Bien.
La bruja se levantó de su silla, sonriendo, mientras el detective se mantenía a duras penas de pie. Sudaba un poco. Su expresión denotaba un nerviosismo increíble. En sus adentros se decía a sí mismo una y otra vez que se fuera corriendo, pero la imponente presencia, siempre elegante, se lo impedía. Viéndola detenidamente, se denotaba una sonrisa amigable en aquella boca de la que tantos insultos salían. Levantó su pipa y fumó un poco. Expulsó el humo en la cara de muchacho y soltó una risa infantil mientras él tosía. Acto seguido, habló, no con esa voz orgullosa, maligna y burlo que acostumbraba, sino con calma.
—Ahora, deberás enfrentar a las culpables.
—P-pero... No soy capaz...— el detective estaba todavía nervioso.
—Tranquilo. Si pudiste con el misterio, podrás con un par de mujeres cobardes.
El chico no pudo responder. La bruja fumó un poco más y esparció el humo por toda la habitación, aún con los detectives presentes. El salón blanco y púrpura se fue evaporando poco a poco, a la vez que mariposas doradas eliminaban los pequeños trozos que faltaban. Ella misma desapareció cuando los detectives aparecieron en el comedor con los sospechosos reunidos. Todos miraban al chico que resolvió el enigma, intrigados. Él se volvió al público, un poco más confiado, y apuntó a las dos mujeres en lados opuestos de la mesa.
Suspiró.
Ustedes... son las culpables.
Al decir esto, como si siempre hubiera sido así, el mundo estalló como un cristal tras ser roto con una patada. Ahora todos se encontraban en el salón púrpura, solo que ahora estaba decorado en rojo y dorado. En el centro estaban las dos acusadas en una silla parecida a la que el detective usaba. Él, parado frente a ellas, empezó a hablar.
Sus palabras salían de su boca con un tono rojizo, como la bruja hacía anteriormente.
—Ustedes dos asesinaron a Isabella y el coronel.
—¿Tienes pruebas de tal acusación?—Rachel hablaba con calma.
—Pues, de hecho, las tengo.
»Usted, señorita Rachel, no podía soportar que su "amiga" tuviera los más pequeños caprichos que deseara con tan solo pensarlo, ¿no es así? —Rachel cruzó los brazos y bufó— Y usted, Jessica, siempre amó a Andrew, quien jamás se dio cuenta de esto, y no habría pensado en esa clase de relación con usted. Así que entre ambas planearon asesinar a Isabella, la única que se interponía en su felicidad. Pero, ¿qué pinta el coronel en todo esto? Él siempre fue íntimo amigo de Isabella, y sabían que él podía arruinar todo.
Y así fue relatando los hechos tal cual se los dijo a la bruja.
—
En algún momento, tal vez cuando se fueron al tocador, la señorita Rachel citó a Isabella a su cuarto. Una invitación inocente para matarla, últimamente es bonito matar a tus amigos en su habitación, he…
Isabella entró con su llave, y cerró la puerta. Esperando a Rachel, la puerta se abrió con ella. Portaba cuchillos de cocina, procedentes de las cocina, obvio. Antes de eso, Jessica pidió a la señora Stephanie su llave, y, a su vez, alguna de las dos se debieron de llevar las armas.
Así que Jessica entró y mató a Isabella. Fue un corte limpio, pero, el odio que sentía Rachel por Isabella, lo soltó todo con unos cortes en el cuerpo. Precioso (¿). El coronel entró poco después, debido a que se topó con James en el camino. Este también fue herido, pero Rachel no le logró matar debido a que el coronel medía más que ella, por lo que cortarle debió ser más difícil. Rápidamente, Rachel se fue y cerró la puerta. El coronel murió poco después, pero no antes de colocar a Isabella y a él en posiciones militares en el suelo. Antes de morir, el coronel no vio a su asesino, pues este estaba oculto en la habitación de Isabella. Le pilló de sorpresa.
Rachel salió de la habitación, le dio la llave a Jessica, rápidamente las dos cerraron.
Cuando la señora Stephanie gritó por los cuerpos, y Andrew abrió la puerta, Rachel tuvo que inspeccionar los cuerpos. Ahí, metió la llave de Stephanie en el bolsillo del coronel, la cual no estaba ahí al principio.Ambas simplemente sonrieron. Su hermosa red de mentiras había caído. Se levantaron, hicieron una reverencia, y se quedaron ahí. Dos estacas salieron volando de la nada y atravesaron sus cabezas. La que atacó a Jessica rezaba "Asmodeus, lujuria" y la de Rachel "Satán, ira".
Piezas inútiles en un juego divino, teñido de dorado.
¡Felicidades,
Mustal Acid Citric, has descubierto la verdad! Se te premiarán tus esfuerzos.
- Se te hace entrega de Ushiromiya Battler, <Brujo Infinito>, por tus esfuerzos en el tablero y tu persistencia que logró dar con la verdad.
- A Alliare se le hace entrega de Lady Bernkastel, <Bruja de los Milagros>, quien es una fiera oponente, despiadada sobre todas las cosas. Se le revoca su puesto como Furudo Erika.
- A Kill-R se le hace entrega de Lady Lambdadelta, <Bruja de la Certeza>, quien ha presenciado miles de juegos de lógica, casi sin participar, pero con jugadas tenaces.
A cada uno se le dará una descripción de la personalidad de su pieza en el tablero cuanto antes.
¡Nos vemos en otro tablero!