Autor Tema: [Relato] Semillas  (Leído 2722 veces)

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Graveyard

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[Relato] Semillas
« en: 06 de Octubre de 2013, 08:12:48 am »
Puede, y tan solo puede que me haya inspirado mucho al escribir esto. Macrorelato, aviso. Si no tiene tiempo para terminarlo de una vez, recomiendo que lo deje para más tarde, u otro día. Cuarta parte de mi mini saga "Espinas".





No puedo sentir mis piernas, están cada vez más y más frías. Mis manos todavía funcionan, y por tanto puedo escribir, pero dudo que esto dure mucho tiempo. Incluso, he llegado a pensar que no terminaré de escribir esta entrada de mi diario. Estoy postrada en la cama sin hacer mucho en todo el día, y ya ni puedo leer un buen libro porque lo encuentro aburrido, es una vida que no me pertenece y jamás lo hará. Es entonces cuando decido que me toca plasmar la mía, y espero que algún día alguien se dedique a leer mis pensamientos. Quizá sean sólo el delirio de una mujer enferma, o mi mente ya empieza a fallar. En cualquier caso, estoy segura de que mi caligrafía es lo suficientemente buena como para que las siguientes generaciones se entretengan con mis palabras llenas de sinceridad. Mi hija yace junto a mí, dormida. Cree que, si cuida a su madre durante un tiempo, ella podrá curarse en cuestión de días. Es una ternura, en realidad. La cama es bastante grande, y creo que hemos pasado muchas noches aquí, conversando cosas triviales. Oh, cómo nos encantaba desvelarnos entre las sábanas hablando sobre lo que hicimos en el día, o debatir qué sería el almuerzo de mañana. Se supone que este es mi cuarto, pero siempre la dejo durmiendo aquí. Ella ya hasta lo llama suyo, quién lo diría. Le acaricio la cabeza con cuidado, intentado no despertarla. Siento que mi ausencia la destrozará, pero no hay nada que pueda hacer. ¿Quizá, tan sólo quizá, deba hacer esto como regalo para ella? Aunque sería muy cruel leer lo que tu madre escribió en su lecho de muerte, pero... no quiero ni imaginarme un mundo donde ella no sepa cuánto la amé.

Como dije antes, esto sería sobre mi vida, la cual ha sido bastante satisfactoria, comparada con la de mis hermanos. Antes que nada, debo decir que soy de una familia muy pobre. Vivía en el campo con mis padres y mis dos hermanos, los cuales se rehusaron a salir de aquella propiedad donde crecieron, aún tras enterrar a mi padre en el jardín por falta de un servicio funerario. Soy la menor de los tres, y tenía diecisiete cuando pasó. No me impactó,, pues tenía una vida poco saludable, entre el estrés de trabajar casi todo el día y tener que mantener una familia que ni siquiera quería. Mi madre, en cambio, dedicó todo su tiempo a criarnos y evitar que nos pasara lo mismo, de caer en la tentación del amor juvenil y entregarnos antes de tiempo a las garras de la madurez. Siempre la respeté, y fue mi ejemplo a seguir. Quienes la conocieron me dicen que soy la viva imagen de ella, pero siempre insisto en que compararme con ella es imposible; jamás seré tan buena y dedicada como ella lo fue. Aún siento que ella me cuida, pues creo que me vigila desde los cielos. No hay nada que ella pueda hacer con respecto a mi enfermedad tampoco. Es un defecto congénito, mas no venía de su lado de la familia. Si a mi padre no lo mataba su estilo de vida, lo haría su cerebro. Es bastante triste, el cuerpo humano es capaz de destruirse a sí mismo. Me gustaría, en ese caso, serle útil a alguien. Haber pasado tantas noches leyendo en la biblioteca del pueblo creo que fue la mejor opción, pues fue gracias a esto que tuve la oportunidad de ir a la ciudad y optar por un trabajo digno de un salario. No supe nada de mis hermanos sino hasta que tuve a mi hija. Voy a visitarlos frecuentemente, pero ellos no venían nunca. No fue sino hasta que empecé a perder capacidades que se dignaron a aparecer. De hecho, están en el salón de abajo, durmiendo. Mi esposo les buscó en el ático sábanas y las lavó. Después de todo, quieren estar con su hermana hasta el último momento de su vida. Se han puesto a llorar incluso frente a mi precioso pedazo de cielo, y ella fue quien los calmó. Al parecer, ella también es un reflejo de su abuela.

Mi vida en la ciudad, en sus inicios, fue bastante dura. Tuve que buscar un lugar donde vivir, y recurrí a un departamento algo sucio y de baja calidad en la zona baja. Vivía con otra chica que pagaba la mitad de la renta. Yo había agarrado un poco de lo que mi padre nos dejó tras su muerte, y fue con eso que logré encontrarla. Ella era bastante grosera, de mal carácter, pero buen corazón. Siempre estaba en la casa, y al parecer era su familia quien la mantenía. Me enteré de que ella había huido de casa, mas la encontraron a los días en la calla. Llegaron al acuerdo de hacerle llegar suficiente dinero para que pudiera vivir, pero se gastaba parte de eso en sustancias alucinógenas que poco a poco destruían su cerebro. Siempre intentaba que dejara de hacerlo, pero para lo poco que me escuchaba, siempre respondía que "todos terminan así en este mundo, miserables". No puedo contar las veces que la intentaba convencer de que todo saldría bien para ella en algún momento. Para ese entonces, yo trabajaba como cajera en un supermercado y me ganaba un sueldo pobre, pero suficiente para poder pagar mi mitad de la renta. Con el tiempo me ascendieron y mi sueldo aumentó. No era gran cosa, pero podía permitirme algunos lujos tontos propios de mi nuevo estilo de vida, como beber café en las mañanas y comprar algunos dulces en la tienda aprovechando el descuento de empleado, porque de ninguna otra forma sería capaz de hacerlo. Claro está, los víveres eran la prioridad, pero un poco de dulce no hace daño, ¿verdad? Al poco tiempo, mi compañera fue dejando las sustancias que la mantenían tumbada en el piso y encontró un trabajo en la misma tienda. Fue bastante raro ordenarle a una persona que vivía conmigo, pero no dañó nuestra relación. Ella sabía que era mi deber. Cuando por fin aumentaron mi sueldo, mi apretados gastos fueron soltándose más y más. Aún así, deje de permitirme mis pequeños caprichos y empecé a ahorrar. Jamás me desprendí del café, debo admitir. Es un hábito que incluso hoy conservo. Mi taza está vacía mientras escribo.

Hice amistades en la tienda, como era de imaginarse. A la hora del almuerzo nos reuníamos todos en la parte trasera de la tienda, donde nadie iba, y conversábamos todo el rato. Éramos una pequeña comunidad bastante unida. En especial, me gustaba un chico que era estudiante de economía. Era el novio de una de las trabajadoras que estaba ahí, y siempre se pasaban el almuerzo abrazados. Se apoyaban mutuamente: él no necesitaba tanto el dinero, sus padres pagaban sus estudios pero él quería un fondo para poder iniciar al terminar de estudiar, y ella era quien aportaba un dinero extra, además de compañía. Me hervía la sangre al pensar que ella estaba más tiempo con él del que yo podía, pues salían en la tarde del trabajo y yo me quedaba cubriendo el turno de la mañana y la noche. Sentía que no tenía tiempo suficiente para mía, y así era: apenas llegaba a casa preparaba la cena y me iba a dormir, solo para levantarme al día siguiente e ir a trabajar. Los fines de semana los pasaba sola, porque incluso Stephanie, mi compañera, tenía un novio con el que compartía mucho tiempo. Fue él quien la ayudó a dejar los hongos que consumía y las cosas que se inyectaba. Me sentía muy feliz por ella, y no por aquella chica que pasaba tiempo de calidad con Christian. No podía hacer mucho, más que un comentario para ser cruel de vez en cuando, que se tomaban como una broma. Yo reía también, aunque en mis adentros una tormenta se desataba. Jamás permití que esto afectara mi capacidad para rendir en el trabajo, pero dolía cada vez más y más. En la noche... no podía dejar de pensar en él. En su sonrisa, encantadora y llena de dulzura. En sus ojos, que mostraban la calma que lo caracterizaba. En él, que siempre tenía una respuesta dulce para cualquier dolor. Él simplemente era... perfecto. Y lo quería para mí. Aunque él no parecía estar dispuesto a dejarla.

No pasó mucho hasta que ella finalmente desapareciera. Sin más que decir, se fue de nuestras vidas. Fue bastante egoísta de su parte haber hecho tal acto de magia, pero más que nada le cayó con fuerza en el corazón a Christian. No fue a trabajar por tres días, lamentándose en su casa, preguntándose qué había hecho mal. Al ver no iba a trabajar en un buen tiempo, decidimos que lo iríamos a visitar en grupo, los trabajadores del supermercado. Jamás habíamos ido a su casa, pero no habían hecho una buena limpieza desde hace un tiempo en el lugar. Abrió de muy mala gana. Se había quedado dormido después de una noche en vela, al parecer. El televisor seguía encendido y estaba pasando un programa cuanto menos estúpido. No había licor, pues a él no le agradaba nada, pero sí algunas latas de gaseosas esparcidas por todo el lugar. Me entristecía mucho verlo en ese estado, así que me ofrecía cuidarlo hasta que estuviera mejor. Se rehusó un poco, pero al final logré estar con él por una semana. Fue tiempo más que suficiente para que pudiera mejorar. Tuve que dejar el turno de la noche durante esa semana para poder asistirlo, pues él no parecía tener ganas de ir a trabajar. Limpié la casa tres veces en el poco tiempo que me quedé a dormir; el orden no es lo suyo. Apenas llegaba, iba a su cuarto para encontrarlo con el televisor encendido y cubriéndose con las sábanas con los ojos ligeramente rojos y húmedos, como si fuera a llorar o recién terminara de hacerlo. Intentando reconfortarlo, los primeros dos días casi no hablaba, pero al transcurrir la semana su voz se dejó oír. Algo entrecortada por el trauma que acababa de sufrir, pero aún así teníamos cortos diálogos.

Me alegré mucho cuando me abrazó para que me quedara un día más cuando se había acabado mi tiempo ahí. Al parecer, se acostumbró a mi presencia más rápido de lo que creí. Supongo que hacía de sustituta para su amorosa novia, quien se fue sin rastro. No me molestó en lo absoluto seguir limpiando su desastre, o cocinar en la noche y dejarle una nota diciendo que lo recalentara en la mañana. Mi recompensa era mayor: su sonrisa al verme llegar para que le contara mi día, o su primer día de regreso en el trabajo. Lo recibimos con mucha alegría, y hasta nos permitieron hacerle una pequeña celebración al final del día. Claro está, por haber faltado tanto tiempo al trabajo terminó despedido, así que moviendo influencias logré que lo contrataran otra vez, pero tendría que comenzar todo desde cero. Sus ahorros estaban casi intactos, y sus ingresos mensuales no cambiaría mucho con respecto a lo que cobraba antes. Sí, era el mismo de antes, pero en lugar de su exnovia acompañándolo en los almuerzos, estaba solo. No ocupé su lugar porque sería demasiado pedir, ni me mudé con él aunque di a entender esto; visitaba su casa antes de ir a la mía porque vivía cerca del supermercado, y cuando Stephanie salía con su novio, me iba a darle otra ronda a Christian para luego ir al turno nocturno.

En una de esas tardes al terminar mi primera mitad del día, empezó a contarme lo mucho que ella significaba para él. Con el pasar de los días me fui enterando de los detalles. Los escribiré para que sepan qué clase de persona era ella. No quiero que piensen mal de una persona tan amable y sencilla. Habían sido novios desde que tenían 19 años los dos. Se llevaban tres meses de diferencia en la edad y cuando terminaba el cumpleaños de ella, planeaban el suyo. Ella no era la clase de persona que hacía mucho ejercicio, pero cuidaba su figura haciendo dieta y lo obligaba a hacer lo mismo. Además, su relación era muy unida. Se contaban todo, y los secretos no cabían en la unión que tenían ambos. Desde que ella se había mudado, dependió completamente de sus habilidades de cocina y limpieza. Había olvidado por completo cómo hacer esas cosas; dos años viviendo así lo tenían mimado. No salían mucho, se quedaban en casa durante sus ratos libres leyendo el periódico y comentando, o jugando crucigramas y sopas de letras. Ambos estudiaban en la tarde, llegando cansados en la noche, preparándose para trabajar en el día. Siempre fueron muy tranquilos. Las noches las pasaban estudiando, mas no juntos: él en la sala y ella en su cuarto. Sus áreas de estudio eran completamente opuestas: como ya mencioné, él se dedicaba a la Economía. Sin embargo, ella optó por Ingeniería Química. Eso no importa demasiado en este momento. El punto es que su casa era harmoniosa, y su desaparición los tomó a todos por sorpresa.

Siendo sinceros, la chica debió tener más actividad física. Bueno, nunca adivinaría la forma en la que terminaría su vida, pero tampoco está mal mantenerse en forma por si alguien llega a atacarte al salir de compras. Fue verdaderamente fácil, era una mujer muy delgada y débil. Sólo tuve que darle un golpe para derribarla y azotar repetidamente su cabeza contra el suelo. Se intentó defender como era esperado, y aunque salí algo herida, no fue nada grave. Debido a lo ligera que era, llevarla hacia la fábrica abandona no me dio problemas. Con una sierra corté su cuerpo en varios pedazos, y el montón de sangre me resultó un poco repulsivo. La metí en bolsas de basura y me deshice de ella unos días más tarde en un lago a las afueras de la ciudad. Puse rocas de tamaño considerable para que se hundiera, así tardarían mucho en encontrarla. Con un coche se pueden hacer muchas cosas, ¿sabías, querida hija? Creo que debo borrar este pequeño párrafo, o al menos tacharlo. Estoy usando tinta, qué tonta soy. Este no sería un buen ejemplo para mi pequeña, mucho menos con los detalles que acabo de dar. ¿En qué estaba pensando? Si bien toda mujer que se considere madre debe estar dispuesta a matar por un amor al menos una vez en su vida, pero... eso debe descubrirlo por su cuenta. Ya verá cuando esté enamorada de lo que es capaz. Yo no tenía ninguna otra forma de acercarme a él, pues de ninguna manera ella se alejaría de Christian. Sí, definitivamente hice lo correcto. Ahí está él, durmiendo en el sofá. Nuestra relación duró lo suficiente como para que, de mis semillas, floreciera una niña tan linda como la que duerme junto a mí.

A veces, cuando sus mejillas se ponen rojas, me parece que es tan hermosa como una rosa que acaba de florecer.



Flor
[Lista de relatos]


Pimer relato: Espinas

Segundo relato: Espinas de brugmansia

Tercer relato: Espinas de acónito

Cuarto relato: Semillas

Quinto relato: Semillas de angélica
« Última modificación: 02 de Abril de 2015, 07:03:43 pm por Graveyard »



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Re:[Relato] Semillas
« Respuesta #1 en: 06 de Octubre de 2013, 08:32:47 am »
Ponle "Dedicado a Arena" y simplemente lo petas
e35d2 (mago)
Spoiler: Psycho-Pass • mostrar


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Re:[Relato] Semillas
« Respuesta #2 en: 06 de Octubre de 2013, 08:40:40 am »
Oh my goodness, la de errores que tuve al editar esto. No sé cómo pasó. D:
Estoy arreglándolo.

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Re:[Relato] Semillas
« Respuesta #3 en: 06 de Octubre de 2013, 08:55:54 am »
Muy bueno el relato, como viene siendo normal en ti. De principio a final. Sobre todo ese final tan... tuyo. Supongo.

Sigue así, no esperaba menos.

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Re:[Relato] Semillas
« Respuesta #4 en: 06 de Octubre de 2013, 09:10:35 am »
Muy bueno el relato, como viene siendo normal en ti. De principio a final. Sobre todo ese final tan... tuyo. Supongo.

Sigue así, no esperaba menos.

Oh, muchísimas gracias~ Intentaré no tardarme tanto con la quinta parte, como lo hice con la tercera y esta.

Alpha Shelea

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Re:[Relato] Semillas
« Respuesta #5 en: 10 de Octubre de 2013, 04:07:55 am »
Tan perfecto como siempre, pero no te perdonaré que no me hayas avisado (?)
A king with no crown, king with no crown.



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Re:[Relato] Semillas
« Respuesta #6 en: 10 de Octubre de 2013, 08:39:32 am »
Tan perfecto como siempre, pero no te perdonaré que no me hayas avisado (?)

Creí que eventualmente lo verías, y así fue, no le veo el problema. (?)

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Re:[Relato] Semillas
« Respuesta #7 en: 21 de Octubre de 2013, 11:02:55 am »
Divide y vencerás. Bastante bueno, en la buena tónica de siempre.

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Re:[Relato] Semillas
« Respuesta #8 en: 22 de Octubre de 2013, 07:29:17 am »
Muchas gracias por el comentario~ Veré si en diciembre escribo la quinta parte y la publico luego, que últimamente no me sobra el tiempo.