Título Original: Vínculum et Perditio
Titulo: Duality Paradox.
Trama:
Lizzie es una chica de 15 años con un grave problema, no sabe cual de las realidades que ha vivido es la correcta. En una, ella es una jugadora que fue invitada a probar un nuevo dispositivo de Realidad Virtual extremadamente inmersivo, en la otra, vive en un mundo que perfectamente podría ser sacado de un videojuego, pero los recuerdos le dicen otra cosa. ¿En quien y en que debe confiar?
Tema de comentarios aquí.Capítulo 1.
Lo importante es en que ficción crees.-Orson Scott Card
Toda la multitud pedía la sangre de aquella chica. Solo yo podía darles lo que pedían.
Fue una decisión difícil, realmente. Pero ¿No era la única forma de liberarla de todo lo que estaba a punto de pasar? ¿De enviarla de vuelta a nuestro mundo? En realidad, nadie sabía si morir era una salida, ni siquiera yo estaba segura de ello.
Había sido una pesadilla, una muy real. Maia, mi amiga de toda la vida, había sido condenada a la pena de muerte por ser una protegida, un grave delito contra todo lo bueno. Los protegidos, como se llamaban ellos, eran un grupo de gente capaz de desatar el caos más inmenso jamás visto. Pero hacía siglos que los últimos protegidos habían huido de la civilización hacia los ríos de fuego, aquel juicio no tenía sentido, ni era justo, se veía a kilómetros que la pobre Maia no tenía defensa alguna.
- Ayúdame, Lizzie.
Suplicaba con todas sus fuerzas, o las pocas que le quedaban después de horas de tortura, que no la maten. Como gota que colmó el vaso, era deber de la casa de mi padre encargarse de las ejecuciones públicas, por lo que la tradición dictaba que debía ser yo quien ejecutase a Maia, pues mi padre no estaba en la ciudad... Venía temiendo que ese sueño se hiciese realidad por una buena razón. Decidiese lo que decidiese en ese caso, lo perdería todo.
Tuve, además, otro sueño esa noche, aunque al levantarme ya no lo recordaba tan claramente como el otro.
Pero no era momento de preocuparse de ese tipo de cosas, de lo que podría pasar. Hice el esfuerzo de obligarme a pensar en mi día a día como siempre que tenía aquel sueño. Me puse lo primero que encontré, no es que hubiese mucho de donde escoger, ya que siempre terminaba regalando mi ropa a alguien o arruinándola, por lo que casi siempre tenía unas tres o cuatro prendas de cada tipo.
Escuché, entonces, una voz familiar. Era mi madre, llamándome para desayunar, como todas las mañanas.
- Ven, Lizzie, o Reginald se terminará su desayuno y el tuyo. -
- Y será tu culpa por obligar a un perro a comer como humano. - Le respondí en tono de broma, no se lo tomó bien a pesar de que no tuve intención de ofenderla. -
- Pues ven que vas a perderte algo. - Dijo ella, había algo raro en su tono de voz, así que me apresuré y bajé. Efectivamente, en cuanto vi a aquel hombre lo supe, era mi padre.
- Alexander. - Dijo mi madre con algo de enfado y resentimiento en su voz.
- ¡Rose, Liz! - Tenía una sonrisa en su rostro, pero esta se desdibujó al recibir una patada en las partes nobles. - Supongo que me lo merecía. Sé que no es correcto estar lejos de ustedes tanto tiempo, pero tuve un buen motivo. -
- ¿Mejor motivo que evitar que tu hija deba matar a alguien siendo tan joven? - Dijo mi madre, estaba realmente enfadada.
- No voy a hacerlo, y lo saben. - Interrumpí.
- Lizzie, esta noche vamos a necesitar leña. - Dijo entonces mi padre, cortando la discusión en dos como con un hacha- ¿Podrías ir a traer un poco? No vayas a lo del gordo ese, ve a buscarla al bosque, así nos aseguramos de que no nos vuelve a estafar con esa madera que no se quema. Y para que quede claro, fue el mismo rey quien me encargó irme, nunca tuve intención de hacerlo, pero simplemente no podía negarme.
Mi madre no se tenía intenciones de dar la conversación por terminada, se veía en su mirada, así que decidí ir hacia el bosque como me ordenaron. Simplemente tomé una carretilla y fui hacia el norte, tomando el camino que atravesaba el pueblo, que era el más largo. No tenía intención de volver a mi casa pronto, no con mis padres discutiendo.
Seguí caminando por el pueblo hasta pasar por el gremio de profesores, donde me encontré con Maia. Recordé el sueño que había tenido y por un segundo me asusté, pues en el yo finalmente decidí matarla. ¿Por qué lo había hecho?
- Te ves mal, Liz ¿Ha pasado algo? - Claro que estaba preocupada, a pesar de que había intentado disimular todo el camino, ella me conocía desde hace mucho.
- Nada, mi padre regresó a casa. - Le resumí con la esperanza de que siguiera preguntando.
- Eso es bueno, pero, entonces ¿Por qué estás así? - Dijo. Se veía que sospechaba algo.
- Prefiero no decirlo ahora ¿Quieres acompañarme a buscar leños?
- En realidad vine a matricularme en el gremio de profesores, lo siento, luego te alcanzo si puedo. -
Y así, me volví a quedar sola. Compré unos panes para comer en el día, definitivamente no planeaba volver temprano a casa. Pasaron horas mientras buscaba leños que estuviesen secos, me tomaba la molestia de quemar algunos de esos leños para asegurarme de que la humedad no los hubiese dejado inservibles, luego los apagaba como podía. No llevaba prisa alguna.
En un momento sucedió que me adentré un poco más que de costumbre en el bosque y escuché una voz. Era un hombre pidiendo ayuda, una parte de mi sentía miedo de adentrarse más en el bosque y de las intenciones de aquel hombre, pero finalmente decidí que podía y debía ayudarlo. Retrocedí a una zona del bosque que ya conocía y dejé la carretilla con los leños allí, aunque llevé conmigo un leño grande, que podría servirme para defenderme llegado el caso. Luego fui hacia donde escuché la voz a toda prisa. Aquel hombre seguía pidiendo ayuda, cada vez gritaba más fuerte.
El bosque se hacía cada vez más y más espeso, haciéndome difícil el paso. Veía ardillas y otras criaturas huir de mi mientras agitaba y arrancaba la maleza en un intento por hacerme paso y finalmente lo encontré. Era un hombre escuálido, casi esquelético, vestía una manta negra que le cubría de la cintura a las rodillas. Tenía heridas por todo el cuerpo, desde el cuello hacia abajo, algunas de las cuales estaban aún abiertas. Hice el esfuerzo de imaginarme como podía aquel hombre seguir vivo, no pude, parecía como un esqueleto apenas pudiendo sostenerse.
- Te he estado esperando. - Me dijo, era extraño que dijera eso, muy extraño, y parecía convencido de lo que decía.
- ¿Por qué? - Pregunté con miedo.
- ¿Sabes lo que dicen de este bosque? Es el mejor lugar para encontrar la paz interior. -
- No, no lo sabía. -
- Perdóname, estoy un poco mal. Me equivoqué de bosque. -
- Estás mal, sí, tenemos que llevarte al pueblo. - Dije, recordando que estaba allí porque quería ayudarlo.
- No.- Se negó cuando intenté tomarlo de un brazo.
- Déjame ayudarte. - Le dije, algo enfadada.
- No puedo volver allá, no, pero tu... Cuídalo por mí. -
Murió, habiendo pronunciado esas extrañas palabras. No pude evitar pensar a que se refería, mientras, decidí darle un digno entierro, aunque al final, solo acabé cubriéndolo con una pequeña capa de hojas, y regresé a casa con los leños. Mis padres ya no discutían, es más, no se hablaban en absoluto. Pasaba lo mismo cada vez que mi padre debía irse algunos meses fuera por órdenes del rey o algún otro motivo, yo casi me había resignado, pero aún dolía lo suficiente como para querer evitar verlos mientras discutían.
Aquella noche, tuve un sueño diferente, se sentía incluso más real que el resto de mis sueños. Como si hubiese vivido eso antes, pero, era a su vez, tan extraño. No conocía muchas de las palabras que yo misma pronunciaba y, aun así, las decía tan naturalmente, y los lugares y la gente eran muy diferentes a lo que yo conocía.
...
No podía creerlo, pero ahí estaba, frente a mí se hallaban las oficinas de Greenware S.R.L. el futuro de la industria de los videojuegos. Sería una experiencia única en mi vida. Según me habían contado el ARP (Procesador de Realidades Artificiales) estaría disponible dentro de unos diez años y sería accesible a la clase media alta dentro de otros cincuenta años más, y yo había sido seleccionada para participar en la primera fase de pruebas, junto a otros cientos de jugadores de todo el mundo.
En cuanto entré al edificio sentí el contraste entre el calor pesado e implacable del verano en Silicon Valley y la fresca caricia del aire acondicionado. Pronto teníamos a una típica secretaria rubia guiándonos por una serie de pasillos y soltando un monólogo sobre la compañía como si fuese nuestra guía turística, siendo a veces interrumpida por un par de chicos que al parecer estaban interesados en trabajar allí. Yo prefería analizar lo que veía por mí misma, al fin y al cabo, fue eso lo que me trajo aquí. Mi artículo "Paisajes y Videojuegos" en el periódico escolar. Emar Kephy, el C.E.O. de Greenware en las redes sociales, nos esperaba por fin. Primero dio un breve discurso sobre la industria de los videojuegos y su compromiso con el medio ambiente, aunque se sentía como un discurso preparado, incluso más artificial que el de la secretaria, solo le faltaba sostener un papelito en la mano o mirar directamente a un punto detrás nuestro para delatar que no había tenido tiempo de preparar esa parte del discurso o, quizá, que no era lo que más le importaba. Finalmente llegó a una parte interesante del monólogo, donde hablaba del ARP y, si bien su oratoria no mejoró mucho, si se le veía más interesado.
- El Procesador de Realidades Artificiales es, sin duda, uno de nuestros mejores logros, y no lo digo solamente por orgullo. Este es el futuro de la industria, imagínense pasar sus vacaciones en una aventura épica y única generada solo para ustedes. No es un título como Leech, que genera un mapa aleatorio pero mantiene la misma historia, o Pandracon que genera varias historias únicas en un mundo pre-generado, esos eran meros experimentos, la punta del iceberg.- Cuando dijo esto, me sorprendí mucho, Leech y Pandracon habían revolucionado la industria hacía dos años, eran los dos únicos títulos que Greenware lanzó al mercado y solo con ellos se cubrieron de gloria, y de suficiente dinero para comenzar a desarrollar el ARP, por lo que parecía.- Una vez dentro- Continuó- Probablemente se sientan diferentes, quizá algún mareo, eso es que su cerebro está asimilando el ARP, ya que resulta un tanto invasivo- Uno de mis compañeros levantó la mano para preguntar.-
- ¿Entonces, es peligroso? -
- Al contrario, el efecto de mareo es mínimo, como cuando te subes a una montaña rusa para niños. Ahora si me permiten comencemos. ¿Primer voluntario? -
Levanté la mano inmediatamente, estaba ansiosa por probarlo. Me llevaron a una sala casi completamente blanca y vacía, salvo por un tubo que tenía una gran puerta abierta y parecía aún más blanco que el resto de la habitación. Me indicaron que me parase en él, luego presionaron unos botones y, sin cerrar la puerta, el tubo se inclinó hacia atrás, hasta quedar completamente horizontal.
- En cuanto inicie la simulación, tus recuerdos serán reemplazados por los de tu personaje hasta que salgas de ella. - Dijo Emar.
- ¿Qué? - Respondí, alarmada, en el mismo momento que la puerta se cerró de repente, golpeándome en la cabeza.