Y tras la larga espera,
podemos dar comienzo al momento esperado...
¡Las Votaciones del Duelo de Letras de Primavera!
Pero antes de comenzar, los votantes han de acatar las siguientes normas. De no hacerlo, a dicho votante se le sancionará convenientemente y se le retirará el derecho a voto en este concurso.1)Se deben leer todos los relatos antes de llevar a cabo la votación. No tenemos forma de controlar que esto se cumple, pero es para garantizar la mayor imparcialidad posible.
2)Sólo hay derecho a un único voto, sin rectificaciones. Toda rectificación en el voto será rechazada, excepto si se efectúa con rapidez y es causada por un error humano.
3)La votación debe ser imparcial, no estando permitido el autovoto ni el voto por amiguismo. Si detectamos que un voto está manipulado a favor de alguien, se rechazará y se sancionará al usuario que lo ha emitido.
4)Junto con el voto, el usuario debe aportar motivos de por qué vota a ese relato. Debe valorar originalidad, ortografía, estructura y vocabulario como factores relevantes, e indicar qué es lo que más le ha gustado.
5)Las votaciones son desde hoy, día 23 de mayo, hasta el sábado 9 de Junio [Off Topic: día de mi cumpleaños, se aceptan votos regalo (?)]. Pasadas las 23:59 de ese día, no se aceptarán votos.
5.1)Si al final de las votaciones hay dos o más relatos empatados en votos, se prorrogarán las votaciones hasta una fecha que se fijará llegado el momento, y los votantes tienen derecho a votar a uno de los relatos que queden finalistas. De los resultados finales se deducirán el primer y segundo puesto. En caso de empate, el staff discutirá lo que hacer.
6)El ganador del concurso recibirá una Cinta Historia. Por el segundo premio, yo mismo realizaré un sprite (Pokémon o no) a petición del ganador.
Dicho esto,
¡Que den comienzo las Votaciones!
1
Raphael era un joven bastante popular en el instituto, era guapo, sacaba buenas notas, capitán del equipo de fútbol y cinturón negro en taekwondo, pero sobre todo era misterioso, muy misterioso, se podría decir que el no tenía amigos siempre se aislaba del resto o por lo menos eso parecía. Lo que no sabían ellos era que el tenía una gran responsabilidad sobre sus hombros, su familia había sido aniquilada casi al completo por el clan de los Dungery, y el era el último superviviente y por ello debía de defender su insignia a toda costa, no solo era una cuestión de honor o deber sino también por amor a vida, ya que si el muriera la estirpe de los Gawright desaparecería y con ello la vida, ya que el poder de su insignia es el del fuego eterno que infunde vida. Día tras día huido y luchado contra demonios helados pero se le estaba acabando el tiempo tarde o temprano lo acabarían encontrando…
Hoy es lunes y por lo visto se rumorea que ha llegado una chica nueva, se dice que proviene de una familia rica y que es muy hermosa, pero con la de salidos que hay en instituto no creo que tarde mucho en arrepentirse de ello… Al llegar a clase me encuentro con la chica nueva y nos miramos... E inmediatamente la confundo con un ángel… Esos ojos azules frío cuan iceberg… Ese pelo áureo… Al instante quedo prendado de su belleza, pero sé que no debo de distraerme tengo demasiadas preocupaciones como para enamorarme. Y entonces me saluda y sorprendido la saludo, a partir de ahí entablamos conversación, por lo visto la chica se llama Aqua y se ha mudado por motivos familiares.
Pasan los días y los ataques se reducen y yo y Aqua no hacemos cada vez más amigos y pasamos más tiempo juntos… He descubierto que tenemos muchas cosas en común y me atrevería a decir que la amo, pero me preocupa el no ser correspondido, también noto que desde que la conocí me siento más vivo como si hubiera encontrado la pieza que me faltaba…
Un mes después – Es de noche y voy de camino a mi casa cuando la temperatura baja drásticamente… Ya estaban tardando ahora solo es cosa de que se muestren, así que me para junto a una farola y espero. De repente algo se mueve detrás mío y entonces me atacan rápidamente los esquivo a todos y me preparo para el combate visto que me he dejado la espada en casa tendré que utilizarlo… Y entonces comienza la fiesta, empiezo a generar bolas de fuegos y a lanzarlas con diversión allá donde algo se mueva, no hay nadie por los alrededores, así que no tengo porque contenerme y endiablado continuo con mi danza de fuego, estoy tan absorto destruyendo a los monstruos que no me doy cuenta de que tengo un nuevo invitado y entonces una flecha helada como solo pueden ser las de los Dungery me atraviesa el brazo derecho y confundido me giro para ver quien ha osado atacarme… No puede ser… Aqua se encuentra a un par de metros de distancia, y entonces el mundo para mí se desmorona… Imposible… Aqua es la descendiente de los Dungery, caigo de rodillas y entre lagrimas le pregunto que porque… Ella que también llora me dice que es su destino y que si no es ella serán otros los que acaben conmigo, mi poder es demasiado codiciado como para ignorarlo… Abatido hablo con ella y le confieso mi amor entonces ella sorprendida me confiesa que ella también me ama pero que juro matarme y que debe de hacerlo aún sabiendo que conmigo morirá su alma. Y entonces decidimos pasar una última noche juntos y disfrutar por una última vez de la vida y nos fundimos en un abrazo entregándonos el uno al otro en cuerpo y alma…
A la mañana siguiente se les encontró a los 2 muertos cogidos de la mano, y a pesar de su triste destino, murieron como quisieron felices y unidos como solo el amor puede unirlos.
2
Tiempo y finalización
El viento agitó levemente los cabellos de Gabriel, largos y rubios, cualidad que solía ganarse la atención de la mayoría de aquellos que lo veían. A esto también contribuían sus ojos grisáceos y su rostro, fino y delicado. En conjunto daba una impresión nada habitual, diferenciándose sobremanera de la población habitual. Población que solía evitar el promontorio por el que ascendía Gabriel en esos momentos.
Una vez alcanzada la cima, la imponente figura se giró, con el fin de otear la modesta aldea asentada en el valle.
Aún desde allí, se podía observar un gran bullicio en la plaza central. Probablemente la fiesta de la cosecha había empezado, y las celebraciones durarían varios días.
El joven suspiró. Era muy posible que no pudiera volver a disfrutar del evento de nuevo.
Con un rictus de resignación, fijó la mirada en la destartalada chabola, que se alzaba como solitaria vigilante del valle. Tras forcejear con la puerta, entró.
En el oscuro y polvoriento habitáculo el tiempo parecía haberse detenido. Todo estaba como recordaba, inclusive la figura de Miguel, que seguía recostada en el desvencijado sillón, al amparo de la oscuridad. Gabriel tomó aire y golpeó el viciado ambiente con sus palabras:
-Ya he tomado una decisión.
Tras unos pocos segundos de vacilación, el joven terminó la frase.
-Acepto.
Una voz mucho más cruda, chirriante y afilada como un cuchillo, respondió:
-Acércate.
Obedeciendo Gabriel se acercó al anciano. Al acercarse a él, pudo distinguir en su espalda dos pequeñas protuberancias emplumadas que asomaban tímidamente, con aspecto marchito.
Miguel volvió a hablar.
-¿Estás totalmente seguro?
Sorprendido ante la pregunta, el joven intentó responder con el mayor aplomo posible.
-Claro que sí.
Con gesto de aceptación, como si ya esperase esa respuesta, el anciano abrió el cajón con dificultad. Un pequeño objeto plateado asomó. Miguel lo alzó sobre su cabeza.
Era una lira.
El instrumento, finamente decorado con motivos geométricos, parecía iluminar la sala con su delicada luminiscencia. Gabriel la tomó con cautela, maravillándose ante su ligereza. Satisfecho ante esta escena, Miguel asintió. Cerró los ojos con expresión calmada y comenzó a murmurar una retahíla de oraciones ininteligibles.
-Llévame...al fin y al comienzo...donde el cielo y la tierra se besan. Tráeme de vuelta al mar.
Dicho esto, el anciano se evaporó en delicadas volutas de vapor, que se elevaron hasta el cielo. En tierra sólo quedó el recuerdo de sus últimas instrucciones, aún presentes en la mente de Gabriel.
<<Estoy preparado. Volvamos a empezar>>
Suavemente, deleitándose ante el suave tacto de las cuerdas, el joven comenzó a tocar. Instantáneamente, nubes cubrieron el cielo, dejando espacio asimismo a un enorme y enrojecido astro rey. La lira dejó fluir su música, una melodía eléctrica y vibrante, que invadió todo lo sensible a la percepción. Los colores se disiparon, dejando paso a la oscuridad.
En medio del abismo, Gabriel se levantó dejando tras él las almas abandonadas. Una vez en lo alto, rompió la lira, liberando un siseo suave y seductor.
Y el mundo comenzó de nuevo.
3
DARKRAI ¿ÁNGEL O DEMONIO?
Cuenta la leyenda, que durante tiempos de guerra nació un Pokémon, este era oscuro como las tinieblas, causaba el caos allí por donde pasaba, todo gracias a una malévola habilidad que provocaba pesadillas y a su enorme poderío. Su nombre era, Darkrai.
La leyenda expone una teoría sobre Darkrai, aquesta teoría nos explica que a diferencia del resto de Pokémon legendarios, aqueste Pokémon no surgió por fuerza y gracia del gran Pokémon Arcano, Arceus. Darkrai emergió de las sombras por culpa de la inmensa y aterradora oscuridad que albergaba los corazones de las personas en tiempos de guerra. Según la leyenda, la gente de esa época no luchaba para proteger a sus pueblos o ciudades, luchaban de forma codiciosa, siempre buscaban arrebatarles los bienes a familias enteras, causándoles así, un gran dolor y por si eso era poco, luego eran esclavizados de forma perpetua.
Debido a esta leyenda, en la era actual, salieron innumerables hipótesis, pero de la que más se hablaba era sin duda, de la siguiente:
Está hipótesis nos cuenta que Darkrai, fue enviado de los infiernos, con el único propósito de atormentar a las personas, realizaba dicho oficio mediante pesadillas, para que así la humanidad experimentara el infierno durante sus sueños…
Un extraordinario suceso ocurrió, tanto impacto causó, que los pensamientos de mucha gente se vieron revertidos, este suceso tubo lugar en Pueblo Alamos, al parecer este sufría una grave crisis provocada por una pelea territorial entre Palkia y Dialga. Darkrai luchó con todas sus fuerzas para proteger Pueblo Alamos, aún sabiendo que en aquel combate se jugaba la vida, finalmente este consiguió su próposito con la ayuda de una canción llamada: Oración.
El suceso de Pueblo Alamos hizó que saliera a la luz otra teoría, esta explicaba que Darkrai no emergió del infierno, en vez de eso pensarón que Darkrai descendío de los cielos, con el deber de advertir a personas y Pokémon de su mal comportamiento, para que así cambiaran su conducta.
Posteriormente se descrubió que Darkrai vivía en Pueblo Alamos y de aquella forma la gente se preguntó, ¿Darkrai salvó a Pueblo Alamos por sus intereses o realmente es bueno de verdad?
4
Era una tarde normal como cualquier otra.
Una chica delgada, alta, y con una cabellera pelirroja que caía por sus hombros paseaba tranquilamente por los campos primaverales de Holanda. Else volvía a su casa trayendo consigo una cesta con botellas de leche fresca que había comprado en el mercado de un acogedor pueblo cercano mientras contemplaba la tranquilidad del paisaje bendecido por un cielo azul como el mar. A su alrededor, veía como los tulipanes florecían al ser primavera.
''Que hermosos'', pensaba para si misma. Pero en su interior Else se entristecía al ver estos campos. Todos los tulipanes eran rojos. Ninguno era el tulipán que ella esperaba con toda su alma.
Else se zambulló en sus pensamientos del pasado. Un chico misterioso, rubio y con ojos verdes vivía en su imaginación. Hace tres años este chico le había prometido entregarle un tulipán dorado como muestra de su amor eterno. Pero nunca más volvió a saber de él. El chico se esfumó en su búsqueda fantasmal de un tulipán que seguramente no existiría. Pero a Else no le importaba: siempre había tenido una corazonada, y sabía que algún día su amor volvería portando con ella el milagro; hasta entonces mantendría la fe y rezaría a Dios todos los días.
Else llegó a su casa, y entonces se sorprendió. Se le cayó la cesta del shock, derramándose las botellas de leche. Sus piernas temblantes perdieron su fuerza y se cayó de rodillas. Lágrimas salían de sus ojos mientras esbozaba una sonrisa. No se lo podía creer.
''V… Van.''Unos ojos verdes llenos de bondad y una sonrisa de felicidad estaban presentes y dirigidos a Else. El chico que estaba apoyado sobre la puerta de la casa de Else se acercó y le cogió de la mano para ayudarla a levantarse; acto seguido la abrazó y apartó su cabellera pelirroja de su rostro; con su dedo apartó las lágrimas de esos ojos celestes que consideraba el tesoro mas valioso y mas precioso que jamás habría existido en este mundo.
''He vuelto, Else. He cumplido mi promesa. He encontrado el milagro que simboliza nuestro amor''.
Else se fijó en lo que portaba Van en su mano derecha con delicadeza. Era un tulipán, de un brillo y color más intensos que el de los campos de trigo por los que solía frecuentar. Un tulipán dorado. Suavemente, Van colocó el tulipán en la delicada y blanca mano de Else y acto seguido sellaron su promesa con un tierno beso en los labios.
Era una tarde que sería grabada con fuego en sus corazones para siempre.
5
Vida
Nacerás en un hospital un día determinado, a una hora determinada, con un sexo determinado, tus padres te cuidaran durante los próximos 17 años, si tienes suerte ya que a algunos los abortan o los regalan al nacer.
Te alimentaran, vestirán, cuidaran, protegerán, educaran y amaran lo mejor que puedan, si tienes suerte, algunos mueren por no ser alimentados o por no ser bien cuidados.
A la edad de 4 o 5 años entraras a una buena escuela, aquí te enseñaran sobre todos los aspectos de la vida, sus artes y materias, además de hacer amigos que te acompañaran toda la vida, si tienes suerte porque solo los afortunados tienen acceso a un buen colegio.
Pocos años después te resultara cansado, tendrás que despertar, desayunar, ir a la escuela, hacer tareas, comer y dormir. Una actividad en la tarde que te agrade puede ayudar a pasar el tiempo, si tienes suerte ya que algunos tienen que trabajar desde niños para poder comer.
Entre los 13 y 16 años tus padres serán unos pesados, te dirán como comportarte y te regañaran si no haces caso a esto, si tienes suerte, algunos no tienen padres que los cuiden a esa edad o les importa un bledo sus hijos.
Durante ese periodo subirás de grado en la escuela, cada ves que lo hagas te hablaran de temas mas complicados y cansados que tendrás que memorizar a la perfección para un buen futuro, si tienes suerte, algunos anhelan con ir al colegio para aprender sobre esos temas.
A la edad de 17 o 18 años entraras a una universidad, es un colegio mas grande con distintas aulas y secciones, aquí elegirás la carrera que mas te guste y aprenderás todo sobre ella, será muy difícil y cansado además de que tendrás que comprenderlo todo respecto a la materia que te a gustado, si tienes suerte, a esa edad hay jóvenes vendiendo paletas en lugar de aprender.
Después de terminar la universidad tendrás una oferta de trabajo o se te recomendara a uno, si tienes suerte, muchos no la tienen.
En unos años encontraras una pareja, una persona especial que te amara pese a todo lo demas, te casaras con ella y vivirás una buena vida, además de tener un buen empleo, si tienes suerte, algunos a esa edad son vagabundos que buscan en la basura para comer.
Durante años tu vida será feliz, viviendo con tu esposa el ser al que mas amas, seguramente tendrás amigos con quien compartir tu felicidad y quienes te compartan la suya, si tienes suerte, algunos se deprimen increíblemente por estar solos.
Tu vida será muy buena pero algo ocurrirá que la hará mejor, un día determinado a una hora determinada nacerá un bebe que era tu hijo, al que cuidaras y amaras durante los próximos 17 años, si tienes suerte, algunos no pueden gozar tremendo milagro.
Ahora, después de todo esto queda una pregunta: ¿Has tenido suerte?
Respóndela, ahora contesta esta: ¿Valoras tu vida, teniendo esa suerte?
6
Había una vez una hermosa princesa de un reino antiguo y lejano, más bella que ninguna otra. Esto no era de extrañar, ya que el día de su nacimiento, los Dioses encargaron a n hada que protegiera y sirviera a tal belleza. Así, la infancia de la joven estuvo marcada con la presencia de su hada.
Pero la mente de la joven distaba mucho de ser bella. En la flor de su juventud, su padre cae enfermo. La joven, lejos de lo esperado, no siente un ápice de tristeza; es más, ve la enfermedad de su padre como una ventaja. Un día, llamó a su hada y le dijo:
-Dime, hada, ¿no es cierto que mi belleza es digna de reinar en este y mil reinos más?
-Así es, mi señora –Dijo el hada, temerosa por los caprichos de la princesa.
-Entonces, ¿no crees que la muerte de mi padre sería una oportunidad para que mis súbditos me admiraran como reina? Deseo que mi padre fenezca.
Y así fue. Su padre murió esa misma noche y ella se coronó reina al amanecer. Tras la ceremonia, sus doncellas la vistieron con la túnica de emperatriz. Más de una vez le tiraron de los cabellos o le rozaron la piel desnuda. La emperatriz se indignó. Cómo pudieron mis padres aguantar a tan torpes criadas, pensaba. Una vez más, llamó a su protectora.
-Dime, hada, ¿no es cierto que mi belleza se merece estar rodeada de perfección?
-Así es, mi señora.
-Pues deseo que mis criadas se conviertan en las más hermosas flores que existen.
-Como desee mi señora –Y al instante, las criadas se tornaron flores gigantes, de color áureo.
La princesa quedó satisfecha. Sus florales sirvientas la acompañaban, la arreglaban y se ofrecían a lucir en sus atuendos como broche. Cada día ordenaba a las flores más y más cosas, hasta el momento en el que las flores comenzaron a perder su belleza. Sus pétalos se tornaban secos, y sus esbeltos tallos se llenaron de bultos e imperfecciones. La princesa cada vez sentía más repugnancia por esas flores, en su día perfectas.
Un día, cuando la princesa saltó de su lecho, quedó horrorizada al ver a sus flores-mandaderas con los pétalos más arrugados que nunca y las hojas secas. Pero lo peor de todo era su centro: se había vuelto completamente negro. La doncella, horrorizada, dijo:
-¿¡En qué os habéis convertido, mis otrora perfectas flores!?
-El trabajo no pasa en vano, ni en hombres ni en plantas: nuestra piel se ha arrugado, y nuestras caras se han tiznado del esfuerzo.
La doncella estaba atónita. Tardó en reaccionar, pero entonces le dijo a su mágica guardiana:
-Dime, hada, ¿no es cierto que mi belleza debería ser admirada por todos? –El tono de voz de la princesa estaba exento de cordura.
-Así es, mi señora –El hada temblaba a medida que la belleza de la joven se torcía en una mueca macabra.
-Así pues, deseo transformarme en la mayor flor del mundo, y deseo estar siempre en el cielo, para que mis súbditos me observen y admiren, y sus hijos y los hijos de sus hijos.
El hada, asustada por sus palabras, la transformó en aquello que pidió: una flor gigantesca, más hermosa que ninguna, cuya luz alumbra a todos desde lo alto.
Y desde entonces el Sol alumbra nuestro mundo. En cuanto a las doncellas, tuvieron hijos, y sus hijos otros hijos, y todos ellos siguen con la mirada a su reina, a la que le son leales.
7
Saqué algo de fruta y fui haciendo buena cuenta de ella, el joven estaba asando un colosal pez en la hoguera, demasiado grande para uno; pero ni él me ofreció ni yo le pedí, así que me limité a que devorara su cena mientras lo observaba de reojo. Verlo comer era todo un espectáculo: Arrancaba grandes trozos y los engullía sin masticar, y sin quitarse aquella terrorífica máscara, lo cuál le dificultaba considerablemente el proceso.
Fijé mi atención en la máscara, era de madera y parecía muy antigua. Tenía forma de corazón y en la parte central habían dos enormes ojos amarillos carentes de párpados.
No había boca, en su lugar había algo parecido a un pico. Pero lo que realmente me atraía como un insecto a luz de un candil era su expresión: Inspiraba puro terror; era indescriptible, parecía que la máscara tuviera vida propia.
De repente se giró hacia mí y me sorprendió mirándolo. La mirada de la máscara y la mía chocaron durante una eternidad. Quedé hipnotizado, no podía apartar mis ojos de la máscara, y me asusté. Tuve mucho miedo, puramente irracional, sentí como si desnudara mi alma, como si aquella cosa conociera todos mis secretos, incluso los que ni yo mismo conocía.
La máscara empezó a expulsar un humo morado, yo estaba paralizado , sin ser capaz de mover ni un músculo. Cuando algo sucedió.
Un rayo de luz surgió de la nada, eso me hizo reaccionar. Entonces vi la situación: El tipo de la máscara estaba tirado en el suelo boca abajo, y su cuerpo despedía un poco de humo.
La hoguera se había apagado, y la única fuente de luz era la de una enorme luna llena, especialmente grande.
Me acerqué cautelosamente al humeante inerte. Lo empujé suavemente con el pie, no reaccionaba, ¿Estaba muerto? Iba a darle la vuelta, cuando oí una voz tras de mí:
-Sigue vivo, por ahora.
Me giré y vi una figura vestida de blanco montada sobre un… ¿Unicornio?
Era… ¡Era Krasser!
-¿Qué haces aquí?, -titubeé
-No hay tiempo para explicaciones, debemos salvarle la vida, y rápido
Desmontó de un salto y se precipitó sobre el inmóvil cuerpo del enmascarado.
Lancé una exclamación de terror al ver la máscara: los ojos eran dos esferas en sangrentadas. Krasser se aferró a la máscara y comenzó a estirar, no logrando separarla del rostro; parecía estar pegada a él.
-¡Ayúdame!
Entre los dos conseguimos separarla un poco, pero se volvió a unir.
-¡Queda poco tiempo!, exclamó Krasser
La máscara comenzó a crujir y Krasser ató a toda prisa la máscara al unicornio, y a sí mismo a un árbol. Se aferró a la máscara con todas sus fuerzas y el unicornio emprendió el galope.
Esto separó la máscara del rostro del chico, pero no la desprendió de él, ya que estaba enganchada a él por unos horribles tentáculos.
-¡Usa la espada!,-gritó Krasser
Y saqué la espada, dispuesto a cercenar los tentáculos de aquella cosa.
Me lancé corriendo sobre los tentáculos, justo en el instante en que Krasser desfallecía y soltaba la máscara, no pudiendo aguantar más tiempo la fuerza de su montura.
La máscara endemoniada se desprendió en el acto, dejando a la vista un ensangrentado rostro.
8
Era medianoche. No conseguía dormirme pensando en lo que podría ocurrir la mañana siguiente. Resultaba que mañana tendría examen, y no había estudiado. Sin embargo, a mí me daban igual las notas. El problema eran mis padres. Yo les había prometido que el próximo examen que hiciera lo aprobaría, a cambio de que aquel verano me dejasen ir a la playa con mis amigos.
Al fin, logré conciliar el sueño. Poco después desperté a las 6:21 am. Había tenido una pesadilla... No me gustaban nada, sobre todo porque ésta vez el sueño era el mismo de ayer. Hacía días que soñaba lo mismo una y otra vez. Ya me quedé despierto, no pensaba dormir más porque quedaba poco para levantarme, y además no quería soñar nada más. Bastante había tenido ya. Me levanté de la cama, y fui a la cocina a beber agua fría. La puerta que daba a la terraza estaba abierta, y entraba una suave brisa veraniega. Pero, al salir, no veía ninguna luz. Sólo las luces de las farolas. Me asomé a la calle... de repente el suelo se abrió. De aquella grieta emergió el magma. Reí, y me acordé del listo de la clase, que me corrigió diciéndome que cuando el magma estaba en la superficie se llamaba lava. Pero aquel momento no era nada gracioso. El magma, o la lava, subía lentamente inundando toda la calle.
La terraza se cayó al magma, y caí en él. Me encontré en mi habitación, sudando. ''Uff, una pesadilla'' me dije. Pero nada más levantarme de la cama aparecí en mi clase con el pantalón corto que llevo de pijama en verano. Todos riéndose de mí... Sentía mucha vergüenza, y huí de la clase, pero cuando salí del instituto todos estaban en la calle y se reían... La chica que me gustaba estaba entre ellos, pero ella no se reía. Se acercó a mí, y le dije: ''Gracias''. Ella contestó con una voz cruel: ''¿De qué hablas?'' y sacó una legua larga y bífida que se metió en mi cuello, tenía la sensación de que me ahogaba.
Me desperté de nuevo. Miré el reloj, y seguían siendo las 6:21. ''Sólo es un sueño, no te preocupes'' me dije en un intento de tranquilizarme.
Ahora me encontraba en una especie de torre. Las escaleras sólo subían, y sentía esa sensación de que debes de huir de algo que te persigue. No tuve más remedio que correr todo lo que pude, y aquello que me perseguía me estaba alcanzando... Tenía miedo. Notaba cómo mi corazón latía muy rápido. Al final, iba tan deprisa que derribé una puerta que había en lo alto de la torre. Estaba tumbado en una cama muy extraña, y ese ser se subió encima de mí y empezó a agitarme y sacudirme... mi corazón latía demasiado rápido. Luché por despertar de una vez, pero... No iba a despertar nunca.
...
-Señora, tranquilícese... No puede hacer nada.
-¡No, mi hijo, no! ¿Cómo...? ...
9
-¡Vamos!
-¡No por favor!
¿Por qué me toca a mí? ¿Por qué soy yo la víctima de estos acosos?
-¡Cógele la mochila!-gritó Roy.
-Pablo, estás muerto...
Así eran mis recreos... persecuciones, insultos, golpes... huía de ellos, pero siempre me acababan atrapando y vuelta a empezar. Jaime estaba a punto de cogerme cuando por fin escuché el timbre que nos anunciaba que debíamos volver a clase.
-Te libraste por hoy...- murmuró Adri.
Roy, Adri y Jaime, nombres que no me quitaré de la cabeza en años. Todos los días, golpes e insultos. Parece imposible, pero sigo engañando a mis padres para que crean que me llevo bien con todos mis compañeros. Al salir de clase, me dirigí a casa, pero para ellos no hay treguas.
-¡Vuelve aquí, marica!-gritó Jaime cortándome el paso. Pronto los 3 me estaban rodeando y golpeándome.
-¡Vas a morir, no mereces vivir!¡Tu vida no vale más que esta piedra!-rió Adri.
Entonces, me lanzó la piedra, que impacto en mi cabeza, en la frente. Todo se oscureció, pero se volvió a iluminar y vi que esos 3 se estaban riendo. Me estaba mareando, me dolía mucho la cabeza y me desmayé. Lo último que vi fue a los 3 de siempre riéndose y chocando las cinco, satisfechos por su trabajo de aquel día. Cuando me desperté vi que tenía completamente vacía la mochila. Me habían robado todo. La cartera, el móvil,... todo. En aquel momento, me dio por gritar:
-¡Os voy a matar, gilip...!
No me dio tiempo a acabar la frase, porque alguien me agarro del cuello. Claro que si, los de siempre.
-¿Cómo nos estabas llamando?-se burló Roy. Me soltó, no sin darme antes una colleja en toda la nuca. Sin decir ni una palabra más, me fui a casa con mi vacía mochila.
Durante esa noche, estuve pensando profundamente. Ellos tenían razón. Mi vida no vale nada. Así que debería abandonar. Ya nada me importa, no puedo seguir viviendo así. Y aún estoy a tercero de ESO, así que los voy a tener que aguantar, por lo menos, otro año. Me tumbé en la cama y me puse a llorar. Era algo que nunca había hecho. A pesar de todo lo que sufría en mi vida, nunca me había puesto a llorar. Así que por fin me decidí... mañana lo haría...
Al día siguiente, nada más llegar a clase, le pase un papelito a Roy, en el que decía que quería hablar con ellos después de clase. Me dejaron en paz durante el recreo, y después de clase, quedamos frente al viejo puente. Allí, les solté:
-¿Por qué?
-¡Por esto!-gritó Adri, y me lanzó una piedra, que me alcanzó el hombro.
-Se acabó-dije.
En aquel momento, me di la vuelta, me subí a la barandilla del puente, y les dije:
-A partir de ahora, no me haréis nada más.
Eso les sorprendió, y me intentaron detener, pero nadie me iba a parar. Aunque no lo parezca, el momento más feliz de mi vida. Porque a partir de ahora, podría "vivir" en paz.
10
"Deberías estar orgullosa de tu padre, es un héroe"
Las palabras resonaban en la mente de Miyako una y otra vez. La gente había empezado a decirle cosas semejantes desde que su padre había sido destinado al Akagi, uno de los portaaviones más importantes de la flota naval japonesa. Incluso recordaba cómo había vivido, junto con su madre, agarrada al obi de su kimono, aquel día de diciembre meses después de su partida. La gente, habitualmente tan reservada, gritando por las calles, las banderas alzadas, y la noticia del ataque a Pearl Harbor recorriendo el país de Hokkaido a Okinawa, acompañada de un sentimiento de orgullo patriótico que amenazaba con apagar, incluso, el terror de la guerra. Ese día, sus compañeras la habían felicitado cuando había ido a la escuela, y los profesores la habían puesto de ejemplo, a ella y a su familia. Ejemplo del valor del pueblo japonés, decían. Y ella había sonreído como los demás aunque, muy en el fondo, y sin que nunca se hubiera atrevido a reconocerlo, su corazón se encogía de miedo por su padre.
Ahora, sin embargo, las cosas eran diferentes. Después del desastre de la batalla de Midway, la gente callaba, y rápidamente encontraba algo que hacer cuando la veían acercarse. Tras una desastrosa derrota, el barco de su padre había sido hundido por bombas provenientes de sus propios camaradas de armas. Era lo justo, decían, no podían esperar que el enemigo se hiciera con siquiera la chalupa más pequeña que se pudiera aprovechar. Y, si Japón había perdido tan descaradamente, ¿no sería por una falta de valor y honor de aquellos que estaban en el frente? El nombre de su padre había pasado de ser reverenciado a considerarse algo que era mejor olvidar, el responsable oficial de una derrota que necesitaba un cabeza de turco para que el pueblo respirara tranquilo y viera que no pasaba nada, que era un hecho aislado, que el Imperio del Sol Naciente seguía estando en el camino de la victoria.
Miyako se apoyó contra la roja pared del santuario Heian. Su padre le había prometido que, cuando la guerra acabara, irían juntos a celebrar el Hanami allí. Ahora, flotaba en el ambiente como una promesa incumplida, que nunca se retiraría de su mente. En su mano llevaba la muñeca que había vestido de emperador durante el último Hinamatsuri. Suya era su culpa, suya, por arrastrar al país a una guerra que, no importaba la gloria que hubiera por ganar, le había arrebatado a su padre, y condenado a su familia a la indiferencia. Arrojó el juguete al suelo y lo pisoteó, furiosa. Alertado por el ruido, un sacerdote sintoísta salió del recinto y observó a la furiosa niña.
No pudo hacer otra cosa que sujetarla cuando se desplomó llorando.
11
Cada vez se acercaba más a mí, a un paso corto pero rápido. Yo todavía sostenía en mi mano la copa de vino que me estaba tomando. Pero no aguanté mucho más. El presunto hombre encapuchado me sacudió la cabeza con el pie y caí. El vino derramado en el suelo se dirigía hacia mis ojos, que pudieron contemplar esa catástrofe. Una lágrima recorría mi mejilla. Cuando llegó a la barbilla cerré los ojos con la esperanza de volver a abrirlos algún día.
Con todavía resaca de aquel día, me desperté con el pelo alborotado y los ojos llorosos. Allí estaba de nuevo en el escenario de la trágica velada. Vagué sin rumbo algunas horas por el establecimiento hasta que salí por la puerta. Era de día, pero los cadáveres seguían durmiendo en la caseta. Vaya triste viñeta. Parecía pintada por la mismísima muerte. Si hubiese mirado atrás, seguramente estaría con ellos. Los rostros pálidos junto a la sangre colorada hacían del panorama aún peor.
Eché una mirada desafiante al horizonte y, con el traje descuidado, marché, dejando atrás a los que erraron en su intento de inmortalidad, de vida. La gente me pedía socorro. Veía sus manos venosas agarradas en sus ropas. Intentaba evitar todo tipo de distracción. Quería irme cuanto antes... Quería ser inmortal...
12
El poder de un diosEl poder de un dios. Quién no ha deseado alguna vez poseerlo. Un poder omnímodo, eterno, capaz de alcanzar cualquier... anhelo. Y, sin embargo, un poder maldito, condena de eternidad en un mundo desagradecido.
Durante mil años tuve que soportar sus afrentas. Sus traiciones. Porque, ¿quién no querría el poder de un dios? ¿quién no estaría dispuesto a derrocarme, con tal de hacer suyo ese poder?
Los mortales, los inferiores. No entienden. Jamás lo entendieron. El poder divino me fue conferido con una finalidad. Igual que ellos son mis esclavos, yo soy esclavo de ese fin. Aun así, creen tener derecho a alzarse contra Mí. Contra su salvador. Contra quien les protege de...
... de ellos mismos.La última rebelión de los esclavos había provocado la caída de su imperio. El Rey Dios, como le gustaba hacerse llamar, ya no era tan poderoso. Tan... divino. ¿Era realmente un dios? Los dioses... ¿pueden morir acaso?
Mil años habían pasado desde que el Rey Dios alcanzó el control del mundo. Mil años de oscuridad, de esclavitud humana. Durante ese tiempo, decenas de rebeliones habían fracasado. Por cuanto ninguna de ellas eran rivales para el poder de un dios. ¿Serían alguna vez capaces de derrocarle?
Pero nadie conoce mi secreto.El Rey Dios, tras un milenio de poder absoluto, sin conocer rival desde que asumió el Poder, parecía cansado. Harto de gobernar el mundo. ¿Para qué sirve ser un dios si te cansas de ello?
Porque tengo el deber.Poco a poco, su control se fue haciendo más... laxo. Ya no tenían lugar las masacres de antaño. El Rey Dios parecía aburrido de tanta muerte, pero aun así incapaz de generar otra cosa. Ya no se divertía con el olor a sangre en los rojos atardeceres de su reino.
Y, así, el Rey Dios cometió un error. Su único error. Tuvo un hijo.
Al igual que el Rey Dios era pura maldad, su hijo resultó ser un tanto... diferente. Convencido de la bondad del ser humano, trató de mejorar las condiciones de los humanos. Recibieron más comida, algo de libertad. Una vida. Algo por lo que luchar.
Traicionado por mi propio hijo. En lugar de un dios, no he resultado ser más que un rey muerto. Voy a pagar mi debilidad con mi muerte. Pero mi hijo tendrá que sucederme en esta ardua tarea. Y pronto descubrirá que solo hay una única manera de evitar la autodestrucción humana. El sometimiento a un dios. A un nuevo dios.13
No podía contener las lágrimas mientras escribía la carta de despedida...
Querida mujer e hijos:
Ahora mismo me encuentro en la caseta abandonada donde tu, Dolores, y yo empezamos a vernos.
No tengo mucho tiempo, con lo que intentaré ir al grano.
Cuando leas esto, ya estaré muerto, es así de triste, pero es real, por eso, desde aquí me gustaría deciros mis últimas palabras, lo que nunca pude deciros.
Como sabes, Dolores, he estado huyendo mucho tiempo de la justicia por defender mis ideales para que este país sea más justo, más libre y más igualitario, no considero que la situación actual sea justa ni para mi, ni para vosotros ni para nuestros familiares y amigos.
Yo, junto a un grupo de personas hemos intentado cambiarla por el bien de todos, sobretodo el vuestro, pero ha sido inútil. Ahora mismo están buscándome para llevarme con ellos y ejecutarme. No tardarán mucho en encontrarme y llevarme para no volver.
Pero Dolores, cuando leas la carta, no me gustaría que sufrieras, sabías que estar junto a mi conllevaría estos riesgos. Podría haber huido y evitar poner mi vida en peligro, pero entonces, a cambio os ejecutarían a vosotros, y es algo que no quiero. Una vez que me maten a mí, vosotros podréis continuar vuestras vidas con tranquilidad.
No sufras por mí, rehaz tu vida con otro hombre si lo deseas, pero por favor, solo te pido una cosa, cuéntales a nuestros hijos porque murió su padre y, llegado ese momento, enséñales esta carta. Pero por ahora, por favor, mienteles, diles que me he ido fuera del país para intentar crear un futuro mejor para todos y que no sabes si volveré, que los quiero mucho y que los echo de menos.
Sé que encontrarás la carta, la estoy dejando en el agujero de la pared detrás de la pequeña estantería que siempre estaba vacía. ¿Recuerdas cuando éramos jóvenes y nos dejábamos cartas ahí, que lo teníamos como nuestro lugar secreto? Qué tiempos que nostalgia, y lo feliz que fuimos los dos. Lástima que finalmente todo acabe tan mal. Pero de lo único de lo que me arrepiento es que a partir de ahora, os dejaré solos. De verdad, desearía disculparme por ello y que me perdonaseis.
Ahora están aporreando la puerta de la caseta, no tardarán mucho en echarla abajo y llevarme con ellos y matarme. Voy a dejar la carta en ese lugar. Por favor entiéndeme, y cuida de los niños.
Os quiere mucho y nunca os olvidará,
Guillermo.
14
Bajo el sofocante manto de sábanas, un agudo pitido sonó. "Mierda", pensé. "Como se despierten mis padres...".
Quité el sonido del ordenador y pude ver el nombre parpadeando sobre la pestaña abierta. Era ella. Se me había pasado el susto. Todos los músculos se me tensionaron y un escalofrío recorrió mi espalda. Rápidamente reaccioné y mire lo que me había respondido. Era un simple "Ok, mañana te veo."
Una sensación de alegría me invadió. Volvía a parpadear su nombre. Otro mensaje. "Estoy cansada. Hasta mañana". "Adiós", respondí.
Se había desconectado. Noté como una sensación de afixia que antes no notaba no me dejaba respirar. Apagué rápido el ordenador y me quité de encima las sábanas. Sentí una frescura que enseguida se transformó en frío helador y me volví a poner las sábanas. Todo estaba en completa oscuridad. Me dí cuenta de que estaba solo. Hacía frío.
Esta mañana me había levantado con una emoción inmensa, pero ahora esa emoción se había reducido y se había convertido en inseguridad. Esperaba nervioso sentado en un banco casi enfrente de su portal, esperando a que bajase, mientras en mi cabeza cada vez me surgían más dudas sobre si se habría acordado... Esa emoción volvió a mí cuando la ví salir a la calle, pero la inseguridad seguía residiendo dentro de mí.
-Hola-me saludó Clara.
-¡Hola!-saludé, algo entusiasmado.
La tarde transcurrió tranquila, habíamos dado una vuelta, a comprar a una tienda algo de comer y nos sentamos en un banco.
El sol comenzaba a esconderse y había una brisa agradable. A pesar de que hubiese algunas nubes negras, podía verse perfectamente la puesta de sol. Clara hablaba y hablaba, me estaba contando qué había hecho el anterior verano. Ahora me limitaba a escuchar y a esperar al momento preciso. Terminó diciéndome que habían perdido su maleta y hubo unos momentos de silencio. Sentía un nudo en el estómago y en la garganta que me impedían reaccionar y mis músculos estaban agarrotados. Estaba incómodo y no sabía qué decir. Intenté raccionar:
-¿Y las recuperásteis?-balbuceé.
-La mía sí, la de mi madre no.
-Me alegro. Bueno, quiero decir que me alegro de que recuperases la tuya, no de que se perdiese la de tu madre.
"Menuda estupidez acabo de decir" pensé. Para mi sorpresa, ella se río. Yo también me reí, intentando soltarme un poco. Otra vez, silencio. Ella ahora estaba aún más cerca y casí podía sentir su respiración. Sin pensar, me lancé. Mi cara se iba acercando a la suya. Ya casi podía notar el roce de su boca. Sentía ya la gloria. Pero esa gloria abandonó mi cuerpo de un portazo. Clara se apartó.
-Te quiero como a un amigo, lo siento.
Había pronunciado las palabras que más temía oír.
Mientras veía cómo se alejaba, percibí que la brisa se había convertido en un fuerte viento, que las negras nubes dejaban caer el agua que contenían y azotaba mi cara.
De nuevo, estaba solo. Hacía frío.
15
Hállese aquí mi relato que cuenta la ultima parte de la vida del juglar:
Dicho esto, el juglar partió,a un paso ligero, pero con suficiente lentitud como para admirar el rural paisaje. Tras un pequeño recorrido hasta el establo el juglar empezo a pensar en cuantas aldeas le quedaban por informar del cocurso del lugar y todo por el mal sueldo que le pagaban. No entendía el por qué de su trabajo, para que informar a la plebe, si compitiendo contra la nobleza jamás ganarían, pero bueh, pensó él, que importaba todo aqullo si total, a él le pagaban por hacerlo, un mal sueldo si, pero sueldo al fin y al cabo.
Tras la momentanea reflexión el juglar se dio cuenta de que tenía la boca seca, escupió al suelo y se quito el estúpido gorro, se veía ridículo con él y, tras ello, entró en el establo donde había dejado a su caballo. Al ver que no estaba, robó uno, una bonita yegua de tonos marrones y blancos, y partió, esta vez si, a cumplir su trabajo.
Otras tres nuevas, y para ser riginales, rurales aldeas fueron informadas del concurso del lugar...
El juglar harto de hablar consigo mismo solo diciendose el texto que hablaba del concurso del lugar empezó a hablarle a la yegua. Parecía estupido, más la yegua le hacía más pasables los largos días en el camino con cada una de sus infinitas noches.
Acabó cogiendo cariño al cuadrupedo animal, que siempre que paraban a descansar y el le contaba algo, dejaba de pastar y le miraba fijamente, tal y como si fuese a responderle.
Pasaron las semanas y ls meses y el juglar continuó su misión junto a su yegua, hasta que solo les quedaba una aldea del lugar.
Partiendo pues hacía la ultima aldea, la yegua se fracturó una pata, y entre lagrimas y sollozos el juglar no tuvo más remedio que sacrificarla, ya que en los profundos ojos del animal se veía el dolor que le causaba la infortunada lesión.
Meses pasaron de aquello y la aldea a la que debía llegar no aparecía, y un buen día harto de andar y sin lo más parecido a una amiga que había tenido en su vida, lanzo el pergamino con las normas del concurso del lugar al aire y tras ver como desaparecía saco una pequeña daga y realizó una pequeña, casi imperceptible, incisión en su muñeca, tras aquella decisión emprendió el viaje de vuelta con su mejor amiga, o lo más parecido a una que había tenid nunca, su yegua.
Muchos años pasaron de aquello, pero viendo que otra nueva generación encontró el pergamino del lugar a este viejo fatasma, le entraron unas ganas de trovar.
Y trovando como estoy esperaré en vuestro mundo a saber quien, tras tantos años, del concurso del lugar es ganador, total, mi rey murio hace muchas decadas, pero me haría ilusión, saber que mi misión se cumplió al fin...
Fin.
16
¡Cuál dolorosa es la vida,
eterno es el placer
si en ella fuera asumida,
el gran honor del saber!
Vive sin prejuicios,
ama sin ataduras
si no crees en mis dominios,
es porque no te apresuras..
La Primavera, ¿qué es la Primavera?
lujurioso ser que me muestra,
tan solo la verdadera
es flor cuando lo demuestra..
Pasado, presente y futuro
¿cuál he de escoger?
Si valiera tan solo un duro
pero no se puede ni vender..
Humilde niña que me alegra,
que dulces sonrisas tiene
puede ser aura negra,
pero sé que me conviene..
Cálidos rayos de sol
inmunes tormentas de arena,
como una gota de sal,
se desvanece en la cadena..
Ataduras y dolores,
es lo que siento
si tan solo me comprendieses,
podrías estar atento..
Luces sombrías
parajes alumbrados,
no sois frías
pero tampoco estáis abrumadas..
La rima no sale,
los versos no se componen
si la prosa te vale
haz de mí letra dos pompones..
17
El Bardo de la Luna.
Era una noche cálida y despejada. La luna brillaba intensamente en el cielo repleto de estrellas, como si leves puntos luminosos fueran en aquella gran masa azulada. En medio de aquel cielo, surgió una melodía.
Era dulce y armoniosa. Las notas sonaban con un ligero eco en aquella ciudad, inundada en el silencio. La melodía se extendía como agua en un río, y los vecinos se asomaban a sus ventanas, en busca del origen de aquella canción. La melodía paró de sonar, pues el silencio de aquella noche ya se había roto por los vecinos. Al ver que sus búsquedas visuales no conseguían éxito alguno, los vecinos pararon, y cerraron las ventanas.
…Y volvió a sonar una nota, y otra, y otra. Poco a poco iban sonando ligeras notas musicales que envolvían la noche en una manta melódica. No era silencio, pero tampoco sonaba nada.
La noche comenzaba a terminar. El sol se asomaba poco a poco por el horizonte y unos ligeros rayos de luz asomaban a lo lejos. Cogí mi lira, y bajé del tejado antes de que alguno me descubriera. Mis ropas estaban hechas jirones, como siempre. La vida en la calle no era nada fácil, y más de una vez me habían echado de una taberna, pero yo no me rendía en ningún momento. Todas las noches me subía al tejado junto a mi tesoro más preciado, y comenzaba a tocar. Nadie sabía quien era de día, solo una persona más entre la multitud pidiendo limosna, pero por la noche todo el mundo se preguntaba quien producía aquella melodía.
Aquel día, deposité mi lira en el escondite del callejón, y me dispuse a mendigar. Os preguntaréis por qué no tocaba en vez de estar sentado como un tonto esperando mi ocasión... La razón era, aparte de timidez, el simple hecho de que la lira era robada. Sí, robada. Un día un juglar andaba por la calle, con pasos ligeros, y vi que la correa de su cinto estaba floja. Desde ese día, subo a los tejados a practicar, hasta convertirme en una leyenda nocturna. Si veis a un mendigo con una lira de plata por la calle, el primer pensamiento que se os viene a la cabeza es “robada” o “ladrón”, y eso ya ha pasado en más de una taberna.
Sin embargo, aquel día todo me fue distinto. Estaba sentado en el suelo, arrimado en una pared, cuando de repente alguien me dirigió. Iba vestido de ropas moradas y verdes, muy luminosas a la vista.
Era el juglar al que le había robado la lira.
-¡Tú! ¡Ladrón!
Rápidamente me levanté y corrí por las calles hasta llegar al callejón donde tenía mis pertenencias. Cogí rápidamente la lira, y el juglar me vio. Su expresión se tornó de enojo a ira al ver la lira de plata en mis manos. Se lanzó a mí, y lo siguiente no lo puedo contar con palabras.
Solo digo, que aquel día un juglar fue detenido por intentar asesinar a un mendigo. Solo digo que desde aquel momento los habitantes sintieron dentro un enorme vacío en su interior, pues el Bardo de la Luna no volvió a hacer sonar su melodía por las noches.
