El problema radica en cuanto se generaliza apresuradamente el ser gay con el "colectivo gay" y más cuando ese colectivo gay es más queer que precisamente gay.
Ser gay no debe ser motivo de orgullo, así como ser hetero tampoco debe serlo. Pero sí es cierto que, aunque no vivimos en una sociedad machista ni homófoba, sí que se suelen tirar inconscientemente hacia dichos supuestos como el centrismo masculino frente al femenino (sólo un caso, los apellidos; cómo preponderan los de origen paterno, cuando está demostrado que el cromosoma X pasa de madres a hijas mientras el cromosoma Y se acaba extinguiendo en las familias por otro o una virguería biológica así había de por medio) y la "heteronormalidad". Los días de celebración, sean de mujer, orgullo gay, y demás vendían a significar estar en contra de eso.
Aunque, como dijo mi profesor de sociología, si juntamos a todos los gays, bisexuales, negros, judíos, putas, discapacitados y etceterísima al final "las minorías son más que la mayoría".