Capítulo 5 ~ Llamas de alegría
Tranquilamente, como si el tiempo no pasase; estaba allí, sonriendo. Era una joven rubia, con gafas y con un curioso sombrero verde, Dracon se acercaba, pero ella seguía absorta en sus pensamientos. . . alejada de la realidad, observando como los Ilumise atraían a los Vobeat a la torre radio con sus bellos aromas, danzando en un ininterrumpido baile, bello como la propia luz, que a todo da vida.
Maloetta se hizo visible y, emocionada por el bello espectáculo de luces y olores, empezó a entonar las notas, de lo que parecía ser una canción antigua. Al oír la bella voz de la ninfa la joven se dio cuenta de la presencia de los dos visitantes, se giró rápidamente y aún sorprendida dijo:
-Tú eres. . . Dracon, ¿no?
El joven asintió y rápidamente sacó y le entregó el sobre. Ella le hizo un suave gesto y tranquilamente empezó a andar, bajó las escaleras que conducían al mirador y siguió por un camino adornado por la luz de las farolas que atraían a muchos insectos. Rodearon un pequeño, pero aparente nuevo, parque infantil, ahora, en la noche, vacío.
El silencio rodeaba el ambiente la calma se sentía, no era una falta de sonido, como de costumbre, molesta, sino un momento calmado donde pensar en lo que ha pasado y pasará. Comenzaron a descender por una larga cuesta abajo, se acercaban unas pequeñas nubes, posiblemente cirros, que nunca podrían parar el calor de los sofocantes días de verano.
Bel se paró frente a una casa, grande y pintoresca y le ofreció entrar a Dracon, este se adentró en la rústica casita y vio que en ella había montones de libros, el hall parecía una enorme biblioteca. Bel se dirigió a un pasillo decorado con fotos, había muchas de Pokémon, unos raros especímenes jamás vistos por el joven y, que posiblemente, nunca habían llegado a la Región de Silfidy.
Bel invitó a Dracon a comer una tortilla de patatas y huevos de Farfetch′d, estuvieron hablando sobre Pokémon, pero en general nada fue importante.
Una vez habían acabado de comer la anfitriona invitó al joven a una habitación, donde predominaba el color azul. Era posible que Bel tuviese un hijo, tal vez varón, pero, curiosamente, ninguna de estas preguntas acechó la mente del joven, ya tenía un pie puesto en el reino de Morfeo. . .
A la mañana siguiente, o más bien a a la tarde siguiente, Dracon comenzó a abandonar el reino de los sueños. Entonces comenzó a vestirse, pero tenía un gran problema no sabía si ponerse la fedora roja o la azul. . . tras solucionar su gravísimo problema, eligió la roja que le quedaba mejor con los vaqueros, se dirigió a la cocina, pero no encontró nada solo unas piezas de fruta puestas en un plato, había pera, y bueno. . . algo fresco en el mes de julio siempre viene bien.
Se dirigió entonces al jardín, la puerta que llevaba a este estaba elegantemente decorada con verdes estampados, allí encontró a Bel jugando con tres raros Pokemons, esta, al verle, exclamó:
-¡Hola,
ya te has despertado! Mira estos tres Pokémons son de la lejana Región de Kalos, el Profesor Ciprés para que los investigue. . . ahora que lo pienso. . . no te he comentado que, actualmente, soy la profesor Pokémon con más relevancia de Silfidy.
Pero he de decirte que quiero que te lleves uno de estos.
Dracon observó a los tres Pokémons que allí se hallaban uno era de tipo planta, este era de tonos marrones y en su cabeza, parecía tener una castaña, era muy activo. Otro era de tipo agua, de tonos azules y bastante tímido. Por último estaba un ardiente ser, de tonos amarillos, elegante y mono.
-¡Este!- afirmó Dracon decidido, señalando al dulce Fennekin.
-¡Pues decidido, Fennekin es tuyo!- dijo emocionada Bel.
Bel le recomendó a Dracon que pusiese camino a La Liga Pokémon, este consideró que sería útil, para estrechar lazos con Meloetta y el recién obtenido Fennekin. Entonces tomó rumo a Ciudad Marimina, así que tras apuntar el número de Bel, tomo rumbo al Bosque de las Ilusiones, primer y único obstáculo entre Pueble Brisa y Ciudad Marimina.