. Por suerte las batallas iban a empezar al atardecer y aún tenía tiempo de sobra para despejar su mente. Aunque el cielo auguraba tormentas.
« Última modificación: 24 de Marzo de 2016, 08:00:52 pm por Kredan »

Kredan

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Re:Alas Rotas [OriginalFic]
« Respuesta #30 en: 29 de Marzo de 2016, 07:41:56 am »
Capítulo 59: Tormenta y tormento


Spoiler: mostrar

El barco había avanzado una gran parte de su trayecto, casi no quedaban días para alcanzar Tesselia, pero había algo que extrañó al capitán y a la tripulación del Crucero Batalla, y era aquella tormenta. No estaba previsto en absoluto que hubiese una tormenta en aquel lugar, pero era obvio que lo que les venía de frente era una tormenta de un calibre importante. El capitán del barco, un hombre con muchos años de experiencia, curtido en miles de viajes gracias a su edad y oficio, sabía que las cosas no iban a ir según lo planeado. Así que decidió dar la orden a su joven oficial para que iniciara los preparativos, no unos regulares, los de máxima prioridad.

La gente del barco generalmente no daba cuentas a lo que el tiempo hiciera o no, la mayoría estaban allí sin tener ni idea del tiempo que iba a hacer al día siguiente, ni de lo que habían cenado la noche anterior, algunos ni siquiera sabían porqué se despertaban con quien se despertaban. Uno de los pasajeros que no echó demasiada importancia a todo aquel asunto de la meteorología fue Celsius, que estaba demasiado concentrado en su siguiente pelea y en todo el asunto de PS. Pero para su pesar no iba a ser un asunto secundario.

A la hora de empezar las batallas la gente salía a los estadios exteriores aunque la lluvia azotara el barco como si lo quisiera hundir contra el océano. El Presentador apareció en las pantallas de todo el crucero y advirtió de lo peligroso que era estar en cubierta, pero animó a todo el mundo a disfrutar del peligro que conllevaba el ver las batallas que seguían.

Celsius ya estaba en la zona de batalla que le tocaba, pero su rival no había llegado. De repente un estruendo enorme sonó no muy lejos de donde estaban. Un rayo enorme golpeó el océano. Una colosal sombra apareció en la zona del impacto. Nadie veía bien lo que estaba pasando, se oían los gritos de varios pokémon. Todo el mundo se puso a contemplar lo que sucedía, nadie parecía asustado, todos tenían curiosidad por saber que clase de criatura se encontraba más adelante.

El grito de aquel coloso volvió a sonar de nuevo, otro Rayo gigante golpeó la zona y tras aquel sonido que hizo vibrar toda la masa acuática, se hizo un silencio estrepitoso. La enorme figura había desaparecido, se veía a lo lejos una sombra algo más pequeña, volando. Tenía una forma serpenteante y se iluminaba en la lejanía rodeado de lo que parecía electricidad.

Durante toda esa estrepitosa batalla, Celsius sintió un horror, uno de aquellos que no necesitas ver, uno de aquellos que el cuerpo te hace recordar. El grito del pokémon más grande, él lo conocía. Sabía bien de que se trataba, ni siquiera se lo pudo plantear, el recuerdo de aquel pokémon había creado una cicatriz en su cerebro que no se iba a ir tan fácilmente.
Temiendo lo peor, el joven quiso advertir a todo el mundo de lo que iba a suceder, de lo que vendría después, pero no podía, era como si se hubiese quedado mudo, como si su cuerpo no le respondiese.

Los pasajeros, sin saber que es lo que había sucedido en el fondo, vitoreaban al pokémon ganador, por pura naturaleza. El fuerte siempre gana, el ganador ha de ser vitoreado, no importa que o quien, solo importa la victoria. Era una premisa metida en la cabeza de la mayoría de los entrenadores que allí se encontraban. Gente de la élite social, personas ricas y entrenadores que buscaban volverse más y más fuertes.

Pero tan solo Celsius y algunas personas más sabían que, en realidad aún no había un ganador. Un rayo de un color blanco tan puro como el de la nieve, emergía desde el agua y impactaba contra la sombra que cada vez se veía con más claridad. El pokémon al que consideraban vencedor fue abatido de un solo golpe. El silencio de la audiencia hizo más fuerte el sonido de aquella tormenta, que golpeaba sin piedad a todos aquellos que bajo ella se encontraban.

Celsius estaba en lo cierto, lo que había a lo lejos, no era otro que el legendario pokémon de Johto, Lugia. Y el que había acabado con el pokémon que se encargó de Lugia muy probablemente era el rey de los mares de Hoenn, Kyogre.

El joven científico respiró todo lo hondo que pudo, intentó mantener su cabeza fría, hoy adornada con su gorro de lana y la piedra activadora que Gerdenor le preparó expresamente. Su corazón latía cada vez más rápido, pero intentaba pensar con claridad en lo que iba a suceder. A pesar de que le doliera admitirlo, no se veía listo en absoluto para enfrentar lo que venía. Pero una idea atravesó su cabeza: < El crucero está lleno de entrenadores de alto nivel >. Su única esperanza eran; la megaevolución de Raida y que el resto de personas a bordo del crucero fuesen lo suficientemente poderosos como para parar a Kyogre.

Antes de darse cuenta, la sombra de aquel pokémon de dimensiones anormales ya estaba frente al barco. Casi como si de un Déjà vu se tratase, Kyogre salió de las profundidades del océano desde el centro de una columna de agua que se rompía por el centro, y se abría como si de una hermosa flor se tratase. Un flor que traía consigo un mal presagio.

El legendario pokémon se quedó observando el crucero desde un lateral, en el que se encontraban todos los entrenadores. Sus ojos amarillos penetraron a todos aquellos que los miraban, y con tan solo aquello, la gran mayoría de personas en el crucero empezó a correr.

EP – Por favor, ir todos a la zona interna del barco, allí estarán seguros. Muchas gracias. - Dijo El Presentador, por las pantallas que aún funcionaban.

El barco se tambaleaba, y por alguna razón algunas personas empezaron a arrastrar a otros dentro del crucero. Seguramente la mayoría debido a que no eran capaces de escapar por su cuenta, a causa del terror.
Y aunque parecía una ironía sacada de un cuento macabro, el único pasajero que se quedó sobre la plataforma fue, nada más y nada menos que Celsius.

¿? - Vaya! Si que da miedo mi pequeño pokémon! Jajaja! - Dijo el entrenador de Kyogre, que no era otro que aquel niño que se habían cruzado Kredan y Celsius al inicio de sus aventuras juntos.

C – Se puede saber que haces aquí?! - Dijo gritando.

¿? - Oh! No eres tu uno de aquellos chicos que no estaban bien de la cabeza? Cuanto tiempo sin verte, no se como te llamas, pero supongo que querrás pelear conmigo... Aunque no fuiste tu quien se enfrentó a mi, quizás tu tienes miedo.

C – Claro que lo tengo! Pero estoy aquí para detenerte. No pienso dejar que hagas daño a la gente de este barco! Esta vez no es como la última. Vamos Raida! - Celsius lanzó la pokéball cerca suyo.

Raida, que era un pokémon lleno de determinación y valentía, se encontró de frente por primera vez con un pokémon de un tamaño tan desproporcionado, cayó bajo el efecto de la mirada de Kyogre, que intimidaría al más fuerte de los pokémon. Celsius sabía que tenía una oportunidad, Raida era tipo eléctrico y era el momento de hacerlo megaevolucionar, había luz en aquel túnel lleno de nubes y lluvia, había una salida.

Por primera vez Celsius tocó la piedra activadora que llevaba a un lado de la cabeza, y gritando tan fuerte como pudo, dijo:

C – Raida, sobrepasa tus límites, enfrenta lo imposible, MEGAEVOLUCIONA! - Y un resplandor emanó del pequeño cristal.

Kredan

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Re:Alas Rotas [OriginalFic]
« Respuesta #31 en: 01 de Abril de 2016, 09:44:25 am »
Capítulo 60: Aplastado

Spoiler: mostrar

La luz del cristal brillaba junto a la cabeza del joven investigador, que se encontraba ante una situación de máxima responsabilidad, pues se había quedado solo. El collar que Raida llevaba con su megapiedra brilló con intensidad, mucha intensidad. Los haces de luz que surgian de ambos cristales empezó a aproximarse, hasta quedar completamente conectados. En aquel momento la luz se agitó bruscamente y empezó a volverse cada vez más intensa e inestable. El cuerpo de Raida empezó a cambiar, su melena se inclinó hacia atrás y empezó a cubrir todo el cuerpo del pokémon. Tenía la forma de un relámpago, y era un poquito más grande que antes, por su abultada melena. Su cuerpo desprendía pequeñas descargas alrededor.

C – Si! Lo conseguí! - Celebró.

Raida alzó su mirada, sus ojos eran de un color carmesí muy vivo. Miró fijamente los ojos grandes y amarillos de Kyogre, y su expresión cambió por completo, se volvió una expresión feroz y dominante. Kyogre notó el peligro, se sintió intimidado por aquel pokémon que era varias veces más pequeño que él.

¿? - Uoooo! Ha megaevolucionado! Vamos a pelear para ver quien es mej... - No pudo terminar la frase.

C – Raida, Rayo! - Dijo sin tan siquiera escuchar a su rival.

Raida siguió quieto, se mantenía estático allí donde estaba. Su cuerpo relampagueaba y no le quitaba la mirada a su rival. No parecía haber escuchado la orden de su entrenador, a pesar de la corta distancia que les separaba.

C – Raida, Rayo, vamos!

Pero su pokémon seguía sin hacerle caso. Por lo contrario el niño le ordenó a Kyogre que lanzara Hidrobomba, Celsius estaba confuso y no pudo reaccionar a aquella orden. Pero su pokémon si reaccionó, aun sin recibir ninguna orden. Raida se desplazó tan rápido que tan solo se pudo ver su rastro por las descargas eléctricas que iban dejando destellos por el campo. Su velocidad había aumentado dramáticamente. Kyogre volvió a lanzar hidrobomba a la orden de su entrenador, esta vez la mantuvo girando su cabeza en dirección a los destellos. Pero Raida era endemoniadamente rápido, no había forma de que lo golpeara. De repente, el pokémon eléctrico saltó sobre una pared a toda velocidad y descargó sobre Kyogre un Rayo, que dio de lleno al pokémon. El niño que estaba encima se vio afectado por la descarga.

¿? - Oye! Dile a tu pokémon que se relaje! Es que no puedes controlarlo?

C – Primero, eres tu quien está atacando el barco, segundo, no entiendo que le pasa a Raida...

El joven entrenador no era capaz de hacer que siguiera sus ordenes. Por más que gritaba lo que creía que era mejor, Raida no seguía ninguna de sus ordenes. No parecía estar desbocado ni fuera de control, pero sin duda no seguía las ordenes de su entrenador.

El niño se mantuvo en Kyogre, afirmó no tener la intención de recibir ningún ataque más, y sonrió. El siguiente movimiento de su pokémon no fue otro que Surf. Kyogre se metió dentro del agua, junto a su entrenador. Raida los seguía con la vista, Celsius gritó, corrió en dirección a su pokémon. De repente una enorme ola emergió junto con Kyogre. La masa de agua se llevó por delante a ambos. Terminando por suerte en el interior del crucero, se habían colado por una de las ventanas que reventó al impactar el agua sobre ella.
Celsius tardó unos instantes en recuperar la conciencia, cuando lo hizo se encontró a Raida, que había vuelto a su forma normal, tumbado al lado de una de las mesas que habían volcado.

C – Raid... Raida... - Aún tenía algo de agua y le costaba hablar. A pesar de eso se puso en pie y devolvió a su compañero a la pokéball.

¿? - Oeeee! Estás bien? Te veo cansado! - Dijo irónico, aún sobre su pokémon.

Celsius tenía la mente nublada y el cuerpo aguado. No veía como salir de aquella situación, cuanto más lo pensaba más perdido se encontraba. Tenía ganas de llorar, se empezó a arrepentir de todo aquello que había sucedido. Quería que Kredan siguiese ahí con el, no quería seguir con aquellos juegos de espías, ni de asociaciones y organizaciones. Lo único que él quería era investigar tranquilo la megaevolución. Salió de la sala en la que estaba, y se arrodilló. Casi se cayó al hacerlo, no estaba en condiciones de seguir peleando. No le quedaba nada. O eso pensaba.

Celsius notó algo, notó que había algo que aún le faltaba por hacer. Por un momento sintió que su conciencia se desvanecía y cuando la recuperó, tenía en su mano una pokéball.

< Como lo he podido olvidar > Pensó, lanzando su pokéball.

Ante el, bajo aquel manto de agua constante, que no dejaba de caer a plomo sobre su cuerpo en forma de lluvia, apareció su más preciado amigo. Lapras.

El pokémon fijó su mirada un instante sobre el cuerpo arrodillado de su entrenador, que a duras penas podía moverse o respirar. Después miró con dureza a su adversario. Lapras parecía decidido a vencer, no parecía tener miedo de aquel enemigo, a pesar de que ya conocía su poder y anteriormente les había dado la posibilidad de huir.

Celsius se desplazó como pudo a la pared que tenía justo detrás, y con la mano intentó indicar a Lapras aquello que creía conveniente.

Pero el niño no parecía sentir ni un ápice de piedad, por horrible que fuese la situación, lo único que hizo fue sonreír y lanzar un movimiento aún más poderoso.

¿? - Frío Polar ~ .

Kyogre se alzó unos metros con su parte delantera, dejó caer su cuerpo, y de él una gran onda gélida se espació en dirección a Lapras y Celsius. Y a pesar de que Lapras era un gran pokémon, no puedo evitar terminar transformado en una figura de hielo de sí mismo.

Celsius se quedó congelado, no por el movimiento de su rival, si no por ver a Lapras en aquel estado, como si no hubiese vida en su interior. A los pocos segundos pudo entender porque a él no le había afectado el movimiento.

Delante del joven investigador se encontraba un Darmanitan, que desprendía un calor abrasador y había desviado por completo el movimiento.

L – Siento no haber intervenido antes... - Dijo Luso, que se encontraba al lado de aquel pokémon de fuego.

¿? - Tu también estás mal de la cabeza? No me molesta, la verdad es que parecéis bastante fuertes.

L – Cual es tu nombre, pequeño? Me gustaría saberlo antes de hundiros a tu pokémon y a ti. - Luso sonrió.

¿? - Mi madre me dijo que no hablara con desconocidos. - Le devolvió la sonrisa.

L – Entonces no hay nada más que hablar. - La expresión de su cara se volvió completamente diferente a la tan burlesca y característica que normalmente tenía.

Darmanitan dio un salto en dirección al pokémon rival, su puño se llenó de llamas, sin duda se trataba de Puño Fuego. El niño y su pokémon no parecía demasiado asustados por aquel ataque. Pero bastó un solo puñetazo para hundir de vuelta en el océano a Kyogre y a su entrenador. El golpe sonó atronador, como si se hubiese producido una explosión allí mismo. El cuerpo de Kyogre tembló unos segundos antes de hundirse.

L – No creo que vuelvan a la superficie mientras estemos aquí, se lo comunicaré al capitán.

Celsius no daba crédito de lo que acababa de pasar. Su cuerpo no aguantó más y terminó desmayándose.
« Última modificación: 02 de Abril de 2016, 03:14:40 am por Kredan »

Kredan

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Re:Alas Rotas [OriginalFic]
« Respuesta #32 en: 06 de Abril de 2016, 08:21:55 am »
Capítulo 61: Ensayo

Spoiler: mostrar

Las aguas se iban apaciguando poco a poco. Realmente Kyogre no volvió a salir a la superficie, a pesar de que su enemigo era un pokémon de tipo fuego, no se atrevió a seguir peleando.

Habían pasado tres horas desde el ataque de Kyogre al Crucero Batalla. Las personas del barco estaban ya tranquilas, el barco no parecía haber sufrido daños y parecía que el espectáculo iba a seguir. Sin algunos de los participantes, pues la gran mayoría habían sufrido alguna herida, aunque fuera leve, otros habían desaparecido del barco o simplemente no querían salir de sus habitaciones.

Ya había anochecido, Celsius estaba en la enfermería del barco. Un equipo médico de primera lo atendió a él y a su equipo pokémon. Por suerte no tardaron demasiado en tratarlo y el haber tragado tanta agua no iba a ser un gran problema. Por lo demás tenía algunas contusiones, pero ningún hueso roto. Raida estaba también recuperado, pero aún no habían acabado de tratar a Lapras.
El joven investigador se había despertado, a su lado había una chica joven que parecía estar atenta a sus constantes vitales, pero realmente estaba dormida. Celsius se detuvo a observarla un rato, quizás porque era un chica hermosa o porque no le acababa de arrancar el motor del cerebro para seguir haciendo cosas.
Al recordar lo que había pasado puso una de sus manos en su cabeza, le dolía. Sus pertenencias estaban a un lado, su ropa, su piedra activadora, todo. Al volver en sí, recordó lo que había sucedido justo antes de desfallecer, y no pudo evitar preocuparse por Lapras. Así pues decidió vestirse, rezando para que su enfermera no se despertara y le viera en calzoncillos, no al menos despierto, y poder irse a ver a Lapras.

Al salir de la habitación cruzó algunos pasillos, siguiendo los carteles que le llevaban a la zona de tratamiento pokémon. La enfermera Joy del crucero lo vio, cuando entró a la sala donde se encontraban los pokémon.

J – Tu eres? - Preguntó acercándose al chico.

C – Soy Celsius, estaba peleando allí fuera contra Kyogre, mis pokémon...! - No pudo terminar la frase.

J – Si, ya se cuales son, tu Manectric esta bien, ahora traeré su pokeball, pero tendrás que esperar por Lapras.

C – Como?! Porqué?! - Dijo preocupado.

J – Sufre una congelación muy grave... Se pondrá bien, pero el proceso es algo lento...

C – De acuerdo, me sentaré aquí a esperar.

J – Claro, ve a por un café si quieres mientras. - Se marchó por una de las puertas del fondo.

Celsius decidió tomar con algunas monedas un zumo de bayas de la máquina que había cerca de las mesas. Algunos entrenadores estaban allí sentados, charlando sobre lo que había sucedido. Cuando la máquina le dio su zumo, él decidió sentarse solo. Bebió despacio, no tenía demasiada fuerza. Se quedó durante un buen rato, absorto en sus pensamientos, mientras oía como las olas balanceaban el barco. Su mente empezó a llenarse de pensamientos. Todos eran malos. Se sentía abatido, pensaba que todo iba a salir bien esta vez, que la megaevolución iba a ser la luz de la victoria y a pesar de eso fue derrotado. <Todo mi esfuerzo tirado por la borda> Pensó irónico. Raida se había descontrolado, no seguía sus ordenes y no sabía porqué. A pesar de eso le aliviaba saber que, al menos aquella vez, el niño recibió su merecido. Pero no se podía engañar, no estaba satisfecho, lo que esperaba eran resultados, no errores.

J – Aquí está Manectric. - Interrumpía la enfermera los pensamientos del chico.

C – Muchas gracias... Cuando estará bien Lapras?

J – Ven a buscarlo mañana por la mañana, hoy será mejor que tomes un descanso.

C – De acuerdo... Eso es lo que haré.

Celsius decidió seguir los consejos de Joy, subió a su habitación y se metió dentro de su cama, sin pensar nada más.


Por la mañana desayunó y fue a por su pokémon. Luso le esperaba allí, sabía que tenía que cruzarse con él.

L – Buenos días. Has dormido bien? - Sonrió.

C – Claro... Que ha pasado con el torneo? Escuché anoche que no se detuvo...

L – Oh, claro que no. Faltaban tantos contendientes que al final terminaron haciendo dos rondas más y se decidió un campeón. Tranquilo, nos lo cruzaremos en Tesselia, se ha ganado el derecho de ir a las instalaciones de PS.

J – Aquí tienes a tu Lapras. - Extendió su mano con la pokéball donde se encontraba el compañero del chico.

C – Gracias.

L – Esta tarde llegaremos a puerto. Sabes donde vamos?

C – Lo miré antes de subir al crucero... Ahora no lo recuerdo bien.

L – Ciudad Porcelana, la conoces?

C – He oído hablar mucho de esa ciudad. Es una de las más grandes y la que más en su región. A pesar de eso no tiene ningún laboratorio reconocido, pero si grandes zonas culturales y todo eso...

L – No pareces demasiado interesado. Anímate hombre! Eres un tipo de éxito!

C – Ya bueno... Como nos encontraremos con...

L – Ni idea, espero que sean ellos quienes se busquen la vida para echarnos un cable! - Se rió a carcajadas.

Celsius acabó la conversación, decidió ir a la zona donde había peleado contra Kyogre a pasar el resto del trayecto. Aún quedaban muchas horas, pero quería volver allí. Al llegar se encontró con un chico que llevaba una coleta muy larga, tenía el pelo azul. Miraba el firmamento, nostálgico. Celsius intentó evadirlo, pero al situarse delante suyo para contemplar el océano, fue el chico quien se le acercó.

Kredan

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Re:Alas Rotas [OriginalFic]
« Respuesta #33 en: 11 de Abril de 2016, 06:10:49 am »
Capítulo 62: Anclado

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Celsius quería pasar a solas el tiempo que le quedaba antes de llegar a Ciudad Porcelana, pero había una persona que no lo iba a dejar.

¿? - Oye, disculpa!

C – Es a mi? - Dijo, a pesar de saber perfectamente que iba por él.

¿? - Si claro! No hay demasiada gente por aquí. - Sonrió.

C – Dime, que necesitas?

S – Si, verás. Mi nombre es Skip. Soy parte de la tripulación de este barco. - Levantó su mano izquierda para saludar.

C – Vaya, un placer. Mi nombre es Celsius. - Tomó la mano y ambos la estrecharon fuertemente.

S – Si, se tu nombre. Te he visto pelear en el torneo, también en este mismo lugar cuando apareció Kyogre.

C – Oh vaya. Que bien... - No tenía claro que decir.

S – La verdad, es que pensaba que prometías bastante, pero me di cuenta cuando peleaste contra Kyogre, que eres el tipo de persona que se tira de cabeza a las cosas sin posibilidad alguna. - Su mirada atravesó la de Celsius.

C – Como dices? Al menos yo estaba aquí fuera peleando, no vi a nadie más por aquí cuando Kyogre empezó a destrozar todo.

S – No veo nada destrozado por aquí... Dudo que sepas nada, pero te lo explicaré, este crucero se llama Crucero Batalla porque los entrenadores vienen a pelear. Todo el barco está construido para recibir impactos de lo más variopintos. Si no hay nada destrozado fue porque el equipo del barco no dejó que pasara nada y por tu amiguito el del pelo verde.

C – Si tienes algún problema conmigo dilo sin rodeos. No tengo tiempo que perder con alguien como tu.

S – Nada en contra, señor. Lo único que quiero es, una pelea.

C – Y si me niego?

S – Haz lo que quieras, a fin de cuentas, ya fuiste un héroe ayer, no? - Sonrió malicioso.

C – Pelearé entonces. No porque me provoques, si no porque quiero borrar de tu cara esa sonrisa estúpida.

S – Bien, será dos contra uno. Tus dos pokémon contra el mio. Que te parece? No es conveniente?

C – No me hace falta...

S – Esas son las condiciones, las tomas o las dejas. - Dijo interrumpiendo.

C – Vamos a ello entonces... Luego no te quejes por estar en desventaja.


Skip se puso en uno de los lados de la zona de combate en la que se encontraban, Celsius ocupó el otro lugar. El joven investigador sentía algo de miedo, por un lado por la confianza que desbordaba su rival, y por otro la desconfianza que llevaba encima durante todo el día.
Celsius sacó a Raida y Lapras a pelear, ambos pokémon se miraron, no giraron su cabeza y se mantuvieron alertas ante el inminente rival. Por su parte Skip sacó su pokémon. Era un Gyarados de un aspecto temible. Su enorme y serpenteante figura imponía respeto a sus enemigos, su mirada era feroz. Y sobretodo, una cosa llamaba la atención. Un collar enorme de metal negro, con una megapiedra en él.

C – No me digas que...!

S – Megaevoluciona!

El cuerpo de Gyarados se volvió compacto y grueso. Su ferocidad y su poder se podían respirar en el ambiente. Una enorme presión pesaba sobre los pokémon de Celsius y sobre él.

S – Que esperas? No piensas megaevolucionar a tu pokémon? - Señaló.

C – No lo necesito! Es un dos contra uno, no tengo problema! - Mintió.

El combate dio comienzo cuando uno de los referí del torneo lo dio por empezado, había llegado corriendo al enterarse de que había entrenadores a punto de combatir. Más gente se había aglomerado alrededor de la zona para ver la batalla. Todos animaban al bando que parecía estar en desventaja.

S – Gyarados, Hidrobomba.

El acuático pokémon lanzó un chorro de agua a toda presión y de un enorme caudal, que impactaba entre ambos pokémon de Celsius. Este ordenó a ambos que lo evitaran, pero los pokémon acataron la orden tarde, Lapras no se movió y Raida recibió el impacto al saltar demasiado tarde. Quedó fuera de combate en un solo golpe.

C – Raida! Vuelve! - Sonaba algo desesperado.

S – Gyarados, Danza dragón! - su pokémon empezó a tambalearse, mientras un aura roja lo rodeaba.

C – Lapras... Rayo Hielo! - El pokémon dudó, después lanzó el ataque.

Pero Gyarados se había desplazado con rapidez a un lado, evitando el movimiento congelante, que dejaba tras de sí un camino de escarcha. Sin cesar, el pokémon megaevolucionado se había colocado cerca de Lapras, en espera de la siguiente orden de su entrenador, que le ordenaba usar Triturar. Su cuerpo imbuido por el poder de su anterior movimiento, con aquella aura rojiza envolviéndole, desató un Triturar devastador sobre una de las patas de Lapras. Acto seguido mantuvo su mandíbula cerrada y lanzó por los aires al pokémon.

C – Lapras!

S – Cola Dragón!

Gyarados esperó a que el cuerpo de Lapras estuviese a punto de caer al suelo para que, con su cola llena de una energía verde intensa, golpearlo contra una de las paredes del barco.

A Celsius no le quedaba nada más. Gyarados recuperó su forma habitual y volvió a su pokéball. Skip se acercó a Celsius que acababa de guardar de nuevo a su pokémon.

S – Eres débil. - Le susurró al oído.

El muchacho no dijo nada en absoluto. Solo podía pensar que realmente aquellas palabras eran la realidad. Una realidad que no dejaba de golpearlo constantemente.

C – Cual es tu cargo aquí? Eres el campeón del torneo, verdad? Es eso no? - Dijo intentando convencerse.

S – Jajaja! Ni lo sueñes, en este torneo no había ni una sola persona que mereciera la pena, no al menos hasta el final. Soy el segundo al mando del barco, por si eso soluciona tu curiosidad. - Después de aquellas palabras, se fue.


A Celsius no le quedó otra que volver a la zona donde había un centro pokémon, para volver a curar a sus pokémon. Allí pasó el resto del viaje. Sentado en una de las mesas, escuchando como las personas a su alrededor hablaban sobre el incidente de el día anterior, del torneo y de su derrota no hacía mucho.
Aunque no quería darle muchas vueltas, no pudo evitar pensar en lo débil que se sentía, en como no era capaz de hacer nada al final. Todo el entrenamiento que había hecho con Raida se sentía como un esfuerzo inútil. Tan siquiera era capaz de saber si realmente podía controlar a su pokémon cuando megaevolucionaba. Todo ese tiempo invertido en aprender a pelear, todas esas noches preparando estrategias, nada parecía tener valor al lado de lo que luego le sucedía en la vida real. Nada.
Luso apareció al poco rato, le entregó una nota, en ella ponía:

“Alguien se ha llevado las cosas de Ertia y Kredan... No se muy bien como las recuperaremos,
no se si había algo de vital importancia entre sus pertenencias, pero ahora mismo no podemos
levantar sospechas de estar trabajando a su lado. Por cierto, he visto la pelea de hoy... Tendrás
más suerte la próxima vez.”

< Claro... Justo lo que me falla es la suerte.> Pensó, con una cara que no tenía el menor atisbo de felicidad.

C – Cuando mis pokémon estén listos, avísame, por favor, iré justo aquí fuera. - Le dijo a la enfermera.

Celsius se quedó enfrente de la sala, apoyado en una barandilla, mirando el océano. Sus ojos se apagaban poco a poco, sus ganas por seguir adelante con todo aquello se desvanecían.
Y, poco después de recoger a sus pokémon, el barco llegó a puerto.

Kredan

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Re:Alas Rotas [OriginalFic]
« Respuesta #34 en: 26 de Abril de 2016, 07:35:27 am »
Capítulo 63: Embarcación


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K – Me alegra llevar de nuevo mi ropa normal. Me sentía vacío sin mis cremalleras y bolsillos!

E – Estás fatal...

K – Agradezco el cumplido. Por cierto tu Magnezone es definitivamente lo mejor!

E – Es un pokémon muy útil. Suelo dejarlo allí donde estén mis cosas. Uso un pequeño transmisor para darle ordenes. Lo mejor es que flota por el aire sin más. No importa si alguna vez ha de traer mis cosas a un volcán, la lava no sería un problema. - Se enorgulleció.

K – Vaya, vaya. Le tienes bastante cariño.

E – Para nada. Es una herramienta que se comporta tal como lo necesito.

K – Puedes decir lo que quieras, pero puedo ver los vínculos que os unen.

E – Entonces si que...!

K – No. La forma en la que hablas sobre tu pokémon, la expresión de tu rostro y tus ojos lo dice todo. No necesito nada más.

¿? - Oye! De que habláis allí abajo! - Gritó una chica de unos treinta.

K – Hablabamos de lo mucho que Ertia quiere a sus pokémon!

E – En absoluto! Detén esto, no es gracioso... No escuches las palabras de un don Nadie como él, Ania.

A – Jajaja! Como sea, porqué no subís a hacerme compañía? Aún nos queda un buen tramo para llegar a Ciudad Porcelana.


Ertia y Kredan subieron a la planta superior de la embarcación. Era un pequeño barco de pesca, algo viejo y con algunas zonas llenas de óxido. Pero su capitana y única tripulante era una mujer de lo más vivaracha. Ania llevaba desde su más tierna infancia navegando a lomos de aquel barco y sabía bien como manejar la situación.
Los dos chicos se habían cruzado en su vida cuando el Noivern de Kredan necesitaba descansar y su barco era el único punto donde aterrizar. A pesar de que Ania lo ignoraba, los dos jóvenes habían escapado del crucero batalla tras una persecución, Noivern los cargó pero llevaba demasiado tiempo volando y llevar a dos personas a la vez suponía un esfuerzo demasiado grande para él.

A – Ahora se os ve mucho más normales! Antes ibais vestidos de señoritos! Jajaja!

K – Si. No olvides nunca tu ropa después de ir a alquilar un traje. Es una gran lección.

E – Oye Ania. Que se supone exactamente que haces con tu barco? Nos dijiste que eras pescadora... Pero no se muy bien que sentido tiene que te pongas a pescar pokémon...

K – No sabes nada del mundo?

E – Contigo no necesito hablar. Gracias. - Kredan se calló, bastante molesto.

A – Madre mía, que fría eres hija del señor! Jajaja! Lo que hago como pescadora es ir a por pokémon acuáticos y los vendo a entrenadores que no pueden permitirse ir a buscarlos en medio del océano. - No apartaba la mirada del horizonte.

E – Entiendo. Podría ver alguno de ellos? Quizás alguno pueda ser de utilidad en el futuro... - Dijo con la mano en la barbilla.

K – Claro, enséñanos alguno!

A – Claro. Parece que desde hace bastante el agua se ha calmado. Me preocupa un poco que pueda pasar lo mismo que el otro día. Que oleajes!


Ania llevó a los chicos al tanque de almacenamiento que se encontraba en la parte posterior del barco. Tenía una zona enorme, con un cristal gigantesco blindado. Dentro había pokémon de todo tipo. Tentacruel, Tentacool, Gyarados, Magikarp, algún Crawdaunt, un Milotic, y un Wailmer.

K – No sería peligroso que Wailmer evolucionara ahora...?

A – Tranquilo, el agua lleva polvo de Piedra Eterna. Ningún pokémon evoluciona dentro del tan   que, sería demasiado peligroso! Lo que ha entrado ha de salir, tal cual. Por cierto Ertia, hay alguno de tu interés?

E – Ninguno. Todos son pokémon mediocres...

<Supongo que tener esos ojos te hace algo más selectivo...> Pensó Kredan, con una leve sonrisa.

K – A mi me encantan los pokémon con pinzas! Como Carwdaunt!

A – Jajaja, no pareces el tipo de persona que usaría pokémon de ese estilo! La verdad es que son pokémon raros de atrapar en el océano, suelen estar más cerca de los ríos. Lo que significa que si han llegado a acomodar su hábitat en el océano son bastante fuertes! Los venderé bien caros! Quieres uno tu?

K – Creo que paso... No tengo demasiado dinero...

A – Bueno, hacer lo que os de la gana. Voy a ir al timón, que dentro de poco estaremos cerca de puerto y tengo que estar más pendiente!

K – Gracias! Ertia porqué no vienes conmigo a ver a Noivern?

E – Claro.

A – No hagáis manitas eh! Si yo no tengo amor, nadie lo tendrá en mi barco! Jaja.

Ertia y Kredan fueron a la parte de atrás del barco, allí estaba Noivern, llevaba unos días descansando y estaba completamente recuperado. El hermano de su dueña lo acarició como solía hacerlo. Pero no había ido hasta allí para que Ertia viera a Noivern. Quería hablar sobre algunas cosas con su compañera.

K – Dime... Que opinas de este pokémon?

E – Es un Noivern muy bien cuidado. Estadísticamente hablando esta muy por encima de uno normal. Roza la perfección de los de su especie. Ya me contaste que es el pokémon de tu hermana, y que la secuestraron... Pero aún no me has contado que clase de “poder” tenía tu hermana.

K – Bueno, es algo extraño, y suena increíble, pero mi hermana se fusionaba con Noivern.

Ertia se quedó muda durante unos instantes. Como si la información hubiese entrado en su cabeza y estuviese dando vueltas para procesar bien lo que había oído.

E – Que se fusiona? A que te refieres? No lo entiendo...

K – Pues bueno. Te lo explicaré con más detalle. La cosa es, que mi hermana tenía la capacidad de extraer de su cuerpo la energía que tenemos dentro, con ella “agarraba” la energía de Noivern, que se volvía un ser completamente incorpóreo, como cuando entra en la pokéball, pero todo más espectacular.

E – Que más?

K – La energía de mi hermana agarraba la de Noivern y la atraía dentro de su cuerpo, que se empezaba a convertir en algo más parecido en un híbrido entre ser humano y pokémon. Sus pies se volvían garras, su piel al completo se ennegrecía, las manos también se volvían más similares a garras. Sobre su nariz estaba la V roja que tiene Noivern, sus orejas se volvían grandes y tenían el dibujo de las de Noivern. Su boca se convertía en las fauces del pokémon y sus ojos se volvían amarillos. Le salía una cola como la de Noivern y de la espalda dos enormes Alas Negras.

E – De verdad?!

K – Oh si! Y su cabello se volvía blanco, como la melena que tiene Noivern aquí. - Señaló acariciando al pokémon, al que parecía encantarle.

E – Es realmente difícil creer todo eso... Pero, si ella podía hacerlo, tu deberías ser capaz de hacer lo mismo...

K – En absoluto.

E – Sois hermanos, debería ser de la misma forma. - Dijo, casi como si ella tuviera la razón.

K – No tenemos la misma capacidad. Te lo puedo asegurar.

E – Tenéis padres diferentes?

K – No. Nuestros padres son los mismos. Es más, ambos nos parecemos bastante y tenemos más similitudes con nuestro padre que con nuestra madre.

E – Pero entonces. Como puede ser. Por lo que dices, ella tenía que activar esa capacidad especial. Quizás simplemente no sabes como hacerlo. Yo por ejemplo al principio no podía controlar lo que veía y lo que no. Ahora tengo absoluto control sobre mi poder. Quizás es eso.

K – Lo dudo.

E – Pero... Tenemos compañeros en nuestro grupo, son hermanos y hermanas. Y tienen los mismos poderes. Exactamente iguales... No puede ser que tu seas una persona normal y corriente.

K – No lo soy. Pero no puedo hacer lo mismo que mi hermana... Mi hermana me intentó enseñar a hacer la “simbiosis” igual que ella la hacía. Pero siempre que lo intentaba, cada vez que intentaba unirme a Noivern, acababa convertido en un despojo de la naturaleza.

E – Eso quiere decir... Tu también tienes la habilidad! Pero no puedes usarla bien por algún motivo...

K – Desde pequeño intenté hacerlo y por culpa de eso mi cuerpo acabó pagando un precio alto. Mis músculos y huesos se deterioraron. Ahora tengo dolores constantes, no muy graves, excepto cuando hago mucho esfuerzo.

E – Pero... No entiendo porqué tu no podrías. Y si lo haces mal, no se.

K – No se porqué insistes tanto. Pero no puedo hacerlo, ni quiero, el dolor es horrible, perder tu cuerpo... volverte un monstruo... No quiero volver a probarlo. Simplemente no puedo y ya está.

E – De acuerdo. - Ertia se marchó, más seria de lo normal.


Las horas pasaron, el cielo se oscurecía y a lo lejos se podía observar ya la artificial luz de Ciudad Porcelana, que se alzaba iluminada aún cuando el cielo se apagaba. Kredan y Ertia no habían vuelto a hablar después de aquello. Ni siquiera cruzaron sus miradas en todo el trayecto, pero Ertia se había quedado observando al chico todo el trayecto. Algo no le terminaba de cuadrar, había algo en todo aquello que no entraba dentro de su cabeza lógica. Ania era la única que hacía que ambos hablaran dentro de la misma conversación.

A – Mirad chicos! Ya estamos llegando. Espero que disfrutéis de la gran ciudad. En cuanto lleguemos nos tendremos que separar. A mi me queda un largo día de trabajo por delante, hasta mañana por la mañana, seguro que encontraréis algún hotel donde hospedaros. Jaja

Y así fue, como casi a la media noche los dos jóvenes llegaron a Ciudad Porcelana. El lugar donde se debían encontrar con sus otros dos compañeros.

Kredan

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Re:Alas Rotas [OriginalFic]
« Respuesta #35 en: 13 de Junio de 2016, 07:36:11 am »
Capítulo 64: Nuevas Metas

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Ciudad Porcelana era el brillo que iluminaba la oscuridad de la noche, una luz que no se apagaba, fuese la hora que fuera. Las calles, como las venas de un ser humano, estaban llenas del flujo constante de personas. El ritmo de vida era incluso más ajetreado que en Malvalona. Si por algo era famosa era por la capacidad de poder vivir la vida las 24 horas del día. En un mundo en que las personas no necesitaran dormir aquella sería la ciudad ideal. Personas, pokémon, coches, nada se detenía allí. Sus muchas galerías de arte permanecían abiertas cada minuto del año, alguna incluso organizaban distintas exposiciones en la mañana y en la noche. Un hilo musical diferente definía cada calle, hilado por distintos artistas, algunos junto a sus pokémon, dando personalidades distintas a calles que se cruzaban entre sí.

Y a pesar de aquel ritmo, de aquella vida, había alguien que parecía estar parado en el tiempo. Se trataba de un joven y derrotado genio de la investigación marítima pokémon, Celsius.
El muchacho andaba al lado de Luso como si de su sombra se tratase. Sus ojos se mantenían agachados, sin luz, llenos de desilusión. Totalmente al contrario de su compañero, que parecía treméndamente excitado por el hecho de haber obtenido información jugosa del grupo al que debía investigar. Luso tenía en mente un lugar concreto al que ir, una exposición donde hablaban de los pokémon de tipo Bicho. Sabía que si esperaba por allí dando una vuelta se acabaría encontrando con la persona que necesitaba.

A las pocas horas, una joven con una coleta y un chico de cabello largo entraron por la puerta. Se trataba nada más y nada menos que de Ertia y Kredan. Luso sabía a la perfección que llegarían a ese edificio. Los cuatro salieron discretamente sin demasiados rodeos. En un pequeño parque por el centro de la ciudad entablaron la conversación que tanto esperaban.


E – Supongo que ha sido cosa tuya, no es así, Luso?

L – Obviamente! Y ha salido redondo. Aunque lo que os he de contar es un tanto rebuscado, así que mejor vayamos a hospedarnos a algún lado.

K – Oye Celsius, estás bien? - Denotó fácilmente que su amigo no estaba muy animado.

C – Claro... - No dijo nada más, simplemente se marcharon todos a un hotel.

Encontraron, un poco apartado del bullicio de la gran ciudad, un buen lugar donde quedarse. Aquella vez pidieron dos habitaciones dobles. Luso y Ertia volverían a ir juntos y Kredan volvería a estar con Celsius.
Los miembros del equipo se reunieron en una de las habitaciones y decidieron charlar sobre lo ocurrido en el Crucero. Luso les explicó a todos que el crucero entero lo organizaba Power Savers, con el fin de encontrar a clientes potenciales. También les explicó que por aquel motivo decidió delatar a Kredan y Ertia, manteniendo a Celsius como investigador a su lado. Aprovechó para explicarles lo sucedido durante el torneo, el enfrentamiento con Kyogre.

K – Eso explica las turbulencias tan graves que vivimos en el barco pesquero...! Ese niño... Hay algo en el que me perturba! - Parecía algo afectado, pero mucho menos que anteriormente.

L – Lo último que hice fue engañar a PS. Les dije que, cuando os encontráramos os mentiríamos, y que os contaríamos que a nosotros también nos estuvieron persiguiendo pero pudimos huír. Les prometí que os metería de lleno en su base para que os capturasen y hicieran con vosotros lo que quisieran.

K – Esta bien, eso nos asegura llegar a su base, que esta...?

L – En Ciudad Caolín.

E – Que extraño, tengo entendido que no queda demasiado que ver en esa ciudad...

L – Lo cierto es que, por alguna razón han conseguido que esa ciudad conocida como la ciudad intemporal, se vuelva un lugar de ocio para los entrenadores... En cualquier caso hemos de verlo con nuestros propios ojos.

K – Entonces, mañana ponemos rumbo a Ciudad Caolín?

L – No tan rápido melenas, no pareces conocer demasiado esta región.

E – Tan ingenuo como de costumbre...

K – Hace apenas unas horas no sabías lo que hacían los pescadores... - Dejó caer.

L – El centro de Tesselia es conocido por una cosa concreta. Se dice que es un “Nexo”.

K – Que se supone que es eso?

E – Un Nexo es un lugar que pertenece a una dimensión diferente, o algo por el estilo. Muchos científicos lo han intentado estudiar, pero lo más que se logró en su época dorada fue extraer de él pokémon que habían soñado algunos niños. He oído que algunos mostraban características especiales como movimientos y habilidades que no deberían conocer esos pokémon. - Se le veía un poco emocionada.

L – El caso... es que no podemos pasar a través de la región, hay que rodear por completo y si te paras a pensar mi excusa no tendría sentido si llegamos al día siguiente a su laboratorio...

K – Es cierto, sería raro...

L – Nos dividiremos de nuevo como hasta ahora. Kredan y Celsius, os iréis juntos, quiero que tardéis por lo menos un par de semanas en llegar. Ertia y yo tardaremos un poco menos, tomando diferentes rutas, como si hubiésemos dedicado medio mes aproximadamente en encontrar su centro de mando.

E – Me parece bien, prefiero tener a alguien como tu a mi lado.

K – Yo sin duda aprecio la compañía de un amigo. No es así Celsius? - Levantó su mano esperando que su fiel compañero la chocara.

C – Yo paso. No pienso ir a ningún lado.

L – Como dices? - Puso su mano en el bolsillo.

C – Que no pienso hacer lo que digas. Estoy harto de esto. Volveré a Hoenn en el próximo barco que vaya, no quiero seguir haciendo el imbécil, poniendo en peligro mi vida. Bastante tengo con mi profesión como para preocuparme de una mafia.

Kredan lo miró fijamente. Miró la cara de su amigo, recordó las palabras sobre aquello que había sucedido en el Crucero. Recordó lo que les sucedió prácticamente al conocerse. Aquella experiencia cuando fueron brutalmente derrotados en medio del océano.

K – Nos vamos. Si queréis algo ya tenéis mi contacto en vuestros dispositivos.

Agarró a Celsius y se marcharon a su habitación.

Al llegar Celsius no dudó en ir a sentarse en su cama. Kredan se sentó a su lado.

K – Celsius... - Puso una mano sobre su hombro.

C – No tengo ganas de seguir, sinceramente. No creo que valga para esto. No se me dan bien los combates. Que voy a hacer en un percal como la base de unos tíos que se dedican a vender pokémon modificados. Deben tener armas, no creo que duden en matar a personas...

K – Ríndete entonces. Aunque lo hagas, yo iré hasta allí. Si personas como esas tienen a mi hermana, por que se yo que motivo, entonces iré. Aunque solo haya un uno por ciento de probabilidades de salir con vida. Jamás le pediría a un amigo que pusiera su vida en juego por algo que deseo yo. Jamás.

C – Lo se... - Iba a seguir hablando pero su amigo le cortó.

K – Pero por favor, no digas que no sirves para nada. Si lo dejas, hazlo porque tienes miedo, porque no quieres arriesgarte. Pero no lo hagas porque crees que no eres capaz de hacer nada.

C – Ya lo has oído no?! No he dejado de perder, Raida ni siquiera me miró a los ojos cuando megaevolucionó! Y Lapras... lo quiero mucho, pero no creo que sirva para pelear...

K – No todo el mundo es capaz de soportar una responsabilidad tan grande como la de aprender de las derrotas. Lo que tienes ante ti ahora mismo, Celsius, es un montón de posibilidades. Tienes un libro entero, lleno hasta reventar de páginas en blanco y las páginas en blanco dan miedo. Dan mucho miedo... Por eso, has de estar preparado para escribir en ellas.

C – Deja las parafernalias. Soy un paquete y no hay nada más.

K – Entonces, consideras que los campeones de liga simplemente capturaron a sus pokémon y se proclamaron campeones sin más, no? Crees que no les derrotaron jamás. Que nunca han probado el sabor de la derrota.

C – No digo eso... Es solo que...

K – Es exactamente lo que pretendes. No hace nada que te has planteado ver este mundo como algo más que ruinas que explorar. Hasta hace poco, tu pokémon Lapras solo era un medio de transporte.

C – Y un amigo!

K – Te has parado a pensar en cuantas veces lo has sacado de la pokéball desde que tienes a Raida?!

Celsius se detuvo por un instante. Rebobinó sus recuerdos y se dio cuenta de que, desde que había capturado a Raida, había dado de lado por completo a Lapras.

K – Dime, confiarías en mi palabra incluso si te encierro en una habitación durante meses sin decirte nada? Además justo después de conocer a alguien nuevo?

Las palabras de Kredan golpeaban no solo los tímpanos de aquel investigador, si no también su cerebro. Quizá incluso iban más allá, pues Celsius sintió como todas aquellas palabras golpeaban su pecho. Resonaban en su alma, en su interior, como si todo ese tiempo hubiese estado ciego, y de repente alguien hubiese encendido una pequeña cerilla.

C – Tienes razón... Lapras... En que momento he dejado de verlo como un amigo? Como he podido dejar de lado a mi mejor amigo... Hemos pasado tanto tiempo juntos, y yo lo he encerrado, sin más, solo porque me había cegado mi investigación.

K – Es normal que a Lapras le costara reaccionar durante una batalla con todo el tiempo que llevaba dentro de su pokéball... El tema de Raida, es probable que recaiga más peso en ti de lo que crees...

C – A que te refieres? - Su voz sonaba calmada y expectante.

K – Pokémon y entrenador, quieras o no, durante un combate tu depositas tu confianza en sus capacidades, y ellos han de hacer lo mismo contigo.

C – Es lógico.

K – Hay una ley no escrita, habla sobre el balance de poder entre pokémon y entrenador. Dice algo así como: “ Un pokémon poderoso creerá más en su juicio que en el de su entrenador”. Mi padre siempre me decía algo parecido. Básicamente, tu pokémon sigue tus ordenes porque cree que eres tan fuerte o más que él.

C – Pero no quiero ser un tirano.

K – No te equivoques, no se trata de imponer tus ideales. Se trata de hacer que tus ideales merezcan tanto la pena como para seguirlos. Entre personas pasa lo mismo, el fuerte tiende a menospreciar la opinión del débil. Pero alguien que inspira confianza suele tener a muchas personas que le siguen sin necesidad de cuestionar su fuerza.

C – Quieres decir que Raida consideró que yo no estaba a la altura de su poder?

K – Exactamente eso. Sabes, mi padre me dijo que hace tiempo los entrenadores les demostraban su poder a sus pokémon obteniendo medallas. Con el tiempo obviamente se demostró lo innecesario que era.

C – Igualmente... - Dudó.

K – Como te he dicho, no necesito que vengas conmigo a ningún lado, simplemente no quiero que menosprecies tu potencial. Estoy seguro de que serías capaz de cosas increíbles si dedicaras más tiempo a entrenar. Obviamente no es tu trabajo. Pero cuando vuelvas a Hoenn no olvides lo que te he dicho.

C – Claro... Supongo que cuando vuelva me dedicaré a perfilar mis habilidades. Así lograré investigar la megaevolución con información más fiel.

K – Me alegra oír eso, ahora descansemos. Mañana nos espera un día duro.

Celsius se quedó perplejo. Otras veces Kredan se había comportado más ansioso con el tema de descubrir quien se llevó a su hermana y apreció su ayuda. Pero parecía diferente. La persona con la que había hablado aquella noche no parecía la misma, y a pesar de llevar pocos días separados daba la sensación de que habían pasado meses desde la última vez que se vieron.

Cuando Kredan se durmió, él decidió salir de la habitación, y subió a la terraza del hotel. Al salir había algunas personas, sobretodo parejas expresando su amor. Pero tuvo la oportunidad de encontrar un pequeño rincón algo más apartado. Se asomó, reposando sus brazos sobre la barandilla de metal, observando la luz que emitía la ciudad. Llevaba horas allí, pero era complicado acostumbrarse a aquel lugar. Era como si la ciudad no pudiese descansar. Por alguna razón, se le metió una idea en la cabeza.

Al cabo de unos cuantos minutos bajó a su habitación, despertó a su amigo y le hizo subir a la terraza.

K – Dios mio, que quieres? Son las 4 de la mañana... - Sus ojos entreabiertos aún no percibían nada extraño.

En unos segundos cayó. La ciudad se había quedado completamente sin luz. La oscuridad inundaba el lugar. Miles de negocios iban a perder dinero, incluso se habían producido algunos incidentes menores en las carreteras. Pero extrañamente el ambiente se sentía mucho mejor que hacía un rato.

K – Que ha pasado? - Aún se quitaba legañas de los ojos.

C – Digamos que alguien ha provocado un cortocircuito...

K – Que has hecho que!

C – Baja la voz desgraciado! Que me decapitarán si me descubren!

K – Se puede saber por que has hecho eso? - Susurró.

C – La verdad, tenía la sensación de que la ciudad necesitaba descansar. Dudo que consigan arreglar el desastre antes del amanecer. Así que digamos que, durante unas horas, la ciudad podrá dormir.

Kredan miró al cielo, la sombra de Noivern se acercaba a través de las estrellas, bajo la única luz de la noche, la de la Luna. Respiró profundamente y sonrió.

K – La verdad es que siento como si ahora pudiese descansar por un largo tiempo. - Suspiró.

C – Verdad?

El silencio se hizo durante unos instantes. Tan solo se oía el aleteo de Noivern que parecía feliz de estar en medio de aquella oscura ciudad, donde no tenía que ocultarse. Celsius miró a Kredan. Se quedó unos segundo observando a la persona que tenía delante. Inevitablemente recordó el día en que se conocieron. La noche era tan negra como aquella y la luna tan brillante. Aunque su primer contacto duró unos segundos, antes de que él cayera inconsciente, fue uno de los momentos más importantes de su vida hasta el momento.

C – Sabes, he estado dando vueltas a lo que me has dicho.

K – Vas a venir conmigo, verdad? - Se giró con una sonrisa.

C – Me preocupa que te pase algo allí, y no soy el tipo de persona que abandonaría a un amigo sabiendo que se va de cabeza al peligro.

K – Lo se. - Volvió a observar al pokémon de su hermana.

C – También creo que puedo llegar a hacer más de lo que he hecho hasta ahora. A pesar de que siento que ya he vivido una situación similar a esta... creo que es algo que ha de suceder.

K – Caer para poder levantarte más fuerte, no?

C – Exacto! Si me he caído cien veces para conseguir algo, solo significa que lo que consiga tendrá un mayor valor. - Levantó su mano.

K – De aquí en adelante las cosas van a ir de mal en peor. Lo sabes, no? Aunque intente no decirlo, necesito tu fuerza. No solo porque estoy seguro de que te volverás un entrenador excelente y que tienes un pokémon que puede megaevolucionar, si no porque eres mi amigo, y tu apoyo es tan importante como tu fuerza en sí misma. - Levantó su mano.

Los dos chocaron sus manos y acto seguido, sin pensar, cerraron sus puños y los chocaron.

La noche siguió durante escasas dos horas y media. A las seis y media el Sol había salido para iluminar la ajetreada vida de todo el mundo. Los chicos fueron al restaurante del hotel para desayunar, allí se cruzaron a Luso y Ertia.

K – Nos vamos. Saldremos hoy en dirección Ciudad Mayólica.

E – Perfecto. Nosotros nos quedaremos por aquí un tiempo más. Tengo interés por algunos museos de los alrededores. Total, sabiendo donde hay que ir no hay problema en disfrutar de unas cortas vacaciones.

L – Exacto. Por lo que veo al final has convencido al joven genio investigador para que siga con esta locura, no es así, Celsius?

C – No soy ningún genio. Soy una persona igual que tu, con mis debilidades y mis fortalezas. Y estás loco si crees que voy a abandonar a mi amigo a su suerte con un enfermo mental como tu.

L – Uuuuuh, eso me ha dolido amigo, aunque tenga el pelo verde tengo sentimientos. - Sonrió.

K – Nos vemos dentro de medio mes en Ciudad Caolín. - Se levantó, junto a su amigo.

E – Oye Kredan... - Dudó.

K – Dime.

E – Nada, déjalo. Intenta parecer importante cuando vayas por ahí.

K – Tu intenta mentir menos. - Se marchó para evitar obtener una regañina.


Celsius y Kredan se dirigían a Ciudad Mayólica. Con esperanzas y una determinación renovada. Los dos jóvenes estaban dispuestos a dar todo lo que tenían para alcanzar sus metas. Aún cuando sus piernas temblaran, ambos se mantendrían firmes.



Mientras tanto, en una pequeña isla, fuera de los mapas del mundo, una chica peleaba por sus sueños, bajo la atenta mirada de su maestra.
« Última modificación: 17 de Junio de 2016, 04:23:54 am por Kredan »

Kredan

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Re:Alas Rotas [OriginalFic]
« Respuesta #36 en: 21 de Junio de 2016, 05:51:46 am »
Capítulo 65: Mirada


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En medio del océano, prácticamente en ningún lugar, se encontraba una pequeña isla, sin nombre, abandonada a su suerte. A pesar de su trágico destino aquella isla albergaba una gran cantidad de vida. Plantas enormes, palmeras, flores exóticas, frutos que normalmente no se encuentran juntos y sobretodo Pokémon. Y en sobre aquella inhóspita localidad, volando, se encontraba un mujer mayor, de pelo castaño, pero cano. Su metálico pokémon la mantenía sin peligro, surcando los caminos que el viento les daba. Su mirada parecía clavada en un ser que se movía por el suelo. Concretamente en una joven. Aquella chica llevaba allí varios días. Su cuerpo había ganado musculatura, perdido peso y aprendido de aquel entorno. Sus movimientos se asemejaban a los de una bestia, una criatura capaz de asesinar por obtener comida. Sus ropas estaban harapientas, rotas, como trapos sucios.

Ella lo ignoraba, pero aquel día iba a ser el gran día. Estaba a punto de conseguir el objetivo por el cual estaba allí. Y aún sin saberlo, su cuerpo lo podía intuir. Se sentía mucho más energética que otros días, sus sentidos más agudos, se sentía más viva de lo habitual.

Llevaba tanto tiempo allí que ni siquiera podía saber cuanto había pasado desde la última vez que dormió en una cama normal.
Su día a día se basaba tan solo en sobrevivir en aquel entorno, se defendía de las adversidades usando el ingenio, había construido una casa con la ayuda del entorno y tomaba de éste su fruto para alimentarse. Los pokémon que vivían allí eran de lo más variopintos. Algunos agresivos, territoriales, protectores. Otros pacíficos, tranquilos e incluso colaborativos. Entabló amistad con algunos de ellos pero tan solo con el fin de sobrevivir.

Al ir en busca de un bocado para empezar el día con buen pie se cruzó con un pokémon que jamás había visto. Su cuerpo humanoide bañado en colores metalizados de tonos negros, rojos, blancos y negros le dejaron embelesada. Por unos instantes olvidó que estaba perdida en aquel lugar.
Antes de poder actuar el pokémon se desplomó, quedando completamente inconsciente. La jovencita de apenas 16 años corrió, sin pensar, para ayudarlo. Su cuerpo pesaba aproximadamente setenta quilos, anteriormente no hubiese podido moverlo con facilidad, pero después de tanto tiempo allí, pudo arrastrar el cuerpo hasta el lugar donde había montado su base. No era el mejor lugar del mundo, pero se podía descansar sin demasiada dificultad.

A las pocas horas el pokémon recobró el conocimiento. Se sorprendió y dio un salto al ver a aquella chica. Puso uno de sus brazos cubriendo su pecho, sacando una afilada y blanca cuchilla.

Cln – Tranquilízate, no te voy a hacer nada. - Tendió su mano, tenía unas pocas bayas.

El pokémon no se atrevía a acercarse. Cuando pudo darse cuenta vio como todo su brazo izquierdo estaba lleno de algún tipo de hojas. Se puso nervioso y no dudó en cortarlas usando su otro brazo. Pero para su horror la cuchilla de su brazo izquierdo estaba completamente rota. Tan solo quedaba un pequeño fragmento de la base. Al ver la reacción del pokémon la chica decidió acercarse poco a poco.

Cln – ¿Dime, te duele? - Seguía andando poco a poco hacia el.

El pokémon la miró, sus ojos eran tan afilados como la mayoría de su cuerpo. Y al mirar, encontró una bondad que durante toda su vida jamás había imaginado. Aquel ser humano que estaba delante suyo, lleno de heridas, con la ropa destrozada y con aspecto de tener hambre le miraba a él, directamente como nadie nunca le había mirado. Se acercó poco a poco a ella y el miedo iba desapareciendo. El pokémon puso su brazo herido por delante, el otro lo había dejado relajado.
Emitió un gruñido, intentando comunicar su dolor con aquella chica.

Cln – Tranquilo, te volveré a curar. Ya se que te duele, pero pronto estarás mejor, ya verás. - Sonrió.

Los ojos de aquel pokémon se abrieron, observaban como aquella persona, que se veía tan débil, le curaba. Pudo fijarse en el cuerpo de la joven, mostraba cortes, probablemente provocados al transportar su cuerpo lleno de filos. Al terminar las curas el pokémon quiso agradecérselo. De nuevo emitió sus característicos sonidos.

Cln – Jaja. No tienes que darme las gracias. Todos por aquí nos intentamos ayudar. Aunque hay algunos pokémon un tanto gruñones. Aunque sabes... - Se detuvo por un momento.

El pokémon se acercó, le abrazó, intentando no cortar su piel. La chica se abrazó más fuerte, aún cuando su cuerpo iba a resultar herido.

Cln – La verdad es que no se que hago aquí. Quiero ver a Kredan, quiero volver a casa, quiero que todo vuelva a ser normal. - Lloró desconsolada.

Celine se mantenía abrazada al pokémon, con fuerza. Sus lágrimas mojaban el cuerpo metálico de Bisharp. Y sin tan siquiera saberlo, se formó entre ellos un vínculo tan poderoso y resistente como el metal que cubría el cuerpo del pokémon. Un lazo inquebrantable.

Festa descendió del cielo junto a su Skarmory. Llegó rápidamente al lugar donde se encontraba Celine.
Bisharp se puso en guardia, delante de su nueva amiga.

F – Por fin lo has hecho. Me alegra ver que al final has sido capaz de forjar un lazo con uno de los pokémon de esta isla.

Cln - ¿A que te refieres? - Se limpió las lágrimas mientras se colocaba al lado de su pokémon.

F – Este lugar no existe en los mapas. Lo descubrí en mi juventud. Probablemente se trate de un Nexo pokémon, los pokémon que viven aquí nacen como por arte de magia. Pero no le des muchas vueltas a eso.

Cln – ¿Quieres decir que mi prueba era formar un vínculo con uno de los pokémon de aquí?

F – Eso es. Vivir aquí iba a cambiar tu forma de ver el entorno, lo cual es muy importante para cualquier ranger. Además has demostrado conocimientos sobre la naturaleza que te has cruzado. Has sanado heridos y hasta has estrechado vínculos con muchos de los pokémon que hay en la isla. Te he visto conseguir tus metas con la ayuda de algunos pokémon. Te he visto equilibrar el medio en el que vivías. Y por fin has obtenido a un compañero de viaje.

Cln – Yo... Agradezco la experiencia. Aunque siento que hubiese sido mejor si me hubieses dicho cuales eran los objetivos. Ya sabes, dejarte de rodeos...

F – Si te lo hubiese dicho los hubieses cumplido como si de ir a comprar se tratase. La finalidad de todo esto es que aprendas a llegar a objetivos sin que estén marcados. La versatilidad es lo primero cuando enfrentas catástrofes naturales.

Cln – Ya veo... Muchas gracias... Ahora solo nos queda salir de aquí...

F – De eso me encargaré yo. - Usó el silbato que siempre llevaba colgado.

De repente un montón de pokémon voladores salieron de la isla. Festa le entregó una ultraball a Celine para que atrapara a Bisharp, que se dejó capturar fácilmente.
Y montadas sobre Skarmory y Pelipper las dos abandonaron aquel lugar sin nombre. Celine estaba contenta, por poder salir de allí, por tener el reconocimiento de su maestra como Ranger pokémon y por el nuevo amigo que había hecho.


< Me pregunto si de verdad esta es una buena idea... No creo que se haya dado cuenta del todo de en que clase de persona es ahora, pero esto es todo lo que puedo hacer por ella. Ahora queda en sus manos crecer por el camino que desee...> Pensó Festa.

Había sido un gran día para Celine y también lo estaba siendo para Kredan y Celsius, que ya habían partido en dirección Ciudad Mayólica.

Kredan

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Re:Alas Rotas [OriginalFic]
« Respuesta #37 en: 14 de Agosto de 2016, 10:23:34 pm »
Capítulo 66: La gran Mayólica

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Gracias a Noivern el trayecto hasta ciudad Mayólica duró a penas una hora. Y prácticamente al salir de la ciudad volando ya habían visto la grandiosa noria que tenía la ciudad. Eso y una increíble montaña rusa. A pesar de lo divertido que pudiera resultar para mucha gente, ni Celsius ni Kredan tenían la más mínima intención de montar en cualquiera de aquellos artilugios gigantescos.

Ciudad Mayólica era un lugar enorme, lleno de atracciones turísticas. A medida que habían pasado los años la ciudad había tomado un rumbo directo al ocio y el turismo. Miles de personas de todo el mundo pasaban por allí a mediados de verano para disfrutar de sus merecidas vacaciones. Por suerte para los chicos el verano a penas había comenzado y no había ni una diez por ciento de las personas que normalmente habrían.

C – La verdad es que esto se sale bastante de lo que conozco... Y eso que en Malvalona hay bastante gente de fuera.

K – Ciertamente, es un ambiente como de fiesta constante.


Lo primero que hicieron fue encontrar un lugar donde hospedarse. No fue difícil, pues los hoteles tenían muy buenos precios aún. Fueron a ver su habitación y después salieron a dar una vuelta. Tenían que rellenar el tiempo de medio mes hasta llegar al otro extremo de la región. Así pues, y con esa idea en mente Kredan decidió preguntar en algunos locales para trabajar como conocedor pokémon. Quería dedicar al menos tres días a ello. Celsius por su parte pensó en dar una vuelta por la ciudad, investigar un poco sobre los orígenes del lugar y sobre como el tiempo lo había cambiado.

Al final del día Kredan ya había encontrado un lugar donde trabajar unos días para ganar algo de dinero y Celsius había encontrado algunos lugares a los que quería visitar, entre ellos el aclamado gimnasio de ciudad Mayólica. Al día siguiente Kredan fue a trabajar temprano y Celsius se tomó el día con más tranquilidad.

C – Veamos, el gimnasio lleva años en el parque de atracciones... ¿En serio? En fin, no me queda más que pagar la entrada.

Al llegar al parque de atracciones Celsius pudo ver en una gran pancarta los precios de las entradas. La mayoría desorbitadas, con suplementos para mejorar la experiencia y tener prioridades sobre las personas que habían pagado menos. Entre esas ofertas había una en concreto que le resultó útil.


C - “Visita al Gimnasio”, esa es la opción que he de escoger.


Se trataba de una entrada a un precio muy reducido. Al pagar al chico le pusieron un sello en la mano izquierda, la forma y el color eran las que definían el tipo de entrada que había pagado el visitante.

El ambiente era de lo más pintoresco, lleno de gente disfrazada de pokémon, padres e hijos juntos pasando el día, entrenadores y sus pokémon disfrutando de las atracciones, grupos escolares y una constante música más parecida a la de un circo que a la de un parque de atracciones, sonando de fondo. Detrás de la grandiosa noria que se podía ver desde el cielo de casi cualquier punto de la región, se encontraba el pequeño gimnasio.

El edificio desentonaba a pesar de tener semejante armatoste delante. Aunque destacaba concretamente por ser un edificio bastante destartalado. El diseño parecía futurista, pero el óxido lo hacía parecer más bien el almacén del bedel.


C – Que extraño... Quizás la temática de dentro sea como la de una mansión encantada... - Pensó, con algo de miedo, pues no llevaba muy bien ese tipo de cosas.


Sin más preámbulos, Celsius se dirigió al edificio, esquivando las enormes patas de la noria.
Abrió la puerta y no encontró nada que asustara realmente. Tan solo un pasillo con luces de neón, la mayoría apagadas. Todo estaba lleno de polvo, como si no hubiese pasado nadie por allí en años.
Atravesó algunas puertas y llegó al campo de batalla, donde no encontró a nadie.


C - ¿¡Hay alguien aquí!? - Gritó, esperando la respuesta del líder de gimnasio.


Al poco rato una mujer anciana apareció saliendo de una de las puertas laterales del campo. Detrás y llevando la silla de ruedas de la mujer había otra mujer bastante mayor, algo menos que la que iba sentada en la silla.


¿? - ¿ Dime hijo, que quieres? - Dijo la mujer de la silla de ruedas.


C – Mi nombre es Celsius y venía para hablar con el líder de gimnasio en funciones.


¿? - Jojojo... LA líder en funciones. Soy yo misma, me llamo Sanda, la mujer que me lleva de un lado a otro es mi mejor amiga Voria.

V – Encantada jovencito. - Saludó Voria.

S – ¿Y dime, solo vienes a hablar conmigo?

C – Si, bueno... Me gustaría conocer la historia de la ciudad y normalmente los líderes de gimnasio tienen más información que personas de la calle... Además es más accesible que buscar al responsable de la ciudad.

S – Eres bastante acertado. Pero, si lo que quieres es que hablemos... Primero tendrás que pelear contra mi.

C – No se si podría señora Sanda...

S – ¿A caso crees que por ser tan mayor no seré capaz de darle su merecido a un jovencito inexperto como tu?

C – En absoluto, además no soy para nada un novato. De acuerdo, si así consigo la información que quiero vamos a enfrentarnos.

S – ¿Dime, con cuantos pokémon quieres pelear?

C – Solo tengo dos, así que no puedo usar a más.

Celsius se colocó en un lado del campo y Sanda hizo lo mismo pero en el lado opuesto. Voria se colocó en el medio y hizo de referí de la batalla.

V – Ambos contendientes usarán dos pokémon, el ganador será el que tenga pokémon cuando al rival no le quede ninguno, el retador puede cambiar libremente de pokémon siempre que quiera. Entonces... ¡Que empiece el combate!


Celsius sacó a pelear a Lapras, después de lo que habló con Kredan tenía más en mente la importancia de dar una importancia a todos y cada uno de sus pokémon.


C – Compañero... ¡Vamos a ganar! - La mirada de su pokémon se sincronizó con la suya.


S – Adelante Emolga! - El pequeño pokémon voló hacia su entrenadora y la abrazó, ella frotó su mejilla con él y después el pokémon voló de nuevo al campo de batalla.


<Sus vínculos son sin duda fuertes, muy fuertes...> Celsius sabía bien que se enfrentaba a una oponente más fuerte de lo que pudiese parecer a simple vista.

C – ¡Lapras, Rayo Hielo! - No dudó.

El pokémon de Celsius concentro su poder en la boca y lanzó un enorme haz de hielo en dirección a Emolga. Pero su velocidad no entraba en los cálculos de Celsius. El pokémon de Sanda esquivó con total facilidad el rayo que iba dejando un camino de esquilas heladas a su paso. Y sin que su entrenadora dijese nada Emolga se puso a volar alrededor de Lapras y lanzó un potente Rayo, que impactó de lleno en Lapras y le hizo un daño más que considerable.

<Lapras no se puede mover libremente por el suelo... Pero aguanta bien los golpes del rival... Lo tengo>

C – Lapras vuelve a lanzar Rayo Hielo.

Su compañero siguió la orden, vio en la mirada de su entrenador la convicción de obtener la victoria. De nuevo Emolga lo esquivó y repitió el mismo patrón de ataque. Rodeó a Lapras y se dispuso a lanzar Rayo.


C – ¡Ahora Lapras! ¡Lanza Rayo Hielo y dispérsalo mirando hacia arriba!


El hábil Lapras de Celsius miró el techo y lanzó su Rayo Hielo pero lo hizo dispersando el flujo del movimiento en todos los ángulos que le eran posibles. Era como si fuese una fuente blanca que emanaba de su boca ataques congelantes. Emolga pudo lanzar su Rayo pero voló de cabeza a todos los canales del Rayo Hielo que estaban a su alrededor.

Una de sus patas quedó parcialmente congelada y no se podía sostener en el aire, y al caer al suelo Celsius ya había dado voz al siguiente movimiento de su pokémon. Emolga, tumbado en el suelo sin poder moverse, levantó la cabeza y observó a Lapras que brillaba con una intensa luz grisácea, abrió la boca y lanzó el Poder Pasado que le dio la victoria.

C - ¡Eso es Lapras! - No pudo evitar gritar y hacer un gesto con el brazo mientras cerraba el puño con fuerza.

S - ¡Vaya! Sin duda sois grandes amigos. Pero me pregunto, si podrás vencer a mi siguiente pokémon. Ven con todo lo que puedas porque el siguiente si que es un pokémon preparado para la pelea. ¡Adelante Elektross!

Lapras estaba agotado, sus fuerzas se agotaban y aún así parecía feliz, en su rostro se podía ver lo emocionado que estaba por poder luchar de nuevo al lado de su amigo. Y Celsius estaba exactamente igual. Ambos parecía horriblemente agitados por la sensación de luchar al lado del otro.

Pero Elektross estaba a un nivel muy distinto y pronto lo iban a descubrir.

Kredan

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Re:Alas Rotas [OriginalFic]
« Respuesta #38 en: 16 de Agosto de 2016, 12:22:07 am »
Capítulo 67: Demasiado grande.

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El alargado pokémon se erguía sobre la superficie del suelo. La forma de su cara era muy extraña para Celsius, que no había tenido la oportunidad de ver un espécimen de cerca jamás. Y, a pesar de ser la primera vez que lo veía con sus propios ojos, podía decir sin lugar a dudas que era uno de los pokémon más poderosos a los que se había enfrentado. Lapras se sentía de la misma forma, tenía claro que el nivel de su oponente era ridículamente alto, varias decenas de veces más alto que el suyo. Aunque entrenador y pokémon sabían de buena mano que no les esperaba la diosa de la victoria detrás de aquel enfrentamiento, su mirada era la de dos ganadores. Listos para poner en marcha cualquier plan para escalar los muros más altos, para atravesar las tormentas más poderosas.

C – Lapras... Vamos. - Su voz era tranquila.


Sanda no pudo evitar ver en aquellos dos seres ante ella el valor que una vez ella misma había llevado de un lugar a otro del mundo.

<Su aura... es como una semilla llena de energía, lista para crecer en cualquier momento> Pensó para sí misma.

Lapras lanzó Rayo Hielo de nuevo, lo dispersó en varias direcciones. Elektross no se movió ni un pelo evitando así ser golpeado por alguno de los haces. El campo quedó cubierto de esquirlas, que partían el campo en varios segmentos.

Sanda dio la primera orden, fue nada más y nada menos que Puño Trueno. Los robustos brazos de Elektross se rodearon de una enorme carga eléctrica y usando la electricidad estática del suelo flotó a toda velocidad directo al cuerpo de Lapras. El pokémon de agua apenas tuvo tiempo de reaccionar, pero Celsius ya le había dado una orden, usó Hidrobomba en una de las paredes de su lado mientras daba un pequeño salto, saliendo así impulsado y dejando atrás a Elektross. Pero su enemigo era persistente, sus ojos eran los de un cazador que persigue sin cesar a su presa y rápidamente giró para tomar rumbo a Lapras. Celsius de nuevo y a toda prisa dio su orden. Esta vez Lapras lanzó Rayo Hielo, lo concentró tanto como pudo para generar un enorme pilar de hielo frente a su rival. Elektross que iba a toda velocidad no podía evitar el choque, pero usando uno de sus puños demolió la columna. La presencia del pokémon se hacía enorme sobre Lapras que tenía una movilidad mucho más reducida. Y de forma completamente inevitable el Puño Trueno hizo contacto con el cuerpo de Lapras, que salió despedido al otro lado del campo, llevandose algunas esquirlas heladas por el camino.

C - ¡Lapras! - Gritó mientras corría hacia su fiel amigo.

Lapras había quedado fuera de combate, no podía seguir peleando. Aunque había sido derrotado el pokémon parecía feliz, miró a su entrenador y con ese simple gesto le comunicó que la victoria no estaba tan lejos.

C – Voy a ir con todo amigo. No perderemos.


Celsius sacó a pelear a Raida. Los dos se miraron, Raida no podía evitar pensar en lo que les había sucedido últimamente. Celsius por su lado tenía en mente lo importante que era mejorar y decidió tomar las riendas del combate dando todo de sí.

C - ¡Raida! Se que aún no soy lo suficientemente bueno para un pokémon tan poderoso como tu, pero estoy seguro de que si luchamos juntos algún día daré la talla. Es más, necesito dar la talla. Kredan un día necesitará nuestro apoyo a unos niveles que hoy no podemos imaginar. Estoy seguro de eso. Así que luchemos para mejorar, tu y yo.


Raida no había apartado la mirada de su entrenador, no solo hoy, nunca lo había hecho. Era la persona que le había ayudado a evolucionar, incluso había obtenido un poder aún mayor gracias a él. Y en aquel momento, con aquella petición, Raida se dio cuenta de que, por fin, su entrenador había crecido.

Lanzando un fuerte gruñido y centrando su atención en el rival que tenía delante el pokémon se preparaba para la batalla.

S – Tiene una megapiedra... Dime hijo... ¿Puedes hacer que megaevolucione?

C – ¡En absoluto! Si megaevoluciona ahora dejará de hacer caso a mis instrucciones. Pero no temas, daremos lo mejor de nosotros. Si le soy sincero, no quiero perder por nada en el mundo. - Parecía cada vez más emocionado.

S – Jojojo, vamos entonces.


Elektross de nuevo se lanzó usando Puño Trueno, sin tan siquiera esperar la orden de su entrenadora. Y Celsius sabía que así sería, por eso le pidió a Raida que no se moviera. Elektross golpeó tan fuerte como pudo a Raida pero no surtió nada de efecto, más bien lo contrario, Raida parecía haber ganado poder con aquel golpe. Las miradas de ambos pokémon se cruzaron, la de uno era la de un predador fiero y la de otro la de un noble caballero, Raida parecía desafiar a Elektross y éste parecía contento con ello.

C – ¡Raida corre por todo el campo saltando las esquirlas de hielo!

El pokémon saltaba de un lado a otro, su velocidad era varias veces mayor que la de Elektross, que flotaba rápido de un lado a otro intentando hacer contacto con su movimiento Atadura. Raida empezó a castigar a su rival a base de Chispazos a medida que iba apareciendo donde él se encontraba. Pero el movimiento no era muy eficaz y no parecía mermar lo suficiente la resistencia de Elektross.

S – Acabemos ya con esto... Lanzallamas.


Elektross empezó a girar sobre sí mismo lanzando un Lanzallamas digno de cualquier pokémon de tipo Fuego. El hielo que Lapras había dejado en el campo quedo reducido a unos pocos charcos de agua.

S – Atadura.

Raida corrió de nuevo para evitar el ataque, pero el agua que había en el suelo le impedía tener un soporte firme en el que sostenerse y mermó mucho la velocidad a la que cambiaba de dirección. Al final terminó siendo atrapado por su rival.

C - ¡Raida usa Chispazo para liberarte! ¡No dejes de descargar tu poder!

Raida intentó con todas sus fuerzas deshacer el agarre de Elektross, pero justo cuando parecía que el daño acumulado iba a surtir efecto Sanda sentenció la batalla.

S - ¡Ahora, Puño Drenaje!

El brazo de Elektross empezó a brillar de un color naranja muy claro y golpeó al atrapado Raida, drenando así su energía, impidiendo que siguiese oponiendo resistencia y recuperando la que él había perdido.
Raida estaba perdido, nada lo podía salvar de aquella Atadura y si lo intentaba sería neutralizado por el Puño Drenaje. Aún así Celsius no quería rendirse y le pidió a Raida que lanzara Lanzallamas en la cara de su rival. El ataque impactó, provocando quemaduras en Elektross y debilitando la fuerza de su atadura. En ese momento fue cuando Raida pudo saltar rápidamente fuera del cuerpo de su oponente.

S – Veo que tienes más agallas de las que parece a simple vista jovencito...

V – ¡La batalla ha terminado! Raida no puede continuar peleando, Sanda vence.

C - ¿¡Como!? - Dijo perplejo.

Raida a penas se sostenía sobre sus cuatro patas, su conciencia estaba casi apagada, pero parecía querer pelear. Pero Celsius sabía que realmente era el fin. Se acercó a su fiel pokémon, se puso delante y se arrodilló.

C – Bien hecho Raida. Sin duda eres un pokémon fuera de serie. Ahora ven a descansar.

El pokémon se acercó a su entrenador y cayó rendido sobre sus rodillas. Celsius le acarició la cabeza y después lo guardó en su pokéball.

C – Gracias por detener la batalla Voria, podría haber acabado muy malherido si seguía peleando.

V – No me las des, mi trabajo siempre ha sido dar el principio y el final a aquellos entrenadores que vienen a disputar una batalla de gimnasio. Aunque últimamente no he tenido demasiado que hacer.

S – Cierto, hacía meses que nadie venía a retar este gimnasio, jojojo. Me alegra ver que mis habilidades no están tan oxidadas como mi silla de ruedas.

C – No diga eso Sanda. Usted es sin duda una gran combatiente, estoy seguro de que no he podido ver ni un veinte por ciento de lo que usted es capaz.

S – Que cosas tienen los jóvenes... No sigas así que aún me voy a ruborizar, y no tengo el corazón para esas cosas. Jojojo.

C – No la he podido vencer, pero espero con ansias que me permita saber un poco más sobre esta ciudad.

S – Claro. Permite que te invite a tomar algo mañana en mi casa, puedes traer a tu novia o a quien quieras, habrá pastas y zumo de bayas. Voria ahora te marcará la localización, hoy he de seguir en el gimnasio aunque no venga nadie a pelear. Es nuestro trabajo.

V – Permite que lo indique en tu Pokenav. - Dijo extendiendo la mano.

C – Claro, se lo agradezco. - Sacó su dispositivo de uno de los bolsillos de su mochila.

Celsius abandonó el gimnasio, ya había pasado medio día y aún le quedaba toda la tarde por delante para hacer lo que quisiera. Decidió primero ir al pequeño centro pokémon que había dentro del parque. Un tipo de seguridad revisó la marca que tenía en la mano para ver si podía dar uso de la instalación. Obviamente aquellos que iban al gimnasio pokémon tenían acceso a las instalaciones del centro pokémon.

Al entrar vio a unos cuantos entrenadores que hacían una enorme cola para entrar en una de las salas del centro pokémon. Él se dirigió al mostrador para que la enfermera Joy se hiciera cargo de sus amigos.

C – Oiga. ¿A que se debe todo ese ajetreo?

J - ¡Oh, eso! Un nuevo conocedor pokémon ha venido desde lejos y está analizando a pokémon y entrenadores a un muy buen precio.

C – Oh dios... Probablemente me arrepentiré de preguntar esto pero. ¿Se llama Kredan?

J - ¡Vaya! No tenía idea de que fuese tan famoso.


Celsius sentía que ya había vivido algo similar a aquello, en el centro comercial de ciudad Calagua para ser más exactos.
Así pues el joven hizo cola para que analizaran a su equipo. Al entrar se encontró con su amigo Kredan.

K – Buenas tardes... ¿Se puede saber que haces aquí?

C – ¿No te dije que iría a ver el gimnasio pokémon de por aquí?

K – Eh... Puede ser. - Dijo algo despistado.

C – Eres un caso perdido. En fin, he venido para que le eches un vistazo a mis pokémon.

Celsius sacó a Lapras y Raida de sus pokéballs. Ambos pokémon se habían recuperado, el uno miró al otro. Celsius cayó en ese preciso instante en que se habían visto en pocas ocasiones. Al no tener nunca la necesidad de sacar a ambos no le había dado importancia a que tipo de relación podían tener entre ellos. Al poco rato Raida estaba sobre el caparazón de Lapras durmiendo. Kredan por su lado los observaba atento, también a su amigo.

De nuevo, igual que en ciudad Calagua su mirada se volvió completamente distinta.

K – He de admitir que me sorprendes. Después de evolucionar Raida se ha vuelto aún más poderoso, no tengo duda de que cuando megaevolucione y te haga caso será un aliado más que fiable. Aún no se cuanto poder puede ganar un pokémon megaevolucionado, pero de base tienes a un maravilloso Manectric veloz como un relámpago y tan potente como el trueno que le sigue. Por otro lado, a tu Lapras ya le había echado un vistazo, el primer día que nos conocimos, cuando le di la comida que tenía para Noivern. Aún así han pasado muchas cosas desde entonces. Lapras ha crecido fuerte y resistente. Estoy seguro de que aguantaría golpes desfavorables con total tranquilidad. Su piel es fuerte y se mantiene bastante saludable a pesar de no haber estado en el mar durante un largo periodo de tiempo.

C – Como de costumbre me sorprendes. Me alegra saber que mis pokémon están en forma...

K – En cuanto a ti, el lazo que os une ha mejorado notablemente. Estoy seguro de que hace unos cuantos días mi opinión hubiese sido la contraria, pero concretamente ahora os veo más unidos que de costumbre. Estoy seguro de que te has vuelto un mejor entrenador, me sorprende lo rápido que pones en práctica todo lo que te explico siempre. - Acarició a Lapras y a Raida y les dio un dulce a ambos. Los pokémon parecían disfrutar.

C – En fin, veo que contigo uno no tira nunca el dinero. Mañana he quedado con la líder de gimnasio de la ciudad y con su referí.

K – Uuuuuuuuh. Celsius pillín desalmado, no sabía que te iban ese tipo de historias tan extravagantes.

C – Idiota, tienen como setenta años, como quieres que sea una de esas movidas... Ah... Lo dicho, me han dicho que me lleve a quien quiera, pero no se si estarás trabajando...

K – Claro que no, si la líder de gimnasio te puede atender es porque mañana no hay trabajo por aquí. Es temporada baja y el parque tiene un día de descanso. Otro Pidgeot cantaría si estuviésemos en temporada alta, pero aún quedan unos meses para eso.

C – Que bien informado estás. En fin, nos vemos luego en el hotel, buscaré un lugar donde cenar.

K – Nos vemos, no olvides recomendar mis servicios a tus amigos y familiares. - Sonrió y se despidió con la mano.


Mientras tanto, en el gimnasio Mayólica...


S – Me pregunto porque quiere ese chico saber la historia de esta ciudad... Cuando hemos peleado realmente pensaba que era diferente. Y que me pregunte sobre la ciudad me hace pensar que realmente ve las cosas más allá que el resto... Me pregunto si haré lo correcto hija mía, pero no me puedo quedar de brazos cruzados. Si no se la entrego a él, no se si volverá alguien más...

V – No te tortures Sanda, si realmente crees que la merece estará bien, llevas demasiados años obsesionada con esto...

S – Al menos, estoy segura de que si se lo pido irá a buscar aquello por mi... Esta ciudad a la que solo le importa el dinero... Ha crecido tanto y ahora se siente tan vacía...

Kredan

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Re:Alas Rotas [OriginalFic]
« Respuesta #39 en: 18 de Agosto de 2016, 08:27:50 am »
Capítulo 68: En marcha


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A la mañana siguiente Celsius y Kredan fueron a ver a Sanda a su casa. Vivía cerca de un enorme edificio, del que salía y entraba gente sin parar. Se trataba de la gran estación de metro de ciudad Mayólica. Los metros que pasaban por allí llevaban a algunas de las ciudades de la región, incluyendo ciudad Porcelana donde habían estado no hacía muchos días.

El edificio donde vivía era un poco antiguo, no desentonaba mucho, pero se veía que era de años atrás.

K – En que piso vive? - Preguntó mientras leía una pequeña libreta.

C – Pues en el séptimo. Espero que tenga ascensor...

K – Bueno, no te iría mal el ejercicio. - Rió malicioso.

Los pulsaron para que desde el interfono les pudiesen abrir. Voria fue la que contestó, abriendo la entrada a aquel lugar. Para desgracia de Celsius no había ascensor alguno y les tocó subir las siete plantas a pie.

Llegaron a la puerta de Sanda, ella los esperaba dentro, sentada en un gran sofá de un colo medio amarillo tirando a naranja. La decoración era bastante antigua. Todo estaba lleno de fotos y cuadros, jarrones con flores y sin ellas, figuras de madera de diversos objetos y pokémon.

C – Buenos días señora, le presento a mi compañero de viaje.

K – Soy Kredan, encantado de conocerla.

S – ¿Vaya, eres el chico que está en el centro pokémon, verdad?

K – Eh... Si, estaré unos días trabajando como conocedor pokémon en el centro pokémon, necesito algo de dinero para seguir el viaje.

V – Yo soy Voria, soy la referí del gimnasio Mayólica desde que tenía dieciséis años.

K – Un placer. ¿No empezó muy pronto su trabajo?

V – Disfruto lo que hago, no lo puedo considerar tan siquiera un trabajo.

C – Vaya, la verdad es que ayer me sorprendió cuando paró el combate para que Raida no sufriera más daños.

S – Ella siempre ha sido así. ¿Bueno joven, no querías hacer algunas preguntas? Siéntate.

V – Yo traeré alguna cosa para tomar.

K – Permita que la ayude. - Dejó a Celsius sentándose en el sofá de enfrente de Sanda.

Celsius tenía mucha curiosidad por saber más acerca de como ciudad Mayólica se había convertido en un lugar turístico de referencia mundial. Así que sin muchos rodeos formuló sus preguntas.

S – Verás, cuando yo era joven la ciudad ya tenía varias atracciones que atraían a la gente de todos lados. Un estadio donde pokémon y personas ponían a prueba sus capacidades físicas practicando diversos deportes. Un teatro donde cualquiera podía llevar a su pokémon para hacer espectáculos, incluso alguna vez se llevaron a cabo concursos pokémon de forma eventual. El parque de atracciones, que no era ni una décima parte de lo que hoy es.


C – Era mucho más pequeño? - Preguntó dejando hueco a su amigo, que volvía con algunos zumos y pastas.

S – Exactamente. Por aquel entonces la Noria y el Gimnasio eran las atracciones más populares. Miles de entrenadores llegaban cada año para retar a su líder. Yo admiraba a la líder de gimnasio de aquella época, y mi meta desde niña fue obtener ese puesto. Incluso en mis mejores años, los retadores venían a decenas por semana.

K – Suena increíble. - Se le veía emocionado.

V – Pero un día los combates pokémon dejaron de ser tan populares. Las generaciones entrantes ya no tenían tanto interés por las batallas y la ciudad perdía popularidad y dinero a toneladas.

S – Por eso mismo se decidió ampliar el parque de atracciones y se invirtió en infraestructura para sacar el mayor partido al turismo.

C – Vaya... Me recuerda en parte a ciudad Malvalona. También empezó a crecer mucho a base de negocios y turismo. A mi no me parece mal, mi trabajo depende de esas mejoras en infraestructura.

S – ¿Cual es tu trabajo? - Preguntó tras dar un sorbo a su bebida.

C – Soy investigador pokémon. Antes me dedicaba exclusivamente a investigar ruinas que se encontraran en zonas marítimas, pero desde que obtuve la megapiedra las cosas cambiaron un poco.

S – Perdona si me entrometo. ¿Por un casual ese cambio se debe a Kredan?

K – Pues, se puede decir que algo de culpa tengo.

S – Dime, el empezó a combatir por tu influencia. ¿Me equivoco?

C – Es cierto, fue él quien me incitó a mejorar mis habilidades como entrenador pokémon. - Le dio un pequeño toque en el hombro con el puño.

S – Vaya... Que curioso... Voria empezó su carrera como referí porque yo quería ser la líder del gimnasio.

V – No es algo de lo que me vaya a avergonzar a estas alturas de la vida.

S – Hay un lugar más que dejó de existir cuando la ciudad creció. Es un lugar que tiene una gran importancia, aún hoy.

C – A que se refiere? - Dejó el vaso de zumo ya vacío.

S – El metro. Lo habéis visto verdad. Aquí al lado de mi edificio hay una enorme estación de metro. Pero no es esa la que realmente importa. Hay un túnel en la estación que lleva bastantes años cerrado. Es la línea por la que pasaba el famoso Metro Batalla.

K – ¡Woah! Suena a un buen lugar para mejorar tus habilidades.

V – Y lo era. Pero lo cerraron porque no querían gastar dinero en personal y infraestructura que no tenía utilidad.

C – Entiendo.

S – Necesito que hagas algo por mi ahora Celsius. Tu también Kredan.

K/C - ¡Claro!

S – Aún no os he pedido nada y ya habéis afirmado. Supongo que de verdad no me equivocaba contigo. Necesito que investigues esa línea de metro. Es peligroso porque está en malas condiciones y para entrar tendréis que quebrantar un par de leyes... quizás algunas más. Quiero que vayáis allí y busquéis en el vagón del conductor una gorra.

C – ¿Sólo eso? - Se vino abajo.

S – Simplemente eso. Pero tened mucho cuidado por favor. Hay rumores de que aquel lugar no está tan abandonado como parece.

V – Yo misma prepararé lo que necesitáis para entrar allí sin problema.

K – Si no os importa lo haremos ahora mismo. Mañana he de volver a trabajar y no me quiero perder esto por nada del mundo. - Él seguía completamente motivado.

C – Me parece bien.


En aproximadamente treinta minutos ya estaban listos para salir. Voria pidió a los jóvenes que la ayudaran a bajar a Sanda por las escaleras con la silla de ruedas. Al llevarla pensaron en lo duro que debía ser para ambas tener que vivir en aquel edificio sin ascensor.

Los chicos entraron a la estación, tenían un plan. Ellos iban a prepararse para entrar por la zona antigua en el momento en que Sanda y Voria entraran a la estación, haciendo algún tipo de numerito.
Al poco tiempo la gente de la estación empezó a correr en dirección a la entrada, los chicos aprovecharon la ocasión. Se colaron entre las personas que iban corriendo y entraron sin problema. A partir de ahí parecía un mundo distinto. El polvo flotaba en el aire, denso como la niebla. Ambos llevaban esta vez linternas, las encendieron y se dirigieron al viejo vehículo que se encontraba delante suyo.

La polvorienta máquina parecía descansar en medio de aquel túnel oscuro y silencioso. Los chicos dieron un rodeo para ver si podían entrar directamente al vagón del conductor, donde se encontraba el objeto que buscaban. Para su mala suerte estaba cerrado.

K – Vamos a buscar por aquí alguna forma de entrar. Probemos primero todas las puertas a las malas.

C – Si son la mitad de robustas que la del conductor estamos listos...

Kredan y Celsius se dividieron para encontrar una puerta que hubiese cedido con el tiempo, o que tuviese una ventana rota. Pero no hubo nada de suerte. Después de fracasar empezaron a buscar algún objeto que les pudiese servir para que la puerta se abriera. Dieron vueltas mirando el suelo y la pared pero no encontraban nada. De repente Kredan dio con un objeto que le parecía de lo más extraño. Era una especie de piedra grande, ovalada y parecía brillar con un color dorado donde no tenía tanto polvo.

K – ¿Pero... que es esto...? - Levantó el misterioso objeto con su mano derecha mientras sujetaba la linterna con la izquierda.


Celsius se había adelantado un poco, volvía a estar cerca del vagón del conductor. Y allí vio extrañado la figura de una persona. Al apuntar más directamente con la luz de su linterna pudo comprobar que sus sospechas eran ciertas. Allí delante había una persona, estaba agachada y se ponía en pie de una forma un tanto extraña, como si de un títere se tratase. La persona a la que Celsius apuntaba con su linterna no parecía darse cuenta de su presencia. Se dirigió a uno de los vagones, andando de la misma forma extraña. Al quedarse frente a la puerta levantó su mano y pasó lo que parecía una tarjeta por un lector que había en el lateral derecho de la puerta.
La puerta se abrió. Celsius no podía creer lo que veía, así que corrió en dirección a la puerta.

<He de ir rápidamente antes de que se cierre la puerta, ahora avisaré a Kredan> Pensó mientras corría por aquel tortuoso suelo lleno de piedras.

Al entrar, la persona a la que había visto se dirigía al vagón del conductor. Él se dirigió al mismo tiempo, iba sin prisa, no quería tener un accidente en aquel lugar tan viejo. Pero cuando aquella persona llegó al último vagón la puerta se cerró.

C - ¡Oh no! Me tendría que dar más prisa en estas ocasiones. En fin iré a hablar con esa persona.


Celsius siguió caminando hasta la puerta del último vagón. Golpeó la puerta unas cuantas veces y gritó:

C - ¡Oye, me he quedado atrás! ¡No se si te ha enviado Sanda a ti también, pero si es así solo tienes que...! - Se detuvo en seco.

Celsius estaba apuntando dentro de aquel vagón con su linterna, pero la persona que había entrado se había sentado en el asiento del piloto y estaba poniendo en marcha aquel metro tan anticuado.
Y para su sorpresa el metro empezó a moverse, Celsius corrió para salir por la puerta que se había abierto antes de que cogieran velocidad. Pero para cuando cruzó los tres vagones la puerta ya se había cerrado y el metro estaba en marcha.

Ahora no tenía otra opción que viajar en aquel fantasmal metro que lo llevaba por unas vías abandonadas, conducido por una persona que tan siquiera sabía quien era. Y ni siquiera había avisado a Kredan.
« Última modificación: 18 de Agosto de 2016, 06:38:59 pm por Kredan »