Esta propuesta nos la hizo nuestra profesora de Sociología, explicando cómo las masas pueden perder la cabeza hasta un cierto punto si actúan en conjunto. La respuesta sería que el ser humano se destruiría a sí mismo hasta un cierto punto en el que unas pocas personas sobrevivan, en este caso, en torno a la piedra. Esas pocas personas sobrevivirían pero al tener que convivir con una posesión, a priori tan valiosa, acabarían por matarse entre ellos hasta que sólo quedara uno. Pero, como el ser humano necesita otro seres humanos para sobrevivir, él mismo se suicidaría, con el paso del tiempo. Por lo que esta piedra, paradójicamente, haría extinguirse a toda la humanidad.
Por cierto, este debate no es tan lejano al que sucede por el agua de los afluentes del Nilo. Allí la gente se mata por el agua, se matan por la vida, literalmente.