Autor Tema: [Novela] "La Guerra de los clanes" y "Gisei & Fenishi"  (Leído 3798 veces)

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Abby

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[Novela] "La Guerra de los clanes" y "Gisei & Fenishi"
« en: 23 de Marzo de 2012, 12:46:21 am »
(Es la primera vez que hago una cosa aqui, si tengo algun fallo o falta algo, se agradeceria que me avisaran)

Nota: los capitulos son tan largos que no me caben en un solo post ><

Pondre mis primeras dos historias, y ya aviso de que no son de pokemon. La primera:


La Guerra de los Clanes

(Los cambios de narrador van entre parentesis)

Estado: Finalizada

Spoiler: Capitulo 1 • mostrar

Por fin, llegando al claro, lo vi. Un lobo. Azul, macho. Más joven que yo. Era el. Estaba sentado en la roca que está al borde del lago. Intente llamar su atención y me miro.
-¿Quién eres?
-¿Tu qué crees?
Me acerque hasta ponerme a su lado, en la roca, sentada.
-Supongo que a la loba que he estado buscando desde hace tiempo…Pero ¿Cómo sé que eres tú y no eres una impostora?
-Tendrás que fiarte de mí -le conteste con una sonrisa siniestra-.
-¿Y si no quiero?
-Eso es decisión tuya, ya veo que eres tan desconfiado como yo.
-Se supone que somos hermanos ¿no? Deberíamos ser iguales.
-Sí, así debería…
En ese momento me di cuenta de que alguien estaba espiando. ¿Un lobo del clan? No…Les había pedido que me dejaran estar sola…
-Así que tu rival es tu hermano. Al menos, eso parece, ¿Eh, Sadame?
-Cállate si no quieres que te destroce aquí mismo –respondí gruñendo-.
-Tú no eres la líder y no tienes derecho para decir eso, querida.
-Que yo sepa tú tampoco.
El lobo que estaba a mi lado se giró hacia mí.
-Sadame…Si, eres mi hermana. Recuerdo que nuestra madre me dijo tu nombre para que lo recordara si volvía a verte…
-Eso no importa ahora, ¿podrías echarme una pata, hermanito?
-Está bien, si no me vuelves a llamar así, sabes perfectamente mi nombre.
-Vale, vale, pero no te enfades.
El recién llegado se dio cuenta de a que nos referíamos…demasiado tarde. Me lance directamente contra él, dispuesta a clavarle los colmillos en la garganta. Así fue, el lobo quedo atrapado debajo mío y mi hermano lo remató. El cadáver de aquel lobo, a la luz de la luna llena, en un charco de sangre…A pesar de que fuera de mi clan no sentía remordimientos por haberlo matado. Había estado espiando a escondidas algo que no debía.
-Por cierto, si no me equivoco tus eres Sakiro –me dirigí a mi hermano-
-Cierto, no lo olvides –respondió sonriendo-.
-Deberías volver con tu grupo antes de que vengan más lobos a buscarnos, a pesar de que necesitamos hablar, no quiero peligros innecesarios.
Dicho esto, volví al interior del bosque a reunirme con el clan. Todos estaban de cacería, como imaginaba. Yo tampoco había comido nada desde hace tiempo, ya que había escasez de alimento. Di un pequeño paseo y conseguí atrapar a un cervatillo. Lo suficiente para satisfacer el hambre. Cuando termine me volví al punto de reunión del clan, todos estaban de vuelta, satisfechos. El jefe, Shinseki, se volvió a mí.
-Un grupo de la manada ha descubierto el cadáver de un lobo de nuestro clan. ¿Sabes algo al respecto? Recuerdo que dijiste que querías estar sola en el lago, que es el lugar neutro de reunión de los clanes.
-No, es cierto que fui al lago, pero no lo vi –intente parecer lo más sincera posible, no quería meter a Sakiro en líos-.
-Está bien…te creo. Ahora puedes irte.
Una vez dicho esto, volví a mi cueva a descansar y recordar todo lo que había pasado esta noche. Por fin había podido contactar con mi hermano, después de 17 largos años. Yo ahora tenía 21 años, y él 18. Somos hermanos, fuimos separados cuando aún éramos jóvenes. La historia, resumiendo, es que nuestra madre tuvo que buscar una manada en la que nos pudiéramos unir, ya que ella pertenecía a otra en la que no nos aceptaban. El actual jefe, que por aquellos tiempos aún era el lobo encargado de buscar nuevos cachorros para unir al grupo, nos encontró y decidió que quería llevarme con él. Nuestra madre quería que fuéramos juntos, pero Shinseki no estaba seguro de que eso fuera posible. El problema surgió cuando él me llevo a la manada y prometió que preguntaría al líder si podía llevarse también a Sakiro, pero antes de que volviera, el jefe del clan rival llego a la cueva y se llevó a Sakiro casi a la fuerza. Cuando Shinseki volvió vio que Sakiro no estaba, y se temió lo peor. Es horrible pensar que dos hermanos tengan que vivir en manadas diferentes…si además son rivales. El caso es que ya han pasado 17 años desde aquel día, y por fin nos volvimos a encontrar. Se, al menos, que poder ver a mi hermano a pesar de que si nos descubren seremos eliminados del grupo. Nuestros clanes son rivales. Los clanes de Shinseki y Daiseki. Los que ocupan el norte del bosque, Shinseki, a la que yo pertenezco, y los que ocupan el sur del bosque, Daiseki, al que mi hermano pertenece. No se cómo será para el vivir así, pero desde luego, a mí no me afecta siempre y cuando pueda verle…
-Sadame.
Una voz. Desconocida. No es alguien del clan. O será… ¿Mi imaginación? No…es real, alguien me ha llamado. Aun no tengo demasiado sueño así que…no pasara nada por salir un poco.
-Sadame.
De nuevo la voz. De Sakiro no es. No la conozco, aun así, estoy dispuesta a seguirla. Con un aullido salgo en su búsqueda…Y por fin la encuentro. Un sitio muy conocido, el lago. Lugar neutro para los clanes. Es un bello lago, no demasiado grande, pero tampoco pequeño, que separa el norte y el sur de este bosque, por ello es el lugar de encuentro entre la banda Shin’en del Norte, de Shinseki, y la banda Daiya del Sur, de Daiseki. A ambos lados del lago hay unas rocas elevadas en la que los jefes de las bandas se sientan para poder hablar. Aunque también son usadas por los demás miembros del grupo. Hoy está especialmente hermoso, ya que las luciérnagas han decidido salir y con sus luces dan un toque misterioso al lugar. La superficie del agua es lisa y te puedes ver reflejado en ella.
-Sadame.
Esta vez si hoy la voz claramente, y vi de donde provenía. Un lobo desconocido sentado en la roca sur del lago, llamándome y mirándome. Me llamó la atención, no tenía las típicas marcas de ninguno de los dos clanes. Supongo que lo de las marcas merece una explicación. Los lobos del clan Shin’en del Norte suelen tener rayas en las orejas y en las patas, mientras que los de Daiya del Sur las tienen en la espalda, como gatos. En cambio, este animal no tenía ninguna marca particular. Me senté tranquilamente en la roca norte del lago, ya que por lo visto ese lobo quería hablar conmigo sobre algo.
-Sadame ¿Cierto?
-Sí, y tú eres…
-Llámame Sky. Ahora mismo no puedo decirte quien soy realmente, ni cuál es mi trabajo. Tan solo necesito charlar contigo.
-¿Sobre qué? No debes pertenecer a ninguna banda, así que no sé porque debería hablar contigo.
-Sobre tu hermano, y sobre los clanes.
-¿Qué sabes tú de nosotros?
-Lo básico. Vuestra historia, vuestros nombres, vuestra pertenencia. Sé también que ambos queréis reuniros sin que las bandas os echen. A eso venia, necesitaba hablar de esto. ¿Sabes cuál es el origen de los clanes Shin’en y Daiya?
-No del todo, aunque he oído parte de ella -Me tumbe, ya que parecía que iba a ser un relato largo-.
-Veo que ya te has puesto cómoda, entonces empiezo. Los clanes rivales surgieron hace muchos años. Aunque los líderes actuales son Shinseki y Daiseki, también hubo varios jefes anteriores. Todo esto empezó con una simple pelea por una comida. Luego fue por el territorio. A partir de una pelea entre dos simples lobos se creó una guerra interminable entre bandas, y que, ahora mismo solo tiene un destino, la destrucción mutua. Nikuseki y Aiseki. Una pareja de lobos, vivían tranquilos hasta que se separaron y empezaron a vivir solos. Una vez se olvidaron el uno del otro, sus destinos se encontraron de nuevo. Nikuseki había conseguido matar a una presa, pero Aiseki, mas lista, intento arrebatársela. Ninguno de los dos acabo bien, y empezaron a odiarse profundamente. Más tarde empezaron a pelearse por el territorio, dejando así al macho, Nikuseki, en la zona sur, y a la hembra, Aiseki, en la zona norte. Antes de que ambos murieran de viejos, consiguieron reclutar nuevos lobos jóvenes para continuar la lucha que ellos empezaron. Así continúo todo, nuevos lobos se incorporaban cuando morían los viejos, hasta convertir pequeños grupos en dos grandes clanes enemigos. Los jefes realmente no cambiaron, ya que fueron, y siguen siendo, los descendientes de Nikuseki y Aiseki…
-¿De forma que Shinseki es el sucesor y nieto de Aiseki, mientras que Daiseki es el sucesor y nieto de Nikuseki?
-No son nietos, han pasado más generaciones, pero sí, así es.
-A este paso solo se destruirán a sí mismos, tiene que haber alguna solución para parar esta guerra sin sentido.
-Hay una, por el momento. Solo los dos hermanos separados, Sadame y Sakiro, podrían hacer algo al respecto.
-Si no me equivoco, quieres que nos hagamos líderes de alguna forma para poder mandar sobre los demás lobos y detener esto.
-Cierto, muy aguda. Aunque supongo que a ninguno de los dos os hará gracia tener que matar al líder de vuestro clan…
-¿Matar a Shinseki? No puedo. No por fuerza, no por inteligencia, no por poder…Simplemente le respeto, no sería capaz de hacerlo. Podría llegar a humillarlo, derrotarlo. Pero no matarlo.
-Lo suponía, nadie sería capaz de hacerle algo así a su jefe. No te preocupes por eso, ya llegara algún momento en el que te veas capaz de ocupar su puesto…Una última cosa. Dentro de poco tendréis que dar a conocer lo que sois. Hasta entonces, pequeña.
Dicho esto, Sky salto al interior del lago y desapareció. No me moví lo mas mínimo, me quede quieta, reflexionando acerca de lo que me había contado. Era extraño, sí, pero tenía razón. Estos clanes estaban condenados a destrozarse mutuamente. Si mi hermano y yo teníamos que ocupar el puesto de líderes, lo haríamos. También dijo que tendríamos que darnos a conocer… ¿Se refería a mostrar a los clanes que éramos hermanos?...En fin, no vale más la pena pensarlo. Lo que ocurra, ocurrirá. Se supone que el destino está fijado ¿No?...Eso significa mi nombre. Sadame significa destino. Ya estaba amaneciendo, debía retirarme a mi hogar.
A la noche siguiente me desperté un poco más tarde, todos mis compañeros ya habían salido a cazar, excepto Shinseki, que se había quedado a la salida de mi cueva, sentado mirando la luna. Parecía estar esperándome.
-¿Qué ocurre, jefe? -me senté cerca suyo-
-Que eres la más dormilona, deberías levantarte como todos -parecía estar regañándome, pero no lo hacía. Siempre tenía un tono tranquilo de voz-. Pero lo que necesitaba era decirte que la próxima noche va a haber reunión de clanes, y es posible que haya una pelea, así que vete preparándote por si acaso.
-Entendido, gracias por esperarme.
Una vez dicho esto, se retiró y fue a cazar junto a los demás. Lo que yo no imaginaba era lo que iba a pasar justo en el otro clan…y para cuando me enterara, sería demasiado tarde…
No me había pasado nada extraño, excepto mi encuentro con mi hermana, en los últimos días…Todo estaba demasiado tranquilo. Aunque recuerdo que también hable con un extraño lobo llamado Sky, que me conto la misma historia que a mi hermana, según me había dicho. Yo siempre he querido ser jefe de un clan, pero también le tengo demasiado respeto a Daiseki. A la noche siguiente de haber hablado con Sky, vi al clan reunido en el punto de encuentro. Supuse que no sería algo demasiado importante…hasta que vi llegar a Daiseki. Me llamo la atención y salí de mi cueva para encontrarme con ellos.
-…el punto fijado es en el lago, como de costumbre –dijo este-.
-Perdonad que interrumpa así, pero… ¿De que estáis hablando?
-No me había dado cuenta de que no estabas aquí, Sakiro. Va a haber una reunión en el lago, y es posible que surja alguna pelea, así que estate preparado por si te toca salir. Ya sabes que tú eres uno de nuestros mejores lobos.
-Entendido jefe, no le decepcionare –sonreí siniestramente-.
Me pase esa noche cazando junto a mi mejor amigo del clan, Saikyo. Más tarde me retire a mi cueva y me pase el día durmiendo. En cuanto me desperté, vi a Daiseki esperando al clan. Me aproxime a él.
-¿Se han ido todos?
-No, aun no se han despertado, pero yo no puedo moverme de aquí hasta que todos estén reunidos.
Entonces aulló. Despertó al resto de lobos y nos preparamos para partir.
-Sadame, despierta.
Vi a Shinseki junto a mí, dándome golpecitos con las patas y el hocico. Otra vez me desperté tarde…
-Vamos, eres la última. No es normal en ti dormir tanto, algo te ronda en la cabeza ¿Cierto?
-No, no es…-bostece-…nada importante.
-Vamos, pues.
Fuimos corriendo al lago a reunirnos con los demás. El Clan Daiya del Sur ya estaba esperando. Su líder, Daiseki, esperaba en lo alto de la roca, sentado. Shinseki, que venía detrás mío, se adelantó y se colocó en su puesto. La reunión había comenzado. Al principio hablaron tranquilamente y debatieron que debería haber menos pelea sobre territorios y más paz entre los miembros. Todo parecía ideal, pero como me temía, no duro mucho. Un lobo de nuestro clan no pudo evitarlo y gruño.
-¿Y te crees que vamos a tragarnos eso? Esta separación ocurrió hace muchos años, no se puede juntar así como así.
Era nuestro segundo mejor lobo luchador. Era un fuerte macho, de color negro, con rayas grises en las patas, ojos amarillos brillantes y que le faltaba un trozo de cola. Una vez que dijo esto, algún lobo del Clan Daiya gruño también. Luego empezaron a quejarse todos, e incluso los jefes decidieron que tenían razón, que no se podían detener ahora. Y sucedió lo que imaginaba. Pelea. Típica reunión entre clanes que acaba en pelea. Nos movimos a un claro de un bosque, algo alejado del lago. Al menos somos lo suficiente tranquilos como para no atacarnos a lo bestia. Se decide un lobo de un clan y de otro. Ellos nos representan y luchan hasta que uno se rinde…o muere. No les gusta matar, pero si ganar de forma aplastante, así que la mayoría no se retiran. De nuestro clan eligieron al lobo que gruñó por primera vez, el segundo más fuerte del clan. Zenku. Y lo que paso en el otro clan…eso sí que jamás lo habría imaginado. Sakiro salió elegido. Mi hermano, en el que confió, pero que sé que no es tan fuerte como yo o su rival, iba a luchar contra el lobo más fuerte del mi clan…exceptuando a Shinseki, claro. Al principio intente parecer relajada, no me alteré, pero…tenía miedo…
Una reunión con pelea. Me parecía divertido si hubiera sido contra un lobo de mi fuerza, pero mi rival era Zenku. Daiseki confiaba en mí, él sabía que yo era de los mejores lobos del grupo…pero en rango de luchador estaba el sexto. No, no iba a poder con Zenku…Aun así, cuando un lobo sale elegido para luchar, jamás debe rechazar. Normas de clanes. Me coloque en mi posición, listo para luchar…
Zenku también se preparó. Ambos luchadores se colocaron y aullaron. Con esto dio comienzo al combate. Estaba muy nerviosa, pero tenía que evitar que se notara. No podía demostrar mi preocupación por un “rival”. Empezó el combate. Zenku se lanzó a por mi hermano, pero él consiguió esquivarlo y consiguió hacerle un pequeño mordisco en una pata, aunque Zenku no pareció notarlo. Estaba muy acostumbrado a las peleas y casi no le dolían las heridas. Al principio todo fue más o menos bien. Se mordían en diferentes puntos, pero nunca cerca del cuello. No parecía que hubiera una clara ventaja, ambos luchaban perfectamente…
Conseguí alcanzar a mi rival en varias ocasiones, pero Zenku era implacable. El cansancio no existía para él, seguía luchando como al principio de la pelea…en cambio, yo estaba empezando a cansarme, mientras el correteaba alrededor mío. Creo que su intención era agotarme, no atacar. Llego un momento en el que casi no sabía dónde estaba…No aguantaba más, estaba agotado y las heridas estaban empezando a molestarme…No pude más, empezaba a ver borroso, quizá por la pérdida de sangre sumada con el agotamiento…y me desplome en el suelo semi-inconsciente…
Casi grito. Ver a Sakiro caer, tumbado en el suelo, derrotado, me hizo reaccionar. Era mi hermano, no iba a permitir que siguiera a más, no podía permitir que le hicieran más daño. Zenku se iba a lanzar a su cuello para acabar con el…Salte y me interpuse entre mi hermano y su rival, dándole un empujón a Zenku para que parase. Todos los lobos, de ambos clanes, me miraron. Un lobo del clan Shin’en protegiendo a uno del clan Daiya. Jamás había ocurrido algo así. Claro que ellos no entendían mi razón. No quería hacer esto, pero tuve que hacerlo. Me volví y mire fijamente a Zenku a los ojos…y le gruñí. Él se quedó extrañado, intento rodearme para acercarse a Sakiro, pero no lo permití. Cuando se acercó más de la cuenta con intención de matar a mi hermano, le mordí fuertemente cerca del cuello. Él retrocedió, medio asustado por mi reacción y medio enfadado conmigo. Shinseki se acercó e intento hablar conmigo.
-¿Qué crees que estás haciendo, Sadame?
-Algo que tú jamás harías, y algo que nadie de aquí entenderá nunca.
Después de responderle, varios lobos me miraron mal, pero a mí no me importaba. Me agache y me fije en el estado de Sakiro. Tenía varias heridas que sangraban por todo el cuerpo y estaba inconsciente. Estaba muy débil, temía por él. Me acerque a su oreja y le susurre sin que nadie me oyera.
-Sakiro…tranquilo, ya estas a salvo.
Luego volví a mirar, furiosa, a Zenku, Shinseki y el resto de lobos que me miraban de mala manera. Intente cargar a mi hermano y me fui de allí hacia el lago. Sé que no existen los milagros, pero quizá ocurriera algo que ayudara a Sakiro. Llegue a la orilla del lago y lo deje allí. Seguía respirando, pero muy lentamente. Me tumbe junto a él, lamiéndole las heridas, intentando hacer algo, pero era inútil. Me sentía impotente. Llore un poco junto al…hasta que vi una sombra detrás mío. Sky.
-Que… ¿Qué haces tú aquí?...
-Ayudarte.
-Pero que puedes hacer tú por…
-Silencio.
Traía algo en la boca, una especie de saquito, con líquido dentro. Lo dejó en el suelo, al lado de mi hermano.
-Échale esto en las heridas. No producirá un milagro instantáneo, pero es muy probable que con este líquido se recupere más rápidamente.
-Pero como…
Me quede con la pregunta en el aire. Sky había desaparecido otra vez misteriosamente. Aun así, me fie de él y le aplique el líquido en las heridas a mi hermano. Estas lo absorbían rápidamente y dejaron de sangrar. Le limpie la sangre del cuerpo y lo deje descansar. Estaba amaneciendo y yo tenía sueño. No quería dormir, había peligro de que nos descubrieran, aun así, poco a poco, me fui quedando dormida. Aunque justo antes de echarme la siesta, entendí el significado de las palabras de Sky…” Dentro de poco tendréis que dar a conocer lo que sois”…Se refería a que saldría a la luz la verdad de que somos familia. Por ahora yo no podía hacer nada más…Me dormí profundamente y me desperté a la noche siguiente en el mismo lugar. Sakiro ya solo tenía cicatrices y respiraba regularmente. Le di toques con una pata intentando despertarlo…Abrió lentamente los ojos y me miro.
-¿Hermana?...Que… ¿Qué pasó?
Yo no pude llegar a responderle, me junte a él y empecé a lamerle la carita y llorar. Estaba muy feliz. Había sobrevivido a una batalla contra Zenku. Era…increíble…
-Luego te lo cuento… ¿Qué tal estas ahora?
-Dolorido, pero puedo levantarme y…
Su frase quedo cortada por otra voz. Daiseki, junto con la loba más sabia del clan de Daiya, Chieshiru.
-¿Por qué hiciste lo de anoche?
-Jamás lo entenderías, Daiseki. Ni mi jefe, Shinseki.
-Entonces supongo que yo debería retirarme y dejar que Chieshiru os ayudase.
El líder se marchó por donde vino y la loba se acercó a nosotros tranquilamente. Era de color blanco, sin ninguna marca, tan solo una raya gris clarita que le atravesaba el lomo, desde la cabeza hasta la cola y tenía unos ojos azules clarito, como los de Sakiro.
-No os preocupéis porque yo pertenezca a un clan u otro. Si tenéis algún secreto, podéis contármelo. Jamás he traicionado a ningún lobo, sea amigo o enemigo.
Sakiro se incorporó, aunque no podía aguantar de pie, se quedó sentado junto a mí.
-Cierto, siempre que alguien habla contigo, tu nunca dices nada. Sabes muchos secretos, y sabes guardarlos…
-Sí. Pero tu aun deberías dormir un poco y descansar, deja que Sadame hable.
-Está bien, gracias. Lo diré en una frase: Somos hermanos.
-Entiendo, de ahí viene tu reacción ayer. Al ser tu hermano, y supongo que el único familiar cercano que tienes, no podías permitir que nadie le atacara. Realmente eres protectora.
-No puedo evitarlo, pero es algo normal. Si tuvieras alguien muy querido en peligro… ¿te quedarías sin hacer nada?
-Claro que no. ¿Algo más?
-No, por el momento. Gracias.
Chieshiru se volvió lentamente y volvió tras los pasos de Daiseki. Ella realmente no iba a decir nada sobre nosotros. El secreto quedaría entre nosotros…y Sky…Hasta que hubiera que dar el golpe definitivo y liderar los clanes…Hasta entonces, nos entrenaremos y seguiremos charlando a escondidas…Jamás te separes de mí, hermano.


Spoiler: Capitulo 2 • mostrar

(Sadame)

-Sadame, Sadame. Despierta.
-¿Uh? Ya… ¿ya es de noche? Um…estoy algo cansada…
-Sí, es de noche y es hora de cazar. Sera mejor que vayamos a nuestros clanes, o nos verán otra vez juntos y no quiero imaginar lo que podría pasar…
-Puedes ir… -bostezo-…con ellos, yo ire con Shinseki en unos minutos, cuando me despeje y coma algo.
-Está bien, ten cuidado.
-Lo mismo digo.
Vi a Sakiro irse a la parte sur del lago, de vuelta con su clan…Me da miedo pensar lo que nuestros jefes dirán…Por ahora ire a comer…algo.

(Sakiro)

Cuando deje a mi hermana en el lago, me acorde de lo que había pasado. Zenku y la pelea. Ella se arriesgó incluso sabiendo que podrían echarla del clan…Y tampoco sé muy bien lo que dirán sobre mí. Lo mejor por ahora es salir a cazar y luego tendré que ver a Daiseki.

(Sadame)

Terminé de comer y me dirigí a ver a Shinseki… ¿Qué iba a pensar de su mejor loba luchadora si había salvado la vida de un rival?...Me preocupaba que me echaran del clan por esa razón, pero si así lo hacían, respetaría la decisión y…sería una renegada. O la otra opción sería cambiarme al bando de Daiseki. Quizá ellos me podrían acoger por ser una buena peleadora…a pesar de haber pertenecido al grupo de Shin’en. De cualquiera de las formas, estaría con mi hermano, que es lo que me importa. Él es más importante que cualquier clan…

(Sky)

-¿Sky?
-Sí, estoy de vuelta.
-¿Qué tal fue todo?
-Bien, por suerte llegue a tiempo, Sakiro está curado.
-Menos mal, ya sabes que debes ayudarles en lo que sea necesario.
-No hace falta que me lo recuerdes. Ellos son nuestra única oportunidad…Para finalizar lo que nosotros no pudimos hacer.

(Sadame)

Llegue al lugar de reunión del clan. Todos parecían estar esperándome. Los lobos se apartaron a mi paso para dejarme con Shinseki a solas.
-Nos debes una explicación.
-Os la debo. Pero no la puedo decir.
-¿Sabes a qué te arriesgas, verdad, querida?
-No me llames así. Y si, lo sé. Puedo quedar expulsada por lo que hice, pero no me arrepiento de mis acciones. Además…si os contara la verdad, solo sería peor.
-Cuanto más hablas, más me obligas a presionarte. Necesito saber lo que pasa.
-¡Te he dicho que no te lo diré! -Sin darme cuenta le gruñí…a mi propio jefe-
-¿Um? Me estas gritando… ¿A mí?
-Disculpe, jefe, pero no estoy en condiciones para hablar sobre el tema. Si pretende echarme de aquí, que sea rápido -me dispuse a ir a mi cueva-.
-Sabes perfectamente que nuestra relación va más allá de jefe y miembro ¿Cierto? Sabes que te aprecio mucho… ¿Verdad?
-Sí, ya se todo eso, pero te repito que si te lo dijera, me matarías aquí mismo.
-Sabes que no soy capaz de hacer eso.
-Si eres capaz, pero no quieres…Por eso…
-Me da algo de vergüenza admitirlo, pero sí.
-Estás enamorado de mí. El jefe, enamorado de una de sus mejores lobas luchadoras, pero que no está a su altura. Que gracioso ¿No?
Una vez lo dije, me retire a mi cueva, esperando que Shinseki me detuviera, o me respondiera mal, pero no dijo nada y me dejo sola.

(Shinseki)

Ella tiene razón. Me da muchísima vergüenza, porque tiene razón. Sadame me gustó desde que la adopte en mi clan, hace 17 años…Aunque por aquel entonces solo era admiración por su valentía y su fuerza. Ya hace un par de años que me gusta. No sería capaz de hacerle daño…Podría haberla matado nada más que dijo eso, pero no soy capaz. Aparte de por lo que siento por ella, tampoco me gusta hacer daño a las hembras del clan. Además, soy muy tranquilo, no me altero fácilmente. Aun así… ¿Qué debería hacer con ella?...

(Sakiro)

Cuando llegue al punto de encuentro, solo vi a Daiseki junto a Chieshiru. Espero que no le contara nada a nuestro jefe. Ella se adelantó y hablo conmigo.
-¿Te encuentras mejor?
-Sí, ya no tengo heridas y ya he recuperado las fuerzas
-Ahora debo hablar contigo a solas. –ahora fue Daiseki el que hablo-. Chieshiru, ¿te importaría irte?
-Claro, hasta mañana.
-Bien, Sakiro. ¿Tú sabes algo sobre la reacción de Sadame frente a su compañero?
-No sé nada, jefe. Además, no recuerdo nada después de haberme quedado inconsciente. Tan solo vi a la loba ponerse delante mío…y nada más. Luego llego usted.
-¿Junto con Chieshiru, cierto? Si te preguntara por lo que hablasteis, supongo que no me querrás decir nada. Chieshiru no me ha dicho nada, ya sabes cómo es ella.
-Lo siento, pero no. Si realmente conoce a Chieshiru, sabrá que jamás revela sus secretos ni los de los demás.
-Está bien, no pasa nada en cuanto a eso. Sabes que significa lo que hizo Sadame. Ella será castigada por su acción. Por otra parte, el que te salve un rival es una especie de humillación, en casos normales, aunque esta vez agradezco que hiciera lo que hizo, por la razón que sea. Te salvo la vida, un golpe más de Zenku y ya estarías en otro mundo.
-Lo se…por favor, no me lo recuerde más…
-Perdona si te molestó. En cuanto a ti, no hay más que decir, si te salvo la vida fue por una buena razón, ya que podrían expulsarla. Bueno, hasta mañana.
-Adiós, Daiseki.
En el fondo sabía que el jefe tenía razón y que podían echar a mi hermana…Pero que me lo dijera el me sentó fatal…

(Sky)

-¿Sky?
-Um…sabes que odio que me despiertes.
-Pero es importante, ¿sabes que…
-…los hermanos ya han hablado con sus jefes? Si, ya lo sé, pesado.
-Pero…
-Nada de peros, no necesito alguien que me informe todo el tiempo.
-Lo siento.
Mi informante se retiró, por fin un poco de paz. Y…interesante…es posible que los hermanos se puedan volver a reunir. Aprovechare ese momento para hacerles una pequeña visita…

(Sadame)

En mi cueva de nuevo, es posible que fuera mi último descanso allí…Aunque se me había olvidado la posibilidad de que Shinseki me perdonara por el amor que siente por mí. Seguro que no me hará nada por esta vez, se inventara alguna excusa para que el clan me perdone. Este Shinseki…No entiendo porque se enamoró de mí, teniendo tan cerca a lobas que si están a su altura…Aun así a mí no me afecta. Le aprecio mucho, pero no siento amor por el…pero creo que si por otro lobo…

(Sakiro)

Aun es de noche, debería ir a dar un paseo al lago…es posible que vea a mi hermana allí…si es que ella piensa como yo…

(Sadame)

Si, ire al lago, seguro que Sakiro está allí.

(Sakiro)

Nada más llegar… ¿Qué me encontré? A Sadame. Lo sabía, somos hermanos, podemos llegar a pensar lo mismo sin darnos cuenta…
-Buenas noches hermana.
-Es increíble que…

(Sky)

-…Tengáis tanta sincronización. Y ¿Qué hay de mí?
En cuanto aparecí, ambos me miraron fijamente, perplejos. Ni se habían dado cuenta de que estaba allí…además…en el centro del lago, sin hundirme. Me encanta ver la reacción de los demás cuando me ven así. Siempre se quedan mirándome sin pestañear. Bueno, centrémonos.
-¿Qué, sorprendidos?
-Un poco solo, viniendo de alguien tan extraño como tú –me respondió ella-
-Veo que os estáis acostumbrando a mi forma de ser. Eso está bien, ya que me veréis a menudo.
-Sí, sí, pero déjate de rollos. ¿Quién eres? Quizá no podamos saberlo todo sobre ti, pero al menos danos más información –esta vez hablo él-.
-Bueno, os puedo contar algún detalle. Realmente me llamo Skywardian, aunque me llaman Sky. Algunos también me llaman Sorabanken, o solo Sora, pero prefiero ser Sky. Tengo 22 años, y, este dato si es importante: No pertenezco a ninguno de vuestros clanes. Pero tampoco os puedo contar más, acerca de esto ya sabréis a su debido tiempo. Por otra parte estoy aquí para ayudaros. Vosotros queréis estar juntos como hermanos que sois, pero vuestros clanes no lo permitirían. Si vosotros os unís, significara que la rivalidad entre clanes se habrá acabado y habrá paz. Eso es lo que a mí me interesa. Eso es todo por ahora
-Bueno…está bien, te creeremos, aunque no estoy seguro de que tengas razón, los jefes son muy cabezotas.
-Por eso no os preocupéis, tarde o temprano entraran en razón…-baje la voz-…o si no dejaran de existir. En fin, yo solo había venido a ver como estabais, veo que bien por ahora, de una pieza. Así que, adiós, ya nos veremos, pequeños.
Di un salto sobre la superficie del lago y me metí dentro. Me encanta irme de esa forma, siempre se quedan sorprendidos…

(Sadame)

Este Sky, siempre desaparece extrañamente…aunque es tan…misterioso…Eh, a lo nuestro. Nos quedamos mirando el lago fijamente al lago. Algo tenía que haber para que pudiera hacer eso. Solo vino para vernos y darnos algo de información…si él no era de ningún clan…tampoco era un renegado, si no, no podría entrar al bosque, y menos aún al lago, que es un lugar “místico” de cierta forma.
-Sakiro, creo que deberíamos volver, está amaneciendo de nuevo.
-Cierto. Hasta la próxima entonces.
Él se fue junto a su clan por el sur. Yo volvería al norte, para ver lo que diría Shin sobre mí…Ups, ya se me escapó. Solo llamo a Shinseki de esa forma cuando pienso en el clan, ya que el nombre del clan esta, obviamente, relacionado con el nombre del jefe. Además, lo de “seki” se dice solo cuando se refiere al jefe. Si piensas en el como un lobo más, basta con decir Shin. Aunque es una falta de respeto. Es increíble la cantidad de normas que hay en un clan, aunque no lo parezca…

(Sakiro)

Debo reunirme con el clan. Veamos…Dai está allí…Solo, parece esperarme de nuevo. Nada más llegar…
-¿Sakiro, por qué siempre tardas tanto en regresar por las mañanas?
-Es que me entretengo siempre dando paseos por el bosque. Ya sabe que me encanta explorar.
-Eso ya lo sé, pero últimamente vas en dirección al lago, ¿Acaso estas con alguien?
Me puse un poco nervioso por si descubría la verdad, pero no le deje que lo notara.
-No, tan solo me gusta ver el lago, es tan hermoso… ¿Tanto le preocupa que esté allí?
-Nada, déjalo, no pasa nada. Puedes retirarte a dormir.
-Gracias y buenas noches jefe.
Me fui a mi cueva y antes de dormir dedique un tiempo a pensar en todo lo que pasó hoy. Vimos a Sky…y no es de ningún clan. ¿Habrá acaso otro clan intermedio, que no sea del norte ni del sur?...

(Daiseki)

Antes de irme a mi cueva, observe que Sakiro se fuera a dormir, y hasta que no se durmió no me moví de allí. Está claro que oculta algo que no quiere que sepa. ¿Quizá estaba viendo a Sadame porque le salvo la vida? En tal caso…solo iría una vez, no dos o tres…Podría intentar hablar con Chieshiru, pero sé que no me contara nada.

(Shinseki)

Sadame vuelve. Otra excursión al lago, esto me empieza a preocupar. Aun así…he decidido perdonarla. Puede que la explicación sea peor que no saberlo y no soy capaz a echarla, en parte por el amor, en parte porque es la mejor loba luchadora del clan. Pero si vuelve a hacer algo así…no tendré mas remedio. Una vez puede pasar, dos ya son demasiado…

(Sadame)

Me quede enfrente de Shin. Él estaba tranquilo como de costumbre, aunque tenía un brillo extraño en los ojos. Parecía una mezcla de preocupación, tristeza y alegría…
-Ya se ha decidido, ¿verdad?
-Sí, y creo que tú sabes lo que hare.
-Me va a perdonar. No se siente preparado para despedirse de alguien como yo.
-Cierto, pero no te volveré a perdonar algo así. Avisada quedas. El resto del clan también te ha perdonado, gracias a mí…excepto Zenku. Te odia, Sadame.
-Y tiene sus razones, no le culpo.
Me levante, y camine lentamente hacia mi cueva. Vi a Zenku dentro.
-¿Espiando?
-¿Tu qué crees, mimada? El jefe y el clan te habrán perdonado, pero yo no lo hare. Nunca. Hasta hace poco, creía que podríamos ser pareja, me caías muy bien, éramos iguales en fuerza…ahora ya no.
¿Un pretendiente desconocido? No me importaba, había varios lobos enamorados de mí, debido a mi fuerza y elegancia. Vi una cicatriz de mis colmillos en su garganta. Realmente le había afectado. No era bueno pero…me sentí bien. Me sentí, por una vez, superior a él. A Zenku, que era el mejor luchador después del jefe.
-A mí no me importa. No me importas. Jamás me importaste. Y ahora solo te odio, al igual que tú me odias a mí. Me da igual lo que pase por lo que hice, lo hecho, hecho esta –no me di cuenta, pero le estaba gruñendo-.
Él se quedó en el sitio unos segundos, luego salió, dejándome sitio. Entre al fondo y me tumbé allí tranquilamente. Por fin le había dicho a aquel lobo creído lo que pensaba de él. Me sentí mejor por un momento…

(Shinseki)

No me había movido del sitio, y luego vi a Zenku salir de la cueva de Sadame. Estaba cabreado y pensativo al mismo tiempo. Se dirigía a su cueva, pero se paró un momento y se volvió a mí.
-Usted no sabe lo que está pasando aquí, jefe. Sadame ya debería estar fuera del clan.
-¿Por qué tú la odies? No me hagas reír.
-Ha hecho algo imperdonable, ha protegido a un lobo de Daiya.
-Su razón tendrá, aunque quiera ocultarla. Acabará revelándolo, de una forma u otra.
-No podemos esperar hasta entonces, podría estar tramando algo junto con el otro clan. Podría ser una espía.
-Jovencito, no sabes lo que dices. Yo mismo reclute a Sadame hace 17 años.
Con esto pensaba dar por zanjada la charla, pero no me imagine que Zenku hiciera lo que hizo. Sin avisar, salto encima mío, gruñendo. Conseguí apartarme por poco.
-¿Qué te crees que estás haciendo, luchador?
-¡Convertirme en el nuevo jefe!
Dicho esto volvió a lanzarse contra mí, pero yo, como jefe que soy, era más rápido y lo esquivé. No quería pelear, y desde luego no pensaba matar a Zenku, por muy cabezota que sea. Muy pocos líderes harían tal cosa. Él volvió a saltar hacia mí, y lo volví a esquivar. Así estuvimos unos minutos. Atacar y esquivar. Hasta que ambos empezamos a cansarnos. Luego tropecé y me caí sin poder evitarlo. Zenku estaba encima mío, gruñendo, enseñándole los dientes a su líder, dispuesto a destrozarle la garganta. Viéndolo así, parecía un lobo del infierno. Yo no podía moverme. Ya pensaba que iba a ser mi final, aunque no me arrepentía de haber perdonado a Sadame…

(Sadame)

Al oír el gruñido de Shin y Zenku, me alarme y salí de mi cueva. Que sorpresa… ¡Estaban peleando a muerte! Un miembro contra su líder, dispuesto a matarlo… ¿¡Acaso Zenku se había vuelto del todo loco?!...No me lo pensé dos veces. Al ver a este gruñendo encima de Shin, me lance contra el con toda mi fuerza. Conseguí que dejara libre al jefe. Ahora Zenku me miraba con un brillo de rabia tras los ojos. Estaba dispuesto a matarnos a los dos. Me puse delante de Shin.
-Vete –dije solamente-.
-No puedo abandonarte así, ¡Zenku está loco!
-¡Vete de aquí, me has salvado una vez, ahora me toca a mí!
Él dudo un instante, no quería dejarme aquí. Pero finalmente se fue, y nos dejó a solas. Por fin iba a poder vengarme por lo que le hizo a Sakiro…
-¡Por fin podremos ajustar cuentas, prepárate!
-No hace falta que me lo digas. Pero te vas a enterar. En cuanto desaparezcas, me encargare de Shinseki.
-No te lo permitiré, es tu jefe, no puedes hacer eso.
Como respuesta, el me embistió con toda su fuerza. Yo también me lance contra él. Zenku era solo un año menor que yo, aun asi era fuerte…pero yo tenía la experiencia a mi favor. Justo cuando íbamos a chocar, me aparte a un lado y le agarre el cuello por detrás. Estaba acostumbrada a hacer tal maniobra. Me resultó muy útil, ya que no se lo esperaba. Intento soltarse, pero lo estaba agarrando fuertemente. Él estaba gruñendo sin parar, intentando moverse. Yo creía que tenía la pelea ganada, podía clavarle los colmillos un poco más profundo y matarlo si quería…pero no fue así. El llego a soltarse, yo caí al suelo y esta vez fui yo la presa. Me hizo lo mismo que yo le hice. Aprendía rápido, pensé. A cambio de que el me atrapara el cuello, yo conseguí morderle una pata. Retrocedimos. Me fije en que Shin no estaba en los alrededores. Al menos él se protegería. Pero yo no sabía qué hacer. Si acababa con él, el clan me iba a odiar, me echarían. Si no lo hacía, moriría directamente. Por el momento seguiría luchando…

(Sky)

-¡¡Sky!!
-¿¡Que pasa ahora, pesado!?
-En…en…
Le vi tartamudear y temblar. Eso me alarmó. Normalmente yo me enteraba de todo antes que mi informador, pero esta vez no, y además estaba asustado. Algo grave estaba pasando. Cerré los ojos y me pareció ver algo extraño…era… ¿Sadame?...y… ¿¡Zenku mordiéndola en el cuello!?...Ambos parecían estar malheridos. Él no me importaba, pero…Sadame…ella estaba sufriendo mucho. La venganza…los había atrapado a ambos. Era una pelea por venganza, y seguro que acabaría en muerte de uno de los dos. Obviamente no podía permitirme el lujo de que ella se fuera ahora…la necesitábamos…y creo que otro sentimiento esta floreciendo en mi…Tenia que ayudarla. Si ella era incapaz de luchar contra Zenku, yo si seria. No estoy en ningún grupo, con tal de que no la culpen a ella, me basta.

(Sadame)

Ahora si estaba agotada. Rendida. Atrapada como una presa. Como el ratón que se enfrenta al gato y acaba mal. No me quedaba nada. Solo esperar…

(Sky)

Salí corriendo hacia el lugar en el que se hallaban peleando. Por suerte soy bastante rápido y llegue antes de que pasara nada grave. Sadame…estaba muy malherida, pero las heridas no eran el problema. Los colmillos de Zenku si lo eran, si seguía a ese ritmo iba a destrozarle el cuello. Ella estaba esperando lo irremediable, pensaba que nadie estaba allí para ayudarla…pero se equivocaba.

(Sadame)

Eche un ultimo vistazo a mi hogar, al bosque…recordé todo lo que podía sobre el clan, lo bien que me habían tratado…Pero…vi a alguien. Veia borroso asi que no lo distingui con claridad. Sakiro no podía ser, el no sabia nada. Shinseki se había ido. ¿Quién…? Espera…azul…clarito…Sky…Sonrei un poco antes de desmayarme.

(Sky)

Sin que Zenku se diera cuenta, salte encima suyo y le mordí directamente en la garganta. No había sido una mordedura mortal, pero el había soltado su presa y se había apartado. Antes de que me viera, volvi a lanzarme y esta vez si le mordí de forma mortal. Le solte, le eche un vistazo rápido. Alli yacia Zenku, el 2º mejor luchador del clan Shin’en. ¿En serio lo era? No tarde ni 30 segundos en matarle. Tenia mis dos mordeduras en el cuello y las heridas sangraban. Estaba muerto, claramente. Luego me volvi corriendo hacia Sadame. Por suerte ella estaba viva, y a pesar de que estaba inconsciente, las heridas no eran muy graves. Nada importante que no se pudiera curar en unos días de descanso…Me la lleve a cuestas al lago. ¿Por qué al lago? Bueno…es un secreto. El caso es que al meterla en la orilla del lago se despertó.

(Sadame)

¿Qué…? ¿Sky…? Estamos en el lago…Aun no puedo moverme, pero conseguí abrir los ojos y verle. Tenia algunas manchas de sangre…enseguida, sin necesidad de cruzar palabra, entendí lo que había pasado. Zenku ya no existía. Sky me había traido hasta aquí para que no me encontraran junto a un lobo muerto y sospecharan de mi…
-Sky, gracias.
-No hay de que, pequeña –el sonrió-.

(Sky)

Ella estaba muy débil, se notaba a simple vista. Estaba amaneciendo y, a pesar de que por el dia los lobos duermen, era peligroso estar aquí. Nadie entendería porque, solo yo. Aun asi no podía moverla, y ella tampoco se iba a mover por si sola, de forma que me quede todo el dia despierto, velando por ella. El dia es precioso, sigo sin entender porque no hay ningún lobo que quiera verlo…El sol brillando, reflejándose al igual que la luna. Cuando estaba atardeciendo, Sadame se despertó. Se encontraba mejor.
-Buenas noches, dormilona.
-No digas eso, sabes que estaba agotada.
Empecé a limpiarle las heridas. Luego nos metimos en las orillas del lago a nadar un rato. Cuando por fin ella se despejó, salimos. Le dije que esperara y fui a cazar. Le traje algo de comida y ella satisfecha siguió durmiendo. Yo seguía viéndola. A pesar de que esto no estaba dentro de los planes…Si…era fijo…ese sentimiento estaba surgiendo. Y…puede que en ella también…

(Sadame)

Después de una semana con Sky cuidándome, me recupere completamente. Me sentía genial…el único lobo que me caía bien estaba conmigo, y el clan estaba a salvo de la amenaza de Zenku.
- Sky…creo que…a pesar de que esto le parta el corazón a Shinseki…no me importa. Tú eres el lobo de mi vida.

(Sky)

Sonreí. Ciertamente pensaba lo mismo que yo.
-Descansa, querida.
-Pero…es la verdad –ella me miro con unos ojos de cachorrito-
-Lo se…siento lo mismo por ti, es correspondido, asi que no te preocupes por eso. Descansa.
Vi que ella sonreía. Era feliz. A pesar de que la echaran del Shin’en estaría conmigo. No tenía porque preocuparse. Paso otro día...y por fin ella pregunto lo que me temia.
-Sky, dime la verdad…¿Quién eres?
-Soy vuestro protector…¿Sabes lo que significa Skywardian y Sorabanken?
-El primero no estoy segura, pero conozco lo que significan los nombres de mis compañeros, con lo cual el tuyo significa…guardián del cielo.
-Sí, y Skywardian significa lo mismo. No soy exactamente el guardián del cielo…pero si soy vuestro guardián. Aunque realmente yo…soy el jefe del clan que lleva años intentando parar esta guerra interminable entre los clanes del norte y el sur. Soy el joven jefe del clan Soramizu, Sorasenki, aunque ya he dicho que me llames Sky.


« Última modificación: 23 de Marzo de 2012, 04:54:32 am por Abby »



Abby

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Re:"La guerra de los clanes" y "Gisei & Fen"
« Respuesta #1 en: 23 de Marzo de 2012, 12:50:19 am »
Spoiler: Capitulo 3 • mostrar

(Sky)

Ella quedó callada por un momento, supongo que reflexionando sobre lo que le acababa de contar…Y se quedó dormida. A decir verdad, yo también tenía algo de sueño…Me quede dormido junto a ella.

(Kura)

-Um… ¿Deberíamos intervenir, hermano?
-No, ya sabes que odia que lo interrumpamos en momentos importantes, ¿o acaso no has aprendido nada en tus turnos de informante?
-Claro, claro…

(Sky)

Cuando despertamos de nuevo era de noche otra vez…Sadame todavía dormía…Espera…un sonido. Se oyen ruidos de algún lobo corriendo, esto es peligroso, si alguien me reconoce…Un momento…
-¿Sakiro?
-Sí, soy yo
-Ya me estaba preocupando por si era algún lobo del clan.
-Tan solo vine porque no había visto a mi hermana en ningún sitio, y supuse que podía estar en el lago, ¿Qué pasó?
Le conté todo lo ocurrido con Zenku. Él no pareció sorprenderse mucho cuando le dije que tuve que acabar con él. En cambio sí lo hizo cuando le revelé quien era yo.
-¿Qué clan? Solo sé que existen Shin’en y Daiya.
-Ya te lo dije, Soramizu. Por el propio nombre puedes entender con qué tenemos relación.
-Cielo y agua. El agua… ¿puede ser el lago?
-Muy agudo, pequeño.
-Deja de llamarme así. Que seas un líder de un clan no significa que puedas tratarme así, ya que no eres mi líder.
-Cierto, perdona, es que estoy acostumbrado a…-me quede en silencio un momento-
-¿Qué…?
-¡Al suelo!
A pesar de que Sakiro no entendía nada, me hizo caso, por suerte, ya que justo al decirlo, una flecha rozó la cola de este y se clavó en un tronco.
-¿Pero quién…?
-¡No hay tiempo, corre!
Conseguí cargar a Sadame, que, increíblemente, seguía durmiendo a pesar del jaleo. Su hermano estaba desconcertado, pero me siguió. Llegamos a las profundidades del bosque y conseguimos escapar…Caminando un poco más encontramos una cueva en la que refugiarnos. Estaba vacía y en un lugar intermedio entre clanes, así que seguramente no pertenecería a ningún otro lobo.
-¿Me explicas que demonios ha pasado?
-Claro, pero dime ¿No te lo imaginas? ¿No oíste un ruido de pisadas? Y esa flecha en el tronco…
-No…eso no puede ser…aquí no hay…no.
-Cazadores. No debería haber cazadores en este bosque en guerra, pero parece ser que alguno se ha extraviado o…
-¿O qué? No me dejes con la duda.
-…o realmente venía a por algún lobo. O puede que a por nosotros –dije bajando la voz-
-Eso no puede ser, no tiene sentido que un cazador nos busque a nosotros en concreto. Todos los lobos de este bosque tienen algo en especial, no somos los únicos.
-Es todo un misterio al que no tengo respuesta. Lo siento. Investigare acerca de eso.
-No deberías disculparte, si no fuera por ti, ahora no estaría aquí.
-De todas formas, puede que sea cierto que el bosque se está convirtiendo en un lugar más peligroso de lo normal. Primero Zenku, al que la ira cegó, él se dejó llevar y ahora está muerto. Luego el cazador. Y por si fuera poco, la batalla de clanes continua, lentamente…
-Creo que es una coincidencia lo de Zenku. Él tenía la intención de pelear contra mí hasta el final, y mi hermana al protegerme enfadó a Zenku. Más tarde Shinseki la perdonó, ya que si no, no podría estar aquí. Y me imagino que ello fue lo que provocó que Zenku se dejase llevar por la rabia.
-Es lo más probable, llegue a oler a Shin cerca del lugar de la batalla. Aun así, no vale la pena seguir ahora con esto, debo irme con mi grupo a investigar. Me dejare caer por esta zona cuando tenga algo que contaros. Hasta entonces. Ah, y despierta y cuéntale a tu hermana todo esto.
Tras haber charlado con Sakiro me fui de la cueva, de vuelta al lago. Primero comprobé que no hubiera nada ni nadie alrededor. Luego fui caminando hasta el centro del lago, donde brillaba la luna, y me sumergí. Habría que esperar hasta el día, mientras tanto, a dormir.

(Sadame)

Nada más despertarme vi a mi hermano. Estábamos en un lugar diferente al lago…
-Oye, ¿por qué estoy aquí?
-Luego te lo cuento, es una larga historia, por ahora despéjate un poco, tenemos que volver junto a los clanes, ya es casi de día.
Después de desperezarme me levanté y me fui a mi clan. Fue curioso, Shinseki estaba otra vez esperando por mí, enfrente de mi cueva.
-Jefe, no estoy de ganas como para hablar de…
-No es lo que tú crees, tan solo quería darte las gracias por lo de Zenku.
-Ah…eso…bueno…es que Zenku está…
-Lo sé. Y aunque no sé quién lo hizo, estoy seguro de que tú no fuiste. No es tu estilo.
-Tan agudo como siempre, jefe. Y ahora si…
-Aún no he terminado de hablar, necesito aclarar sentimientos.
-Otra vez, que yo no siento lo mismo por usted. Hay alguien que me preocupa e importa más.
-No pasa nada, suponía que acabarías enamorándote de otro lobo. Pero quería decirte que ese sentimiento no lo podré cambiar.
-Puedo entenderlo, aun así, preferiría que quedara como amigos, más que miembro-líder. Si a usted le parece bien, claro.
-Por supuesto, no hay problema. Ahora ya puedes retirarte.
Vi a Shinseki desaparecer tras los árboles. Parecía tranquilo, pero yo sabía que realmente estaba esforzándose por no deprimirse. Me sentí un poco mal diciéndole de esta forma que no sentía lo mismo, aun así, es Shin, lo superará y pronto encontrará otra pareja. En fin, cosas del amor, que le vamos a hacer. Por ahora me tocaba dormir en mi querida cueva.

(Sky)

Um…ya es de día, que bien me sienta la luz del sol, a pesar de ser lobo. Es curioso, muy curioso que un clan de lobos esté despierto durante el día y no la noche, pero así nos hemos acostumbrado. Salí a la superficie del agua. Sí, duermo medio sumergido en el agua, es una de mis peculiaridades. No soy un dios lobo ni nada por el estilo, pero tengo ciertas costumbres y ciertos “poderes”. A lo nuestro, me puse de pie donde se reflejaba el sol y aullé fuertemente. Luego oí un pequeño coro de aullidos. Estaban cerca, solo tenía que esperarlos. Me salí del lago, y esperé en una de las rocas.

(Shiro)

-Vamos, hermanita, que vas la última.
-Deja de fastidiarme, anda.
-Es que es nuestro jefe el que nos espera.
-Vale, vale, ya voy.
En unos segundos vi a mi hermana, correr a mi lado. Delante nuestro corría un pequeño grupo de lobos. Mi hermana y yo somos los encargados de liderar el grupo cuando nuestro jefe no está presente.

(Sky)

Ahí vienen, que lentos pueden llegar a ser. Llevo minutos esperando, y se supone que siempre tienen que estar preparados. Finalmente el grupo de lobos se paró ante mí. Un lobo se adelantó.
-Buenos días, jefe.
-Soy Sky para vosotros, aunque sea vuestro jefe. Recordad siempre que el clan Soramizu no es como los clanes Shin’en o Daiya. Siempre tiene algo diferente. A mí no se me llama jefe, ni es necesario tratarme de usted.
-Entonces dejémonos de formalidades. ¿Para qué nos has llamado?
-Simplemente necesitaba charlar un poco con vosotros. Necesito que me ayudéis a investigar una cosa. Anoche nos atacó un cazador, o al menos, eso me pareció por el ruido de las pisadas y la flecha.
-¿Os atacó? Estabas con los hermanos ¿no?
-Exacto. Me preocupa que alguien les persiga, los necesitamos vivos como sea, ellos tienen que ayudarnos a conseguir lo que nosotros no pudimos anteriormente.
-¿Disculpe, Sky? Puedo… ¿Puedo hacerle una pregunta?
-He dicho que no me tratéis de usted…Por cierto, ¿Quién habló?
-Aquí abajo…aquí
Vi a una pequeña lobita enfrente de mí. Parecía bastante joven y era bastante pequeñita. Ligero fallo por mi parte haberme olvidado de los nuevos miembros.
-Perdona, pequeña, se me había olvidado preguntar por la nueva lobita. Supongo que serás tú.
-Cierto, y perdone si alguna vez me confundo al hablar…
Parecía muy nerviosa. Era la primera vez que hablaba conmigo, me acababa de conocer, y no tenía claro cómo tratarme. En casos de lobos adultos les habría reñido…pero era una lobita nueva y muy tímida…
-No pasa nada, ya te acostumbrarás, pequeña. Aun así, ¿que querías preguntar?
-Ah sí…perdone…digo, perdona. Me gustaría saber cosas sobre el clan Soramizu. Soy muy joven y me uní hace poco, además tan solo tengo 8 añitos, así que no se mucho.
-Claro. A ver…el clan fue formado hace años, al igual que los otros dos clanes. Solo que esté no fue creado para pelear, sino para controlar a Shin’en y Daiya. El objetivo del clan Soramizu siempre fue, siempre es, y siempre será deshacer la guerra entre los clanes rivales. Siempre hemos intentado controlarles, vigilarles y convencerles, pero nunca se han dejado. Tan solo podemos observarlos durante el día. No interferimos por las noches, cuando ellos están alerta, sino por el día, cuando duermen en sus cuevas. Hasta el momento hemos esperado que nacieran dos lobos en clanes rivales que tuvieran lazos de amistad lo suficientemente fuertes como para poder traer la paz. Pero los pocos lobos que intentaron tomar el control o fueron amigos que existieron fueron expulsados o desaparecieron. Ahora tenemos una oportunidad única. Dos hermanos de los distintos clanes por fin se han reencontrado, después de muchos años separados. Ellos pueden llegar a ser líderes y finalizar esta guerra interminable, aunque para ello necesitaran nuestra ayuda. No son débiles, pero ninguno de ellos se siente capaz de acabar con su líder y ocupar su puesto. Es algo que entiendo, pero llegara un momento en el que podrán ser líderes, estoy seguro. Hasta entonces habrá que protegerlos de las mayores amenazas. Por el momento, a pesar de que Sadame, la hermana mayor, protegió a su hermano menor, Sakiro, no ha sido expulsada de su clan, creemos que por el amor que su jefe siente por ella. Eso es suerte, ya que puede llegar a aprovecharse de ello y convencer a Shinseki de que le ceda el puesto, aunque será difícil. Por último y no menos importante, tenemos a un espía infiltrado en el clan Daiya, que también actúa durante el día y vigila al clan Shin’en…su nombre es Chieshiru. Por ahora actúa bien, como la loba sabia del clan Daiya. Esta es la situación actual.
-Increíble, no sabía nada de esto ¡muchas gracias, señor! -sonrió-
-O…oye, que no soy tan mayor.
-Ah, y tengo otra preguntita. ¿Cuál es tu nombre?
-Bueno, realmente tengo muchos nombres, depende de cómo me veas. Como jefe de clan, soy Sorasenki. Como nombre real, soy Sorabanken, o Sora, para abreviar. Aunque el apodo que más me gusta en Skywardian, que significa lo mismo que mi nombre real. O Sky, para abreviar.
-Está bien, Sky. Por cierto, ¿A que no adivinas quién soy? –ella me dirigió una sonrisa burlona-
Ahora que me fijaba…era blanca completamente con algunas marcas grises por el cuerpo. Una rayita gris que le iba desde el hocico hasta la cola y algunas rayitas por el cuerpo. Ese tono...me recordaba a…
-¿Eres la hija de…?
-Sí, de tu espía. Soy la hijita de Chieshiru, y me llamo Yushiru.
-Supongo que tu nombre no coincide por casualidad con el de tu madre ¿verdad?
-Cierto, el nombre de mi madre significa sabiduría y conocer. El mío significa valor y saber.
-Pues espero que estés a la altura del resto del grupo y que hagas honor a tu nombre.
-Por supuesto, ¡No te decepcionaré!
-Ya no hay más que decir, ahora ya que aclaré tus dudas eres miembro oficial del clan. -Me dirigí al lobo que Yushiru había interrumpido- ¿De qué estábamos hablando?
-Sky, del cazador.
-Cierto. Kura. Shiro. Tengo trabajo para vosotros.
Dos lobos blancos y negros salieron del final del grupo. Debería explicarme un poco más. Kura y Shiro son gemelos. Kura es la menor, Shiro es el mayor. Aun así ambos tienen 20 años, la diferencia de tiempo es mínima. Ella es de color negro, con marcas blancas, y él es al contrario, blanco con marcas negras. Son gemelos, pero invertidos, por así decirlo. Ellos son mis informantes, un día se encarga Kura y otro día Shiro. Ambos tienen el mismo carácter, son muy serios…a diferencia de mí. Siempre me vienen a informar, aunque realmente no lo necesite.
-¿Qué necesitas que investiguemos? –habló él-
-Lo del cazador. Necesito que busquéis a la persona que estuvo en el lago, en cuanto tengáis noticias, corred a avisarme.
-Entendido –ambos se fueron juntos-
-Creo que eso es todo por ahora, podéis relajaros, dar un paseo y cazar. Hasta luego, clan.
Una vez me despedí de todos ellos me fui a buscar a Chieshiru. Tras un rato corriendo por el bosque llegue al lugar de reunión del clan Daiya, donde siempre quedo para charlar con ella. Como esperaba, ella estaba allí esperándome.
-Antes de nada, no me habías dicho que tenías una hija, Chieshiru.
-Bueno, no te lo había llegado a contar porque ella vivía conmigo, pero escondida de los tres clanes por si acaso. Ahora que ya sabe valerse bien por sí misma, le he dicho que se uniera a nuestro clan.
-Podrías haberme avisado antes al menos. Pero no pasa nada, ella ya está con nosotros. ¿Alguna novedad?
-Pues sí, está pasando algo grave. Ya no solo creemos que hay un cazador, sino también algún animal que no debería estar aquí. Este es un bosque para lobos y sus presas solo. Ya sabes, no debería haber ningún rival para los lobos, pero creemos que hay cerca del bosque un oso, intentando llegar hasta este lugar. En tal caso, todos los clanes correrían peligro. Sin excepción –me miró a los ojos seriamente-
-No te preocupes, no permitiré que le pase nada a nadie. Nunca.
-Confío en ti, Sky. Yo debo volver a mi cueva, o si no sospecharán de mí. Últimamente me tienen muy controlada, parece ser que empiezan a no fiarse de mí…
-Si estas en apuros, siempre te ayudaremos, ve con los demás.
-Adiós Sky.
Ella se retiró a su cueva. Estaba atardeciendo, pronto habría actividad en los otros dos clanes, mientras el mío dormía. Me toca descansar, ya he explicado mucho hoy, el resto de misterios se descubrirán más tarde, cuando pueda ver a los hermanos recuperados.


Spoiler: Capitulo 4 • mostrar

(Sakiro)

Después de haberme separado de Sadame de nuevo volví al clan. Por suerte no había nadie allí…excepto… ¿Chieshiru? Era casi de día…Ningún lobo está despierto a estas horas. Me acerqué a ella.
-¿Por qué no duermes? –le pregunté-
-No tengo sueño, quería dar un pequeño paseo, gracias por preocuparte por mí. Ire a dormir pronto.
-Está bien, te veo de noche –me fui a mi cueva-

(Chieshiru)

Estuve vigilando a Sakiro hasta que se fue a dormir. Después fue cuando hablé con Sky acerca de mi pequeña hijita. Ella de noche está junto a mí, en el clan Daiya, aunque realmente pertenezca al clan de Sky. Al terminar la charla, comprobé que no hubiera ningún lobo despierto y fui a vigilar al clan Shin’en. Todos dormían también. Me fijé en Sadame, por suerte no había sido expulsada. Eso sería una gran alegría para…bueno, se lo ire a decir yo.

(Seishi)

Estaba medio dormida cuando vi a Chie entrar a mi cueva. Por lo visto traía noticias.
-Siguen tranquilos, por ahora no ha habido problemas
-Tengo ganas de verlos, pero habrá que esperar a que llegue el momento.
-No te preocupes, todo se aclarará pronto. Sabrán quién eres, amiga mía.
-Eso espero, Chie, eso espero…
Ella se quedó a hacerme compañía un rato. Yo ya estaba mayor como para moverme tan libremente como antes. Chie era algo más joven y podía informarme. Tengo ganas de ver a los hermanos…pronto.

(Sadame)
Al oír a los lobos del clan aullar, me levanté. Como siempre salía de las últimas. Esta vez Shinseki no estaba esperándome. Espero que no le haya sentado mal mi rechazo. Por el momento no tenía tiempo para preocuparme. Hice lo de siempre, cazar y llenar mi estómago. Luego me acerqué al lago, esperando ver a mi hermano, pero vi algo muy diferente. Pelea. Otra vez el clan Daiya contra Shin’en, pero… ¿Por qué no me habían avisado? A lo mejor temían que hiciera lo de la última vez. Tampoco vi a Sakiro peleando, lo cual fue un alivio. Estaban peleando dos lobos que no conocía, pero tampoco me importaba mucho. Lo que si me llamó la atención fue ver a Chieshiru…con una lobita pequeña, blanca y gris, muy parecida a ella. Supongo que sería su hija, aunque nunca la había visto. Aun siendo joven parecía ser muy lista y valiente, y miraba la pelea fijamente, como si estuviera aprendiendo de ella. Esperé a que la pelea terminase y se disolvieran los grupos. Tuve que esconderme, o alguien me habría visto. Luego reconocí un olor familiar. Sakiro andaba cerca.

(Sakiro)

Después de aquella pelea a la que no me habían invitado, ya que temen que sea débil y que alguien del clan rival me proteja (que gracioso ¿no?), reconocí a mi hermana oculta entre la vegetación. Por lo visto ella también estaba esperando a que se fueran todos para poder quedarse sola en el lago. Hice bien en esperar. Luego me junté con ella y charlamos un poco sobre cosas que no eran muy importantes.
-Oye, durante la pelea he visto una lobita muy joven de color blanco, ¿es acaso la hija de Chie?
-Exacto, hace poco que se unió al clan Daiya, por lo visto su madre estaba ocultándola por ser tan pequeña, pero ahora es muy valiente, y aunque no lo parezca, es bastante hábil y fuerte. Se llama Yushiru.
-Me gustaría conocerla, que pena que no me dejen…
-Ojalá todo esto se acabara y existiera un clan en común -suspiré-
-Eso es lo que nos ha encomendado Sky, pero es difícil obtener el poder de líder, y siempre puede haber algún lobo con ganas de pelea. Si no, mira cómo acabó Zenku.
-¿Le pasó algo?
-Ah, claro, que no te lo conté todavía…
Ella empezó a contarme toda la historia. Así que Zenku quería ser líder y por ello ahora estaba muerto. Nadie sabe todavía sobre su muerte, tan solo no lo han visto, pero siendo Zenku nadie se preocupa por él, ya que saben que es fuerte. Pero realmente no había sobrevivido al ataque de Sky. Seguimos hablando de unas cuantas cosas cuando vimos llegar a Sky.
-Hola chicos. Solo me pasaba a anunciaros que dentro de unos días vais a conocer a alguien importante. Exactamente dentro de una semana, pero necesito que estéis despiertos durante el día, así que tenéis que ir buscando alguna excusa para dormir de noche y estar despiertos por el día.
-¿Y quién es ese alguien? –me sentía curioso-
-No os puedo decir nada, prefiere veros y hablar con vosotros personalmente. Cambiando de tema, ¿Qué recuerdos tenéis de vuestra madre?
-¿Y a qué viene esa pregunta? Ni que tú la…-esta vez mi hermana preguntó-
-… ¿Conociera? Sí, la conocí. No muy bien, pero la vi algunas veces.
-Curioso. Bueno, yo tengo recuerdos de cuando Sakiro y yo salíamos a jugar mientras nuestra madre nos vigilaba. Nunca nos perdía de vista.
-¿Recuerdas algo importante de ella, como su nombre, o que colores tenía?
-Realmente…nunca supe cómo se llamaba, aunque recuerdo que ella tenía el pelaje de un tono morado. No creo que Sakiro se acuerde de mucho más, ya que él era más joven.
-Cierto, tengo más recuerdos sobre ti que sobre nuestra madre…-me dirigí a Sadame-
-Eso es curioso, yo también recuerdo su color, pero no su nombre…de todas formas, era por curiosidad. Hasta la vista, chicos, nos vemos en una semana, aquí, de día.
Antes de que pudiéramos preguntarle algo más, Sky desapareció como de costumbre. Típico de él desaparecer en los momentos más interesantes. Me quedé charlando con Sadame un poco más hasta que vimos que amanecía y fuimos a dormir. Por el camino fui pensando una excusa para que si alguien me veía durmiendo de noche y despierto día no sospechara de mí.

(Sadame)

Al llegar a mi hogar, me acosté como siempre, pero no dormí mucho. Más bien me dedique a pensar en mi madre y en Sky. Él siempre es tan misterioso…sospecho que sabe más de lo que nos cuenta. Mucho más. Él es más sabio de lo que puede parecer a simple vista, pero solo nos cuenta lo que nos conviene a cada uno. Si Sky nos preguntó por nuestra madre, será por una buena razón…

(Sakiro)

Pasaron los días. Se me hicieron algo largos, tenía ganas de conocer a ese alguien. Si Sky decía que era importante, es que realmente lo era. Sky puede ser algo bromista, pero en el fondo todo lo que dice tiene algún sentido. Es alguien increíble…incluso para ser un jefe de un clan. Justo el día antes de la reunión me dedique a dar un paseo por el bosque, simplemente para agotarme un poco y dormir bien de noche, cuando vi a Chie con su hija. Entiendo que Chie es extraña y tiene sus razones para actuar así, pero su hija debería estar durmiendo…aunque tampoco es que yo esté en posición de hablar. No me dejé ver, por si acaso, y volví a la cueva sin darle más importancia. Llegó el día importante. Me levanté y me dirigí al lago, donde habíamos quedado. Sky y Sadame ya estaban esperándome.

(Sky)

-Chicos, es hora de conocer a esa loba tan importante. Creo que os llevareis una sorpresa en cuanto la veáis.
Ellos no hablaron y me siguieron. No fui directamente al lugar, sino que di un rodeo por el bosque, para que ellos vieran como era el lugar durante el día, bajo los rayos del sol y no los de la luna. Parecía interesarles, pero no se detenían. Realmente querían llegar al lugar. Finalmente encontramos la cueva. Incluso a mí me costaba encontrar la cueva. Dejé que ellos entraran y yo me fui. La loba quería estar a solas con ellos, con razón…

(Seishi)

Otra vez estaba medio dormida, cuando vi a los hermanos entrar. Ellos apenas me veían a mí, hasta que hablé.
-Bienvenidos.
Ellos quedaron sorprendidos cuando me vieron del todo. Por sus caras, me reconocieron. Por fin…por fin podía…verlos…a ellos. Sadame fue la primera en reaccionar.
-¡Madre!
Vino corriendo hacia mí. No se tiró encima mío ni nada por el estilo, pero se tumbó a mi lado. Su hermano la imitó y se colocó a mi otro lado. Ahora ya estábamos juntos de nuevo…hijos míos.
-¿Do…donde has estado? –Sadame estaba todavía temblando de la emoción-
-Es una larga historia. Pero antes prefiero hablar con vosotros un poco. Y… ¿no eres ya mayorcita como para temblar así?
-Es…es que estoy muy feliz de poder volver a verte. Hace 17 años que no sé nada de ti…ni siquiera recordaba como eras.
-17 años y medio, exactamente. Sakiro supongo que no me conocerá tanto.
-¡Claro que sí! Por cierto… ¿Cuántos años tienes ahora? –Sakiro parecía igual de emocionado que su hermana-
-Os mentiría si os dijese que no soy vieja…yo ya tengo 45 años. Y los lobos de aquí viven unos 50…no me queda mucha vida por delante.
-Pero…no podemos perderte ahora que te hemos encontrado –Sakiro parecía algo triste-
-No os preocupéis. Suelo pasarme mucho tiempo aquí, pero solo estaba esperándoos. Ahora podré volver a salir, y nos veremos más a menudo.
-Por favor, cuéntanos donde estuviste este tiempo, y también necesitamos saber cómo te llamas. Ninguno de los dos nos acordamos -ella parecía curiosa-
-Está bien…lo primero de todo, no os acordáis de mi nombre, lo cual me ahorra parte de la explicación. Ya no me llamo como antes. Ahora soy Seishi. Antes de nacer tú, Sadame, yo no estaba en ningún clan. Ni el clan Shin’en ni el Daiya me aceptaron. No estoy segura de por qué, pero simplemente no me querían con ellos, con lo cual fui una loba solitaria. No tenía un lugar fijo en el que vivir, si algún lobo me veía, me atacaba. Hasta que encontré pareja, vuestro padre, Gisei, y conseguimos vivir más o menos tranquilamente. Encontramos esta cueva vacía y tranquila…y aquí hicimos nuestro hogar. Luego nos encontraron dos lobos en este sitio. No parecían tener malas intenciones, y así fue. Eran Sky y su padre, nos preguntaron si nos interesaba el clan Soramizu, que era hogar para todos los lobos rechazados, y también el clan que luchaba por la unión de los otros dos grupos. Claramente aceptamos, por fin habíamos encontrado alguien que nos quería, que nos ayudaría en caso de que hubiera problemas. El caso es que luego nacisteis vosotros. En un principio vosotros también ibais a formar parte del clan Soramizu…
-Pero…a mí me habías dicho que tenías que buscar un clan al que unirnos…que no nos aceptaba en el tuyo…
-Eso fue una estrategia, si os lo hubiera dicho os habríais querido quedar conmigo, y no podía permitir eso en aquel momento. Lo que si fue un problema fue que Daiseki se llevara a Sakiro, eso no estaba dentro del plan. Aun así, a pesar de que vosotros vivisteis separados, ahora hay más posibilidades de llevar a cabo el plan del clan Soramizu, aunque vosotros realmente pertenezcáis a los clanes Shin’en y Daiya. Todos estos años he estado vigilándoos sin que os dierais cuenta, hasta cierto día en el cual empecé a quedarme en la cueva.
Ellos permanecieron en silencio, cerca de mí. Estarían reflexionando acerca de sus verdaderos papeles en esta historia. Al cabo de un rato empezamos a hablar de cosas menos importantes, sobre los clanes, los lobos que habían conocido, y otras cosas. Estaba atardeciendo. Me gustaría que se quedaran conmigo, pero ellos tenían que volver. Los vi marcharse, no sin sentir pena, de vuelta a sus rutinas.

(Sadame)

Todo lo que nos había contado nos sorprendió. ¿Nosotros deberíamos estar con Sky y su clan? Pero ahora ya era tarde, después de tantos años, uno no puede abandonar su clan así, sin más. Ya era tarde, casi de noche, y los lobos pronto saldrían a cazar…pero yo tenía sueño. Aun así habría que disimular y salir a cazar de noche. Eso hice, y volví a dormir pronto. Unos pocos días después, se me llamó a una reunión. O mejor dicho, otra pelea. Esta vez no iban a permitirme hacer nada, me iban a tener vigilada. Espero que no pase nada…

(sakiro)

Estábamos de nuevo los dos clanes reunidos, para otra pelea. Sigo sin entender porque organizan tantas. Entiendo que quieran demostrar que tiene poder…pero todo tiene un límite. Demasiados lobos caídos en ambos bandos. Esta vez no me iban a sacar a luchar, por lo menos. En el clan de Shin’en escogieron a un lobo normal. No era demasiado fuerte, pero tampoco era débil. Lo consideraban un entrenamiento para él. En nuestro clan…Chie y su hija esperaban un poco más apartadas, ya que ella no luchaba, y se suponía que Yushiru tampoco...pero a Daiseki no se le ocurrió nada mejor que sacar a la pequeña hija de la sabia loba a luchar. Era un suicidio. Yushiru podía ser valiente y fuerte, pero no iba a poder con un lobo adulto. Daiseki decidió continuar, aun sabiendo esto. Chie quería detenerlo pero no la dejaron y ella tuvo que limitarse a contemplar como su hija luchaba contra un lobo mucho mayor que ella. A mí tampoco me permitieron moverme de mi sitio…Sadame estaba en la misma situación que yo. Y aunque Sky también podría proteger a la pequeña en caso de peligro…se supone que no tenía razones para hacerlo, y tampoco estaba cerca del lugar…Eso quería decir que si Yushiru no se valía por si misma…moriría. La batalla empezó, pero duro apenas unos minutos. Evidentemente, la pequeña no podía luchar bien contra él. A pesar de que al principio consiguió aguantar, llegó un momento en el que apenas podía moverse. Sentía que tenía que saltar y ayudarla, pero no podía…

(sadame)

A pesar de que Yushiru era del clan rival, no podía evitar pensar en que eso era una crueldad. Estaban aprovechándose de alguien sin experiencia. No había nadie que pudiera ayudarla…o eso creía yo…Lo que vi en cierto momento me sorprendió. Una loba apareció corriendo, justo a tiempo para interceptar un mordisco de nuestro luchador. Cuando consegui fijarme un poco mas me di cuenta de que era… ¡Seishi, nuestra madre, estaba luchando por proteger a Yush! En ese momento, oí a Chie gritar algo…
-¡Sei…Seis…! –No llegó a decir más, aunque ya era tarde
Seishi, ferozmente, atacó a nuestro lobo. Eso sí fue una pelea. A pesar de su edad, seguía luchando como una guerrera feroz. En unos minutos consiguió debilitar a su rival, aunque no lo remató, solo lo dejó allí, agotado. Luego dirigió una mirada fugaz a Chie y se fue, antes de causar un revuelo. Después, nos retiramos junto con el lobo derrotado, sin decir nada al clan Daiya.

(sakiro)

Tras la breve intervención de nuestra madre, Yushiru estaba a salvo. Se había reunido con su madre, y estaba muerta de miedo, temblando. Chie sabía que la habían oído decir algo al ver a la misteriosa loba, con lo cual se metió en un lio. Daiseki fue el primero en hablar con ella.
-¿De que conoces a esa loba, y por qué apareció?
-Jefe, no se lo puedo decir.
-Eso no me vale. Tú la conocías. Y hace tiempo que sospecho que haces algo más que estar en el clan Daiya. ¿Acaso eres una espía del clan rival?
-No, señor.
-No te creo. Se de lo que hablo. Tu siempre estas callada, jamás hablas con nadie, y sabes lo que pasa con Sakiro y Sadame. Pero nunca me has dicho nada, así que ya estás empezando a explicarte.
-No puedo, de verdad –Chie estaba algo nerviosa-.
-Um…iremos al claro, mandaré que se vaya casi todo el clan a dormir, pero se quedaran algunos conmigo a interrogarte.
Una vez terminó de hablar, se fue al claro, y nosotros le seguimos. Esto me daba mala espina…Y no me equivocaba. Cuando Daiseki se quedó con algunos de su grupo y con Chie y su hija empezó a interrogar. Al principio era una conversación tranquila…pero llegó un momento en el que el jefe se cansó de las negativas de Chie…y mando que sus cuatro acompañantes atraparan a su hija Yushiru.
-Ahora tenemos a tu hija. No es algo que me apetezca hacer, pero estoy cansado de tantos misterios. Si no nos cuentas la verdad, yo mismo acabare con tu querida Yushiru.
Se me heló la sangre. Daiseki nunca había hecho algo así. Puede ser algo nervioso, pero jamás se había atrevido a amenazar a un miembro así…Ahora era Chie la que no soportaba la presión. Si permanecía callada, destrozarían a su hija. Si lo revelaba…quien sabe lo que pasaría. Finalmente decidió hablar, de mala gana.
-Está bien…lo diré…pero como se te ocurra hacerle algo a Yush, serás tú el que acabe mal.
-Mi promesa es devolver a tu hija cuando nos reveles todo.
-Grr…está bien. Sí, soy una espía. Pero no de Shin’en. Hay otro clan desconocido, que jamás conocerás, porque vive muy lejos de ti. Mi hija también está en ese clan. Tan solo os vigilo y hago vida normal el resto de la noche. No hay más que contar.
-¿Seguro? Me suena a que sabes más.
-No, señor. Os aseguro que todo lo que conté es lo que se, y es lo que soy.
-Um…Soltad a Yushiru.
La lobita volvió corriendo y se escondió detrás del cuerpo de su madre.
-Y ahora, Chie, quedas expulsada. Del bosque entero. Si algún miembro de Daiya te ve, tiene derecho a atacarte.
-Me lo suponía…Así que ya no eres mi jefe. Hasta nunca, Daiseki.
-Aun no acabé… ¡A por ella!
Los cuatro lobos y el jefe se lanzaron a por ella y su hija. Cierto, tenían permiso para atacarla, ya no era miembro… ¡Pero ellas no estaban preparadas! Chie no pudo reaccionar siquiera. Estaba bajo el cuerpo de Daiseki, rodeada de otros dos lobos. Su hija estaba en la misma situación, atrapada entre los otros dos. Yo, que aún estaba despierto, me abalancé sobre Daiseki, consiguiendo dañarle y apartarle de Chie. Los otros lobos, al ver a su jefe así, le siguieron. Me puse delante de ellas dos y mientras gruñía al jefe, le dije que se fueran. Ellas consiguieron escapar antes de que el grupo atacara de nuevo. Daiseki se había quedado mirándome fijamente, aunque solo dijo dos palabras.
-Mañana hablamos.
De esta forma se retiró de allí, junto con sus lobos. Sabía que esto lo iba a pagar caro. Pero me alegraba saber que la sabia loba estaba a salvo con su pequeña. Ella dijo que pertenecía a otro clan…y aparte de los dos que hay…solo existe otro. Así que ella está junto a Sky…Era su espía en el clan.


Spoiler: Capitulo 5 • mostrar

(Chieshiru)

Hemos conseguido escapar. Yushiru estaba agotada después de haber corrido tanto. Necesitábamos un lugar para dormir, pero aún nos quedaba bastante para llegar junto al clan. Por suerte encontré una cueva vacía. Era algo pequeña, pero suficiente para nosotras dos. Mi pequeña se durmió enseguida. Bien…escapamos a salvo pero…¿A qué precio? Sakiro se metería en problemas, y a pesar de que Sky respeta nuestras acciones…no sé qué dirá sobre esto. De todas formas no tenía opción, no iba a dejar que le hicieran nada a Yush. Mañana veremos…

(Sakiro)

A la noche siguiente me desperté de mal humor. Todavía recordaba lo ocurrido la noche anterior. Chie y su hija atacadas por el jefe. Y no sé qué me diría a mi…Es momento de averiguarlo. Me dirigí al claro de reunión, y en efecto, allí estaba el jefe. Él tampoco parecía estar precisamente contento.
-Lento. Llevo tiempo esperándote. ¿Por qué? –Parecía que se iba a abalanzar sobre mí en cualquier momento-
-Creo que usted ya debería saberlo.
-Un jefe no se debe tomar a la ligera información como la de Chieshiru. Ella era una espía, quien sabe lo que estaba haciendo.
-Pero usted se pasó del límite. Sabe perfectamente que atacar de esa forma es despreciable, ellas no estaban preparadas para luchar.
-¿Acaso debería haberlas dejado aquí, que destruyeran el clan?
-No exagere. Y deje lo Chie aparte, solo quiero saber que va hacer conmigo.
-Por haber defendido a la espía, deberíamos haberte matado anoche. Aun así, eres uno de nuestros mejores lobos, no se te puede sacrificar así como así. Pero tu acción tendrá castigo. A partir de ahora no se te permitirá participar ni intervenir en ninguna pelea, y tendré algún lobo que te vigile en todo momento. Así sabré a dónde vas todas las noches. Ahora puedes irte a cazar.
Ni siquiera le respondí. Si me vigilan todo el tiempo…no podré volver a mi hermana ni a Sky…ni a mi madre. Estaré solo en este clan. Chie tampoco está. Por el momento no podré ir al lago, si no descubrirían quien es Sadame…

(Sky)

-Chie.
-Grr… ¿Quién…?
-Chie, soy Sky. Estoy solo, no te preocupes.
Ella salió de la cueva, dejando a su hija durmiendo dentro. Tenía pinta de estar agotada y no parecía tener buena salud.
-Sky…He sido…
-Ya lo sé. Expulsada del clan Daiya. Con lo cual nos quedamos sin espía entre los clanes.
-Lo siento mucho…pero…
-Tranquila, no te voy a regañar, y menos aún echar de aquí. Se lo que pasó. Sé que no tenías opción. Aunque no estés en el Daiya clan, siempre tendrás un hogar junto a nosotros.
-Gracias por entenderme. Pero… ¿Cómo sabrás ahora lo que ocurre?
-Me encargaré personalmente. Fue culpa mía que os hiciera eso. No pienso arriesgar a nadie más del clan.
-¿Podrías llevar a mi hija contigo? No quiero que vuelva a pasarle nada malo. Yo ire en cuanto cace algo.
-Claro, lo que sea por ayudarte. No te esfuerces demasiado, no estás en condiciones.
-Lo sé, hasta dentro de un rato.
Se fue a cazar. Luego me metí en la cueva y esperé a que Yushiru se despertara ella sola. Necesitaba descansar. Más tarde ella despertó, y me la llevé junto al resto del clan. Allí la dejé al cuidado de los gemelos y yo fui al lago, como de costumbre, a esperar a Sadame. Sabía que su hermano no iba a poder acudir.

(Sadame)

Tras aquella batalla no podía evitar pensar en cómo estaría Yush. El jefe parecía preocupado por algo. Me acerqué a él.
-¿Ocurre algo?
-Simplemente…me preguntaba quién sería aquella loba misteriosa.
A mí me dio un escalofrío. Sabía perfectamente quién era, pero…no podía decir nada.
-Quién sabe. ¿Qué tal se encuentra nuestro lobo? –Intenté cambiar de tema-
-Recuperado. No sufrió heridas graves.
Luego nos quedamos allí charlando un rato, mientras los demás lobos llenaban sus estómagos. Hablamos de cosas poco importantes, excepto cuando le pregunté si había humanos en el bosque. Él se rio y dijo que eso era imposible. Cuando acabamos la conversación me invitó a cazar con él. ¿Iba en serio? ¿El jefe invitando a un miembro cualquiera? De todos modos, acepté y comimos un ciervo adulto. Después de terminar dimos un paseo por el bosque y seguimos charlando…hasta que Shinseki se paró. Inmediatamente yo también. Un ruido. Muy débil, pero era un ruido de… ¿pisadas? Los dos nos escondimos tras unos arbustos y escuchamos el ruido. Sea lo que fuere, era muy silencioso. Si son pisadas…Shinseki me había dicho que no había humanos pero…
(Shinseki)

Le dije a Sadame que no había humanos aquí pero realmente el bosque está empezando a convertirse en un lugar peligroso. Hace poco me atacó uno, aunque no se lo conté a nadie por no asustarlos. Ciertamente debía ser un cazador. Los dos estábamos alerta, pero aquel cazador no era un novato. De algún sitio salió una flecha disparada hacia mí, pero la conseguí esquivar justo a tiempo. También oímos una voz.
-Jajá, no podéis esconderos de mí, lobos. Una vez encuentro una presa interesante no la dejó escapar.
Sabiendo que era inútil esconderse, salimos de nuestro escondite y vimos al humano. Llevaba un arco y tenía las flechas preparadas. También tenía varias dagas en el cinturón. Vestía ropa de piel. Probablemente de lobo. Es curioso que se haya encaprichado con nosotros, teniendo dos clanes enteros a su disposición.
-Estáis acabados.
Con esa frase empezó a disparar flechas sin parar. Conseguimos esquivarlas todas y echamos a correr. El cazador era bastante rápido y seguía disparando. No iba a ser fácil escapar.

(Sadame)

No paramos. Seguíamos corriendo. Y no parecía que le sacáramos distancia al cazador. Tampoco teníamos ningún plan. ¿Qué íbamos a hacer? No podíamos enseñarle nuestro hogar, tampoco podíamos enfrentarnos a él, sería demasiado peligroso. Luego se me ocurrió algo, tan solo para ganar tiempo. Conseguí hablarlo con el jefe.
-Separémonos. Así sabremos a por quien va, y quien se libre de él, ira al clan y pedirá refuerzos. Quizá nosotros no podamos, pero no podrá con un clan entero.
-Está bien, ten cuidado.
Yo me desvié hacia un camino estrecho. El cazador fue detrás de mí. Creo recordar que alguien había atacado también a Sakiro. ¿Significaba eso que iba a por nosotros? Pero eso no tenía sentido… ¿Qué tenía en contra nuestro?...Por el momento no pude pensar en eso. Solo podía correr y esperar que Shinseki me ayudase.

(Shinseki)

Tan pronto como me di cuenta de que nadie me perseguía, empecé a buscar el claro de reunión. Seguro que estarían esperándome para decirles que podían ir a dormir. No me equivoqué. Todos, sin excepción, estaban allí reunidos. Rápidamente les expliqué la situación. Muchos se presentaron voluntarios para acabar con el cazador. Otros tenían miedo. Pero solo uno, se quedó… ¿sonriendo?... de forma siniestra. Y si la memoria no me engaña…era el mejor amigo de Zenku…Noraku. Sufrió bastante al saber lo que le ocurrió a Zenku. De todas formas, conseguí un buen grupo de unos 20 lobos para acompañarme. Sadame, aguanta, ya vamos.

(Sadame)

Esto es agotador. Ese cazador no tiene límite. Pensaba que podía llegar un momento en el que yo sería más rápida. Que equivocada estaba. Después de haber cazado estaba un poco más cansada. Pero no me rendí, seguí corriendo, aunque el bosque se iba haciendo cada vez más espeso. Cuando iba a saltar un tronco, tropecé con él y me caí. El hombre estaba allí, al lado mío. Había guardado el arco y sacado una de sus dagas. Cerré los ojos, rezando porque el jefe llegara a tiempo.

(Sky)

Aquí pasa algo. Sadame no aparece y está amaneciendo. No es normal que ella se retrase, y tampoco tengo idea sobre si la vigilan o no…pero es extraño. Algo me inquieta, pero no sé el qué…

(Shinseki)

Nos pusimos en marcha lo antes posible. Gracias a nuestro olfato llegamos cerca de Sadame…cuando oímos un chillido. Intentamos ir más rápido. No parecía un ruido de muerte, pero uno nunca sabe lo que pasará. Finalmente llegamos al lugar donde estaban. El cazador había hundido su daga en una pata trasera de Sadame. Había fallado deliberadamente. Ella estaba sufriendo mucho. Allí la dejó, y se volvió a nosotros. Se sorprendió al vernos, aunque no por ello se asustó. Intentó plantarnos cara, pero éramos demasiados para él. Consiguió herir a un par de lobos, pero cuando vio que no había forma de ganar se retiró. Cobarde. Después fui corriendo hasta Sadame y me fije en su herida. Tenía el arma en la pata. Ella me miró suplicándome que se la quitara, y eso hice, aunque me costó. No se movió, ni protestó. Tan solo se quedó dormida. Luego miré al resto de lobos. Todos estaban a cierta distancia de nosotros dos. La miraban de forma extraña.
-¿Qué os pasa? –Por alguna razón, me imaginaba la respuesta-
-Es que ella es…
-¿Qué?
-Es una tra…
-¡Dejad eso para después! Necesito ayuda para llevarla.
-Pero…
-¡¿Acaso vais a abandonar a un miembro del clan por cualquier razón?! –no quería mostrarme así, pero les gruñí furiosamente-
-¡El jefe tiene razón! –quien habló fue una loba algo pequeña, pero mayor. Era una amiga de Sadame- No podemos abandonar a nadie así.
Luego ella se adelantó hacia donde estábamos y me ayudó a llevar a Sadame. El resto de lobos seguían mirándonos de lejos e iban un poco por detrás. Por una parte me costaba entender esa reacción, nadie sabía quién había matado a Zenku, aunque muchos sospechaban de ella. Por la otra, agradecía que su amiga me apoyara. Al menos seguía existiendo alguien con razón. Llegamos sin ver al cazador de nuevo. Cuando llegamos, muchos lobos se fueron a dormir, estaban cansados y era tarde. Quedaron solo unos lobos “médicos” y…Noraku seguía allí. Esta vez estaba serio. Me pregunto que se le pasará por la cabeza…

(Sky)

Después de estar esperando un buen rato decidí ir a espiar al clan Shin’en. Necesitaba saber si había ocurrido algo grave. Me llevé una sorpresa cuando me di cuenta de que Sadame estaba allí…herida, junto a los lobos que la curaban y Shinseki. Me hubiera gustado acercarme, pero no podía. Nadie me conocía, y tampoco debía darme a conocer. Esperé hasta que metieron a Sadame en su cueva y los demás también. La dejaron sola, era de prácticamente de día y estaban todos durmiendo. Tenía que aprovechar ese momento. Entré a su cueva y me quedé allí, pero no me dormí. Quién sabe dónde hay peligro. Además tenía que irme antes de que se hiciera de noche. Esperé pacientemente hasta que Sadame se despertó. Todavía no era de noche, así que podríamos hablar un poco. Ella no se movió de su sitio, pero me miró.
-¿Qué haces aquí?
-Preocuparme por ti. ¿Qué ha pasado? –me tumbe al lado suyo-
-Recuerdo que un cazador nos perseguía al jefe y a mí…luego nos separamos. Él fue a pedir ayuda. Luego yo tropecé y caí al suelo. El hombre estaba al lado mío.
-¿Te dijo algo?
-Sí. Recuerdo lo que dijo…”No te escaparás de mí. Jamás. Cumpliré mi trato y te cazaré. A ti, al lobo ese que iba contigo y a tu hermano.”
-Así que conoce a tu hermano…Es posible que sea el cazador que nos atacó a nosotros. También mencionó un trato…lo cual quiere decir que alguien os quiere ver…
-Sí, eso parece. Por cierto, hablando de mi hermano… ¿Le has visto?
-No, y tampoco podremos verle en una temporada. ¿Te conté lo que pasó con Chie?
-Creo que no…
Entonces le conté toda la historia. No le mencioné que pertenece a mi clan y que era mi espía, pero creo que ella ya se lo imaginaba. Tampoco se sorprendió demasiado, está claro que Chie es muy misteriosa.
-Entonces Sakiro está vigilado todo el tiempo…es un castigo por proteger a Chie y a Yush.
-Exacto, por eso no le podrás ver. Pero yo sí puedo espiarle sin problemas. Te contaré todo lo que pase.
-Gracias Sky.
Estuvimos hablando sobre todo lo que había pasado hasta ahora. La primera pelea, Zenku, Shinseki y su amor por ella, el clan Soramizu, el cazador, Chieshiru, Seishi…Todo había pasado demasiado rápido, ahora que me daba cuenta. Todo se está adelantando…Es posible que el bosque realmente empiece a ser peligroso. Esto ya no es una guerra entre clanes. También era una guerra dentro de los clanes, entre sus miembros. Zenku había intentado convertirse en líder con intención de vengarse de Sadame, y ahora no está aquí. Seishi había protegido a Yushiru, y su madre, sin darse cuenta, se había visto obligada a revelar sus secretos. Había sido expulsada y atacada. Defendida por Sakiro, y este castigado por su acción, debido a que Daiseki lo aprecia y sabe que es demasiado valioso como para matarlo. El cazador…no iba a parar hasta cazar a los hermanos, y por alguna razón, también a Shinseki. Tiene un trato…ahora hay que descubrir con quien. Aquí no existen más humanos que puedan ofrecerle algo a cambio de matar lobos. Pero tampoco se ha visto a ningún lobo pactar con un cazador…Ahora hay peligro en cada esquina y rincón y del bosque. Esto ya es supervivencia.
« Última modificación: 23 de Marzo de 2012, 12:53:13 am por Abby »

Abby

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Re:[Novela] "La guerra de los clanes" y "Gisei & Fen"
« Respuesta #2 en: 23 de Marzo de 2012, 12:55:52 am »
Spoiler: Capitulo 6 • mostrar

(Sky)

Me quedé con Sadame hasta que llegó el momento de irme. Me reuní junto con mi clan, los informantes estaban esperándome. Yushiru estaba durmiendo en el lomo de Kura. Aun no se había recuperado del todo del susto. Ahora que lo pienso…Chie tampoco había vuelto…Chie…no me digas que…

(Chieshiru)

Después de salir a cazar y haberme despedido de Sky, apenas podía moverme y pensar con claridad. Conseguí atrapar una pequeña presa y llenar el estómago, pero seguía cansada. Al menos me sentía bien al saber que Yush estaba segura en el clan. Teniendo en cuenta la acción de Daiseki, no me extrañaría que me tendieran una emboscada y volvieran a hacerme sufrir. Al menos sabía que Sky siempre me ayudaría…Sky…Tu siempre ayudando a quien lo necesita…Hasta el punto de arriesgarte por los demás. Recuerdo aquella vez que me contaste lo de tu poder. El poder que solo posees tú, y sin el cual yo no podría estar junto a ti…Ese extraño poder con el que puedes curar a cambio de una parte de tu fuerza vital. Puedes salvar a alguien de la muerte a cambio de una gran parte de tu energía. Esto te puede costar la vida a ti, pero no te importa, solo quieres ayudar. Ese líquido que le diste a Sadame era tu energía. Es un líquido muy especial, parece agua, pero no lo es. Aquel poder me salvó la vida en una ocasión y todavía no he podido demostrarte mi agradecimiento…Solo recuerdo que me ayudaste, ya que había perdido la memoria en cuanto a lo que había pasado antes de aquel incidente. Me has dado una segunda oportunidad. Tendré que devolvértela algún día…

(Sky)

Tengo un mal presentimiento. Y mi intuición no suele fallar. Se que alguien está en peligro pero…no puedo abandonar el lugar. Necesito cuidar a Yush. Y justamente es Chie quien me preocupa…
-Kura, tengo trabajo para ti.
-¿Qué necesitas?
-Busca a Chie. Y ve lo más rápido que puedas, me preocupa lo que pueda pasarle.
No me contestó, directamente fue corriendo a buscarla. Kura es buena exploradora, además de fuerte, así que no tendrá problemas. O eso espero…Ahora tengo que cuidar a la pequeña Yush, todavía está cansada, pero creo que no corre peligro. Pero Chie…
(Chie)

Estaba demasiado pensativa. Ese fue mi mayor error. Un lobo solitario siempre debe estar alerta, vigilar que no haya nadie alrededor. Ese fue mi error. Iba de vuelta con el clan…cuando me atacó Daiseki. Debí haberlo supuesto. Daiseki es demasiado terco como para dejar a su presa escapar. Por suerte estaba él solo…pero yo no estaba en condiciones de luchar. Intenté buscar un lugar por donde escapar, pero él era mucho más rápido. Sabía que no tenía ninguna oportunidad. Solo tenía dos opciones: esperar a que acabara conmigo o aguantar hasta que alguien me ayudara. Sky…

(Kura)

Tal y como Sky me mandó, fui corriendo a buscar a Chie. No me ha dicho nada de su estado, pero si ha dejado a su hija junto al clan…No debe…Espera, un aullido. ¿Chie?...Me paré un segundo y olí. Si, era ella, pero… ¿Quién estaba con ella? Esto es preocupante. Llegue al lugar tan pronto como pude, y nada más entender lo que pasaba, ataqué a Daiseki. Este me había oído venir, pero no se imaginaba que lo atacaría por detrás. Chie tenía una pata herida, llena de sangre. Apenas podría caminar, pero tenía que irse de aquí como fuera. Intenté entretener a Daiseki y decirle a Chie que se escapara como pudiera. Al principio parecía funcionar, pero cuando él se dio cuenta de que solo le estaba distrayendo se apartó de mí y atacó de nuevo a Chie. No le llegó a clavar los colmillos, pero ella estaba demasiado débil como para moverse. Aullé, rezando porque mi hermano lo entendiera.

(Shiro)

Estaba hablando Sky acerca del bosque, del cazador…cuando oí ese aullido tan familiar…Kura quería decirme algo. Ese tono agudo…lo usábamos cuando estábamos en peligro. Necesitaban ayuda.
-Sky, tengo que…
-Lo sé. Ve rápido.
Siempre me alegra que Sky sea tan sabelotodo, al menos me ahorra las explicaciones. Espero no llegar tarde…

(Kura)

Conseguí dejar algo desconcertado a Daiseki y me coloqué para defender a Chie. Ojalá Shiro llegue pronto, le necesito. Empecé a atacarle rápidamente, intentando agotarlo, pero él era implacable. Esquivaba fácilmente sin cansarse. Siempre me pareció que Daiseki no era un buen líder, ahora comprendía que sí, pero que se reservaba para las ocasiones especiales. Por suerte, mi hermano llegó a tiempo, y entre los dos pudimos herir a Daiseki. Este, viendo la diferencia de poder, se retiró disimuladamente.
-Shiro, ve a buscar a Sky.
-Eh, ni que fueras mi jefa, hermanita. Ahora mismo voy.
Me quedé junto a Chie, procurando observar alrededor. Si volvía alguien a atacarnos, no aguantaríamos.

(Sky)

Creo que el mayor peligro a pasado, pero no todo. Oigo a alguien venir. Uno de mis informantes.
-¿Shiro? –ni me di la vuelta, lo reconozco-
-Si, no hay tiempo para explicaciones, ven, rápido.
Normalmente se lo que pasa. No es que pueda leer la mente ni nada por el estilo, pero tengo muchas intuiciones, y suelen ser correctas. Supongo que algo había pasado con Chie. No debía dejar a su hija, pero esto era importante.
-Clan, os dejo a Yush a vuestro cargo. Tened cuidado, ya que Daiseki ira a por ella.
Ellos asintieron y me fui del lugar junto a Shiro. Llegamos pronto, y vi lo que me temía. Chie estaba herida, no podía caminar y además parecía estar enferma. Me acerqué a ella.
-¿Daiseki?
Ella asintió. No había tiempo para más preguntas por el momento. Empecé a emitir un brillo blanco-azul.
-No lo hagas.
Fue ella, Chie, quien me detuvo.
-No lo hagas. Ya me has dado una segunda oportunidad hace tiempo y no puedo depender de ti siempre. Además, si me recuperara a costa tuya otra vez me sentiría mal.
-Entiendo que digas eso, pero tampoco te voy a dejar así. Tenemos que llevarte a un lugar seguro.
Ella cerró los ojos. La llevamos entre Shiro y yo hasta el clan. Allí me quedé junto a ella un buen rato, cuidándola. Luego recordé sobre el cazador. Veamos…si iba a por los hermanos y Shinseki significaba que quien hizo el trato fue alguien que tenía algo en contra con ellos…Y creo que solo hay un número muy limitado de lobos que los odien. Conocidos, amigos y familiares de Zenku, si es que tenía. Tengo que ir a hablar con Sadame.

(Sadame)

Me pase mucho tiempo durmiendo. No tenía nada interesante que hacer por el momento…No podía ver a mi hermano y tenía que esperar a que Sky viniera a mí. Tampoco tenía ganas de ver a nadie en concreto. Todo estaba muy tranquilo. Demasiado. Me di cuenta de que había un extraño olor en el aire…El olor de mi amiga, la que me ayudó…Pero olía diferente. ¿Salir o no salir? Esa era la cuestión. Ahora hay peligro por todas partes, pero no podía quedarme allí. Ese olor era…demasiado extraño. Salí, procurando que nadie me viera y que no hubiera peligro en ninguna parte. Luego seguí el rastro de mi amiga. A medida que me iba acercando iba reconociendo ese olor. Sangre. No tenía hambre en ese momento, pero me alarmó ligeramente y empecé a caminar más rápido. El olor era cada vez más fuerte. Cuando llegué…ella… ¿por qué…? Simplemente… ¿por qué la habían ahorcado? Además en aquel lugar me vino oro olor familiar…el… ¿cazador? Si…seguro que fue él el que la ahorcó…para atraer mi atención. Entonces debía estar cerca de mí, apuntándome en este momento. Me acerqué a su cuerpo sin vida que estaba colgado por el cuello a una rama alta. Conseguí soltarla de la cuerda, haciendo que su cuerpo cayera junto a mí. Al menos…no seguiría ahí arriba...Estaba claro que ya estaba muerta. Por lo visto llevaba ahí…horas…y yo sin saberlo…Quiero acabar con esto, no quiero que nadie más resulte herido por culpa de esta horrible persona…
-Bueno, bueno, aquí estás pequeña escurridiza. Al fin acabaré contigo.
No me aparté de al lado de mi amiga. Conocía bien esa voz. Ahora si estaba acabada, no hay forma. A menos que Sky llegue a tiempo, como siempre…Pero ni entre los dos podremos…

(Sky)

Estábamos de camino. Había pedido a Seishi que viniera conmigo por si acaso, además se alegraría de ver a su hija. Seishi es tal y como la recuerdo, una feroz guerrera. Los años han pasado por ella, pero eso no significa que sea más débil. Seguimos un rastro de sangre con un olor desconocido y el de Sadame. Vimos lo que me imaginaba, el cazador atacaba de nuevo. Pero esta vez éramos tres contra uno y le íbamos a acorralar. Seishi quería atacar y ayudar a su hija, pero no podíamos. Además ella ya nos había visto y se le habían iluminado los ojos. Nos dará la señal de saltar pronto.

(Sadame)

No me imaginaba que nuestra madre fuera a venir…pero me alegró mucho. Al fin podríamos atacar y descubrir al cazador. Cuando él iba a disparar yo me moví rápidamente y les di la señal de salir. Saltamos los tres a la vez a por el hombre, que, extrañamente, estaba sorprendido. Estaba tan concentrado en mí que no se había dado cuenta de que otros lobos esperaban. Conseguimos acorralarle. Sky se encargó de preguntar y amenazarle.
-¿Quién te ha contratado?
-No lo puedo decir. –Me sorprendió que pudiera entender a un lobo, pero a Sky no-
-Dilo. O te destrozamos aquí mismo.
-Jamás lo diré.
Cogió un puñal escondido e intentó atacar a Sky, aunque este ya parecía esperárselo y lo esquivó con facilidad. Luego el hombre intentó huir, pero no llegó muy lejos. Sky tenía sus colmillos en la garganta del cazador. Le valía con cerrar la boca y aquel hombre iría lejos. Repitió su pregunta, pero él solo dijo un color. Negro. Ni Seishi ni yo entendimos que significaba, pero Sky sí lo debió entender. Sonrió siniestramente y apretó fuertemente su mandíbula. El cazador ya no existía. Sky se fue caminando, con una sonrisa de satisfacción en su cara.
-Venid, vamos a por el traidor.
-¿Quién es? –me sentía curiosa-
-Ya lo sabrás. Pero creo que te haces una idea de quién puede ser.
Si, tenía una vaga idea de quién podía ser. Por el momento nos iríamos al clan Shin’en.

(Sakiro)

Después de estar tan solo, no pude evitarlo. Me escapé del clan. Me llegué a librar de mi vigilante y ocultarme. No fue tarea fácil, pero así podré ver a mi verdadera familia. No tenía muy claro hacia dónde ir al principio, pero luego se me ocurrió ir al clan contrario. Tendría que evitar ser visto, pero seguro que por allí estaban los que me importaban.

(Sadame)

Llegamos al clan. No había nadie, estábamos completamente solos…a excepción de un lobo azul que se había colado entre algunos matorrales.
-Sal de ahí, no hace falta que te escondas –le dije-
Mi hermano vino hacia nosotros. Nos echábamos de menos y al fin podíamos estar juntos. Además lo del cazador estaba solucionado…
-Así que realmente si estabais juntos.
Esa voz… ¡Shinseki! Nos había estado espiando para ver como reaccionábamos…Sky fue el primero en contestar.
-Ni que te importara, viejo. Ahora todos sabrán la verdad, no hay más remedio.
¿Pretendía que dijéramos la verdad?...No me dio tiempo ni a decirle nada, ya que nos llevó al lago. Mi hermano, Sky y yo subimos a una roca alta de las del lago y él nos contó su plan. Si decíamos la verdad, sería muy probable que hubiera una guerra. No pelea. Guerra. Entre clanes. Pero ya no podíamos escoger, habíamos sido descubiertos. Era momento de pelear sin esconderse. Sin ocultarse. Sin mentir. Solo la verdad.
-Decid la verdad ya.
Daiseki apareció al otro lado del lago, con su clan entero detrás. Ahora estaban todos presentes. El clan Shin’en, el Daiya, y seguro que el Soramizu estaba observando también. Yo no aguanté más y grité.
-¡Somos hermanos y pertenecemos a clanes rivales! ¡¿Os parece suficiente?!
-Pero eso no…-Shinseki empezó-
-¡¿Acaso hay realmente una regla que impida esto?! ¡Sadame es mi hermana y yo no pienso renunciar a ella por el clan! –lo cortó Sakiro-
Todos quedaron en silencio. Ya está. Ya contamos la verdad. La pura verdad. Luego muchos lobos de los clanes empezaron a discutir, a quejarse, a gruñir…pero todos estaban de acuerdo en algo. Esto había ido demasiado lejos y había sido el detonante de la guerra. Todos estaban esperando poder pelear en una guerra, y se estaban conteniendo. Pero esto fue la gota que colmó el vaso. Era el principio de la guerra. La guerra entre tres clanes. Guerra por dominancia, por invasión, por pelea, por destrucción. El clan Soramizu participaría, procurando acabar con los líderes para poder colocarnos a nosotros y deshacer el rencor y el odio de los clanes. La Guerra había comenzado.


Spoiler: Capitulo 7 • mostrar

(Sky)

Después de que hablaran y revelaran la verdad, me fui al centro del lago. Todos estaban haciendo ruido, gruñendo…Llamé la atención de todos aullando. Cuando vi que era el centro de atención, hablé.
-Shinseki, Daiseki. Tenéis pensado hacer una guerra. Lo sé. Pero vuestros clanes tendrían que prepararse. Si vais a luchar, que sea dentro de dos noches. No se hable más, no seré flexible sobre esto. Si no me hacéis caso…bueno, no voy a dar detalles.
Varios lobos empezaron a abuchear, pero los jefes captaron el mensaje rápidamente. Se dieron cuenta de que yo también era jefe y me respetaron. Entonces se retiraron. Todos se marcharon, y nos quedamos Seishi, los hermanos y yo. Vi un lobo negro que iba al final del grupo Shin’en. Antes de que nadie pudiera darse cuenta, me abalancé sobre él.
-Noraku ¿Cierto?
Él no sabía que decir. No sabía por qué le atacaba, pero yo tenía mis razones.
-Confiesa. Dilo tú mismo. Se la verdad, y si no lo dices tú, lo hare yo.
Entonces se quedó de piedra. Tal y como sospechaba. ¿Demasiado obvio no? Los hermanos y su madre se quedaron mirándome extrañamente. No sabían a que me refería. Noraku tampoco tenía intención de hablar, así que me expliqué brevemente.
-Él hizo el pacto con el cazador. Él quería deshacerse de los hermanos por rencor. Por su mejor amigo, que le contagio la rabia y el rencor que sentía. Y deshacerse de Shinseki para ocupar el puesto que su amigo no pudo poseer. Todo por rencor, rabia, ira, desprecio, miedo…Una mezcla de sentimientos. No sé cómo consiguió hacer el pacto, pero lo hizo. Ahora el cazador esta en otro mundo y Noraku debería ir con él, pero solo lo echaremos.
Le deje algo más libre para que pudiera levantarse del suelo. Bajó la cabeza, mitad arrepentido, mitad furioso porque su plan no funcionó.
-Vete de aquí. No soy tu jefe, pero no voy a permitir que sigas aquí, no lucharás. Vete.
-¡No tengo por qué obe…!
-¡Que te vayas!
Le gruñí y enseñé los dientes, furioso. No suelo cabrearme, pero esto es pasarse. Él se asustó mucho y salió corriendo. Como le vea en la guerra no acabará bien…Por el momento no teníamos nada que hacer, solo prepararnos. Y ya que los hermanos se habían quedado sin clanes, los llevé conmigo. Nos entretuvimos un rato, los presentamos al resto del clan Soramizu. Kura y Shiro parecían estar muy contentos de tener amigos que fueran “como ellos” por así decirlo. Luego me puse serio, y les comenté a los hermanos que deberían acabar con sus jefes, y que, ya que no eran capaces de atacar a sus jefes, que Sadame atacara a Daiseki y Sakiro a Shinseki.
-Aun así, puedo pelear, pero no quiero ser una asesina –Sadame no quería acabar con nadie-
-Lo mismo digo, me sentiría demasiado mal –coincidió su hermano-
-Entonces, ¿Qué tal si agotáis a los líderes y que luego se ataquen entre ellos?
Ellos aceptaron la propuesta. Bien. Ahora solo me quedaba comprobar que Chie pudiera luchar. Se había recuperado muy rápidamente y ya podía combatir. Aceptó, pues, luchar en la guerra. Su hija estaba con ella.
-Yo también quiero ir, no voy a separarme de mi mami –Yush parecía decidida-
-Pero no queremos arriesgarte…-quería hacerla entrar en razón-
-No soy tan débil como pensáis. Que sea pequeña me da ventajas. ¡Además soy también parte del clan, no puedo quedarme atrás! –no aceptaba un no por respuesta-
-Está bien, pero ten cuidado –solo pude aceptar-
-¡Claro, no os preocupéis!
Estaba feliz de poder participar junto al resto del clan. Mientras fuera con Chie no correría peligro. Más tarde volví junto a los hermanos. Me habían dicho que querían volver a sus clanes, a escondidas. También Shiro y Kura querían ir con ellos, él con Sakiro y ella con Sadame. Acepté con la condición de que no les viera nadie. Ellos se fueron y nosotros nos retiramos a dormir. Esto iba a ser duro…

(Sadame)

Kura volvió conmigo. Conseguimos infiltrarnos sin que nadie nos viera, aunque tampoco había demasiada actividad. Parecía que todos habían ido a la cueva del jefe…Nos quedamos a dormir en una cueva cercana hasta la noche siguiente. A ella se le hacía raro dormir durante el día, ya que era cuando se dedicaba a hacer su trabajo de informante. De todas formas, nos dormimos pronto…Y nos despertamos debido al ruido de la noche. No era ruido normal. Muchos aullidos y gruñidos…Salí disimuladamente de la cueva y me quedé horrorizada. Los clanes no habían cumplido la promesa de Sky. Estaban luchando en la guerra…Kura y yo subimos a un lugar bastante alto como para ver mejor…Sí, estaban luchando, atacándose, mordiéndose. Es más, parecía haber empezado hace rato, porque ya habían varios cuerpos de lobo sin vida por el suelo. Entre ellos conseguí distinguir un bulto negro…Noraku…Se supone que se había ido…es posible que nos buscara para poder atacarnos a nosotros, pero había muerto antes de vernos siquiera…Lo tenía merecido, sinceramente. Mire a mi compañera.
-Deberías ir a informar a Sky. Yo hare mi trabajo mientras. Ire a por Daiseki.
-¿No crees que es un suicidio ir tu sola?
-¿Estás segura? Yo creo que mi hermano no habrá pasado esto por alto.
Ella asintió y se fue a avisar al clan que faltaba. No me equivoqué y pronto vi dos lobos, uno azul y otro blanco y negro. Mi hermano y Shiro. Bajé del lugar y me metí de lleno en la guerra…

(Kura)

Mientras corría por lo alto, me fijé en la batalla. Era espeluznante, todo era violencia sin sentido, sangre por todas partes sin motivo real. Espero que esto acabe pronto…Tardé un rato en llegar junto al resto del clan. Todos estaban tranquilos, sin saber lo que ocurría, ya que desde allí no se oía el ruido de la guerra. Llegue junto a Sky temblando y nerviosa. Él se alarmó.
-No hay…tiempo, la guerra…
-¡¿Han comenzado?! No me imaginaba que fueran a caer tan bajo como para romper una promesa así… ¡Clan, es hora de actuar!
Cuando dijo esto, todos los lobos presentes aullaron a la vez. Salimos directos hacia la batalla. No podía evitar pensar en mi hermano…espero que esté bien…

(Sakiro)

Estábamos en medio del caos. Shiro fue quien se dio cuenta de que algo iba mal, demasiado ruido para estar durmiendo. Una noche antes de lo prometido estalló la guerra. Estaba buscando a Shinseki. Necesitaba agotarlo para que luego Daiseki y él se remataran. También buscaba a mi hermana, recuerdo haberla visto en lo alto de una especie de montaña. Ella me vio y fue hacia aquí, espero encontrarla pronto. Por el momento apenas podía pensar, solo esquivar ataques por todas partes y de vez en cuando pegar algún mordisco. Pero Shiro y yo nos manteníamos aparte como podíamos, no nos interesaba ser asesinos. En cambio, la mayoría de lobos parecía disfrutar con aquello. Horrible. Al final conseguí ver a Shinseki en algún lugar cercano al lago. Este era el lugar de referencia para saber la posición de los lobos. Conseguí llegar hasta él, aunque me fijé en que él ya estaba peleando…contra Daiseki. Ambos tenían algunas heridas y se miraban fijamente. Antes de que volvieran a atacarse, yo fui a por Shinseki. Este estaba algo distraído y no se dio cuenta de mi ataque hasta que le mordí una pata. Se escapó y luchó contra mí. Shiro estaba cerca, vigilando que nadie interrumpiera mi pelea. Al principio le veía bien, pero llego un momento en el que desapareció. Daiseki tampoco estaba en su lugar, pero si estaba con alguien. Sadame. Ella también había encontrado a su objetivo, ahora solo quedaba hacer nuestro trabajo. Pero yo solo pude concentrarme en mi batalla contra el jefe rival.


(Sky)

Nada más llegar localicé a los hermanos, que estaban luchando con sus jefes. Si necesitaban ayuda, iríamos. Por ahora había que concentrarse en defenderse, pero sin matar a nadie. Tan solo queríamos intervenir e intentar agotar a los lobos para que dejaran de luchar. Miré hacia atrás y vi a Chie…pero…su hija no estaba con ella. Intenté hablar con Chie, pero ella no se había dado cuenta de nada. Yush había desaparecido en plena batalla.
-Tenemos que buscarla, rápido.
No hacía falta que lo dijera. Chie y yo fuimos por separado a buscarla, mientras el resto del clan Soramizu intentaba “calmar” el ambiente. La buscamos por todas partes, pero no la vimos. No se había quedado atrás, ya que recuerdo que entró en la batalla pegada a su madre. Donde… ¿Dónde podría estar? Me preocupa lo que pueda pasarle estando sola…
-¡Sky!... ¡La…la huelo, encontré a Yush!
Me dejé guiar por ella. Al principio me costó identificar su olor…luego me di cuenta por qué. Al menos Chie no se equivocaba. Pero yo lo que olía era otra cosa…Llegamos a un lugar ligeramente apartado del foco de la pelea y la encontramos. Estaba herida. Una herida en el cuello. Si no la curábamos…sería mortal. Inconscientemente me acerqué a ella y emití ese brillo especial. Grave error por mi parte. No pensé que podría haber un enemigo cerca. Cuando uso el poder estoy expuesto a cualquier ataque, por débil que sea, me afecta gravemente. No me di cuenta de lo ocurrido hasta que vi caer una gota de sangre en mi cara, lo cual me desconcentró y me di cuenta de lo que ocurría. Chie si se dio cuenta…Chie…había recibido el golpe por mí. Un ataque rápido y mortal. El lobo rival también cayó entre sus colmillos. Ambos se habían mordido fuertemente en el cuello, sabiendo que esas heridas son las únicas realmente mortales. El rival murió en el acto. Ella aguantaba, pero le costaba respirar. Chie…

(Sadame)

Fui la única que vio lo que pasó. Ya no solo por mi misión ataqué a Daiseki. Ver a Shiro…morir atacado a traición por Daiseki…me hizo darme cuenta de lo que ocurre. Realmente solo quieren acabar con todos y con todo. Da igual que no se conozcan, solo pelean. Cuando vi a Shiro, me acerqué a él, queriendo hablar, él también se acercó a mí…pero nunca llegamos a entablar conversación. Dai le había atacado a traición. Y no solo le atacó. Lo destrozó. Le hizo sufrir. No soy capaz a dar más detalles. Shiro…Te vengaré. Tu gemela no sabe nada de esto, pero yo llevaré la venganza. Ataqué furiosa al jefe del clan Daiya con todas mis fuerzas. Realmente esto hizo que la pelea fuera corta. Normalmente habría durado bastante, ya que un jefe es un gran rival, pero lo que vi me hizo enfurecer. Apenas necesité unos segundos para agotar y herir a Daiseki. Además fue él el que se retiró de la pelea. Cobarde. Espero que Shinseki le dé una buena paliza. Se la merece.

(Seishi)

Yo era la guía del grupo junto con Kura cuando Sky y Chie se tuvieron que ir. Por el momento no pasaba nada fuera de lo normal. Nuestros lobos estaban más entrenados que los clanes del norte y el sur, así que por suerte nadie de nuestro bando sufrió grandes heridas. Estuve todo el tiempo vigilando las peleas de mis hijos, dispuesta a luchar si era necesario. Sadame estaba realmente enfadada y no tenía problemas para luchar con Daiseki, pero su hermano luchaba contra un jefe con más experiencia, aunque solo fuera por un año. Shinseki era algo más hábil que él. Hasta el momento no había acudido, pero cuando vi que Shinseki atacaba con intención de acabar, reaccioné y le embestí. Conseguí desviar su golpe y le hice chocar contra un árbol. Luego Sakiro y yo atacamos a la vez y el jefe no pudo evitarlo. Le dejamos muy débil. Realmente no parecía que los jefes fueran muy fuertes, ya que Sadame también había terminado su parte del trabajo. Yo me separé de ellos e intenté volver al clan, aunque un lobo salió de alguna parte y me atacó. Recuerdo haber contraatacado. Recuerdo haberle dejado inconsciente. Luego miré al cielo y vi un trocito de sol que asomaba. No recuerdo lo que pasó después, solo algo negro, de repente.

(Sadame)

Mi hermano y yo vimos en final de la guerra en nuestros jefes. Se habían vuelto a encontrar y se miraban con odio. Mucho odio. El odio entre Aiseki y Nikuseki estaba en ellos. Solo hubo un golpe, veloz, fuerte, y decisivo. Se habían atacado entre sí en el único punto mortal, en la garganta. Y así murieron. Enganchados el uno al otro por la garganta. Se podría decir que habían muerto…felices. Cumplieron su “objetivo” en la vida. Y con esto los clanes se deshicieron para siempre. Sin descendientes no podrían continuar la guerra, de forma que era el momento de aprovechar para juntar el norte y el sur de una vez. Suponiendo lo que debíamos hacer, fuimos al lago. Nos subimos a nuestras rocas correspondientes. También vimos que ya había muy pocos lobos luchando. Casi todos estaban inconscientes, otros muertos y otros se habían retirado. Nos dimos cuenta también de que lo que se reflejaba en el lago era el sol, no la luna. Era de día. Había llegado la hora de acabar con todo. Aullamos juntos, a la vez, como si selláramos un pacto de paz. El comienzo de una nueva era de paz había empezado. El fin de la guerra había llegado.


Spoiler: Epílogo • mostrar

(Sky)

Después de “sellar” el pacto de paz entre clanes, que los convertía automáticamente en jefes de los clanes, oyeron mi aullido y otro aullido de respuesta.
Los hermanos acudieron a mi llamada. Al menos así podrían ver lo que iba a pasar…Yush estaba inconsciente, pero Chie todavía podía hablar. Ambos sabíamos el dilema que yo tenía. Con heridas así, yo solo podía curar a una de ellas dos.
-Sky…te devolví el favor…pero ahora quiero que…-le costaba hablar y respirar-…ayudes a mi hija. Ella no me lo permitiría, pero tú ya me diste una segunda oportunidad…dásela ahora a Yush. Por favor…
-Chie…Está bien.
Volví a concentrarme y volví a brillar. Esta vez sí pude conseguir el saquito con el líquido, que era mi fuerza. Se lo eché a Yushiru por encima, y ella, aunque no abrió los ojos, se movió ligeramente. Ya había tenido efecto. Nada más acabar, me tumbé al lado de Chie para despedirla.
-Chie, te echaré de menos…Pero no tardarás en volver.
Cuando ella escuchó estas palabras, asintió y cerró los ojos. Su alma se escapó lejos de aquí. Yo podía sentirla. Luego me acordé…yo la había ayudado una vez. Cuando iba a ayudarla por segunda vez, cuando la atacó Daiseki, ella rechazó mi ayuda. Y por último se sacrificó por mí. No, no era suficiente para regresar su alma…Pero si podía hacer algo por ella, sin que nadie se diera cuenta. Puedo sentir las almas de los más cercanos a mí, a los que más quiero y me importan. En este momento la notaba, estaba cerca, todavía no había ido al lugar que le correspondía. Concentré mi mente y conseguí desviar el rumbo de su alma. Como dije, no era posible regresarla a su cuerpo…pero si a otro. El de Yushiru. Conseguí llevar el alma de Chie al cuerpo de su hija. La pequeña no sentiría nada, no sería algo que la molestara, pero así podría tener todos los recuerdos y compartir pensamientos con su madre. Su alma y el de Chie convivirían juntas en el cuerpo de la pequeña loba. Ella no se movió en ningún momento, aunque creo que si notó lo que ocurría. Chie se había ido…pero no del todo. Jamás se perdería. Todos quedamos en silencio, mirando el cuerpo sin vida de Chie. Luego me centré otra vez en Yush. Tenía que recuperarse pronto y yo le contaría lo ocurrido. Unos segundos después oímos un aullido muy agudo…como si alguien estuviera…llorando. Era…Kura. Seguimos su voz…y…Shiro también. Shiro también se había ido, pero para él no había oportunidad. Hacía tiempo que su alma se había ido. Kura estaba pegada a él, llorando. El primero en reaccionar fue Sakiro. Se acercó a Kura y empezó a consolarla. Le limpió las lágrimas. Ella se apoyó en su hombro y allí siguió llorando mientras él seguía limpiándola, ya que tenía algunas manchas de sangre de su gemelo. Aparte de lo superficial y lo sentimental…yo vi que Sakiro lo hacía con…amor. Él quería mucho a Kura y no soportaba verla así. Yo tampoco soportaría ver así a Sadame. Luego yo me acerqué al cuerpo sin vida de Shiro y le limpié la sangre. Había luchado y recibido un ataque traicionero, según nos contó Sadame. Al menos su asesino también estaba lejos. Muy lejos. Por último me fijé en Seishi. Estaba allí, pero no decía nada y miraba al suelo. Justo en ese momento me di cuenta de lo que le pasaba…Me fui con ella para comprobarlo. La llamé lentamente por su nombre. Ella tardó en reaccionar y mirarme. Sus ojos estaban…vacíos. Estaba diferente. Sí…Seishi estaba ciega. No lo vi hasta ahora, pero su forma de reaccionar…reaccionaba a los ruidos y las voces, no a lo que debía ver.
-Seishi… ¿Qué pasó?
-No lo sé Sky, no lo sé.
Volvió a mirar al suelo. Hasta ahora estaba intentando ocultarlo. Ella sabía que estaban pasando cosas más graves que su ceguera, y no quería preocupar a nadie. Pero a mí no se me escapa ningún detalle. Por el momento no les dije nada a sus hijos. Ya estaban bastante afectados por lo de Chie y Shiro.
Paso el día. Enterramos a Shiro como debía ser. Los hermanos se enteraron de la ceguera de su madre, aunque seguíamos sin saber por qué le había pasado eso. Lo último que ella recuerda haber visto era el sol. No sacamos nada en conclusión. Por último decidimos renombrar a los clanes, que se habían unido. Decidimos el clan Negadai. Una mezcla de palabras. Hermanos y deseo. El deseo de los hermanos, paz entre clanes. El clan Soramizu siguió vigilando, para mantener estable el pacto.
Pasaron días y todo se fue tranquilizando. Los hermanos consiguieron convencer a los lobos supervivientes de la guerra de que la unión era lo mejor para ambos grupos. Al final convencieron a casi todos, y los que no, fueron expulsados del bosque. Todo volvía a la normalidad. Yushiru se recuperó y se enteró de que convivía con el alma de su madre. No lloró, ni gritó, actuó como una adulta. Yushiru era muy valiente…Shiro tampoco fue olvidado. Al final resulta que Sakiro y Kura quedaron juntos. Desde la muerte de Shiro, Kura había visto en Sakiro la mejor compañía. Se querían. Mucho. Al principio era amistad, pero realmente se llegaron a enamorar. Sadame, por otro lado, siguió conmigo, y yo con ella. No nos separábamos. Era oficial que éramos pareja. También nos ayudábamos con nuestros papeles de líderes. Todo se volvió tranquilo y por fin pudimos estar juntos para siempre. Como todas las noches, fui al lago y ella estaba ya esperándome. Me senté junto a ella. Sadame se apoyó en mí, y me miró con cariño.
-No te perderé, nunca.
-Nunca. –La miré también de forma cariñosa-
Luego nos quedamos allí, viendo el amanecer. El amanecer de una nueva era de tranquilidad. La era del clan Negadai.


Fin de "La guerra de los clanes"

Abby

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Re:[Novela] "La guerra de los clanes" y "Gisei & Fenishi"
« Respuesta #3 en: 23 de Marzo de 2012, 12:58:32 am »
Gisei & Fenishi

Narrador: Gisei

Estado: Sin finalizar

Spoiler: Capitulo 1 • mostrar

Íbamos tranquilamente por aquel pueblecillo. Por suerte para nosotros había tranquilidad, algo difícil de conseguir cuando eres alguien famoso. Mire a la pequeña ave que se apoyaba en mi hombro.

-Tranquilo Fen, aunque sea mi pueblo nadie nos reconocerá. Hace años que no vengo y todo es nuevo aquí –le murmuré-.

El ave asintió lentamente. Intentaba disimular que estaba ahí, a pesar de que no hacía falta, porque nadie le podía ver. Solo yo. Entramos en una pequeña caseta en la que servían comida. Llevábamos días viajando y echaba de menos la comida ya preparada. No es muy agradable cazar. La persona que estaba en el puesto me miro con desconfianza. Es lógico, llevaba mis espadas en la espalda, tenía el pelo revuelto, llevaba una indumentaria extraña para el pueblo y era una mujer. Tendría que haberme cambiado mi capa roja por algo más discreto y arreglarme un poco. Le devolví una mirada seria y tranquila, aunque él se asustó. Me sirvió un plato rápidamente y me mando que me marchara de su puesto. Si, ciertamente nadie me conocía y desconfiaba de mí. El animalito de mi hombro me susurro al oído:

-Recuerda a que hemos venido. Debes ir allí y buscar donde te dije. Por fin podremos encontrar algo que nos ayude con Los Elementos.

-Lo sé, no me presiones. Sabes que por ser mi pueblo le tengo cierto temor y recuerdos desagradables. No olvide lo ocurrido hace…

-Sí, sí, pero date prisa –él estaba impacientándose-.

Paseamos un poco por el lugar antes de ir a nuestro destino. Hikaso no parecía haber cambiado en cuanto a la sociedad en estos últimos 12 años. Siguen siendo los mismos puestos en los que te atienden mujeres u hombres mayores. Las mujeres trabajando en labores de la casa o sirviendo comida, excepto las de la “nobleza”. Quizá por eso la gente me miraba de forma extraña. Una mujer joven como yo, con una capa roja y dorada, dos espadas y el cabello revuelto era algo chocante para ellos. Insisto en que tiene ventajas que ningún superviviente me conozca. Esto me evita tener que ocultarme del “rey” y su ejército. Una vez llegamos a las ruinas de la casa que buscábamos, nos quedamos de piedra. Alguien había excavado en el suelo en busca de algo…posiblemente buscando lo que nosotros necesitábamos. Había varios agujeros en diferentes lugares, lo cual probablemente significaba que no debieron encontrar lo que querían. Mi pequeño acompañante se bajó de mi hombro y empezó a investigar los huecos entre las ruinas quemadas. Enseguida regreso conmigo.

-Buscaron mucho, pero no parece que se preocuparan del todo por ello. Lo que buscamos está allí –señalo un punto cerca del centro con una de sus alas-

-Algo destaca y parece brillar, ¿Eso es el mapa?

-Eso parece y…

-Sospechoso. Quien quiera que estuviera aquí no es tan tonto como para dejar algo así a la vista, llamando la atención. Puede ser una trampa.

-Pero lo necesitamos como sea. Además tú sabes defenderte y yo siempre te puedo echar una pata.

Dude un segundo, aunque enseguida fui al lugar y cogí rápidamente el mapa enrollado que había allí. Nada ocurrió. Todo seguía normal. Me lo guarde en el interior de mi capa y salí lejos de allí lo antes posible. Luego fue cuando me di cuenta de que apenas había gente en la calle. Tan solo pasaba algún mercader tímido por el pueblo. Seguimos caminando hasta que llegamos al centro del lugar. Note que el suelo temblaba. Solo puede ser una cosa. Aquí nunca ha habido terremotos, así que el mapa si era una trampa, o teníamos muy mala suerte, porque ese temblor correspondía a unos caballos, con sus jinetes. Estos caballos negros se acercaban a la multitud que estaba reunida en el centro. Por lo que me contaron, un joven del pueblo vio acercarse a los animales y aviso a todo el pueblo, que se había reunido. Todos miraban, algo sorprendidos a los recién llegados. Nada más ni menos que cinco caballeros negros armados del rey. El que parecía ser el líder se adelantó y le pregunto formalmente a una señora que si había visto a una mujer con capa roja y pinta de forastera por el pueblo. Ella temblaba de nervios, ya que le tenía algo de miedo, pero le dijo la verdad, que no la había visto. El hombre no la creyó al ver su tembleque y la amenazo. La señora volvió a repetir lo que había dicho, pero más nerviosa, así que él bajo de su caballo. Se acercó a un niño y lo cogió por el cuello.

-Dime la verdad o nos llevamos al crio, y ya sabes lo que les pasa a los prisioneros –dijo, mientras sacaba su espada-.

Entre la gente reunida se oyó un grito de miedo y alguien se desmayó. La pobre mujer no sabía qué hacer. Decía la verdad, pero se llevarían al niño. Entonces fui yo la que dude. Claramente me buscaban a mí, si saliera me intentarían atrapar. Si no, el niño no aguantaría mucho más aquí. No soy una temeraria, pero tampoco lo pensé mucho. Yo me puedo defender, y el chiquillo no. Además no quiero causar problemas. Decidida, camine hasta el caballero y este sonrió al verme.

-Sabíamos que estabas aquí, Guardián del Fénix –aun sujetaba al niño-.

-Suelta al chaval, y enfréntate a mi como debe ser. Deja de abusar de los menores –estaba conteniendo mi rabia-.

-Sabes que no tienes derecho a darme órdenes. Tú deberías ser nuestra, y ese fénix también. Aunque está bien, si quieres enfrentarte limpiamente.

Soltó al chico y este fue corriendo con la primera persona que encontró. Nada más que lo vi a salvo, desenvaine mis espadas, lista para luchar. La gente retrocedió asustada y el caballero también se colocó en posición de luchar. Realmente no sé qué tienen de luchadores aquellos hombres. Se lanzó a por mí como un inconsciente. Error. Lo esquive fácilmente y le atrape el cuello entre mis dos espadas, de forma que estaba inmovilizado.

-Esta vez lo dejare pasar. Vete –retire mis espadas y le di la espalda, seriamente-.

Él escapo corriendo a su caballo y ordenó la retirada. En serio, si eso son caballeros, no sé cómo será el rey. La señora que antes estaba asustada, ahora estaba a mi lado, dándome las gracias, aunque todavía temblando.

-No se preocupen, no deberían molestarles más. Todo es por mí, me vinieron a buscar y casi acaba en tragedia.

-No, por favor, señorita, quédese aquí un poco más.

A pesar de que me quería ir pronto, no pude evitar aceptar la invitación. Lo primero que me preguntaron fue mi nombre y de donde venía. Todos fijaron sus ojos en mí. No me gusta ser el centro de atención, pero bueno.

-Mi nombre es Gisei, La Guardiana del Fénix. Pero solo llamadme Gisei. Y por cierto, este lugar es donde nací.

-Perdone, señorita Gisei, pero ¿podría contarnos toda su historia? –mire hacia abajo y vi al niño que había sido atacado-

-Disculpad, pero es que tengo prisa y no es el mejor momento para contar mi historia. Aunque si aquí hay algún superviviente del ataque de hace 12 años…-Me subí un poco la capa y les enseñé una marca de fuego alrededor de mi brazo izquierdo-

-Yo si te conozco…pero tú eras aquella niña que…-un hombre mayor respondía-

-Como he dicho, no puedo decir nada ahora. Pero sí, soy yo. Y ahora me despido. Adiós.

Provoqué cierto humo en el lugar y nadie me vio irme. Tampoco se les ocurriría mirar al cielo, y si lo hicieran, me verían a mí con alas de fuego saliendo de la espalda. Dentro de mi note una vocecilla.

-Ahora tenemos el  mapa, ¿pero acaso sabes dónde están Los Elementos?

-Ni siquiera lo he mirado, necesito un lugar tranquilo –pensé, respondiendo a la voz-

Sobrevolamos en pueblo y llegamos al bosque que había al sur de allí. Una vez aterrizamos, recogí mis alas y el ave volvió a aparecer en mi hombro. El ave fénix. O mejor dicho, su alma. El alma del ave fénix está dentro de mí, aunque a veces sale en forma de ave de fuego. No quema, ya que es como un fantasma, solo yo lo puedo ver y oír. Saqué el mapa cuando me sentí segura y empecé a revisarlo. Los Elementos. Finalmente, como creíamos, eran cinco. Fuego, agua, tierra, viento y vacío. El mapa representaba el reino entero. Nosotros estábamos en la punta suroeste del mapa. Los Elementos venían marcados con sus respectivos colores en diferentes zonas del reino, muy separadas entre sí. El fuego, rojo, en la zona volcánica al noreste. El agua, azul, en una zona de cataratas, al noroeste. La tierra, marrón, al suroeste en las montañas, cerca nuestro. El viento, verde, en la zona sureste, lugar de bosque. Finalmente, el vacío venia representado por el color gris, pero no venía marcado. Aun así, me supuse donde podía estar. Luego me fije, al darle la vuelta al mapa, que tenía un texto por detrás. Se trataba del lugar en el que se encontraban los elementos. Eran como acertijos, pero ya los entenderíamos cuando llegáramos a nuestros destinos, que quedaban algo lejanos de donde nos encontrábamos.

Si Los Elementos quieres usar
Primero los habrás de encontrar
La tierra se halla en la zona más alta
El viento, en la más vasta
El agua, se halla en la zona circundante
El fuego, en la más ardiente
Por último, si todos los recoges en orden
El vacío se mostrará ante ti
No le temas y acabaras con el desorden

-Deberíamos empezar por la tierra, ¿no te parece? –El ave se colocó a mi lado-

-Claro que si, Fen, pero estate tranquilo.

-Tú no eres mi ama, Gisei –respondió desafiante-.

-No, pero tu alma está atada a mi cuerpo y puedo desatarla cuando quiera, y lo sabes.

Él se quedó en silencio, ya que yo tenía razón. Pero si, empezaríamos por la tierra. Nos quedaba bastante cerca y por el texto del mapa se encontraba en el lugar más alto. Las montañas, pero… ¿Cuál de ellas? Eso no lo sabemos. Solo queda ir. No tenemos mucho tiempo, solo tardaran unos meses en preparar un ejército para arrasar lo que queda de reino.



Spoiler: Capitulo 2 • mostrar

-Vamos, Gis, tenemos que ir a por el elemento de La Tierra.

-Relájate, Fen. Sabes que solo puedo teletransportarme a lugares que conozco o he visto. Además las largas distancias me agotan.

-Pero mira, nosotros estamos aquí y tenemos que ir ahí –señalo nuestro destino- y no parece estar tan lejos.

-El mapa es de todo el reino, así que esos pocos milímetros o centímetros, en realidad son varios kilómetros.

Fen quedo en silencio y se volvió a introducir en mí. Note esa sensación de calor por dentro, abrí las alas y empezamos a volar. Tenía una vaga idea del lugar al que debíamos dirigirnos. Existe una famosa cordillera cerca del pueblo, así que debía haber alguna montaña bastante alta. También podríamos preguntarle a algún montañero si es que había alguno. Llegamos a una montaña de cierta altitud y Fen volvió a convertirse en alma de fuego con forma de pájaro. Si existe un lugar tan alto como indica el mapa, yo no puedo teletransportarme hasta allí ni ir volando, por falta de oxígeno me ahogaría. Tenía que acostumbrarme a la altura. Fuimos caminando un rato hacia el lugar más llamativo, y vimos una pequeña caseta al pie de nuestro supuesto destino. Picamos y un hombre alto, fuerte y con aspecto serio nos dejó pasar.

-Disculpe mis modales, pero necesito saber si el pico más alto pertenece al monte de aquí detrás.

El no respondió y se quedó pensativo mirándome fijamente. Me recordaba a algo, pero no estaba segura de a qué. Luego abrió la boca, después de un rato pensando.

-sí, es esa ¿por casualidad buscáis algo allí arriba?

-podría decirse que si –no estaba segura de confiar en el-

-solo hay un templo medio destrozado, no merece la pena.

-gracias por la información, pero debo ir allí.

Después de un tiempo con él, me despedí educadamente y salí. Ese hombre se parecía a…no, no creo que sea eso, serán imaginaciones mías.

-si hay un templo, seguro que La Tierra está allí dentro, escondida –Fen acababa de despertarme de mi imaginación-

-es probable. Por cierto, Fen ¿tú sabes si existe algo que proteja a Los Elementos?

-Si te refieres a una especie de guardián, sí, tengo entendido que cada elemento tiene uno. No estoy seguro de que son, pero la leyenda dice que todos y cada uno de Los Elementos tiene algo que los protege. Podría ser un ser vivo, desde una planta a una persona, un fantasma, cualquier ente animado o incluso el propio elemento puede defenderse por sí mismo, La Tierra causaría terremotos, El Viento corrientes, El Fuego volcanes y El Agua maremotos o cataratas. Pero no te preocupes, eres una maga que controla los cuatro elementos básicos y sabe defenderse por sí sola –empezó a narrar, como si fuera un juglar-

-no me preocupa mi seguridad, tan solo tenía curiosidad. No creerás que pueden vencerme así como así unos elementos, ¿verdad?

-Claro que no. Ah, y ahora que lo dices, se supone que cada elemento esta también guardado en cierto sitio, cerca de su guardián. Además suelen estar bien escondidos, quien sabe, quizá hay algún acertijo o algo parecido –Fen parecía saber mucho-.

-Esto puede ser más interesante de lo que me imaginaba.

Con esto di por terminada la conversación y nos alejamos tranquilamente de la caseta. Cierto es que teníamos algo de prisa, ya que los ejércitos del rey no tardarían más de unos cuatro meses aproximadamente en formarse, y nosotros debíamos encontrar los cuatro elementos básicos, además del Vacío, que no sabíamos su posición, aunque supongo que…viendo el mapa se puede uno imaginar donde estará. Repasemos las posiciones. La Tierra está al suroeste, donde nos encontramos, en lo más alto de una montaña. El Viento esta al sureste, en algún lugar del profundo bosque. El Agua está al noroeste, cerca de las cataratas, probablemente en un lugar de suelo firme rodeado de agua. El Fuego, por último, esta al noreste, en la única zona volcánica de todo el reino (por suerte), y es posible que cerca de estas montañas ardientes. Así que El Vacío solo puede estar en un lugar. Aunque no es seguro, así que por ahora habrá que contentarse con buscar y encontrar los cuatro elementos básicos para luego ver la localización del Vacío. Nos dirigimos hacia el sendero por el cual se escalaba aquella enorme montaña. Al principio no hubo problema, a excepción del ligero cansancio y el hambre. Nos detuvimos varias veces para descansar y cazar algo, a pesar de que allí no había demasiado que comer. Luego, a medida que subíamos, empezaba a costarme respirar, por desgracia arriba no hay demasiado oxígeno y no existe ningún conjuro para mantener esto. Pensaba que solo me afectaría a mí, pero caí en la cuenta de que Fen, al ser puro fuego, se apagaría si no tenía suficiente oxígeno. No hay fuego sin oxígeno. De forma que Fen tuvo que introducirse otra vez dentro de mí. Intente abrir las alas pero no pude, ya que apenas eran unos hilos de llamas. Lo malo de llevar dentro a Fen era que a mí me costaría algo más respirar, pero no teníamos otra opción. Seguimos subiendo y conseguimos llegar al punto más alto, que no tenía sendero. Buscamos el templo que nos había dicho el hombre de la cabaña, pero no lo encontramos. Aun así estábamos realmente en lo más alto de la montaña, así que no podía ser otro sitio. Desde allí se veía hasta el castillo del rey, que era bastante llamativo, en el centro del reino. Se llegaba a ver también parte del bosque y de las cataratas, pero no de los volcanes. Si, este tenía que ser el lugar. Empezamos a explorar la pequeña zona en busca de algún pasadizo o algo parecido que pudiera llevarnos a tal templo. Después de unos cuantos minutos no encontramos nada. Podría ser… ¿una mentira? Quizá nos había engañado…

-Fen, acabo de darme cuenta de un detalle que hemos pasado por alto.

-¿Qué pasa ahora? –parecía haberse puesto muy serio-

-Recuerdas cuando hablamos con el hombre ¿no? Pues si recuerdas bien, dijo “buscáis” refiriéndose a nosotros, pero nadie te puede ver a excepción de mí.

-Es…cierto…entonces eso significa que…-empezó a temblar-

-¿Qué me estas ocultando?

-Bueno, esto…no solo tú puedes verme. También pueden verme los seres relacionados con los elementos, con lo cual sospecho…

-… ¿Qué ese hombre es el guardián de La Tierra?

-Exacto, además, no debe ser una persona normal. Los seres guardianes tienen que ver con los elementos que protegen.

-Entonces ya sé de qué me sonaba esa persona. Esa fuerza, esa resistencia son de…

-Son mías.

Una potente voz me interrumpió. Había sonado muy cercana, pero a la vez extraña. No era una voz humana. Luego oímos un ruido, como si algo se hubiera destrozado. Y luego pisadas enormes. Mi primera reacción fue mirar hacia la caseta que había al pie de la montaña. Claramente, el ruido provenía de la casa, que había sido destrozada completamente. Cuando volví a alzar la cabeza, note detrás de mí una presencia. Me gire lentamente imaginándome lo que me iba a encontrar. Una enorme masa de piedras animadas, prácticamente tan alta como la propia montaña, ya que sus “ojos” estaban a la altura de los nuestros. El guardián.

-No tocareis el elemento de La Tierra, ya que es solo para el elegido. Y yo soy su guardián hasta que esa persona llegue. Soy el golem de piedra protector del elemento –su voz retumbo por la cordillera-.

-Esa cabaña destrozada y ningún cadáver. Una solitaria persona que vive al pie de la montaña en la que se encuentra La Tierra. Esa persona es un hombre fuerte, resistente, serio y poco hablador. Obviamente ese hombre eras tú, que en realidad eres el protector.

Fen pareció algo sorprendido. El golem también se sorprendió por lo que dije. Probablemente nadie normal hubiera relacionado al hombre con este monstruo. Fen luego cayó en la cuenta de por qué yo dije esto.

-Si me has descubierto, entonces debes de ser a la persona a la que esperaba. Pero no te puedo entregar el elemento sin más. Tienes que pasar la prueba de la tierra. Además deberás pasarlo tu sola, nadie te puede ayudar ni acompañar. Con lo cual ese –señaló a Fen- no puede estar contigo, tendrá que quedarse aquí.

Fen hizo caso de inmediato y me dejó a solas con la masa de rocas. Luego note una sensación extraña y me di cuenta de que el golem me había transportado a una especie de dimensión paralela. Al llegar se dedicó a explicarme brevemente la prueba.

-Esta prueba es muy sencilla, tan solo tienes que derrotarme. Cualquier forma vale, daño mágico o daño físico. Pero si usas la magia, solo podrás usar la magia de la tierra, las demás quedaran inservibles. Además, en esta prueba de la tierra, deberás mostrar tu desconfianza.

Nada más terminó de hablar, el campo se convirtió en un desierto. No hacía sol, ni calor. No había nada en el cielo, ni en la tierra. Era tan solo un desierto. El golem terminó de modelar el entorno y se quedó quieto en su sitio. Me estaba cediendo el primer golpe. Dijo que debía demostrar que era desconfiada. Y lo era. Estar 12 años sola, con la única compañía del alma de un fénix que nadie puede ver, me ha hecho que no confié en nadie. Tan solo en Fen. Si me cedía el primer golpe, podía significar que había alguna trampa. Vigilé que no hubiera nada en la arena del suelo. Ni un agujero, ni una línea, ni un movimiento. Todo estaba en completa calma, demasiada calma. Decidí atacar primero con mis espadas, a pesar de que no le harían ni cosquillas. Estuve alerta todo el tiempo en caso de que hubiera alguna amenaza alrededor, pero parecía querer jugar limpio. El único problema era que el golem era tan grande que yo solo le llegaba al pie. Le ataqué con mis espadas, pero no le hizo ni un rasguño. Era lo que me esperaba, pues estaba hecho de pura roca. Con lo cual habría que usar la magia de la tierra. Me separé bastante de él y cuando estaba pronunciando un hechizo para crear grietas en el suelo, él me atacó. No usaba su fuerza, como yo esperaba, sino que, al igual que yo, estaba usando su magia. No me esperaba esto, realmente. Si tú vieras a alguien que es enorme, tiene una gran fuerza y es duro, no creerías que ese alguien usaría magia. Pero era lo que estaba pasando. Reaccioné a tiempo de saltar fuera del abismo que había creado y fui a parar cerca del borde. El problema es que tampoco creía que fuera tan rápido. Yo ya había empezado a conjurar y estaba cerca de acabar, en cambio, él había usado un hechizo parecido al mío y lo había concluido en apenas unos segundos. Era más peligroso de lo que pensaba. Eso no iba a afectar, de todas formas, necesitaba ese elemento, y ahora sabía que realmente los elementos tienen guardianes y pruebas. Me concentré en hacer un hechizo rápido de distracción, que abriría unos huecos en la arena, pero nada importante, solo era para crear otro mejor. El golem pareció picar al principio, pero enseguida se dio cuenta de que era algo poco preocupante, pero reaccionó tarde y yo ya había abierto un abismo como el suyo en el suelo. Por desgracia para mí no era lo suficientemente grande como para que monstruo se  cayera dentro, pero lo retuvo un tiempo. Cree una barrera de defensa y me prepare para levantar una tormenta de arena. El golem consiguió salir antes de que yo terminara mi tormenta y me lanzó varias rocas, que mi escudo destrozó, ya que por suerte, él no se había enterado de que me había protegido, y además la barrera es invisible. Lancé la tormenta de arena en forma de ciclón encima de él. También era una simple distracción, tengo entendido que los golems no ven demasiado bien en estas circunstancias, pero este era un caso especial. Me había confiado demasiado en la tormenta y no me di cuenta de que él estaba preparando otro ataque. Lanzó una ola de arena encima de mí y no tuve tiempo a apartarme. Tan solo pude crear otra barrera para poder respirar allí debajo. Cuando creí que había salido, oí un ruido del suelo. Otro abismo, y de este no me podría librar. El agujero se tragó toda la arena, aunque conseguí agarrarme a un borde. La arena estaba cayendo encima de mí pero aguantaba con las fuerzas que tenía. Por fin toda la arena se fue y vi al golem, tranquilamente de pie. Parecía estar seguro de que yo me iba a caer a su foso, pero se equivocaba. Logre ponerme en pie sobre el suelo, pero estaba bastante cansada. La magia agota fuerzas y no es infinita, llega un momento en el que no puedes ni moverte. Al menos no había llegado a ese punto, y el golem, que parecía no haberme visto, sufrió mi ataque. Sabiendo que ni las tormentas ni los fosos le afectaban, opté por usar uno de los mejores hechizos de la tierra, y luchar a iguales. Cree mi propio ser animado a partir de la arena, e incluso de alguna roca que conseguí crear artificialmente. Luego transmití su fuerza a mí misma. No había usado este hechizo primero porque agota bastante, y no sabía si le afectarían mis otros recursos. Me acerqué tan rápido como pude a su pie, me lancé corriendo y le conseguí empujar con la fuerza de mi golem y tumbarle. Se levantó bastante polvo y una corriente, pero resistí donde estaba. Él parecía no tener vida (si es que antes la tenía) y sus ojos no brillaban como antes. Seguro que lo había derrotado, aunque se me hacía extraño haberlo derrotado así, sin más. Y tampoco me entregó el elemento, como se supone que debía de ser. Caminé hasta estar cerca de su “cara” y luego una vocecilla interior saltó.

-No vayas, es una trampa.

Luego me acorde. “Deberás mostrar tu desconfianza”. Eso dijo el golem. Decidí seguir acercándome, algo más insegura, y con la voz repitiendo que no fuera. Llegó un momento en que estuve en su hombro. Vi que se movía, que “respiraba”. Hui inmediatamente de allí, pero era tarde. Él, más rápido que yo, me había agarrado con su enorme mano. Desconfianza. Por eso lo había dicho, no debería haber estado tan segura. Estaba atrapada completamente, no podía mover el cuerpo y apenas podía respirar. Me estaba ahogando. Pero aquel ser parecía preferir divertirse conmigo que acabar conmigo en el momento. Me lanzó por los aires como su fuera una pelota de malabares y después me tiró al suelo con fuerza. El suelo era casi todo arena, pero en el fondo había un suelo firme. Traspasé la arena como nada y aterricé en la tierra dura. No me sentía capaz de moverme, un golpe así podría haberme roto todos los huesos. Pero siendo maga, pude aplicar unos pequeños toques curativos con la arena que tenía alrededor. Me levanté a duras penas y vi al gigante delante mío. Yo estaba agotada, tenía varias heridas, una bastante grave que sangraba en la cabeza por aquel golpe contra el suelo. Me costaba respirar, me costaba moverme…aunque podía realizar un último conjuro. Me dejé caer en la arena, delante del golem. Este, tras unos minutos observándome, decidió que había sido suficiente, que yo no volvería a levantarme, de modo que me dio la espalda y se alejó. En ese momento ya tenía preparado mi hechizo final. Él no se había dado cuenta. Me puse en pie tan pronto como pude, cree un pequeño abismo para que quedara atascado y luego ejecuté el golpe final. Un chorro de arena ardiente, que destrozaría su piedra lentamente.

-¿Quién es…el confiado ahora?

Con mis últimas fuerzas le dije esto y luego me desmayé. No sé qué pasaría después de esto, pero lo siguiente que recuerdo es despertarme en la montaña, tumbada en el suelo, mirando el cielo, dolorida. Fen estaba encima de mí, dándome suaves picotazos en el cuerpo. Me incorporé y sentí todo el dolor del golpe. No me pude levantar.

-Tranquila, Gis, todo ha acabado. Lo has logrado. Has superado la prueba y has demostrado tu desconfianza. Pero ahora quédate quieta donde estás, voy a curarte.

Fen se colocó en mi cabeza, donde tenía la herida más grave. Se hizo más grande hasta alcanzar el verdadero tamaño de un ave. Luego se quedó de pie y dejó que sus lágrimas cayeran encima de la herida. Me sentí mejor al momento, el dolor seguía estando ahí, pero era menor. Me di cuenta de que, a pesar de todo el dolor, no tenía ni una sola herida a simple vista. Fen ya había usado sus lágrimas curativas en mí. Tras unos minutos, sentí que  Fen se introducía en mí y recuperaba las fuerzas, me puse en pie lentamente. El golem estaba observándome.

-Así que eres Gisei, La Guardiana del Fénix. Bien, pues yo, el guardián de La Tierra, te entrego el poder de este elemento en persona. Cuida bien de él, y sigue tu camino, hacia el bosque salvaje, y encuentra el siguiente elemento, El Viento. Allí te espera su guardián y su prueba. Suerte en tu camino –la voz del gigante parecía ser más tranquila-.

Extendió su mano y de ella recogí una pequeña esfera de color marrón pálido. Nada más tocarla, sentí el poder que desprendía. Al cogerla completamente, noté como mi poder sobre el elemento de la tierra aumentaba. La Tierra desapareció en mis manos y supe que estaba bien guardada, y que en cuanto la necesitase la podría usar. Al fin teníamos el primer elemento. La Tierra.


Abby

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Re:[Novela] "La guerra de los clanes" y "Gisei & Fen"
« Respuesta #4 en: 23 de Marzo de 2012, 12:59:33 am »
Spoiler: Capitulo 3 • mostrar

-Gis despierta. Despierta dormilona.

Abrí los ojos lentamente, ya era de día. Fen estaba encima de mí, intentando despertarme. Me levanté tranquilamente y me di cuenta de que no estábamos en la cima de la montaña, sino al pie de la misma. Concretamente al lado de la cabaña que había sido supuestamente destruida.

-Llevas durmiendo tres días, dormilona.

-¿Tanto? Me parece que el tiempo pasa muy rápido, querido fénix.

-Cierto es, por desgracia para nosotros. El ejército estará listo en 4 meses, eso dijiste cuando encontramos el mapa. Ha pasado una semana desde entonces y ya tenemos el primer elemento. A este paso llegaremos enseguida.

-No creo, Fen. Los otros tres elementos están a kilómetros de aquí. Además hay que seguir el orden, y del Viento al Agua hay una gran distancia. Tenemos que recorrer todo el reino. Es muy probable que tardemos al menos un par de meses.

Él asintió. Del interior de la cabaña salió el hombre-golem, de nuevo en su forma más normal. Me hizo una señal para que entrara y vi un plato de comida preparado para mí. Me rugieron las tripas, llevaba tres días sin comer nada. Cuando terminé, el hombre colocó nuestro mapa en la mesa.

-Vuestro próximo destino es el bosque que hay al sureste del reino. En este bosque no hay ningún ser humano, pero si existen bastantes peligros debido a la cantidad de especies de animales que existen. Además es un bosque con abundante vegetación y alimento, aunque hay varias bayas venenosas. En la parte más profunda y espesa del bosque encontrareis al guardián del Viento.

-Gracias por la información, señor golem –Fen se sentía a gusto por poder hablar con alguien-.

Cuando el hombre terminó de darnos la charla, recogimos el mapa y nos fuimos de allí. Lo primero era salir de aquella cordillera, y estábamos a suficiente baja altura como para poder volar un rato. Fen se metió dentro de mí, y como de costumbre, abrí las alas y empecé a volar lejos de aquellas enormes montañas.
Tras casi una hora volando, me empecé a agotar. Tanto volar cansa, así que nos bajamos. Estábamos en un lugar intermedio entre la cordillera y el bosque, ya que se empezaban a ver algunos árboles altos por el lugar. Me subí a uno de ellos y observé el paisaje. Nos habíamos alejado bastante de las montañas, pero aun nos quedarían un par de días de camino si conseguíamos ir rápido. Seguimos a pie un trecho hasta que empecé a sentir hambre. Aguante un tiempo hasta que llegamos a un lugar con algo más de vida. Había algunos árboles y contados helechos. De vez en cuando se veía un pajarillo o una ardilla por aquí o allá. Decidí que era hora de descansar y me fui a cazar algo. No es muy agradable tener que matar animales, pero es por supervivencia. Conseguí atrapar un conejo, hice una hoguera y lo cociné. Cuando terminé ya estaba anocheciendo. El día realmente pasa muy rápido, sin que nos demos cuenta. Encontré un lugar bastante cómodo bajo unos arbustos y allí me quedé a dormir. Al día siguiente lo primero que vi fue un rastro de sangre. Me asustó ligeramente y empecé a seguirlo. Me llevó directo a la cueva de algún animal algo grande. Posiblemente un zorro que salió a cazar, olió los restos de mi cena, llegó hasta aquí y no encontró nada…pero…¿por qué había ese rastro entonces, tan cerca mio?

-¿Fen…?

Fen…en ese momento me di cuenta de que no estaba. No estaba dentro mío, ni estaba en los alrededores, sino hubiera acudido a mí. Lo busqué por todas partes hasta que lo encontré, algo herido e inconsciente, cerca de la cueva. Era extraño que estuviera así, si nadie puede verle, ¿Cómo le habían atacado? Me lo lleve conmigo de vuelta al lugar donde había dormido y le apliqué unos pequeños conjuros de curación. Él despertó y se puso alerta enseguida.

-¿Dónde está ese zorro?

-¿Qué te ha pasado? –Pregunte a la vez-

-Um, sé que estabas durmiendo y que vino un zorro…buscaba el conejo que atrapaste ayer, pero te vio a ti e intentó atacarte. Yo estaba a tu lado vigilando, como todas las noches, y cuando vi al animal acercarse tanto le ataqué. Teóricamente debería haberle traspasado y quemado, pero no. Choqué directamente contra él, como si realmente tuviera…un cuerpo. Este me vio y decidió que era más interesante que tú, así que empezó a lanzarme mordiscos. De nuevo, no debería alcanzarme, pero si lo hizo. Me dio un mordisco en el ala –señaló su ala herida- y entonces me convertí en un espíritu mayor. Empezamos a pelear, hasta que conseguí hacer que se retirara a su cueva.

-Entonces ¿esa sangre es…?

-Sí, es mía. No sé cómo, ya que un alma no puede…sangrar…pero fue como si tuviera un cuerpo real por un instante.

Instintivamente le puse una mano en el cuerpo, pero lo atravesó, como era lógico. Así que tuvo cuerpo la noche pasada, pero ahora ya no…De todas formas, no le dimos más vueltas y continuamos nuestro camino. Iba lo más rápido posible, y tras unos días llegamos al interior del bosque sin darnos cuenta. En un principio no había demasiada diferencia entre el camino y el bosque en sí, pero si te fijabas, te darías cuenta de que había mucha más actividad allí. De que los árboles eran infinitamente más altos, más abundantes, más arbustos y sobre todo, más ojos siniestros pendientes de todos tus movimientos. No es que me preocupara que me observaran, pero por si acaso coloqué una barrera defensiva. Tras otros dos días estábamos llegando a las profundidades del bosque. Allí podías ver todo tipo de aves, serpientes, peces (en las pocas lagunas que había) e incluso, grandes depredadores como tigres. En una ocasión tuvimos que defendernos de uno de estos grandes felinos. Estábamos bordeando un lago y no nos dimos cuenta de que un tigre nos estaba observando desde las sombras. Se lanzó velozmente sobre mí, pero gracias a mi barrera, el animal chocó, tuve tiempo a reaccionar y ahuyentarlo. Seguimos la marcha sin ningún otro problema hasta que llegamos al lugar que buscábamos. Ese era el fondo del bosque. Realmente era un pequeño claro, pero rodeado por todo tipo de vegetación. No apreciamos que, en la oscuridad del atardecer, unos ojillos amarillos nos observaban siniestramente



Spoiler: Capitulo 4 • mostrar

-Fen.

-Sí, lo noto.

-¿El guardián?

-Seguramente.

Fen y yo estábamos en medio del claro, en lo más profundo del bosque. Todo estaba en un silencio bastante inquietante, pero ambos notábamos una presencia cerca nuestro. Una presencia poderosa, probablemente lo que buscábamos. Estuve alerta todo el tiempo, mientras buscábamos el lugar donde se escondía el ser que nos espiaba. Llegamos cerca de él, debido a que oímos un ruido y este se abalanzó al centro del lugar. Estaba bastante oscuro pero su silueta se veía perfectamente con la poca luz que había. Un ser alargado, grande…que siseaba.

-Bienvenidos, aventureros. Os estaba esperando. El guardián de la Tierra me avisó de que llegaríais pronto. Yo soy la guardiana del Viento.

Tras oír su pequeño discurso repleto de s y ver su alargado cuerpo, supe enseguida lo que era. La guardiana del Viento. Un basilisco. Instintivamente aparte la mirada. Los basiliscos son serpientes que matan con la mirada, cuyo veneno es letal y que normalmente son de tamaño pequeño o mediano. Pero esta era una excepción, siendo una guardiana era el doble que yo. No era tanto como el golem, pero de pie era más grande que yo.

-No te preocupes por mi mirada. Aun siendo basilisco, no puedo matarte con mi mirada si realmente eres la elegida para dominar los elementos.

Lentamente le dirigí la mirada de nuevo, directamente a los ojos. Realmente no me pasó nada, aunque no estoy segura si era porque la serpiente se contenía, o porque era la elegida. Ella continuó hablando.

-Ahora debes superar mi prueba. Al igual que con el golem, deberás derrotarme en un combate, pero te advierto de que yo soy mucho más veloz que él y también soy más letal. Y en esta ocasión deberás mostrar que eres fiel a ti misma.

El basilisco empezó a cambiar el entorno, de nuevo me estaba llevando a otra dimensión para no destrozar el bosque. Aunque esta vez hubo una pequeña diferencia. Fen no podía acompañarme, pero si podía hablarme y yo oírle y contestarle. Puede que tenga que ver con la prueba. Ella terminó de modelar el relieve a su gusto, esta vez, como me esperaba, era un bosque muy parecido al real, pero con más libertad de movimiento y más espacio. Y en esta ocasión, ella atacó primero. Se lanzó a por mí, con intención de atraparme entre sus anillos, pero me aparté fácilmente. No me lo había esperado, pero siendo pequeña podía escurrirme. Ahora solo podía usar mis espadas o mi magia del aire. Me di cuenta de algo que iba a necesitar y empecé a preparar el conjuro. La serpiente me atacaba sin cesar, intentando cogerme en su escurridizo cuerpo. Era realmente muy rápida, tanto como el viento que protege. Terminé mi conjuro para hacerme más ligera y veloz y conseguí igualarla en rapidez. Saqué mis espadas y cuando ella me embistió, conseguí hacerle algunos cortes en la cola. Al notar la herida, ella decidió por cambiar de ataque, usando sus colmillos y su veneno mortal. Sabía perfectamente que si me alcanzaba tan solo uno de sus dientes, caería al instante, porque el veneno actúa al momento. Empecé a esquivar sus colmillos e intentar clavarle las espadas en algún órgano vital, pero no era capaz. Apenas tenía tiempo de reaccionar entre cada ataque. Seguimos durante un buen rato así. Ella atacando y yo esquivando. Decidí dejar mis espadas y cree una barrera para protegerme de una embestida. Mientras la serpiente estaba aturdida por el choque contra la barrera, cree un tornado lo suficientemente grande como para arrastrarla unos metros más allá. Agarré de nuevo mis espadas, fui a toda velocidad a por ella, que había chocado contra un árbol, e intente clavarle una de mis armas, pero no sirvió. La serpiente lo esquivo justo a tiempo, esta vez fui yo quien fue a parar al árbol y ella volvió a usar sus colmillos. Paré su ataque poniéndole las espadas en la boca de forma que no pudiera cerrarla. Me aparté a un lado y cree un viento que derribó el árbol y la aplastó. Quedó inmóvil. Aun así…no podía ser tan fácil…el golem ya me había tendido una trampa. Quizá la serpiente también. Me alejé lentamente del cuerpo y oí la voz de Fen. O al menos, a mí me parecía que era su voz.

-Has ganado, ya está. Puedes acercarte y hablarle tranquilamente.

No estaba del todo segura de aquello. Todo era demasiado extraño y esa voz…esa…voz…No sabía qué hacer, no me fiaba del todo. Era muy probable que la basilisco se levantase de un momento a otro. No. El golem ya me lo había mostrado. Una de las cualidades que necesitaba era ser desconfiada. Me quede a unos cuantos metros de distancia del cuerpo de la gran serpiente. Pasaron unos minutos. Nada sucedía. Lo cual significaba que la prueba aún no había acabado. Recordé que mis espadas estaba en la boca de la serpiente, pero de allí no salía sangre. Me acerqué cuidadosamente y vi mis armas. Estaba todavía en su boca y no podía tocarlas, ya que estaban llenas de veneno. Oí un ligero sonido y empecé a correr lejos de allí. Ella se había levantado, como me temía. Al menos esta vez no caí en la trampa y no me alcanzó.

-Veo que has aprendido la lección de la prueba del golem. Debes ser desconfiada.

Se abalanzó sobre mí y salté encima de su cabeza. Ella intentaba lanzarme de allí, pero estaba bien agarrada. No tenía muy claro que hacer, sin mis armas y con la magia que tenía en estos momentos.

-Mírala a los ojos y provoca un hechizo, así podrás vencerla –oí aquella voz que supuestamente era de Fen-.

Era cierto que, aunque su mirada era tan letal como su veneno, también era un punto muy sensible. Pero aun así, con un simple hechizo no iba a hacer caer a semejante criatura. Dude un rato de si hacerle caso y realizar el conjuro o no, y recoger mis espadas de alguna forma para usar el veneno en contra del basilisco. La voz seguía allí, diciendo lo mismo una y otra vez. Entonces caí en la cuenta de la prueba, de la voz, de lo que debía hacer. Ser fiel a ti misma. Así que era esa opción. Salté de su cabeza hasta colocarme enfrente de sus ojos, pero no la miré. Me coloque dándole la espalda a su mirada y conseguí traer hasta mi las espadas con el viento. No las llegué a tocar, pero las manejé como si las tuviera agarradas. Iba a atacarla, pero justo en ese momento en el cual me había soltado de su piel, me lanzó hacia arriba y no pude evitar caer al suelo como si fuera una muñeca. No pude concentrarme en levitar, de forma que el golpe fue bastante fuerte. Las espadas estaban cerca de mí pero seguía sin poder tocarlas. La serpiente se lanzó a por mí, dispuesta a tragarme entera o a morderme.

-¡Mírala a los ojos! –Oí de nuevo aquella voz en mi cabeza-

No, no iba a caer otra vez en aquella voz. No, no iba a hacerle caso. Porque esa voz… ¡No era de Fen! La voz intentaba convencerme para que hiciera lo que ella quería. Lo cual significa que seguramente fuera la voz de la basilisco, modificada para que sonara como la de Fen, pero no era igual. Sabiendo que era mi única y última oportunidad para acabar con la serpiente, aunque me costara una fuerte mordedura, agarré las espadas sin importarme el veneno que contenían y cuando la serpiente iba a morderme, le clavé estas en los ojos. Ella enloqueció de dolor y empezó a dar mordiscos al aire, intentando encontrarme, y lo consiguió. Me mordió fuertemente en el brazo derecho y no se movió de ahí. Noté como entraba un veneno por mi cuerpo. Me estaba dejando paralizada. Pero…había conseguido acabar con la serpiente, ya que notaba como aflojaba su mordisco hasta el punto de soltarme. Quedé inconsciente unos minutos y me desperté con Fen al lado. De nuevo, había derrotado al guardián, a cambio de unas cuantas heridas y una parálisis de todo el cuerpo. Mire mi cuerpo como pude y vi algunos golpes y vendas, pero nada serio en general. Excepto en el brazo. Evité mirar porque supuse lo que encontraría. Me dolía bastante, aunque Fen estaba usando sus lágrimas curativas otra vez.

-Estate quieta, aunque, de todas formas, no podrías moverte.

Estaba usando sus poderes curativos en la herida del brazo para quitar el veneno y la parálisis. Los fénix tienen lágrimas curativas, su sangre es todavía más preciada, curativa y poderosa, además de ser bellas criaturas. El problema es que hay ciertas cosas que solo se pueden curar con su sangre, y no con lágrimas.

-Ya está. En unos minutos deberías poder volver a moverte, pero eso no evitará que tengas una buena mordedura en el brazo durante unos días.

Giré lentamente la cabeza y vi la herida tal y como la imaginaba. Estaba vendada, pero la piel alrededor de ella tenía un tono más oscuro de lo normal. Era como si me hubiera quemado. Era algo inexplicable, pero era real. Me incorporé tranquilamente y vi a la serpiente enfrente de mí, también tranquila y relajada.

-Veo que ya te has recuperado gracias a tu amigo. Antes de entregarte el elemento, necesito que me digas por qué hiciste ese ataque en vez de seguir a la voz.

-Muy sencillo. Porque esa no era la voz de Fen. Era la tuya, modificada para que sonara como la suya, pero no me lograste engañar. Además, voy bastante a mi ritmo y hago lo que creo que debo hacer. No suelo hacerle caso a nadie, incluso a veces ignoro a Fen. A esto se refería con la parte de ser fiel a mí misma.

-Exactamente, veo que eres bastante inteligente. Debías superar mi prueba haciendo lo que creías que era mejor, no dejándote influir por los demás. Ahora permíteme entregarte el elemento que tanto buscabas, El Viento. Luego deberás dirigirte al lugar opuesto de este, a la zona de lagos, cataratas, ríos e islas. Allí te espera el guardián del Agua. Suerte.

Extendió su cola y de ella recogí una pequeña esfera de color verde grisáceo. Nada más tocarla, sentí el poder que desprendía, al igual que al recoger La Tierra. Al cogerla completamente, noté como mi poder sobre el elemento del viento aumentaba. Desapareció en mis manos y supe que estaba bien guardada, junto al otro elemento. Ya teníamos el segundo elemento. El Viento.



Spoiler: Capitulo 5 • mostrar

Nada más obtener el viento, la serpiente nos dejó a solas. Fen seguía a mi lado con su forma mayor, del tamaño de un halcón. Me acerque a él e intente acariciarle la cabeza. Suponía que, como de costumbre, solo sentiría el calor de sus llamas...pero note algo sólido y suave, como si fueran plumas. Él estaba tan sorprendido como yo de que pudiera sentirle.

-¿Esto es lo que se siente? –Preguntó en voz baja-

Asentí. Jamás había llegado a tocar a Fen. Siempre era como un fantasma, daba calor, pero no lo sentía, lo traspasaba. Hace años que ambos queríamos sentirnos. Eso sí, no era una sensación del todo real, era como si se pudiera traspasar. Levante la mano y le toque un ala, pero no pude. Intente tocarlo de nuevo pero no funciono.

-Todavía no eres real –dije en el mismo tono de voz-

Después él se metió dentro de mí e intente abrir las alas, pero aún estaba algo paralizada así que salimos a pie. Camine un buen rato hasta que empecé a sentir como podía empezar a moverme más libremente. Volví a abrir las alas y emprendí el vuelo. Aguante unas horas y luego descansamos y comí. Así seguimos unos cuantos días hasta que note que el bosque desaparecía y empezaba a divisarse un castillo a lo lejos.

-Deberías usar tu disfraz en intentar hablar con él –me dijo al oído-

-Cierto, pero déjame refrescar la memoria para recordarlo.

La idea de Fen era interesante. Yo ya me había colado alguna vez en el castillo de nuestro “rey” para saber que tramaba. Allí me hacía pasar por una mensajera que acompañaba a los caballeros. Gracias a mi magia podía llegar a ocultar mi identidad, entre el traje y un buen cambio de peinado.
A medida que nos íbamos acercando al castillo, se veía una especie de nube negra alrededor que lo oscurecía todo. Allí habitaba aquel “rey”, según se proclamaba a sí mismo. No era más que un tirano, pero si no me reconocían, podría averiguar sus planes. Si me reconocían…ya podía escapar, teniendo en cuenta lo famosa que soy por allí. Tras una semana de viaje llegamos hasta la puerta del lugar. En la puerta no había nadie, pero seguro que dentro estaría todo vigilado. Me coloque la larga melena de forma que no se viera como la llevo normalmente, cree mi traje y comprobé que iba igual que la última vez. Pique y me abrió su mayordomo.

-¿Quién es usted? –preguntó desconfiando-

-Soy la mensajera de Su Majestad –respondí cambiando mi voz-

-Adelante pues, siéntase bienvenida.

Este me conduzco hasta la habitación del rey. Efectivamente, allí sí que había guardias por todos lados. Abrió la puerta y entre. En este lugar se encontraba, sentado en su trono, aquel tirano.

-Anda, mira quien está aquí. Mi querida mensajera –sonrió extrañamente-

-Así es, Su Majestad. He de decirle que llevo un tiempo trabajando sola para informarle.

-¿Y bien? ¿Algo interesante?

-Quizá, señor, le interese saber que la persona que están buscando se dirige hacia el bosque al sureste de aquí.

-Perfecto, gracias. Por fin esa chica y su estúpida mascota no serán una amenaza para mí…y poder obtener el poder que tanto deseo.

-Disculpe, pero ¿Cuáles son sus planes? A lo mejor podría ayudar y darle direcciones.

-Buena idea, tengo previsto mandar a una docena de mis mejores caballeros. Y ya que tanto te interesa lo que hare, también acabare mi ejército en tan solo dos meses. Al fin podre conquistar la resistencia de los pueblos y ciudades que no me aceptan como rey. Si siguen sin aceptarme, habrá que arrasarlo todo.

-Ya veo, gracias y suerte, Su Majestad.

Me retire del lugar lentamente para que no sospechara. El mayordomo me había dejado a solas. Podía ir donde quisiera, per prefería no arriesgar e irme inmediatamente del castillo. Ahora que había proporcionado una pista falsa, solo quedaba que no me vieran ir al noroeste. Salí del castillo, fui a un lugar en el que quedara oculta, me concentre y me teletransporté a un par de kilómetros del lugar. Agotaba, pero nadie podía verme y era la opción más segura.
Seguimos hacia la zona de agua sin ningún problema mayor. Fen salió de mí tras unos días en mi cuerpo y seguimos a pie. Tras otra semana, llegamos a nuestro destino. Aun nos quedaban algunos kilómetros para llegar al centro, pero ya empezaba a ver ríos rodeando la tierra, lagos y pequeñas cascadas que no se sabía de donde provenían. Era el paraíso del agua. Consulte el mapa y caí en la cuenta de que aparecía el detalle de que el guardián del agua estaba en una isla. No habíamos visto ninguna, así que no podíamos equivocarnos.
Continuamos un tiempo caminando, entre ríos y lagos. Vimos una isla a lo lejos, sin puentes ni nada parecido. Llegamos allá donde la tierra desaparecía tragada por el mar. Más allá de aquel mar habría más reinos, lejanos…y el rey estaba dispuesto a conquistarlos a la fuerza si era necesario. Pensar en ellos solo me animaba a conseguir los tres elementos restantes. Me concentre y ejecute un hechizo combinado de agua y viento que me permitió moverme rápidamente por encima del agua. Caminaba a ciegas, ya que si abría los ojos perdería la concentración y caería. Fen se había escondido en mí, así que si tocaba el agua podía afectarnos seriamente. Llegamos a la isla, no era muy grande, apenas un trozo de tierra en medio del inmenso mar. Tan solo había una especie de palmera en el centro, con un curioso color azulado en sus hojas. Bajo esta, en el suelo, brillaba un símbolo circular del mismo color. En ese instante me di cuenta de un detalle que había pasado por alto. Tanto en la montaña como en el claro del bosque había unas placas en el suelo. Un cuadrado marrón para la Tierra y un triángulo verde para el viento. Así que…el elemento acuático se hallaba en ese lugar. Y cuando llegara debía superar la prueba del guardián para obtenerlo. Toque el círculo del suelo y notamos una vibración en la tierra y en el mar, a la vez que oímos un rugido que provenía de este último. Si eran un golem y un basilisco…esta vez sería un ser de agua, claramente, pero podía imaginarme cual era. La criatura volvió a rugir. No tenía miedo a su prueba, excepto por el hecho de que aún tenía el brazo herido por el basilisco. No había cicatrizado todavía. Vimos una sombra, me gire, y vi al guardián del Agua frente a mí.


Abby

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Re:[Novela] "La guerra de los clanes" y "Gisei & Fen"
« Respuesta #5 en: 23 de Marzo de 2012, 01:00:22 am »
Spoiler: Capitulo 6 • mostrar

¿Qué era? Pues, tal y como me imaginaba, un dragón de agua. No era un dragón sólido, si no que estaba completamente hecho de agua. Estaba enfrente de mí y no podía tocarlo.

-Bienvenida al mundo del agua. He aquí el guardián, yo. Te aviso de que esta prueba no es como las demás. No…lucharas contra…mí –parecía que le costaba pronunciar estas palabras- Tan solo demostraras lo correspondiente a mi elemento, la sensibilidad. Ya entenderás para que la necesites cuando llegues a tu objetivo.

Parecía ser más amable que los anteriores guardianes, pero a ratos le costaba hablar.

-Parece ser que usted sabe más que los otros guardianes, que no me han informado de nada.

-Sí, yo soy el más sabio y tranquilo, después del antiguo guardián del fuego, claro.

-¿Antiguo?...

-Exacto, pero no puedo hablar más de ello, pues me está prohibido. Ahora comencemos con tu prueba. En este caso, tu compañero de fuego podrá acompañarte, pero como bien sabes, no debe tocar el agua, ya sabes por qué. En mi prueba tendrás que buscar el Agua en este reino.

Entendí. Tenía que evitar que Fen tocase el agua a toda costa. El dragón no cambio el escenario, tan solo nos dejó a la entrada del reino acuático para que buscáramos.

-No hay límite de tiempo, aunque sabes que no te sobra. También hay lugares con pistas sobre la localización del elemento. Es como una caza del tesoro, ahí va mi primera pista: Para obtener el Agua, algo sacrificaras.

Quede pensando en ello mientras me ponía en marcha. Tan solo podía usar hechizos básicos del agua, así que empecé a correr. Mi primera reacción fue ver el lugar de la isla, pero no iba a ser tan fácil, no estaba allí. Empecé a revisar ríos, cascadas, lagos e incluso parte del mar. Siempre manteniendo a Fen a salvo de su enemigo, el agua. No quería pensar en que ocurriría, apreciaba demasiado a Fen. Él siempre me decía que lo primero era el deber, pero él también estaba algo asustado. Es un alma de fuego, si toca el agua…desaparecería para siempre en esta forma.
No había forma de encontrar el agua que tanto necesitábamos. Pronto empecé a buscar en lugares que ya habíamos visto. Fen estaba empezando a alterarse.

-¿Notas algo? –le pregunte-

-No, nada. Pero no puedo evitar pensar…que ha pasado más tiempo del que creemos.

-¿Insinúas que aquí el tiempo pasa más lento que en la realidad?

-Eso me temo.

Ahora que lo decía…Ni siquiera el sol se había puesto, y estoy segura de que llevábamos horas allí. Realmente…creo que el sol no se había movido de su sitio. Debemos apurarnos, si ha pasado más tiempo del que pensamos…Apenas tenemos unos meses para conseguir los dos últimos elementos. Llegue a tener tanta prisa que no me di cuenta de que Fen no estaba conmigo. Cuando vi esto era tarde, no sabía dónde había perdido a mi amigo, ni cuándo. Ahora debía encontrar ambas cosas, pero si Fen no estaba…no servía de nada encontrar el Agua. Inmediatamente empecé a buscarlo, pero no había ni rastro de él. Perdido en un reino de agua…Él…
Tras un tiempo buscándole sin éxito vi algo interesante. Una luz azulada en forma de esfera salía del mar, en una zona llena de torbellinos. No recuerdo haber visto esa zona, aunque si recordé lo que decía el mapa. Se refería a aquel torbellino de agua. Tendría que sumergirme y tocarlo. Sabiendo que Fen no estaba conmigo, me sumergí, ropa incluida. Cree un hechizo para respirar bajo el agua. Justo cuando iba a tocar el elemento oí una voz y Salí de inmediato. ¡Fen! Estaba a unos centímetros del agua, junto al guardián.

-Tú decides, el elemento, o él. Sabes lo que le pasa al fuego en contacto con el agua ¿no?

El dragón sostenía a Fen dispuesto a tirarlo al remolino. Él no parecía asustado, aunque si estaba nervioso. Sabía que yo tenía que elegir y me intento ayudar.

-Gis, no te preocupes, si consigues los cinco elementos poder volver junto a ti, pero solo si llegas al cuerpo. Escoge el elemento, aguantare y te esperare. Por favor…

Sus palabras me dejaron de piedra. Quería sacrificar su pequeña existencia como alma para conseguir nuestro objetivo.
-Fen, pero…yo…

-Dejaos de charla. Decide, el Agua o tu compañero. Te doy un minuto para pensarlo.

Quede decidiendo que hacer. Si obtenía el elemento me quedarían solo dos para conseguir lo que queríamos, pero iría sola, sin nadie…si salvaba a Fen no conseguiría nuestro elemento, pero…No. No puedo hacerlo. Me arriesgare, no me importa lo que ocurra. Realmente no podría hacer eso, debo arriesgarme.

-Y bien, ¿Cuál es tu decisión?

El dragón seguía sujetando a Fen a poca distancia del torbellino. Bastaba que lo soltara y…adiós.

-Sí, lo he decidido. Y mi decisión es…

Me quede un poco muda y me costaba hablar. Tanto el guardián como Fen me miraban impacientes, esperando mi respuesta.

-He decidido que…quiero salvar a Fenishi.

-Decidido pues –el dragón habló con voz profunda-

Cambio el escenario y aparecimos en la isla. Fen se había transformado en forma de halcón, algo más grande. Inconscientemente le estaba abrazando y sentía su calor…y un tacto parecido al de las plumas.

-Gis… ¿Qué has hecho?

-Lo que creía correcto. Fen, jamás te dejare.

Él se quedó en silencio, disfrutando de mi abrazo semi real. En el fondo ambos estábamos tristes por haber dejado el elemento pero…estábamos juntos. El guardián volvió a aparecer.

-Veo que prefieres salvar a tu compañero más que obtener tu objetivo.

-Sí, y debo decir que, sinceramente, Fen dejo de ser mi compañero hace años. Y también es algo más que un amigo…-conteste en voz baja-

-Está bien, prueba superada. Me has demostrado lo que te pedí. Eres una persona sensible que se preocupa por los demás. El elemento es tuyo.

Entre nuestros cuerpos apareció la pequeña esfera que representaba el Agua. La sostuve en las manos y se introdujo en mi cuerpo. Así que ya teníamos los tres primeros elementos y Fen…Fen estaba a salvo, conmigo. Seguía abrazándolo y me hubiera gustado llorar, a pesar de que tenía que contenerme, no podía dar esa imagen de mi misma. Él volvió a convertirse en una mini ave del tamaño de un gorrión y se posó en mi hombro. El dragón se despidió de nosotros.

-Id hacia el este y buscad el volcán más grande, en su cráter os espera el guardián. Suerte.

Desapareció en el mar y yo aplique un hechizo de levitación y velocidad para salir del reino acuático. Probé a teletransportarme un poco más allá y nos pusimos en camino. Seguimos la ruta del rio que lleva a la zona volcánica. Es un rio muy especial ya que al llegar a la zona de fuego se mezclaba con la lava de forma muy extraña. Tardamos una semana en llegar a nuestro destino. Habíamos llegado más allá del rio de lava, pero tuvimos un problema. Guardias del rey, aquella docena de soldados… ¿Quizá el rey sabía que era yo la mensajera? Por el momento solo me quedaba evitarlos, y por suerte no fue un gran problema, cualquiera diría que esos soldados estaban ciegos. Tras otros tres días de marcha llegamos al último lugar del reino. Me parecía increíble, pero ya había pasado por todos los lugares del gran reino. Aparte, note como Fen daba más calor y parecía ser más poderoso, a la vez que estaba nervioso. Llegamos al cráter del volcán, a la zona más cercana al magma. No apareció nada ni nadie. Parecía ser que el guardián no se hallaba allí. Fen empezó a temblar violentamente.

-¿Qué sucede?

-Yo…yo debería…

No llego a terminar la frase, pues oímos un fuerte rugido.



Spoiler: Capitulo 7 • mostrar

De repente una criatura rodeada de fuego me atacó por la espalda, intentando empujarme al interior del cráter. Por suerte conseguí esquivarlo, saque mis espadas e intente luchar, pero el ser era más rápido que yo. Me tiro al suelo mientras gruñía con el pelo erizado. En ese instante note que había algo en su lomo, era Fen, que gritaba.

-¡Quieto! ¡Contrólate!

La criatura se separó de mí, aunque le costó bastante. Era como si…estuviera luchando en su interior contra algo o algún sentimiento.

-Fen… ¿Qué…?

-Yo responderé por el –aquella criatura ya no estaba cubierta de llamas, aunque conservaba algunas en sus patas cuello y lomo, con forma de lobo negro- siento haberte atacado pero…cada vez me cuesta más resistir –al ver mi cara extrañada, explico- el rey intenta dominarnos a los cuatro guardianes. El golem y el basilisco no resistieron mucho, el dragón de agua si consiguió dominarse y yo estoy intentándolo. Las pruebas no tratan de vencer a los guardianes, solo tienes que mostrarles lo que te piden, la desconfianza, fidelidad a ti mismo, sensibilidad y por último, valor en este caso. Y realmente intentare que realices la prueba de valor, si te ataco, es porque me han dominado, lo siento. ¿Todo preparado?

Asentí, pensando en todo lo ocurrido hasta el momento. El lugar apenas cambio un poco, tan solo estábamos a más altura en una plataforma de roca, bajo la cual había magma ardiente. El lobo se apartó de mí un segundo…y cuando lo volví a ver tenía los ojos dorados y el cuerpo negro en llamas rojas de nuevo. No se había controlado…o me había engañado, de todas formas, no podía usar ningún tipo de magia, solo mis espadas. El me ataco buscando mi garganta rápidamente con sus colmillos mortíferos que si me atrapaban…interpuse mi espada entre mi cuello y sus afilados dientes intentando apartarle de mí. Su cara estaba a muy poca distancia de la mía y podía notar el gran y asfixiante calor que desprendía su cuerpo. El no cesaba y yo iba cediendo poco a poco. En el último momento le aparte a un lado y le intente clavar la otra espada en el lomo, aunque lo esquivó. Ambos éramos bastante veloces y resistentes, adversarios igualados y poderosos. Yo aguantaba bien sus ataques, o los esquivaba, pero realmente lo que no podía soportar era la pequeña plataforma en la que peleábamos. Varias veces estuve a punto de caerme de ella, hasta el extremo de oír el burbujeo del magma. Al lobo no le importaba caerse porque era su propio elemento y no le podía afectar. Continuamos luchando durante mucho tiempo, puede que horas incluso. El tiempo no cambiaba y el sol no se movía, era de tarde. Si fuera de noche el ambiente seria más fresco, pero de día el sol calentaba bastante el volcán, que ya tenía una elevada temperatura y si le sumábamos el calor del magma...todo provocaba un ardiente y asfixiante ambiente. Me quite rápidamente mi capa y como no tenía más remedio, la tire al volcán, pero este valioso tiempo fue mi perdición, ya que el lobo me mordió en el brazo herido por la otra mordedura del basilisco. No me soltaba y yo tampoco podía hacer nada, me tenía inmovilizada, además, su mordedura hacia que me ardiera la piel, que, sumado al dolor previo de la herida sin cerrar, era insoportable. En cierto momento, cuando ya creía que me iba a quedar allí para siempre, el lobo aflojo ligeramente su mordedura e intento cambiarla de sitio, convencido de que me había debilitado, aunque esta vez fue su error. Nada más notar menos dolor, me gire a otro lado y me levante con dificultad, mientras su mandíbula se cerraba en el aire. Llevaba mi típico atuendo, con la parte de arriba dorada, la falda del mismo color y los guantes de red. Agarre mis dos espadas y cargue contra él, mientras este estaba algo distraído. A pesar de haberme aprovechado de su fallo, apenas le hice un corte en el costado. Nos quedamos en los extremos de la pequeña plataforma, mirándonos fijamente, sus ojos dorados con los míos color fuego. Aunque me sentía identificada con el agua y me sentía, y era, libre como el viento, mi elemento más desarrollado es el fuego…supongo que por ser conocida como “La Guardiana del Fénix” era más poderosa en cuanto al fuego. Parecía que, realmente, aquel lobo me tenía respeto, pues no se decidía a atacar, aunque finalmente lo hizo. Pero no se lanzó contra mí, ni intento morderme de nuevo, sino que lanzo varias bolas fogosas que me pillaron por sorpresa. Intente desviarlas con las espadas, sin éxito, y me quemaron el otro brazo, de forma que apenas podía sostenerlas. Además aquella criatura apareció, como un fantasma, detrás de la última bola, haciéndome soltar mi espada izquierda, que cayó, sin que pudiera hacer nada, en el cráter. El lobo seguía atacándome fieramente y cada vez parecía más fuerte, mientras que yo iba perdiendo mis fuerzas. Llegue también a perder mi otra espada, de forma que estaba completamente indefensa, sin magia y sin armas. Simplemente no podía hacer nada, mi brazo izquierdo no respondía y el resto de mi cuerpo estaba cubierto de quemaduras, no podía moverme. Aguarde a que el lobo acabara conmigo rápidamente, ya había sufrido bastante. Él se lanzó definitivamente a por mí. Estaba encima mío, en un borde de la plataforma. Por mi mente pasaron recuerdos de todo tipo. Mi infancia, mi pueblo, el rey tirano, el caos y la destrucción…y a Fen. Fen era lo más importante que tenía ahora mismo, el me lo había dado todo hasta ahora, me había pedido que le ayudara a conseguir su objetivo…Fen…no podía quedarme a tan poco, tenía que hacerlo, por él. En el último momento tome la arriesgada decisión de girarme, cayendo junto al lobo al fondo del inmenso volcán.
Había cerrado los ojos, pero no llegue a notar nada extraño…los abrí y vi a Fen, con su mayor forma, más grande que cualquiera que había visto antes. Estaba sobre su lomo, a poca distancia del magma, y al lado se hallaba el guardián, que aparentaba estar más calmado. Quería moverme, pero recordé que estaba herida y caí inconsciente. Cuando volví a despertar estábamos al pie del volcán. Yo ya no tenía quemaduras, e incluso mi brazo estaba curado, me sentía perfectamente lo primero que vi me impacto bastante. Fen, enorme, hablando con el guardián lobo.

-Siento no haberme podido controlar, el rey estaba controlándome a su antojo, como una marioneta, aunque gracias a ti me he podido librar y ya no tiene ningún tipo de control sobre mi o mis acciones –explico el guardián- y tu compañero te debe una explicación. Aparte, veo que realmente eres bastante valiente, al haberte tirado al cráter sabiendo que podías haber muerto.

Fen me miró seriamente y con una extraña expresión de tristeza en su cara.

-No podía decírtelo hasta que consiguieras pasar las pruebas de los cuatro elementos básicos pero…lo primero, yo conozco a los guardianes, y ellos a mí. Por ejemplo en la prueba del dragón de agua, él realmente no me habría podido tirar al remolino, porque, lo segundo, yo soy el verdadero guardián del Fuego. Pero como ahora no tengo cuerpo, el lobo infernal me sustituye –Fen estaba bastante serio y no era para menos-. Además, cuando derrotabas a los guardianes, los liberabas del control que ejercía el rey sobre ellos, pero me estaba prohibido decirte nada hasta que consiguieras los cuatro.

El lobo se acercó a mí y colocó la esfera roja del Fuego en mis manos, que, como los demás elementos, fueron absorbidos por mi cuerpo. Ya teníamos los cuatro elementos básicos, solo faltaba el Vacío. Mire el mapa y tal como me imaginaba y temía, el elemento del Vacío se encontraba en…el castillo del rey.