CAPÍTULO 1: LA ÚLTIMA DISCUSIÓN.
La discusión está servida en esa casa, como cada vez más habitualmente sucede. Los bandos: padre e hijo. El padre, antiguo campeón de Neon que ha sentado la cabeza para poder vivir su jubilación muy anticipada junto a su esposa y su hijo; y el hijo, ansioso por seguir los pasos de su padre y convertirse en un gran entrenador. En el centro, la madre amantísima, siempre conciliadora y buscando la paz entre los dos hombres de la casa.
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¡Pero vamos, papá! - comienza el chico, de unos diecisiete años y vestido elegantemente -.
¡Soy tu hijo! ¡Tengo esto de entrenar pokémon en la sangre! - atacaba directamente a donde sabía que podía sacar algo. Pero su padre, tanto en criar pokémon como en criar a su hijo es igual: estricto e inflexible.
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Ya lo sé, Chinpo, pero eres muy joven...- siempre empieza con el mismo gastado argumento.-
¿¡Pero qué dices!? - respondía el chico, visiblemente indignado -.
¡Si con mi edad tú ya llevabas tiempo fuera de casa! ¡Y no sabías sobre los pokémon ni la mitad de lo que yo sé! - y eso se ha de reconocer, pues el chico lleva recibiendo clases particulares sobre estrategia en los combates desde que su padre le asignó a su cargo a Mienfoo... o más bien le puso a Mienfoo como niñera. El chico tampoco es que hubiese salido mucho de su fastuosa mansión más que para viajes que su padre costeaba con la fortuna que había amasado en los combates pokémon, pues ostentó el título de campeón hasta hace apenas unos cinco o seis años, y eso por inercia deja un capital bastante importante en la cuenta corriente del banco.
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Sí, pero... ¡Nunca has salido de casa! No sabes nada de lo que hay en el exterior... ¡No estás preparado! - se defendía como podía su padre ante el irrefrenable ataque de su hijo, que atacaba directamente a donde sabía que podía sacar algo en claro.
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¿Y cómo esperas que aprenda si no me dejas salir? ¡Por favor, papá! ¡Quiero salir y entrenar pokémon! Por favor...-
Soy tu padre, y si digo que aún no sales es que no sales.Y ahí acababan todas las discusiones. Pero hoy es diferente. Ryusuke (porque este es su verdadero nombre, "Chinpo" es un apodo que su familia le ha puesto desde que es pequeño, no entiende por qué) no va a dejar que su padre le niegue algo que él a su edad tenía. ¡Ni en broma! Sabe perfectamente que Mienfoo está en la puerta de su habitación después de haberse encerrado tras un portazo que se ha escuchado en toda la planta, pero no va a escapar por la puerta, sino por la ventana: atando varias sábanas ha conseguido hacer algo para bajar. ¿Miedo a que lo descubran? Ninguno. No hay seguridad en todo el perímetro de toda la fastuosa mansión, pues allí vive un ex-campeón de la región de Neon que no ha perdido sus habilidades (de hecho, cedió su título porque quería dedicarse a su familia), por lo que nadie osa entrar allí a riesgo de padecer una dolorosa expulsión por parte del Mienshao de su padre (la madre del Mienfoo que le custodia) o de cualquiera de los poderosos pokémon que este tiene, y una buena temporada entre rejas. Y por ese ala de la casa tampoco suele pasar nadie que no sea del servicio.
El caso es que una vez en el jardín empieza a correr, aprovechando que no hay nada de seguridad. Lleva consigo una mochila con ropa de cambio, un saco de dormir, algo de dinero que tenía ahorrado y algunas pokéball que le prestó su padre para que las estudiase más a fondo. La próxima parada es el laboratorio del profesor Abeto, donde recibirá su primer pokémon. ¿Y qué hay de Mienfoo? Todavía debe estar esperando a que salga en la puerta de su cuarto.
Tras apenas diez minutos de camino... ¡Sorpresa! Un pokémon salvaje se ha plantado ante él. Resulta ser un Girafarig, y bastante agresivo además, porque se ha lanzado hacia él abriendo las fauces para emplear su ataque Mordisco; al parecer, se ha metido en su territorio o la cabeza que tiene en la cola se ha sentido amenazada por su presencia. Por suerte, Chinpo ha reaccionado bastante rápido y ha echado a correr, pero el Girafarig no parece estar muy por la labor de dejar escapar viva esa amenaza y lo sigue... Hasta que el chico, torpe en movimientos en exteriores por la falta de costumbre, tropieza con una piedra y cae al suelo, a merced del pokémon jirafa...
¡Y de repente, apareció Mienfoo! El que con potente Destructor por la espalda ha hecho que el Girafarig se descentre y yerre en su ataque, girándose furioso al ver a quien le ha atacado. Mienfoo, que está bastante más avispado que Ryusuke, parece que va a esquivar el Placaje que ese Girafarig le va a propinar, pero sorpresivamente, se deja impactar, preparando su ataque Vendetta, algo más que suficiente como para dejarlo fuera de combate por completo.
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Mienfoo... ¿Qué haces aquí? - inquiere. El Mienfoo, con actitud severa, tira del brazo del chico para levantarlo. Parece que le va a indicar el camino a casa, pero... ¡Segunda sorpresa del día! Toma el camino que lleva hacia el laboratorio del profesor Abeto.
Tras un rato esperando (pues supuestamente era muy pronto cuando ha salido) al fin llega. Viene por una de los caminos de tierra adyacentes al que Chinpo ha seguido para llegar a su laboratorio, con algo de prisa. Parece que no es él el que ha llegado demasiado temprano, sino más bien que al profesor Abeto se le han pegado un poco las sábanas. O que le ha visto esperando y no quiere hacerle esperar.
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¡Buenos días, muchacho! Soy el profesor Acebo - se presenta con una sonrisa mientras abre la puerta del laboratorio. Entra primero para encender las luces y luego lo invita a pasar. -
Qué temprano que has llegado, lamento no tener todo listo, qué vergüenza...- le dice algo apenado mientras se pone su bata blanca -.
Eres el hijo de Kyuusai, quiero decir... de Takeshi, ¿verdad? Hace poco he recibido una llamada suya en mi videomisor diciendo que vendrías. Creo que está algo enfadado por haberte fugado... De todos modos, si estás aquí es porque quieres un pokémon, ¿cierto? - mientras hablaba, el siempre protector Mienfoo lo miraba con una mezcla de suspicacia y amenaza, como queriendo que se alejase del humano al que protege.
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Sí, verá... - empieza a explicarse, adoptando un tono respetuoso como precede a alguien de la importancia y el renombre del profesor Abeto. Traga saliva, viendo que el fin de su aventura va a terminar antes de empezar. ¿Cómo no imaginarse que alguien como su padre no trata con eminencias como el Profesor Abeto? Estúpido de él...
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No me digas nada, ya le darás las explicaciones pertinentes a tu padre. Sin embargo, el hecho de que hayas venido aquí me dice que tienes un espíritu indómito. Me recuerdas bastante a tu padre, ¿sabes? ¡Incluso tienes el mismo pokémon que él cuando vino corriendo a mi laboratorio huyendo también de tu abuelo! - a Chinpo se le ilumina el rostro cuando escucha eso. Es un dato que desconocía... ¡Así que su padre le hizo lo mismo! Muy interesante... -.
Te voy a decir una cosa. ¿Sabes qué hice cuando vi a tu padre? - sin más, se acerca a una de las estanterías, donde hay un PC, y en el transportador de éste aparece... ¡Un huevo! El profesor se acerca de nuevo al chico, sonriendo amablemente -.
Estoy convencido de que tienes en la sangre entrenarlos, pero quiero saber qué tal se te da la crianza. Este huevo es tuyo - Chinpo, incrédulo, lo coge y lo sostiene entre sus brazos. La cáscara parece suave, pero está envuelto en lo que parece celofán. Un celofán que desprende calor...
Y de repente, aparece su padre.
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¡Ryusuke Shimazawa, te dije que no sa...- sus palabras se cortan abruptamente cuando ve que su hijo sostiene un huevo entre sus brazos. Incrédulo, se vuelve hacia el Profesor -.
Pero, Acebo... ¿Estás seguro de hacerle la prueba del huevo? - ahora mismo no sabe dónde meterse, pues este hecho le ha pillado totalmente con la guardia baja.
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Claro que sí, ¿no lo has visto? ¡Mira a Mienfoo! Ese brillo de competitividad en sus ojos... ¡Está claro que ya ha probado un combate serio! - dicho esto, se vuelve nuevamente hacia el chico -. ¿Cuándo ha sido? ¿Al venir hacia aquí? Tienes la ropa un poco sucia - algo que le hace ruborizarse profundamente, pues Chinpo siempre busca la elegancia en todo lo que hace. Se le acaba de caer la flema.
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Verá, profesor... Salí muy atropelladamente. Un Girafarig se me cruzó en el camino... Empecé a correr pero me caí, y entonces Mienfoo... Debería haber visto su ataque Vendetta.-
¡Un momento! ¿Has dicho Vendetta? - el profesor voltea nuevamente la mirada hacia el padre de Chinpo -.
No me digas que este Mienfoo es la cría del Mienfoo con el que viniste, que más tarde evolucionaría a Mienshao.-
Claro que sí, Acebo, ¿o crees que iba a confiarle la seguridad de mi hijo a cualquier otro pokémon?-
En ese caso, ¿por qué dudas de lo que pueda llegar a hacer tu hijo? Está claro que tiene la compañía más idónea, ¿o es que has perdido la confianza en tu propia crianza?El rostro del padre de Chinpo se ensombrece. ¿Cómo ha podido estar tan ciego? ¿Cómo ha podido dejar de confiar en sus pokémon, que al fin y al cabo son como sus hermanos, por no confiar en su propio hijo?
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Me acabas de convencer, Acebo. Dejaré ir al chico. Pero si no llega a la Liga Pokémon me sentiré profundamente decepcionado - dicho esto, se gira en redondo, incapaz de dar la cara -.
Hijo, puedes ir en paz. Mienfoo es la mejor compañía que puedes tener. Sólo espero que te conviertas en un gran entrenador. Enviaré tu videomisor al próximo pueblo al que vayas.Chinpo, dando saltos emocionado, le da primero un abrazo al profesor Abeto y después a su padre.
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Prometo convertirme en un gran entrenador. No por nada soy el hijo de Takeshi Shimazawa... ¡Aunque prometo que no se me subirá a la cabeza! Yo no soy mi padre, y seguramente acabemos haciendo las cosas de una manera diferente... -se vuelve nuevamente hacia Acebo -.
Por cierto, profesor... ¿Qué tipo de pokémon espera nacer del huevo?-
Si te lo dijese, no sería una prueba, ¿no crees? ¡Descúbrelo por ti mismo!FIN DEL CAPÍTULO.
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